Cuáles son las necesidades humanas

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Cuáles son las necesidades humanas
Esquema de necesidades de Abraham Maslow
Erich Fromm y Michael Maccoby comparados
NO ES POSIBLE ninguna discusión seria de la pobreza, y mucho menos del desarrollo
humano, al que prefiero llamar florecimiento humano, sin tomar una postura, de rechazo
o aceptación, sobre las necesidades humanas. Detrás de las agrias disputas sobre la
pobreza en México están, de una u otra manera, concepciones diferentes sobre las
necesidades humanas. Con la entrega de hoy doy inicio a una serie orientada a difundir
y discutir cuáles son las necesidades humanas y si es válido postular su carácter
universal. Para evitar empezar por discusiones muy abstractas que pudieran alejar a
algunos lectores potenciales, he decidido empezar con la presentación de los esquemas
de necesidades de tres autores asociados a la sicología y al sicoanálisis, disciplinas
científicas, si hay alguna, que pueden mirar directamente lo que el ser humano necesita.
Abraham Maslow es el autor de la teoría de la jerarquía de las necesidades, la más
famosa de todas las teorías sobre las necesidades humanas, particularmente en las
escuelas de sicología, en las de trabajo social y en las empresas. Erich Fromm es el
sicoanalista humanista más famoso y Michael Maccoby uno de sus alumnos más
sobresalientes. Hoy comparo de manera somera sus esquemas de necesidades.
EN EL CUADRO se presentan los esquemas de necesidades de los tres autores en
forma de listas, uno junto al otro. Los he ordenado para asociar los rubros de Fromm y
de Maccoby con los de Maslow. Las teorías de las necesidades de estos tres autores son
muy diferentes en muchos sentidos. Entre las diferencias importantes destacan:
PRIMERO, FROMM ES el único de los tres que deriva su visión de las necesidades
humanas de manera estricta de una visión de la esencia humana, que caracteriza con lo
que llama las dicotomías existenciales. De una manera ultra sintética su visión global
puede expresarse diciendo que, habiendo sido expulsado de la naturaleza, el ser humano
se ha quedado sin hogar y se enfrenta a una dicotomía central: quiere vivir pero sabe
que va a morir; su única salida, por tanto, es construir un nuevo hogar, un mundo
humano que sustituya al mundo natural que ha perdido, para lo cual debe satisfacer no
sólo sus necesidades fisiológicas, sino también las específicamente humanas que
derivan de la dicotomía. Maslow tiene una visión de la esencia humana, que se expresa
en su revisión de la teoría de los instintos, que en esencia sostiene que las necesidades
humanas son instintoides, lo que quiere decir que nacemos con el impulso, pero
tenemos que aprender las actividades y los objetos que conducen a su satisfacción. Sin
embargo, Maslow no deriva de dicha revisión su teoría de las necesidades (TN), sino
que más bien la teoría de los instintos forma parte de su TN. Maccoby, por su parte, no
formula una visión de la esencia humana ni avala, al menos no explícitamente, la de
Fromm. Sus impulsos-valores, interpretables como necesidades entendidas como
fuerzas que nos impulsan y como el daño que queremos evitar, están más cerca del
trabajo que los esquemas de los otros dos autores.
SEGUNDO, EN TERMINOS de la estructura del conjunto de necesidades, Maslow es
el que más explícitamente postula la dinámica entre las necesidades mediante su
jerarquía de prepotencia (las necesidades más poderosas dominarán al organismo
cuando todas están insatisfechas). Con ello Maslow rebasa el planteamiento de lista para
postular un verdadero sistema de necesidades. Para Fromm las cinco necesidades
humanas postuladas (después de las instintivas) son igualmente cruciales, ya que
prácticamente en todas ellas el fracaso total significa la locura. En este sentido, puede
decirse que las cinco necesidades son las condiciones necesarias de la cordura (no de la
salud mental, porque Fromm postula en cada necesidad soluciones negativas,
neuróticas, y no sólo positivas; las negativas, que son el narcisismo, el incesto, la
destructividad, la irracionalidad y la conformidad gregaria, respectivamente para las
necesidades identificadas como B a F en el cuadro). Es decir, para usar un término del
filósofo Bernard Williams, son necesidades correalizables, ya que la insatisfacción total
en cada una lleva al derrumbe del sistema en su conjunto. Maccoby, por su parte,
presenta con reticencias una jerarquía entre el impulso-valor de sobrevivencia y los
demás, ya que acepta que la sobrevivencia puede ser dominante en la mayoría de los
casos. Por otro lado, da un papel especial al impulso-valor "significado", que en su
opinión moldea a todos los demás. Fromm, por su parte, afirma que algunas veces la
necesidad de identidad es más fuerte que la necesidad de supervivencia física, y que las
pasiones y necesidades derivadas de la condición existencial humana son más intensas
que las fisiológicas. Sin embargo, en otro momento afirma: "Después que ha satisfecho
sus necesidades animales, es impulsado por sus necesidades humanas", aceptando
tajantemente una jerarquía similar a la de Abraham Maslow. Parecería que, al final de
cuentas, Maslow es respaldado, al menos parcialmente, tanto por Fromm como por
Maccoby en cuanto a la jerarquía entre las necesidades, en la cual las fisiológicas son
las más potentes.
EN EL CUADRO destacan algunos consensos entre nuestros tres autores en cuanto a
las necesidades identificadas. En primer lugar, la muy obvia de lo fisiológico o la
supervivencia física, que Fromm llama necesidades instintivas. Ninguno de los tres es
tan claro como Marx en advertir que en el ser humano las necesidades animales han
sido humanizadas, con todas sus consecuencias.1 Aunque ni Fromm ni Maccoby
destacan la necesidad de seguridad como un grupo (como hace Maslow), en Fromm
aparece (implícitamente) en las necesidades instintivas (el instinto de supervivencia que
nos hace correr o luchar ante el peligro) y explícitamente en la necesidad de
pertenencia; en efecto, Fromm señala que no nos debe sorprender en el adulto medio
una añoranza profunda por la seguridad y la pertenencia (raíces) que alguna vez le
proporcionó la madre. En segundo lugar, hay una coincidencia en las necesidades de
relaciones con los demás, necesidad que también compartimos con los animales, como
han mostrado diversos experimentos, aspecto que los autores no destacan. En tercer y
último lugar, identifico cierta coincidencia en las necesidades cognitivas (relacionados
con el conocimiento), aunque formuladas de manera muy diversa y con diferente
importancia por nuestros tres autores. En el caso de Maccoby se ubican en ese renglón
dos impulsos-valores: "información" y "significado".
