L A OBE DI E NCI A por :Li c .Fe l i peDe lCas t i l l o Le ó m, Gt o . , Mé x i c o La Obediencia Por: Felipe del Castillo En Mateo 28 Jesús nos llama a todos a ser discípulos; la Biblia nos enseña no solamente a predicar la palabra y que la gente crea en Jesucristo, sino también a ser discípulos de Cristo y a hacer discípulos a otras personas. Un discípulo no es otra cosa que aquel que sigue el ejemplo de un maestro y nosotros queremos ser como Jesús, y no sólo como él hacia las cosas externamente, sino queremos ser como él en su carácter, porque si nosotros podemos llegar a ser como él entonces podremos enseñar a otros a ser como él, y lo que hemos recibido de Jesús en su carácter vamos a transmitirlo a otros y ellos a su vez a más personas, transmitiendo así todos el carácter de Cristo a otros. El discipulado entonces nos lleva más allá de simplemente hablar la palabra y anunciar lo que Jesucristo ha hecho, nos lleva a una labor más profunda en la que nos sometemos verdaderamente a Cristo, son muchos los que quieren oír la palabra y recibir de Dios; y esta es la fase del creyente o bebé espiritual, y no se determina por el tiempo, algunos creen que por tener 10 años de conocer de Dios ya no son bebés espirituales, pero no es así, por eso te digo que no tiene nada que ver el tiempo que lleves en Cristo para determinar si eres un bebé o no. Desgraciadamente hay personas que llevan mucho tiempo en Cristo y son bebés. Y algunas veces esa es la razón por la cual no hay discípulos en las congregaciones, porque aunque hay quien anuncie la palabra y la predique, muchas veces ahí se queda la labor, mientras que el discípulo es el involucrado en formar el carácter de Cristo en su vida y en la de otros. Características del Discipulado Según el ejemplo de Jesucristo son 4 las cualidades esenciales que sobresalen en su persona y ministerio: 1.- Obediencia: Ante todo Jesús era obediente, Él decía yo no hago nada por mi propia voluntad, sino lo que el Padre me manda eso hago, nada hace el Hijo que no haya recibido del Padre para hacer, Jesús fue obediente, el escritor de hebreos nos menciona que Él aprendió obediencia. 2.- Sumisión: Déjeme decirle que obediencia y sumisión no es lo mismo, hay gente obediente y hay gente sumisa, Jesús a parte de obediente fue sumiso, en su actitud él deseaba hacer la voluntad de Dios, no sólo hacía la voluntad del Padre porque Él se lo dijera sino que tenía una actitud de confianza en Dios, Él decidía internamente someterse a la voluntad del Padre. 3.- Amor: Jesús dijo: Nadie me quita la vida sino que yo mismo la doy, y Él mismo dice: Que no podía yo rogar al Padre y enviaría dos legiones de ángeles a defenderme –y la verdad es que sí lo podía hacer-. Pero por amor, Jesús fue a la cruz, por amor se humilló y lavó los pies de sus discípulos, los amaba. El amor es servicio. 4.- Oración: Vemos en Jesús el ejemplo máximo de un hombre de oración, en cada decisión que Él tomaba siempre oraba antes; recuerdas cuando Jesús fue al huerto del Getsemaní y mientras Él oraba en profunda intimidad con el Padre, descargó sus sentimientos, recuerdas cuando oró antes de escoger a los 12, o cuando oró antes de irse al desierto y antes de ser bautizado por Juan y recibir el poder del Espíritu Santo, Jesús siempre oró antes. Si quieres ser un discípulo de Cristo tienes que cultivar y desarrollar estas cualidades en tu vida: Obediencia, sumisión, amor y oración, el que diga que quiere ser discípulo o seguidor de Cristo y esté descuidando las cuatro áreas de su vida, está lejos de ser un discípulo de Cristo; esto no quita que esta persona sí crea en Él y sea salvo, incluso que reciba sanidad y provisión de parte de Dios, incluso la persona puede libremente adorar a Dios, es por eso que tal hecho no garantiza que sea un discípulo de Cristo. Muchos de nosotros estamos como aquel joven rico que vino a Jesús y le dijo, maestro bueno que he de hacer para heredar la vida eterna y Jesús sabía que él estaba guardando los mandamientos y le dijo, guarda cada uno de los mandamientos y el joven le contestó todos estos los he guardado desde mi juventud, pero Jesús lo vió y le dijo, para que seas un discípulo deja todo lo que tienes, dalo a los pobres, ven y sígueme, pero allí el joven ya no pudo continuar porque él sólo quería ser un cristiano e irse al cielo, no quería ir más allá. La pregunta para cada uno de nosotros es ¿qué quieres ser un creyente o un discípulo? La decisión es voluntaria. Revisaremos ahora solo la cualidad de la obediencia y posteriormente profundizaremos en las demás. Comencemos por mencionar que: Hay 3 pasos para obedecer. 