LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS

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REV . WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
continuaremos viendo por toda la eternidad.
Continúen pasando una noche feliz, llena de las
bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Y que Dios les
bendiga a todos.
“LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE
DIOS.”
LA LIBERTAD
GLORIOSA
DE LOS HIJOS
DE DIOS
Jueves, 18 de noviembre de 2010
Asunción, Paraguay
LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS
NOTA AL LECTOR
Es nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta de
este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquier
error en este escrito es estrictamente error de audición,
transcripción e impresión; y no debe interpretarse como errores
del Mensaje.
El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificado
con las grabaciones del audio o del video.
Este folleto debe ser usado solamente para propósitos
personales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.
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en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto
posible, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será
salvo.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde
lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído
en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados, y que
Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en
ustedes el nuevo nacimiento.
El agua en el bautismo no quita los pecados es la Sangre de
Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en
agua es un mandamiento del Señor Jesucristo. El mismo
Cristo fue bautizado por Juan el Bautista; y si Cristo fue
bautizado cuánto más nosotros tenemos necesidad de ser
bautizados, pero debemos conocer el misterio, del significado
del bautismo en agua.
El bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo es
a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de
Cristo. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador,
muere al mundo, y cuando el ministro lo sumerge en las aguas
bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y al ser
levantado de las aguas bautismales, está resucitando a una
nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Ese es el significado del bautismo en agua en el Nombre del
Señor Jesucristo; y por esa causa es que al ser bautizados en
agua en el Nombre del Señor Jesucristo nos identificamos con
Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les
bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes
el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda
la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro
Salvador.
Dejo al ministro aquí correspondiente, el reverendo Rafael
Moresnigo para que les indique cómo hacer para ser
bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y nos
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REV . WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
de Cristo nuestro Salvador. Vamos, con nuestras manos
levantadas al Cielo, a Cristo y nuestros ojos cerrados; para
hacer la oración por todos los que han venido a los Pies de
Cristo; todos los que han venido a los Pies de Cristo en estos
momentos y están presentes o en otras naciones, repitan
conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio
y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primera Venida,
creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo
dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu
muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de
Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy
testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único
y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con
Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con
Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua
en Tu Nombre y sea producido en mí el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente, creo
en Tu Sacrificio Expiatorio, creo que Tú ganaste la
Salvación para mí en la Cruz del Calvario, y la acepto
recibiéndote como mi Salvador y te ruego que se haga una
realidad en mi vida; sálvame Señor, te lo ruego en Tu
Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos
decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros
pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado,
porque ustedes le han recibido como vuestro único y
suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado
LA LIBERTAD GLORIOSA
DE LOS HIJOS DE DIOS
Rev. William Soto Santiago Ph.D.
Jueves, 18 de noviembre de 2010
Asunción, Paraguay
uy buenas noches, amables amigos y hermanos
presentes; y los que están a través del satélite Amazonas
o de internet en diferentes naciones, y también a través de la
radio en diferentes lugares.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean
sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del
Señor Jesucristo. Amén.
Para esta noche tenemos un pasaje muy importante en
Romanos, capítulo 8, versos 18 en adelante, el cual nos habla
acerca de la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Dice
capítulo 8, verso 18 en adelante, dice:
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en
nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la
manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su
propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en
esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la
esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de
Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una
está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que
M
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tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos
dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la
redención de nuestro cuerpo.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos
permita entenderla.
“LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE
DIOS.”
Este tema nos habla acerca de la resurrección en cuerpos
glorificados y la transformación de los que estén vivos en el
Día Postrero.
Por lo tanto, tiene que, en el Programa Divino, encontrarse
esta promesa tanto en el Antiguo Testamento y también en el
Nuevo Testamento. Aquí san Pablo nos habla de la libertad
gloriosa de los hijos de Dios y nos dice que será:
“...la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
La adopción de los hijos de Dios será la redención de
nuestros cuerpos que para los muertos en Cristo será la
resurrección en cuerpos glorificados, y para los que estén
vivos en ese momento será la transformación de sus cuerpos.
Como hemos traído la imagen y semejanza del terrenal, de
Adán, hemos traído, traeremos también la imagen y semejanza
del celestial, o sea, del segundo Adán, de Cristo.
Y ahora, encontramos que el mismo Cristo habló de la
resurrección de los muertos creyentes en Él, así como hubo
una resurrección de los muertos creyentes en Dios del Antiguo
Testamento o antiguo Pacto. Por ejemplo encontramos al rey
David, hablándonos acerca de una resurrección en donde él
sería despertado a la semejanza de Dios. Dice el Salmo 17,
verso 15:
“En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.”
