El asesinato de Concha Robles Dos mozos de tren

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DIARIO OE AVISOS
ANO XIV
Fa.^JAJD
Redacción: Avenida de la Estación, Lcti-a D. Bajo
¿S
ESiilJ
ÜÁ
1909
Lunes t ) Juüo de 1 í22
Teléfono uñm. 90
Núm. 3512
I
EL SUCESO DE L A CÜLEBBII^A
Protectores cuyos laudables trabajos en pro de la magnánima cau- : d o son iave.áiidos d^: su alsa, empiezan a vislumbrarse;a los que en breve conocerá Lorca en- ta autoridad, olvidan los de,
tera—pues por los frutos, conocerás el árbol—puesto que ya empieberes cívicos que le eiicozan a ser designados, per, «los amigos de Antcnia».
; mcndaron, y a c u d e i r á l ParJUAN DEL PUEBLO
j lamento de figuras decora^ íivas, o
a:'<<Toncar» c o m o
benditos, sin ocuparse p a r a ¡
Toca a su fin la información que venimos dando a nuestros lectores sobre el triste suceso de la Culeb;ina, en la que hemos reflejado fielmente los datos que pudimos adquirir, exponicndolos,para
que fue-^en depurados por aquellos a quienes corresponde facerlo.
Nos resta añadir, como fina! de nuestra información, que nadie
de los muchos vecinos que acudieron a casa de }uan Belmonte a
los desaforados gritos de la abuela, vio el cadáver de Salvadora
pendiente de la cnerda, sino en cl suelo, y en la incomprensible posición que ya hemos descrito,
Que si la abuela cortó la cuerda como afirma ahora, según parece, aun cuando hay quien sostiene que lo negó a raiz del hecho,
bay que suponer que cuando esía mujer, cargada de años, casi ciega y medio paralítica- oyó el ruido que produjo la silla al caer, o
a<divinó que sunieta acababa de quitarse la vída—jqué cs adivinaríry subió provista de la herramienta aue había de cercenar la gruesa:'
sobrecarga, o no lo adivinó, y una vez arriba, la vieja y medio ciega y medio paralítica enmudeció de terror y corrió a buscar el arma y la encontró; y vieja, y medio ciega y medio paralíírca y además, muda, se encaramó en la silla o en la mesa, y segó la cuerda,
y cayó el cadáver^ y ella, no cayó, sino que ágil y dispuesta, descendió al suelo, bajó á la entrada y recobrando entonces la voz,-—
loh prodigio!—empezó a dar gritos, acudieron Jos vecinos, muchos
vecinos, y vieron a la pobre Salvadora eu el suelo... Luego dicho'
se está, que todas esas operaciones, las tnvo que hacer en la forma
d ;scrita o en otra análoga, una pobre vieja, medio ciega, medio pa-ralítica,.y muda, durante aquel interregno de tiempo.La cosa cis tan
natural y tan sencilla, tan corriente y tan aju.stada a la lógica, que.
ni siquiera se le ocurrió al Juzgado detener a la abuela medio ciega,
medio paralítica y muda, e hizo bien, porque en idénticas circunstancias, todas las ancianas medio ciegas y medio paraliticas hubieran obrado igual, incluso enmudeciendo al ver a una nieta pendiente de una cuerdaTan natural, repetimos, cs todo esto, como lo es también, el que?
la madre de la víctima, cuando vuelve con las vecinas que oyen los
gritos, mientras aquellas suben a ver a la suicida, Antonia no sube;
sin duda le basta con la noticia; no corre a estrechar el cadáver de
su hija, a llorar sobre él, que eso queda para las vecinas sensible^
ras; no grita, no se acongoja, no se lamenta, no quiere hacer papeles ridículos, iqué demoniol, porque no hay nada más. feo que un
rostro de mujer haciendo muecas; y opta por ocultarse, es dec¡r,por
desaparecer de entre la caterva de curiosos impertinentes que llena su casa.
Llega después Ana Belmonte, la herm^lia mayor de Salvadora, y
esía débil mujer, sí llora, sí se retuerce desesperada, sí lamenta
entre amargos sollozos, quizá más amargos de lo que pensarse pue
de, el triste fin de su pobre hermanita. Porque Ana quería verdaderamente a Salvadora, y conocía a su madre...
Y preguntó por ésta, porque allí no estaba; y llegó el marido.que,
después de colocar una manta doblada bajo la cabeza de la muer-»
ta, preguntó también por Antonia extrañado de no verla allí, y tam^,poco le dieron razón de ella...Y la casa se despejó un tanto de vcciíios, al fin, y al fin también sc dio a luz la buena madre, tranquila y
Serena,—así nos lo aseguran;—y al decirle Juan Belmonte, ¿tú le
"has pegao a la Salvadora?; la pobre señora contesta con acento desabrido:—No le he pegao, pero si lo hubiera hecho, los padres tenemos autoridad para castigar a los hijos. Y al insistir Juan Bel«^onte en querer saber lo que ha pasado en su casa, la Antonia le
replica:—Yo no sé n v, pero ayer le eché una maldición para que se
5a llevaran los demonios, y se la han Uevao.
Esta es la frase,aquella frase que comentábamos en otro artículo;
poema de dolor, de angustia; síntesis elocuentísima del sufrimiento
humano; palabras desgarradoras que conmueven al más sensible,)y
^uichc más al escucharlas en los labios de una madre; frases, que,
Como es natura!, por lo sentidas, por lo amargas, por lo desgarradoras, libran de toda sospechai de todo indicio, de toda sombra de
"^^dpa material o moral, a esta pobre, a esta desconsolada, a esta
*adre mártir... e inconfesa.