HAY ALGUNAS AREAS sin consenso, o sin consenso aparente a este nivel tan
agregado, que las he presentado. No he podido encontrar en el planteamiento de Fromm
nada que pueda asociar de manera contundente con la necesidad de estima, identificada
por Maslow, aunque he anotado que su necesidad de identidad tiene una leve asociación
con estima ("Tras la intensa pasión por el 'estatus' y la conformidad, está esta necesidad"
de identidad, dice Fromm). Aún más fuerte es la ausencia de referencia alguna a la
necesidad estética. En sentido inverso, no hay nada en Maslow que haya podido asociar
de manera contundente con la necesidad de sentido de identidad, aunque hay asociación
débil (marcada en el cuadro) de las necesidades de estima y de pertenencia. En
Maccoby encontramos una necesidad casi totalmente solitaria, la de juego. Parece que
ni Maslow ni Fromm otorgan importancia alguna a lo lúdico, al menos no como
necesidad central. Hay una leve asociación entre el juego y las necesidades estéticas de
Maslow, pero ello es porque Maccoby dice que, en sus formas más elevadas, el juego se
funde con belleza y elegancia. A pesar de que he asociado el impulso-valor placer de
Maccoby con las necesidades estéticas y las fisiológicas de Maslow, es evidente que, al
separar placer como una necesidad central en sí misma, Maccoby le está dando una
importancia que no tiene en los otros esquemas.2
POR ULTIMO, en el esquema de Maccoby, no hay nada equiparable a la necesidad de
autorrealización de Maslow y de trascendencia de Fromm. Maslow define
autorrealización, de manera muy general, como "hacer real (realizar) lo que
potencialmente es", como "volverse más y más lo que uno es capaz de ser". No es claro
si un asunto de taxonomía le impidió a Maccoby incluir un rubro así, pues no parece ser
un problema de falta de percepción de su importancia. Por una parte, al discutir por qué
trabajamos, dice: "para hacer efectivas nuestras potencialidades debemos enfocarlas de
una manera que nos relacione con la comunidad humana", lo que pareciera indicar que
el desarrollo de nuestras potencialidades es un valor muy importante para él. Por otra
parte, el carácter que encuentra mejor adaptado a la economía de las corporaciones
trasnacionales le llama autodesarrolladores, con lo que la realización de las
potencialidades vuelve a tomar el centro del escenario. Pero la descripción que hace del
autodesarrollo suena a alienación que el autor no critica: "Los autodesarrolladores se
centran en el autodesarrollo para mantener un sentido de autoridad, autoestima y
seguridad al elevar el nivel de sus habilidades 'mercadeables' (marketing)..." Sin
embargo, con una frase muestra un aspecto dramático de la alienación de estos yuppies,
al que podríamos llamar vacío: "Sin un propósito más allá del yo, sin un significado más
amplio, el autodesarrollo se convierte en una búsqueda sin orientación de la
autorrealización". Queda claro que el autodesarrollo es un valor que debería ser parte de
su esquema de impulsos-valores y que inexplicablemente no lo es.
1 Sin embargo, Maccoby separa la alimentación en dos: una parte queda en
supervivencia y la otra en placer. A esta última le llama comida sabrosa. Lo mismo
podría haber hecho con el sexo y hablar de un sexo reproductivo y un sexo por el placer
en sí.
2 No obstante, Fromm sí le pone atención al placer y ha desarrollado un extraordinario
texto sobre el placer y la felicidad en Man for Himself (pp. 172- 197) (En español: Etica
y psicoanálisis). En ese texto Fromm desarrolla, entre otras cosas, la diferencia entre
placer de la abundancia y placer de la escasez. Es notable que Maccoby, al postular el
impulso-valor placer, no se apoye en este texto. Sin embargo, placer no está como
necesidad existencial en el esquema de Fromm que vimos, quizás porque no tiene la
centralidad de las cinco necesidades no instintivas. No obstante, cita a Aristóteles, para
quien el "placer y la vida están unidos y no pueden ser separados".
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DISTINTOS TIPOS DE AMOR
Erich Fromm, en su libro "El arte de amar", realiza una tipología del amor. Parte del
concepto que el amor es un arte que debe ser aprendido, desde lo práctico como lo
teórico, y que esto último es lo difícil y no el hecho de no encontrar a quien amar, como
se cree popularmente.
El hombre sufre porque necesita superar la separatividad, o sea, la soledad, a la que
experimenta como angustiante, y el amor es la forma de afrontar la separatividad
humana.
Cuando habla de amor maduro se refiere a "la paradoja de dos seres que se convierten
en uno, y no obstante, siguen siendo dos". Este amor implica cuidado, responsabilidad,
respecto y conocimiento.
Distingue distintos tipos de objetos amorosos:
Amor fraternal.
Amor erótico.
Amor materno.
Amor a sí mismo.
Amor a Dios.
El amor fraternal habla del amor a todos los seres humanos, el que comienza a
desarrollarse sálo cuando se ama a quienes no se necesita por un fin egoísta.
Con respecto al amor materno, refiere al amor dependiente que contribuye al desarrollo
del niño y que inculca amor a la vida. Este amor son dos seres unidos que luego se
deben separar.
En cambio, el amor erótico, es una unión única con una persona, exclusivo. Es además
de una atracción individual y concreta entre dos persona, un acto de voluntad y un
compromiso.
