A.NO XXXn. - NUM. 9^0 &ÜNIS 6 OS AGOSTO DR 1906 LÜNIS 6 DE AGOSTO DB 19f0 IM»:SUu»KUBÍt*R«Kr«'r^'.']ítM>'* -, 7», ;1*---.-eJi -.-^ Í U [ . . I . « KümjMMMMMMtSKHl •- • J • •",- V, • -W*«-.: • T»W - K - O f » "•«>•,'i~!J-*TÍ EL SIGLO FUTURO PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN Álwn&Bdole ea esta Administración directamente: Madrid, f|50 pesetas al mes.~ Provinoias, • pesetas trimes tre.—Cuba y Puerto Eieo, 8 pesos semestre.— Filipinas, 6 pesos Semestre.— Extranjero: países de la Unión Postal, 20 pesetas semestre; y los demás países, 80 pesetas semestre.—Pago adelantado, en libranzas del Giro Mutuo, valores declarados 6 letras de fácil cobro. Por medio de corresponsal: Provincias, 1 pesetas trimestre.—Cuba y Puerto E:---, 7 pesos semestre.—Filipinas, 8 pesos semestre.—Extranjero ó países de la Unión Postal, 25 pesetas semestrfr. La última catástrofe. EQ uQa de nuestras costas, de las más conocidas, {Musadavy repasadas, y á la vista de Cartagena, ha naufragado el vapor italiano «S;rio>, causando innumerables victimas, de las cuales han muerto m¿s de trescientos, según las últimas noticias. Y no puede decir la burguesía anticristiana que mide á las personas por el dinero que tie> nen y no mira en ricos y pobres el selló de la divinidad, lo que una vez dijo el Diario de Barcelona ante una catástrofe ferroviaria, «afortunadamente los coches eran de tercera», pues entre los muertos los hay de todas condiciones y estados, y según los más extensos relatos, los primeros que se hundieron y desaparecieron en el fondo del mar fueron los camarotes de primera. ¡Qui horribles escenas las ocurridas hace horas en nuestras costas del Mediterráneo con este motivo! Madres que ven abandonados á sus hijos sin poder prestarles auxilio, esposas que pierden á sus maridos, tripulantes y gentes de mar que se disputan á pufialadas los salvavidas, barcas de auxilio que se hunden al peso de los que lograron un sitio en ellas, luchas encarnizadas ptura conseguir vivir unan hora! más, súplicas y gritos, lamentos é Imprecaciones, rézos y blasfemias, y poco deanes la nave que desapare entre las aguas, y los salvados, hambrientos y desnudos que saltan á tierra llorando la pérdida de seres queridos y yendo á cumplir las promesas que hicieron en los momentos de angustia. En meüo del horror que deja en el ánimo el relato de la catástrofe y de la angustiosa impresión que causa imaginar lo que seria la lucha por la vida, roto todo freno de respeto social y embotados los afectos humanos, detiénese la memoria blanda y amorosamente en el ejemplo de dos ilustres victimas, el sefior Arzobispo de San Pablo del Brasil, «que hasta el momento de morir estuvo sobre cubierta bendiciendo á los que desaparecían bajo las agiuus>, y el superior de unos Benedictinos ingleses, «que no dejó de consolar y confortar á sus compañeros de desgracia hasta que él mismo murió ahogado». Asi lo cuenta £1 Impar' cial, y encierra en breves lineas el merecido elogio de nuestra Beligión benditísima, pues sólo ella es capaz de Inspirar esos sentimientos heroicos de que han dado prueba estos buenos sacerdotes; sólo ella enseña que sobre el miedo á una muerte próxima, está el cumplimiento del deber de ayudar á bien morir á tantos infelices, que sin los auxilios de los sacerdotes se hu' hieran ahogado y se hubieran condenado, ¡Qué espanto el de los sacerdotes cuando se convencieoon de la realidad del naufiragio! ¡Qué Iviunfode la divina gracia, cuando despu&i de encomendarse á Dios y procurur saldar las imentas con la divina jtmtiéia, se dispusieron á auxiliar á tantos infelices que iban á perecer! ¡Qué sublime escena, la de la confesión sacramental sobre cubierta, convirtiendo