Fuera del sujeto - Medicina y Arte

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Emmanuel Lévinas
Fuera del sujeto
Traducción
de Roberto Ranz Torrcjón
y Cristina Jarillol
Rodal
CAPARRÓS EDITORES
p
.-~
...•
dar el propio pensamiento "para sí" y, por consiguiente, una insuficiencia de la posición del sujeto en la que el yo dispone de un mundo dado.
Hablar es interrumpir mi existencia de sujeto y de dueño, pero interrumpida sin ofrecerme en espectáculo, dejándome simultáneamente
objeto y sujeto. Mi voz aporta el elemento en el que esta situación dialéctica se cumple concretamente. El sujeto que habla no sitúa el mundo
en .lelación consigo mismo, no se sitúa pura y simplemente en el seno
de su propio espectáculo, como el artista, sino en relación con el Otro.
Este privilegio del Otro deja de ser incomprensible desde el momento
en que admitimos que el hecho primero de la existencia no es ni el en sí
ni el para sí, sino el "para el otro"; dicho de otro modo, que la existencia humana es criatura. A través de la palabra proferida, el sujeto que
se erige se expone y, de algún modo, reza.
En estas observaciones, demasiado rápidas para un tema tan grave, el
acontecimiento propio de la expresión se sitúa fuera de su tradicional
subordinación al pensamiento. La concepción según la cual la palabra
no sirve más que para comunicar el pensamiento -o para disimularlose apoya en una tradición tan antigua y tan venerable que apenas osamos tocarla. Pensamos que las tachaduras de Michel Leiris agotan magníficamentetodas las posibilidades de la profundización del pensamiento pensante en el mismo contacto con la materia sensible de las
palabras. Pero se ajustan aún al primado del pensamiento respecto al
lenguaje enunciado en el clásico "lo gue bien se concibe ... ". Para Michel Leiris, las riquezas aportadas por el lenguaje no se miden a fin de
cuentas más que por su contrapartida en contenido pensado.
Fuera del sujeto'
1
Del sujeto al objeto
E
l psicologismo en lógica -resultado
del empirismo naturalista de
finales del siglo XIX- trataba de reducir la idealidad de las formas
lógicas y matemáticas del pensamiento científico -pensamiento
de una
inteligencia, pensamiento de un yo pensanteal fenómeno psicológico, individual pero anónimo, del pensar mismo. Reducción de lo ideal
y del yo al pensar que no es el pensar de un yo: al pensar anónimo que
se instala en el tiempo, sumiso a las leyes -a constantes empíricasque regulan el devenir de un psiquismo que se desarrolla a guisa de pensamiento. Leyes o constantes visibles a la conciencia que reflexiona sobre ella misma. Leyes empíricas de la psicología, más coactivas que el
acto intelectual dé un yo que pensase libremente -yo quizás ilusorio en
el seno de un dcterminismo universal-.
De ahí la tentación de reconducir la universalidad y la idealidad de las ideas y de los conceptos, a:-í
como la unidad del "yo pienso" (que antaño parecía dominar (/ priori L1
res cogitans y la res extensa), al orden de la naturaleza y al anonimato
de lo individual (de lo individual que, como se sabe desde Aristóteles.
"es lo unico que existe"): al desarrollo de la realidad mental, a lo sitbjetivo que se COI/vierte en la matri: de todo lo pensable.
Las Investiguciones Lógicas de Edmund Husserl -que inauguran la
l fenomenología
y que ya recurren a ella- cuestionaron, desde comienzos de siglo, esta interpretación naturalista de la conciencia y esta reducción del pensamiento a un mecanismo psicológico. Husserl no sólo
ha demostrado el escepticismo radical que implicaba esta doctrina que
comprometía en el acto su propia pretensión de verdad. Insistió sobre el
• Escrito especialmente para este libro. [N. de los T.]