El amor a sí mismo lo diferencia del egoísmo, diciendo que son opuestos. Para poder
amar a los demás, hay que saber amarse a sí mismo. Es más, afirma que una madre
que se ame a sí misma será la más indicada para enseñar a su hijo a conocer la
felicidad, el amor y la alegría.
Por último, el amor a Dios se relaciona con la necesidad de amar que tiene el ser
humano debido a la superación de la angustia del estado de separación. El amor a Dios
es el acto de experimentar la unidad con Dios, no sólo conocerlo a través del
pensamiento.
ORIENTACIONES SEGUN ERICKH FROMM
Antes de nada es necesario describir lo que significa "carácter" en este contexto.
Entendemos “carácter” como el patrón de conducta de un individuo dado. Por lo tanto es
la forma en que la energía humana es canalizada en los procesos de asimilación y
socialización. Una vez asumido esto la primera distinción se hace respecto a la capacidad
que tiene el carácter para realizarnos como personas, por lo que la primera división será
entre las orientaciones del carácter improductivas y la productiva. Dentro de las
improductivas
podemos
diferenciar
las
siguientes
tipologías:
LA
ORIENTACION
RECEPTIVA:
En la orientación receptiva la persona siente que la “fuente de todo bien” está en el
exterior y cree que la única manera de conseguir lo que desea es recibiéndolo desde una
fuente externa. Si se trata la cuestión del amor el problema reside en ser amado y no en
amar, por lo que generalmente esperan encontrar a alguien que les de la información
necesaria en lugar de hacer el esfuerzo por sí mismos. Por este motivo suelen ser
individuos excesivamente susceptibles al rechazo o desaire de la persona que les es
querida.
Cuando deben de tomar decisiones o asumir responsabilidades no consiguen tener
suficiente confianza en ellos mismos y es común que en el día a día pidan consejo hasta
de cualquier nimio detalle, además suelen tener gran afición por la comida y por la
bebida, que en muchas ocasiones les sirve para calmar su ansiedad. Por tanto es la boca la
parte
predominante
en
los
individuos
de
esta
orientación.
Este tipo de carácter tiende a encontrarse con más abundancia en aquellas sociedades en
las que el derecho de un grupo a explotar a otro está firmemente establecido y en el
“experto” es donde podemos encontrar uno de sus símbolos, por la actitud que se
muestra hacia él por parte de la opinión pública y que es estimulada por los anuncios y la
propaganda. Sólo él sabe sobre el tema y el resto sólo puede escuchar su opinión, por lo
que coloca forzosamente a los demás en una actitud “receptiva” ante una figura de
autoridad. Ante el experto la gente se somete y acata su opinión como la válida sin
cuestionarla por diversos motivos, pero que habitualmente parten del esquema de que la
realidad es muy compleja para el común de los ciudadanos y sólo les queda someterse a la
persona que es afirmada como capaz de haber conseguido conocimiento sobre el tema.
LA
ORIENTACIÓN
EXPLOTADORA:
Tiene en común con la receptiva la percepción de que la fuente de todo bien está en el
exterior y que por sí mismo no puede producir nada, la diferencia es que en esta
orientación el individuo no espera recibir lo que necesita en forma de regalo, sino que lo
consigue por medio de la violencia o de la astucia. Por lo tanto sólo sienten atracción por
personas a las que se les puede sustraer algo. Además tienden a pensar que aquello que
pueden hurtar es mejor que cualquier cosa que puedan producir por ellos mismos. Si se
trata de ideas, estas personas en vez de producirlas, las hurtan. Un ejemplo extremo de
esta
orientación
sería
el
cleptómano.
Esta orientación se remonta a los antepasados feudales y piratas. Posteriormente fue
proseguida por hombres que buscaban comprar barato y vender caro, persiguiendo
incansablemente el poder y la riqueza, hasta que como rasgo del carácter se fue
estableciendo
como
norma
general.
La boca, al igual que en la orientación receptiva, es la parte del cuerpo que los simboliza
pero, a diferencia de la otra orientación, la actitud ahora es más agresiva y tendente a la
acción
de
morder.
LA
ORIENTACIÓN
ACUMULATIVA:
En esta orientación la persona suele tener poca fe en cualquier cosa que pueda obtener
del mundo exterior ya que su seguridad se basa en la acumulación y el ahorro y, por lo
tanto, cualquier gasto se interpreta como una amenaza. Estas personas se rodean de un
muro protector y buscan defender a toda costa su posición fortificada. Algunas de ellas
expresan su temor a la amenaza exterior con la compulsión de lavarse y a menudo
muestran una lealtad exagerada hacia la gente y hacia los recuerdos por lo que su
sentimentalismo les suele hacer creer que todo tiempo pasado fue mejor. Paralelamente
a la compulsión por la limpieza habitualmente se suele dar la meticulosidad, aunque su
método
resulta
en
el
fondo
rígido
y
estéril.
Históricamente esta figura la ha representado el conservador. La propiedad se consolidó
para él en un símbolo de sí mismo y su protección se constituyó en un valor supremo; los
bienes
y
la
familia
en
su
reducto.
LA
ORIENTACIÓN
MERCANTIL:
En esta orientación el éxito depende para la persona de la capacidad que tiene de
“venderse” a los demás en el ”mercado existente”. El objetivo es ofrecer una
personalidad que esté demandada y dejar en segundo plano el desarrollo de su propia
personalidad. Esta clase de personalidad más demandada va comunicándola la sociedad
por
diversos
medios:
cine,
educación,
etc…
Una vez que la persona se experimenta a sí misma como mercancía implícitamente llega a
la segunda parte, en la que su autoestima no depende de sí mismo sino de elementos
exteriores. El individuo luchará entonces para que los demás le reconozcan el éxito y, por
lo tanto, perderá el sentido de la dignidad y del orgullo. Su valor será el precio de
mercado y su individualidad quedará carente de valor. Estas características hacen que
esta orientación se haya difundido masivamente en la época moderna, de forma paralela
al
auge
de
la
economía
de
mercado.
Si tenemos que verla en la práctica en esta orientación los conocimientos importan en
cuanto se les puede encontrar una proyección en el mercado y, por lo tanto, el
pensamiento impráctico que únicamente tiene por objeto la verdad queda relegado.
