RECONSTRUCCIÓN: QUÉ, CÓMO, CUÁNDO, DÓNDE Y POR QUÉ Lucía Gómez Robles Universidad de Granada, España INTRODUCCIÓN Hablar de reconstrucción en el patrimonio es siempre un tema controvertido y, de hecho, las cartas de restauración desde Venecia (1964) la niegan constantemente por oponerse al sacrosanto principio de la “autenticidad”. Esa autenticidad viene definida por la cultura occidental basada, fundamentalmente, en el empirismo y la importancia de lo material. Sin embargo las culturas orientales expresan diferentes puntos de vista basados en filosofías diferentes y una comprensión del tiempo no lineal, enunciados de forma oficial a través del documento de Nara1 (1994), que dan relevancia a los procesos frente a la materia. Evidentemente la reconstrucción sistemática no es una solución razonable ni deseable en todos los casos, pero existen circunstancias especiales que obligan a plantearla como alternativa real durante el proceso de reflexión sobre la conservación del patrimonio. Ya sucedió con los conocidísimos casos de la torre de Venecia, la Frauenkirche o el más reciente puente de Mostar, entre otros. En todos ellos el carácter simbólico de dichos edificios y la necesidad de reforzar el sentimiento de identidad de la población ante la pérdida repentina de sus monumentos insignias fueron cruciales para optar por la reconstrucción de los mismos. Pero las reconstrucciones no son realizadas únicamente en situaciones límite. Un número considerable de sitios arqueológicos y arquitectónicos han sido y continúan siendo reconstruidos como herramienta de interpretación, de explicación al público, de unos restos difícilmente comprensibles. Knossos, representante principal de la civilización minoica y una de las reconstrucciones más célebres de la historia del patrimonio, es hoy en día el segundo lugar más visitado de Grecia y es ampliamente admirado por los visitantes por su capacidad para explicar la arquitectura de ese momento histórico. Faistós, Malia, Zakros, Palaikastro, Gurniá, Hagia Tríada, Niru Jani, Amnisos, Arjanes, Arkalojori, Tilisós, Vatípetrón, entre otros, son varios de las decenas de sitios arqueológicos pertenecientes al mundo minoico que existen en Creta, algunos de ellos de una gran relevancia y sin embargo son olvidados por el público que no puede entender unas ruinas incomprensibles y, por tanto, tampoco identificar en ellas parte de su pasado cultural. También la reconstrucción mediante la sustitución constante de elementos deteriorados llevada a cabo en las culturas orientales para garantizar la durabilidad y la dignidad del edificio, basada en una concepción cíclica del tiempo en la que no hay diferencia entre presente, pasado y futuro, pone de manifiesto un punto de vista diferente cuyas derivadas conceptuales deberían, al menos, ser objeto de reflexión. Identidad, referencias culturales, etc. son parámetros esenciales cuando se afronta la conservación después de grandes desastres, pero en otras circunstancias, la interpretación o 1 The Nara Document on Authenticity. Conference on Authenticity in Relation to the World Heritage Convention. Nara, Japan, 1-6 November 1994. http://ge-iic.com/files/Cartasydocumentos/Documento_de_Nara.pdf la preservación de técnicas tradicionales, también parte del patrimonio, aunque sea inmaterial, ¿pueden justificar la reconstrucción? Como de hecho seguimos reconstruyendo el patrimonio deberemos definir claramente qué, cómo, cuándo, dónde y por qué. La Reconstrucción Arqueológico Fig. 1. Postdamer platz, Berlín, en 1933. GAY, N. Berlin then and now. China: Thunder Bay Pres, 2005. p. 88 Fig. 2. Postdamer platz, Berlín, en 2009 para Enseñar: El Patrimonio Quien ha estudiado más a fondo la cuestión de la reconstrucción de las ruinas es, sin duda, Nicholas Stanley-Price2. El antiguo director del ICCROM expone brillantemente las justificaciones de estas reconstrucciones, basadas en la existencia de un valor simbólico nacional, la continuidad de uso o re-uso, su valor didáctico y para la investigación, la promoción turística y la preservación los propios sitios arqueológicos. El Doctor Stanley-Price analiza también los aspectos negativos de la reconstrucción: el valor evocativo de las ruinas, la dificultad o imposibilidad de alcanzar la autenticidad, el riesgo de producir información errónea, la destrucción de las evidencias