El Cuerpo y la letra

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« El Cuerpo y la letra » 1
Jacques Lacan dijo el 21 de junio de 1961 :
« todo lo que es narcisista debe ser concebido
como raìz de la castraciòn »
ya que hay un blanco en la imagen.
« Es porque me nombro
tù
que no olvido
vivir »
Henri Meschonnic, « Puesto que soy esa zarza »
Trad. Hugo Savino
Anticipaciones
Sobre el Narcisismo en Psicoanàlisis
No se entra al Lenguaje como ángeles, ni tampoco estamos en él desde
siempre. La estructura que trata la articulaciòn del cuerpo al Lenguaje se llama
en psicoanálisis: « narcisismo » y es una estructura fundamental del sujeto.
Se habla con eso que llamamos cuerpo y a la vez el cuerpo se estructura por el
hecho de hablar. No meramente por su funciòn de soporte fìsico, ya que el
cuerpo no es el fìsico. El cuerpo es el fìsico alcanzado por una funciòn del
discurso llamada : funciòn fàlica.
Quiere decir que el narcisismo no se reduce a la instancia imaginaria del
yo(moi) sino que implica una dinàmica en la cual el sujeto que toma a su cuerpo
como objeto, a la vez se sustrae y enuncia : « Yo » .
El narcisismo no es un mito, ni un enamoramiento, ni una mezquina autosatisfacciòn ni el odioso egocentrismo que denunciaba Pascal. Es la estructura
de una herida, ya que es la apropiación del cuerpo por la vía de una imagen
ideal, que mantiene con el cuerpo propio una discordancia sin ninguna
posibilidad de reducción. La tensión erótica con el cuerpo tomado como objeto
culmina en una metáfora, que es una identificación, la que se indica cada vez
que alguien dice: Yo. Y decir Yo es una separaciòn. Es asumir una
alteridad como propia.
No en el sentido posesivo de « mi » sino del pronombre personal que indica a
aquel que habla, el Je del francés, el Ich del imperativo ético de Freud. Y el
1
Trabajo publicado en :Memoria de la III Jornada sobre Psicoanálisis y Psicosis Social
(Evento nacional). Buenos Aires, Facultad de Psicología, UBA, 2009.
poeta, el « visionario » Rimbaud vio que el yo no es un dato primitivo sino el
resultado de una identificación, la cual no es una fusión sino la creación de una
identidad alrededor de una diferencia. Intuyó la distancia del yo respecto del
otro que lo constituye y poniéndose a si mismo en posición de « asistir a la
eclosión de sus pensamientos » declaró su lúcida frase: « Yo es otro». En 1914,
Freud ubica esa operación en el campo de la libido.
No hay sujeto sin narcisismo, los significantes no vuelan en el espacio.
La estructura se atrapa cuando se hace cuerpo. Por eso el anàlisis no puede ser
ni en efigie ni en ausencia, ni por teléfono ni por internet.
El lenguaje se habla con el cuerpo y el cuerpo es estructurado por el lenguaje.
Lo que se llama cuerpo- a diferencia de términos como organismo, fìsico, carnees como tal tributario del orden simbòlico, aquello por lo cual Antìgona dio la
vida al oponerse a la degradaciòn en carroña del cuerpo de su hermano.
En 1914 Freud llama narcisismo a la identificaciòn imaginaria con el cuerpo
tomado como objeto y donde el narcisismo es la constituciòn del cuerpo como
significaciòn. El cuerpo propio prematuro, inacabado e insuficiente se identifica
a su imagen en el espejo, siendo la funciòn imaginaria del falo simbòlico
aquello que constituye al cuerpo.
Asì, se da el nombre de narcisismo a la estructura que articula lo imaginario del
cuerpo a lo simbòlico en el Lenguaje, el que aparece bajo la forma del espejo
plano en los esquemas òpticos de Lacan.
Sin embargo, se suele confundir (hàbito neuròtico, disociaciòn metafìsica de la
histérica) al cuerpo con la naturaleza y a lo simbòlico con lo religioso. Pero el
narcisismo no es la encarnaciòn del verbo. Ya que la acciòn del significante
sobre el cuerpo, deja separada una parte de él. Hay algo del cuerpo propio que
no se refleja en la imagen. Una libra de carne, un resto, que estarà presente en la
estructura que Lacan llamò : fantasma, y ausente en la imagen especular. En
Platòn, recordemos, hay una verdad alada que se engancha a un cuerpo. 2
En cambio, en el narcisismo, la formaciòn significante del cuerpo libidinal
desprende un resto, un fragmento, un exceso, que puede volver como astilla.