También, aunque no sea lo más representativo como ejemplo de esta orientación, es
conveniente resaltar que la mayor parte de los test de inteligencia se concreta a este
pensamiento; su objeto no es medir tanto la capacidad para el razonamiento y la
compresión, como medir el grado de adaptación mental a una situación dada. Si la razón
fuese solamente una capacidad lógica de resolver problemas un paranoico podría llegar a
conclusiones lógicas aunque absurdas, por el contrario el objetivo de la razón es
comprender la esencia de las cosas.
Temas: Erich Fromm
Hombre y amor: tipo de vínculos
El deseo de un tipo de relación encaminado a la unión amorosa con otro ser humano es el impulso
más poderoso que existe en el hombre, y su incapacidad para alcanzarlo significa destrucción de sí
mismo o de los demás. Pero ¿a qué llamamos amor? ¿Nombramos con esta palabra a las distintas
formas de búsqueda de fusión en lo interpersonal, o reservamos quizás el término para referirnos a
aquella forma específica de unión que ha sido la virtud ideal de todas las grandes religiones y
sistemas filosóficos humanísticos de los que tenemos noticia a lo largo de nuestra historia oriental y
occidental?
Quizás sería mejor hablar primero de las formas inmaduras o patológicas de relación, y dejar la
palabra amor para expresar “aquel afecto activo que religa al hombre de nuevo con sus hermanos y
con el mundo”.
La unión simbiótica tiene su patrón biológico en la relación entre la mujer embarazada y el feto. En la
simbiosis psíquica, los dos cuerpos son independientes, pero psicológicamente existe el mismo tipo
de vínculo de dependencia en el que la vida de uno se mantiene a expensas del otro, que a su vez,
por tal modo de realización, se realiza y halla sentido.
La forma pasiva de la unión simbiótica es la sumisión (o, clínicamente, el masoquismo), que
básicamente consiste en “formar parte de otra persona o sustitutos”. Este poder externo guía, dirige,
protege… Es el “aire” que el sometido respira. Se exagera el poder al que uno se somete, ya se
trate de una persona o un dios. (“Él es todo y yo no soy nada, salvo en la medida en que formo parte
de él”). En un contexto religioso, el objeto de adoración recibe el nombre de “ídolo”; en el contexto
secular de la relación amorosa masoquista, el mecanismo esencial de idolatría es el mismo.
La forma “activa” de la fusión simbiótica es la dominación (o por utilizar también un término técnico,
el “sadismo”). La persona sádica escapa de su soledad haciendo de otro individuo una parte de sí
misma. Dominando, explotando, humillando y lastimando, se siente acrecentada y realizada,
incorporando a otra persona, que “la adora”. En un sentido emocional profundo, ambas
manifestaciones (dominio y sumisión) tienen en común la fusión sin integridad.
Hombre y amor: el amor productivo o “maduro”
En contraste con la unión simbiótica, el amor maduro significa unión a condición de preservar la
propia integridad, la propia individualidad. El amor es un poder activo en el hombre, un poder que
atraviesa las barreras que le separan de sus semejantes y lo une a los demás. El amor lo capacita
para superar su sentimiento de aislamiento y separación, y, no obstante, le permite ser él mismo y
mantener su integridad. En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no
obstante, siguen siendo dos. El amor es una actividad, no un afecto pasivo, es un “estar
continuado”, no un súbito arranque. Este carácter activo del amor puede describirse diciendo que es
fundamentalmente dar y no recibir.
Comúnmente, el acto de dar es sinónimo de empobrecimiento, sacrificio y renuncia y se supone a
menudo que la virtud de dar está en el acto mismo de aceptación del sacrificio. En otras ocasiones,
solo se da si se recibe en el intercambio. Pero, para la orientación madura del carácter humano, dar
constituye la más alta expresión de potencia, en la que el donante experimenta su fuerza, su
riqueza, su poder, y por tanto, se siente vivo y dichoso.
Así, dar es una expresión de vitalidad.
Apenas es necesario destacar el hecho de que la capacidad de amar, como acto de dación,
depende del desarrollo caracterológico de la persona. Presupone el logro de una orientación
predominantemente productiva, en la que la persona ha superado su dependencia, la omnipotencia
narcisista, el deseo de explotar a los demás o de acumular, y ha adquirido fe en sus propios poderes
humanos y coraje para confiar en su capacidad para lograr sus fines. En la misma medida en que
carece de tales cualidades, tiene miedo de darse, y por lo tanto, de amar.
Además de lo señalado, existen una serie de elementos básicos comunes a todas las formas de
amor. Estos elementos son: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento.
El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando falta la
preocupación activa, no hay amor. El cuidado, la preocupación, implican otro aspecto del amor: la
responsabilidad. Hoy en día suele usarse ese término para designar un deber, algo impuesto desde
el exterior. Pero la responsabilidad, en su verdadero sentido, es un acto enteramente voluntario; es
la respuesta personal de un ser humano ante las necesidades, expresadas o no, de otro ser
humano. Ser responsable significa estar listo y dispuesto a responder. La responsabilidad podría
degenerar fácilmente en dominación y afán de posesión, si no fuera por un tercer componente del
amor: el respeto. Respeto no significa temor y sumisa reverencia; quiere decir, de acuerdo con la
raíz de la palabra (“respicere”: mirar), la capacidad de ver a una persona tal cual es, tener
conciencia de su individualidad única. Respetar significa preocuparse por que la otra persona crezca
y se desarrolle tal como es, no como se necesita que sea, como un objeto para el uso particular. De
este modo, el respeto implica la ausencia de explotación. Es obvio que este solo es posible si se ha
alcanzado independencia, si se puede caminar “sin muletas”, sin tener que dominar y explotar a
nadie.
