37 REVISIÓN Rev Soc Esp Dolor 2014; 21(Supl. II): 37-43 Síndrome de la boca ardiente P. Cahuana Bartra1, A. Herrero Babiloni2, M. Peñarrocha Diago2,4 y M. Peñarrocha Diago2,3 Máster de Cirugía Bucal e Implantología. Facultad de Medicina y Odontología. Universitat de València. Valencia. 2Práctica privada. Valencia. 3Profesor Titular de Cirugía Bucal. Facultad de Medicina y Odontología. Universitat de València. Valencia. 4Catedrático de Cirugía Bucal. Facultad de Medicina y Odontología. Universitat de València. Valencia 1 Cahuana Bartra P, Herrero Babiloni A, Peñarrocha Diago M, Peñarrocha Diago M. Síndrome de la boca ardiente. Rev Soc Esp Dolor 2014; 21(Supl. II): 37-43. ABSTRACT Burning mouth syndrome (BMS) is a condition characterized by a chronic and spontaneous sensation of burning and stinging in the oral mucosa. The epidemiological data on BMS are generally poor due in part to lack of strict adherence to diagnostic criteria. Reported prevalence rates in general populations vary from 0.7 % to 33 %. The tongue is the most affected followed by the lips, palate, gums and oropharynx. The etiology is unknown and complex. It has been described different factors such as local, systemic, psychological and neurological recently related to BMS. The diagnosis is based on obtaining a completed and detailed history to the symptoms reported by the patient. Treatments applied in the BMS were: Cognitive therapy, benzydamide hydrochloride, trazodone, systemic alpha lipoic acid (ALA), clonazepam topical, systemic capsaicin, hypericum perforatum and AAL + gabapentin (GABA). All drugs studied have palliative effects without achieving cure. Key words: Burning mouth treatment. Burning mouth drugs. Clonazepam. Alpha lipoic acid. Cognitive theraphy. RESUMEN El síndrome de boca ardiente (SBA) es una entidad patológica caracterizada por la presencia de síntomas crónicos de quemazón, ardor o dolor en una mucosa bucal clínicamente normal. Los datos de prevalencia disponibles sobre el SBA son escasos y muchos estudios presentan limitaciones metodológicas con una variación entre 0,7 % y 33 %. La lengua es el lugar más afectado seguido de los labios, paladar, las encías y la orofaringe. Su etiología es desconocida y compleja. Se han descrito factores locales, sistémicos, psicológicos y recientemente neurológicos relacionados con el SBA. El diagnóstico se basa en obtener una historia clínica detallada y completa según la sintomatología referida por el paciente. Los tratamientos aplicados en el SBA fueron: terapia cognitiva, clorhidrato de benzidamida, trazodona, ácido alfa lipoico sistémico (AAL), clonazepán tópico, capsaicina sistémica, hypericum perforatum y AAL+ gabapentina (GABA). Todos los fármacos estudiados tienen efectos paliativos, sin conseguir la curación. Palabras clave: Tratamiento del síndrome boca ardiente. Fármacos en el síndrome de la boca ardiente. Clonazepán. Ácido alfa lipoico. Terapia cognitiva. CONCEPTO La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) define el síndrome de boca ardiente (SBA) como un dolor tipo ardor en la lengua o en cualquier otra localización de la cavidad oral (1), mientras que la Sociedad Internacional del Dolor Craneofacial la define como una sensación de quemazón intraoral sin encontrar un origen dentario o médico (2). Sin embargo, Woda y cols. (3) consideran la palabra síndrome como presencia de signos y síntomas, por lo que no se justificaría usarla en la referida condición. EPIDEMIOLOGÍA En cuanto a la epidemiología de esta enfermedad existen variaciones en los estudios realizados por los distintos autores, debido a las diferencias existentes entre las muestras seleccionadas (4-12). Los datos de prevalencia disponibles sobre el SBA son escasos y muchos estudios presentan limitaciones metodológicas. El hecho de no existir un con- 38 P. CAHUANA BARTRA ET AL. cepto unificado, ni criterios diagnósticos aceptados para definir y diferenciar el SBA (10-12), hace que los datos epidemiológicos sean heterogéneos y difíciles de comparar (13). Un reflejo de esa situación es que los estudios disponibles en la literatura presentan una prevalencia que varía del 0,7 % al 33 %. CLÍNICA El SBA se caracteriza por una sensación de ardor de los tejidos blandos de la cavidad oral con una intensidad, que puede variar de moderada a severa, sin que exista ninguna lesión que