Los restos son los cuerpos volàtiles del barroco, màs que significantes son letras,
eso que queda desprendido del signficante pero que al mismo tiempo guarda con
él un papel de soporte material. De allì la frase de Lacan : las palabras quedan y
los escritos vuelan.
2
Nota : En el Fedro o de la belleza, de Platòn, se lee que el alma en compañia de la
divinidad ha contemplado desde arriba las cosas que verdaderamente son. Es el contemplar
del alma un resplandor puro, « sin la marca de este sepulcro que llamamos cuerpo, que nos
rodea y al que estamos encadenados »
Allì la Idea, alude a una visiòn extrìnseca pura. El idealismo reduce lo extrìnseco a un
exterior con el que se tiene contacto por la reminiscencia
Eugenio D’Ors propone la definiciòn de lo clàsico como las formas que pesan y
lo barroco, como las formas que vuelan. Y hay que ver que el objeto del deseo
depende de una estética barroca, la que Lacan reivindicaba en su estilo
gongorizado.
La dinàmica del Narcisismo, de lo intrìnseco a lo extrìnseco
La identificaciòn imaginaria como envoltura, depende de la tòpica de la esfera,
es decir, una ausencia de topologìa. En cambio, el narcisismo depende de la
topologìa de lo intrìnseco y lo extrìnseco donde el sujeto se desdobla.
El cuerpo se introduce en la economìa del goce por la imagen del cuerpo, lo
cual se explica por la prematuraciòn. Es la formaciòn del yo como cuerpo que
Lacan ubicò en el estadio llamado del espejo.
Confrontado a la unificaciòn y dominio de la imagen en el espejo, el niño presa
aùn de la incoordinaciòn motriz, celebra esa imagen unificada promesa de
futuro. La identificaciòn es la asunciòn jubilosa de la imagen, que Freud llamò :
Yo-ideal.
Entonces, de la fragmentaciòn del cuerpo prematuro y la dispersiòn de las
tendencias, se pasa a la identificaciòn jubilosa con una imagen ideal,
autentificada por el Otro.
El jùbilo por la conquista de una significaciòn fundamental, la del cuerpo, es
signo del sujeto. El mono queda indiferente ante su imagen en el espejo, no
entra en la ficciòn de la promesa. El espejo del Lenguaje es impuro si se
entiende que la imagen especular es una creaciòn anticipada, que no es una
reproducciòn. La unidad de la imagen no es una percepciòn sino una
interpretaciòn del niño, y por eso la verdad de la imagen tiene una estructura de
ficciòn. Es lo que se rechaza en la paranoia, con la pretensiòn de una verdad
verdadera.
En 1914 Freud nombra « narcisismo » a una identificaciòn imaginaria, la del
cuerpo tomado como objeto, cumpliéndose en ello un nuevo acto psìquico. Se
crea algo nuevo : el yo, es decir, el cuerpo, por medio de la identificaciòn con
una imagen ideal. El acto crea algo nuevo, pero como tal es inasible, inasible
como lo es el presente.
Es necesario repetir y decir nuevamente que :
La imagen es promesa de unidad y dominio frente a un estado de
insuficiencia motriz y de fragmentaciòn del cuerpo prematuro. La forma total
de su cuerpo le viene como gestalt desde la exterioridad de una imagen cuya
unidad es discordante respecto de la impotente turbulencia del cuerpo.
En el narcisismo, el cuerpo (fragmentado) se identifica con lo que no es
(unificaciòn). Por eso, es una identificaciòn que no salva a la verdad, y escribe
un nuevo principio de identidad : a=i(a) .
Por la identificaciòn narcisista, el cuerpo va a ser mi cuerpo, un « mi » que
viene de una imagen exterior, que se forma alrededor de una diferencia.
Esta dialéctica no serà jamàs domesticada, donde el yo es un otro él mismo, un
amo que el sujeto encuentra en el otro y que se instaura con una funciòn de
dominio en el corazòn de él mismo. Ese « mi » contendrà a un amo extranjero
implantado en él.