1.- Debo conocer para obedecer. Como voy a obedecer si no sé lo que me piden que haga. 2.- Debo disciplinarme para obedecer. 3.- Debo comprometerme para obedecer. La obediencia es la primera característica de un discípulo y al revisar la primera cita Bíblica podremos descalificar a mucha gente que no es discípulo de Cristo. Dios es muy claro y cuando somos maduros y dejamos de ser bebés ya no se nos da leche y esto que te comparto hoy no es leche, es algo que tiene que ser digerido cuidadosamente, porque sino estás dispuesto a recibir más te puedes indigestar y te va a caer mal lo que estoy diciendo y no porque yo te caiga mal (porque a lo mejor me amas y gracias por eso), pero en realidad es Dios quien nos quiere enseñar a ir más allá. Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. ¡Que claro conciso y certero! Levanta tus manos, danza, grita, ven a la reunión pero no solo eso dice, guarda mis mandamientos, y su palabra y no se refiere a dejarla guardada en un librero sino dentro de ti, si me amas, guarda mis mandamientos. Juan en su primera carta ya más experimentado después de que escribió este evangelio, en 1Juan 2: 3-5 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. La pregunta para ti es, guardas la palabra de Dios es decir la obedeces. Obedeces a Dios aunque tengas luchas te levantas y obedeces a Dios, o dices es que he fracasado en mi vida de oración y en la próxima reunión lloras y te comprometes pero sigues sin orar, o bien te pones a orar. ¿Estás obedeciendo a Dios o no? Porque si decimos que le conocemos y no guardamos sus mandamientos somos mentirosos. Y esto no es para condenación porque Juan le escribió estos versículos a los cristianos de todo lugar, haciéndoles reflexionar, diciéndoles aún si has dejado una religión y ahora crees en Cristo y has tenido un encuentro con Cristo la evidencia de esto es que guardes sus mandamientos. Es por eso que entendemos que una persona que toma o fuma mientas no es confrontada con esa verdad donde la Biblia dice que es pecado y lo separa de Dios, mientras esa persona no confronte su pecado y clame a Dios no va a pasar nada en su vida. Muchos de nosotros así como el fumar y tomar, mentimos, criticamos, tenemos envidia, rencor, resentimiento, armamos pleitos, y la Biblia dice que lo mismo estos pecados nos separan de Dios. Y a veces el diablo nos engaña y no nos damos cuenta que ese pecado nos esta tomando, pero un día llega Cristo y por medio de la alabanza, la adoración, o de un mensaje de la palabra de Dios, el Espíritu Santo buscando hacer la obra de santificación en nosotros nos revela el pecado, y así como cuando éramos sorprendidos por nuestros padres haciendo cosas que nos decían que no hiciéramos, nos sobresaltábamos, cuando Dios nos expone ante nuestro pecado ¿cómo actuamos? Nos arrepentimos o decimos ¡no pues nadie es perfecto!, pero la Biblia dice que solo los que obedecen la palabra de Dios son los que le aman. Tal vez muchos digan que aman a Dios pero pocos lo demuestran obedeciendo la palabra, nuestro amor por Cristo nos lleva a obedecer sus mandamientos. Y aquí hay una diferencia entre la religión y la relación con Cristo, la religión te dice: Tienes que obedecer, lo que te genera una carga pesada, es como si alguien te estuviera cargando personas sobre tu espalda, una sobre otra y te dijera, aguanta, obedece, no adulteres, no mates, te vez obligado y lo haces y te pesa hacerlo. Jesús le dijo a los fariseos ustedes ponen cargas sobre los hombres que aún ni ustedes llevan, guardan la ley por obligación. Pero cuando conocemos a Cristo y lo aceptamos en nuestro corazón, reconocemos que somos pecadores y