la justifique. La lengua, sobre todo el tercio anterior, es el lugar más comúnmente afectado seguido de los labios, mientras que el paladar, las encías y la orofaringe lo están con una frecuencia mucho menor (7). Lamey y Lewis (14), en 1989, propusieron una clasificación clínica en función del patrón cronológico del ardor bucal, que posteriormente no ha tenido mucho éxito: – Tipo I: la sensación de ardor va aumentando a lo largo del día alcanzando la máxima intensidad en la tardenoche. Asociado a carencias nutricionales. – Tipo II: la sensación de ardor es continua durante todo el día. Aparece asociado a ansiedad crónica. – Tipo III: la sensación de ardor es intermitente, existiendo periodos del día, o incluso días, libres de síntomas. Parece estar más relacionado con alergias alimentarias. Posteriormente, Scala y cols. (15), en 2003, dividieron a los pacientes con SBA en dos grupos: SBA primario, no presentan ninguna alteración a nivel sistémico o local y SBA secundario, con algún tipo de alteración a nivel sistémico o local. ETIOPATOGENIA La causa del síndrome de boca ardiente es desconocida. Se ha identificado una compleja asociación de factores biológicos y psicológicos que hace suponer una etiología multifactorial (4). Se desconocen los mecanismos responsables de las sensaciones desagradables que caracterizan el SBA, pero hay una serie de factores que parecen estar asociados con el síndrome, clasificados en locales, sistémicos, psicológicos y neurológicos (4,16-19). Factores locales Son aquellos relacionados con alteraciones en la cavidad bucal y sus estructuras, como la xerostomía (17,19-21) y reducción del flujo salival (5,19,21), los hábitos parafuncionales (5,14,16,21), alergias de contacto, las infecciones por Candida y otros factores locales (22-25). Rev. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 21, Supl. II, Julio-Agosto 2014 – Xerostomía y reducción de flujo salival: la saliva es uno de los principales factores locales en el SBA (4,5,7,19,26-28). Lamey y cols. (27), sin embargo, no encontraron una disminución significativa en el flujo salival estimulado en el grupo de pacientes con SBA respecto al grupo control. Por lo tanto, existen dudas sobre si la boca ardiente podría ser una manifestación de la xerostomía y/o hiposalivación o de si la xerostomía sería un síntoma distinto asociado, en algunos casos, a la sensación de boca ardiente (29). Camacho y cols. (30) observaron una mayor densidad de las papilas gustativas en 20 pacientes con SBA asociados con xerostomía sin ser estadísticamente significativo. – Parafunciones: los hábitos parafuncionales mantenidos durante periodos de tiempo largos podrían causar alteraciones neuropáticas dando lugar a fenómenos de ardor (28). Entre ellos destacarían el mordisqueo lingual, labial, yugal, los movimientos compulsivos de la lengua (29) y la hiperactividad muscular. – Alergia de contacto: los materiales de confección de las prótesis, el monómero de metilmetacrilato, las resinas epóxicas o el bisfenol, pueden ser posibles agentes sensibilizantes, apareciendo, en estos casos, una sensación de ardor constante que coincide en el tiempo con la colocación de las mismas, provocando, además, un eritema generalizado de la mucosa oral (31). Otros materiales de uso odontológico como la amalgama de plata han sido también considerados como posibles alérgenos. El diagnóstico de alergia de contacto es confirmado mediante los tests con parches epicutáneos y por la desaparición de los signos y síntomas una vez retirado el agente causante. Sin embargo, la alergia de contacto en la cavidad oral sigue siendo un tema muy controvertido. – Candida albicans: la infección por Candida albicans (34) puede dar lugar a sensación de ardor existiendo casos en los que no son demostrables lesiones a nivel oral pero en los cuales la sintomatología remite tras el tratamiento antifúngico. La xerostomía, el tratamiento con corticoides, el uso de prótesis completas, la diabetes mellitus, anemias y otros factores pueden predisponer a la infección por Candida. – Otros factores locales: la lengua geográfica, el tabaquismo, la elevada ingesta de alcohol, el consumo excesivo de bebidas con elevado contenido en cafeína, colutorios con alcohol, la ingesta habitual de alimentos muy calientes, muy condimentados, muy sazonados o alimentos ácidos fuertes son factores