á los victimas de la imprüdÜnoia iramana de desesperados en resignados, de fieras en cristianos, de demonios éh hlSbis'de Dios y herederos de su gloria! Lo cual|ió^ujita ninguna responsabilidad al que la merezca, al capitán, á las compañías sin entraña^ á los gobiernos complacientes, á todos los que comercian con el desdichado rebaño de emigrantes que. áédúcidós por proúiesaB engañosas, abandonan su patria y suelen ir á una muerte seguir^ lejos del cíela que los vio nacer; q u e ' ^ exija la debida responsáblUdad; que se pongan á salvp los fueros de la exmUncia humana y del trato debido á racionales; que se atienda, en la medida de la caridad, á tantos bifellces náufragos^ que reguemos por los vivos y difuntos, después de cumplir con bu otras obras de misericordia, pero que Qo se olvide la memoria de esos buenos aacerdotes católicos que, pudiendo disputarse ui^saliíiívidaii; helo hicieron, y, márt ü ^ fiel áeber, auxiliaron y salvaron á sus prójimos Siaifta que la muerte, que para BUOS seria piadosa, dejó sus cuorpoi s ^ U ^ w en las profiondidades del mar y Ueyó PUNTOS DE SUSCRIPCIÓN Adminiltración en Madrid: ealle del Clavel, número 11, segundo. Apartado número 118, y en las principales librerías de la capital.—En provincias, en las principales librerías, que son nuestros corresponsales. — En las islas Ful{toas, D. Ignacio Tambungui, Capellán de San Juan de Dios en Manila. Para lot anuncios de la Península y Extranjero, en casa de D. José Storr, Reina, 46, 2.°; D. Valeriano Pérez, Conde d«B»BI»lionei,7y 9¡ D. Emilio Cortés, Jacometrezo,50,Madrid; y losSres.Boldós y C.^, Rambla del Centro,37, Barcelona. •O SE DEVUELVEN LOS ORIGINALES Obispos náufragos. — El Araoblspe de San ' Elogiase mucho la abnegación y el heroísmo ! del superior de los Benedictinos que iban á bori>ablo, ahogado.—Otras netlolas. Entre el pasaje iban dos Obispos, uno de do del "Syrio„, y que hasta el momento de morir estuvo animando y confortando á sus an«lias italiano. Pereció ahogado el Arzobispo de San Pablo. gustiados compañeros. No se sabe de cierto si hay más víctipias ó se Ha llegado entre los supervivientes un estuhan salvado algunas más. diaste de D^ecfao, llamado Martín Maitre, que Los supervivientes telegrafían á sus familias marchaba á Buenos Aires para visitar á su ía que se han salvado. milla. Una mujer que llevaba un niño de once meAl estudiante acompañaba un niño de trece ses en brazos fué requerida para que soltase al años, que le fué recomendado en el momento niño si se quería salvar. de embarcar. La mujer dijo que no lo soltaba y que ^ se Se ignora la suerte que haya corrido este podían salvar los dos se salvarían, pereciendo niño. También iba á bordo del buque náufrago un en caso contrario. Después de inauditos esfuerzos fueron salvadoctor en Medicina, brasileño, llamado don dos madre é hijo. Eduardo Franco. Muchos particulares socorren á las náufraEste cree qne han perecido en el naufragio su esposa y una hija de quince años, que le gos con sus auxilios personales, sus casas y su acompañaban. dinero. liOB que Iban á bordo.— El gebomaioí' £t Sr. France espera con ansiedad la llegada deünreia, de los i;estant^ salvados para ver si entre ellos Cartagena 5 (21.). «Stán las personal queridas. Según los datos comunicados por el capitán Con todos estos náufragos han llegado también los cadáveres de dos niños de corta edad del "Syr¡o„, el pasaje era el siguiente: De primera y segunda, 70 pasajeros. qne pudieron ser recogidos. De tercera, 695. El capitán del "Syrio, dice en descargo suyo Tripulantes, 127. que los bajos contra los cuales ha chocado el En el tren de La Unión también han venido vapor no existen en las cartas marítimas. Tal declaración conceptúase aquí de absur- muchos náufragos, que no han querido venir do, puesto que dichos sitios son muy peligro- por mar. sos y para señalarlos á los buques está el faro Ha llegado el gobernador civil interino, ende las Hormigas, en un islote. cargado por el ministro de adquirir todos los Créese que el capitán se confió, acercándose detalles que pueda de la horrible catástrofe. demasiado al peligro. TttIegNimas de Fabi*a. Coando ocurrió el choque estaba la mar lia noticia del naufragio.