"GANANCIAS ABSOLUTAS Y RELATIVAS EN EL CONSEJO DE

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"GANANCIAS ABSOLUTAS Y RELATIVAS EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD
DE LA ONU. CASO DE SIRIA".
Stalin Ballesteros García* 1
Yulieth Martínez Villalba**2
RESUMEN
El presente documento se hace un recorrido por los debates de las relaciones internacionales,
con la intención de pasar revista a la teorización de la misma y así poder enfocar en el cuarto
debate (neorealismo-neoliberalismo) para resaltar la importancia de las ganancias relativas y
absolutas en las relaciones internacionales, para responder a la pregunta ¿deben los estados
perseguir ganancias absolutas o relativas?
Palabras Claves: Conflicto, Cooperación, Siria, Consejo de Seguridad, relaciones
internacionales.
ABSTRACT
In this document is done a tour through the debates in international relations, in order to
review the theorizing of it so we can focus on the fourth debate (neorealism-neoliberalism)
and to highlight the importance of relative and absolute gains in international relations, to
answer the question: should states pursue absolute or relative gains?
Key Words: Conflict, Cooperation, Syria, UN Security Council, international relations.
1
*Docente Universidad del Magdalena, Magister en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad
Javeriana y Director del Grupo de Investigación Conflicto y Relaciones Internacionales.
2
** Profesional en Negocios Internacionales, Investigadora del Grupo de Investigación “GRUPO DE ANÁLISIS EN
CIENCIAS ECONÓMICAS (GACE)” y Grupo de Conflicto y Relaciones Internacionales Universidad del
Magdalena.
INTRODUCCIÓN
Con el inicio de las protestas el día 26 de enero de 2011, la realidad social siria pronto empezó
a tornarse inestable y fue motivo de atención por parte de la Sociedad Internacional. Sin
embargo, fue con el estallido de los disturbios que esa situación se tornó una preocupación
dentro de la misma, ya que comenzó a amenazar el establecimiento del Sistema Político del
país, y en ese momento los ojos de las principales potencias del mundo se enfocaron allí.
Actualmente “el caso Siria”, refiriéndose con esto a su Guerra Civil y las condiciones diversas
que ésta suscita, se ha convertido en un tema imprescindible dentro de la Agenda de los
Estudiosos de relaciones internacionales, principalmente porque es un tema de discusión que
ha enfrentado dentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a tres de las
principales potencias del mundo, Estados Unidos, Rusia y China.
Es en ese punto, donde radica la importancia del presente trabajo investigativo, en la medida
que no se encontraron estudios previos en los cuales se analice desde la disciplina científica de
las relaciones internacionales, las decisiones tomadas dentro del Consejo de Seguridad que
han influido directamente en la realidad actual del país Sirio.
Siguiendo los lineamientos de Esther Barbe,
se plantea que el concepto de relaciones
internacionales cubre una doble dimensión, en primer lugar, el sector de la realidad social y en
segundo lugar la consideración científica de dichas relaciones (Barbe, 1995 pág. 19).
Basándose en lo anterior, el presente trabajo pretende articular esa doble dimensión, al
analizar la realidad social y política que presenta la República Árabe Siria desde el inicio de su
guerra civil en el 2011. Puntualizando dicho análisis desde la teoría de las relaciones
internacionales, principalmente desde el cuarto debate teórico dado en esta disciplina,
denominado “neorrealismo-neoliberalismo”, para resaltar la importancia de las ganancias
absolutas y relativas en la sociedad internacional, con el fin último de responder a la pregunta
¿deben los Estados perseguir ganancias absolutas o relativas?
En ese orden ideas, abordaremos brevemente cuatro de los debates de las relaciones
internacionales como disciplina científica, tales como: “Realismo-Idealismo”, “cientificismo y
tradicionalismo”, “Realismo-Transnacionalismo o interparadigmatico” y
“neorrealismo-
neoliberalismo” (Salomón, 2002). Para luego exponer las condiciones geopolíticas y
geoestratégicas particulares que presenta el Estado de Siria, en las cuales radica el interés de
las principales potencias del mundo, con el fin de delimitar esa realidad claramente como
objeto de estudio. Y concluir con el análisis a la luz del cuarto debate, dejando entrever cuáles
son las ganancias absolutas y relativas involucradas en este caso puntual.
Revisión Teórica e Histórica de los debates que precedieron al debate Neo-Neo
Para entender la sociedad internacional es necesario entonces analizar el recorrido de los
debates sobre la misma desde las teorías de las Relaciones Internacionales y así identificar las
distintas perspectivas que hay sobre este sector de la realidad social y no caer en
imprecisiones, que como sustenta, Ole Holsti, las teorías de las Relaciones Internacionales
actúan como un par de anteojos de color, permitiéndole al observador ver sólo los eventos
relevantes a cada teoría (Holsti, 2004).