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..
carácter intencional de la conciencia en el que se des-hace la imagen de
una conciencia monolítica y de la contextura material del hecho psicológico. Toda conciencia es, sin duda, conciencia de esa misma conciencia, pero también y sobre todo de algo distinto que ella: de su correlato
intencional, de su cogitatum. Pensamiento consciente de un "cogitatum", el cual, objeto, es inherente al pensamiento, sin ser, por así decirlo:o'''harina del mismo costal". Apertura del pensamiento sobre algo presente al pensamiento y completamente
distinto a la vivencia de este
pensamiento. HusserI ha insistido en la irreductibilidad de la intencionalidad: apertura que no es ni un principio de contigüidad, de semejanza o de causalidad, ni de cualquier consecuencia deducible, ni" la relación de signo a significado o de todo a parte. La intencionalidad -del
pensamiento a lo pensado, de lo subjetivo a lo objetivono equivale,
en efecto, a ninguna de estas relaciones que se pueden leer sobre el objeto o entre objetos. Apertura del pensamiento sobre lo pensado: "Apertura sobre ... ": el pensar, que no es, sin embargo, un estremecimiento
ciego de lo mental, sino que, precisamente como intención, es un proyecto, "proyecto" de un pensamiento que, sin ser "extraído" del tejido
mental del pensamiento, siendo inherente a él "como algo no ingrediente", se presenta en él en sí mismo y en él se muestra. Se manifiesta en él
en sí o, en esa manifestación, está en sí.
Contra el natural fluir temporal de la realidad mental o subjetiva y las
constantes empíricas en las que el psicologismo buscaba una racionalidad empírica, la fenomenología hussserliana, en su anál isis de lo subjetivo, habrá preservado la objetividad o el en-sí o la presencia o el ser del
objeto, protegiéndolo de toda confusión con el psiquisrno vivido por el
pensamiento, y habrá mantenido esta objetividad en su independencia
por la idealidad invariable de las formas lógicas, matemáticas, y por las
necesidades racionales de la eidética. Formas visibles, y así, verdaderas.
Toda conciencia es conciencia de algo: la conciencia no es solamente
una vivencia del psiquismo, cogitaciones seguradas de su existencia
subjetiva; es algo dotado de sentido, pensamientos que se proyectan hacia algo que en ellos se muestre. Para toda una generación de alumnos
y de lectores de las Investigaciones Lógicas, la fenomenología, que marca una nueva atmósfera de la Europa filosófica, habrá significado, sobre
todo, el acceso del pensamiento al ser despojado de los impedimentos
subjetivistas, una vuelta a la ontología sin problemas criticistas si te. .
' n e
mor a l re 1atl~lsmo; el desarrollo de las ciencias eidéticas; contemplación
de las esencias -método
de las disciplinas llamadas ontologías regionales-.
La lógica, ella misma ampliada a una mathesis universalis y
consagrada como "ontología formal", invita al pensamiento subjetivo a
adoptar sus formas. "La vuelta a las cosas mismas", santo y seña de la
fenomenología, suele entenderse como esta prioridad del ser respecto a
la conciencia en la que se muestra dictando su ley a los actos de la
conciencia y a su síntesis.
2
Del objeto al sujeto
y sin embargo, la enseñanza última de la fcnomenología husserliana
-que distingue en lo subjetivo, gracias a la noción de intcncionalicad.
entre lo subjetivo del psiquisrno vivido y lo objetivo que es proyec ado
por eso subjetivo o se muestrano consistirá en apartarse de lo que es
puro acto de esta proyeción para absorberse en el tema objetivo y merecer así dignidad científica. La fenomenología no pretende ser un rea.isl/lO
ingenuo, Según Husserl, la fenomenología nos dirá que el persamiento absorbido por el objeto es precisamente ingenuo; nos dirá ore,
separado de su nacimiento intencional en la conciencia, lo objetivo' ,igue siendo una abstracción expuesta a malentendidos inevitables. cue
hay que prevenir con la mirada dirigida al surgimiento de lo objetivo a
partir de lo subjetivo. Claro que no se dirá. como querían los psico.ogistas, que lo objetivo ya es siempre subjetivo. Pero sí se dirá que. se-:
parado de lo subjetivo que lo porta o lo constituye "intencionalmente".