originales, el trastorno de los valores paisajísticos, la distorsión de la interpretación de los sitios arqueológicos que muy a menudo contienen más de una fase superpuestas y, finalmente, el alto coste. Su propuesta para la reconstrucción de ruinas arqueológicas es: considerar siempre que se trata de edificios nuevos, reconstruir sólo si los valores alcanzados por la nueva intervención son mayores que si los de las propias ruinas, documentar en detalle los restos, no destruir nunca dichos restos haciéndolos evidentes para el público y preservar las reconstrucciones del pasado, aunque estas sean erróneas ya que éstas han pasado a formar parte de la historia de las ideas. Reconstruir en la Posguerra Fig. 3. Reconstrucción de edificios, Dresde, en 2009. 2 El interés por reconstruir las ciudades destruidas tras la postguerra está íntimamente ligado a la necesidad de devolver a la población un entorno familiar y que permita a la comunidad olvidar el traumático y reciente pasado. Dentro de esa necesidad, la estrategia de reconstrucción a nivel urbano se puede ejemplificar con dos ejemplos claros, geográficamente cercanos y arruinados bajo el mismo suceso, que polarizan las opciones posibles: Berlín y Dresde. STANLEY-PRICE, N. The Reconstruction of Ruins: Principles and Practice. Conservation: Principles, Dilemmas and Uncomfortable Truths. Elsevier, 2009. http://www.archaeological.org/pdfs/sitepreservation/N_S-P_Article_Dec_2009.pdf STANLEY-PRICE, N. Excavated Foundations and Total Reconstruction. http://221.145.178.204/nrichdata/arc/book/file/GFF17_01_01.pdf Fig. 4. Cartel de obra de un edificio en Dresde, en 2009. Fig. 5. Bloque de viviendas de Walter Gropius reconstruido en la Siedlung Berlin-Siemens Destruidas ambas por los aliados en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, las estrategias para la reconstrucción de ambas ciudades han sido completamente opuestas. Mientras que Berlín optó por un cambio radical en su arquitectura para construir una ciudad moderna que rememora tímidamente en su planta a la ciudad anterior a la guerra (Figs. 1 y 2), Dresde se reconstruye de acuerdo con las fotografías existentes de la ciudad antes de la destrucción con el objetivo de recuperar la “joya del este de Alemania” (Figs. 3 y 4). En este gran proyecto urbano destaca sin duda como estandarte la reconstrucción de la Frauenkirche, con un impresionante trabajo de documentación previa para garantizar la “autenticidad” de este nuevo edificio que ha aprovechado todos los restos aún existentes como muestran los sillares oscurecidos por el fuego, ahora ensamblados con el resto de la nueva estructura (Fig. 8). Ese interés por recuperar un edificio que era un símbolo para la ciudad contrasta con la postura berlinesa según la cuál, muchos de sus edificios destruidos por la guerra, se han consolidado en su estado de destrucción, como recuerdo del pasado, perdiendo en la mayoría de los casos la posibilidad de uso, como la Kaiser Wilhem kirche, junto a la cual se ha construido un nuevo templo (Fig. 9). Existen, no obstante, algunos ejemplos de reconstrucción “dov’era com’era” en Berlín, especialmente en los casos de las obras de arquitectura moderna de principios del siglo XX (Fig. 5), de los que existía abundante documentación, y cuya construcción distaba pocos años en el tiempo, aunque no es la tónica general del proyecto de la ciudad reconstruida que es esencialmente nueva. En cualquier caso, no hay que olvidar que cuando un país o un área geográfica se ven sometidos a un conflicto bélico que causa la destrucción de su patrimonio, además de lo material, con la huida de la población se pierden también las tradiciones, el patrimonio intangible3, que hacen posible la arquitectura y el resto de manifestaciones artísticas Re-Construir en un Tiempo Cíclico La filosofía oriental, tendencialmente espiritual, que difiere de la occidental, esencialmente material, ha supuesto un desarrollo cultural muy diferente entre dos partes del planeta, afectando también a la práctica de la restauración. En general, los principios ideados por la cultura occidental para la conservación del patrimonio han sido asumidos por otras áreas geográficas, especialmente en aquello que atañe a los grandes monumentos. Así nacen cartas como los “China principles”, que adaptan las cartas europeas al contexto chino, o la