CRONOLOGÍA MARTIANA (SUS ÚLTIMOS DÍAS) Mayo 17 En 1895, viernes, se queda al frente del campamento con unos doce hombres, pues Gómez parte a hostilizar un convoy enemigo. Trabaja con los escribientes, quienes hacen copias de la circular titulada Instrucciones a los Jefes y Oficiales. Mayo 18 En 1895, sábado, comienza la carta conocida como su testamento político, dirigida a Manuel Mercado. Mayo 19 En 1895, domingo, notifica al General en Jefe Máximo G{omez, que la noche anterior había llegado Bartolomé Masó, quien, para dar descanso a la caballería, había continuado la marcha hasta la finca La Vuelta Grande, donde acampó. Se dirige hacia este sitio y allí lo espera. Gómez se les une poco después de las doce del día y en medio de gran entusiasmo los tres jefes arengan a la tropa. Mientras, el coronel José Ximénez de Sandoval, al mando de una columna de más de seiscientos hombres, recibe informes sobre la presencia de fuerzas cubanas en la zona de Dos Ríos, hacia donde se encamina, confiado en la superioridad numérica y de armamento a su disposición. Después del paso de Limones, la extrema vanguardia detiene al campesino Carlos Chacón, quien se acobarda y traiciona a los mambises: declara que recibió dinero para adquirir artículos y comestibles, y además sirve de guía. La tropa española avanza hasta Las Bijas, en el centro de los potreros de Boca de los Dos Ríos, donde se despliega estratégicamente y ocupa los posibles pasos de acceso y los flancos. Una patrulla mambisa detecta al enemigo y avisa al campamento de Vuelta Grande. Gómez ordena montar y dice a Masó que lo siga con su gente. Se forma un grupo de vanguardia que cubre al galope los aproximadamente dos kilómetros que los separan del río Contramaestre. Al llegar a este, aunque está crecido, lo cruzan y en la ribera opuesta chocan con una avanzada enemiga de unos cuarenta hombres, la mayoría de los cuales cae en combate. Hacen dos prisioneros. El resto del contingente mambí continúa venciendo el obstáculo natural. Gómez ordena a Paquito Borrero cargar por el flanco derecho, mientras él lo hace por el izquierdo, pero las descargas cerradas de la fusilería española impiden el avance del General en Jefe, quien intenta reorganizar sus hombres para volver a la carga. El combate se desarrolla por más de treinta minutos, pero se evidencia la falta de unidad y plan, por lo que el experimentado veterano ordena la retirada. Antes de emprender la acción, el General había ordenado a Martí que permaneciera a la zaga; no obstante, este continúa la marcha al lado de Masó y dos de sus ayudantes, los hermanos Dominador y Ángel de la Guardia. Junto con este último, el Maestro realiza un movimiento que los aproxima a una escuadra española oculta por la alta hierba. Revólveres en manos, ambos patriotas avanzan, sin percatarse del peligro, hacia los emboscados, que disparan cuando los tienen cerca. El Delegado cae de su caballo, herido por tres disparos que ponen fin a su vida. Ángel de la Guardia escapa ileso, aunque su caballo resulta herido. Cuando logra salir del lugar donde los sorprendieron, ya una parte de las fuerzas cubanas se está retirando y el joven mambí se encuentra con Gómez, a quien comunica que el Maestro ha quedado herido en el terreno. El General se lanza hacia donde supone que encontrará a su compañero, pero las descargas del enemigo lo obligan a detenerse y retroceder hasta juntarse con el general Masó, a quien ordena acelerar la retirada de la línea de ataque emprendida. Una patrulla española encuentra el cadáver. Los papeles y el dinero que hallan en sus ropas les indican que se trata de una persona relevante, por lo que avisan a su jefe. Este ordena el traslado del cuerpo hasta donde lo identifica el capitán Enrique Satué, oficial que conocía al dirigente revolucionario desde su estancia en Santo Domingo. Luego de atar el cuerpo sin vida al lomo de un caballo, la columna se pone en camino. Mientras, Gómez ha ordenado que parte de la tropa marche por un camino transversal, con el objetivo de salir al encuentro de los españoles en un lugar apropiado para el ataque de la caballería. Pero una zona pantanosa se les interpone y retrasa la marcha, de modo que cuando salen al camino donde esperan interceptar al enemigo ya este ha pasado y continúa su rápida marcha por un terreno accidentado. El General envía varios tiradores para detener la columna, trabar combate y rescatar a Martí, a quien supone aún con vida; pero Ximénez de Sandoval acelera la marcha y evita el encuentro. El grueso de la tropa mambisa no puede alcanzarlos, debido a las pésimas condiciones del camino, que impiden vencer la distancia que los separa. A unos cinco kilómetros de Dos Ríos, el coronel español se detiene para concentrar su columna cerca de la tienda de una campesina nombrada Modesta Oliva. Una vez reorganizadas las fuerzas, continúan la marcha. Mayo 20 En 1895, lunes, entran al poblado de Remanganaguas alrededor de las 9 de la mañana. El jefe enemigo ordena que entierren el cadáver en el cementerio local, sin cubrir formalidad alguna. Lo colocan en una fosa común, debajo del cuerpo de un militar español, en contacto directo con la tierra y prácticamente desnudo, pues le habían despojado de toda su ropa, excepto los pantalones. Seguidamente el coronel español da cuenta a sus superiores de la reciente operación militar y de los resultados. El general Gómez hace llegar al jefe de la columna española, sin consignar su nombre, pues lo desconoce, una carta en la cual pregunta si José Martí, herido en combate, se halla en su poder y, en caso de que hubiera muerto, dónde se encuentran sus