Virreinatos 6.0 240p - Fundación de Ciencias de la Salud

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Ciencia y medicina en la
Nueva Granada
Marcelo Frías Núñez
Abordar una temática tan amplia como la Ciencia y la Medicina en
Nueva Granada en el tiempo limitado que nos han aconsejado los organizadores de estas jornadas supone una tarea un tanto osada. Parece, ciertamente, una tarea difícilmente abordable, pretender abarcar al menos una
parte significativa de los procesos que con Ciencia y Medicina podemos
relacionar a lo largo de la presencia española en este territorio americano,
durante toda la etapa colonial. Y preciso el término de “etapa colonial”,
pues la región neogranadina no se convierte en Virreinato hasta el siglo
XVIII. Hasta el siglo XVIII había perdurado la primitiva organización a
base de dos virreinatos: Nueva España, con cinco audiencias y diecinueve
gobernaciones, y Perú, con cinco audiencias y diez gobernaciones. Pero lo
desmesurado del territorio, el peligro extranjero, el contrabando y la misma
política reformista determinaron una subdivisión que originó la existencia ya de cuatro virreinatos en el siglo XVIII. Precisamente este siglo XVIII
y los primeros años del XIX tendrán alguno de los referentes científicos y
médicos más señalados en la historia neogranadina, en torno a lo que supuso
la labor de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, bajo
Este trabajo se enmarca dentro de los proyectos HAR2009-12418/HIST, MICINN y CSD008-00077, MICINN.
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
9
la dirección del médico gaditano José Celestino Mutis, de lo que les hablaré
más adelante. Antes, quiero agradecer al profesor Javier Puerto, como director de este ciclo sobre los virreinatos y a la Fundación de Ciencias de la
Salud, de la que el profesor Puerto es Patrono, la deferencia que han tenido
invitándome a participar en el ciclo Desde la Memoria: Historia, Medicina
y Ciencia en tiempo de Los Virreinatos, encargándome que me ocupara de
hablarles de Ciencia y Medicina en Nueva Granada.
Tratar de Ciencia y Medicina en Nueva Granada conlleva obligatoriamente abordar temáticas de las que les hablarán en próximas jornadas de este ciclo: Botánica, Medicina, Minería, Medicamentos americanos, Viajes y viajeros científicos. El hecho de ser la persona que inicie
este ciclo me va a permitir abordar alguno de ellos, con la complicidad
de saber que soy el primero que les habla de ellos, y que ciertamente
verán completados –muy bien completados, tendría que señalar, dada la
calidad de los conferenciantes previstos en las próximas jornadas–.
Adaptándome al tiempo previsto para esta intervención, como les decía,
voy a presentarles tres elementos seleccionados sobre la Ciencia y la Medicina neogranadinas. Como toda elección, ésta es selectiva, pero creo que
las tres alusiones y los momentos que conllevan significan un cambio que
va más allá de su propia referencia científica o médica. Las tres suponen
un “antes y un después” en el desarrollo histórico de la Nueva Granada,
con repercusiones que irán mucho más allá de su propio territorio.
Como ya les adelantaba en el inicio, el siglo XVIII es la referencia
principal en esta temática. Con todo, intentando contemplar al menos
una parte de la historia colonial no virreinal, en el caso de la Nueva Granada, interpretando el sentido de este ciclo, les daré en primer lugar
alguna pincelada de momentos, actuaciones y significación del que yo
considero personaje clave en esta etapa anterior y también referente para
la historia de la medicina y de la cirugía. En un segundo momento ya
10
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
me instalaré en el siglo XVIII, destacando la labor llevada a cabo por
Mutis, al que les citaba al principio, y el proyecto que sirvió de referente
obligado a la ciencia neogranadina de aquellos años. Finalmente, les presentaré una propuesta sanitaria que supone, ya en el periodo final del
virreinato y de la presencia colonial española, un cambio conceptual
en la temática concreta de la percepción de la enfermedad.
La historia que no nació en el siglo XVIII
Como acertadamente señala Estela Restrepo1, ya desde comienzos del
siglo XVI encontramos como muchos médicos europeos habían experimentado con hierbas americanas, y algunos describían sus características
y propiedades. La descripción de los diversos seres del territorio americano
llegaba a Europa a través de España, con relatos como los de Fernández
de Oviedo (1535), Sahagún (1560), De Las Casas (1566), Hernández
(1571) o Acosta (1591). Sin entrar ahora a valorar las aportaciones de cada
uno de ellos, nos encontramos en 1565 con la publicación de un libro en
lengua romance en el que se anunciaban “las cosas que traen de nuestras
Indias occidentales que sirven al uso de la medicina”. Libro que sería traducido muy pronto al conjunto de las lenguas más utilizadas en la Europa
de entonces: al latín, al inglés, al francés, al italiano, al alemán y también,
aunque de forma parcial, al holandés. Estoy haciendo referencia, como seguramente hayan adivinado, a la obra de Nicolás Monardes, considerado el
primer gran autor sobre las especies medicinales del continente americano2.