práctica de los hábitos occidentales en el patrimonio catalogado de India, altamente influido por su condición de colonia británica, siguiendo la ideología europea. Sin embargo, recientemente se están retomando en India las costumbres indígenas, recuperando una actividad coherente con su filosofía y con su forma de entender la vida y el devenir del mundo. En la “Charter for the Conservation of Unprotected Architectural Heritage and Sites in India”4, los profesionales hindúes defienden la necesidad de mantener las prácticas indígenas en el patrimonio no protegido, dando especial relevancia al 3 http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?pg=00002 Charter for the Conservation of Unprotected Architectural Heritage and Sites in India, Comments from INTACH Conference, Session III, 2.11.2004. http://portal.architexturez.org/site/groups/intach-chtr/cons-chtr-2004-10-29.pdf 4 mantenimiento de los sistemas constructivos tradicionales y al paisaje cultural del patrimonio habitado como valores de autenticidad, favoreciendo la reconstrucción, renovación, alteración y ampliación de edificios históricos de acuerdo con las exigencias de la sociedad contemporánea, siempre bajo la práctica de las técnicas tradicionales. En este contexto, el patrimonio no es interpretado sólo como la fábrica material que es sino como la representación del conocimiento colectivo y del paisaje cultural, permitiendo en todo caso, la incorporación de arquitectura y soluciones modernas allí donde la tradición no puede llegar. El objetivo principal es garantizar que el patrimonio recobre su significado y utilidad socioeconómica para la comunidad, por encima de la aplicación de principios como la mínima intervención, la conservación de la pátina, la reversibilidad o la distinción de adiciones. El concepto de jeernodharanam (regeneración) que practican no sólo la India sino otros muchos países asiáticos como Nepal es consustancial a la naturaleza perecedera de sus materiales de construcción y a sus creencias tradicionales que encuentran mayor valor en la continuidad de los valores espirituales y simbólicos que en los materiales. Qué Cuando se habla de reconstrucción en la idea de recuperar arquitecturas y ciudades perdidas, no debemos olvidar que, como dice Capitel5, una de sus características fundamentales es su carácter cambiante. Se comportan como organismos vivos que sufren constantes alteraciones a distinta velocidad que vienen marcadas por las necesidades de las personas que las habitan que las van actualizando con el devenir de los tiempos. Por tanto reconstruir, ¿qué? De entre todos los momentos históricos de un edificio o ciudad habrá que determinar sólo uno de ellos y reconstruir ese y sólo ese porque, aunque en el tiempo existen numerosos edificios y numerosas ciudades todos distintos entre sí, en cada momento sólo puede existir uno, eso sí, que contendrá en sí mismo, un fragmento de todos los momentos anteriores. Reconstruimos por tanto un momento concreto que además nunca será aquel edificio o aquella ciudad, sino una imagen de ella, un reflejo de otro tiempo en nuestra época, que además se volverá a modificar en el futuro, Fig. 6. Reconstrucción de de una iglesia de Zante, aunque lo haga de forma diferente al original. isla de Zakynthos, tras el terremoto de 1953. Fotografía del diario personal de Nicolaos Varvianis. Cómo Fig. 7. Patio de Machuca de la Alhambra de Granada 5 De todas las preguntas posibles sobre las reconstrucciones esta es posiblemente la más compleja de contestar. Cuál es el punto de equilibrio entre conservar lo auténtico, entendido como materia auténtica u original, y ofrecer una imagen comprensible de algo que ya no existe. Las nuevas tecnologías han hecho grandes avances en este campo, por ahora con alcances similares a los antiguos dibujos de hipótesis reconstructivas, pero con ambiciosas expectativas para el futuro6 centrados en la realidad aumentada que permitirá visitar un lugar y ver a través de un dispositivo (gafas, pantalla, etc.) una reconstrucción virtual del espacio. Pero mientras esta tecnología es un hecho, las respuestas tradicionales a este problema se pueden resumir en tres tipos: CAPITEL, A. Metamorfosis de monumentos y teorías de la restauración. Madrid: Alianza, 2009. p.82. Vlahakis, V., Ioannidis, N., Karigiannis, J., Tsotros, M. y Gounaris, M. Virtual Reality and Information Technology for Archaeological site promotion. Proceedings of the 5th International Conference on Business Information Systems (BIS02), Poznan, Poland, April 2002. http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.117.5971&rep=rep1&type=pdf 6 Fig. 8. Nueva Frauenkirche, Dresde, en 2009. Fig. 9. Kaiser Wilhem kirche y nuevo templo en primer plano, Berlín, en 2009. 