locales adicionales influyentes al SBA (32,34-36). Factores sistémicos – M enopausia: la prevalencia de SBA en mujeres menopáusicas y posmenopáusicas es bastante más SÍNDROME DE LA BOCA ARDIENTE elevada que en la población general, entre un 1 y un 3 % (36). Sin embargo, el ardor bucal en mujeres menopáusicas no parece estar relacionado con los niveles hormonales (37). – Carencias nutricionales: la anemia perniciosa (déficit de vitamina B12) parece tener una prevalencia del 1,8 al 8 % en el SBA (11). La deficiencia de vitaminas B1, B2 y B6 (20,34) puede estar relacionada con esta patología, al igual que la anemia ferropénica cuya prevalencia oscila entre el 5 y el 53 % de la población con SBA (11). – Hipotiroidismo: las alteraciones del gusto que describen los pacientes con SBA ocurren con mayor frecuencia cuando existe una disfunción tiroidea. Femiano y cols. (38-42) tras estudiar la función tiroidea y realizar ecografía de tiroides en una muestra de 123 pacientes con SBA, según ellos más de dos tercios de la muestra presentaban algún tipo de alteración en dichas pruebas por lo que sugieren que sería necesario diferenciar el SBA primario de aquel asociado a patología tiroidea a la hora de realizar el diagnóstico, ya que el tratamiento podría plantearse de manera diferente. La literatura posterior no confirma las alteraciones tiroideas en la boca ardiente. – Otros factores sistémicos: el tratamiento farmacológico crónico, sobre todo con fármacos antihipertensivos (IECA, betabloqueantes y diuréticos), la escasa ingesta de líquidos, el reflujo gastroesofágico, la patología suprarrenal o las alteraciones del metabolismo lipídico pueden ser otros de los factores que causen ardor bucal (32,39). Factores psicológicos Los factores psicológicos y psicosociales han sido considerados como uno de los factores etiopatogénicos más importantes en la mayoría de los casos de SBA. Entre estos factores se encuentran: depresión, ansiedad generalizada, aislamiento social, cancerofobia, hipocondría y experiencias estresantes de la vida como abortos, hijos con malformaciones u otras alteraciones y pérdida de seres queridos (36,40,41). Algunos autores sugieren el cortisol salival como indicador biológico de ansiedad y estrés, y lo relacionan con el SBA (40,43). Factores neurológicos Alteraciones de las papilas gustativas, disfunción en la cuerda del tímpano, o del nervio facial, podrían condicionar un aumento de las sensaciones percibidas por el nervio 39 trigémino dando lugar a “sensaciones fantasmas” de tipo doloroso, táctil o térmico (44-46). Koszewicz y cols. (47) afirman que la incidencia y la intensidad de las disfunciones del sistema nervioso autónomo en la enfermedad de Parkinson, según métodos electrofisiológicos, son similares al SBA. DIAGNÓSTICO El diagnóstico se basa en la sintomatología referida por el paciente y requiere una evaluación meticulosa de todos los factores precipitantes conocidos. Ship y cols. (48) proponen el diagnóstico por exclusión, es decir, si el ardor bucal persiste tras cualquier tratamiento odontológico. Una historia clínica completa y detallada nos permitirá llegar a un diagnóstico más certero. A continuación se presentan posibles variables orientativas: – Presentan ardor en la cavidad oral sin lesiones clínicas objetivables a la exploración. – Son pacientes de edad media o avanzada, más frecuentemente mujeres. – Por lo general son pacientes que han sido derivados y referidos por lo que suelen presentar una actitud desconfiada. – Han sido atendidos por numerosos especialistas y han tomado numerosos medicamentos sin resultados favorables. – Presentan un componente ansioso o depresivo importante a veces con cancerofobia. – El ardor puede acompañarse de otros síntomas como xerostomía y/o alteraciones del gusto. – Los síntomas suelen aparecer a raíz de un tratamiento odontológico o alguna experiencia en la vida. – Pueden presentar una necesidad compulsiva de mirarse la lengua cada vez que se ponen delante del espejo. La mayoría de los autores proponen valorar la intensidad del dolor usan una escala analógico visual (EAV), graduada del 0 (ausencia de dolor) al 10 (la mayor intensidad imaginable) (49). Como pruebas complementarias, algunos autores (50) proponen solicitar una analítica completa para valorar el nivel de vitaminas, especialmente B1, B2, B6 y B12. También es importante valorar el nivel de ferritina y de glucemia, e IgE (3,19), así como pruebas de función tiroidea y una ecografía de tiroides (38). La posibilidad de que exista alergia de contacto se puede valorar mediante tests con parches epicutáneos solicitando una serie estándar, una serie de metales y test para sabores y conservantes en contacto con la cavidad oral (31). Algunos autores proponen realizar medidas del flujo salival en reposo y estimulado para descartar la existencia de hiposialia (32,50). 