restos. (No obtuvo respuesta, ni entonces ni nunca.) Mayo 21 En 1895, martes, Ximénez de Sandoval se traslada con su tropa a Palma Soriano. - - En Santiago de Cuba, el comandante general del Primer Distrito de la provincia dispone, tras comunicarse con el mando superior de La Habana, que un médico militar se dirija a Remanganaguas para exhumar el cadáver, identificarlo y prepararlo para su traslado a la capital provincial, lo que es encomendado al doctor Pablo Aurelio Valencia y Forns. (Se han percatado de la trascendencia política de mostrar el cadáver y aparentar respeto hacia el que denominan "cabecilla insurrecto".) Mayo 22 En 1895, miércoles, a partir de esta fecha el general Máximo Gómez continúa su avance hacia Camagüey, con el objetivo de extender la contienda a la región agramontina. - - El coronel Ximénez de Sandoval se traslada hacia San Luis. En el camino se encuentra con el doctor Valencia, pero es al llegar a su destino cuando recibe las órdenes del mando superior, por lo que dispone el envío de fuerzas a Remanganaguas. - - En este sitio le comunican al médico que para exhumar el cadáver tiene que presentar una autorización de aquel jefe militar. El práctico que lo acompaña parte a buscar la orden exigida, con la que regresará al día siguiente. Mayo 23 En 1895, jueves. al final de la tarde proceden a exhumar el cadáver, al que el doctor Valencia le practica un reconocimiento general para consignar su identificación y las heridas que causaron la muerte. Debido al estado de descomposición en que se encuentra, tras permanecer más de setenta y dos horas en contacto directo con la tierra húmeda, no puede hacérsele la autopsia ni el embalsamamiento, sino solamente prepararlo para el traslado. El cuerpo es colocado en un tosco ataúd construido en el lugar. - - Desde el amanecer avanza desde San Luis hacia Palma Soriano una columna de más de 600 hombres, encabezada por el teniente coronel Manuel Michelena, con la misión de escoltar los restos de Martí. - - Por su parte, Ximénez de Sandoval llega a Santiago de Cuba. Mayo 24 En 1895, viernes, las fuerzas de Michelena avanzan desde Palma Soriano. Se enfrentan a un grupo de mambises atrincherados que ofrecen poca resistencia, y a tres ataques de combatientes cubanos. Llegan a Remanganaguas al atardecer. Mayo 25 En 1895, sábado, el féretro es colocado sobre andas, entre dos mulos, para ser transportado hacia Palma Soriano. La escolta que lo conduce es tiroteada por insurrectos cubanos en dos puntos del recorrido. La columna llega a su destino y el féretro es colocado en el parque del pueblo, donde permanece expuesto al público durante varias horas. Luego lo trasladan al cuartel de las milicias locales. Mayo 26 En 1895, domingo, la columna española avanza hacia San Luis. Ante la presencia de caballería mambisa en El Paraíso, Michelena pide apoyo, y recibido este logra enfrentar a la tropa de Quintín Bandera, que desiste ante la superioridad enemiga. Se continúa la marcha. Al llegar al poblado, el féretro es situado en el patio del cuartel. Posteriormente llevan el sarcófago hasta la estación del ferrocarril y lo colocan bajo un árbol, donde permanece en espera del tren de pasajeros, al que le agregan un carro de carga para transportarlo hasta la capital provincial, ciudad a la que llegan alrededor de las seis de la tarde. Evitan, aprovechando las horas de la noche, la posible aglomeración de público durante el traslado al cementerio de Santa Ifigenia. En la necrópolis se establece una fuerte vigilancia, en previsión de un intento de rescate por parte de los patriotas santiagueros. El pueblo permanece silenciosamente estremecido por la pérdida irreparable del máximo dirigente del Partido Revolucionario Cubano. Mayo 27 En 1895, lunes, se procede a dar sepultura al organizador y guía de la nueva guerra en el cementerio de Santa Ifigenia. En un gesto demagógico, el coronel Ximénez de Sandoval pregunta si algún familiar o amigo desea despedir el duelo, y ante el lógico silencio pronuncia unas palabras con las que pretende borrar su proceder indigno con el cadáver que mereció en todo momento el más respetuoso tratamiento. El cuerpo sin vida es situado en el nicho número 134 de la galería sur de la necrópolis de Santiago de Cuba. EPÍLOGO HOMENAJE EN CAMPAÑA En septiembre de 1895, el presidente del Consejo de Gobierno cubano, Salvador Cisneros Betancourt, confía a Enrique Loynaz del Castillo la misión de precisar y marcar el sitio exacto donde cayera el Delegado. Loynaz se traslada a Dos Ríos y, en compañía de José Rosalío Pacheco, determinan el lugar donde había caído José Martí cuatro meses antes. Pacheco corta un poste de madera recia, que sitúa como marca indeleble. Cerca de un año después, en agosto de 1896, el General en Jefe y el mayor general Calixto García, con sus escoltas y estados mayores, visitan aquella zona. El día 9, en horas de la tarde, se reúnen las fuerzas mambisas comandadas por ambos veteranos en el sitio marcado. Gómez pide que cada combatiente coloque una piedra en el lugar donde había caído el Maestro. Poco después un túmulo, a modo de obelisco, se eleva en medio del campo. LA TUMBA DEL HÉROE Años más tarde, el 24 de febrero de 1907, los restos, colocados en una urna metálica, fueron llevados a un templete que tenía enfrente una columna con el busto del Maestro. Se le rindieron honores de Mayor General muerto en campaña. Con el fin de construir un nuevo mausoleo, se depositaron en el Retablo de los Héroes, en la propia necrópolis, desde septiembre de 1947 hasta el 29 de junio de 1951, cuando fueron trasladados al mausoleo donde se encuentran actualmente.