lo objetivo es abstracto; que oculta sus perspectivas; que es obra de un
pensamiento ingenuo. Se nos dice en la fenornenoloaía
husserliana cue
b
.
la manera científica o filosófica de conocer consiste en estudiar las arti-
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culaciones objetivas del ser --cosas, valores, correlatos de la afectividad y de la voluntaden la concreción del pensamiento o de la vida
noético-noernática
de la conciencia depurada de toda contaminación
previa por lo objetivo afirmado prematuramente: en el pensamiento buscado o alcanzado, a título de conciencia pura o transcendental, en una
operación llamada reduccián fenomenolágica.
Una operación que hace
ap~~ecer en el fenómeno todas las dimensiones del sentido, todos los
"horizontes" que escapan a la ingenuidad de un pensamiento que descuida reflexionar sobre su propio desarrollo; pensamiento ingenuo:
como si el sujeto pensante no tuviese que desconfiar de lo que puede
asentar de otro modo que pensando, o como si, fuera del sujeto pensan-
ción ... Está absolutamente desprovisto de componentes explícitos; es
en sí y por sí indescriptible: yo puro y nada más',
Absoluto y puro al que se remonta la vida noético-noemática,
y del
que procede, el Yo soporta y pasa, sin duda, la prueba metodológica suprema de la reducción transcendental, a través de la cual Husserl retorna al pensamiento, puro de todo compromiso con "las cosas del mundo", que no tienen más que "estarse quietas", por así decir, que ser y que
aparecer, que mostrarse sin ambages, sin siquiera las sombras que podrían proyectar las cosas que se le aparecen al Yo puro e impasible, sin
el sedimento ni el desgaste que podrían dejarle los fenómenos, preservado de todo comercio inadvertido o clandestino con el objeto, de toda
complicidad prematura con lo verdadero en el que sólo importa el aparecer. Identidad e imparcialidad del yo puro que no hace correr el riesgo al ser desvelado --el fenómeno-,
constituido o mostrado en las intenciones, de encontrase desde su aparición, puesto anacrónicamente al
servicio de los presupuestos. Identidad del yo puro y posibilidad de una
temporalidad en el fenómeno gracias a una sutil intencionalidad de las
retenciones y de las protenciones venidas a la presencia inicial de la proto-impresión. Tiempo que se refiere así a su único éxtasis (que es más
bien instancia del presente), instancia que volverá en la rc-presentacián.
Pcnsamicnro en el que el ser de los entes será a fin de cuentas presencio
en la verdad sintética de una teoría. Identidad del yo -identidad
del
único ya exento de toda pertenencia que, en el simple individuo. lo habría llevado a una promiscuidad de individuos contenidos en la extensión de un género en el que están situados y en el que son equivalentes,
Unicidad. identidad de único, precisamente vo que no es una metáfora
cualquiera de lo idéntico, sino su significado original en su despertar a
sí; despertar a sí que no es conciencia refleja, despertar que predestina
la identidad a la pureza transcendental. Yo transcendental que no ernerge de ninguna operación ternatizadora
y que no reivindica la identidad
de lo mismo que se revela en lo distinto, en nombre de una diferencia
"común". Identidad injustificable lógicamente, que se muestra en el YO
de lo dicho, en el decir que pertenece de algún modo a la constitución
te, hubiese aún sentido.