Es un Salmo de una oración del rey David, él sabe que va
a despertar la semejanza divina.
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Señor. (Eso está en San Mateo, capítulo 25, versos 10 al 13).
Y también en San Lucas, capítulo 13, versos 25 al 27, donde
nos dice: “Cuando el padre de familia se haya levantado y
cerrado la puerta, entonces comenzaréis a tocar la puerta y a
decir: Señor, Señor ábrenos. Él os dirá: ‘No sé de dónde sois,
no os conozco.” Dios solamente conoce como hijos a aquellos
que reciben a Cristo como único y suficiente Salvador; porque
nacen como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios.
En las demás naciones pueden continuar viniendo también
a los Pies de Cristo para que queden incluídos en la oración
que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a
Cristo como único y suficiente Salvador. Dios tiene mucho
pueblo en la República del Paraguay y los está llamando en
este tiempo final, Él tiene muchas ovejas, y Él dijo: “Mis
ovejas oyen mi Voz y me siguen,” o sea, escuchan el
Evangelio de Cristo, que es la Voz de Cristo llamando y
juntando a Sus ovejas, llamando y juntando a todos los hijos
e hijas de Dios.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir a
los Pies de Cristo nuestro Salvador porque Dios tiene lugar en
Su Reino para los niños también, el mismo Cristo dijo: “Dejad
a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales
es el Reino de los Cielos.”
Jesucristo es la persona más importante que ha pisado este
planeta Tierra, vivía en la Tierra, murió y resucitó, y subió al
Cielo y está sentado a la Diestra de Dios en el Cielo, y está
haciendo Intercesión con Su Sangre como Sumo Sacerdote
por todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador.
Vamos a estar en pie todos para orar por las personas que
han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguno por venir,
puede venir para que quede incluido en la oración que
estaremos haciendo; en los demás lugares, demás naciones, y
demás ciudades pueden continuar viniendo también a los Pies
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y yo las conozco, y yo les doy Vida eterna, y no perecerán
jamás. Mi Padre que me las dio es mayor que todos y nadie las
puede arrebatar de la mano de mi Padre.”
Esas son las ovejas del Padre dadas a Cristo, son los hijos
e hijas de Dios que tiene sus nombres escritos en el Cielo en
el Libro de la Vida del Cordero, los cuales cuando escuchan
el Evangelio nace la fe de Cristo en su alma, creen en Cristo
y lo reciben como único y suficiente Salvador, y Cristo les da
Vida eterna. Es para recibir la Vida eterna que recibimos a
Cristo como único y suficiente Salvador porque para eso fue
que Él murió para quitar nuestros pecados, llevando nuestros
pecados y para darnos Vida eterna, para que así nosotros
podamos tener la Vida eterna.
Por lo tanto, toda persona que escucha el Evangelio de
Cristo tiene la oportunidad de recibirlo como único y
suficiente Salvador si nace la fe de Cristo en su alma; por lo
tanto los que todavía no lo han recibido como Salvador lo
pueden hacer en estos momentos y estaremos orando por usted
para que Cristo le reciba en Su Reino y lo selle en Su Reino
con el Espíritu Santo, para lo cual pueden pasar acá al frente
y estaremos orando por usted. Los que están en otras naciones
también pueden venir a los Pies de Cristo para que queden
incluidos en la oración que estaremos haciendo.
Sabemos que pronto se va a completar la Iglesia del Señor
Jesucristo y después ya no habrá oportunidad para las
personas decir: “Ahora sí quiero recibir a Cristo como
Salvador.” Vendrá un tiempo en que ya la puerta se habrá
cerrado, eso lo muestra la parábola de las diez vírgenes en
donde se escuchó el clamor de medianoche: “He aquí el
esposo viene, salid a recibirle.” Y las que estaban preparadas
entraron con Él a las Bodas y se cerró la puerta, y cuando
vienen las vírgenes insensatas ya la puerta está cerrada y ya no
hay oportunidad de entrar a formar parte de la Iglesia del
LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS
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Y ahora, siendo que la imagen de Dios es Cristo en Su
cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto del Antiguo
Testamento, y que la semejanza física de Dios es el cuerpo
físico de Jesucristo el cual ya está glorificado, la promesa para
David es que va a despertar; los santos no mueren, duermen.