Ello hace necesaria la simbolizaciòn que va a ampliar el campo restringido y
excluyente del « yo o el otro ».
La simbolizaciòn es algo que permite el hecho de hablar : el pasaje del mi al yo
como pronombre personal.
Sin la ampliaciòn del campo por la referencia al sìmbolo, la relaciòn imaginaria
permanece sin salida. El yo (moi) al borde de la fragmentaciòn se aferra a su
precaria unidad de manera tirànica y egocéntrica. Es lo que se lee en el
pensamiento 455 de Pascal : « el yo es odioso », es una enfermedad del alma.
Sin embargo, por el compromiso con la palabra, el narcisismo encuentra su
dinàmica. En el hecho de pasar del yo al objeto y del objeto al yo. Un ejemplo
de ese movimiento es la construcciòn del fantasma en un anàlisis, donde el
sujeto lee de manera extrìnseca una frase que lo contiene a él de manera
intrìnseca. En la lectura del discurso, el sujeto practica una dinàmica del
narcisismo en la medida en que lee el texto que lo contiene pero al leerlo, se
sustrae. Este gesto de sustracciòn, ese pasaje a una posiciòn extrìnseca es la
pràctica del narcisismo en su dinàmica.
Es también la dinàmica intrìnseco-extrìnseco que se le plantea al sujeto cada vez
que està ante una formaciòn del inconsciente. Es intrìnseco al lapsus que a él
mismo lo sorprende, la sorpresa es signo de una posiciòn extrìnseca.
En el narcisismo se articula el cuerpo a la letra cada vez que se habla.
Es necesario insistir : el narcisismo es una estructura fundamental del sujeto, no
hay sujeto sin narcisismo. El sujeto que es efecto de lo que dice, implica al
cuerpo cuando habla. El sujeto nombra un efecto significante, no un ser ; el
sujeto està en las antìpodas del ser. En todo caso, la pregunta por el ser conduce
a la angustia. El ser del narcisismo, es un ser sin ser ya que està hecho de
alteridad, el cuerpo se identifica con lo que no es.
Hablar, hablar
Hablar moviliza la significaciòn narcisista y obliga a desprenderse de las
envolturas del Yo-ideal, de las identificaciones imaginarias, para entrar en una
dinàmica de lo imperfecto, del malentendido, de lo imprevisible. Puesto que el
sujeto no es amo de lo que dice, ello habla por su boca , y da lugar a sorpresas,
pero el acto de decirlo es responsabilidad del sujeto. El sujeto serà el efecto de
ese acto con el cual si bien no mantiene una relaciòn de dominio (ello habla)
toma a su cargo los efectos que proceden de una zona insabida, en una posiciòn
donde lo incauto es idéntico al coraje. Sujeto es la nociòn que orienta toda la
pràctica del psicoanàlisis y es una nociòn ética ya que depende del registro del
acto y no de un determinismo mecànico.
Hablar pone en juego un funcionamiento del narcisismo que no se reduce al yo
como instancia (instancia de desconocimiento). En la medida en que en el
hablar, hay lo que se dice pero también el hecho de decirlo, la enunciaciòn, el
hecho del empleo efectivo de la lengua que està descentrado de lo que se dice,
sustraìdo al espejo. Hay el nivel de los enunciados, el nivel del espejo, donde
circulan los sentidos, y extrìnseco al espejo, el nivel de la enunciaciòn, que
determina al enunciado sin aparecer de manera explìcita.
Y eso que habla por boca del sujeto puede irrumpir en el territorio libidinal del
yo y sorprender. Es el caso de un lapsus, un sueño, un sìntoma , donde el sujeto
es intrìnseco y a la vez extrìnseco cuando los lee como a un texto. El hecho de
que un sujeto se preste a esta dinàmica intrìnseca-extrìnseca hace al
funcionamiento propio al narcisismo, funcionar alrededor de una discordancia,
de un desdoblamiento del sujeto en dos espacios diferentes que no se pueden
reducir. Es la posiciòn analizante del sujeto donde se asume como intrìnseco a
algo que sin embargo lo sorprende. El par intrìnseco-extrìnseco es una referencia
topològica del sujeto, que le dà un lugar que el par interior-exterior no permite.