—En el cabo de Pa* completamente llana. los-Choque centra un bajo.-Pánico de los pasajeros. — Auxilios del veeindarlo.— !!• el Ayunta miento.—Wánfragos «arados.— Trescientos náufragos, —El Araobispo'de xL Seeorros.— Ropas. —Más espaAoIes. San Psblo del Brasil. Cartagena 5 (12,51.)Cartagena 5. En el Ayuntamiento han sido curados al gu A las cinco de ayer tards, el vapor de la Com • nos náufragos de leves cjntasiones y heridas por el médico mayor de la armada D.Salva- pafiía Italiana de Navegación "Syrio„, chocó en dor Sánchez y los civiles Sres. Aviles y un bajo situado á una milla de distancia del faro de Las Hormigas. Cuesta. El citado vapor conducía á su bordo 90O emiAlgunos estaban casi desnudos, y las autorigrantes con destino á Buenos Aires. dades les procuraron inmediatamente ropas. El faro de Las Hormigas se halla en el Cabo £1 alcalde accidental, D. Francisco Rniz, ha de Palos. hecho cuanto ha estado de su parte para soco El buque, al chocar, comenzó á hundirse por i'* Princra n«tlela.—TrasaUáatlee á piqae.— Entre los que han sido conducidos á bordo rrer á los náuft^gos, buscando medios para ali la parte de popa. llaeioaalldad dol boque.—Pormonerca. del falucho venían el capitán del buque naufra- viar su situación, instalándolos en el salón de El pánico que se apoderó de los numerosos Cartagena 4 (11,30 n.). gado, el según do y tercero de á bordo, un ma- descanso del teati^o-circo, dónde se les servirá pasajeros españoles é italianos que en él viajaEn esta Comandancia de Marina se han reci- quüiista y cinco marinerosla comida de la cocina económica. bido noticias del Cabo de Palos, manifesUndo £1 alcalde propietario, Sr. Cañete, volvió ano- ban no es para descrito. De orden superior quedaron los nueve deteApercibidos de la catástrofe los torreros del que en los bajos de las Hormigas ha chocado nidos en la comandancia de Marina. ^ che para el Cabo de Palos. faro y el vecindario, comenzaron á prestar heesta tarde un vapor trasátlílntico italiano, yén! Entre los náufragos que han llegado aquí han Relatos «qMatawM. dose á pique. roicos auxilios, lanzando cables y saliendo en Cartagerui 5 (XO,&Om.). i resultado los siguientes españoles más: botes á recoger á los náufragos. De los 800 viajeros, iUlianos y españoles, Agustín Ibos, de veüiticinco años, de BellaLes relatos de los náaffsgos son terribles. Se calculan en 300 los náufragos que han peque iban en el mqDor, se han salvado la mayor '••' La inmensa tragedia se destaca con toda su Uoch (Léid^a). Este viajaba con cinco más de recido ahogados, la mayoria de ellos italianos. pmrte, pereciendo anos 80(k tMTorffica visión al ser murrada por las vícti- Barcelona, cuyo paradero it ignora; Bernardo Entre los ahogados se asegura que se encuen El vapw: se dirigía á Buenos Ah-es. Salas, de treinta y cinco años, de Palma de Matra el Obispo de San Pablo del Brasil. Los muinsros no se explican cómo ha podi- mas. Dicen los náofri^os qacá las cuatro dala llorca, éste viajaba con su mujer y una hija de Hasta ahora van extraídos los cadáveres de do ocurrir el suceso, por ser aquellos bajos tarde de ayer sintieron una espantosa sacudi- once meses, pereciendo ésta. cuatro