VISITA EXTERIOR: MURALLA CRISTIANA: Al tratarse de una ciudad fronteriza, Cuenca tiene que preocuparse por mantener un buen sistema defensivo que proteja su población. Así pues, después de la conquista de la ciudad por Alfonso VIII, la reconstrucción del sistema defensivo de la ciudad es una de las preocupaciones primordiales de la población, y más concretamente de sus autoridades, sobre todo por tratarse de una ciudad fronteriza. Esta preocupación será constante durante toda la Edad Media, pero la configuración de la muralla de la ciudad de Cuenca se completa en el siglo XIII. Si bien, el origen de este recinto murado era musulmán, es cierto también, que a partir de hora, con las tropas cristianas al mando de la ciudad, el sistema defensivo se alarga y ensancha. La diferencia más significativa será la construcción de una barbacana, una avanzadilla defensiva, que no sólo ofrecería mayor seguridad ante posibles atacantes, sino también vendría a ofrecer cierta seguridad ante una posible crecida del río Huécar. En cuanto al trazado, éste vendría a ser más o menos el mismo. La línea defensiva bajaba del Castillo dividida en dos vertientes: una occidental, por el Júcar y otra oriental, por el Huécar, para cerrarse en la que se conoce como Puerta de Huete. En cuanto a las puertas, podemos hablar de la existencia de ocho ya en el siglo XV. Pero además de estas puertas, unas más importantes que otras, podríamos hablar de numerosos postiguillos. Estas puertas serían: Puerta de Huete o Nueva; Puerta del Postigo; Puerta de Valencia; Postigo de Santa Cruz; Postigo de San Martín; Puerta de Santa María; Puerta del Castillo; Puerta de San Juan. Puerta de Huete o Nueva: Era la puerta más importante de la ciudad, y estaba en la parte más baja de la misma concretamente estaba “situada muy cerca de la confluencia de los ríos Júcar y Huécar, de donde hoy arranca la calle Palafox, y en donde en el siglo XV, Juan de Cañete, ganadero, miembro del patriciado urbano, poseía unas carnicerías que vendió finalmente al Concejo” “De esta puerta arrancaba un tercer camino, que nada más cruzar el puente sobre el Júcar, se bifurcaba en dos, uno con dirección a Embid y otro hacia Chillarón y Madrid” Puerta del Postigo: Por esta puerta penetraba en la ciudad el camino que, dividido muy pronto en dos ramales que inmediatamente volvían a converger, llevaba hasta las Nogueras. Muy cerca de este postigo y construida en un extremo de la plaza que lleva su mismo nombre, se situaba la Parroquia de Santo Domingo. Esta parroquia fue levantada allá por el 1184, en similar horizonte románico a San Martín o San Miguel. Se caracterizaba por una planta rectangular, de porte bajo y artesa de madera, portada con arco de medio punto abocinado orientada al norte. Actualmente sólo se conserva la torre y un lienzo en la pared en la cual se pueden observar las arcadas de las bóvedas alzadas sobre columnas jónicas, al igual que las dos columnas que soportaban la portada de la iglesia. Puerta de Valencia: “La mucho más importante” puerta, hoy totalmente desaparecida, justo en el recodo del Huécar, al comienzo de la calle de los Tintes que bordea por el lado sur a la ciudad. En sus inmediaciones desempeñaban su función asistencial dos hospitales, el de Santa Lucía, que cuidaba de mujeres con enfermedades contagiosas y el de San Sebastián, dedicado a varones. Muy cerca de estos se ubicaba una de las parroquias más desconocidas hoy en día: la de San Esteban. Constituye uno de los edificios más enigmáticos de la ciudad, según Ibáñez Martínez, quien así describe la posible construcción de esta iglesia: “la cabecera queda a cierta distancia del borde edificado de la hoz, con algunas casas en la parte trasera. La fachada meridional daba hacia la actual plazuela de Santa Lucía. El problema lo presenta el campanario. En Llanes aparece en el esquinazo suroeste, cuando Van de Wyngaerde lo coloca en el ángulo nordeste. Nada queda hoy de San Esteban, cabeza de uno de los distritos 1 parroquiales más importantes de la ciudad” 1 IBÁÑEZ MARTÍNEZ, P.M: La vista de Cuenca desde la hoz del Huécar (1565) de Van de Wyngaerde. Cuenca, 2006.pp 219-220 Postigo de Santa Cruz: Compartía con el postigo de San Martín un puente situado en