Tras su configuración como disciplina autónoma, en el periodo entre guerras surge el primer
debate de las Relaciones Internacionales que se conoce como debate Realismo-Idealismo,
dado entre los teóricos del realismo político aplicado al campo de las relaciones
internacionales y los internacionalistas liberales que buscaban fundamentar teóricamente la
naciente disciplina científica. Estas dos “ideologías socio-políticas” en palabras de Mario
Bunge, carecían de resultados dados a través de la investigación básica y se fundamentaban
mayormente en afirmaciones dogmaticas producto de la tradición de dichas doctrinas.
"Las referencias de los manuales al “primer debate” no incluyen las respuestas que los autores
implicados dieron a las críticas. Con ello se refuerzan los argumentos de Carr, con lo que la
idea que hoy día solemos tener del carácter del debate es muy sesgada. Básicamente, esa idea
coincide con la manera en que Carr lo expuso en su obra, a saber, como un enfrentamiento
entre la “ciencia” (representada por el realismo) y la “utopía” (de los internacionalistas
liberales)" llamados peyorativamente de “utópicos” en su obra The Twenty Years Crisis.
(Salomón, 2002, pág. 7)
Así que el primer debate de las Relaciones Internacionales más que un enfrentamiento entre
ciencia y utopía, fue un choque entre dos visiones del mundo opuestas y entonces excluyentes,
ya que, en el momento histórico en que se desarrolló el debate, ninguna de esas visiones del
mundo estaba vinculada a una teorización lo suficientemente sistemática y articulada como
para que se la pudiera considerar científica, aún en un sentido amplio. Ello, naturalmente
hacía imposible que los incipientes realismo y liberalismo pudiesen entablar un auténtico
debate.
En esta dirección, autores como Mónica Salomón, afirman que no hubo un debate
propiamente dicho, pues las razones expuestas estaban en contextos de tiempo muy diferentes
y por ende no hubo un enfrentamiento de ideas, por lo cual no se podría hablar de la victoria
de una de las dos teorías (Salomón, 2002, pág. 8). Sin embargo, es necesario denotar que el
realismo se impuso luego del primer debate, no por la contundencia de sus argumentos sino,
por la hegemonía del pensamiento defendida por los realistas en la segunda post guerra
mundial y especialmente, por la utilización de los planteamientos realistas por parte de los
Estados Unidos, donde estos guiaron su diplomacia y la política exterior de la época, es decir,
la teoría defendida por los realistas se convirtió en “inspiradora de la ideología de la política
exterior norteamericana” (Mesa, 1977, pág 88).
El “segundo debate” entre cientificistas y tradicionalistas se propicia en los sesenta
influenciado por el impacto de la revolución behaviorista y el debate sobre la neutralidad
científica (Barbe, 2007), en el cual, en cada una de las esquinas se encontraban realistas y
liberales.
Tras la consolidación de la visión científica en las Relaciones Internacionales, el segundo
debate estaba más centrado en aspectos epistemológicos que el debate anterior. Por lo cual se
puede explicar el hecho de que el núcleo del mismo estaba dado a partir de cuestiones
metodológicas. Donde los cientificistas evitan nociones generales y alentaban la utilización de
modelos matemáticos para el análisis de la realidad internacional, esto se traduce en el afán en
esta disciplina por sustentar empíricamente las hipótesis, enfatizando modelos que permitan
definir quienes toman decisiones en nombre del Estado. En cambio Los tradicionalistas, hacen
afirmaciones generales y basan tales decisiones en el buen juicio informado, criticando a los
cientificistas que hay variables que no pueden valorarse dado el valor de los contextos y que se
necesita tener en cuenta elementos cualitativos para entender la sociedad internacional.
En 1970, aparece el tercer debate conocido como Realismo-Transnacionalismo o debate
interparadigmatico. En esta última denominación se hace uso de la noción de Thomas Kuhn de
“paradigma científico”, donde se categoriza dentro de esta noción las tres corrientes de
pensamiento e interpretación de la realidad internacional de la época, el realismo, el
transnacionalismo y el estructuralismo. Es necesario aclarar que este último también es
considerado por autores como Mónica Salomón, como parte de este debate. Sin embargo la
utilización de la noción kuhniana imprimió una característica particular a este debate que
presentaba una confrontación más clara entre las ideas, pero que aceptaba la existencia
simultánea de postulados divergentes. En palabras de Weaver, el este debate no fue visto
“como un debate que alguien debía ganar, sino como una situación de pluralismo que se había
de aceptar” (Waever, 1996: 155).
Así, el tercer debate se desprende de las críticas al estadocentrismo defendido por los realistas,
posterior a la crisis del petróleo, la consolidación de organismos internacionales como la
Organización de Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco
Mundial (BM), entre otros aspectos internacionales, se empieza a ver que en la sociedad
internacional hay un sin número de temáticas propias del estudio de las Relaciones
Internacionales, que van desde problemáticas de salud mundial, medio ambiente,
interdependencia económica etcétera, dejando de lado la supremacía jerárquica de la
seguridad nacional y el interés nacional y su relevancia militar. Es decir, se cuestionó la
explicación de la realidad internacional de los enfoques realistas -hegemónicos en la disciplina
desde fines de la Segunda Guerra Mundial- por parte de las aproximaciones
“transnacionalitas” (Salomón, 2002, pág. 6)
Cuarto debate de RRII: El acercamiento de dos antiguos contradictores
Recorridos los tres debates que anteceden el debate entre Neoliberales y Neorrealistas o cuarto
debate, nos encontramos con que las dos corrientes teóricas más influyentes realismo y
liberalismo han concertado presupuestos científicos (cómo investigar) y una agenda de
investigación (qué investigar). No es casual que el cambio de denominación coincida con el
nuevo talante dialogante de ambos enfoques. (Salomón, 2002, pág. 6)
De esta manera, el cuarto debate se sitúa en la década de los años 80’s, no obstante, según
Salomón, “resulta muy difícil establecer en qué preciso momento el debate-enfrentamiento
realismo-transnacionalismo se convirtió en el debate-diálogo del neorrealismo-neoliberalismo.
