El Apostolado de los laicos por KARL RABNER, S. J. L Apostolado a propio de loa laioos es' lo que hoy se Llaaia a d 6 n de los Católicos, por oposi*n a la "Acci6n Católid' Este apostolado ea la obiigaci6n w tiene to6o cribo bautizado de cm& de la salvad6n de bu ,de&, esia obligación nace del amor sobrenatural al prójimo y por 61 se hace posible; ata al cric Up1o-al sitio que ocupa y conserva w el sin hacerle participar en el miW m i e y el ~ p o s t o l a d o j e r ~ w No. el,apostolado:pppio & ministenio,p i en* al apóstol al :cuadro puevo en que se sitúa su vocación;. es e l aposfoledo de .la @dad en la sitnaeión " ~ d a a a " pne. pertenece 3 la esennhr del laica. El bautismo y h coníirmaoi6n dan a todo eri&auoOsin otro ntandato, el derecho y d dsbei de dar testimonio de su fe y de ds la selyacióo de-so prójimo. P h pnede ocorrir.que piediente aste apodolado contribuya de hecho, el laico, m& *e la jerarquía, g la pmpegación y a li emeñma de h fe, a La.educaci& .* .* mord. Era ese el caso, por ejemplo, en la anIgle8ie. o bien en tiempos en que había menos csebelaa que en el nuestro. Pem ea esa actividad apostólica, é1 da testimonio de an fe (jnatnralmente en la de Criato mismo!) da ese testimonio, defendiéndose cuando está amenazado en su &ten& criaiana, pero tamb* sencillamente, efectuando lo qw es neeeeario, impueste, inevitable en a n c vi& de familia, sns relaciones de aiilistad, da vecindario, la vida públioq w profesión, en una palabra. en su éxktenelh " m d na". Esta actividad es, por eí A nn testimonio, porque el laico &no, en todas estas situaciones, debe udarse" e eonacer, tal como es: an cm&am. El apostolado d d Lamco, erl&oentra por lo tanto, su fundarncsia, &lmdato en sni ser propio de c k t h a & - q n e daeriaina la extensión y el nudo de este apoetolado. no es una m i d k ~ c u i a recir bida de ar* sina ~ o . h & i & irecibida de abajo, es de&, &featads. por su situación en el mundo. E Ad o que debe sn, iniiqmei* Qiatiana es el c ~ i esns midan*, oa el nnado le trazan; no n d t o qeg, nea e i ó n y un El hiw BO mandato mew (ie está faepa de lugar hscisl o espiritualmenW: por dtpongdo, U:* a e u puesio. Es misn,ncaq al ü e v 8 0 . l ~vida ~ ejem- .. e 1 Q t ~ h i i r6 && el mundo- el m a W & la apoSt~neiaalstiana. reacatarla, santificar- le, En &os tárminol: eiemhe, artsS mor Origen del curádei: obligatorio de eate apoaokdoi di&, palltioe, emneieia* trabajo, rpatrimonio, sil de&, toda. las dhedotlc1) de le eddenck hnrnamr. son, sin perwrPo de w r01tatim a u t o m d otras h i t a 6 preabiertaq en d o* -to &e le silwackíu o del p e d o . La ~ u e h , sólo el cristiaao puede dada en 1i gracia de Dios. Si él reapondeaportandoal ~ a m piiipiente de sas teruu, de hombre. pacimcia, iibertad interior, sinwtidad. tenacidad. dedad, entomea y asi ejem su apostolado de laico. &+ cristiano deba callsne, no pueda h a b k & sa vida cristaana, deba llevar la diab crecián hasta el escrúpuio. No: teda hombra.puede tentr ocaeión de dm:a cono* . car los rsewrsoa í n t i i de su wrmón g &,su vida y a ve-, w debei sayo b cerlo. Deberá t d i é o , dar f n r t e m d m e ~ te su opinión: hasta debe.