Por eso encontramos en diferentes ocasiones que Cristo
hablando acerca de personas que habían muerto, como la niña
de un sacerdote allá en la tierra de Israel, Él le dice: “No
temas, ella duerme,” es que los santos no mueren y fue y la
despertó, la resucitó.
Cuando fue a resucitar a Lázaro Él dice a Sus discípulos:
“Lázaro nuestro hermano, duerme.” Y los discípulos del Señor
Jesucristo, los cuales con Cristo estaban lejos del lugar donde
vivía Lázaro, le dice: “Si duerme está bien.” Y Cristo entonces
les habla claramente, les dice: “Lázaro, nuestro amigo ha
muerto (y entonces comprendieron), y voy a despertarlo, voy
a resucitarlo.” Y fue y lo resucitó, tipo y figura de la
resurrección de todos los creyentes en Cristo en el Día
Postrero.
El mismo Cristo hablándonos en San Juan, capítulo 6, y
esto es para todos los creyentes en Cristo, dice... y lo vamos
a leer, capítulo 6, verso 39 en adelante de San Juan:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de
todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite
en el día postrero.”
Aquí está hablando de la resurrección de los creyentes en
Cristo que son las ovejas que el Padre le dio para que las
busque y les dé Vida eterna.
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le
resucitaré en el día postrero.”
Luego en el verso 44 de este mismo capítulo 6 de San Juan,
dice:
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REV . WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le
trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Luego encontramos otro lugar más en ese mismo capítulo
6 de San Juan, donde nos dice Cristo (el verso 54):
“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna;
y yo le resucitaré en el día postrero.”
Ya tenemos cuatro veces que Cristo menciona la
resurrección para el Día Postrero para todos los creyentes en
Él. Y luego encontramos que todos los creyentes en Él tienen
esa promesa, los santos del antiguo Pacto o Antiguo
Testamento también esperaban la resurrección.
Y ahora, cuando Cristo estuvo hablando de la resurrección
y mencionó a Abraham, Cristo les dice: “Dios no es Dios de
muertos, es Dios de vivos.”
Y ahora, veamos en San Mateo, capítulo 27, versos 51 en
adelante, dice... esto fue cuando Cristo fue crucificado y luego
cuando resucitó, dice:
“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba
abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;
y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos
que habían dormido, se levantaron...”
¿Ven? Los santos no mueren sino que duermen, porque van
a resucitar de nuevo, Dios los va a despertar.
“...y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección
de él...”
Saliendo de los sepulcros ¿cuándo? Después de la
resurrección de Cristo, o sea, cuando Cristo resucita salen con
Él los santos que habían partido creyentes en Dios del antiguo
Pacto o Antiguo Testamento.
“...y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección
de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”
Aquí encontramos que aparecen ya en cuerpos eternos,
cuerpos inmortales, y luego aparecen a muchas personas en la
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en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo
para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para
morada de Dios en el Espíritu.”
Estos son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo,
los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, y para ellos es que
el apóstol San Pablo, en Efesios, capítulo 4, verso 30, nos
dice:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención.”
Sellados con el Espíritu Santo para el día de la Redención,
para el día de la libertad gloriosa de los hijos de Dios, para el
día en que Dios por medio de Cristo va a efectuar la redención
del cuerpo, que es la resurrección de los muertos en Cristo en
cuerpos glorificados y la transformación de los que estén
vivos creyentes en Cristo. Esa es la redención del cuerpo, es
la adopción como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios.
Por lo cual se predica el Evangelio para que toda persona
escuche, nazca la fe de Cristo en su alma, crea en Cristo y lo
reciba como único y suficiente Salvador. Esas personas tienen
sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del
Cordero; por eso Cristo nos habla de nuestros nombres
escritos en el Cielo, y el libro del Apocalipsis también nos
habla de nuestros nombres escritos en el Cielo.
Por lo tanto, se predica el Evangelio de Cristo conforme a
como Él lo ordenó en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al
16, donde dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio
a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo;
mas el que no creyere, será condenado.” Tan sencillo como
eso.
Y también dijo: “El que es de Dios la Voz de Dios oye.”