Respetar a una persona sin conocerla no es verdadero respeto. El cuidado y la responsabilidad
serían ciegos si no los guiara el conocimiento, y este estaría vacío si no lo guiara la preocupación. El
conocimiento está relacionado con una necesidad de conocer “el secreto del hombre”. Cuanto más
avanzamos hacia las profundidades de nuestro ser, o el ser de otros, más nos elude la meta de
conocimiento. Sin embargo, no podemos dejar de sentir el deseo de penetrar en el secreto del alma
humana, en el núcleo más profundo de él. En su aspecto destructivo, desesperado, el intento de
conocer los secretos utiliza la fuerza y la violencia para arrebatar ese último reducto. Aquí reside una
motivación esencial de la profundidad y la intensidad de la crueldad y la destructividad, a veces
motivados por el deseo profundo de conocer el secreto de las cosas y de la vida. Un niño, por
ejemplo, puede desarmar o deshacer un objeto o matar un animal para conocerlo.
Sin embargo, en el camino del amor, el conocimiento supone la penetración activa en la otra
persona, en la que la unión satisface el deseo de conocer.
Existirían dos tipos de conocimiento: uno psicológico y mental y otro que va más allá de él y lo
trascendente. Quizás en el hombre el primero sea previo al segundo, representado por el acto de
amar, que trasciende el pensamiento, que trasciende las palabras. En el misticismo se renuncia al
conocimiento de Dios con el pensamiento, y se lo reemplaza por la “experiencia de amor con Dios”.
El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una
orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como
totalidad, no con un “objeto amoroso”. Si una persona ama a otra solamente, y es indiferente al resto
de sus semejantes, su amor no es total, sino un tipo de relación simbiótica o un egoísmo ampliado.
Sin embargo, la mayoría de la gente supone que el amor está constituido por el objeto, no por la
facultad. Puede compararse esa actitud con el hombre que quiere pintar, pero que en lugar de
aprender el arte, sostiene que debe esperar el objeto adecuado, y que pintará maravillosamente
bien cuando lo encuentre
ALGUNAS DEFINICIONES DE ERICH FROMM SOBRE EL
AMOR
Resumen de los conceptos básicos de Fromm expresados en su libro “El Arte de Amar”
(Psic. E. Pérez-Vieytez)
EL SECRETO DEL HOMBRE
- No obstante cuanto se conozca a sí mismo, le resulta evidente que aún no se conoce. No
obstante que conozca mucho a una persona, en realidad todavía no la conoce.
- El hombre desea conocer cuál es el secreto último de la vida, de la naturaleza y de sí mismo.
Es una necesidad imperiosa desde que es niño (cuando deshace a un ser5 vivo en busca de
su secreto, del secreto del hombre).
CRUELDAD Y AMOR
- Hay dos caminos para buscar el secreto del hombre, uno improductivo, impotente, regresivo,
el cual tiene como componente fundamental la Crueldad: el otro, productivo, potente,
progresivo, tiene como componente fundamental el amor (¿qué es el amor?)
- Crueldad y amor comparten el deseo de conocer el secreto de las cosas y de la vida.
- La crueldad, sin embargo, es un camino que no llega a la meta buscada o perseguida.
- El amor productivo lleva a la experiencia de conocer el “secreto del hombre y de las cosas”
aunque no por el pensamiento, sino por la vivencia de la totalidad. Permite, además, lograr la
unión para trascender la soledad sin perder la individualidad.
POLARIDAD Y CREATIVIDAD
- Una función adicional del amor es lograr la fusión de los contrarios, es decir, de los polos
opuestos, para producir algo nuevo. En esencia esto es crear y es válido tanto en lo físico
como en lo psicológico, emocional, intelectual, artístico y religioso, en el sentido krishnamutiano
de este último término.
- La Unión de los Polos (que por su naturaleza no son contrarios, sino complementarios) se
efectúa interna y externamente y es la base de toda creatividad de toda originalidad auténtica.
- La Unión de los Polos lograr reforzar la unión y la trascendencia de la separatividad. El
homosexual puede crear si sublima sus polaridades internas pero siempre padece el dolor de
la separatividad.
LOS OBJETOS AMOROSOS.
Fromm dice que el amor es una actitud y una orientación del carácter, precisamente, la
orientación productiva.
- Amar es la relación de un ser humano con el cosmos, con el mundo (y no con un objeto).
- El que ama real y verdaderamente a una persona, ama a todas las demás, al mundo y la vida.
Ese es el parámetro del verdadero amor.
AMOR FRATERNAL
- El amor comienza a desarrollarse como actitud y capacidad cuando se siente amor por todos
los seres humanos, más allá de sus diferencias de cualquier tipo.
- El amor se basa en la premisa de que todos somos en realidad uno. (Cuando se observa lo
periférico de los demás, resaltan las diferencias; cuando se observa el núcleo, es decir, el
centro, aparecen las semejanzas)
- Es amor verdadero cuando se ama a quien NO se necesita. (Si se “quiere” a quien se
necesita, entonces no es amor, sino Apego)
- El amor real se basa en una relación de “centro a centro”, en contraposición al Apego, que se
basa en conveniencias, pérdidas, ganancias e imágenes de uno y otro que son las que se
relacionan.
AMOR MATERNO
Tiene dos funciones:
a) Cuidar al niño para que sobreviva
b) Inculcar al niño el amor a la vida
- En la mitología, el “amor materno” se representa por la “Tierra Prometida”, en donde hay
“leche y miel”. La lucha se refiere a la sobrevivencia; la miel al amor a la vida
- El amor de la madre hacia su hijo es más fuerte por el niño que existe que por el niño que
crece.
- Es un amor entre desiguales. El niño está desvalido y la madre tiene los elementos para
sacarlo adelante. Esta situación propicia varias situaciones:
a) Desarrollo del afán de dominio y sumisión de la madre
b) Aumento y fijación del narcisismo
c) Adquirir el sentimiento de trascendencia, es decir, el niño da “sentido” a la vida de la madre.
- Una singularidad del amor materno (y también del paterno) es que está orientado a la
SEPARACIÓN. Si la madre es sana psicológicamente, si verdaderamente da “leche y miel”,
entonces alienta al niño9 para que crezca y logre independizarse de ella.