La obra de Monardes es la primera que puso realmente en circulación en Europa el conjunto de tesoros botánicos americanos y se cons1
2
RESTREPO ZEA, E. “Del Arte Común de Curar a España y las Indias Occidentales”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 24, 1997, pp. 351-357.
MONARDES, N. Primera y segunda y tercera partes de la Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias
occidentales, Sevilla, 1574. Utilizamos la edición de DENOT, E. y SATANOWSKY, N. N. Monardes. Herbolaria de
Indias, Turner, México, 1990.
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
11
tituyó rápidamente en fuente imprescindible tanto para los interesados
en la Historia Natural, como para aquellos interesados en el uso de hierbas con propiedades curativas. Así, son abordadas plantas de la Nueva
Granada que ya habían sido conocidas por los primeros españoles que
habían llegado al litoral caribeño de la actual Colombia, entre ellas: el
guayacán, la pimienta luenga, las habas, el pipinichi, el tabaco, la cebadilla, la trementina, la canela, el ruibarbo o la guayaba3.
Antes del siglo XVIII y desde los primeros viajes de Colón, entre los
españoles que llegaban a América se encontraban tanto médicos como cirujanos, aunque la mayor parte de ellos no nos han dejado escritas sus experiencias. Sin embargo, como señala Hugo Sotomayor, para el territorio de
lo que es la actual Colombia conocemos al menos tres textos de estos siglos.
Uno corresponde al siglo XVI, titulado Milicia y descripción de las Indias,
del soldado Bernardo de Vargas Machuca, del que hay una primera edición
contemporánea en 18924. Los otros escritos son del siglo XVII. El primero,
Discursos medicinales, del médico portugués Juan Méndez Nieto, redactado
en Cartagena de Indias, en 1607 y posteriormente publicado en España5.
El segundo es la obra del cirujano Pedro López de León, Pratica y Teorica
de las apostemas6, que fue publicada por primera vez en Sevilla, en 1628,
alcanzando hasta cinco reediciones en el siglo XVII. López de León ejerció
3
4
5
6
12
RESTREPO ZEA, E. op. cit., p . 352.
SOTOMAYOR, H. “Cirujano licenciado Pedro López de León y su libro Práctica y Teórica de las Apostemas (siglo
XVII)”, Repertorio de Medicina y Cirugía, 18 (1), 2009, pp. 53-64. Sotomayor indica que el libro de Vargas
Machuca se terminó de redactar en 1595 pero “sólo se publicó en Madrid en 1892”. Sin embargo, en esta edición de 1892 –Librería de V. Suárez– se señala la primera impresión en Madrid, en 1599. Una edición más
reciente es la de M. Cuesta Domingo y F. López-Ríos Fernández, publicada en Valladolid, Seminario Iberoamericano de descubrimiento, 2003.
MÉNDEZ NIETO, J. Discursos medicinales, compuesto por el licenciado…, manuscrito fechado en Cartagena de
Indias en 1607. Una edición reciente es la de L. Sánchez Granjel, con transcripción de G. del Ser Quijano y
L.E. Rodríguez-San Pedro, Editado por la Universidad de Salamanca y la Junta de Castilla y León en 1989. El
manuscrito original se encuentra en la Universidad de Salamanca. Un interesante interpretación sobre su figura
es la de M. Lux Martelo, “El Licenciado Juan Méndez Nieto, un mediador cultural: apropiación y transmisión de saberes en el Nuevo Mundo”, Historia crítica, nº 31, 2006, pp. 53-76.
LÓPEZ DE LEÓN, P. Pratica y Teorica de las apostemas en general y particular. Cuestiones y praticas de cirugía de heridas, llagas y otras cosas nuevas y particulares, Sevilla, 1628.
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
en la ciudad sevillana, donde se publicó la primera edición de su obra, pero
ésta era el resultado de sus trabajos durante más de treinta años en tierras
del Nuevo Reino de Granada, donde había llegado en la última década del
siglo XVI como médico del presidio de las galeras. Su laboriosa dedicación
con los vecinos de Cartagena de Indias, tuvo también extensión a otros grupos entre los que encontramos marineros, condenados a galeras, reclusos
del presidio y también los pacientes del Hospital de San Sebastián.
La importancia de López de León como cirujano radica en las presentaciones iconográficas de instrumentos utilizados en cirugía. Obra
quirúrgica que ha sido considerada como el primer referente del Nuevo
Reino de Granada y quizás también pionero en toda América. López de
Léon hace acertadas descripciones de enfermedades hoy conocidas como
el escorbuto, disenterías, pleuritis, bocio o sífilis, pero son sus procedimientos quirúrgicos, y los dibujos de los instrumentos que usó y fabricó
lo que le hacen especialmente singular, como ha señalado el experto en
museología médica Felipe Cid7.