que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y reconocemos nuestra situación condenada a la muerte, pero Jesús en su infinita misericordia nos saca de ahí y nos lleva a una vida nueva y produciendo en nosotros gratitud por lo que Él hizo y cuando Jesús nos dice llévame en tu espalada uno accede fácilmente por amor a Él, incluso podemos cargar a más y más personas porque Jesús nos lo pide, la gran diferencia es que lo hacemos por amor a Él y así la carga es más ligera. El mejor ejemplo se da en el matrimonio, cuando una pareja se casa hay actitudes de su esposo(a) que no le agrada, pero aún así las soporta y las cubre por el amor que hay entre ellos, y aunque el o ella tenían esa actitud desde antes de formalizar el matrimonio lo cubrían con amor y no era una carga porque había amor, pero llega el tiempo en la pareja en que se enfría el amor y los defectos salen no de repente porque ahí estaban ahí desde siempre, la diferencia radica en el amor, porque cuando este deja de cultivarse entonces los defectos que antes se cubrían y se soportaban ahora se hacen una carga pesada. Entonces nuestro amor por Cristo nos lleva a obedecer sus mandamientos y no es que nosotros le amemos ahora a fuerza sino que Él nos ha amado y eso produce en nosotros gratitud y entonces amamos a Dios y entonces obedecemos lo que Él dice. La obediencia es importante para Dios, tanto que la establece como una cualidad de un verdadero discípulo; en una base militar los soldados rasos obedecen a su sargento y cuando este desobedece recibe disciplina, los soldados obedecen a su sargento porque este a su vez obedece a su teniente, el teniente obedece al mayor y siguiendo una cadena de mando el mayor y los superiores obedecen al general, el recluta que se negaba a obedecer a un sargento estaba desafiando la autoridad del general. Pero en el ejército el motivo de la obediencia es el temor, en la vida cristiana el motivo de la obediencia es el amor. Yo antes me reunía los domingos en donde me habían enseñado mis padres, a ir a escuchar la palabra de Dios por temor porque si no iba me iba a ir al infierno, esa fue mi experiencia personal porque me obligaban a obedecer las leyes religiosas por temor, pero la base de la obediencia en el cristianismo es el amor, no el temor. No obedezcas a Dios por temor, porque Dios nos sigue amando aunque no oremos, ni leamos la Biblia, aún si no nos reunimos o no diezmamos, Dios nos sigue amando porque su amor es incondicional y eso no nos debe hacer desobligados sino nos debe hacer entender cuan grande amor tiene Dios por nosotros y al entender su infinito e incondicional amor, en gratitud nosotros le obedecemos. El discípulo debe conocer la palabra de Dios para obedecerla. Luc 11:28 en palabras de Jesucristo dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. ¿Cuántos oyen la palabra, y cuántos la guardan? Yo antes oía la palabra de Dios tantas veces, y ahora venimos y hasta lloramos porque la palabra de Dios viene con poder en el Espíritu Santo tocando nuestra vida y nos mueve, pero si no la guardamos, si la decisión la seguimos hasta el momento en el que salimos de la reunión porque después se nos olvida. No podemos obedecer a Dios sin conocer su voluntad, y Dios nos revela su voluntad a través de su palabra; entonces lo que nos toca a nosotros es estudiar y leer la palabra de Dios constantemente y recuerda que como en toda disciplina lo más difícil es, empezar. Así es con el principio de la palabra de Dios, debo disciplinarme para crecer, para amar, para meditar la palabra de Dios. Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. Paso uno: Debo conocer para obedecer, paso dos: Debo disciplinarme para obedecer y debo disciplinarme a leer la palabra de Dios para poder saber qué pide Dios de mi, dice la escritura en palabras de Jesús si vosotros permanecéis, todos alguna vez hemos leído la Biblia, pero cuántos han leído la palabra de Dios diario, la condicionante es permanecer, todos enfrentamos luchas todos los días para leer la palabra de Dios la pregunta es, ¿permaneces? Por eso hablamos de que hay dos categorías: Los que creen y los que siguen a Cristo (los discípulos). Alguna vez has tenido rencor o resentimiento contra alguien que te haya herido, dañado, maltratado, injuriado, usado, etc. y dices ¿qué debo hacer si tengo rencor?, y algunos dirán debes perdonar, y ¿por qué piensan así?, pues porque la palabra lo dice, y si permaneces en la palabra; entonces el día que tengas rencor la palabra de Dios te va a decir: Perdona. Pero si no conocemos la voluntad de Dios para una situación en particular lo más probables es que se deba a que no conocemos la palabra de Dios, pero si conozco lo que la palabra de Dios dice y no hago lo que ella me dice, voluntariamente estoy decidiendo desobedecer. Cuando una persona que tiene muchos años en el conocimiento de Dios pide consejo, la primera pregunta podría ser, ¿has estudiado la palabra de Dios en cuanto a lo que me preguntas?, ejemplo: No aguanto a mi esposo, ¿me debo de divorciar o no? Has leído lo que dice la palabra de Dios respecto a eso, la respuesta siempre debe estar enfocada a lo que dice la palabra de Dios. Tenemos que tener en cuenta que la palabra de Dios permanece a pesar de las circunstancias las promesas de Dios permanecen, recuerdas a Daniel que fue llevado cautivo a una nación extranjera llamada Babilonia, lo único que podía esperar estando prisionero en un pueblo extranjero era lo peor, pero él obedeció la palabra de Dios en las peores circunstancias y Dios lo levanto. Qué pasó con José, fue vendido como esclavo, sus hermanos lo odiaban a causa de sus sueños, José les platicó su sueño en donde las estrellas, el sol y la luna se inclinaban delante de él, y eso significaba que sus hermanos mayores y aún su padre y su madre se inclinarían delante de él, pues no les cayó en gracia a sus hermanos, sino todo lo contrario. Pero José aún en las peores circunstancias fue obediente a Dios y Él le honró. Sí tu tienes una inquietud o pregunta, lo primero que debes hacer es buscar lo que Dios dice en esas circunstancias, y sí vas a dar un consejo a una persona, no lo hagas en base a tu experiencia, sino en base a lo que dice la palabra de Dios. Lo que revela la voluntad de Dios no es un sentimiento de paz, es Su palabra. Si sientes mucha paz, pero la palabra de Dios no esta de acuerdo con lo que estás decidiendo, entonces no es la voluntad de Dios. Lo único que hace evidente la voluntad de Dios, es su palabra. Un discípulo debe anhelar amar la palabra de Dios; cuando tomas la Biblia en la mañana y dices con desánimo y flojera ¡hay mis tres capítulos diarios!, entonces no tienes un anhelo por amar la palabra de Dios, pero si dices eso y después reflexionas y dices: Señor dame amor y hambre de tu palabra, entonces estas cerca de llegar a serlo. Jeremías 15: 16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. Y esto se refiere a cuando uno lee la Biblia y se asombra cuando ve los versículos es ahí donde ¡come su palabra! Como dijo el salmista más deliciosa que la miel que mana del panal esa es tu palabra Salmo 119 habla muchísimas veces del amor, en tu palabra me deleito. ¿Cómo podemos llegar a tener amor a la palabra de Dios?, pues permaneciendo en ella, porque sí solo vas a la palabra de vez en cuando entonces no le vas a tener amor y cuando ella te corrija no la vas a amar, pero alguien que ama la palabra aún cuando esta lo corrige está contento porque sabe que es lo que necesitaba, y es como se muestra que ama la palabra. Y tercer paso: El discípulo se compromete a obedecer la palabra, esto es lo más difícil, algunos pueden llegar a conocer la palabra aún a disciplinarse para leer la palabra, pero comprometerse a obedecer, este es el último paso de la obediencia, nosotros obedeceremos la palabra de Dios aunque no nos guste, porque amamos a Jesús y tenemos una relación con él, le obedecemos por amor, pero hay ocasiones que ciertas cosas, palabras o dirección de Dios a nuestra vida no nos gusta. Es como la vida conyugal cuando hay conflictos muchas veces uno se excusa en las acciones de la pareja para hacer tal o cual cosa, pero eso esta mal Jesús dijo que si te pegan en una mejilla pongas la otra mejilla, no dijo si te pegan defiéndete, es como escucho a los esposos que dicen, es que mi esposo