40 P. CAHUANA BARTRA ET AL. La cronología del dolor y el momento del día en que aparece (por la mañana, durante el día, por la tarde-noche o día y noche) nos permite clasificar a los pacientes dentro de uno de los tres tipos de Lamey y Lewis (14). TRATAMIENTO Los tratamientos aplicados en el SBA son: terapia cognitiva, clorhidrato de benzidamida, trazodona, ácido alfa lipoico sistémico (AAL), clonazepán tópico y sistémico, capsaicina sistémica, hypericum perforatum , AAL + gabapentina (GABA) y tratamientos alternativos. Rev. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 21, Supl. II, Julio-Agosto 2014 Trazodona La trazodona es un derivado de la triazolopiridina relacionado con otros antidepresivos disponibles actualmente (54). Tammiala-Salonen y cols. (54) realizaron un estudio evaluando los antidepresivos sistémicos (dosis mínima de 100 mg hasta 200 mg) en 18 pacientes con SBA. Siete pacientes no terminaron el tratamiento debido a los efectos secundarios (mareos, principalmente) de la trazodona. Tras 8 semanas de tratamiento, 8 pacientes (de los 11 restantes) notaron alivio total con el fármaco. Ácido alfa lipoico sistémico (AAL) Terapia cognitiva Está indicada para tratar variedades de trastornos mentales como depresión, ansiedad, fobias y problemas de dolor. La terapia cognitiva consiste en que el paciente pueda sopesar la posibilidad de que sus síntomas sean respuestas a alteraciones emocionales (51). El operador ayuda al paciente a identificar su problema, examinar la realidad y a convivir con su dolor. Bergdahl y cols. (51) realizaron un estudio clínico aleatorizado con 15 pacientes afectados con SBA. Hubo reducción significativa de la intensidad del dolor en todos los pacientes tratados con la terapia cognitiva (según la valoración de la EAV: de 5 a 2,2) a las 15 semanas. Los autores del estudio reconocen que los antecedentes psicológicos de los pacientes pueden tener una influencia en el resultado de la terapia cognitiva y sugieren que el enfoque individual es necesario para la evaluación y el tratamiento de los pacientes con SBA. Miziara y cols. (52) estudiaron a 24 pacientes con SBA sin patología asociada sometidos a psicoterapia de grupo una sesión a la semana durante 3 meses. Diecisiete pacientes (70,8 %) notaron mejoría de los síntomas. Los autores concluyen que los beneficios de esta terapia deben ser considerados como una opción de tratamiento para el SBA. Clorhidrato de benzidamida El clorhidrato de benzidamida es un antiinflamatorio no esteroideo (AINE) y debido a sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias se usa en forma de colutorio (53). Sardella y cols. (53) realizaron un estudio evaluando la efectividad del clorhidrato de benzidamida (15 ml/tres veces al día) con 10 pacientes con SBA primario. El estudio se llevó a cabo durante 4 semanas. Según los resultados medidos con una escala analógica visual, sólo hubo una mejoría parcial (50 %) en 5 pacientes, sin conseguir alivio total con el fármaco. El ácido alfa lipoico es un potente antioxidante que se encuentra en nuestro organismo y actúa en la estimulación de los factores de crecimiento nervioso; tiene efectos neuroprotectores y se ha utilizado en el laboratorio y en estudios clínicos que evalúan la reparación del daño a los nervios, especialmente en los casos de polineuropatía diabética (55). Femiano y Scully (55) estudiaron la efectividad del AAL (600 mg/diario) en 30 pacientes con SBA durante 8 semanas. Veintinueve pacientes (97 %) notaron ligera mejoría y sólo 4 de ellos (13 %) notaron resolución total de los síntomas al año. Femiano (56) realizó un estudio para valorar la efectividad del AAL (600 mg/diario) en 20 pacientes con SBA. Tras 8 semanas de tratamiento, el 80 % de los pacientes mejoró y en un 10 % desaparecieron los síntomas. Los efectos adversos del fármaco fueron náuseas, mareos, dolor