Probablemente haya habido una superposición entre ambos” (Salomón, 2002, pág. 6). Sin
embargo, se considera que, más allá de una superposición entre los debates, lo que se realizó
fue una transición de los paradigmas tradicionales hacia los nuevos paradigmas, el
neoliberalismo institucional
y el neorrealismo o “realismo estructural”3, que intentaban
corregir los errores del pasado para que el cuarto debate lograse convertirse en un autentico
dialogo. En este sentido, fue necesario una reformulación de los paradigmas clásicos además
de otros elementos necesarios que permitiesen un acercamiento entre ambos, lo que Salomón
considera como precondiciones del dialogo4.
En ese orden de ideas y dadas las condiciones para el desarrollo del debate, es en el debate
neo-neo donde por primera vez se alcanzan resultados construidos a través del dialogo y
confrontación de argumentos, que permitan analizar la sociedad internacional de la época para
entender su estructura y sobre todo sus componentes, a través de postulados que pasaron de ser
excluyentes y comenzaban a ser vinculantes.
3
En el artículo “Theory of World Politics: Structural Realism and Beyond” Keohane procedió al análisis del
“realismo estructural” (la reformulación del realismo de Kenneth Waltz en Theory of International Politics, que
fue posteriormente denominado “neorrealismo” y se distingue de otras propuestas que sí se conocen como
“realismo estructural” propuestas por Buzan, Charles Jones y Richard Little Little.
4
Esos elementos - ”precondiciones” del diálogo- son los siguientes: la renuncia, por parte del sector
“transnacionalista” de Keohane, a crear un “paradigma alternativo” al realismo (a); la formulación, por parte del
mismo Keohane, de una propuesta concreta para integrar teorías provenientes de la tradición realista y de la
tradición liberal en un enfoque multidimensional (b); el acercamiento de posiciones, consecuencia de la
reformulación del realismo en neorrealismo (c) y la del enfoque transnacionalista en (neo)liberalismo
institucional (d). (SALOMON, 2002. Pág. 11)
Así, el cuarto debate se organizó en torno a una temática polemizada en debates anteriores, y
la cual adquiría cada vez mayor importancia pese a la realidad internacional del momento; la
Cooperación Internacional. Con la variante que en ese momento ambas teorías concordaban
que era posible llevarla a cabo, solo que en diferentes grados o niveles o situaciones, situando
como centro del debate neorrealismo-neoliberalismo lo referente a las posibilidades de
Cooperación Internacional. Para los neorrealistas, la cooperación internacional es más difícil
de lograrse, más difícil de mantenerse y más dependiente de las relaciones de poder de los
Estados que lo que afirman los neoliberales (Salomón, 2002, pág. 16)
En el pasado, las discusiones que se habían generado alrededor de este asunto, estaban dadas
por la incompatibilidad conceptual entre realistas y liberalistas, debido al hecho de que estos
últimos veían la cooperación internacional como una situación armónica donde los Estados
tienen intereses complementarios que se unen con fines humanitarios o paliativos (como
sucedió después de la Segunda Guerra Mundial con la necesidad de reconstruir Europa y la
posterior creación de Organizaciones Internacionales en pro de la Cooperación); afirmaciones
que no eran aceptadas por los realistas clásicos. Sin embargo con la reformulación teórica
hecha al liberalismo, el concepto de cooperación se transformo incluyendo nuevos aspectos
que eran aceptados por ambas teorías. Tal como lo muestra la definición de hecha por Robert
Keohane y Rober Axelrod, de cooperación internacional para el neoliberalismo institucional.
Cooperación no equivale a armonía. La armonía exige una total identidad de intereses,
pero la cooperación sólo puede tener lugar en situaciones en las que hay una mezcla de
intereses conflictivos y complementarios. En esas situaciones la cooperación tiene lugar
cuando los actores ajustan su comportamiento a las preferencias reales o previstas de los
demás. Así definida, la cooperación no es necesariamente buena desde un punto de vista
moral” (Axelrod & Keohane, 1985)
En esta dirección es importante denotar que enmarcada en la responsabilidad principal del
Consejo de Seguridad de la ONU, que se define en virtud de la Carta de las Naciones Unidas,
como el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional (Carta de las Naciones Unidas,
1945) se encuentras las funciones de Cooperación Internacional para aquellas naciones que se
encuentren en conflicto ya sea a nivel interno, especialmente cuando este afecte la estabilidad
de otros países en la región, y a nivel internacional sobre todo para evitar un conflicto que
pueda tener escala global nuevamente. Sin embargo, resulta interesante reflexionar sobre el
papel de ese grupo de naciones, donde solo 5 de las más importantes terminan decidiendo
curso del mundo entero.
