04. Los tres sermones de Moisés en Deuteronomio

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INTRODUCCIÓN
En el libro de Deuteronomio encontramos al pueblo de Israel en el lado oriental del río
Jordan. En la ribera del Jordán Moisés dirigió tres discursos al pueblo de Israel, presentó un
desafío a Josué, pronunció una bendición sobre cada una de las tribus, compuso un cántico y
después de esto, ascendió al cielo. En este trabajo de investigación nos concentraremos en los
tres sermones dados por Moisés al pueblo.
I.
PRIMER SERMÓN
Este se extiende hasta los primeros cuatro capítulos y empieza haciendo referencia acerca
de la grandeza del Dios que habían conocido en el monte Sinaí (4:10 – 19) donde Dios le
recalca al pueblo el seguir sus mandamientos y ponerlos por obras. Dios le pide a Moisés que
reúna al pueblo para hablarle, no le ven, tan solo le escuchan a través de la llama encendida de
fuego, aquí está una de las grandezas que Dios había dejado ver a su pueblo.
Moisés en su discurso repasa las trágicas consecuencias de su pecado en Cades – barnea
(1: 27). Este fue un viaje que le debió tomar al pueblo once días, y en realidad pasaron este
trayecto, de Sinaí a Canaán, cuarenta años. Además les recuerda su propio pecado: la
murmuración, la duda constante, los fuertes deseos de volver a Egipto a “comer bien”, el
recuerdo de ese lugar y la idolatría inmutable. Todo esto, los privó de de entrar a la tierra
prometida. (3:23 – 27)
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Moisés insta al pueblo para que animen a Josué, ya que él será quien herede a Israel. Dios
le hace referencia a Moisés de que debe fortalecer a Josué y se lo hace saber al pueblo. Josué
llegaría a ser el líder de este pueblo, así que, Moisés debió dejar asegurado que fueran a
respetarlo como tal, que el pueblo le abriera sus brazos y se dejaran guiar por él.
Este sermón les insta a establecerse en la parte oriental donde están las tres ciudades de
refugio. (4:41 – 43) Beser en el desierto, en tierra de la llanura para los rubenitas; Ramot en
Galaad para los gaditas, y Golán en Basán para los de Manasés. Con esta repartición termina
su primer sermón.
II.
SEGUNDO SERMÓN
En este segundo sermón que se extiende del capítulo cinco al veinte y seis, Moisés hace
un recuento de los diez mandamientos, donde enfatiza cada uno de ellos. Él habla acerca de la
inmoralidad y sus consecuencias (23:17), le pide al pueblo que no debe haber ramera o
sodomita entre ellos, es decir, ni fornicación, ni adulterio, ni homosexualismo de ningún tipo.
Asimismo les advierte de no hacer pactos (7:1 – 5). Dios les dará una tierra donde habrá
sacado a otras naciones como los amorreos, heteos y más, por lo que les pide no mezclarse
con estos, ni dar hijos (as) para que se junten con los hijos de los otros y no caigan en idolatría
y para que no los alejen de Dios, él conoce a su pueblo y les advirtió contar todo esto mucho
antes de entrar.
También se les advierte sobre la adivinación y brujería (18: 9 – 14). Dios sabe que estas
naciones que él iba a sacar practicaban estas abominaciones, por lo que les da la exhortación
al respecto. En Deuteronomio 18:13 dice Jehová:
“Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.”
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Esta no es una disposición solamente para el pueblo de Israel, sino también para nosotros
hoy en día. Dios sabe que tenemos todo este tipo de pecados en nuestro mundo y que
podemos ser influenciados por las corrientes de este; por lo que Dios dice que seamos
perfectos, es decir, puros, intachables, con buen testimonio, y recalca en el siguiente versículo
que estos pecados no son permitidos por Jehová, así que, si Dios lo dice, ¡así es!