abdominal, hipotensión y ardor bucal. Cavalcanti Silveira y cols. (57) examinaron la efectividad del AAL (600 mg /diario) durante 4 semanas en 31 pacientes. Veintinueve pacientes (89,9 %) notaron ligera mejoría. Los efectos adversos del fármaco fueron cefalea y complicaciones gástricas. En los estudios de Carbone y cols. (58) y López-Jornet y cols. (59) no se observaron mejorías de los síntomas tras administrar dosis de 800 mg/diario de AAL durante 8 semanas. En el estudio de López-Jornet (53) hubo efectos adversos del fármaco, como náuseas y disepsia. Capsaicina La capsaicina sistémica produjo una reducción significativa de los síntomas en el estudio de Petruzzi y cols. (60), en 20 de los 25 pacientes, después de 4 semanas de tratamiento. El efecto adverso al fármaco más importante fue el malestar gástrico después de un uso prolongado. SÍNDROME DE LA BOCA ARDIENTE41 La capsaicina, aplicada de forma tópica, induce una desensibilización selectiva de neuronas sensitivas, principalmente aferentes amielínicas de las fibras C de pequeño tamaño. Se ha empleado para el tratamiento de la neuralgia postherpética y de la neuropatía diabética (60). Marino y cols. (61) estudiaron la capsaicina tópica (250 mg/50 ml) y tras 8 semanas de tratamiento observaron una reducción significativa de los síntomas en 10 (76 %) de 14 pacientes y no produjo ningún efecto adverso. Silvestre y cols. (62) estudiaron la capsaicina en forma de colutorio al 0,02 % en 23 pacientes con SBA durante 1 semana. Observaron mejoría de los síntomas durante la mañana y en los últimos días de la semana. Clonazepán El clonazepán es un fármaco ansiolítico estimulador de la actividad del ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor inhibidor localizado en el cerebro, al facilitar su unión con el receptor GABAérgico. Poseen actividad hipnótica, sedante, relajante muscular y amnésica (63). lipofílico es el principal agente responsable del efecto antidepresivo, además de tener efecto antibiótico (67). Sardella y cols. (67) investigaron los efectos del Hypericum perforatum (900 mg/diario) con 19 pacientes. No demostró mejoría del dolor de los pacientes con SBA tras 12 semanas de tratamiento, a pesar de la reducción general del número de puntos de la cavidad bucal con sensación de ardor. Como efecto secundario hubo dolor de cabeza. AAL + gabapentina (GABA) La gabapentina (GABA) es un antiepiléptico indicado para la epilepsia, la profilaxis de la migraña y la enfermedad de Parkinson. López-D’Alessandro-D’ Escovich (68) observaron mayor eficacia en la combinación de AAL y la GABA que los dos fármacos por separado, mostrando mejoría o resolución de síntomas en 70 % de los casos, mientras que los resultados positivos con el fármaco sólo se observaron en el 55 % (ALA) y 50 % (GABA) de los casos. Tratamientos alternativos Clonazepán tópico Gremeau-Richard y cols. (63) presentaron el clonazepán tópico (3 mg/día, en un comprimido) con una mejoría de los síntomas en 16 (72,7 %) de los 22 pacientes y con una eficacia total en nueve pacientes (56,2 %) y parcialmente en siete (43,8 %), tras 2 semanas de tratamiento. El clonazepán causó somnolencia, xerostomía y aumento de ardor bucal. Clonazepán sistémico Heckmann y cols. (64) estudiaron el clonazepán sistémico (con dosis de 0,5 mg/día) en 20 pacientes con SBA primaria. Encontraron mejoría de los síntomas en todos los pacientes. Barker y cols. (65) encontraron mejoría en 30 pacientes de 37, tras la administración del clonazepán sistémico. Silvestre y cols. (66) sugerieron la combinación del clonazepán tópico combinado con el ketazolam para el tratamiento de SBA asociado a trastornos psicológicos importantes en fase aguda. Hypericum perforatum El Hypericum perforatum (llamada hierba de San Juan) se ha utilizado para el tratamiento de depresiones leves o moderadas (67). La hiperforina, el principal compuesto – Protector lingual: consiste en una funda fina transparente de polietileno que cubre desde la punta de la lengua hasta su tercio posterior. Tiene un grosor de 0,1 mm y unas dimensiones (mm) de 67 x 66 x 0,1. Su finalidad se basa por un lado en aislar la lengua del sistema estomatognático y en evitar cualquier traumatismo a causa del hábito del mordisqueo lingual. López-Jornet y cols. (69) estudian la efectividad del protector lingual en 65 pacientes con SBA y no hubo