Para Salomón, David Baldwin es quien mejor ha sintetizado el contenido del debate
neorrealismo-neoliberalismo y las principales divergencias entre ambas escuelas a principios
de los noventa, entre lo que resalta las visiones contradictorias en cuanto a las ganancias o
beneficios a obtener en las relaciones internacionales:
Los neorrealistas sostenían que los Estados, al iniciar la cooperación con otros, buscan
ante todo mejorar su posición relativa frente a los demás. En otras palabras, lo que
interesa a los Estados es, más que obtener ganancias, mantener o alcanzar una posición de
superioridad frente al resto. De ahí que teman que otros Estados puedan obtener
ganancias mayores que ellos en la cooperación (superarlos en ganancias relativas). Ese
temor a que la cooperación con otros Estados aumente su superioridad es lo que
impediría la cooperación a largo plazo. Los neoliberales no negaban que en determinadas
condiciones la cooperación se vea impedida o dificultada por la preocupación de los
Estados por los beneficios relativos, pero consideraban que en general prevalecerá el
deseo de obtener beneficios absolutos -deseo que llevará a intentar maximizar el nivel
total de los beneficios de quienes cooperan- (Salomón, 2002, pág. 16).
Basados en la consideración anteriormente expuesta, los neorrealistas y neoliberales
continuaron el dialogo concibiendo nuevos criterios de análisis para interpretar la sociedad
internacional del momento. En consecuencia tenemos que, la noción y diferenciación entre
beneficios absolutos y beneficios relativos, la gestación de una subdisciplina que organizó el
debate: La economía Política Internacional y dentro de esta la implementación del concepto de
régimen internacional que es aplicado a las relaciones internacionales, la estructura de la
sociedad internacional enmarcada entre la anarquía y el papel de las instituciones, son en
síntesis algunos de los resultados producto del debate neo-neo. Cada uno de las cuales será
empleado como herramienta teórica para el análisis del estudio de caso del presente trabajo
investigativo, con el fin de que sustenten y ayuden a explicar los beneficios absolutos y
relativos involucrados en la realidad internacional actual del país Sirio
SIRIA: Aspectos geopolíticos y geoestratégicos, y su importancia regional.
En ese orden de ideas, procederemos a aludir las características generales que presenta la
Republica Árabe Siria, así como las particularidades geopolíticas y geoestratégicas en las
cuales se enmarca la actual situación del Estado, con el fin de ilustrar la teoría anteriormente
descrita y entender porque el caso Siria constituye una realidad particular difiriendo de casos
anteriores como lo ocurrido en Libia.
Así, luego de casi un año de haber iniciado las manifestaciones en el territorio Sirio, fue
necesario reformar la constitución política en ese entonces vigente de 1973, con el fin de
reducir la asonada; en dicha constitución se definía a la Republica árabe Siria como, “un
Estado democrático, popular, socialista y soberano.” (Constitución de la República Árabe
Siria, 1973).
De la descripción anterior,
llama especialmente la atención dos de las denominaciones
utilizadas para definir el Estado sirio. En primer lugar, está el país sirio como un Estado
democrático, es de denotar en la medida en que, se puede llegar a pensar que los
acontecimientos en Siria están articulados con los sucedidos en otras naciones árabes desde el
2010, en lo que se ha llegado a denominar como Primavera Árabe. Esta interpretación no es
equivoca pero si puede ser tergiversada, ya que a pesar de que dichos acontecimientos
ejercieron una influencia en el país, las razones del levantamiento no solo están fielmente
enmarcada en la consigna defendida como revoluciones democráticas o en pro de la
democratización; puesto que según lo expuesto en su constitución política, Siria se
autodenominaba como un Estado Democrático. Además, es indispensable valorar igual que
hay intereses de diferentes grupos de poder de la región y de otras latitudes que estarían
interesados en derrocar el actual gobierno Sirio, con la intención de eliminar un opositor a
occidente. En segundo lugar, se encuentra la indicación del socialismo, como ideología
política del Estado. La importancia de este aspecto radica en que si bien, las revueltas no
estuvieron basadas en la petición de un cambio de sistema de gobierno, si lo fueron para la
doctrina política que defendía el gobierno, la cual es preciso aclarar, estaba muy marcada en la
realidad política siria y ejercía gran influjo en la toma de decisiones, especialmente en aquellas
que tenían que ver con las relaciones que el país mantenía con el resto del mundo; tal como se
anuncia a continuación.
El progreso hacia el establecimiento del sistema socialista además de ser algo
indispensable que emana de las necesidades de la sociedad árabe, es también una
exigencia fundamental para lanzar las capacidades de las masas árabes en la lucha contra
el sionismo y el imperialismo. (Preámbulo Constitución de la Republica Árabe Siria,
1973)
En aspectos como los anteriores, descansa la justificación de que los Estados Unidos, apoyen
formalmente y legitimen las protestas y levantamientos dados en los países árabes que buscan
deponer de los “regímenes no democráticos”, con el fin de que según estos, la población
mejore sus condiciones de vida a través de un “mejor sistema” que les permita mayores
libertades y que a su vez se articule a la dinámica que le convenga a esta potencia. Es decir,
donde los Estados Unidos puedan obtenerse ganancias Absolutas.