(San Juan, capítulo 8, verso 47). Y en San Juan, capítulo 10,
versos 14 al 30, dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen,
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hijos; la descendencia del primer Adán son todos los seres
humanos que nacen a través de la unión de un hombre y de
una mujer; y los Hijos del segundo Adán, de Cristo, son los
que nacen por medio del agua y del Espíritu, por medio de
escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, recibir a
Cristo como Salvador, ser bautizaos en agua en Su Nombre y
recibir el Espíritu de Cristo, y así nacen de nuevo, esos son
llamados en la Biblia hijos e hijas de Dios, de eso es que nos
habla San Pablo, y San Pedro y San Juan. En el Evangelio San
Juan, capítulo 1, nos dice del verso 11 en adelante:
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de
carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Esta es la Familia de Dios de la cual nos habla Efesios,
capítulo 2, y también nos habla en el capítulo 4; vamos a ver
lo que nos dice en el capítulo 2 de Efesios, versos 16 en
adelante, dice:
“...y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un
solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que
estabais lejos, y a los que estaban cerca;
porque por medio de él los unos y los otros tenemos
entrada por un mismo Espíritu al Padre.
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino
conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios..”
Miembros de la Familia de Dios, todos hijos del segundo
Adán, todos los creyentes en Cristo.
“...edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo,
LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS
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ciudad de Jerusalén; por cuanto la resurrección es en cuerpos
jóvenes, aparecen todas esas personas: los profetas del
Antiguo Testamento, aparecen Abraham, Isaac, Jacob, los
patriarcas y todos ellos, y Juan el Bautista, todos ellos
aparecen, pero ahora inmortales, resucitados; con la
resurrección de Cristo resucitaron también los santos del
Antiguo Testamento.
Cuando Cristo subió al Cielo se fue, cuarenta días después
de haber resucitado, se fue para sentarse en el Trono del
Padre; aunque cuando resucitó ese día Él se presentó al Padre
y presentó la Sangre de Su Sacrificio y fue aceptada. Y
después estuvo con Sus discípulos por unos cuarenta días, y
luego subió al Cielo, y con Él subieron los santos del Antiguo
Testamento, subió el que había bajado a las partes más bajas
de la tierra, ahora resucita y sube, y con Él subieron los santos
del Antiguo Testamento; y así llevó cautiva la cautividad.
Y ahora, para los que estarán en el Nuevo Pacto, en el
Nuevo Testamento creyentes en Cristo hay una promesa de
resurrección en cuerpos eternos, y para los que estén vivos en
esos días creyentes en Cristo nacidos de nuevo, la promesa es
que serán transformados y llevados con Cristo a la Cena de las
Bodas del Cordero. Tan sencillo como eso.
Vean, aquí está esa promesa en Primera de Corintios,
capítulo 15, versos 50 en adelante, dice:
“Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no
pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la
incorrupción.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero
todos seremos transformados,
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final
trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán
resucitados in corru p tib les, y n o sotros seremos
transformados.
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REV . WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de
incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción,
y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en
victoria.”
Aquí tenemos la promesa de parte de Dios, a través del
apóstol San Pablo, de una resurrección para los creyentes en
Cristo que han muerto en otros tiempos y los que han muerto
en nuestro tiempo también, y una transformación para los que
estarán vivos en el tiempo en que ocurra la resurrección de los
creyentes en Cristo que han muerto.
Por cuanto Cristo cuando habló de la resurrección dijo:
“Yo les resucitaré en el Día Postrero,” está establecido el
tiempo para la resurrección.
¿Y cuál es el Día Postrero? En los días de Jesús
encontramos que el apóstol Pablo hablando de esos días dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras
en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros
días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero
de todo, y por quien asimismo hizo el Universo.” [Hebreos
1:1-2].
Y ahora, en los días que Jesús estaba predicando, ya se
estaba viviendo en los días postreros; cuando Cristo nació
encontramos que todavía no habían comenzado los días
postreros, faltaban de tres a siete años para comenzar los días
postreros; porque un día delante del Señor, para los seres
humanos es como mil años, y mil años como un día (dice
Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 11; y el Salmo 90, verso
4).
Por lo tanto, cuando nos habla de los días delante de Dios
(los días postreros), son como los días de la semana para Dios;
una semana tiene siete días y los días postreros de la semana
LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS
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tenía unos 33 años, y cuando resucita, resucita un joven. Usted
no puede concebir que una persona de 33 años, luego parezca
una persona de 18 a 21 años de edad; y mucho menos Cristo
cuando murió, estaba todo desfigurado por los golpes que le
habían dado y Su cuerpo estaba muy afectado por todos los
golpes que había recibido.
Así que, la última vez que ellos lo vieron fue en la Cruz, y
ahora cuando resucita al tercer día, resucita glorificado,
camina entre ellos y ellos pensaban: “¿Quién será este joven?”