mejoría en el alivio de los síntomas. Los mismos autores (70) evalúan la eficacia del mismo combinado con aloe vera (AV) (0,5 ml) y tras 3 meses de evaluación observaron mejoría en el alivio de los síntomas sin haber diferencias estadísticamente significativas. – Acupuntura: la acupuntura se ha aplicado como medicina alternativa en diversas patologías que cursan con dolor crónico (71). En una revisión bibliográfica estudiaron 9 artículos sobre la efectividad de la acupuntura en el SBA. Todos ellos indican efectos positivos. La calidad metodológica de estos estudios es pobre, por lo que se recomienda seguir investigando (72). CORRESPONDENCIA: Miguel Peñarrocha-Diago Clínica Odontológica Gascó Oliag, n.º 1 46021 Valencia e-mail: [email protected] 42 P. CAHUANA BARTRA ET AL. BIBLIOGRAFÍA 1. Merskey II, Bogduk N. Classification of Headache disorders. 2nd edition. Seattle: International Association for the Study of Pain; 2004. 2. International Headache Society. The International Classification of Headache Disorders. 2nd edition. Cephalgia 2004;24:8-160. 3. Woda A, Pionchon P. A unified concept of idiopathic orofacial pain: Clinical features. J Oral Pain 1999;13:173-95. 4. Hakeberg M, Berggren U, Hägglin C, Ahlqwist M. Reported burning mouth symptoms among middle-aged and elderly women. Eur J Oral Sci 1997;105:539-43. 5. Basker RM, Sturdee DW, Davenport JC. Patients with burning mouths. A clinical investigation of causative factors, including the climateric and diabetes. Br Dent J 1978;45:916. 6. Forman R, Settle RG, Brightman V, Feldman R. The prevalence by history of burning mouth symptoms amog veterans. J Dent Res 1989;68:278. 7. Rhodus NL, Carlson CR, Miller CS. Burning mouth (syndrome) disorder. Quintessence Int 2003;34:587-93. 8. Thorstensson B, Hugoson A. Prevalence of some oral complaints and their relation to oral health variables in an adult Swedish population. Acta Odont Scand 1996;54:257-62. 9. Bergdahl M. Salivary flow and oral complains in adult dental patients. Community Dent Oral Epidemiol 2000;28:5966. 10. Lamey PJ, Lewis MAO. Oral medicine in practice: Burning mouth syndrome. Br Dent J 1989;23:187-200. 11. Tourne LPM, Fricton JR. Burning mouth syndrome. Critical review and proposed clinical management. Oral Surg 1992;74:158-67. 12. Tammiala-Salonen T, Hiidenkari T, Parvinen T. Burning mouth in a Finnish adult population. Community Dent Oral Epidemiol 1993;21:67-71. 13. Woda A, Gremeau-Richard C. Le point sur la stomatodynie. Actualités Odonto-Stomatologiques 1998;204:509-15. 14. Lamey PJ, Lewis MAO. Oral medicine in practice: Burning mouth syndrome. Br Dent J 1989;167:197-200. 15. Scala A, Checchi L, Montevecchi M, Marini I, Giamberardino MA. Update on burning mouth syndrome: Overview and patients management. Crit Rev Oral Biol Med 2003;14:275-91. 16. Lamey PJ, Lamb AB. Prospective study of aetiological factors in burning mouth syndrome. Br Med J 1988;296:1243-6. 17. Grushka M. Clinical features of burning mouth syndrome. Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral Radiol Endod 1987;63:30-6. 18. Gosrsky M, Silverman S, Chinn H. Clinical characteristics and management outcome in the burning mouth syndrome. Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral Radiol Endod 1991;72:192-5. 19. Bergdahl M, Bergdahl J. Burning mouth syndrome: Prevalence and associated factors. J Oral Pathol Med 1999;28:350-4. 20. Heckmann SM, Heckmann JG, Hilz MJ, Popp M, Marthol H, Neundorfer B, Hummel T. Oral mucosal blood flow dry ice stimulation in humans. Clin Auton Res 2000,10:317-21. 21. Zegarelli DJ. Burning mouth: An analysis of 57 patients. Oral Surg 1984;58:34-8. 22. Lamey PJ, Hobson RS, Orchardson R. Perception of stimulus size in patients with burning mouth syndrome. J Oral Pathol Med 1996;25:420-3. Rev. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 21, Supl. II, Julio-Agosto 2014 23. Lamey PJ. Burning mouth syndrome. Dermatol Clin 1996;14:339-54. 24. Gall-Troselj K, Mravak-Stipetic M, Jurak I, Ragland WL, Pavelic J. Helicobacter pylori colonisation of tongue mucosa- increased incidence in atrophic glossitis and burning mouth syndrome (BMS). J Oral Pathol Med 2001;30:560-3. 25. Chen O, Samaranayake L. Growth of fungal pathogen Candida in parotid saliva of patients with burning mouth syndrome. Microbios 2000;102:42-52. 