3
El yo puro
Pero lo que parece primordial en esta fenomenología transcendcntal,
que promueve la concreción del fenómeno en calidad de intencionalidad
noético-noemática.
es el origen del "fenómeno" en lo quc las Ideas de
Husscrl introducen. desde 1913, bajo la denominación
de YO puro
--c'ontra lo que protestaban, como bajo la influencia de un psicologismo remanente, las Investigaciones Lógicas de 1901-. A esta noción,
desde 1913, concede la fenomenología gran importancia, La fenómenología no sería el discurso de un psiquisrno anónimo; la intención del
pensamiento noético-noernático
es la intención de un yo que no sería tomado "del cuerpo" del psiquismo de la conciencia más de lo que lo es
el objeto, y que, "transcendente en la inmanencia", según la paradójica
expresión de Husserl, se mantendría único, y, así, absoluto. sin relación
con nada más, en sí, aunque viviendo actualmente o activamente en los
actos de conciencia que "proceden de él". Es inasequible a toda reduc-
1, H USSERL.
de J. Gaos),
166
E .. ldeus reltnivus a unafenomcnologi«
México,
FCE.
1962.
* 80.
167
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••
pura y 1II1aJilll"ofíafelllllllellll¡'ígica
p. 190 (p. 160 del original).
(Tr,
del yo a que da expresión. Vigilia de un incesante despertar, yo que, a
pesar de Rimbaud, no es otro. Identidad del yo precavida contra toda
sorpresa del "ya", de todo hecho consumado y fuera de todo parentesco. Identidad de único genialmente bautizada por Leibniz como mónada; identidad inalterable de la que no nos asombramos suficientemente.
nacer. Y Husserl, en su crítica del cogito cartesiano --del cual admira la
inflexión reflexiva-,
reprocha a las- Meditaciones de Descartes el Yo
descubierto y cierto en el horizonte del mundo. El yo puro en el que se
convierte el yo cartesiano en la reducciónfenomenológica tendrá, pues,
el estatuto excepcional de un yo transcendente en la inmanencia misma
de la intencionalidad: "indescriptible: yo puro y nada más'",
4
5
Sujeto fuera del sujeto
Antes de lo verdadero
No nos sorprendemos suficientemente de esa identidad de mónada,
de esa identidad de único en el yo que no necesita justificarse lógicamente como la individuación de un género por la adición de un atributo
diferente del que reside en otros individuos del mismo género, o por una
posición irreductible del individuo en el espacio y el tiempo -la famosa individuación por la materia-o El yo es diferente por su unicidad, y
no único por su diferencia.
¿De dónde viene esta unicidad que no podría tampoco ser entendida
como residuo de una abstración, de una elevación del individuo a la unidad ideal del género al que el individuo habría pertenecido? Su significación no está desde luego constituida, a su vez, en un sujeto más absoluto, por así decirlo, que el absoluto constituido -momento
del
"infinito malo", momento de una iteración-o
El yo puro, sujeto de la
conciencia transcendental en la que se constituye el mundo, está él mismo fuera del sujeto: sí mismo sin reflexión, unicidad que se identifica
como despertar incesante. Se lo ha distinguido bien, desde la Crítica de
la Razón Pura, de todo dato que se ofrece al saber bajo las formas a
priori de la experiencia; e incluso se ha condenado a la "psicología racional" que lo había considerado sublime, pero legítimo, objeto del conocer. A partir de las implicaciones de la Crítica de la Razón Práctica,
el Yo transcendental se postula más allá de su función de forma en el co-
168
..~
...
¿ y nada más? La objetivación, la proyección de la intencionalidad,
¿son acaso el último secreto del pensamiento que la vocación fenomenológica de la filosofía tenga que iluminar? La luz que está en el comienzo de"!pensamiento, ¿no se manifiesta acaso a modo de una iluminación que se esparce sobre las formas que reúnen en presencia y que
permiten pensar en conjunto el espesor caótico de la hvlé. de la cual se
niegan a hacer abstracción los textos husserlianos incluso en su polémica contra el sensualismo empirista y la afirmación de la intcncionalidad?