Veamos algunas de estas representaciones: en la figura 1, se pueden
reconocer, tal como ha identificado Hugo Sotomayor8, en los dibujos
identificados con los números 1, 9 y 13 aquellos cortantes de tipo escoplos; en los 2, 3 y 12: diferentes tipos de cuchillos, en el 8: una segueta;
en los números 20, 21 y 22 parecen representarse elementos para intervenir en fracturas y amputaciones, y con el número 28 encontramos dos
decenas de tipos de cauterio. En la figura 2, encontramos, con los números 29, 30, 31 y 32 unos cauterios con sus cañas; los objetos identificados como 34, 35 y 36 parecen ser unas ventosas.
Estos dibujos de instrumentos quirúrgicos de hierro y de los procesos para su elaboración son considerados como una referencia impres7
8
SOTOMAYOR, H. op. cit., 53-64.
Idem, p. 54.
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
13
FIGURA 1. LÓPEZ DE LEÓN, P. Pratica y Teorica de las apostemas, Sevilla, 1628.
(Fuente: SOTOMAYOR, H. “Cirujano licenciado Pedro López de León y su libro
Práctica y Teórica de las Apostemas (siglo XVII)”, Repertorio de Medicina y Cirugía, 18 (1), 2009, pp. 53-64.
14
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
FIGURA 2. LÓPEZ DE LEÓN, P. Pratica y Teorica de las apostemas, Sevilla, 1628.
(Fuente: SOTOMAYOR, H. “Cirujano licenciado Pedro López de León y su libro
Práctica y Teórica de las Apostemas (siglo XVII)”, Repertorio de Medicina y Cirugía, 18 (1), 2009, pp. 53-64).
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
15
cindible tanto desde la perspectiva museológica médica general y como
colombiana en particular. El único parangón en la historia médica colombiana, señala Sotomayor, pueden ser los objetos descritos por Juan de
Vargas, de Santafé de Bogotá, en testamento, en 1633, sobre el que ha
trabajado y publicado recientemente Paula Ronderos9.
La Expedición que –casi– todo lo abarca
La segunda pincelada, como les adelantaba al principio, pertenece ya
al siglo XVIII –prolongándose en los primeros años del XIX–, en unos
momentos en que Nueva Granada ya se ha convertido en nuevo Virreinato, con independencia del de Perú, y un siglo clave también en lo que
se refiere a ciencia y medicina en el Virreinato.
El virreinato del Nuevo Reino de Granada se había conformado de
manera definitiva en 1739 con la integración de los territorios de Nueva
Granada, Venezuela y Quito, abarcando una extensión superior a los
tres millones de kilómetros cuadrados. La llegada del siglo XVIII trajo
una época de decadencia y crisis. En estos años, hubieron de dedicarse
grandes sumas al esfuerzo militar necesario para frenar las incursiones piratas en la costa caribeña, al tiempo que los virreyes implantaron nuevos impuestos –dentro de la reorganización fiscal del virreinato–.
Y referente científico clave, sin duda, como exponente de las empresas que se estaban apoyando desde la metrópoli, por la Corona Española,
pero también por las propias dinámicas que generó en Nueva Granada
fue la Real Expedición Botánica. Una Expedición, denominada Botá9
16
RONDEROS, P. “De objetos a artefactos: el oficio de la barbería en el Nuevo Reino de Granada del siglo XVII”,
en La huella de los objetos, segundas jornadas internacionalesde arte, historia y cultura colonial; 2008 mayo 2124; Bogotá: Museo de Arte Colonial, Museo Iglesia Santa Clara.
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
nica, pero que en realidad se convirtió en toda una institución científica
en las tierras neogranadinas10.
Y en ella, debemos destacar la figura de un médico gaditano que se
puso al frente de este proyecto expedicionario. Se ha venido señalando en
la mayor parte de los estudios y trabajos sobre las actividades de José Celestino Mutis en el destacado papel que ocupa entre las personalidades
hispanocolombianas que han aportado un empuje decisivo en el complejo mundo de la actividad científica. Es en este sentido donde su figura
destaca con luz propia. Mutis, cuyo referente se asocia principalmente a
los trabajos botánicos, abarcó muchos otros campos de la ciencia: medicina, minería, astronomía, matemáticas11. Es por ello necesario que nos
centremos en un primer momento en el personaje.