Moisés en su sermón describe la tierra de Canaán, dándole al pueblo características que
nos hacen desear estar allí:
“…tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados… de aceite y miel; tierra en la
cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella…” (8:7 – 10)
Moisés repasa su convivencia y encuentro con Dios cuando estuvo con él en el monte
Sinaí. Les enseña sobre la vestimenta tanto para mujeres como para hombres, sobre el
divorcio, derechos de las mujeres y la guerra. En el capítulo 21, versículos del 10 – 14, relata
los derechos de la mujer, asunto que llama mi atención, ya que a pesar de ser en ese tiempo,
se le reconocía sus derechos a las mismas, si no agradaban a sus maridos, las dejaban ir, no
las mataban, ni las vendían. Muchos hoy en día, maltratan a sus mujeres hasta por cosas
insignificantes, lastimándolas o las dejan en el abandono.
Moisés termina este sermón haciendo un resumen del propósito de Dios para con este
pueblo:
“y nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres.” (6:23)
III.
TERCER SERMÓN
Este sermón se extiende del capítulo veinte y siete hasta el treinta. Moisés le pide a los
levitas que se lean las bendiciones y juicios de la ley dadas por Dios, desde los dos montes al
entrar a la tierra prometida. Se debían leer las bendiciones desde el monte Gerizim y las
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maldiciones o juicios desde el monte Ebal. (Los capítulos 27 y 28 hacen referencia a las
bendiciones y maldiciones).
3.1. A partir de Deuteronomio 28 al capítulo 30, se citan en siete partes los elementos del
pacto palestino:
3.1.1.
Israel sería dispersado por desobediencia. Esto abarca los cautiverios en
Babilonia y Roma, además de todos los sufrimientos que han tenido y que
tendrán que pasar. En el capítulo 28: 64 – 68, Moisés hace gran referencia al
sufrimiento, padecimientos del pueblo de Israel entre pueblos extraños,
pareciera que Moisés le da a esta generación un vistazo en el tiempo, por
ejemplo en la época de Hitler, donde los judíos sobrellevaron más dolor que
nunca. Lea este extracto de la Biblia y piense en este período, ¡tiene mucha
relación!
3.1.2. Israel iba camino al arrepentimiento mientras estaba en dispersión. (30: 13) Jehová les promete hacerlos volver y tener misericordia para con ellos si se
volviesen a Él.
3.1.3. Cristo tendrá un lugar (30: 3)
3.1.4. Israel tiene la promesa de ser restaurado (30:5).
3.1.5. Jehová le dará un nuevo corazón al pueblo (30:6).
3.1.6. Sus opresores serán juzgados (30:7)
3.1.7. La nación de Israel tendrá prosperidad (30: 9)
3.2.Finalmente Moisés les pide escoger entre la bendición o el juicio de Dios, ya que con
la bendición la misericordia de Dios vendrá, mas con el juicio vendrá pérdida y dolor.
Entre los temas teológicos que podemos mencionar en los sermones de Moisés están:
3.2.1. La fidelidad de Dios.
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3.2.2. La Palabra de Dios.
3.2.3. La persona de Dios.
3.2.4. El amor de Dios.
3.2.5. La gloria de Dios.
3.2.6. La gracia de Dios.
3.2.7. La venida del gran profeta de Dios.
3.2.8. La voluntad de Dios.
3.2.9. Los reyes de Dios.
3.2.10.
El Israel de Dios. (El pueblo que él siempre quiso)
CONCLUSIÓN
A través del libro de Deuteronomio, vemos a un siervo de Dios usado por completo
con el Espíritu Santo para hablarle a un pueblo que había sido extranjero, egoísta, y muy
desobediente hacia Dios. Moisés hizo y repitió todo cuanto Dios le había dicho para hacerlos
entender y dejarlos listos para enfrentar un gran cambio, un líder diferente pero un hombre de
Dios quien tenía todo el respaldo del cielo.
Este libro nos enseña hoy en día sobre la misericordia de Dios, su amor infinito, sus
mandamientos y las promesas para con sus hijos al obedecerlas. Sería conveniente pensar
como dice Deuteronomio 10: 12:
“…¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en
todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma;…?”
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