De acuerdo a lo expresado, podemos ejemplificar el planteamiento anterior, al citar al libro del
Profesor Gene Sharp, llamado “De la dictadura a la democracia” donde se exponen tácticas
para iniciar una revolución con métodos, según él no violentos y que ha sido traducido a 24
idiomas por la CIA. En el cual, se deslumbra como propósito, el incentivar movilizaciones
civiles que se conviertan en levantamientos armados que justifiquen las intervenciones
humanitarias, y que muchas veces pueden hacer temblar los cimientos del propio Estado, en
casos concretos y con características particulares como los del Norte de África o Medio
Oriente donde el poder central no es lo suficientemente fuerte para mantener el control del
Estado, y no existe una verdadera sociedad civil que presente una identidad nacional única y
común que se vea reflejada en una solidad lealtad al Estado-Nación. Por lo tanto, en estos
Estados existe una vulnerabilidad mayor ya que están expuestos a una posible desintegración
o balcanización a través de las líneas tribales que lo conforman. Como sucedió en el caso de
Líbano.
Por consiguiente y para evitar situaciones como la descrita anteriormente, el gobierno sirio
propuso una reforma a la constitución, la cual fue aprobada con un cuestionado referendo
realizado el 27 de febrero del año 2012. Esa nueva Constitución Política del Estado sirio
redefinía el carácter de la república eliminando algunas denominaciones antes expuestas en la
constitución que le precede y dejándola simplemente como, “(…) un estado democrático con
plena soberanía, indivisible, no puede renunciar a ninguna parte de su territorio, y es parte de
la Patria Árabe; el pueblo Sirio forma parte de la nación árabe”. (Constitución De La
República Árabe Siria, 2012). Así, se eliminaban las características ideológicas antes
definitorias y acentuadas que defendía dicho Estado.
De la misma manera, en los artículos siguientes de la constitución se enuncia que la religión
del presidente debe ser el Islam y “(…) la jurisprudencia islámica es la principal fuente de
legislación” (CONSTIITUCIÓN DE LA REPÚBLICA ÁRABE SIRIA, 2012). Lo que
además, denota la importancia política de la idiosincrasia religiosa y la relación intrínseca que
presenta esta con decisiones adoptadas por los instituciones políticas que componen el
gobierno sirio. De lo anterior, pude surgir entonces el cuestionamiento de la incompatibilidad
que dan denotado diversos autores como Samuel Huntington dado entre el Islam y las
doctrinas de occidente, destinados a chocar entre sí. Tal como señala Bernard Lewis “(…)
entre la sociedad islámica y la occidental había otras diferencias más grandes y profundas,
que, no obstante, por alguna razón, durante mucho tiempo habían sido ignoradas o
consideradas irrelevantes” (Lewis, 2002).
Asimismo,
no se modifico el máximo periodo presidencial expuesto por la anterior
constitución, manteniendo el límite de 7 años con el fin de restringir los casos de gobierno
vitalicio. Por tal razón, el día 03 de junio del 2014, el Estado sirio ofició sus elecciones
presidenciales en medio de la aún vigente Guerra Civil, donde los resultados dieron como
vencedor nuevamente al presidente Candidato Bashar Al-Assad, que durante mucho tiempo
fue uno de los líderes más populares del Medio Oriente. El actual presidente es reconocido por
su marcado antiimperialismo, su apoyo a civiles palestinos que viven en su territorio y por la
ayuda prestada a iraquíes que fueron expulsados de su país, situaciones que como es de
denotar se han dado en países que se han declarado opositores férreos a las políticas de
Occidente, lo que puede ayudar a entender porqué los Estados Unidos no se encuentra
complacido con el desenlace de las elecciones y cuestiona los resultados al mismo tiempo que
no los acepta, aunque justifique la no aceptación en los recurrentes argumentos de que según
indica, el
Derecho Internacional Humanitario está siendo violado por el gobierno Sirio
encabezado por Bashar Al-Assad.
Por otro lado, es importante delimitar geográficamente Siria, la cual se encuentra localizada
en la parte superior de la península Arábiga y es uno de los 13 países que compone la región
de Asia occidental o Medio Oriente; región que actualmente presenta unas condiciones
geopolíticas especiales como se podrá denotar observar la relación que mantiene la Republica
Árabe Siria con los países limítrofes.