- El amor materno puede frustrarse cuando la madre cae en al afán de dominio y sumisión y
trata de impedir que el niño crezca y se independice. Esto frustra y pervierte la función materna
y malogra al hijo, contra todo, biológicamente seguirá creciendo.
- En sí mismo, el amor materno tiene un aspecto positivo y una negativo de importancia
fundamental:
a) Aspecto positivo: Es incondicional y no puede perderse mientras la madre esta viva.
b) Aspecto negativo: No puede obtenerse si se carece de él.
- Es dicha y paz, por eso es tan difícil prescindir de él, aún para el adulto.
- Su función psicológica fundamental es dar seguridad en la vida.
AMOR PATERNO
- Es la enseñanza de cómo dominar positivamente al mundo, cómo sobrevivir y comportarse en
él para apoyar la vida y crecer y desarrollarse.
- Es condicionado puesto que debe hacerse lo que indica el padre para tener su amor. Esto
permite y propicia la ruptura con los vínculos primarios para lanzarse a la vida.
a) Aspecto positivo: Puede obtenerse si se hace lo necesario
b) Aspecto negativo: Puede perderse si lo que se hace no es del agrado del padre.
- Su función psicológica fundamental es propiciar la independencia y caminar de la “libertad de”
a la “libertar para”.
-
AMOR MATERNO, AMOR PATERNO Y NEUROSIS
- Los amores paterno y materno deben interiorizarse y armonizarse a medida que el individuo
va madurando y caminando hacia su independencia.
- La armonía interna de los amores materno (“es bueno y agradable estar en este mundo”) y
paterno (“es posible desplegar las propias potencialidades”) depende directamente de la
calidad del amor materno y paterno recibidos.
- La neurosis ocurre cuando hay alteraciones en las funciones del amor paterno y paterno, o
cuando no existe alguno de ellos. Esto ocurre con frecuencia, pero no siempre.
AMOR ERÓTICO
Su función es unir a una persona con el resto de la humanidad a través de un único
representante, la persona elegida para ello.
o Es – debe ser – el resultado de la voluntad y de la aceptación consciente de un compromiso.
De ninguna manera es un “hecho milagroso” que ocurre más allá de la voluntad de la persona.
o Por tanto, amar a otra persona es una decisión y una promesa de que se trabajará para que
el amor sea tan perdurable como se crea.
o Es falso el dicho de que “el amor va a donde quiere, no a donde lo llaman”, puesto que amar
es un fenómeno de abundancia, decisión consciente y razonada de una persona productiva.
o El dicho anterior se basa en la confusión del amor con el “enamoramiento” el cual consiste
en una caída súbita de las barreras que separan a dos personas y que les hace sentir la
intimidad. Esta intimidad suele agotarse rápidamente si las personas son superficiales e
improductivas.
o Según Fromm, se confunden también al amor y al enamoramiento con la atracción sexual y
hasta con la relación sexual misma. Sin embargo, cuando esta fusión sexual ocurre sin amor,
deja un vacío, una conciencia mayor de la propia separatividad, por lo que las personas se
avergüenzan y se odian a veces al terminar la experiencia orgásmica.
o El propio deseo sexual puede ser generado como una consecuencia lógica del verdadero
amor, pero también lo es por la ansiedad y por la angustia, por la soledad y por la vacuidad de
la propia existencia. En general, cualquier emoción intensa de cualquier orden, puede llevar al
deseo sexual, incluyendo emociones necrofílicas y regresivas profundas.
o En la medida en que todos los humanos somos iguales, el amor fraternal es posible; en la
medida en que también somos diferentes, el amor erótico es posible.
EL AMOR A SÍ MISMO
o El amor a sí mismo implica cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento de uno mismo
y es una condición indispensable (sine qua non) para poder amar a los demás.
o El amor a sí mismo y el egoísmo son opuestos. El egoísmo es el desamor a uno mismo o el
odio a uno mismo por no aceptar la condición humana y vivir como tal, por haber eludido la
responsabilidad del propio destino.
o El amor a sí mismo es el motor que permite estar vigilante y luchar cada día, cada hora,
cada minuto, por afirmar la vida y desplegar las propias potencialidades, lo que equivale a
vigilar por el propio crecimiento y libertad de acción.
o El egoísmo es una actitud compensatoria de la incapacidad de cuidar de uno mismo.
EL AMOR A DIOS.
Presenta varias etapas según del desarrollo y evolución del hombre:
a) En un principio, la religión, el objeto religioso se identifica con la naturaleza de la que el
hombre ha sido arrancado y a la cual se aferra. Es la etapa del Tótem, del Animal Dios.
b) En la primera etapa intermedia, el hombre – tanto el individuo como la cultura – transforma
en dioses a las obras de sus manos. Es la etapa de la Idolatría.
c) En la segunda etapa intermedia convierte en objeto religioso al propio hombre y a sus
tributos. Corresponde al descubrimiento de que el hombre es “la creación más elevada y digna
del mundo”. Esta segunda etapa tiene dos subetapas:
1. Sub etapa del Dios Maternal: Históricamente es anterior a la subetapa del Dios Paternal.
Esto es real ontogénica y filogenéticamente. El concepto de Dios es semejante al del amor
materno. Dios nos ama porque somos, porque existimos, porque somos sus hijos. Estar con él
significa seguridad, sobre vivencia, dicha y amor. Es la sub etapa de las Diosas. El concepto de
estas diosas es tan bondadoso y tan necesario para el humano que difícilmente desaparece y
se conserva como devoción a la Virgen, a la Gracia y a otros símbolos femeninos.
2. Sub etapa del Dios Paternal. Parece ser que la evolución psicológica mínima llevó al cambio
del concepto de un Dios Maternal a un Dios Paternal. Este dios sólo quiere al que cumple con
sus mandamientos, al que le obedece, al que se le somete, al que es como Dios quiere que
sea el hombre. Es el periodo de los dioses masculinos autoritarios y exigentes, a la vez que
guiadores y orientadores. Surge el dios del Génesis, por ejemplo.
d) En la tercera etapa intermedia, Dios deja de ser antropoformizado para dejar de ser un padre
y convertirse en los valores supremos que emanan del padre y de la madre. Dios se convierte
en Amor, Verdad, Justicia, etc.
e) En la etapa final o actual, Dios deja de ser cosa u hombre alguno y se convierte en “lo que
no tiene nombre” y en consecuencia, deja de ser algo acerca de lo cual pueda afirmarse algo.
