Especial - Juventud Rebelde

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ESPECIAL
SÁBADO
19 DE OCTUBRE DE 2013
juventud rebelde
SEXO
SENTIDO
A cargo de MILEYDA MENÉNDEZ [email protected]
Cambiar de horizontes, cambiar de método de vida y de
atmósfera, es provechoso a la
salud y a la inteligencia.
Gustavo Adolfo Bécquer,
poeta y narrador español
A mediados de junio, una matancera cuya hija había sido operada de
una neoplasia intraepitelial cervical
avanzada (NIC III),me comentó: «Ella
tiene 27 años, pero ha llevado la
vida tan aprisa que la muerte le va
a llegar del mismo modo».
Aquel lamento me hizo pensar
en lo poco que nos cuidamos las
mujeres, siempre ocupadas con la
casa, la familia, el trabajo, la pareja, los planes... y me decidí a prestar atención a esa pancita medio
sospechosa que había aumentado en los últimos meses, a pesar
del ejercicio frecuente y el rechazo
a la comida chatarra. Mentalmente repasé posibles síntomas de
un embarazo, pero no había nada
que apuntara en esa dirección (ni
hacia ningún mal, creía yo), así
que me apresté a asumir mi herencia genética de gordita y a
aumentar los paseos en bicicleta
como medida de prevención.
Pero la angustia de aquella señora martillaba mi conciencia y un
buen día decidí visitar al ginecólogo
del policlínico. Su comentario inicial
fue el esperado: «Sin desarreglos
menstruales, dolor u otras señales
preocupantes, ese aumento puede
ser natural en la edad mediana».
Aun así se aprestó a revisarme,
y el cambio en su expresión fue
como el disparo en la línea de salida. Diez minutos después sus
sospechas eran confirmadas por
el ultrasonido: tenía un fibroma de
18 centímetros de diámetro, y por
sus características llevaba creciendo al menos dos años sin que
me hubiera dado cuenta.
«Pero si no molesta no tengo
que operarme, ¿verdad?», fue mi
primera reacción, a lo que el médico respondió con énfasis: «¡Ya tiene el tamaño de un teléfono! ¿Vas
a esperar a que te dé más problemas?».
Desde entonces mi «teléfono»
fibromatoso ha sido centro de bromas y preocupaciones, pesquisas
en Internet y pruebas clínicas de
todo tipo. Así supe que el 50 por
ciento de las mujeres en todo el
mundo desarrolla ese tipo de tumores benignos, también llamados miomas, y aunque a partir de
los 50 años la probabilidad
aumenta hasta el 70 u 80 por
ciento, con la reducción de los
estrógenos durante el climaterio,
estos suelen perder volumen y no
siempre es preciso extraerlos.
También conversé con decenas
de pacientes en el Hospital Universitario América Arias, y con otras
mujeres de todo el país que ya
pasaron por esta cirugía o deben
Mi «teléfono»
fibromatoso
La miomatosis uterina se clasifica según su localización. A grandes rasgos se le
llama submucoso cuando distorsiona la cavidad uterina (son los que provocan
mayor sangramiento), intramural cuando se aloja en las paredes del útero y
subseroso, si crece hacia el exterior del órgano. Foto: Tomada del sitio de la
Revista Cubana de Cirugía
enfrentarla, y confirmé que los antecedentes familiares y la maternidad
postergada son factores de riesgo.
Aprendí que los síntomas fundamentales son dolores en el bajo
vientre, menstruaciones abundantes o fuera de ciclo, hemoglobina
baja y coitos dolorosos, pero a veces estas señales no se presentan
y la mujer debe prestar atención a
otras, aparentemente no relacionadas, como calambres en las piernas, incontinencia urinaria al esfuerzo (reír, cargar peso, toser o estornudar), estreñimiento frecuente,
infertilidad secundaria y una masa
firme que a veces se puede palpar
dentro o alrededor del útero, como
era mi caso.