No se puede estar a la vez en el interior y en el exterior, en cambio sì se puede
ser intrìnseco y a la vez extrìnseco a un espacio. Es geométricamente coherente.
Qué es tratar algo como un objeto ? pregunta Jean-Michel Vappereau en su
escrito sobre el Narcisismo.
« podemos consierar algo de manera extrìnseca cuando lo tomamos como un
objeto. Asì, el sujeto puede tomar a su cuerpo como objeto, consideràndose
exterior al objeto al cual el mismo sujeto està sujetado de manera intrìnseca »
Allì explica que hay una oposiciòn entre las geometrìas intrìnsecas que estudian
las propiedades invariables de un objeto dado, y las geometrìas extrìnsecas que
estudian al mismo objeto pero desde el espacio en el que està situado, lo cual
hace aparecer propiedades que en lo intrìnseco no se advertìan, que no tienen
legibilidad.
Por ejemplo : el caràcter unificante de la imagen, sòlo aparece en lo extrìnseco .
Intrìnsecamente, la situaciòn es de fragmentaciòn y dispersiòn.
El desdoblamiento en una posiciòn extrìnseca es un gesto especìfico del
Lenguaje. El convertir un dicho en objeto de comentario, hace a la estructura del
Lenguaje, algo que es resistido por ejemplo en la afasia. La negativa a nombrar
un objeto es rehusarse al tratamiento extrìnseco de un objeto por esperar su
identidad en lo intrìnseco, la espera de un ilusorio sentido propio de las palabras.
R,S,I
En el narcisismo, lo imaginario se articula a lo simbòlico pero de una manera
en la que todo no es posible, (no toda la libido es proyectada a la imagen, el
falo aparece en el espejo como falta, es innombrable) Lo Imaginario se articula
a lo Simbòlico por medio de un Real. De una manera borromea
No toda la libido pasa a la imagen, hay una discordancia entre la imagen
especular y el cuerpo propio. Hay lo no proyectado que constituye la reserva
operatoria y fundamento narcisista, en la medida en que esa diferencia, esa
sustracciòn libidinal del objeto es lo que le permite al sujeto leer, decidir. Lo
màs investido del cuerpo aparece como un blanco en la imagen.
La discordancia en la estructura narcisìstica entre el cuerpo y la imagen es lo que
se rechaza en la paranoia que aspira a una identidad total a=a en lugar de a=i(a),
aspira a ver todo, en una transferencia masiva al objeto y rechazando la
existencia de esa reserva narcisista donde la Demanda cesa. La pretensiòn de la
paranoia es sin coerciones, pide la coincidencia con la imagen especular, cuando
ni siquiera Dios se la atribuìa.
Al responder a la pregunta de Moisés sobre su nombre, dijo : « Heeyé asher
heeyé », en castellano : « seré que seré ». (deformado gravemente en las
traducciones que desescriben al texto como « soy el que soy »).
En cambio no toda la libido se proyecta a la imagen, y ello constituye una
coerciòn, una imposibilidad en la forma de ligarse lo imaginario y lo simbòlico,
imposibilidad que constituye un real. La estructura narcisista, por lo tanto, se
anuda de manera borromea R, S I. Para explicarlo, aùn : si la imagen especular
es la realizaciòn imaginaria del Falo simbòlico, ello es a costa de la no reflexiòn
en el espejo justamente de la dimensiòn del Falo, que en la imagen se realiza
como falta. Ello cumple la dialéctica de ese significante mayor que Lacan
escribe con la letra griega Fi, donde la significaciòn del falo se cumple si el falo
està ausente y, en cambio allì donde se muestra, se apaga como significaciòn.
Por lo tanto es en ese lugar de ausencia del falo en la imagen, donde se asienta la
condiciòn de su poder de significar. Vemos funcionar alli a una imposibilidad,
un real que anuda a lo imaginario (el cuerpo) con lo simbòlico (la significaciòn
del falo).