me trata así como no quiere que yo sea así. Nosotros obedeceremos la palabra de Dios aunque no nos guste porque tenemos el compromiso de hacerlo. Un verdadero discípulo va más allá de sus sentimientos y aún cuando sus sentimientos le manifiestan que aquella decisión de obedecer la palabra no le gusta, él decide obedecer porque se ha comprometido, esto solo lo va a hacer un discípulo a diferencia de uno que cree solamente, el discípulo tiene un compromiso, el cristiano normal, no, porque él solo quiere recibir y a veces da cuando se siente bien o esta gozoso pero sin compromiso, es el típico que dice cuenta conmigo, pero cuando yo pueda. Cuando Jesús le hablo a Mateo, éste último estaba en el banco recogiendo los tributos de los judíos hacia el imperio romano, en eso pasó Jesús y le dijo: Ven y sígueme. Mateo no le dijo, nada mas termino la cuenta de hoy, deja voy con mi jefe y le digo para que le den a mi primo el trabajo y todo quede aquí bien arreglado. No, dice la Biblia que levantándose dejó la mesa con las monedas y le siguió. Ahora yo te pregunto ¿estás decidido a obedecer la palabra de Dios cuando tú puedas o siempre? ¿Qué es comprometerse? Cuentan que un equilibrista muy famoso, el mejor del mundo, un día en su acto más espectacular decidió tender un cable a lo largo de las cataratas del Niágara y cruzarlas, era el acto más maravilloso (esto sucedió hace varios años) y nadie había visto un acto semejante y con esto, este hombre reafirmaría que era el mejor equilibrista del mundo, había una multitud de más de 2000 personas que se habían reunido para ver este acto de equilibrio. En eso el equilibrista voltea hacia la gente y le dice: ¿Creen que lo puedo hacer? Y la gente contestaba eufórica ¡sí!, y él volvió a preguntar ¿creen de verdad que lo pueda hacer? Y la gente contestaba: ¡Sí!… y él pregunta entonces ¿quién sube a mis espaldas para cruzar conmigo? Y solo contesto el silencio, nadie dijo creo. ¿De qué manera creemos en Dios? Crees que Dios te pueda prosperar, sí, crees que Dios te pueda sanar, sí, crees que Dios pueda restaurar tu matrimonio, sí, entonces Dios te dice: Súbete sobre mí, vamos a hacerlo, tienes que hacer esto, ayúdate de la palabra, y tu dices es que este camino no me gusta, que tal que nos caemos, mira que complicado esta, entonces de qué manera creemos en el Señor. Un compromiso quiere decir que nosotros nos obligamos a una persona, a un ideal, a una meta, sin importar las consecuencias, cuando alguien se compromete con alguien esta obligada a esa persona sin importar las consecuencias. Por eso podemos decir que nuestra generación es una generación sin compromiso, ni los cheques valen, depende de quien lo firme y aunque les cobran una cuota alta, la gente da cheques sinfónicos, de hule. Muy poca gente hoy se compromete con alguien sin importar las consecuencias, pero Jesús nos llama a comprometernos con Él, y este compromiso con Él no será uno en el que sufriremos, o salgamos perdiendo sino el compromiso que tengamos con Cristo será siempre hacia adelante Jesús le dijo a los discípulos no hay uno solo que haya dejado padre, madre, tierras, casas, posesiones o hermanos que no recibirá cien veces más. En este tiempo y en el venidero el compromiso de un discípulo es una obligación para estar sometido a Cristo, para llegar a ser como Él. La mayoría de los cristianos deseamos obedecer la palabra de Dios, pero desear no es suficiente, no lo debemos dejar solo en un deseo, porque el deseo viene de las emociones y las emociones fluctúan constantemente y dependen de las circunstancias, no debe ser un sentimiento, debe ser una decisión. El discípulo anhela obedecer, no solo va a desear sino va a sujetar su voluntad a una decisión de obediencia, nuestra decisión propia no lo va a lograr por sí misma, pero nuestra voluntad fortalecida por el Espíritu de Dios puede controlar nuestros sentimientos y guiarnos a actuar conforme a nuestro compromiso, sí tú decides obedecer a Dios esa decisión es la que te puede sacar adelante en los problemas cuando eres tentado a no obedecer a Cristo. Esto funciona así, sí tu decides obedecer, Dios va a respaldar tu