1. Reconstrucción formal y material, apoyada por un proyecto de documentación detallado y exhaustivo que lleve a la construcción de un nuevo edificio con los mismos materiales y técnicas originales, recuperando espacio y decoración, tal como se realizó en la Frauenkirche, tratando de garantizar la máxima fidelidad en la reconstrucción de uno de los símbolos de la ciudad tras la guerra. Este sistema es caro y, necesariamente impreciso en los detalles, pero devuelve a la población su pérdida de la forma más fiel posible. 2. Reconstrucción formal o ambiental, que recupera el aspecto del edificio, su espacio y su decoración, pero usando materiales y técnicas actuales, fingiendo una carga histórica inexistente, pero devolviendo la imagen al entorno y restituyendo el antiguo escenario para la comunidad, tal y como se hizo en la isla de Zakynthos, destruida en 1953 por un terremoto y donde los edificios principales se reconstruyeron con hormigón armado chapado en piedra de acuerdo con la documentación gráfica que de ellos quedaba (Fig. 6). El mismo sistema es el ya descrito en Dresde (Figs. 3 y 4). También se ha utilizado en sitios arqueológicos, como Knosos, reconstruyendo parte del palacio de acuerdo a la investigación pero usando hormigón armado. Económicamente es más asequible que la opción anterior. 3. Reconstrucción conceptual, en la que no se busca la repetición del original sino su recuerdo. Frente a los dos casos anteriores, esta opción no devuelve a la comunidad su entorno original, sino una imagen difusa del mismo, por lo que se trata de un recurso más propio de ruinas no causadas por un acontecimiento traumático. Buenos ejemplos de esta práctica son el patio de Machuca de la Alhambra, de Leopoldo Torres Balbás, que recupera dos de sus frentes mediante el modelado de varios cipreses (Fig. 7) o el proyecto de Franco Minisi para la villa del Casale, a pesar de todos los problemas de conservación que ha generado, recuperando los volúmenes de la villa tardorromana y ofreciendo a los visitantes un excepcional punto de vista de los mosaicos conservados (Fig. 10). En las tres opciones barajadas, no obstante, no se contempla la recuperación del patrimonio intangible también temporalmente perdido en las grandes destrucciones y latente sólo el tiempo que dura la generación superviviente. Hacer que la recuperación del patrimonio inmaterial (costumbres, técnicas tradicionales, fiestas, etc.) vaya de la mano de la reconstrucción arquitectónica y urbanística, ayudará y potenciará ambas. El uso de las técnicas artesanales de construcción mejorará el resultado arquitectónico de lo reconstruido y hará que estas no se pierdan y a su vez la arquitectura, construida según la tradición, podrá albergar en un ambiente familiar y apropiado las actividades populares pertenecientes al patrimonio inmaterial, tal y como se ha llevado a cabo en algunas zonas durante el postconflicto, como El Salvador7. Fig. 10. Sala del triclinium, Villa del Casale en Piazza Armerina, Sicilia, en 2009. 7 SERMEÑO, H. I. Promoting cultural heritage in post-war recovery: El Salvador. En Cultural Heritage in Postwar Recovery. Rome: ICCROM, 2007. Cuándo No es posible reconstruir todas las ruinas, ya sean arqueológicas o resultado de un acontecimiento dramático, provocado por el hombre o por la naturaleza. Tampoco se puede obviar que la cultura occidental tiene una concepción del tiempo lineal por la cual no se puede ignorar la historia de los edificios8, sustituyendo los materiales antiguos por nuevos tal y como se hace en oriente, porque eso constituiría una traición o nuestra propia filosofía. Sin embargo, se pueden tomar de ella algunos préstamos admisibles. Generalmente se acepta la reconstrucción del patrimonio cuando ésta va en la dirección de devolver a los pueblos su identidad traumática y repentinamente perdida, pero también se puede contemplar la reconstrucción puntual de determinados sitios arqueológicos, cuando