El espectáculo teatral y el corral de comedias En la época barroca el teatro constituía la diversión popular por excelencia, si bien cada grupo social ocupaba su lugar en el corral de comedias. Los primeros teatros surgidos en la segunda mitad del siglo XVI eran antiguos patios interiores (corrales), rodeados de casas, en los que se levantaba un tablado a modo de escenario, pero muy pronto se construyeron teatros permanentes1. Los corrales de comedia representaban la implacable estructura social de la época. En el patio, de pie, se situaba el público masculino popular, los llamados “mosqueteros”, de los que dependía muchas veces el éxito o el fracaso de una representación. Las mujeres ocupaban la cazuela, una especie de palco situado frente al escenario, sobre la puerta de entrada. Los nobles, los ricos y las autoridades se acomodaban en los aposentos o palcos (ventanas laterales que daban al patio), a los que podían ir las damas acompañadas por familiares varones. La escenografía era casi inexistente. El escenario era un tablado sin decorado, sin telón o con una simple cortina, situado en una de las paredes del corral, frente a la puerta de entrada. Contaba con algunas puertas por las que entraban y salían los actores. El público debía imaginar el lugar donde transcurría la acción a través de las palabras de los personajes. En la segunda mitad del siglo XVII, la escenografía se fue desarrollando por influencia de las compañías italianas. Las funciones solían ser muy largas, comenzaban en las primeras horas de la tarde para aprovechar la luz solar y duraban varias horas. El espectáculo constaba de: una loa (presentación en verso) el primer acto de la comedia un entremés el segundo acto de la comedia un entremés cantado o un baile el tercer acto de la comedia un fin de fiesta (baile). Además de este teatro popular, se desarrolló el teatro cortesano (teatro palaciego en el que se utilizaban ricos decorados y complejas tramoyas) y el religioso (autos sacramentales). La comedia nueva “Comedia” era como se denominaba a cualquier obra teatral en el siglo XVII, a pesar de que no lo fuera en sentido estricto. Fue Lope de Vega el 1 Como el teatro del Príncipe (1574) o el de la Cruz (1582) en Madrid. creador de la “comedia nueva” o “comedia nacional”, fórmula exitosa, que consiguió sintonizar plenamente con el gusto del público. En el Arte nuevo de hacer comedias (1609) expone Lope sus características, que se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XVIII. Principales rasgos de la nueva fórmula teatral creada por Lope: Variedad temática: la comedia nacional extrae sus asuntos de la literatura, de la historia, del folklore… y muestra la extraordinaria capacidad de dramatización de sus autores. Sus principales temas son: el sentimiento del amor, la defensa del honor y de la honra, la exaltación de la monarquía 2 y del catolicismo. Rechazo de las “tres unidades” (lugar, tiempo y acción): respecto al lugar, introduce numerosos escenarios; en cuanto al tiempo, lo alarga Lope todo lo que le conviene. La unidad de acción es la más respetada, aunque junto a la trama principal se suele desarrollar otra secundaria. División de la obra en tres actos o “jornadas”, frente a los cinco de la literatura clásica, en función de la intriga. Por lo general, los actos corresponden a la presentación, nudo y desenlace del argumento, si bien Lope aconseja que hasta la mitad del tercer acto “apenas juzgue nadie en lo que para”, que no se pueda prever el final. El primer acto suele comenzar de forma abrupta para captar la atención desde el primer momento. Polimetría y variedad estrófica: exclusivamente escrita en verso, predominan, en la comedia barroca, los octosílabos y endecasílabos; en estrofas como romances, redondillas, cuartetos, décimas, sonetos… Para Lope cada situación exigía un tipo de estrofa. Lírica intercalada: cancioncillas y bailes interrumpen el curso de la acción principal y aportan espectacularidad a la representación. Mezcla de lo trágico y lo cómico, porque así ocurre en la vida cotidiana, con ello pretende dar verosimilitud a la obra. Decoro poético, es decir, la adecuación entre el tipo de personaje y su forma de hablar y de comportarse. Mezcla de personajes nobles y plebeyos, al igual que en la vida. Creación de personajes-tipo, el autor barroco no suele profundizar en el estudio psicológico de sus personajes. Los más habituales son: El rey: representa el poder, la prudencia, es el que restablece el orden y apoya la justicia. Si es joven, debido a su inexperiencia e impulsividad, puede mostrarse soberbio e incluso injusto. El poderoso (noble, capitán, comendador…), orgulloso de su linaje, actúa como antagonista, abusa de su poder, es malvado y tirano. Sobre él recae el castigo del rey que imparte justicia o bien de sus vasallos que se vengan de él. El caballero o hidalgo: padre, hermano o esposo que vela por el honor familiar. El galán y la dama: normalmente protagonistas de la obra, son una pareja de jóvenes enamorados pertenecientes a un mismo grupo social; en general, el galán es un caballero idealista, apuesto, generoso y valiente; la dama es bella y apasionada, que vence los obstáculos que se interponen entre ellos. 2 El teatro ejerció una función propagandística del poder con la finalidad de mantener el orden social. El gracioso y la criada: la figura del gracioso, característica del teatro barroco, suele ser el criado del galán, así como su amigo y confidente. Como contrapunto de éste, es cobarde y materialista. Su ingenio, su sentido del humor suavizan las escenas más tensas y, en ocasiones, da muestras de gran cordura y sensatez. A menudo vive una historia amorosa, paralela a la del galán, con la criada de la dama. El villano: de gran importancia en el teatro barroco, es un campesino rico, cristiano viejo, que se caracteriza por su sentido de la honra. Cuando el poderoso comete alguna injusticia contra él, se rebela y defiende sus derechos. Géneros característicos: Comedias Comedias Comedias de capa y espada o de enredo históricas o legendarias de aparato (de complicada puesta en escena, propias del teatro cortesano) Dramas religiosos y legendarios Dramas de honor Autos sacramentales Lope de Vega Autor de una obra extensísima, escribió unas 1500 obras teatrales, de las que se conservan 314 comedias y 42 autos sacramentales. Entre sus comedias destacan dos dramas históricos que desarrollan el tema del poder injusto: Peribáñez y el comendador de Ocaña, Fuenteovejuna y las comedias de enredo: La dama boba y El perro del hortelano. El teatro de Lope va dirigido a un público popular, el de los corrales de comedias, al que desea complacer con sus obras de acción e intriga, así como ofrecerles un espectáculo de entretenimiento y diversión. Calderón de la Barca Pedro Calderón de la Barca, cuya producción abarca unas 120 comedias y 80 autos sacramentales, perfeccionó el modelo teatral creado por Lope. Desarrolló un teatro de carácter más culto, más intelectual y reflexivo, con personajes mejor construidos, con una simplificación de la acción y confiriendo mayor importancia a la escenografía y a la tramoya. En cuanto al estilo, utiliza un lenguaje artificioso, que conjuga conceptismo y culteranismo, con preferencia de este último. Entre sus obras destacan: El alcalde de Zalamea (drama histórico cuyo tema es el honor), La vida es sueño (drama filosófico) y los autos sacramentales El gran teatro del mundo y La cena del rey Baltasar.