La primera cuestión que se plantea es la manera de abordar su figura,
similar pero con claras diferencias a la de otros personajes semejantes del
siglo XVIII que se movieron entre las actividades científicas y otras muchas
ocupaciones. ¿Cómo debemos tratar la labor de estos personajes? ¿Cómo
estudiar sus múltiples actividades? ¿Como “científicos”? ¿Como “gestores científicos”? En el caso de Mutis y del Nuevo Reino de Granada no
hay dudas sobre su labor científica; su propia formación en medicina, la
práctica médica que desarrolló, su continua aplicación a las novedades
de la botánica lo avalan desde esta perspectiva. Junto a ello, y en línea
con sus intereses variados, encontramos también su dedicación docente
a las matemáticas o su acercamiento a la astronomía.
Sin embargo, considero que tan relevante o más fue su labor de gestión en todo el desarrollo científico del Nuevo Reino de Granada: pro10
11
FRÍAS NÚÑEZ, M. Tras el Dorado Vegetal. José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada (1783-1808), Diputación Provincial, Sevilla, 1993.
FRÍAS NÚÑEZ, M. “José Celestino Mutis: History of a Passion”, Mutis and The Royal Botanical Expedition to the
Nuevo Reyno de Granada, CSIC/Lunwerg Ed., Barcelona, Madrid, México, 2008, pp. 4-8.
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
17
yectos de explotaciones mineras en la Montuosa, en Pamplona y en las
minas del Real de El Sapo, en Ibagué, sus tentativas empresariales y
comerciales al frente de la quina, la canela o el té de Bogotá aparecen en
esta dirección. Esta perspectiva de gestor de la ciencia también quedaría
de manifiesto en otras facetas más académicas, como sus propuestas de
planes de estudio universitarios y en su participación en la construcción
del Observatorio Astronómico. Evidentemente, aún destaca más en este
sentido toda su labor dirigiendo ese gran proyecto que le ha dado renombre más allá del mundo científico hispanocolombiano: la Expedición
Botánica.
De todas las facetas que acabamos de mencionar querría hacer mención a su interés por las explotaciones mineras. Su intento de conseguir un mejor rendimiendo en ellas le haría compaginar minería e historia natural. El negativo juicio que le inspiró el estado de los trabajos
mineros a punto estuvo de hacerle abandonar el virreinato y de marchar
a Suecia con el objetivo de instruirse en las materias propias de la minería. Concretamente Mutis cuestionaba el método tradicional que se
empleba, el de amalgamación, defendiendo la conveniencia de potenciar la técnica de fundición. Sin embargo, pudieron más con él sus intereses de naturalista y su proyecto de estudio de la flora del Nuevo Reino
de Granada.
Es así que, desde 1783, con la aprobación oficial del proyecto de Expedición Botánica, se abría un nuevo espacio en el quehacer científico. Ya
no estamos hablando de la actuación personal de un individuo sino de
un amplio proyecto que se convertiría en el eje vertebrador de las aspiraciones científicas de gran parte de la sociedad neogranadina. No les voy
a hacer un listado de todas las actividades y realizaciones de esta expedición a lo largo de 25 años, pero sí señalarles alguno de los elementos que
he considerado clave a lo largo de una dilatada trayectoria de acercamiento
a lo que históricamente supuso este proyecto de Expedición Científica.
18
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
a) Desde la dirección del proyecto iban a estar presentes las referencias ilustradas. Mutis se había formado como tal y así proyectaba una
visión de racionalidad en su acercamiento a las posibles explotaciones de
la naturaleza y al aprovechamiento de sus recursos. El sentido de “lo útil”
estará presente en todas sus actividades, y en el caso de las plantas, nos
queda su deseo de ir descubriendo la posible utilidad de cada una de
ellas. Propiedades medicinales e intereses comerciales se darán a menudo
la mano en este recorrido.
b) En dicho interés por las posibles aplicaciones de los recursos, tres
plantas iban a centrar su interés y parte importante de sus actividades:
la quina, la canela y el té. Admitido ya por la práctica totalidad de la historiografía sobre Mutis, la obsesión por la quina marcó gran parte del
devenir, no solo de sus actividades personales, sino de todo el proyecto
de Expedición. Labor que tuvo su implicación asimismo en gran parte
del Virreinato neogranadino. Una quina deseada desde Europa, cuyas
cualidades eran destacadas desde los púlpitos científicos12, en una época
donde las fiebres tercianas hacían estragos, y que se iba a convertir en
la cuestión que centró los intereses de médicos y botánicos13. Las expectativas creadas en torno a ella tienen su reflejo a partir de 1785 cuando
se llegó incluso a conformar un plan de monopolio real del específico14.
c) La canela dio lugar a prácticas similares. En el caso de este producto desde fechas tempranas se sabía que la planta americana no era
la Cinnamomum, la canela que comerciaban los holandeses. Pero no por
ello se desistió de trabajar su explotación e intentar aprovechar sus posi12
13
14
FRÍAS, M. “La Matière Médicale américaine: Le sujet du quinquina et les Dictionnaires d’Histoire Naturelle”,
Biological and Medical Sciences, Brepols Publishers, Belgium, 2002, pp. 83-93.