26. Bergdahl M, Bergdahl J. Low unstimulated salivary flow and subjective oral dryness: association with medication, anxiety, depression and stress. J Dent Res 2000;79:1652-8. 27. Lamey PJ, Murray BM, Eddie SA, Freeman RE. The secretion of parotid saliva as stimulated by 10 % citric acid is not related to precipitating factors in burning mouth syndrome. J Oral Pathol Med 2001;30:121-4. 28. Kho HS, Lee JS, Lee EJ, Lee JY. The effects of parafunctional habit control and topical lubricant on discomforts associated with burning mouth syndrome (BMS). Arch Gerontol Geriatr 2010 Jul-Aug;51(1):95-9. 29. López-Jornet P, Camacho-Alonso F, Leon-Espinosa S. Burning mouth syndrome, oral parafunctions, and psychological profile in a longitudinal case study. J Eur Acad Dermatol Venereol 2009;23:363-5. 30. Camacho-Alonso F, López-Jornet P, Molino-Pagán D. Fungiform papillae density in patients with burning mouth syndrome and xerostomia. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2012;17:362-6. 31. Marino R, Capaccio P, Pignataro L, Spadari F. Burning mouth syndrome: The role of contact hypersensitivity. Oral Dis 2009;15:255-8. 32. Marques-Soares MS, Chimenos-Küstner E, Subirá-Pifarré C, Rodrígez de Rivera-Campillo ME, López-López J. Association of burning mouth syndrome with xerostomia and medicines. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2005;10:301. 33. Melzack R. Neurophychological basic of pain measurement. Advances in pain research and therapy. New York: Raven Press, 1984. p. 323-39. 34. Cavalcanti DR, Birman EG, Migliari DA, da Silveira FR. Burning mouth syndrome: Clinical profile of Brazilian patients and oral carriage of Candida species. Braz Dent J 2007;11:252-5. 35. Chimenos E, Marques MS. Burning mouth and saliva. Med Oral 2002;7:244-53. 36. Malik R, Goel S, Misra D, Panjwani S, Misra A. Assessment of anxiety and depression in patients with burning mouth syndrome: A clinical trial. J Midlife Health 2012;3:36-9. 37. Forabosco A, Criscuolo M, Coukos G, Uccelli E, Weinstein R, Spinato S, et al. Efficacy of hormone replacement therapy in postmenopausal women with oral discomfort. Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral Radiol Endod 1992;73:570-4. 38. Femiano F, Lanza A, Buonaiuto C, Gombos F, Nunziata M, Cuccurullo L, Cirillo N. Burning mouth syndrome and burning mouth in hypothyroidism: Proposal for a diagnostic and therapeutic protocol. Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral Radiol Endod 2008;105:22-7. 39. Salort-Llorca C, Mínguez-Serra MP, Silvestre FJ. Druginduced burning mouth syndrome: a new etiological diagnosis. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2008;13:167-70. 40. López-Jornet P, Camacho-Alonso F, Lucero-Berdugo M. Quality of life in patients with burning mouth syndrome. J Oral Pathol Med 2008;37:389-94. 41. Rojo L, Silvestre FJ, Bagan JV, De Vicente T. Psychiatric morbidity in burning mouth syndrome. Psychiatric inter- SÍNDROME DE LA BOCA ARDIENTE43 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. view versus depression and anxiety scales. Oral Surg Oral Med Oral Pathol 1993;75(3):308-11. Femiano F, Gombos F, Esposito V, Nunziata M, Scully C. Burning mouth syndrome (BMS): Evaluation of thyroid and taste. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2006;11(1):E22-5. López-Jornet P, Camacho-Alonso F, Andujar-Mateos MP. Salivary cortisol, stress and quality of life in patients with burning mouth syndrome. J Eur Acad Dermatol Venereol 2009;23:1212-3. Eliav E, Kamran B, Schaham R, Czerninski R, Gracely RH, Benoliel R. Evidence of chorda tympani dysfunction in patients with burning mouth syndrome. J Am Dent Assoc 2007;138:628-33. Forsell H, Jaaskelainen S, Tenovuo O, Hinkkas S. Sensory disfunction in burning mouth syndrome. Pain 2002;99:4147. Lauria G, Majorana A, Borgna M, Lombardi R, Penza P, Padovani A, Sapelli P. Trigeminal small-fiber sensory neuropathy causes burning mouth syndrome. Pain 2005;115:332-7. Koszewicz M, Mendak M, Konopka T, KoziorowskaGawron E, Budrewicz. The characteristics of autonomic nervous system disorders in burning mouth syndrome and Parkinson disease. J Orofac Pain Fall 2012;26:315-20. Ship JA, Grushka M; Lipton JA, Mott AE, Sessle BJ, Dionne RA. Burning mouth syndrome: An update. J Am Dent Assoc 1995;126:843-53. Bergdahl J, Anneroth G. Burning mouth syndrome: literature review and model for research and management. J