María Magdalena, encontramos que lo encuentra allá en el
sepulcro, en la parte de afuera y le dice: “Si tú...” creyó que
era el *hortelano, el que cuidaba allí el cementerio y se
encargaba de tenerlo bien, y le dice: “Si tú lo has tomado,
dámelo,” o sea, ella quería llevarse el cuerpo del Señor.
“¿Dónde está?” Y Jesús le dice: “María,” o sea, la llamó ahí
como cuando la llamaba en otras ocasiones y entonces se dio
cuenta que era Jesús. Aunque Su físico había cambiado, un
cuerpo glorificado cuando cada creyente en Cristo lo reciba no
va a estar viejito, va a estar joven representando de 18 a 21
años de edad, y perfecto.
Por lo tanto, eso es una promesa exclusiva para los
creyentes en Cristo que estarán viviendo en el Día Postrero y
para los creyentes en Cristo que han muerto en edades pasadas
y esa será la libertad gloriosa de los hijos de Dios, la
liberación, eso será la bendición más grande que Cristo tiene
para todos los creyentes en Él; y ya cuando tengamos el nuevo
cuerpo se habrán terminado todos los problemas, ya nunca
más nos pondremos viejos, nunca más nos saldrán canas, ni
arrugas, nunca más moriremos. Recuerden que es una nueva
raza que Dios por medio de Cristo está creando. “Si alguno
está en Cristo, nueva criatura es.” Eso nos dice San Pablo,
hablándonos en Su Palabra, en Su mensaje.
El segundo Adán tiene Hijos, como el primer Adán tiene
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REV . WILLIAM SOTO SANTIAGO , PH .D.
incorruptibles, cuerpos jóvenes que representarán de 18 a 21
años de edad, iguales al cuerpo glorificado de Cristo nuestro
Salvador, el cual está tan joven como cuando subió al Cielo.
Así yo voy a estar, ¿y quién más? Pues cada uno de ustedes
también, es para todos los creyentes en Cristo, no es
solamente para mí.
Por lo tanto, la esperanza de todo creyente en Cristo es
recibir la inmortalidad física también. Los conquistadores
españoles que llegaron al continente Americano estaban
buscando la fuente de la juventud; y por eso buscaban un
manantial de agua del cual pudieran tomar y vivir
eternamente, mantenerse jóvenes para toda la eternidad; pero
no la encontraron pero está en la Biblia: “Al que tuviere sed
Yo le daré del agua de la Vida, de la fuente del agua de la
Vida gratuitamente.” (Eso está en Apocalipsis, capítulo 21, y
capítulo 22). Y en el capítulo 7, de San Juan, versos 37 al 39,
Cristo dice el día grande de la fiesta de los tabernáculos, Él
dice: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.” Y esto dijo del
Espíritu Santo que habían de recibir todos los que creerían en
Él, pues aun no había venido el Espíritu Santo porque Jesús
todavía no había sido glorificado, todavía tenía Cristo que
morir, resucitar glorificado y entonces el día de Pentecostés
derramaría de Su Espíritu Santo, lo cual hizo el día de
Pentecostés.
Y ahora, la fuente del agua de la Vida eterna es Cristo, y el
agua de la Vida eterna es el Espíritu Santo que reciben todos
los creyentes en Cristo para poder vivir eternamente; y en el
Día Postrero recibirán la transformación de sus cuerpos los
que estén vivos y serán jóvenes para toda la eternidad, iguales
a nuestro amado Señor Jesucristo, el cual está tan joven como
cuando subió al Cielo.
Recuerden cuando Cristo resucitó los mismos creyentes en
Él, Sus discípulos no le conocían porque cuando Él murió, Él
LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS
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son jueves, viernes y sábado, esos son los tres días postreros;
y el sábado para el pueblo hebreo es el día del Señor, día de
reposo; y para todos los del Cristianismo que guardan el
sábado también.
El séptimo día, el sábado es tipo y figura del séptimo
milenio de Adán hacia acá en el cual Dios establecerá el Reino
del Mesías, y será un reino donde el ser humano tendrá
reposo, tendrá paz; y el Señor es Señor del sábado, y por lo
tanto también Él es Señor del séptimo milenio, del milenio
sabático delante de Dios.