En este sentido, limita al norte con Turquía actual miembro de la OTAN quien ha solicitado a
dicha organización el involucrase con la situación del país Sirio, al exponer que presenta
problemas en su zona fronteriza, dándole así la justificación adecuada para una posible
intervención. En el este con Irak, país donde los Estados Unidos Intento democratizar, pero se
convirtió en un proyecto inconcluso. Al sur con Israel, el que se considera el mayor aliado de
los Estados Unidos en la región, además de Jordania que es parte clave de la estrategia
norteamericana contra Siria. Puesto que, Amman fue una de las primeras capitales árabes que
pidió la renuncia de Bashar Al Assad, lo que se explica por las relaciones históricamente
complicadas entre Siria y Jordania5. Por el oeste limita con Líbano, el que a pesar de ser un
aliado fuerte de Damasco, no podrá ser de gran ayuda si entra en una guerra civil. Y por
último Irán, aunque Siria no comparte fronteras con este país, es importante mencionarlo ya
que es un opositor férreo de los Estados Unidos.
Tenemos en consecuencia, una serie de factores geopolíticos e ideológico-culturales
importantes que son de especial cuidado y que a la vez hacen parte del amalgama de
realidades que habría que analizar para entender la situación actual de Siria. Sintetizando, el
primero de esos factores es la ideología política instaurada históricamente en el Estado Sirio,
que aunque ya no se encuentre expuesta tan claramente como en el pasado, es respaldada por
5
Es importante aclarar que también limita al sur con el país de Palestina, aunque su reconocimiento como
Estado Soberano sea un tema cuestionado a nivel internacional, en el presente trabajo reconocemos su
presencia como nación.
los intereses enunciados por el actual mandatario que parece actuar en esa dirección; debido a
su cercanía política con el gobierno de países vecinos como Líbano, Irán y Palestina, y a que
su posición antiimperialista le permite encajar con los intereses de potencias como Rusia y
China, las cuales históricamente han estado en contraposición del bloque occidental, que
puede representarse actualmente en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Seguido, aspectos culturales irreconciliables que contribuyen a sustentar el no alineamiento
del Estado sirio al bloque occidental como sucede con otros Estados del Medio Oriente como
Arabia Saudita o Qatar. Por último, las condiciones políticas, sociales y económicas de una
región que ha pasado por notables cambios presuponiendo una realidad futura no muy clara y
por lo tanto difusa.
Todo lo anterior, merece ser articulado con otro tipo de elementos denominados
geoestratégicos, que contribuyen a enriquecer el conjunto de condiciones que caracterizan el
caso Siria.
En este orden de ideas, la importante geoestratégica de Siria contrario de lo que se podría
pensar, no solo radica en que se encuentre ubicada en el territorio que concentra mayores
reservar petrolíferas del mundo, aproximadamente entre el 70% y el 75% y que tenga 2,5 mil
millones de barriles de reservas comprobadas de petróleo según estadísticas del ocupando el
puesto número 33 a nivel mundial (Factbook, 2014). Sino que el país sirio sido llamado a de
desempeñar un rol de importancia en la búsqueda por una nueva fuente de energía que pueda
si bien no reemplazar al petróleo, por lo menos pueda servir como fuente alternativa ante la
reducción de las reservas sus mundiales y, al mismo tiempo, sea un tipo de energía no
contaminante, en días en los cuales el cuidado del medio ambiente ha de convertirse en una
política de Estado. Así, emerge el gas como principal alternativa.
Siria se ha convertido en objetivo de controversias dentro de organismos internacionales como
la ONU, precisamente porque se encuentra ubicada en una zona que también, posee la reserva
de gas más importante del planeta. “Según el Washington Institute for Near East Policy
(WINEP, el think-tank del AIPAC), la cuenca del Mediterráneo encierra las mayores reservas
de gas y es precisamente en Siria donde se hallan las más importantes” (citado por Shueibi,
2012).
Es así como esta región se vio implicada en dos de los proyectos energéticos más importantes
y de mayor escala que existen actualmente y que compiten entre sí. El primero de estos es
liderado por Rusia y la empresa Gazprom 6 denominado South Stream7, y el segundo es
liderado y apoyado por los Estados Unidos, conocido como Nabucco. Ambos proyectos a su
vez involucran a las naciones europeas, al ser el territorio a abastecer de gas.
En el pasado el mundo fue testigo de múltiples guerras por asegurar el dominio del petróleo y
con este obtener el control energético para sostener todo un sistema que dependía del mismo.
Rusia parece haber aprendido de los errores del pasado, donde no fue el poder miliar el único
factor del cual dependía el éxito, sino también y quizás en un mayor grado de las relaciones de
interdependencia (o dependencia) dadas a través de las capacidades propias que cada potencia
podía brindarle al resto del mundo. “Los neorrealistas, igual que los realistas clásicos,
consideraban que la distribución de recursos (capacidades) de los Estados es el factor que
mejor explica su comportamiento, incluida su participación en esquemas de cooperación con
otros Estados” (Salomón, 2002, pág. 17).
En la actualidad las condiciones han cambiado, el hecho de que los dos mayores productores
de Gas natural del mundo, Estados Unidos y Rusia respectivamente (Factbook, 2014), se
encuentren disputando el control del mismo no corresponde a un hecho aislado y contribuye a
explicar situaciones que están ocurriendo en diversas partes del mundo, entre las que se
encuentra el Oriente Próximo. “El control de las zonas gasíferas del mundo por parte de las
antiguas potencias y de las potencias emergentes es el elemento que da origen a un conflicto
internacional con manifestaciones de carácter regional” (Shueibi, 2012).