Narciso y el reflejo inalcanzable
La imagen narcisista es prototìpica de cualquier objeto. Pero esto quiere decir,
como lo entreve el kantiano Cacciari, que el objeto es inexistente o que el objeto
serìa del orden de una cosa en sì, y que sòlo se tiene relaciòn un reflejo ? O que
esa serìa la verdad que Narciso asume tràgicamente, él, el héroe que se habrìa
sometido al hecho de que asumiendo que todo no es màs que representaciòn , se
entregò a la representaciòn de sì mismo? Es preciso responder que en el
discurso del psicoanàlisis hay el objeto pero que no es percepciòn sino escritura,
es una letra . Y que el sujeto no lo encuentra pasivamente sino que se desprende
de su actividad de lectura. El objeto a , fundamento del deseo, no es la cosa en
sì, ya que no tiene un sentido en sì mismo, ni un valor intrìnseco, ni es
independiente del sujeto.
La « traiciòn » del espejo en la medida en que no corresponde a una realidad de
la cosa, y que estalla en la risa de Narciso, es eso que desinfla el poder
cautivador de la imagen. (Eco cautivada, se desmorona por la risa de Narciso.
El serà castigado por eso).
Su risa denuncia que no se trata de él (el objeto de admiraciòn) , sino de la
imagen. Pero lo que no es considerado, es algo que no es ni la imagen ni el
cuerpo propio, sino algo desprendido, que no puede verse pero si escribirse,
algo que no tiene sentido pero que funciona como causa del deseo. Narciso
desconoce, entonces, la necesidad del objeto y languidece frente a su imagen
hasta morir. Sòlo espera de su reflejo.
Es cierto que, presentado asì, Narciso no es un caso de autosatisfacciòn. Que se
entrega a su imagen de una manera tràgica. Sabìa que hay una alienaciòn
imaginaria, es decir, que la relaciòn al cuerpo no es directa, que se necesita de la
mediaciòn de la imagen, y que lo propio es lo que llega desde ella. Alcanzò la
posiciòn extrìnseca por la cual toma a su propia imagen como objeto. Pero no
avanzò en la dinàmica del narcisismo, que consiste en trocar el objeto por una
identificaciòn y serlo en lugar de tenerlo. Es decir, producir la identificaciòn
donde el yo es metàfora del otro.
El Narciso del mito, no entendiò la dinàmica del narcisismo. Sì, es cierto que no
es un perseguidor de imàgenes ni un caso de impotencia para enamorarse o de
aspiraciòn a la autosatisfacciòn. Pero tampoco es un revelador de la estructura
del deseo ni del narcisismo. Si su convicciòn es que el objeto es sòlo una
imagen y que no hay una realidad de la cosa, se trata de una convicciòn
kantiana. Pero la estructura no se reduce a esos elementos, existe una letra que
se llama : a, que no es una imagen, es una construcciòn que se va delineando en
la pràctica del lenguaje, en los desciframientos sucesivos, que sostiene eso que
Spinoza llamò : amor intelectual, el que liga el sujeto al objeto que lo causa.
Algunas Conclusiones
El Lenguaje consiste en la dinàmica de un pasaje de lo intrìnseco a lo
extrìnseco. Y el narcisismo- estructura del Lenguaje- es el pasaje a lo
extrìnseco.
La construcciòn del fantasma- decisiva tarea analizante- requiere de una
estricta dinàmica del narcisismo, ya que el analizante debe construir la frase
del fantasma donde él es intrìnseco, la frase en la que él consiste, su punto de
partida para concebir al mundo, y lo debe hacer fuera de ese punto de partida,
en una posiciòn extrìnseca.
La posibilidad de extraerse del espejo y leer la imagen, indica que se mantiene
una diferencia entre el cuerpo propio y su reflejo, entre una libido que no se
proyecta a la imagen- que se mantiene en el sujeto como reserva libidinal,
fundamento narcisìstico- y la que impregna al objeto. Esa sustracciòn libidinal,
sustracciòn del apoyo imaginario, es la posiciòn extrìnseca desde donde el sujeto
decide, elige, actùa. Es el narcisismo funcionando alrededor de una diferencia,
de algo que no se superpone con la imagen,. Si toda la libido se proyecta en la
imagen, eso no es el narcisismo, sino la pretensiòn paranoica que no haya
diferencia entre el yo y la imagen, donde salvar a la verdad como adecuaciòn es
su moral y que se revela como una cabal enfermedad del narcisismo. El
psicoanàlisis reemplaza a la verdad como adecuaciòn por la verdad como
equìvoco o ficciòn.