El Señor al mencionar que Él resucitará en el Día Postrero
a todos los creyentes en Él, está hablándonos del séptimo
milenio de Adán hacia acá. Cuando ya Cristo comienza Su
ministerio, ya se está viviendo en el primero de los días
postreros delante de Dios, que es el primero de los tres
milenios postreros, o sea, se está viviendo en el quinto milenio
de Adán hacia acá, que es el primero de los milenios
postreros, porque los milenios postreros son el quinto milenio,
sexto milenio y séptimo milenio; de Cristo hacia acá ya han
transcurrido dos milenios, dos mil años, y delante de Dios son
dos días.
Y ya hemos entrado conforme al calendario gregoriano al
tercer milenio de Cristo hacia acá o séptimo milenio de Adán
hacia acá, y por consiguiente al Día Postrero delante de Dios.
Por eso es que desde los tiempos de los apóstoles se está
hablando que ya ellos están en los días postreros. El mismo
profeta Joel, en el capítulo 2, dice que Dios derramará de Su
Espíritu en los días postreros, y el día de Pentecostés está
derramando de Su Espíritu sobre todos aquellos que creyeron
en Cristo, en el Aposento Alto; y San Pedro cita ese pasaje de
Joel diciéndoles que Dios había prometido que derramaría de
Su Espíritu sobre toda carne en los días postreros y allí lo está
cumpliendo.
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Y así comenzó a derramar de Su espíritu sobre toda carne,
sobre toda persona que recibe a Cristo como único y suficiente
Salvador; y todavía está derramando de Su Espíritu sobre toda
persona que lo recibe como único y suficiente Salvador,
porque esa es una promesa para los días postreros, para el
quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.
Y ahora, podemos identificar el día en que estamos
viviendo podemos decir no solamente que estamos en los días
postreros sino que estamos en el Día Postrero, en el último
milenio o séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio
de Cristo hacia acá, es el milenio (éste), conforme al
calendario gregoriano, es el milenio donde va a ocurrir la
resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de
los vivos cuando se haya completado la Iglesia del Señor
Jesucristo, antes no puede ocurrir.
Por eso es que aunque se ha estado predicando el Evangelio
de Cristo por dos mil años y se ha estado diciendo que Él va
a venir, que Él va a resucitar a los muertos creyentes en Él y
va a transformar a los vivos, todavía no ha ocurrido porque no
se ha completado la Iglesia del Señor Jesucristo, no han
entrado al Redil del Señor todas las ovejas que tienen que
entrar.
Y ahora, encontramos que la promesa es para el Día
Postrero; por lo tanto es en el Día Postrero que entrarán las
últimas ovejas, las ovejas del Día Postrero y se completará el
redil del Señor, la Iglesia del Señor Jesucristo; entonces Cristo
se levantará del Trono del Padre donde Él está como Sumo
Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre y
cambiará de Cordero a León, cambiará de Sacerdote a Juez, de
Sacerdote a Rey y Juez; y por eso tomará el Título de
Propiedad, el Libro de los siete Sellos que está en la diestra de
Dios y lo abrirá y hará Su Obra de Reclamo, reclamará a todos
los que Él ha redimido con Su Sangre: a los muertos los
LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS
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resucitará y a los vivos los transformará.
Tan sencillo como eso es el Programa Divino para la
liberación gloriosa de los hijos e hijas de Dios. Eso será en el
ciclo divino de la Edad de la Piedra Angular, porque ya las
otras edades se han cumplido; y ahora nos encontramos en la
Edad de la Piedra Angular, la Edad para la Venida del Señor
con los santos resucitados para la transformación de los que
estén vivos, para realizar, hacia la libertad gloriosa de los
hijos e hijas de Dios. Todo podemos ver que es sencillo.
Ahora, veamos lo que nos dice... recuerden que tiene que
tener un motivo la Venida del Señor en el Día Postrero. En
Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21, dice para qué Él ha de
venir en el Día Postrero; dice Filipenses, capítulo 3, versos 20
al 21:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde
también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,
para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el
poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las
cosas.”
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado esperando
la Venida del Señor para el Día Postrero, ¿para qué? Para
transformar nuestros cuerpos, dice:
“...el cual transformará el cuerpo de la humillación
nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria
suya...”
Y ahí es, con la transformación de nuestros cuerpos, es que
obtendremos la semejanza física de Dios, la semejanza física
de Cristo, seremos semejantes a Cristo con cuerpos
glorificados como Él tiene Su cuerpo glorificado; ya la imagen
la recibimos al recibir al Espíritu Santo y ahora nos falta
solamente la semejanza física lo cual será la transformación de
nuestros cuerpos para ser inmortales, tener cuerpos
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