No sé si tuve suerte o si mi
estilo de vida poco sedentario me
libró de las peores molestias, pero
la gente a mi alrededor insistía en
que no era lógico esperar para
averiguarlo: debía hacer un alto y
extraer aquel tumor que no paraba
de crecer.
No sin recelos les di la razón,
pero como soy de las que piensan
que cuando se ha perdido todo no
se pierde la lección, decidí convertir esta aventura médica en un
aprendizaje para compartir a través de Sexo Sentido, y animar a
otras mujeres a cuidarse más.
QUIRÓFANO ADENTRO
Una cirugía nunca es agradable,
especialmente por lo que viene después. A principios de año mi amiga
Xiomara se había operado de lo
mismo y pasó casi dos semanas en
el hospital debido a una ligera fiebre. ¿Me pasaría lo mismo? Ella,
que ya había vivido dos cesáreas, lo
tomó con sabia resignación. Contaba con una familia unida y un esposo dispuesto a colaborar.
Como su vida es bastante apacible fue fácil retomar la cotidianidad, siempre cuidándose de no
levantar pesos excesivos. Pero para
muchas mujeres tres meses de
reposo y algunos más de moderación son un reto bastante grande.
Estaba, además, el asunto de
la anestesia. Según el doctor Frank
Fernández Guerra, vicedirector quirúrgico del América Arias, en centros con experiencia en cirugía
ginecológica se prefiere el método
raquídeo, menos agresivo y la
paciente se mantiene despierta
(lo cual me alegró, así no me perdería detalles), pero también se
emplea anestesia general.
Nada sustituye a la exploración
clínica y el diálogo exhaustivo con la
paciente,en los que se pide su Consentimiento Informado para enfrentar el proceder quirúrgico, pero también son importantes las imágenes
de rayos X, ultrasonido, tomografía… para que el cirujano sepa qué
va a encontrar y cómo acceder a la
cavidad con el mínimo de riesgo,
insiste el doctor Fernández.
Para muchas mujeres, especialmente jóvenes, la mayor angustia es la cicatriz que quedará
en su abdomen. En Cuba se practica la histerectomía por vía laparoscópica en el Centro Nacional
de Cirugía Endoscópica, pero en la
mayoría de los hospitales se lleva
a cabo la laparotomía (abdomen
abierto) o la vía transvaginal si el
fibroma es muy pequeño, aclara el
experto.
Las principales ventajas del primer método son su rápida recuperación y que no deja huellas, pero
exige mayor tiempo quirúrgico y una
tecnología más avanzada. La laparotomía se hace con el tradicional
corte vertical u horizontal, denominado Fhannestil. Este último es
más estético, pero exige que no
haya cicatrices previas en la zona,
entre otros requisitos.
Lo importante en cualquier caso es quitar el tumor sin comprometer otros órganos. Los ovarios
se preservan al máximo, incluso en
pacientes que ya llegaron a la menopausia, y no se extraen a menos
que sean la causa del problema.
Para eliminar el útero (histerectomía) se valoran el tipo de fibroma,
las condiciones en que se encuentre el órgano y, sobre todo, la edad
e interés de la paciente,si su maternidad está o no satisfecha.
Muchas mujeres se embarazan
tras una miomectomía (extracción
de miomas) y algunas se someten
a parto natural. Incluso hay reportes
de detección y retirada de tumor sin
interrumpir el embarazo.
En cuanto a las complicaciones,
el especialista precisa que pueden
ser quirúrgicas (sangrado y cortes a
otros órganos) o anestésicas, y además pueden ser inmediatas, a
mediano plazo o tardías. En el hospital se observa a la paciente durante un mínimo de 24 horas y entonces se decide el alta médica, según
su estado general.
