Aprender a superar los rencores

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Aprender a superar
los rencores
Las relaciones con los demás nos aportan muchos beneficios pero también implican que puedan surgir conflictos y enfrentamientos. Sentimientos negativos como
el rencor, el orgullo o la incapacidad de dar el primer paso, son los culpables de que
la reconciliación pueda no llegar a producirse. Veamos cuáles son los enemigos del
perdón y qué actitudes y cualidades ayudan a la reconciliación.
TRINIDAD APARICIO PÉREZ
Psicóloga. Especialista en infancia y adolescencia.
Relacionarnos con los demás y contar con su apoyo
es algo que ayuda a nuestro equilibrio emocional. Esto
contribuye a que estemos cómodos en nuestro entorno. La amistad supone compartir, conocer y participar
en la vida del otro, y hacerle partícipe y cómplice de la
nuestra, apoyándonos en los momentos difíciles. Todo
esto se hace de forma desinteresada y recíproca.
Cuando una relación atraviesa por momentos difíciles,
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Es muy importante desarrollar la
capacidad de raciocinio y análisis,
aprender a ser objetivos y críticos con
nosotros mismos
se crean momentos de crisis que ponen en peligro la
estabilidad de la misma. Sin embargo, también es cierto que una vez superadas consiguen reforzar la amistad y crear un vínculo más fuerte, que nos va a ayudar
a comprender mejor a la otra persona.
¿Cuáles son los enemigos del perdón?
La incapacidad de perdonar implica cierta rigidez emocional y un desconocimiento de uno mismo. Los dos principales enemigos son el orgullo y la incomprensión:
de buscar soluciones e implicarnos en la resolución de
nuestros problemas, intentando evitar esa actitud tan
extendida de que sean los otros los que den el primer
paso y nos faciliten el acercamiento.
La persona orgullosa es exigente con todos los que le
rodean excepto consigo misma. Es incapaz de ceder y se
enfada con cualquiera que le contradiga o critique. Ante
cualquier enfrentamiento con los demás, el orgullo le lleva
a pensar que deben ser siempre los demás los que tienen
que dar el primer paso. Por este motivo, muchas personas viven durante años enfrentadas o sin hablarse, algunas familias dejan de mantener el contacto, se pierden
amistades, se dejan escapar oportunidades de fortalecer
nuevas relaciones, etc.
•Ante esto, es aconsejable acudir al motivo del enfado
y tratar de desvelar realmente el porqué y el alcance
de tal dolor. Para ello, es muy importante intentar relativizar, tomar distancia y ver aquello que nos preocupa
desde una perspectiva clara y objetiva.
Cuando nos pidan disculpas, es muy
importante no poner condiciones y
conceder el perdón sin pedir nada a
cambio
•Intenta desarrollar la capacidad de confiar en los demás y de aprender a reparar en sus cualidades, ser
menos exigente, disculpar sus errores, aceptarlos
como son y no como nos gustaría que fueran, etc.
La incomprensión está relacionada con la dificultad
o incapacidad de ponernos en la piel del otro, de no
pararnos a pensar lo que puede estar sintiendo la otra
persona. Esto nos convierte en personas intolerantes,
incapaces de ver las cosas desde el punto de vista de
los demás. Hay que evitar actitudes como ir de víctima,
culpar siempre al otro, no reconocer que nosotros tenemos parte de culpa, creer que siempre tenemos la
razón o poner excusas que justifiquen nuestra forma
de proceder, actitudes de desconfianza, etc. No olvides
que, ante un resentimiento guardado, cuanto antes lo
abordes, más fácil será acabar con el.
Cualidades que ayudan a la reconciliación
Es cierto que resolver diferencias no es algo que dependa de uno mismo o de tener una buena predisposición
para propiciar el acercamiento ya que el otro puede decidir no querer vernos y no dejarnos ninguna opción.
En cualquier caso, de nosotros depende hacer todo lo
posible por recuperar la amistad y hacer que la reconciliación se produzca.
•Intenta ser tú quien dé el primer paso para arreglar la
situación. No lo veas como una derrota sino como un
acto de valentía.
•Es muy importante desarrollar la capacidad de raciocinio y análisis, aprender a ser objetivos y críticos con
nosotros mismos, exigirnos y ser sensatos a la hora
•Después habría que propiciar un acercamiento con la
otra persona y procurar que perciba que te importa,
que quieres aclarar lo ocurrido y que para ti la relación es muy importante. Escucha al otro con la mente
abierta, sin prejuicios y con interés.
•En el caso de ser nosotros los ofendidos, para aprender
a perdonar hay que aceptar el dolor que nos ha producido la ofensa y reconocer que nos han lastimado.
•Cuando nos pidan disculpas, es muy importante no
poner condiciones y conceder el perdón sin pedir
nada a cambio, perdonar es un regalo y no un favor
que en un futuro nos tengan que devolver.
•Olvidar la venganza y no olvidar que en cualquier discusión que no tiene un buen fin. Nunca hay ganadores sino
todo lo contrario, solo perdedores. No se trata de buscar
culpables sino de buscar soluciones e intentar mejorar la
calidad de nuestras relaciones con los demás.
•Quienes llegan a reconocer el porque de su situación y
están dispuestos a perdonar o reconocer que tienen que
ser perdonados alcanzarán paz y serenidad interior.
•Perdonar es una experiencia que provoca que nos sintamos mucho mejor con nosotros mismos y nos ayuda a
dejar de recordar cosas negativas que nos entristecen.
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