“Barack Obama favorece el Plan Mérida" CARREÑO FIGUERAS El Universal Viernes 30 de mayo de 2008 El casi seguro aspirante presidencial demócrata, Barack Obama, está preocupado por la violencia en la frontera entre México y Estados Unidos y por eso favorece la aprobación del Plan Mérida, aseguró Bill Richardson, gobernador de Nuevo México y uno de sus más prominentes partidarios hispanos [email protected] El casi seguro aspirante presidencial demócrata, Barack Obama, está preocupado por la violencia en la frontera entre México y Estados Unidos y por eso favorece la aprobación del Plan Mérida, aseguró Bill Richardson, gobernador de Nuevo México y uno de sus más prominentes partidarios hispanos. En una breve charla con EL UNIVERSAL, Richardson afirmó de hecho que si Obama llega a la Presidencia de Estados Unidos será “muy positivo para México” y para América Latina. “En opinión mía, (Obama) sería otro John F. Kennedy”, dijo Richardson durante una breve visita a México para participar en una reunión de gobernadores fronterizos. Su interés directo fue promover la creación de un cruce ferroviario en Santa Teresa y para ello se entrevistó con el presidente Felipe Calderón y Luis Téllez, secretario de Comunicaciones. Pero no rehuyó hablar del problema de narcotráfico. “Es importante reconocer que el presidente Calderón ha tomado medidas muy fuertes contra los cárteles y que muchos policías mexicanos han sido asesinados por los narcotraficantes y hay que reconocer el esfuerzo”, y por eso consideró importante que el Congreso estadounidense apruebe el Plan Mérida. Obama apoya el plan, recordó Richardson, que consignó también que durante el encuentro de gobernadores fronterizos se discutieron formas de mejor coordinación entre autoridades federales y estatales de ambos países para enfrentar el problema. La breve estadía del gobernador le hizo resaltar lo que consideró como “enorme interés” en Barack Obama, del que afirmó tiene tanto interés en Latinoamérica que en sus discursos plantea “casi” una segunda Alianza para el Progreso, en nueva referencia a la ALPRO, promovida por Kennedy en los 60. Obama “quiere concretar un plan comprensivo de inmigración”, que afectaría a México y Centroamérica, apuntó el político demócrata, que puntualizó en el interés de Obama en propiciar iniciativas económicas de beneficio mutuo. Lo que Obama quiere es “que se incrementen los nexos” entre México y Estados Unidos y que los dos países hagan más en las áreas de los acuerdos suplementarios del Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN), específicamente en lo que se refiere al medio ambiente fronterizo y la actuación del Banco Norteamericano de Desarrollo (Nadbank). “Hay que reconocer que verdaderamente los dos países no han cumplido con los acuerdos suplementarios”, dijo. Según Richardson, que compitió brevemente por la nominación demócrata pero dejó su intento antes de anunciar su respaldo al senador afro-estadounidense, Obama “entiende” Latinoamérica aunque sólo ha estado una vez en México. Mencionado entre los posibles compañeros de fórmula de Obama, aunque con el “inconveniente” de ser también parte de una minoría étnica, la experiencia política del mexicano-estadounidense Richardson — diputado federal por 18 años y secretario de Energía y embajador ante Naciones Unidas en el gobierno de Bill Clinton— lo hacen un fuerte candidato a secretario de Estado. Richardson, al menos públicamente, no se detiene en esas posibilidades. Lo que sí afirma es que a medida que los hispanos estadounidenses conocen mejor a Obama disminuyen sus reticencias a respaldarlo y expresó seguridad de que el día de la elección más de 65% de los latinos estadounidenses respaldarán al casi seguro candidato demócrata. El gobernador de Nuevo México asegura haber hablado con Obama respecto a la situación fronteriza tan recientemente como el martes, y afirma que tiene un enorme interés en México y Latinoamérica. De hecho aseguró que de ser electo, Obama espera dialogar con líderes “que no están de acuerdo” con Estados Unidos, incluso el presidente Hugo Chávez, de Venezuela y cambiaría la política hacia Cuba. Y él mismo se dice dispuesto a ayudarlo. De hecho tiene los contactos para hacerlo. Como diputado federal, en los 90 acumuló un número de “misiones imposibles” que lo llevaron a conversar directamente con líderes como Fidel Castro, en Cuba, o Kim Jong Il en Corea del Norte y Muammar Jhadafi en Libia.