La decisión de transfundirla no
depende tanto de los números
como de su evolución durante el
acto operatorio. Hoy se indican
muy pocas transfusiones, y si la
paciente no tiene pérdida abundante, y su hemoglobina es buena, puede valorar la donación directa o autodonación previa, que
siempre es más segura y efectiva.
Para las miedosas, sepan que
aun sin operarse hay otras complicaciones a largo plazo que se
deben considerar: cuando el fibroma es grande o hay varios a la vez,
se desplazan y pueden afectar a
otras estructuras del abdomen,
como las asas intestinales, la vejiga, los riñones o el colon. Además
esa situación repercute en su vida
cotidiana (laboral, sexual y en
otras esferas) y puede afectar su
autoestima y su estado psicológico general.
DE CARA AL FUTURO
Hoy cumplo 24 horas de operada. En apenas 40 minutos el
doctor Frank y su equipo me libraron del inesperado «teléfono». Ya
no habrá menstruaciones, pero mi
producción de hormonas se mantiene y en poco tiempo apenas se
notará la línea de la cicatriz sobre
el monte de Venus.
Lo más difícil, lo confieso, fue
no tomar agua ni alimentos desde
la noche anterior. Pero es una
medida básica, porque evita el
riesgo de broncoaspiración por el
paso de alimentos o líquidos a los
pulmones.
De la cotidianidad de una mujer
histerectomizada y la recuperación de sus funciones, incluidas
las sexuales, hablaré más adelante. El buen juicio indica esperar
entre un mes y 45 días, cuando la
cúpula construida en el fondo de
la vagina esté en perfectas condiciones, aclara la doctora Omayda
Safora, también especialista del
Hospital América Arias.
Hasta entonces confío en que
las técnicas milenarias del Tantra,
me ayuden a mantener el espíritu
animoso, pero sobre todo cuento
con el amor de mi pareja y la convicción de que mi identidad femenina no ha sufrido un ápice, aunque
no tenga una matriz para procrear.
Pregunte
sin pena
N. P.: Vivo una intensa relación amorosa con un hombre un poco mayor que yo. Lo
amo mucho y disfruto estar
junto a él. Tenemos muy buena comunicación y nos respetamos, aunque él no viva
conmigo. No obstante, vivo
un episodio que me sorprende y me asusta. Cada
vez que terminamos de tener sexo caigo en un llanto
incontrolable. No sé las causas, pero es así desde hace
un tiempo. ¿Pudiera ayudarme? Tengo 26 años.
Ese llanto entra a dividir
esta bella historia de amor
en una experiencia también
desgarradora. Llama la atención que ubiques el amor y
el goce de esta relación
esencialmente de tu lado
cuando hablas de que vives
y amas con intensidad, solo
tú, sin aludirlo a él. Pareciera que logras asumir lo que
sientes más allá de su posición, lo incluyes solo al referirte a la comunicación y respeto que sí son mutuos. No
está nada mal. Pero ese
llanto indica que algo te duele con la misma intensidad
del disfrute.
De un tiempo para acá
surge la angustia del satisfactorio encuentro sexual. El
psicoanálisis enseña que
orientarnos por este afecto
hace descubrir algo de lo
que buscamos y somos
para los otros,que nos hace
vibrar hasta un punto, a partir del cual también sufrimos. Intentar hablar de lo
que sientes y esclarecer su
causa podría ayudar a aliviar
ese llanto tanto como aprender todo lo que te puedan
enseñar de ti misma. No
obstante, se necesita consultar personalmente a un
profesional para que nos
ayude. No es suficiente esta
consulta a nuestro espacio
periodístico.
Vale destacar que este
llanto lo diriges a él cuando
tuvo lugar la satisfacción del
encuentro erótico. ¿Qué podrías desear expresarle con
tu llanto? ¿Dónde queda el
amor después de tanto
goce? ¿Cuál es tu lugar en
ese instante?
Mariela Rodríguez Mén dez, máster en Psicología Clínica y psicoanalista
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