Oral Pathol Med 1993;22:433-8. Heckmann SM, Heckmann JG, Hilz MJ, Popp M, Marthol H, Neundörfer B, Hummel T. Oral mucosal blood flow in patients with burning mouth syndrome. Pain 2001;90:281-6. Bergdahl J, Anneroth G, Perris H. Cognitive therapy in the treatment of patients with resistant burning mouth syndrome: a controlled study. J Oral Pathol Med 1995;24:213-5. Miziara ID, Filho BC, Oliveira R, Rodrigues dos Santos RM. Group psychotherapy: An additional approach to burning mouth syndrome. J Psychosom Res 2009;67:443-8. Sardella A, Uglietti D, Demarosi F, Lodi G, Bez C, Carrassi A. Benzydamine hydrochloride oral rinses in management of burning mouth syndrome. A clinical trial. Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral Radiol Endod 1999;88:683-6. Tammiala-Salonen T, Forssell H. Trazodone in burning mouth pain: A placebo-controlled, double-blind study. J Orofac Pain 1999;13:83-8. Femiano F, Scully C. Burning mouth syndrome (BMS): Double blind controlled study of alpha-lipoic acid (thiocticacid) therapy. J Oral Pathol Med 2002;31:267-9. Femiano F, Gombos F, Scully C. Burning mouth syndrome: the efficacy of lipoic acid on subgroups. J Eur Acad Dermatol Venereol. 2004 Nov;18(6):676-8. Cavalcanti DR, da Silveira FR. Alphalipoic acid in burning mouth syndrome. A randomized double-blind placebo-controlled trial. J Oral Pathol Med 2009;38:254-61. Carbone M, Pentenero M, Carrozzo M, Ippolito A, Gandolfo S. Lack of efficacy of alpha-lipoic acid in burning mouth 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 70. 71. 72. syndrome: A double-blind, randomized, placebo-controlled study. Eur J Pain 2009;13:492-6. López-Jornet P, Camacho-Alonso F, Leon-Espinosa S. Efficacy of alpha lipoic acid in burning mouth syndrome: a randomized, placebo-treatment study. J Oral Rehabil 2009;36:52-7. Petruzzi M, Lauritano D, De Benedittis M, Baldoni M, Serpico R. Systemic capsaicin for burning mouth syndrome: Short-term results of a pilot study. J Oral Pathol Med 2004;33:111-4. Marino R, Torretta S, Capaccio P, Pignataro L, Spadari F. Different therapeutic strategies for burning mouth syndrome: preliminary data. J Oral Pathol Med 2010;39:611-6. Silvestre FJ, Silvestre-Rangil J, Tamarit-Santafé C, Bautista D. Application of a capsaicin rinse in the treatment of burning mouth syndrome. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2012;1;17:1-4. Gremau-Richard C, Woda A, Navez ML, Attal N, Bouhassira D, Gagnieu MC, et al. Topical clonazepam in stomatodynia: A randomised placebo-controlled study. Pain 2004;108:51-7. Heckmann SM, Kirchner E, Grushka M, Wichmann MG, Hummel T. A double blind study on clonazepam in patients with burning mouth syndrome. Laryngoscope 2012;122:813-6. Barker KE, Batstone MD, Savage NW. Comparison of treatment modalities in burning mouth syndrome. Aust Dent J 2009;54:300-5. Silvestre-Rangil J, Silvestre FJ, Tamarit-Santafé C, Bautista D. Burning mouth syndrome: Correlation of treatment to clinical variables of the disease. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2011;16:890-4. Sardella A, Lodi G, Demarosi F, Tarozzi M, Canegallo L, Carrassi A. Hypericum perforatum extract in burning mouth syndrome: A randomized placebo-controlled study. J Oral Pathol Med 2008;37:395-401. López-D’alessandro E, Escovich L. Combination of alpha lipoic acid and gabapentin, its efficacy in the treatment of burning mouth syndrome: A randomized, double-blind, placebo controlled trial. Med Oral Patol Oral Cir Bucal 2011;1;16-20. López-Jornet P, Camacho-Alonso F, Andujar-Mateos P. A prospective, randomized study on the efficacy of tongue protector in patients with burning mouth syndrome. Oral Dis 2011;17(3):277-82. López-Jornet P, Camacho-Alonso F, Molino-Pagan D. Prospective, randomized, double-blind, clinical evaluation of Aloe vera Barbadensis, applied in combination with a tongue protector to treat burning mouth syndrome. J Oral Pathol Med. 2013 Apr;42(4):295-301 La Touche R, Goddard G, De-la-Hoz JL, Wang K, ParisAlemany A, Angulo-Díaz-Parreño S, Mesa J, Hernández M. Acupuncture in the treatment of pain in temporomandibular disorders: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Clin J Pain 2010;26:541-50. Yan Z, Ding N, Hua H. A systematic review of acupuncture or acupoint injection for management of burning mouth syndrome. Quintessence Int 2012;43:695-701.