62 LATERCERA Domingo 10 de mayo de 2015 Sociedad Cultura R VIENE DE PAG. 61 SICARIO Y THE SEA OF TREES Americanos en tierras foráneas RR Considerado uno de los mejores realizadores canadienses, Den- nis Villeneuve estrenará Sicario. Los comentarios de quienes vieron algunas escenas blindan de fama esta historia sobre una agente del FBI (Emily Blunt) en misión encubierta en México. También con buena estrella llega The sea of trees, donde Gus Van Sant le da a Matthew McConaughey el rol de un suicida en tierras japonesas. Dos elogiados directores europeos debutan en inglés: el noruego Joachim Trier tiene a Jesse Eisenberg para una historia familiar en Louder than bombs y el griego Yorgos Lanthimos relata un cuento futurista con Colin Farrell y Rachel Weisz en The lobster. LAS CARAS DE LA FAMA Las estrellas de esta edición RR Aunque algunos arruguen la nariz, Woody Allen cae a estas alturas en la categoría de celebridad. Por lo menos así es tratado en el Festival de Cannes, donde siempre suele ser el rey rodeado de un buen grupo de comparsas. Allen estrena acá Irrational man, que además trae en su elenco a dos figuras de Hollywood, Joaquin Phoenix y Emma Stone, como un profesor y alumna enlazados por la pasión. Todo indica que es un drama, en la línea de Blue Jasmine. En el terreno de las superproducciones, el festival verá también el estreno este jueves de Mad Max: Fury Road, otro capítulo del clásico futurista iniciado en 1979. Protagonizan Tom Hardy y Charlize Theron. MORETTI, SORRENTINO Y GARRONE Italia al día RR Hasta hace poco años el cine italiano era una elegante lápida bajo la que yacía un cuerpo de glorioso esplendor. Hoy, hay señales que indican que el cadáver resucitó y camina con buen aspecto. Cannes estrenará las últimas películas de Nanni Moretti, Paolo Sorrentino y Matteo Garrone. La primera es Mia madre, historia de una directora de cine (Margherita Buy) enfrentada a los apremios domésticos de una madre senil. El director de La gran belleza reúne un elenco estelar con Michael Caine, Harvey Keitel y Jane Fonda en Youth, historia de dos viejos amigos que se reencuentran en un spa. Garrone viaja a la Edad Media para contar fábulas con brujas, hadas y gnomos protagonizados por Salma Hayek y John C. Reilly en Il racconto dei racconti. EL CINE DE ASIA Guerreros y chicas japonesas RR Cannes sin filmes de Oriente lejano no tiene sentido. Es, a estas alturas, parte de la tradición. El más esperado es, de lejos, The assassin, primera cinta de artes marciales de Hou Hsiao-Hsien, maestro taiwanés del cine contemplativo. Por lo mismo, una película kungfu firmada por él es una incógnita y una eventual sorpresa. También regresa el más visceral Jia Zhangke, cineasta chino que estrena Mountains may depart, fábula de desarraigo ambientada en China y Australia. El japonés Hirokazu Koreeda, ganador del Premio del Jurado en el 2015 por De tal padre, tal hijo, trae Umimachi diary, sobre tres hermanas adolescentes. Hou y Zhangke ganaron antes el Premio del Jurado y el Mejor Guión, respectivamente. PARA PALADARES CURIOSOS El club de los incomprendidos RR Entre Una Cierta Mirada, la Semana de la Crítica, la Quincena de Realizadores y muestras a medianoche se reparten las películas más radicales del festival. Algunas son verdaderos descubrimientos y otras se olvidan a la vuelta de la esquina. La Quincena es este año muy sólida y ahí estará Las mil y una noches, filme de seis horas de Miguel Gomes (Tabú), L’ombre des femmes de Philippe Garrel, Trois souvenirs de ma jeunesse de Arnaud Desplechin y las chilenas Chilefactory y Allende, mi abuelo Allende de Marcia Tambutti. En horario de medianoche llega Love, cinta de abierto contenido erótico de Gaspar Noé (Irreversible) que busca la polémica absoluta y cuyo afiche oficial es un pene tras la