INDICE TEMA 3

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NÚCLEO TEMÁTICO:
CONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN LIBERAL
TEMA 3.
LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL
I.
LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: LAS GUERRAS CARLISTAS. LA
CUESTIÓN FORAL
II.
LA CONSTRUCCIÓN DEL RÉGIMEN LIBERAL: EL REINADO DE ISABEL II
A – EL DESMANTELAMIENTO DEL ANTIGUO RÉGIMEN.
1 – Los cambios jurídicos-políticos.
a- La burguesía revolucionaria (1833-1844)
b- la burguesía moderada (1844-1868)
2 – El funcionamiento del sistema liberal: Corona, Parlamento,
partidos políticos.
B – EL NUEVO PAPEL DE LA EDUCACIÓN, EL ÉJÉRCITO Y LA IGLESIA.
III.
LA CRISIS DEL MODERANTISMO Y EL SEXENIO DEMOCRÁTICO
A – LA CRISIS DE LA MONARQUÍA ISABELINA (1866-1868)
B – EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874)
1 – La Revolución de 1868.
2 – La Monarquía Constitucional: Amadeo I de Saboya (1871-1873)
3 – La I República (1873-1874)
I.
LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: LAS GUERRAS CARLISTAS. LA
CUESTIÓN FORAL.
En 1833 Isabel II tiene 3 años. Ejerce la regencia su madre, Mª Cristina. Para consolidar a su
hija en el trono estableció una alianza con la alta nobleza y clero y la burguesía más moderada,
intentando crear un sistema liberal-burgués muy conservador (Estatuto Real de 1834).
Pero al mismo tiempo los ultrarrealistas habían proclamado rey al infante D. Carlos (Carlos V,
en teoría). Empezó así una guerra civil entre los sectores liberal y absolutista de la sociedad
que se libró sobre todo en el País Vasco, pero también en Galicia, Cataluña, Aragón y Valencia
(aquí se le llama “la Guerra dels Set Anys”) que duró de 1833 a 1840.
El carlismo recibió el apoyo de la baja nobleza (la alta nobleza llegó a un acuerdo tácito con la
burguesía: respetar sus propiedades; pero la baja nobleza vivía de sus privilegios, no de las
tierras), la mayor parte del clero, y los campesinos de zonas pobres, que no habían recibido
tierras con la reforma agraria liberal, y que en cambio estaban ahogados por pagos de
arrendamientos e impuestos, y que en muchos casos luchaban por el pago de la soldada (en
Euskadi y Navarra temían la pérdida de los privilegios forales: exenciones fiscales y militares).
La ideología del Carlismo se resumía en el lema: “Dios, Patria y Rey”: defendía la tradición
frente a los cambios del régimen liberal-burgués. Representaban a una sociedad arcaica,
conservadora y rural frente a la perversidad de la nueva situación socio-económica y el mundo
urbano (nobleza, clero y campesinado rural frente a burguesía urbana):
- Monarquía Absoluta.
- Defensa de la religión y la Iglesia Católica: rechazo a desamortizaciones,
mantenimiento del diezmo.
- Mantenimiento de los privilegios de nobleza y clero.
- Recuperación de los Fueros medievales de País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón,
Valencia. Recuperación de los privilegios de los territorios históricos, frente al
uniformismo y centralismo liberal. En territorios con lengua y tradiciones propias el
mantenimiento o recuperación de los fueros tenía un apoyo social que podía favorecer
al carlismo. Por el contrario, el uniformismo y centralismo castellano del nuevo régimen
burgués podía restar apoyos incluso entre las clases mejor preparadas. A pesar de ello
la burguesía financiera, industrial o comercial dieron su apoyo al nuevo régimen liberal.
En esta primera guerra carlista el foralismo ocupa un segundo lugar detrás del
tradicionalismo, en la 3ª Guerra Carlista (1873-76) fue más importante.
Fue una guerra de guerrillas, rural, con pocas campañas militares. Se inició con el
levantamiento de partidas realistas en el País Vasco y Navarra que dominaron el ámbito rural,
pero nunca las ciudades.
Debido a la inacción del gobierno central, pudieron organizar 2 ejércitos. El de Zumalacárregui
en el País Vasco (35.000 hombres) y el de Cabrera en el Maestrazgo aragonés y valenciano
(5.000). D. Carlos regresó al país, e intentó una marcha sobre Madrid, pero fracasó.
El hecho militar más importante fue el asedio a la ciudad de Bilbao (1835-36) durante el cual
murió Zumalacárregui, que fue levantado tras la victoria del ejército liberal en Luchana, lograda
por el general Espartero. Otras campañas importantes fueron la expedición de Miguel López a
través prácticamente toda la península, y las de Cabrera por las provincias de Castellón y
Valencia.
A partir de 1836 el Carlismo empezó su declive, dividido entre los partidarios de llegar a un
acuerdo con los liberales, y los intransigentes, partidarios de continuar la lucha, liderados por
D. Carlos. Finalmente el general Maroto firmó con Espartero el “Convenio de Vergara” (1839)
por el que se respetarían los fueros en el País Vasco y Navarra, y se integraría a los oficiales
del ejército carlista dentro del ejército nacional. D. Carlos volvió a partir para el exilio, la lucha
finalizó en el Norte, y sólo continuó en el Maestrazgo hasta la toma de Morella y la huida de
Cabrera en 1840.
La promesa de mantener los fueros vascos y navarros se mantuvo, pero sufrieron recortes en
1841 y 1846. Aún hubo otros levantamientos carlistas, de los que el más importante se produjo
durante la I República.
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