FRÍAS NÚÑEZ, M. “Teoría y práctica sobre la quina entre los siglos XVIII y XIX”, Medicina e Historia, (Monográfico) Barcelona, 2003.
Sobre el establecimiento del Estanco de las Quinas, sus incidencias y reales resoluciones, AGI, Indiferente General,
1554. Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid (ARJBM), III, Documentación oficial, Informes. M. FRÍAS,
op. cit., 1993, pp. 196-206.
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
19
bles utilidades15. Aún hoy hay más sombras que claros en la decisión
de abandonar el interés por la canela americana hacia 1790, y la salida
de ésta de los intereses de la Expedición. Falta de confianza desde la dirección, pero seguramente también otras prioridades se estaban imponiendo
con el traslado de los expedicionarios aquel año desde la población de
Mariquita a la capital Santa Fé16.
d) Por su parte, el té, denominado “de Bogotá”, contó con un desarrollo particular, pero con circunstancias y características comunes a
los otros dos ramos que les acabo de citar. Como sucedía con la canela,
el té de Bogotá suponía la posibilidad de ofrecer a la Corona española
un producto que pudiera competir en este campo con las otras naciones. La canela americana apareció, como les he señalado anteriormente, como una posibilidad de competir con el comercio de la canela
de Ceilán. El té de Bogotá, por su parte, se presentaba como un producto idóneo en competencia con el té de China. Y en otro orden
de funciones, el té de Bogotá también tuvo similitudes con la planta
de la quina. Se hicieron igualmente acopios a gran escala, con un mecanismo similar al de la quina de recolección, almacenamiento y envío
posterior a la península. En el caso del té de Bogotá, fue la Corona
española la que puso fin a las expectativas que había despertado esta
planta17.
e) Aparece claro, por lo tanto, cómo el proyecto de esta Expedición
científica conllevó y alentó el impulso de una incipiente industria comercial en el virreinato neogranadino. El interés y los consiguientes proyectos y trabajos sobre la quina y el té dieron lugar a unas dinámicas
15
16
17
20
FRÍAS, M. y GALERA, A. (Ed.) Pedro Fernández de Cevallos. La ruta de la canela americana, Editorial Dastin,
2002. FRÍAS, M. y GALERA, A. “La región de “Canelos” y el referente de la canela en el continente americano”,
Miríada Hispánica, 2011, University of Virginia/Valencia, pp. 31-51.
FRÍAS, M. op. cit., 1993, pp. 231-244.
Examen del té de Bogotá, por GÓMEZ ORTEGA, C. 1786, ARJBM, III, Documentación oficial, Informes.
FRÍAS, M. op. cit., 1993, pp. 211-222.
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
de auténtica empresa: los cosecheros entregaban sus colecciones, éstas
eran almacenadas en Mariquita y en Honda desde donde se preparaba
el envío hacia la Península. Para el transporte en el virreinato se estableció un sistema a través del río Magdalena, desde Honda hasta Cartagena, y desde aquí por la ruta oceánica salían hacia España. Los trabajos de la Expedición sirvieron asimismo para configurar una serie de
dinámicas y relaciones laborales que revitalizaron la vida comercial del
virreinato. Asimismo, contribuyó a despertar inquietudes culturales y
científicas en las distintas poblaciones a las que iban llegando los ecos de
las labores de los expedicionarios, síntoma del propio movimiento de la
sociedad neogranadina. Todo ello dio lugar a diferentes colaboraciones, muchas veces espontáneas, con la propia Expedición.
f ) Sin embargo, la consagración de la Expedición y de su propio proyecto entre los círculos científicos fue el trabajo sobre la Flora de Bogotá,
que permitió la identificación de numerosísimas especies vegetales del
Nuevo Reino de Granada. Los trabajos sobre la Flora dieron lugar a una
potenciación de la práctica pictórica naturalista, con la necesaria aportación de los dibujantes y pintores naturaslitas. La creación de una escuela
botánica de dibujo es otra referencia clave en la proyección de la Expedición.
g) La Expedición Botánica estableció un rígido sistema vertical de
trabajo, cuyo análisis nos permite ampliar el conocimiento de la estructura de una empresa científica. En la cúspide se hallaba Mutis en tanto
que director de los trabajos, pero también como regulador del comportamiento y relaciones diarias de los trabajadores. Este aspecto, de
connotaciones marcadamente paternalistas, iba a plantear continuos
problemas, sobre todo con algunos pintores. Esta constatación nos ha
hecho abrir una nueva mirada sobre las implicaciones sociales de un
proyecto científico, ciertamente paradigmático en el caso que nos
ocupa.