¿Está la luz del pensamiento únicamente destinada a aclarar las formas
. sintéticas que, a través del contenido pululantc de los elementos, elementos de lo sensible sin estructuras, habrían ya anudado lo más profundamente posible el nudo de lo simultáneo, cuya morfología estaría
llamada a trazar la fenomenología? Sin duda a causa de esta luz. propia
del acto intencional, propia de la nóesis llamada a iluminar las formas
de lo noernático, modalidades de lo dotado de sentido y de lo racional,
el magnífico descubrimiento hecho por Husscrl de la intencionalidad
afeetiva y axiológiea (sin la cual todas las vivencias no-teóricas de la
conciencia quedarían no siendo otra cosa que contenidos "hyléticos")
2. 'bid.
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..
..•..
comporta
la afirmación de un "elemento dóxico que entra en toda posicionalidad'", lo que asimismo indicaría, para el significado del ser, la
prioridad de la presencia y de la representación;
es decir, la simultaneidad mantenida a modo de sistema de la teoría.
Pero la posición como yo transcendental
en su unicidad de absoluto,
que asegura la verdad del ser en el aparecer, ¿no está mandada a su unir
cidad' por una luz distinta de la que ilumina las estructuras del fenómeno? ¿No se remonta acaso a la intriga ética anterior al conocimiento?
Ante el otro hombre que un hombre puede sin duda abordar como presencia, y que aborda así en las ciencias humanas, ¿es que el pensante no
se ha expuesto ya -más
allá de la presencia del otro, iluminada sin ambages como visiblea la desnudez sin defensas del rostro, patrimonio
o miseria de lo humano? ¿No se ha expuesto a la miseria de la desnudez,
pero también a la soledad del rostro, y, por tanto, al imperativo categórico de asumir la responsabilidad
por esa miseria? Palabra de Dios en
esa miseria, encomendando
a la responsabilidad
que es irrecusable. Unicidad de irreemplazable
y de elegido. De único a único, más allá de todo
parentesco y de toda comunidad de género previa: proximidad y transcendencia fuera de todo sujeto, fuera de toda síntesis de mediador. Pero
despertar al indescriptible
"yo puro" de la constitución
transcendcntal,
reccontrado por la reducción fenorncnológica.
Nota bibliográfica
El pensamiento de Martin Buber y el judaísmo contemporáneo. Texto
de una comunicación,
publicado en la colección: Martin Bubet: L'homme et le philosophe, BruxelIes, Institut de Sociologie de I'Université Libre de Bruxelles, 1968.
Martin Buber; Gabriel Marcel y la filosofía. Texto de una comunicación
en el coloquio consagrado a Buber en la Universidad Ben Gourion de
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A propósito de Buber: algunas notas. Aparecido en: Qu'est-ce que 1'honune? Philosophie/Psvchanalvse.
Hotnmage Ú Alplionse de Waelliens ( 19 11-1 981), Brussels, Facultés Universitaires Saint-Louis,
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Fran: Rosenzweig: un pensamiento judío moderno. Aparecido en: Revue de théologie et de philosophie, n° 98, Lausanne, 1965.
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Vladill1ir Jankélcvitch, Publicado en: L'infonnationjuivc.
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En memoria de .slphonsc de Waelhens. Aparecido
Fi losofie,
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Los derechos del hombre v los derechos del otro. Aparecido en la coleción: L'indivisibilité des droits de l'homme. Fribourg, Éditions Uni-
3. Ibid.,
versitaires,
1985.
Los cuerdas v la madera. Sobre la lecturajudia de la Biblia. Aparecido
en el número de mayo/junio de Axes, n° 4, 1972.
Lenguaje cotidiano y retórica sil! elocuencia. Aparecido en: Le quotidien el la philosophie, Studia Philosophica, vol. 40, Bern/Stuttgart,
* 127, p. 303 (p. 263 del original).
Verlag Paul Haupt,
170
1981.
171
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