Por eso Antonia Gómez, tiene poderosos protectores—los tuvo
también el 1904—que nunca faltan buenas alma;? que luchen con
denuedo por el triunfo de la verdad, de la moral y de la justicia.
nada del país. Sólo hacen ;
uii bieuí'Slar itidefiíiil)!^ liuiwiiíe iodo e l día, ccliatido pi)'' el visto bueno de las 500 pe ^
jfts íiiñi'iaiia.s e n e l i^^^\A de asvxi(> en el 1)<u~ni
givnii~ Scíejss
lo.s de S A L E S D E F L 0 3 A L I A perfainad.-.s. Suaviz.ui l--t
Pero, ¡oh, diosa ingratifJiei y con IIn fra.sco de 2 peseta.s (iene para aromalira''
veinte l)año.s.
t u i ! , a pesar d e que todos
LI.se-nsíed SUDORAL cpiesin snpriniir el sudor lo pu- i los sueldos del Estado fuerifica evitando ¡as enianaciones olorosas. De venta:
r o n mejorados,
nadie se
acordó de los
l'ijr/.a ("(insli(u<'i>'Hi
pobres
.dres de la Patria, y
pa-
estos,
) por su cuenta, piden que s u
PARA "LA TARDE"
I gratificación sea de mil pc-
DESDE MADRID
Las notas de aquel cauto
.seías mensuales, para compensación
melo(dioso
¿De
cuales? [Ah, necio de
mi:
del <le l a s elecciones! jPo-
escalaban los cielos
como dulces suspiros
escapados
del nido de su pecho.
brecitosí
Ya
CONTRASTES
Ayes de nn alma, por amor he
(¡ida,
remedaba su acento
y sus labios temblaban
como{rosas
besadas por los vientos.
de gastos.
Nota muy añeja es cl estado de miseria en que
vi-
verán ustedes com'^
para estos habrá votación
de presupuc
JÍOS
extraordi-
narios, a pesar de que la re
ven la mayoría de las regio
forma tributaria aprieta
nes españolas. Para descu-
país más que el c a l o r , que
brir esta miseria no es
ya es apretar.
ne-
cesario ir en peregrinación
al
F.
por riscos y vericuetos a
Sus ojos se fijaron en mis ojos,
en un fugaz
momento
y vi como una lágrima
bañaba
su tez de terciopelo.
te en las 49 provincias
de
España.
Lo mismo que este hechoes cierto, también lo es
Nuestros
dos corazones
atrai
(dos,
en uno se fundieron, ,
al revelar su lágrima el poema
de un amor que rilen taba en el
{misterio.
N. DÍAZ DE
ESCOVAR
A LO MILITAR
El asesinato de
Concha Robles
cl
Dos mozos de
tren muertos
Dice nuestro colega
«La
que los gobernantes no
se I Crónica Meri-lional» de Alhan querido dar por ente- mería:
rados hasta qtie un viaje ré''
. «El tren mixto de estarna
gio da por descubiertos es -' riárugada llegó a nuestra estos nidales de miseria. E n - tación con más de uua hotonces ataca la sensiblería ra de retraso.
con todos sus argumentos y
La ccu>a de ello fué cl ha
hay frases de lástima para
ber ocurrido una doble des-
estas victimas del abandono
gracia eut! c las
oficial; pero ya verá la
de Gérgal y F r e n t e
na-
ción como no se toman medidas para evitarlo, ni se vo
tan presupuestos
y^ice «El Defensor de Granada»:
«Ha sido resuelta a favor de
la jurisdicción
de Guerra, lacompetencia entablada para entender y fallar en la causa instruida coiiti'a capitán
Verdugo,
que mató h su esposa, ía desven
turada actriz Concha Robles y
a uu infeliz obrero, en el escenario del teatro Cervantes,
de
Almería.
El capitán Verdugo fué trasladado desde Almería a Cartagena, diciéndose era
necesario
practicarle una operación en el
ojo lesionado, operación que se
dice no se ha llevado todavía a
cabo, continuando
el referido
capitán en Cartagena.
Parece que la vista del proceso será eu Valencia.»
ACCIOENTE FERROVIARIO
las Hurdes; la miseria exis-
estaciones
Santa.
Según oimos a viajeros
llegados en dicho tren,
los
extraor
j mozos Juan Cascóles López ^
diñarlos para remediarlas.
y Manuel Expósito Alonso, ;
El romanticismo que an-
éste soMa-'o del Regimiento ;
tes envolvía la política par-
de Ferrocarriles, venían so-
lamentaria, va desaparecien-
bre una batea
do, para dejar paso
mineral, teniendo la desgra
frarco
a la espantosa realidad
lucro, y hoy el cargo de
putado a Cortes se ha
del
carga a de I
cia de que se abriera la com
di- I puerta y que el cargamento
con- cayera a la via, envolvietx-
veTíido en un empleo buro-
do alos citados mozos, que
crático, más o menos retri-
quedaron muertos
buido.
cl acto.
Los aspirantes
a
padres
casi
en
Cuan lo el maquinista y
de la Patria lanzan sus nom
los
bres al púbhco como tal o
tren se dieron cuenta de lo.
cual fenómeno taurino
ocurrido,
meses antes de las
nes, haciendo mil
de sacrificio,
tres
eleccioprotestas
nonradcz,
la-
boriosidad, etc. etc. Y cuan-
demás empleados
del
pararon el
voy, yendo a prestar
conauxi-
lio a los desgraciados compañeros,
lo que fué tardé
porque habían muerto.
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