Entonces de Dios sólo puede decirlo lo que NO ES, jamás lo que es.
- El concepto de Dios depende de la evolución de cada persona y también de cada cultura y
puede incluir desde la etapa totémica, hasta la negativista, en sentido filosófico.
EL CONCEPTO RELIGIOSO EN ORIENTE Y OCCIDENTE
o Consideradas globalmente, las religiones de oriente y occidente, partes de concepciones
filosóficas distintas. En Oriente los conceptos religiosos se basan en una Lógica Paradójica
implementada por Lao Tse, Buda y los maestros del brahmanismo.
o En contraste, los conceptos religiosos de occidente se basan en la Lógica Aristotélica y a
partir de ellos ocurren las diversas vertientes de pensamiento religioso.
o La lógica oriental llevó a la convicción y generalización de que el concepto correcto de Dios
tiene poca o nula importancia y que es la acción correcta lo verdaderamente importante.
o Ante es conclusión de Oriente, la ciencia teológica carece de sentido y de razón de ser y el
dogma es absolutamente innecesario.
o La lógica aristotélica llevó a las religiones de occidente al polo opuesto: lo importante es
tener el concepto correcto de Dios y la acción es secundaria (el ejemplo extremo de esto ocurre
en el Calvinismo)
o Ante esta conclusión de Occidente, se justifica la Teología, el dogma, la lucha religiosa, el
combate a la herejía y el fanatismo.
o Para Oriente, el amor a Dios es vivir a Dios; para Occidente el amor a Dios es creer en Dios.
o La consecuencia social de los dos conceptos religiosos es que en oriente se da extrema
importancia al hombre y a su transformación; al dominio del cuerpo para alcanzar el desarrollo
de facultades que están más allá de la lógica aristotélica. En occidente, la Teología y el dogma
obligan al virtuosismo del pensamiento y con ello propician el desarrollo de la ciencia y la
tecnología.
EL AMOR EN LA SOCIEDAD OCCIDENTAL DEL SIGLO XX
El siglo XX se caracterizó por la barbarie de dos guerras mundiales, el holocausto de millones
de judíos, gitanos y otras minorías raciales y el uso de armas de alta sofisticación tecnológica y
mayor poder destructivo: bombas atómicas, de hidrógeno y de neutrones.
En ese marco ¿Qué ocurre con el amor del individuo común de la segunda mitad del siglo XX?
Fromm analizó este problema y llegó a los siguientes puntos:
- El individuo está sometido a una estructura económica, social y política configurada por
enormes y anónimos poderes representados por grandes empresas, gigantescas burocracias,
enormes sindicatos y capitales imposibles de imaginar. La persona tiene conciencia de que
esta reducida a un número y no a una entidad humana. En las grandes tiendas, en el
supermercado, en cualquier lugar, le echan en cara su insignificancia para el sistema, no como
número, sino como individuo.
- Se suma a lo anterior el hecho de que laboralmente se te le induce y se le obliga a usar su
energía, su potencia humana y su propio ser, como una mercancía, semejante a cualquiera
otra que hay en el mercado. Esto lo obliga a luchar por ser una mercancía que tenga demanda.
En otras palabras, está obligado a ser como el mercado quiere que sea.
- Ante esas presiones, un individuo difícilmente podrá ser él mismo. Por el contrario, tratará de
no ser excesivamente diferente de los estándares más apreciados. Esto anula en buna medida
su afán de lucha por realizarse plenamente, por desplegar sus poderes y ser cada vez más
humano, más creativo, más potente y, como resultado de todo, su deteriora su posibilidad y
capacidad de amar.
- Con la capacidad y posibilidad de amar deterioradas u obstaculizadas, es fácil que caiga en
las falsas formas del amor las cuales constituyen toda una poderosa industria. El “amor” como
mercancía es negocio multimillonario. Ello es posible por la enajenación en que vive el
individuo. Cree que es libre, pero en realidad le dicen qué pensar, cómo pensar, qué es bueno,
qué es malo y lo acepta sin razonar, lo que lo convierte en un esclavo por decisión propia.
- La relación hombre mujer se reduce a la conformación de un equipo de ventajas mutuas. Un
equipo comercial para enfrentar mejor las demandas del mercado. Se le dan recetas de cómo
vivir en pareja, cómo cuidar o descuidar decorosamente a los hijos y toda una industria del ocio
para que huya de su realidad.
- Naturalmente, se no hay relación de humano a humano, aumenta la delincuencia, la
prostitución, la drogadicción, el secuestro, la corrupción de menores, todo en busca de dinero
para conseguir con él lo que no se puede conseguir como humano, dar sentido a la propia
existencia, lo cual no se logra ni con la fama, ni con dinero, ni con auto nuevo, ni con casa
lujosa, sólo con lo interno de uno mismo. (Fromm, El Arte de Amar)
EL SEXO Y EL AMOR
- El sexo también puede convertirse en mercancía, aunque de una clase especial. Existe la
creencia de que “llevarse bien en la cama” es una condición indispensable para que haya amor
entre el hombre y la mujer. Y para que se puedan “llevar bien en la cama” existen libros,
películas, trucos, técnicas, perfumes, canciones, películas,
ropas especiales, aparatos eléctricos, y toda una industria. Pero todo ello, por multimillonario
que sea, no logra que ocurra el amor (Para profundizar en este punto ver los conceptos de J.
Krishnamurthi). De hecho, impide que ocurra. Hacer todo esto es ir en la dirección contraria al
punto al que se quiere llegar.