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
21
Edificios-Obras, 4
Escribientes, 1
Mantenimiento, 3
Material oficina, 3
Esclavos, 3
Criados-Herb., 2
Gastos de la Quinta, 2
Pers. cientDirecc., 30
Acop. y otros
gastos, 8
Gasto diario, 13
Pintores, 30
FIGURA 3. Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada Gastos generales Etapa de Mariquita (1783-1790) (Porcentajes). (Fuente: FRÍAS NÚÑEZ, M. “Aspectos económicos y comerciales de las expediciones científicas: el proyecto del Nuevo
Reino de Granada”, José Celestino Mutis en el bicentenario de su fallecimiento (18082008), Real Academia Nacional de Farmacia, Madrid, 2009, pp. 249).
En los cuadros que acompañamos podemos ver con detalle algunos
de estos aspectos principales del día a día de la Expedición. En la figura
3: Porcentajes de Gastos Generales durante la Etapa de Mariquita, entre
1783 y 1790; en la figura 4: Porcentajes de Gastos Generales durante la
Etapa de Santa Fé, entre 1791 y 1808; y en la figura 5: una comparativa
de las principales partidas de los gastos generales.
Mejor que curar: prevenir con la propia enfermedad
El tercer elemento o pincelada que les señalaba al principio, en línea
con la solicitud de los organizadores de estas jornadas, tiene que ver tam-
22
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Escribientes, 5 Instrumentos, 1
Mantenimiento, 5
Material oficina, 2
Esclavos, 1
Criados-Herb., 2
Acop. y otros
gastos, 2
Pers. cientDirecc., 27
Gasto diario, 15
Pintores, 39
FIGURA 4. Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada Gastos generales Etapa de Santa Fe (1791-1808) (Porcentajes). (Fuente: FRÍAS NÚÑEZ, M. “Aspectos económicos y comerciales de las expediciones científicas: el proyecto del Nuevo
Reino de Granada”, José Celestino Mutis en el bicentenario de su fallecimiento (18082008), Real Academia Nacional de Farmacia, Madrid, 2009, pp. 250.
bién con el siglo XVIII y mantiene asimismo relación con la labor de
Mutis, aunque en este caso igualmente tiene una proyección mucho
mayor. En el elemento que ahora les propongo, la cuestión es claramente
médica, en cuanto que concierne a las epidemias de viruelas y su manera
de abordarlas. Y no voy ahora a relatarles pormenorizadamente las circunstancias que acaecieron en la lucha contra estas epidemias, que ya
hemos recogido en otros trabajos. Baste ahora recordar la imagen trágica
que la viruela había dejado tradicionalmente, en América igual que en
Europa. El temor a estas epidemias iba a estar presente, por lo tanto,
en las distintas dinámicas que encontramos en el virreinato. Una aproximación conceptual a este referente nos permite:
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
23
50
40
30
20
10
0
s
o
c. ores ario stos erb. avos cina
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Etapa de Mariquita (1783-1790)
Etapa de Santa Fé (1791-1808)
FIGURA 5. Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Comparativa
- Principales partidas Gastos generales - Etapas Mariquita - Santa Fe. (Fuente: FRÍAS
NÚÑEZ, M. “Aspectos económicos y comerciales de las expediciones científicas:
el proyecto del Nuevo Reino de Granada”, José Celestino Mutis en el bicentenario de
su fallecimiento (1808-2008), Real Academia Nacional de Farmacia, Madrid, 2009,
pp. 250).
a) Profundizar en el papel de la institucionalización como fenómeno
canalizador de la implantación de estructuras científicas.
b) Delimitar los agentes que intervienen en el proceso epidémico.
c) Valorar el papel del individuo como fenómeno en el proceso histórico a través de su relación con la enfermedad.
d) Estudiar la repercusión de las epidemias de viruelas en la sociedad
neogranadina, como posible causa de los cambios en la concepción de la enfermedad y como impulsora de una sociedad que
camina en su diferenciación de la española peninsular.
24
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Vamos a detenernos en cada una de ellas.
a) La lucha contra la viruela ha sido resaltada desde su vertiente institucionalizadora tanto en España como en América. Ya hemos hecho
referencia en otras circunstancias al elemento institucionalizador en
cuanto a su potenciación a lo largo del siglo XIX18. Es, sin embargo, a
mediados del siglo XVIII cuando se comienzan a sentar las bases de este
proceso que intentaron concretar espacios institucionales, desde una
doble vertiente: los planteamientos teóricos y la práctica médica. No se
trata de valorar la efectividad de los tratamientos, sino de abordarlos
como fenómenos canalizadores de la implantación de estructuras científicas, en la medida que se potencia el principio de racionalidad, la reglamentación y el seguimiento de la lucha contra las epidemias. Las epidemias de viruela, y la lucha que se mantuvo frente a ellas, marcaron el
intento de sentar las bases de una actuación metódica, producto del análisis y la experimentación.