Hablar introduce la enunciaciòn, funciòn a la cual Lacan, lector de Freud, llamò
Falo simbòlico. Hablar introduce la parasitaciòn del Falo por lo cual no hay
relaciòn sexual. Crea un real, un imposible. Ya que introduce algo que escapa al
enunciado y que no se puede atrapar, porque si se atrapa y deviene un
enunciado, se habrà producido un nuevo hecho enunciativo que vuelve a
escaparse. En suma, la enunciaciòn no llega a entrar en el espacio del espejo, no
puede representarse. No puede decirse toda la verdad, algo de la verdad queda
en el espacio infranqueable de la enunciaciòn y se constituye asì un real que es
condiciòn para producir significaciones.
Esto moviliza la significaciòn libidinal del cuerpo, restructura su economìa, ya
que ubica fuera del espacio imaginario lo relativo a la enunciaciòn, el falo
simbòlico que Lacan escribe con la letra Fi mayùscula y que no forma parte del
cuerpo, es incorporal en el sentido de los estoicos. El cuerpo se articula al
Lenguaje por medio de algo que es incorporal.
El Falo innombrable
El hecho de hablar muestra el funcionamiento del narcisismo como estructura
del sujeto, ya que al hablar se pierde la protecciòn de las envolturas del yo
ideal y el sujeto queda librado a la dinàmica de lo intrìnseco y lo extrìnseco
respecto de lo que dice. Ya que es intrìnseco a lo que puede irrumpir en su
discurso de manera sorpresiva, siendo la sorpresa la marca de su posiciòn
extrìnseca. Al hablar se da entrada a lo imprevisible, a todo tipo de
malentendidos, a la irreversible enunciaciòn que Lacan escribe : Falo simbòlico
La enunciaciòn no puede reducirse a un enunciado, algo de la verdad queda en
el espacio insuperable de la enunciaciòn
En el plano de lo imaginario, el falo simbòlico- que es la letra que escribe con
color sexual el hecho de la enunciaciòn- aparece como falta. Es decir, el cuerpo
comprometido en el habla, es un cuerpo afectado por una falta y significado por
ella. Prestarse a una significaciòn es haber traspasado la envoltura del yo-ideal,
la perfecciòn. Una reticencia obsesiva a hablar pasa por no perturbar la
armadura yoica, por ello la elecciòn de pensar màs que hablar.
El Falo simbòlico, el significante que falta en el Otro (« que cayò del barco del
Otro »), es el sìmbolo de la castraciòn. Es un significante que no se dialectiza
con otros, él contiene su propia dialéctica . Es un significante absoluto ubicado
fuera de la cadena significante, y que designa el poder de significar.
« Yo anticipo y profiero que el falo en su funciòn radical es ese ùnico
significante que puede significarse a sì mismo, pero aunque pueda significarse a
sì mismo, es innombrable. No puede nombrarse porque si se lo nombra abolirìa
todas las otras nominaciones, no se puede decir el falo y continuar nombrando
otras cosas » (Jaques Lacan, La Identificaciòn).
O sea, las nominaciones dependen del hecho de nominar, que es el que se
escribe : Falo. Las significaciones que se provocan de manera dialéctica, como
efecto de oposiciones (luz-sombra, dìa-noche, etc.) dependen del hecho de
significar, del acto de decir. Y el acto de decir como tal, realiza en sì su propia
dialéctica, Lacan lo llama en Aùn : Diosdecir.
Es la indicaciòn para leer la funciòn del Dios bìblico como una funciòn del
lenguaje, en una lectura no religiosa de la Biblia que hace de ese texto la
escritura que actualiza el funcionamiento del Lenguaje y en ese sentido interesa
al psicoanàlisis. Es decir, la Biblia no como una historia o un relato sino un
texto que pone en cuestiòn qué es leer, interpretar, traducir.
Lo primero que se lee allì, es còmo Dios crea el mundo por medio del decir.
