Yo vengo a ofrecer mi corazón

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¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón
Escrito por Camila Ceballos
Hace unos días encontré uno de los mejores artistas que he
conocido en mi vida, gracias a una de esas conversaciones
por Facebook o por Messenger que se van hasta media
noche. Mientras hablaba con mi mejor amigo de lo que es
importante en la vida y de cosas que para muchos pierden
sentido con el paso de los años, me dijo: “por fa’, lee la letra
de una canción que sé que te va a gustar”, y como siempre,
desde que nos conocemos, hace tres años, dio en el blanco.
Más que gustarme, me transportó a otro mundo (si puedo
exagerar un poco). Era poesía pura hecha con palabras convertidas en ráfagas de sentimientos, en balas que más que
llegar a los oídos, llegan al corazón y cambian la forma de
ver el mundo, por lo menos a mí me ocurrió eso.
Decidí buscar la canción por internet y escucharla. Me di
cuenta de que, además de tener una letra que enamora,
tenía un ritmo pegajoso, un “no sé qué” que atrapa y envuelve, y cuando menos lo piensas el cuerpo se mueve al ritmo
de la música. Esta canción se quedó en mi mente y en mi
ser, como pocas hoy en día pueden hacerlo en un corazón
joven, lleno de esperanzas y de sueños por cumplir.
Había escuchado mucho acerca del cantautor, es más,
alguna vez para una clase de inglés en uno de los proyectos, y a petición de una de mis amigas, hice un trabajo
acerca del género catalogado como “rock nacional” en el
que lo había mencionado, pero jamás había escuchado sus
canciones, tal vez porque lo identifiqué como uno más de
esos que hicieron música para ser famosos y obtener dinero
o porque, simplemente, prefería poder hablar con mis
amigos de otra música…. pero estaba muy equivocada.
La canción con la que mi amigo cambió mi noche totalmente fue Al otro lado del camino, de Fito Paez. Estoy
segura de que muchos de los lectores de esta publicación la
han escuchado; pero a quienes no, les recomiendo que lo
hagan, puede que cambie su mundo como me lo cambió a
mí; aunque no pueda considerarse excepcional en la obra
de este artista que lucha en contra de la corriente, algunas
veces, y otras, la sigue, para dejar un mensaje, una semilla
de esperanza creciendo en pequeñas acciones, esas que
consiguen transformar el mundo.
Este argentino de 48 años, que en realidad se llama Rodolfo Páez, nació en la ciudad de Rosario, en Argentina,
donde es considerado embajador del rock nacional. Además
de ser un cantautor, uno de los grandes en Latinoamérica,
es guionista y director de cine. A sus 14 años comenzó a
tomar clases de piano en el Instituto Scarafía, ubicado
frente a su casa, aunque ya sabía tocar desde pequeño.
Tenía un método de estudio muy particular: memoria y
oído. No leía partituras, aunque su profesor siempre pensó lo
contrario, y fue a esta edad que se enamoró de Miriam, su
primera novia, una compañera del curso con la que vivió un
amorío de adolescentes.
La primera banda de rock la formó en los recreos del colegio, junto a dos compañeros. Él se sentaba al piano, Ricardo
Vilaseca y Patricio Prieto lo acompañaban con guitarras acústicas, e interpretaban temas de Sui Géneris (el dueto de
Charly García y Nito Mestre) en el patio del colegio en 1979.
En 1984 firmó un contrato de cinco años con la discográfica
EMI y editó su primer LP como solista, titulado Del 63, tras
dos meses de trabajo grupal en Estudios Panda del barrio
Floresta, en Buenos Aires.
Esos fueron sus comienzos. El 6 de noviembre del 2010 celebró sus 30 años de carrera con un concierto en el Auditorio
Nacional de México en el que estuvo acompañado de invitados especiales tocando Yo vengo a ofrecer mi corazón y Esta
tarde vi llover, con Armando Manzanero; Eres y Bello abril,
con Quique y Meme de Café Tacuba; Un vestido y un amor,
con Julieta Venegas; El amor después del amor y, por segunda vez en la noche, Yo vengo a ofrecer mi corazón, con
Susana Zabaleta.
Este grande de la música fue el primer artista no cubano en
tocar en la Plaza de la Revolución en la Habana. Tiene el
récord del disco más vendido del rock argentino: El amor
después del amor, con más de un millón de unidades vendidas a la fecha de hoy, y fue el primer músico de rock latinoamericano en realizar un concierto en el prestigioso Teatro
Colón, de Buenos Aires. Como si fuera poco, en el año 2006
fue lanzado un disco en su honor en el cual participaron
bandas de toda Latinoamérica.
Mariposa tecknicolor, Cadáver exquisito, Al otro lado del
camino, Ciudad de pobres corazones, 11 y 6, El amor después del amor, Dar es dar, Contigo, El diablo de tu corazón,
Tumbas de la gloria, entre muchísimas otras canciones son
obras de un hombre que logró, a través de la música, cambiar la forma de pensar de muchas personas que hicieron, y
que hoy siguen haciendo, una revolución, no solo en sus corazones, sino también en el mundo que los rodea.
En este momento este amante de la vida está despidiéndose de su disco Contigo, con el cual vivió momento tan felices
como su gran presentación del 9 de julio en la conmemoración del bicentenario argentino. Ahora está enfocado en darle
paso a un nuevo ciclo en su vida, con el lanzamiento de un
disco que quiere grabar de la mano de Leo Sujatovich. Disco
que llevará el nombre de Canciones para aliens, y es un proyecto que busca recopilar aquellas canciones que mandaríamos al espacio para que las escuchen allí. Se considera que
podrían estar desde Víctor Jara hasta Jacques Brel, desde
Chico Buarque hasta Stevie Wonder o de Charly García a
Serrat. Además, está preparándose para su tercer largometraje, Novela, con una apretada agenda que incluyen para
esta año dos recitales en Israel este mes.
¡Larga vida, al rock latino, a las letras que viven después
del papel, al hombre mente y corazón! ¡Larga vida a Fito
Paez!
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