&-inskair. A asda unole corresponde in.temenir en uombre de su responsabilidad de padre, de madre, de profesor. de patrón*o de mayor. En semeiantes casos d cristiano p u e de y debe ha= resonar una palabra cristiana. Pero su deber de apústd no se extiende más lejos. No es de temer que se estreche así demasiado fa actividad del apóatol laico. a& limitado aeí, el oampo que para €1 está abierto, sigue siendo infinitamente amplio: No; ea le quita ni su fin;n i su objeto: sóle se le ppria de una manera de obrar que no lo conviene. Si los laicos henpasen por codpleto el campo apost6üco, aparentemente mestnngido; 'w así se atribuye, en medio sigio. ei mundo Llegaría a sar cristiano. Naturalnoente, esta twrís no aigiifica tasapmo. que el1 laico &aaotenga ded b a ser apóstd, sólo*en. las esferas ' $ r i v a W . Pueato,que sodp mistimo ea azi hombre.que posee pn, punto de inserc i h original en el m&, inevitableme+ te se encuentra lanzad( pública, conimás,o menos i n t d d e d . Pkm lo tanto, tiene también an debei apostólico, que Uevará a cabo, mostrándose tal como es, un erisiiano en d dtio miamo que acnpr en la vide~pÚb1ic.aWmo hombre (undadano, d i o , artista, eto.) Yero, a d d de ese fin misianal. primero, no tendrá que (trearae &aiaislente me&m&: sus esfuereos, &e dt1%&5n en la vida p ú b h ,parhsijeleraer mejor im aposbia& No *.qm.m k paiw no tenga d a d w a hacerloloL Pem a así lo quiere y io heca es por una Ubre decisión. digna de ,tado elogio, no pon deber apostóI b q w &&mi a todo bantkdo. .% meióa,e@onqs, si se considera e n w m perapecfivmteolÓ&a exacta. &o dor un. apoa&i de laiw. nino una parte del,aposkdado d d o ~ o& n conscmt3mkmtoespreso o tácitode la Jeranpais; . .i i...., . . . Después d;? la edad inedia y en la época 'adnal, en w npti nqew edad del m u d o comienza a nacer & los t i e m p modernos, Ia Eis;ón de Wlglesia &oca ante todo, con la signiente dificultad; 1 9 sectores no religiosos de la Iiumana preaentaii,'a diferencia d d paaido. una densidarl'una plenitud. una cmplejidad. un poder de ab80rdón pradigWop. Al wnsidemr la'situa$ón en su conjunto. hagdinoSnos,esta sola prepmta: &m€ podía +tey absorbr espiritualmente al hombre de o h tiempos, una vez aatisfechaa laa neceddades vitales inmediatas? La rwiiesta ea clara: en tódo y por todo .iui soib ohfeto: lo' re^^^'' cuestión et'al.Poqne fuera de esto no hiibía. nada. F lo demás,que p& existir. m a en sí mismo (como el arte y b ciencia un momenty de lo ''religioso".) Si -te ,mi"sma 1*8,n>ponemos al hombre & hoy, nqs -01 obligados a rwpoqder:, fpera de lo digioso, , v a m e t u d de:pentros de mtéréa,,Io solícifau casi basta el infiníto. E++ n6'evas +Ezaciopes de "la enaten'+ [dencia profana, m,, d o , -nomía muy complicada) .Fue?? actitud-: el h o + e deh. &vPntw n y o s medios para dominarlas; el ~&tian& med i t e su vida, debe ¿irnienla respiicsta inédjta que decidirá dé süe ,sentidosr en ef,ecto, no deben elkq 'aepnltar y ahogar los vd6Yeg religi0808 y.-G S610 el laico m& por fin, capan de o&, no el Eaoerdote: & efe& & nodbne como el laiw, iniu;~ ~ 6 otlEirgd,. n , entea, eon esas dini-rab de la %*i*cia h~manar en v&b b Ba pniu& de ella: y sin m w j a r h relaoión a s imposible do- v&~a,, 1 1 1 . minar todas las posibilidades hnmosan de qae aquf se hak. Ahora bien, asa miaidtt wa capacidad que 8610 t$ne, -entra jostapiente. 'le qq@ htmos tratado de definir, como 'sn.mi0apostoíndo. Y ia nueva ' s í ~ B eas l+ ~n ~ m~ hoy, ~ ~ da al ap&&db i& los iaicm, an alcance .nuevo.. M i medidar común con el pasada &ora, pm primera vez, e&e un "mudev en un santido históricamente upevo, & m+ que el hombre miamo ha &&@...@M ils ++yz*, por laico ea finalmente el ániw tanto, que puede, cris$anizar ese m+do,que 61 L hn h+. 2' ' . El trabajo del eacerdote no es menos nrgenie, irreemplazable y $@o, El y d o t e tiene en su mano lo sagrado, ad; miniatra las fuentes de lo que d laico debe introducir en su mundo. El tiene una