Aquí debemos hacer referencia a la originalidad de la Expedición
de la Vacuna, ya en el siglo XIX, dirigida por Balmis y Salvany, en la
medida en que se trataba de una Expedición médica19. Y dentro de la
tradición expedicionaria y aventurera, tanto europea como española, esto
significaba un cambio cualitativo. Ya no se estaban estableciendo proyectos de descubrimientos o conquistas del tipo tradicional, ni siquiera
de los que primaron en las expediciones científicas que se sucedieron a
lo largo del siglo XVIII. En una clara consonancia con las nuevas tendencias que en materia de sanidad e higiene pública se habían ido imponiendo durante el siglo, la Expedición de la Vacuna pretende otro tipo
de conquista, la de erradicar la enfermedad, la de combatir y prevenir las
18
19
FRÍAS, M. y GALERA, A. “Aspectos médico-sanitarios en la institucionalización científica en los inicios del siglo
XIX”, IX Congreso de la SEHCYT, Cádiz, 2006, pp. 295-302.
AGI, Indiferente General, 1558-A. RAMÍREZ MARTÍN, S.M. La salud del Imperio. La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, Doce Calles, 2002.
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
25
epidemias de viruela, una apuesta por la salud pública. Y en este caso
también aparece el tema institucionalizador. La Expedición de la Vacuna
es institucionalizadora, como proyecto de la Corona española. Tenemos
noticias de la llegada de la vacuna al virreinato neogranadino y otras
regiones del continente americano antes de la Expedición de Balmis y
Salvany. Sin embargo, ninguna de esas acciones contaba con la organización y respaldo institucional que tuvo la Expedición de la Vacuna.
La actuación de Salvany en el virreinato contribuyó, además, a potenciar una serie de actuaciones, como las formaciones de Juntas de Vacunación, que darían un fuerte impulso al proceso institucionalizador de
la medicina en Nueva Granada20.
b) Esta apuesta de la Corona española por la salud aparece entremezclada con las propias aspiraciones de la sociedad neogranadina. El
cuadro que nos ayuda a entenderlo viene marcado por la diversidad de
agentes que intervienen en el proceso epidémico y que podemos abordarlos desde tres niveles:
1. Normativas y disposiciones oficiales emanadas desde la Corona.
Es, sin duda, el nivel que aparece más homogéneo. Sus intereses
y objetivos inciden en la potenciación de la concepción de utilidad pública, en línea con la preocupación de los ilustrados en conservar la población y al intento de control de la epidemia y de la
propia población.
2. La administración virreinal aparece en el segundo nivel. Aquí se van
a compartir muchas de las orientaciones del anterior nivel, aun20
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Archivo Nacional de Colombia, Colonia, Miscelánea, tomo 2. FRÍAS NÚÑEZ, M. “Planes de establecimiento de
Juntas Centrales de Vacuna en la institucionalización de la medicina en Colombia”, Enfermedad, clínica y
patología. Estudios sobre el origen y desarrollo de la Medicina Contemporánea, Madrid, Editorial Complutense,
1993, pp. 89-102. RAMÍREZ MARTÍN, S. “Las Juntas de Vacuna, prolongación de la obra sanitaria de la “Real
Expedición Filantrópica de la Vacuna” (1803-1810)”, Ars Médica. Revista de Humanidades, Vol.2, nº2, noviembre, 2003, pp. 314-317.
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
que también irán marcándose las diferencias. Los propios virreyes
serán los principales protagonistas de este grupo y se encontrarán
con una doble dinámica. De un lado, como ejecutores de las normas que llegan desde las instancias gubernativas. Por otro, a través
de las propias reglamentaciones del virreinato, más cercanas a la realidad americana. El resto de autoridades locales conforman un subgrupo, especialmente los gobernadores provinciales y, sobre todo,
los cabildos. Este subgrupo marcaría un paso mayor aún en el acercamiento a la realidad social del virreinato: junto a las motivaciones e intereses oficiales, aparecen ahora elementos particulares, en
círculos más íntimos, como es la preocupación de dichos dirigentes por su propia situación personal y la de su familia.