- El amor sólo puede darse en persona productivas que han trabajado en sí mismas, en su
propio desarrollo, entendido esto como le hacer realidad sus potencialidades. Si es capaz de
producir amor, entonces su vida sexual se resuelve automáticamente. La armonía sexual es
resultado del amor y no lo contrario.
EL FALSO AMOR (APEGO)
La relación con los demás involucra, siempre, el problema de la separatividad, que es una de
las dicotomías existenciales humanas y que forman parte de la naturaleza del hombre. La
separatividad, el aislamiento, la soledad pueden llevar a la locura o al suicidio. Por eso los
seres humanos se aferran desesperadamente a muchas formas de relaciones que les impiden
enfrentar la experiencia de separatividad. Pudieran resolverla positivamente, porque es
perfectamente posible, pero si se asustan o se angustian pueden recurrir a formas patológicas
de apego.
Entre estas formas, las más comunes son las siguientes:
- Amor centrado en la madre: Cuando una persona se ve imposibilitada para madurar y
separarse de la madre para lanzarse solo al mundo y resolver del problema de su propia
existencia, crece intelectualmente, pero afectivamente sigue siendo un niño que busca una
madre que sustituya a la verdadera, pero que de lo mismo: amor incondicional, protección y
admiración, tan sólo porque la persona existe. En estos casos, se busca a una mujer de ese
tipo. Este tipo de falso amor está destinado al fracaso porque ninguna mujer, por madura o
inmadura que sea, puede fungir como madre y porque la naturaleza humana lucha una y otra
vez por lograr que el hombre logre su madurez, lo que genera conflictos, desilusiones,
angustia, depresión, etc. Cuando se habla de que una persona se ve imposibilitada a madurar
y separarse de la madre, se puede deber a la actitud del hijo o de la madre, esto último es lo
más frecuente. Es un abuso porque el niño está indefenso ante la manipulación psicológica de
ella.
- Amor centrado en el padre. Este tipo de apego suele producir una persona sumisa y
eternamente angustiada por ser aceptada. Escoge como pareja a una persona que sea
exigente y condicionante como el padre. Si es mujer busca no quien la acepte, sino quien la
guíe y la domine; si es hombre, busca una mujer ambivalente, es decir que sea dominante en
algunos aspectos y muy sumisa en otros. Difícilmente llega el amor en estas relaciones y por el
contrario son fuente de conflictos y violencia psicológica o física entre la pareja.
- Amor idolátrico. La persona percibe lo que es necesario hacer en la vida y tiene plena
conciencia de que ella misma no lo hace. Entonces encuentra “todo” lo ideal, en otra persona,
la cual le parece la suma de todo lo bueno y lo deseable. Para esta persona el otro o la otra es
“lo máximo” que pudo haber encontrado. Se enamora súbitamente y hace todo lo que quiere su
“gran amor”. La desilusión llega muy pronto cuando la “otra persona” es percibida en su
realidad. Las personas que tienden al amor “idolátrico” no aprenden de sus experiencias, los
episodios se repiten varias veces en su vida.
- Amor sentimental: Es un tipo de pseudo amor parásito que vive de los sentimientos de otras
personas ya que la persona misma es incapaz de vivirlos. Es el de las personas que son
sentimentales, que se emocionan al máximo con una película, una canción o una novela de
amor pero son cobardes y cuidan sus posibles sentimientos como si usarlos fuese gastarlos.
En general se unen a otras personas incapaces de amar como ellas sólo para ver y observar el
amor y el fracaso sentimental de otras personas. Viven de sentimientos y emociones ajenas y
no propias. Son muy “sociables”, ya que requieren de constante materia prima para alimentar
sus propias carencias afectivas.
- Amor abstractificado. Es otro tipo de falso amor que se localiza en el pasado y o en lo
futuro, pero jamás en el presente. Se vive de la emoción de lo vivido que, cuando fue presente,
no fue amoroso y se tiene la esperanza de que en el futuro “vendrá el amor”. Fromm dice que
es un sustituto del amor para aliviar el dolor de la propia realidad, soledad y ausencia de amor.
- Amor proyectivo. Se da cuando uno de los integrantes de la pareja alivia su angustia por la
falta de evolución propia atribuyendo a otros (generalmente a la pareja, pero puede proyectarse
también a los hijos y parientes) todos los defectos propios. De esta manera, se le corrige y se
le acusa, se le domina y se le somete sistemáticamente. Este tipo de reacción está dominada
por motivos violentos y es causa de angustia constante para todos los involucrados, porque su
costo es mayor sumisión o mayor dominio lo que no resuelve el problema existencial y sí lo
agudiza.
- Amor filial destructivo. Cuando ambos padres o uno de ellos ha fracasado en resolver el
problema de la propia existencia, puede desear tener hijos para que realicen lo que ellos, él o
ella, no pudieron realizar. Convierten a los hijos en instrumentos de su propio fracaso y en
general, ocurre un fracaso general, de la propia persona y de los hijos, pues nadie puede vivir
por otro.
EL AMOR COMO ARTE
Todo arte, incluyendo el de amar, se aprende de una sola manera: practicándolo:
La práctica, en cualquier arte, tiene al menos cinco componentes:
1. Disciplina
2. Concentración
3. Paciencia
4. Preocupación
5. Dedicación
o La disciplina útil es la racional, es decir la que emana de la propia persona, sin imposiciones
externas y que se sigue porque se tiene el deseo de progresar.
o La concentración es más difícil de lograr, sobre todo, la racional. En esencia, consiste en
hacer lo que se hace involucrando totalmente a la persona. Otra manera de decir lo mismo es
que la concentración es vivir intensamente el presente, el “aquí y ahora”. Implica no divagar, no
hacer trivialidades ni participar en ellas y, sobretodo, estar sólo consigo mismo, sin hacer nada
más.
o La paciencia implica continuar adelante a pesar de los tropiezos y las dificultades, con la
certeza de que se alcanzará lo que se pretende alcanzar.
o Preocupación es mantenerse vigilante para llegar a la maestría en cualquier arte.
o Dedicación significa involucrar a toda la persona y todas las actividades con la meta
principal.
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