Enfrentados nuevamente a través de los dos proyectos energéticos que lideran, Rusia ha
logrado sacarle ventaja a los Estados Unidos, al mismo tiempo que han propuesto la
6
La partida comenzó en 1995, cuando Vladimir Putin trazó la estrategia de Gazprom: partir desde las zonas
gasíferas de Rusia hacia Azerbaiyán, Turkmenistán, Irán (para la comercialización), hasta el Medio Oriente.
7
El proyecto propuesto por Rusia comprende además del South Stream un tramo denominado North Stream, el
cual conecta a Rusia y Europa a través del mar Báltico (desde Víborg en Rusia hasta Greifswald en Alemania), el
cual fue terminado e inaugurado en el año 2011.
realización de una segunda línea del South Stream que presenta un recorrido similar al que
llevaría el Nabucco con el fin último de entorpecer el proyecto impulsado por su contraparte.
Tal como señala Imad Fawzi Shueibi,
Los propios partidarios de esa segunda conductora confiesan que se trata de un proyecto
«político» destinado a proporcionar una demostración de fuerza al frenar, e incluso
bloquear, el proyecto Nabucco. Moscú se esforzó además por comprar gas en Asia central
y en el Mar Caspio para enterrar ese proyecto y ridiculizar a Washington políticamente,
económicamente y estratégicamente (Shueibi, 2012).
Así, además del gas comprado a los países localizados en esas regiones, Moscú también
focalizó su atención en el Medio Oriente, zona que, como fue mencionado anteriormente,
haría la diferencia debido su potencial gasífero. Justamente, la importancia de Siria en esta
lucha por el control del gas, radica en que, debido a los acuerdos firmados en julio de 2011
con Irak para transportar su gas y las relaciones que mantiene con Líbano e Irán se abriría un
espacio geográfico, estratégico y energético completamente nuevo que abarcaría a estos cuatro
países y el cual, convertiría a Siria el principal centro de almacenamiento y producción debido
a los yacimientos de gas recién descubiertos, vinculados además con las reservas del Líbano.
Donde Rusia le apunta a convertirse a través de Gazprom en uno de los inversionistas u
operadores más importantes de dichos yacimientos (Shueibi, 2012).
Es por esa razón que los firmantes del acuerdo de Damasco, que permite que el gas iraní
pase a través de Irak y llegue al Mediterráneo, creando un nuevo espacio geopolítico y
cortando la línea vital de Nabucco, declararon en su momento que «Siria es la llave de la
nueva era» (Shueibi, 2012).
De este modo puede entenderse mejor las posiciones adoptadas por ambos países en el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Por un lado, los Estados Unidos al proponer
una vez más la intervención en los asuntos internos de un país del Medio Oriente, en este caso
Siria, por las vías militares, exponiendo que el régimen de Bashar Al-Assad estaba cometiendo
crímenes en contra de la sociedad Civil. Y por el otro lado, Rusia y China las cuales dieron su
veto en más de una ocasión para oponerse a la intervención propuesta por los Estados Unidos
al alegar que la realidad del pueblo sirio está difuminada y difiere en algunos aspectos de
cómo los medios occidentales se la han mostrado al mundo. Sin embargo, más allá de estos
argumentos que son validos, pero que a la vez sirven como cortina de humo que no dejan ver
las razones de fondo de estas posiciones, se encuentran los elementos geopolíticos y
geoestratégicos que conforman la realidad del actual Estado Sirio, los cuales hemos querido
resaltar en el desarrollo de la presente investigación.
Es así como, los Estados Unidos se empeñan en imponer cambios geopolíticos en Siria, con el
fin de que estos cambios le sean beneficiosos además de obstaculizar los proyectos rusos.
Mientras que Rusia intenta evitarlos, para que estos no entorpezcan con la construcción del
gasoducto South Stream, con sus intereses y todo lo que este proyecto significaría para la
lógica de poder de la región y en mayor escala entre los continentes de Asia y Europa.
El apuro de la coalición OTAN-Estados Unidos-Francia por eliminar los obstáculos que
se oponían a sus intereses en materia de aprovisionamiento en gas en el Medio Oriente,
esencialmente en Siria y Líbano, reside en la necesidad de garantizar la estabilidad y el
consentimiento del entorno cuando se habla de las infraestructuras e inversiones que
exige la industria del gas (Shueibi, 2012).
Ahora bien, en cuanto al veto dado por China ante el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas como muestra de que está apoyando las intensiones del presidente Vladimir Putin,
puede explicarse dentro del mismo contexto anteriormente descrito, ya que existe una
asociación estratégica entre ambas potencias emergentes, puesto que Moscú dará a China
condiciones preferenciales con el fin de acceder a su mercad, además de que dicho país está
llamado a vincularse directamente con la distribución del gas a través de la adquisición de
activos y de instalaciones, además de un proyecto de control conjunto de las redes de
distribución del proyecto liderado por Rusia (Shueibi, 2012). Como adición a lo anterior,
ambos países presentan preocupaciones compartidas como en el caso del riego que presenta el
proyecto estadounidense de «escudo antimisiles8» y la intensión por parte de Washington de
reactivar su estrategia en Asia central, área que históricamente ha estado sobre el influjo de
Rusia.