3. El tercer nivel aparece copado por el grueso de la población del virreinato. Las familias distinguidas y los propios médicos permiten conformar un subgrupo diferenciado. Los representantes de la Iglesia
estarían incluidos en un segundo subgrupo, mientras que el tercero estaría compuesto por la plebe. En este nivel vamos a encontrar
un interés doble entre las motivaciones “profesionales” y los condicionamientos personales. José Ignacio de Pombo, comerciante de
Cartagena, es un claro ejemplo de esta situación. En Pombo van a
confluir su preocupación por la incidencia de la viruela en la posible falta de trabajadores, con los condicionantes y preocupaciones
de protección de su familia frente a la epidemia. Doble perspectiva
que también van a vivir los médicos del virreinato. Mientras, la plebe,
tendrá la preocupación casi única de salvar la propia vida.
c) Como les adelantaba antes, en la cuestión de la medicina también
tenemos que hacer referencia al papel del individuo como fenómeno en
el proceso histórico: las iniciativas particulares en el virreinato, tanto de
autoridades como de vecinos, fueron un complemento decisivo a las acciones institucionales. Esta individualidad, que sin duda estaba inmersa en
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
27
una sociedad que condicionaba sus actuaciones, dio forma y realidad a una
larga serie de Instrucciones, Métodos, etc., que no tendrían su verdadero
sentido si nos quedásemos únicamente en su aspecto normativo. Aquí,
la figura de Mutis vuelve a aparecer con una especial significación. Como
les dije hace unos momentos, la complejidad y los agentes que intervienen en el proceso son numerosos. Pero también es evidente que el estudio
de la lucha contra la viruela, sin el referente histórico de Mutis, quedaría
muy incompleto. Mutis aglutinó los esfuerzos contras las epidemias, figurando como autor y responsable de las Instrucciones para una mejor aplicación de la inoculación, así como del Método para curar las viruelas, estando
igualmente detrás de los informes que el virrey Caballero y Góngora envió
al ministro Gálvez; él fue, asimismo, el encargado de instruir a los comisionados que tenían que buscar la vacuna en el virreinato21.
d) Ante el peligro que suponía la viruela, la decisión de tomar medidas preventivas antes de la llegada y contagio de la enfermedad había llevado a adoptar, en primer lugar, la técnica de la inoculación, y posteriormente, la de la vacunación. La polémica generada por este principio
inoculador-vacunador se puede advertir desde tres prismas. Uno primero
de carácter médico: se trataba de saber si había que inocular, de qué
manera y con qué precauciones. La segunda mirada tiene un carácter
ideológico: a partir de la idea de que la naturaleza podía modificarse con
la aplicación de la técnica. Por último, una cuestión psicológica: nadie
quería ser el primero en experimentar una nueva práctica que consistía
en introducir parte de la enfermedad como medida preventiva.
El combate contra la viruela nos permite abordar desde la medicina
un proceso de transformación de la sociedad neogranadina. Frente a una
defensa tradicionalmente pasiva aparecen una serie de medidas preven21
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ARJBM, III, Medicina. FRÍAS NÚÑEZ, M. Enfermedad y sociedad en la crisis colonial del Antiguo Régimen. (Nueva
Granada en el tránsito del siglo XVIII al XIX: Las epidemias de viruelas), Madrid, CSIC, 1992.
Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
tivas, que he venido denominando como defensa activa. Una apuesta, al
mismo tiempo, por prácticas audaces y métodos eficaces, tras los que
aparece un efectivo cambio de mentalidad en el conjunto de la sociedad.
Las dinámicas en las que se dan continuidad estas prácticas son realmente
confusas. Así, por ejemplo, vamos a ver coincidir la defensa de un método
preventivo como la inoculación, con ritos tradicionales como las rogativas, en los que la influencia divina seguirá siendo protagonista. Esta
última claramente potenciada desde las estancias eclesiásticas, que intentaban asimismo mantener su cuota de influencia.
Terminando
Creo, porque ya es tiempo de ir finalizando, que estos elementos que
les acabo de presentar reflejan tres maneras de abordar la historia que
pueden servir de referente para futuros trabajos de investigación. El estudio de los dibujos y procedimientos de Pedro Pérez de León nos permiten situar el origen de la práctica de una disciplina que tendría un
apogeo bastante posterior, pero que ya en el siglo XVII mostraba una
técnica muy desarrollada.
El referente de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, nos sirve a su vez como elemento aglutinador, como referente de
conjunto para abordar una sociedad que apuesta por el saber, con distintos objetivos y quizás con intereses enfrentados, pero con una idea
común: apertura al conocimiento y a la mejora general de su territorio.
Por su parte, las epidemas de viruela y la lucha contra ellas, primero
desde el propio virreinato neogranadino y posteriormente desde un ambicioso proyecto estatal español, nos adentran en otra posibilidad de estudio social y nos permite constatar el cambio de una sociedad que, frente
a anteriores etapas de conformismo estaba, ahora, dispuesta a plantarse
frente a las adversidades. Eran tiempos políticos también donde se esta-
Ciencia y medicina en la Nueva Granada
29
ban asentando nuevos rumbos y que, tras la invasión napoleónica de la
península, empezarían a despegar definitivamente hacia su nueva configuración en república Colombiana.
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Ciencia y medicina en la Nueva Granada
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