hombres, tres mujeres y una niña. muy conocidos. Las recriminaciones de los supervivientes Se presencian escenas desgarradoras, lachas Los salvados se alojan en el Casino y casas da en el boque por la parte de popa; la violen- contra el capitán son unánimes. cia sacudió todo el buque. terribles. particulares de Cabo de Palos. A éste se le instruye sumaria por la Coman El pánico entre los pasajeros fué horrible. Una mujer que ha perdido en el naufragio Los náufragos eran casi todos emigrantes, dandá c^^iflna. Iban en el barco setecientas personas, la matres hijos menores, ha enloquecido. habiendo algunos español»; pero la casi totayoria españoles, y la angustia de ellos fué ho- Consternaeidn.—SOO muertas.—Pomeneres lidad eran italianos. La tripulación del naufragado buque ha sido I desgarradores,-Episodios trágieos. salvada, y lo mismo su capitán. MánfraKoa salvados.- Falueho salvador.—Coa rrorosa al sentirse naufragar enfrente de las costas de España, viendo de lejos la tierra á i Cartagena 5 (12.51.). dro trlato.—Filiaeióo de 1*8 náufraii^og. El vecindariorivalizaen prestar auxilio á los la que creíau no poder llegar. I La población está consternadísima por la in- náufragos. Cartagena S (10,10 m.). El vapor comenzó á hundirse por la popa; * mensa catástrofe del vapor "Syria,. Esta madrugada llegó á este puerto el taloComo éstos han perdido sus equipajes, se les los pasajeros enloqnccides por el terror co- f Los detalles que relatan los supervivientes han facilitado ropas. cho "Vicente Lacamba., de la matrfcal» de Ibiza, conduciendo cien náufragos del yapor meniaronuna luchafwozpara cogerlos sal- I son horribles, y al ser divulgados producen Ééafiragoa salvados—Alojamlentes.—El mévavidas y ganar los sitios del buque donde el . enorme emoción. "Syrio,. dico del «Syrie».—Encuentro feliz —EiCena f El número de muertos es, por desgracia, madramática.—El capitán del «Hyrle». Inmediatamente se trasladaron á bordo del peligro no era inminente. Todos los supervivientes se quejan de la con- I yor de lo que se creía, pues parecen que llegan Cartagena 5. falucho el alcalde y un oficial de la Capitanía ducta del capitán y de la tripulación, que en j á300. del puerto. A bordo de vaporcitos qne pertenecen á este El cuadro que se presentó ante su vista fué aquellos momentos terribles no realizaron tra- I Hay madres que han perdido tres y cuatro puerto han llegado ya tres expediciones de nán. bajos encaminados á aminorar la gravedad de I hijos; niños que han perdido á sus madres; es- fragos del "Syrio,. téhribli» I posos que perdieron á su mujer y todos sus hiEn el circo y en la Casa de la Misericordia Sobre la cubierta los infelices náufragos pre- la catástrofe. jos; una hecatombe, enfin,que dejará tan triste se les ha preparado alojamiento. Los pasajeros se encontraron abandonados á sentaban «n astado deplorable. El médico del "Syrio, se ha encontrado aquí Muchas mujeres y niños, alguno de ellos de su terror y su locura, haiita que acudieron en como imperecedero recuerdo. Las desgraciadas criatut'as que han quedado con su esposa y su hija, á las que creía perdipecho, tenían «u sus semblantes grabadas las su auxilio dos faluchos, que realizaron con essolas han sido llevadas á la Casa Cun^. das. fuerzos heroicos el salvamento. huellas del terror. El mayor contingente di muertos le han dado Uno de los faluchos fué el qne los condujo El capitán del "Syrio,, que estuvo aquí acoTodos se hallaban poseídos de una pena inmensa, porque casi todos tenían que lamentar directamente á Cartagena; «i ©tro se espera * las mujeres y los niños, y donde la muerte se che, ha declarado que á bordo de su barco sólo I ha cebado con mayor furia ha sido entre los venían 695 pasajeros, y que la tripulación se que llegue de un momento á otro. la pérdida de seres queridos. I pasajeros de primera y segunda, por estar en componía de 127 individuos. Algunos vapores, que cruzaban por las inLos tripulantes del falucho socorrieron á los náufragos en la medida de sus fuerzas con mediaciones y presenciaron la catástrofe, en- «la cámaras de popa, que fueron las primeras JLes salvados.