Hàgase la luz, hàgase la sombra, el dìa y la noche, la tierra y el cielo, las
plantas, los animales, el sol y la luna, el hombre y la mujer. Se crea a partir del
decir, se cumple la funciòn creadora de la palabra ex-nihilo. Dios no es una
representaciòn, designa un acto, el acto de decir. Dios es el que dice y de esa
manera crea. Crea pares significantes, pero Dios como tal, el decir como tal, no
es nombrado. Es un Dios que se escribe pero no se nombra. Es innombrable. Es
la funciòn del falo simbòlico en la versiòn historizante de la Biblia. Aparece
aludido pero es innombrable. Su nombre se escribe pero no se pronuncia, es un
dios literal, un dios hecho de letra.
Henri Meschonnic traduce para la forma vocalizada del tetragrama WYHW:
« mi señor » como una alusiòn al nombre impronunciable. Sin embargo, ha
habido en la historia la pretensiòn de pronunciar las letras, no de aludirlas,
produciendo un nombre fantasma : « Jehovah » . Es un intento de transgredir
un imposible, de romper una cohersiòn : la de que no toda escritura entra en la
palabra, no todo es nombrable. No juega el juego de la letra en el intento de
volver todo representable, de decirlo todo, con lo cual queda abolida la
posibilidad de decir algo.
El judìo, que depende de este texto donde el referente de lo que existe- ese Dios
impronunciable- es una letra que como tal no tiene sentido, hace del judio el
representante de la no-representaciòn, del no-sentido, y lo vuelve un problema
para todo el mundo.
En el relato bìblico, cuyo tìtulo helenizado es el Génesis, traducido por
Meschonnic como ‘En el comienzo », quien comienza a hablar es Eva, la
primera mujer. Es que ella misma aparece creada como un efecto de palabra,
como la metàfora necesitada por Adam. Ella es creada a partir de algo que a
Adam le falta, ella constituye una necesidad polìtica, subjetiva : « no es bueno
que el hombre esté solo » no es el registro de la fuerza mayor, sino lo que
señala una necesidad del Otro, la necesidad de un sìntoma. Es una versiòn
diferente a la griega, la mìtica Pandora, la primer mujer creada como un
castigo. O la versiòn de Santo Tomàs, para quien la mujer es necesaria para
procrear.
También la mujer representa la no-representaciòn y es un problema para todo
el mundo. En la medida en que se ubica como no-toda respecto de la funciòn
fàlica, no puede decir una verdad toda, mostrando la Otra cara del Dios que
dice. A la moral paranoica que consiste en salvar a la verdad, que todo sea
representado, el psicoanàlisis abre las vìas para eso que Lacan ubica en el
calce del nudo borromeo y que es una letra :a. Es una letra que sostiene el
deseo de leer, de escribir, de vivir. Se encuentra en la fòrmula del fantasma y su
construcciòn es el fin del anàlisis. Esa letra es la elaboraciòn a partir de una
imposibilidad, es algo desprendido de una lectura. El anàlisis no es la
confrontaciòn con un inefable sino avanzar en la escritura de la causa.
Ese objeto no es visible en la imagen del deseo. El espejo del
Lenguaje no lo refleja- y eso hace del Lenguaje una estructura
no totalizante.
Pero se puede escribir, como lo hace Lacan cuando su estilo
gongoriza.
Paula Hochman
Buenos Aires, noviembre del 2009
Bibliografia
Sigmund Freud, Introducciòn al Narcisismo, Biblioteca Nueva, España,
La teoria de la libido y el narcisismo, idem.
Jacques Lacan, Ecrits, «Le stade du miroir comme formateur de la fonction du
Je telle qu’elle nous est révélée dans l’expérience psychanalytique » , Ed. du
Seuil, Paris, 1966
Aùn, Ed. Paidos, España, 1981
La angustia, Paidos, España, 2006
Las Psicosis, Paidos, España, 1984
L’Identification, versiòn inédita, Paris, 1994
Jean-Michel Vappereau, « Etoffe , Les surfaces topologiques intrinsèques »,
TEE, Paris, 1988
« A fin de preciser le narcisisme»
www.jeanmichel.vappereau.free.fr
Eugenio D’Ors, « Du Baroque », Ed. Gallimard, Francia, 2000
Henri Meschonnic, L’Utopie du Juif, Desclée de Brouwer, Paris, 2001
« Au commencement » traduction de la Genèse, idem.
Platòn, « Fedro o De la Belleza », Aguilar, Buenos Aires, 1968
Massimo Cacciari, « El dios que baila », Paidos, Buenos Aires, 2000
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