eyaculación. RIO FUGITIVO La misteriosa aparición de Emma Reyes Por Edmundo Paz Soldán M emoria por correspondencia, el libro que recopila las cartas de la pintora colombiana Emma Reyes (1919-2003) a Germán Arciniegas, en las que detalla su dura infancia, fue publicado hace tres años por editorial Laguna. El libro tuvo éxito –fue elegido el mejor del 2012 en Colombia- y llegó a cuatro ediciones en un par de años. Luego comenzaron las ediciones en el exterior y las traducciones, entre las que se cuenta la que se acaba de anunciar al inglés, una confirmación de que Emma Reyes ha llegado para quedarse: la editorial norteamericana Penguin publicará Memoria por correspondencia directamente en su colección de Clásicos. El material daba para la truculencia dickensiana: de niña vive hasta los cinco años con su hermana y una mujer que no conocen a cargo de ellas, en un cuarto sin luz eléctrica ni inodoro; luego es abandonada con la hermana en un convento, en el que vive hasta los 19 años. Lo que impresiona del estilo de Reyes es que narre el horror sin alardes, confiando en la fuerza de los hechos. No hay nada de autocompasión, ni una sola frase indulgente; en esa forma de contar la pobreza, Reyes se acerca mucho a Natalia Ginzburg. Le añade, eso sí, una buena dosis de humor, una veta risueña, un sarcasmo elegante. Reyes sabe escoger los detalles que condensan un mundo, como esa “enorme bacinilla blanca esmaltada” que tienen en el cuarto en el que vive encerrada con su hermana y en el que hacen todas las necesidades, para luego, por las mañanas, vaciarla en un muladar detrás de una fábrica: “tenía que caminar casi sin respirar, con los ojos fijos sobre la caca, siguiendo su ritmo poseída del terror de derramarla antes de llegar, lo que me traía castigos terribles; la apretaba fuertemente con las dos manos como si llevara un objeto precioso”. También tiene muy buen ojo para caracterizar rápidamente a los personajes, como la señorita Carmelita, “tan gorda que no podía entrar a la capilla y tenía que oír la misa desde afuera de la puerta; el cura salía a la hora de la comunión y le llevaba la hostia donde ella estaba”. Las mejores páginas de Memoria por correspondencia están dedicadas a los años de Emma Reyes en el convento. Es, como dice Piedad Bonnett en el prólogo, un testimonio poderoso de la educación clasista, racista y discriminatoria en la Colombia de los años 30 -y que puede extrapolarse fácilmente al continente latinoamericano-; en el convento de la orden salesiana Emma descubre a monjas desprendidas que le enseñan el significado de la caridad cristiana, pero nunca termina de ser aceptada del todo porque es una “recogida” de la clase proletaria. Cuando quiere convertirse en monja, no se la acepta porque, como no se conoce quiénes son sus padres, no se sabe si ha sido concebida en pecado. El convento esclaviza a las niñas que viven allí, pues trabajan a destajo y gratis, haciendo pijamas para los diplomáticos, banderas y escudos para el ejército, estandartes para las asociaciones católicas e incluso para la Casa Presidencial: pedidos que debían verse como favores, pues, en la lógica torcida de las superioras, llegaban de “clientes pecadores que nos beneficiaban con sus trabajos para que nosotros pudiéramos comer y salvar nuestras almas”. Como buen convento latinoamericano, este está más obsesionado por el Diablo que por Dios. En los años que vive allí esa obsesión se le contagia a Emma. Algunas anécdotas que cuenta al respecto parecen deberle más a la fantasía que al testimonio puro; esa fantasía es también realismo, pues muestra cómo una niña construye su identidad a partir de los miedos que se le inculcan. Memoria por correspondencia narra con maestría esos miedos, y también, por suerte, su liberación. Escritor boliviano, autor de Iris.