8
Washington no sólo ha implicado a Japón y Corea del Sur sino que, a principios de septiembre de 2011,
también invitó a la India a sumarse al proyecto (Shueibi, 2012).
CONCLUSIÓN
Al realizar un análisis comparado de las condiciones y elementos anteriormente expuestos con
la teoría desarrollado por los teóricos pertenecientes a las doctrinas neorrealista y neoliberal,
se puede destacar que el comportamiento hasta ahora expuesto por Rusia y China en el caso
particular Sirio, corresponde a los enunciado por los neoliberales al hablar de las intensiones
como elementos definidores del accionar de los Estados.
(…) argumentan que la sensibilidad de los Estados con respecto a las ganancias relativas
de los demás se ve muy influenciada por las percepciones que se tengan sobre las
intenciones de esos Estados. Las ganancias relativas obtenidas por Estados clasificados
como enemigos serían mucho más preocupantes que las que consiguen los aliados
(Salomón, 2002, pág. 17).
En este sentido, podría plantearse además que las ganancias relativas que podría llegar a
obtener los Estados Unidos al derrocar el régimen de Bashar Al-Assad, son mucho más
preocupante para China que aquellos “beneficios absolutos” que pudiese obtener Rusia con la
continuidad de este en el poder y continuación del proyecto South Stream. Puesto que en el
largo plazo, los beneficios obtenidos por Rusia con la apoyo dado a Siria, podrían irse
maximizando hasta convertirse en una ganancia absoluta debido a las relaciones de
dependencia al que estarían expuestas las naciones europeas, ya que sus sistemas productivos
deben adecuarse a este proyecto energético que abastecerían a Europa, casi por completo y
que en las condiciones actuales el país Sirio es indispensable para su realización.
De esta manera, la pregunta que se postuló al inicio del presente trabajo, de sí los Estados
deben perseguir ganancias absolutas o relativas, puede ser replanteada a través del interrogante
propuesto por Keohane quedando de la siguiente manera, “¿bajo qué condiciones los Estados
emprenden una cooperación mutuamente beneficiosa para preservar su poder y estatus
relativos?” (Keohane, 1983). El caso de Siria, es un claro ejemplo de que existen esas
condiciones y que estas son tan particulares como el momento histórico en el que se presentan.
De forma más puntual, se puede señalar que existe un estado de cosas que llevaron a China y
Rusia a coincidir y aliarse estratégicamente para coadyuvar al mantenimiento del Régimen
Sirio, puesto que de este modo no se amenaza su estatus relativo en la Sociedad Internacional
y por lo tanto ambas potencias pueden continuar cumpliendo su rol como contraparte,
evitando la acumulación de poder en un sola potencia, es decir, propugnado por un equilibrio
de poder.
Ese equilibrio de poder, que ha de estar delimitado por la interacciones propias en Sistema
Internacional y que Barbe expone dentro de un continuum entre cooperación y conflicto
(Barbe, 2007), el cual a su vez actúa al interior de los regímenes e instituciones internacionales
que definen en gran medida el devenir de la Sociedad internacional, solo podrá ser propiciado
y obtenido a través de la confrontación de poderes entre aquellas potencias que lo ostentan 9.
En el caso objeto de estudio del presente documento, se puede citar como ejemplo de lo
anterior, a los países pertenecientes al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, más
exactamente el grupo de los 5 países permanentes (China, Francia, Federación de Rusia, el
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América).
Los Estados se preocupan, ante todo, por la posición relativa en la escala de poder
internacional- los entienden como un producto de las relaciones de poder y explican los
regímenes bien a partir de la hegemonía de una potencia, bien a partir de una determinada
configuración de las relaciones de poder. (Salomón, 2002: 19).
Para finalizar, es oportuno aclarar que el presente trabajo investigativo desarrollo el análisis de
las condiciones actuales del Caso Siria, desde la óptica neorrelista-neoliberalista demarcadas
en el cuarto debate, puesto que consideramos interesante hacer el proceso de abstracción desde
la reformulación de las dos doctrinas tradicionales de las RRII. Sin embargo, no se desconocen
los avances dados en la disciplina con respecto a un debate posterior, donde emergen nuevas
corrientes teóricas que pueden, dependiendo de la posición del autor, dar herramientas de
análisis que ayuden a interpretar casos como el que aquí se estudio. Ya que como apunta
Holsti, las relaciones internacionales son cada vez más como una “amalgama de varios
juegos”. En consecuencia, la existencia de varios juegos supone la existencia de varias lógicas
y, finalmente, de varias claves explicativas. (Barbe, 2007)
9
Autores como Susan Strange y Kenneth Waltz, han llegado a supeditar la existencia del régimen internacional
al equilibrio de poder (Barbe, 1988)
La premisa de que los Estados buscan poder e influencia, aunque no siempre en los mismos
términos (en diferentes condiciones sistémicas, los Estados definen sus intereses de manera
diferente) (Keohane, 1983, citado por Salomón, 2002, pp17).
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