—Triste vejca. — Pormenores trlstisimos. los alimentos de que pudieron disponer, cu- viaron sus botes, por no poderse ellos acer- i enánndirse. Cartagena 3. briendo sus carnes con algunas pobres pren- car al lugar del siniestro por lo peligroso que ^ Entre los mil episodios trágicos qne relatan era. ^ los supervivientes, hay uno que hace estremeEntre los salvados se halla un anciano que das de vestir. ha perdido en el siniestro á su mujer y tres hiTodos los salvadores rivalizaron en heroís- I cer el ánimo más valeroso. Al muelle acudieron el capitán general del departamento, el juez de instrucción y la Guar- mo, prodigando á los náufragos palabras de í Agarrados á una cuerda de uno de los palos jos. Un joven que se había casado hace veinticonsuelo, ánimo y valor y arriesgando sus vi- I del buque había seis niños, hallándose sus madia municipal y civil. I dres en lugar en que les era imposible acudir ocho días ha perdido á su mujer y su cufiada. Los guardias procuraron mantener eí orden das por salvar las de los que perecieron. Parientes que se encnentran.—Bseena «onporque el público se aglomeraba en el muelle Entre los supervivientes que han llegado aquí en su socorro. movedora.—IliAo salvado.—Compositor sualrededor del falucho atracado. se conocen hasta ahora los nombres de los esLos gritos de aquellas desdichadas pidiendo perviviente. Comenzó el desembarco de las mujeres y los pañoles ^guientds: qne salvaran á sus hijos partían el alma; pero Cartagena 3. niños, que fueron trasladados en carruaje al Urania Maristany, natural deBarcelona. Vía- no se podía hacer nada, y el oleaje, implacaUn médico, su mujer y su hija, que se creían Ayuntamiento. jaba con su marido. ble, arrecifhdo á cada segundo, fué arrancan- mutuamente ahogados, se han encontrado al Los hombres fueron 4 pier,fí'l'w9"''*''»' *« diesy nueve años, natu- do una á una aquellas desdichadas criaturas, poco db desembarcar en este puerto, desarroEl público recibía á los náufragos con gran- ral de Arbós (Tarragona. arrastrando sus cadáveres entre las horribles llándose entre los tres conmovedora escena. des muestras de compasión. ^ , 77"^°, ^*^ ^'"•K"' «*« «**«« y ocho años,natu- exclamaciones de desesperación de las madres Se ha logrado salvar un niño de dos meses Las señoras que presenciaban desde los bal- ral de Balaguer dnl Duero. que presenciaban aquel líorrible espectáculo queflotabaaislado. cones el paso de la triste comitiva lloraban. \ Victorina Ferr.ández, de Málaga. Esta ha sin poder hacer nada para salvar á los hijos de También se ha salvado el maestro Hermoso, sus entrañas. En el Ayuntamiento se tomó lafiliacióná to- pwdido á una hija y á su marido. director de la banda del Hospicio de Madrid. dos los nánñragos. Más nánfragsB.—Agradecimiento.—El supe Jaime Bonsea, de Barcf.lona. á les nánfragos del Ayuntamiento.— rlor de les BeBCdletinos.