¿Es el violín o es el violinista? Aceptación

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Siglo nuevo
nuestro mundo
bió: Sufrimos más a causa de nuestras imaginaciones, que a causa de los mismos hechos. Cada cuál es tan feliz o desgraciado,
como él se vea.
Twitter: @palabrasdpoder
¿Es el violín
o es el violinista?
Antonio Álvarez Mesta
La difícil facilidad de los maestros.
P
or su manufactura y por sus materiales, por su cuidadosa y esmerada fabricación existen instrumentos musicales de calidad excepcional. Entre los
violines destacan los Stradivarius, los
Amati y los Guarnerius. Todos son sumamente raros y su costo es elevadísimo. El Vieuxtemps Guarneri, que lleva
ese nombre por haber sido fabricado por
Giuseppe Guarneri del Gesú y haber pertenecido a Henri Vieuxtemps, célebre
violinista francés del siglo XIX, tiene un
precio estimado en 18 millones de dólares. Resulta natural, por lo tanto, que a
ese instrumento se le conozca como la
Mona Lisa de los violines y que únicamente a virtuosos como Yehudi Menuhin, Itzhak Perlman y Pinchas Zukerman se les haya permitido tocarlo en ocasiones especiales.
Más valioso aún es el Guarnerius Il
Cannone que Niccoló Paganini tocó en el
cenit de su carrera y de su vida. También
fue construido por el mejor laudero de
Cremona. Nunca se pondrá a la venta
pues es considerado tesoro cultural de
Génova y patrimonio de Italia. Embelesadas, las personas que escucharon a
Paganini tocarlo, afirmaban que su música era sobrenatural e incluso muchas
creían que éste había hecho un pacto
con el Diablo. El aspecto raro y desgarbado de Paganini, su prominente nariz
semítica y el hecho de padecer el síndrome de Marfán (manos de 45 centímetros,
brazos larguísimos, columna desviada,
mandíbula muy pequeña) favorecían la
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impresión que daba como beneficiario
de un pacto diabólico, sobre todo porque
en plena ejecución, Paganini intencionalmente hacía que se reventara alguna
de las cuerdas de su instrumento y frente al pasmo de todos, continuaba ejecutando a la perfección su melodía como si
nada hubiese ocurrido.
¿Acaso las ejecuciones magníficas
de Paganini se debían a que usaba un
Guarnerius? La respuesta debería ser obvia: Paganini con un violín regular sería
capaz de producir música excelsa, mientras que un violinista desmañado aun
con el más fino instrumento apenas podría lograr ejecuciones mediocres.
Las interpretaciones de Paganini se
debían a la absoluta consagración a la
práctica y estudio de su arte. Bien sabía
que su talento solamente daría abundantes frutos si lo cultivaba con el máximo
esmero día tras día. Como Miguel Ángel
Buonarroti y Leonardo da Vinci, como
Franz Liszt y Serguéi Rachmaninov, como Auguste Rodin y Pau Casals, Niccoló Paganini logró “la difícil facilidad de
los maestros”, es decir consiguió hacer
parecer sencillo lo que al común de los
mortales resulta extremadamente difícil.
Esto se vincula directamente con el trabajo de los profesores -y de alguna manera todos lo somos, primordialmente
los papás-, pues niños y jóvenes etiquetados como “imposibles de educar”, asombrosamente dan lo mejor de sí y responden de manera asombrosa cuando
trabaja con ellos un genuino maestro. A-
simismo, estudiantes de enorme potencial muestran un rendimiento pobre,
cuando les toca la desgracia de tener como profesor a una persona sin vocación,
irresponsable y carente de amor a la vida.
Entonces la validez del símil resulta evidente: así como con un violín normal se
puede producir música perfecta si quien
lo toca se ha consagrado a su arte, también con muchachos ordinarios y hasta problemáticos se pueden promover
aprendizajes altamente significativos y
obtener resultados extraordinarios si su
educador tiene verdadera vocación y se
esmera en su trabajo, cuando de verdad
ama su profesión y a sus alumnos. En
las artes, como en la vida, teniendo lo
principal, lo demás se da por añadidura.
No es el violín, sino el violinista quien
hace la diferencia.
Twitter: @alvarezmesta
Aceptación
Luis Rey Delgado
L
a aceptación es esa actitud interior
que nos hace acoger nuestra finitud,
las fragilidades y la condición humana,
nunca acabada del todo. Sin aferrarnos
a un ideal de nosotros mismos...
Es clave para el crecimiento y la salud. Es importante esta actitud para un
camino de crecimiento; su falta estorba
el camino y es causa de sufrimientos. La
aceptación es la mejor alternativa frente a la realidad, sea positiva o negativa,
recibiéndola así, como es, sin entrar en
conflicto con ella.
Es una actitud fundamental que acelera el crecimiento de quienes la viven cotidianamente. No es resignación, que
supone tirar la toalla, sino algo que brota del interior y nos permite cambiar lo
que podemos cambiar de nosotros mismos. Y si no está en nuestra mano transformar esa realidad, nos ayuda a vivirla
desde lo mejor de nosotros mismos: la
aceptación es la actitud constructiva en
el crecimiento individual.
La persona tiene la tendencia a creer
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