las proximidades de ambos postigos y estaba situado en las proximidades de la parroquia de su mismo nombre: la Iglesia de Santa Cruz Esta iglesia fue una de las primeras parroquias que hubo en Cuenca. De modesta construcción, al igual que el resto de construcciones de la época, estaba construida con mampostería, tenía una nave y cubierta de madera. Presidía esta parroquia la collación de su mismo nombre, la cual verá cómo, a lo largo de los años, va incrementando su población, en su mayor parte, dedicada a la artesanía, aunque también destacaba en sus proximidades las carnicerías, hecho que explica la radicación en Santa Cruz de la cofradía gremial de los carniceros conquenses 2 Postigo de San Martín: A través de este pequeño postigo se accedía a la collación de San Martín. Presidida por la parroquia de su mismo nombre y por una pequeña plaza en sus inmediaciones, era la collación de los artesanos y también de los labradores y hortelanos, aunque en la parte más alta de la collación destacaban, aparte del Palacio Episcopal, otros edificios importantes como el del comendador Fernán Gómez de Albornoz y otros que cumplían de residencia de clérigos relevantes. Concretamente el postigo se situaba, según algunas fuentes, “muy cerca de donde en el siglo XV trabajaban los pellejeros y se elevaba el “coso” de los toros”.En sus inmediaciones destacaba una de las parroquias más antiguas de la ciudad, la de San Martín. San Martín fue la parroquia de la Hoz del Huécar. Se trataba de una iglesia románica, de pequeñas dimensiones, de una sola nave y escasez de vanos. No se sabe cómo sería su cubrición, aunque todo apunta a que fuese con bóveda de cañón y tejado a dos aguas. La parte mejor conservada es el ábside, de excelente sillería con marcas de canteros, una ventana saetera y columnas - ahora desaparecidas - adosadas al muro. 2 IBÁÑEZ MARTÍNEZ, P.M: La vista de Cuenca desde la hoz del Huécar (1565) de Van de Wyngaerde. Cuenca, 2006.p. 233 El cuidado aparejo y los escasos restos decorativos conocidos demuestran dos cosas: que se trata del templo parroquial conquense del Medioevo cuya construcción obtuvo el mayor esmero, y que sus artífices pudieron provenir de la cantería de la cercana catedral. “Casas colgadas” construidas en la Baja Edad Media. Estas casas fueron construidas durante el período conocido como Baja Edad Media. Estas construcciones voladas sobre la cornisa del Huécar pertenecían al barrio de San Martín. Se caracterizaban por ser estrechas y altas y por tener una cimentación a base de mampostería, si bien el resto de sus muros se caracterizarían por estar construidos con material más rudimentario. Sus fachadas estaban encaladas y sus tejados se cubrían a dos aguas. Puerta de Santa María: Llamada así por su proximidad a la Catedral. No era de las más importantes pero daba acceso a una de las collaciones de la ciudad, la de Santa María: En ella destacaba ante todo la Catedral y la Plaza de Santa María. Ésta última recibe otros nombres durante época medieval como Plaza de la Picota, del Rollo o del Mercado. De pequeñas dimensiones, y de forma alargada, era más bien un ensanche de la calle Mayor ante el templo catedralicio, con abundantes y profundos desniveles de terreno. Era el punto neurálgico de la ciudad sobre el cual gravitaba toda la vida de la ciudad. En ella se desarrollaban actividades comerciales, actos públicos, funciones religiosas, etc….en suma, era el escenario de cualquier acto importante para la ciudad. Alrededor de la plaza de Santa María se podían encontrar inmuebles de diverso tipo. Unos pertenecientes a la oligarquía local, otros de naturaleza religiosa, como por ejemplo la Catedral, y otros muchos dedicados a diferentes tipos de ocupaciones artesanales y comerciales. Asimismo, a finales del siglo XV esta plaza acogerá un nuevo edificio: la sede del Concejo. Puerta del Castillo: Situada en la parte más alta de la ciudad, donde iba a morir la Cal Mayor (hoy calle de San Pedro) y donde se iniciaban algunos de los tortuosos caminos que comunicaban la ciudad con la serranía. Puerta de San Juan: Única de todas ellas que se abría a la escarpada de la Hoz del Júcar fue reedificada en el siglo XIII por el maestro de cantería Juanes de Zuloeta.