decisión y te va a ayudar, pero si no decides, Dios no te va a ayudar. Dios respeta nuestra voluntad, Él no nos obliga, tenemos que decidir. Muchos anhelan y quieren hacer la voluntad de Dios pero no se mueven, no actúan, solo hablan de querer hacer su voluntad, pero necesitan ¡decidir!, para que Dios los respalde. Sí decides hacer Su voluntad, Dios va a tomar tu decisión y la va a fortalecer con su Espíritu, con Su poder para ayudarte a obedecer. Pero Dios no va a ayudar al que no decide, yo quiero dejar de fumar, no basta el querer dejar de fumar, no basta el querer dejar de murmurar, no basta querer dejar de fornicar, de ver revistas pornográficas, de masturbarse, ¡no basta! Tenemos que decidir dejar de murmurar, tenemos que decidir perdonar, tenemos que decidir cubrir la falta con amor, tenemos que decidir y Dios va a fortalecer tú decisión. Si vienes a Él de verdad anhelando obedecerle, Él va a fortalecer tú decisión y vas a aprender una dimensión diferente de obediencia. La gente en nuestros días dice, si te agrada algo, hazlo, hedonismo. Un joven cristiano (de los que creen) comenzó a bajar en sus calificaciones, y sus papás unos buenos cristianos se preguntaban qué vamos a hacer con nuestro hijo y decidieron llevarlo al psicólogo, -y no digo que este mal ir al psicólogo, sino que hay que saber quién tiene la respuesta, quién de verdad puede ayudarnos-, si tenemos a Cristo busquemos de Él primero. Lo llevaron al psicólogo y él que ni conocía, ni temía a Dios tuvo varias pláticas con el joven, era el mejor psicólogo de Irapuato por lo que cobró una buena cantidad por consulta, después de unos dos o tres meses de consultas el muchacho comenzó a mejorar en la escuela, las calificaciones comenzaron a restablecerse, por lo que los papás fueron con el psicólogo para saber qué tenía el hijo, a lo que el psicólogo les dijo, lo que pasa es que su hijo estaba inseguro y yo le dije que se consiguiera una amiga de la escuela alguien que es muy amiga de él y le pidiera que le hiciera un favor. Le dije a su hijo que estaba muy tenso, muy inseguro, necesitas ver que alguien te ama así como eres, consíguete una amiga que tenga relaciones sexuales contigo y así te vas a sentir hombre, amado, aceptado y vas a comenzar a florecer en lo demás y el joven le hizo caso, se consiguió a la amiga con la que tuvo relaciones y floreció ¿cómo ve? Si te agrada, hazlo, pero eso no dice Dios. Hay algunos que se divorcian en busca de la felicidad y luego les preguntas por qué te quieres divorciar y te contestan para ser feliz porque ya no nos soportamos, el divorcio en busca de la felicidad a pesar del compromiso matrimonial para bien o para mal como se nos dijo cuando nos casamos y hasta que la muerte nos separe, es dejado a un lado porque ya no nos agrada vivir con esa persona. La verdadera felicidad se encuentra solamente en la obediencia a Dios, tal vez esto no lo entiendan muchos, el hombre ha tenido ciencia, ha probado los placeres, la sabiduría, el dinero y no ha sido feliz, la verdadera felicidad se encuentra en obedecer a Dios, cuando hay conflicto entre la palabra de Dios y los sentimientos personales, qué crees que debemos hacer, pues lo que la palabra de Dios dice y seguramente en ese momento no vas a sentir querer obedecer pero no has decidido obedecer cuando lo sientas, sino que te has comprometido a obedecer siempre. Obediencia, primer cualidad de un discípulo. Ojalá y el Señor nos diga: No estas lejos del reino, porque hay en tu corazón el deseo y ahora la decisión de ir más allá del deseo y decidir obedecer. Yo te animo a que como dijo Juan en su primera carta, si le amamos permanezcamos en sus mandamientos y le obedezcamos. Oremos: Señor gracias por tu palabra que nos redarguye y nos corrige, gracias por que tú intención es ayudarnos a reflexionar, sí somos realmente discípulos o simplemente creemos. Y si queremos ser discípulos como tu nos has llamado, ahora aprendemos sobre la obediencia ayúdanos, reconocemos que lo que es imposible para el hombre, para Dios todo es posible. Ayúdanos a entender la verdad de tu palabra y andar en ella, gracias por tu palabra en el nombre de Jesús.