—Abnegactén y he- Socorros En los primeros momentos se les di6 á todos El maestro compositor, D. Mariano HermoRellgiosea ahogados. — El Obi»po de San roísmo. pan y café para confortarles el estómago. I ^/T^L**^**"^ ^^*» ''»«** ^«J Hospicio de MaPablo y el «enera! de los Bcnedletlnes InCartagena 3 (21.). gleses Casi todos, los náufragos estaban desfalleci- * «-, ^*® maestro había embarcado en BarCartagena 5. celona, y se dirigía á B aenos Aires contratado Ha llegado un remolcador con más náufrados. Los náufragos que han llegado aquí, han sido por la empresa del teafro Mayo para estrenar gos, que se habían quedado en el arsenal. El alcalde ordenó que se alojasen en los esta recogidos en el salón del Circo, siendo el Ayunallí sus obras. Todos vienen muy agradecidos al vecindario bledmientas beneficia! mientras estén en esta tamiento el que costea los gastos. Vicente Miñana, de treiniaaflos, de hi proctel Cabo de Palos, por sus humanitarios sentid población.. Han perecido ahogados el Obispo de San Pa.mientos. Algunos náufragos, que han podido salvar vlncia de Valencia. blo del Brasil, varios frailes Carmelitas y el Cuando se conozca ji mía nombres los teleD. Jacinto Conesa, que veranea en aquel sialgún dinero, pidieron trasladarse á Iss fon- i^rafiaré. General de los Benedictinos ingleses. tio, salvó en un bote á varios náufragos. das. sus almas ante el Tribunal donde Jesucristo juzga las almas de los muertos. Ayúdennos nuestros lectores á pedir á Dios por las almas de estos apóstoles y por las de todos los que necesitan de los sufragios de los vivos, y cerremos el articulo con este sentido recuerdo, antes de dedicar breves lineas al carácter de estas catástrofes que se van repitiendo con aterradora frecuencia, como si Dios Nuestro Señor, cansado de esperar á las sociedades y á k s pueblos, les llamase á penitencia, con la vez elocuentísima de estos horrores colectivos que señalan con rastro de sangre { la historia de este año de desdichas. Díganlo Caurrieres en Francia, el Vesubio en Italia, San Francisco de Oalifornia en los Estados Unidos, y toda la serie de avisos providenciales, y de los cuales y hoy por hoy, es el último eslabón la pérdida del «Syrio» con sus trescientos cincuenta muertos, y centenares de heridos, hambrientos y desnudos. miento regionalista, que trae locos á los políticos de Madrid, tiene por causa ocasional el mal gobierno centralista. „En el fondo, y en las intimidades más recónditas de este movimiento autonomista, late, potente, el espíritu de protesta y el sentimiento de hostilidad contra los despotismos insoportables de los partidos ó facdona políticas que, hace un siglo, esclavizan, envilecen y arruinan desde Madrid á todas las regiones españolas, inclusa la misma que tiene á Madrid por capital. „No es que neguemos que tiene existencia propia y razón de naturaleza el espíritu regional, como que él ha formado, sin duda alguna, el alma de la nacionalidad española; pero á no ser por las coatinoas provocadones y atropellos sistemáticos del poder central, el espíritu regionalista hubiese continuado en dulce amodorramiento, sin más vida dentro el Estado español que las^ diversas f pocolíares aptitudes XiOfiSesí^des de jgada región, alguno? poetas é historiadweft hubieran recordado, amorosa perq estérilmente, las glorias y vicisitudes regionales, pero sin pasar de ahí. «No culpen el gobierno y los centralistas á nadie más que á sí mismos del renacimiento y desarroUo del espíritu regional autonomista, JUAN ESTEVB cuya victoria sobre el centralismo constitucional sólo podría retardar, indefinidamente un gobierno como el que hace pocos días indicábamos, ó.sea un gobierno paternal, justo, activo, económico, cristiano, en una palabra. Cúlpense á sf mismos. ,Y este gobierno es imposible que salga de Bajo este epígrafe dice nuestro estimado com. los partidos turnantes, malos^ír se, mtlosper pañero el Diario de Lérida: accirfcMS, y rematadamente malos bajo todos "Es evidente de toda evidencia que el moví - conceptos. „ Mo7imiento_regionaIíata. NAUFRAGIO DE UN BUQUE Centenares de víotimas.