existen varios restos similares, como sucede en Creta con los asentamientos minoicos citados en la introducción, previa documentación exhaustiva previa y eligiendo ejemplos de menor relevancia. En este caso se trata de sacrificar unos restos por la mejor comprensión del conjunto, lo que acaba favoreciendo económicamente a ese sitio que, de otro modo podría acabar desapareciendo por la falta de recursos para su mantenimiento. Dónde Pero ante la inviabilidad de reconstruir ciudades completas tal y como fueron, la solución deberá ser necesariamente mixta en función de las características y valores de sus distintas partes: 1. Formal y material, al modo alemán de la Frauenkirche, para casos puntuales de relevancia simbólica. 2. Ambiental, para el contexto que rodea a esos edificios o pequeños conjuntos anteriores de gran relevancia, y en este caso, más que una reconstrucción formal al modo occidental, sería más conveniente una reconstrucción de las técnicas al modo oriental, para recuperar el espíritu cultural del lugar. Con esa estrategia se produce una doble recuperación: del patrimonio tangible perdido o, mejor dicho, de su imagen o reflejo, y del patrimonio intangible encarnado por las tradiciones heredadas por la comunidad durante siglos y que, de otro modo, pueden perderse para siempre. 3. Renovación, para el resto de la ciudad, asumiendo las técnicas modernas y generando una trama que supere los problemas de las anteriores. 1. En el caso de los restos arqueológicos, y como ya se ha dicho, implica un sacrificio de un asentamiento, por lo que siempre estaría sometido a la existencia de muchos otros ejemplos de mayor importancia y a su incapacidad para generar recursos de automantenimiento. Por Qué Evidentemente ante la gran pérdida material y emocional que supone la destrucción repentina de una ciudad, la decisión de reconstruir parcial o globalmente la misma, sean cuales sean los métodos, es legítima y en ocasiones necesaria para devolver a la población su identidad. Algunos pueblos han decidido aprovechar la “oportunidad” reinventándose a sí mismos, como el citado caso de Berlín después de la guerra, o Chicago tras el incendio, pero es también un derecho de éstos insistir en recuperar su ciudad como era. 8 LATORRE, P. El levantamiento para la restauración: No hay método sin herramientas. En prensa en Loggia. Reconstruir en esos casos dramáticos, no significa solamente volver a levantar los edificios caídos, sino la sociedad caída, y para ello deberán recuperarse sus tradiciones que dependen de la sociedad y no de los gobiernos. La reconstrucción material y arquitectónica deberá ser la más adecuada para hospedar el frágil patrimonio intangible, porque es la memoria de lo que esas sociedades fueron lo que está en juego. Mientras, en las ruinas olvidadas por el tiempo y descubiertas ahora, también existe el deber de reconstruir la historia. A menudo los profesionales que trabajan en el campo de la restauración se repiten que es necesario salvaguardar el valor de autenticidad. Discuten sobre su significado y su importancia, y justifican la necesidad de mantener intactas las arquitecturas del pasado porque deben ser transmitidas al futuro en su estado de virginidad. Ahora bien, los edificios en ruinas no son comprensibles para la mayor parte del público, que necesita de la mediación, de la interpretación de los especialistas para reconocer un patrimonio que le pertenece. Los investigadores que trabajan sobre estos restos, no son más que usufructuarios temporales de estos bienes con la misión de hacerlos perdurar en el futuro, pero también de hacerlos comprensibles. De otro modo se produce una desafección de la población, propietaria real y última del patrimonio, por ese legado, transformándose en productos de una élite científica conservados para otra élite futura, en vez de para las próximas generaciones de los pueblos. Por último, no debemos olvidar que no reconstruimos la materia, no es posible. Reconstruimos la memoria, lo que no debemos olvidar, porque, como cita Priyaleen Singh9 “no sabes dónde estás, a menos que sepas dónde has estado”. 9 SINGH, P. Preparing conservation plans that also educate. En Thinking Conservation: contemporary perspectives for India. Mumbai: Jasubhai Media, 2010. p. 67: “you do not know where you are unless you know where you have been”