artículo - Asesoría General de Gobierno

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Dr RUBEN M. CITARA
… las estructuras jurídicas de la Nación y de la Provincia han sido, en muchos
momentos de nuestra historia, una sola y la misma cosa. Ello justifica, además -y
en esto no hay mengua para nadie- cierta preeminencia natural que el
pensamiento jurídico de los juristas bonaerenses ha ostentado y ostenta en el
concierto científico nacional. No debe olvidarse tampoco que antes de que la
Provincia fuera despojada violentamente de su capital natural, era en ella
donde operaba la "gestión de negocios" (como dijera el Dr. Juan José Paso)
de la vida nacional y es por ello, entonces, que el trabajo de los juristas de la
Asesoría en el desarrollo de los graves problemas que se someten a su
consideración ha hallado eco más allá de los límites formales de su ámbito
natural de acción. A la Asesoría, en el campo de su actuación de conformidad
con el plexo normativo que origina y determina su existencia, le cabe la
función de la opinión legal sobre el desarrollo administrativo de los actos de
gobierno. Es ésta, a no dudarlo, una tarea cabalmente jurídica. Si se permite el
uso de términos que el adelanto tecnológico ha puesto de moda, me atreveré a
decir que se trata de una labor de "sintonía fina". El jurista que está a cargo de
la Asesoría y el equipo que le acompaña, deben mensurar constantemente la
continuada vigencia del cambio en las estructuras sociales, y la apreciación
valorativa de esas tendencias renovadoras que hacen los hombres de
gobierno. Porque de ello se derivan casi siempre nuevas normativas,
complejos de textos legales que buscan captar esa realidad en mutación,
orientarla y dirigirla hacia el Bien Común.
Es allí, cuando la intención del político gobernante se ha traducido en un
nuevo mandato legal y llega el momento de volcarlo a la acción, que la labor
del jurista de la Asesoría entra en función de calibre de precisión para
determinar la medida justa (y el término cobra aquí doble valor) de aplicación
entre el hecho social que origina la norma, la norma misma, la garantía de
supralegalidad constitucional y las consecuencias de la vigencia en el orden
práctico.
Tarea que, puedo decirlo, es harto difícil. Requiere conocimiento, equilibrio,
ponderación. Pero al mismo tiempo, tarea apasionante.
Porque contiene, aunque sublimada, quizá, una inmensa dosis de altísima
política, la política del Bien Común. Y por ello requiere de un grave ejercicio
de la Prudencia, que por ser una virtud, no se adquiere sino por la práctica
reiterada y constante. Así, el cargo de Asesor General de Gobierno de la
Provincia de Buenos Aires reclama la posesión de ciertas condiciones
personales relevantes y de la autoexigencia constante, de estudio,
concentración y afán de superación personal.
Hombres eminentes, que ilustran las páginas de la historia patria, han
ocupado el sitial varias veces secular. En nuestra "lucha por el derecho", se
han escrito desde la Asesoría textos memorables, muchas veces
determinantes del curso ulterior de nuestras instituciones. Es un pasado que
compromete, que obliga, que vincula. Los tiempos presencian el raudo paso
de los hombres, las costumbres, las ideologías, las pasiones políticas.
Permanecen, en cambio, de modo substancial, las instituciones, la Provincia,
la Nación y su pueblo. La Asesoría es una de las antiguas guardianas de la
necesaria continuidad de la Patria, en marcha hacia su destino.
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