Page 1 b REVISTA DEL CENTRO DE LECTURA

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REVISTA DEL CENTRO DE LECTURA
-Yo comercio con anteojos, y soy, como veis,
vendedor ambulante. Mi negocio podría marchar
muy bien, pueslos hombres d e hoy, por pobres é
ignorantes q u e sean, aspiran ver las cosas con
claridad. Pero el mal estriba eii q u e n o se puede
atravesar uno aldea sin q u e los chiquillos le hae"a n á u n o blanco d e sus travesuras v sin a u e los
gendarnies le pidan la patente. De los cliiqullos
se libra u n o fácilmenie; pero los gendarmes ....
son el diablo. Nos acusai] coiiio si fuéramos nialhechores, y el temor d e q u e m e tomen por l o q u e
n o soy me ha dado mil veces la tentación de
abandonar este genero de vida. Continuo, sin
embaigo, porque es preciso rivir : además, todas
las noches al acostarme reflexiono q u e muchos
hombres permanecerían casi ciegos si yo no les
llevase á sus aldeas los medios de ver más claraiiiente.
-Venga esa mano,-le
dije.-Casi
todos mis
amigos ejercen vuestro mismo oficio. Extienden
por Francia y por el extranjero cristales d e todas
clases para uso d e los ojos del pueblo. Venden
cristales d e color d e rosa, con los q u e los iiesgraciados ven claramente la justicia y la igualdad;
cristales aziiles q u e permiten al ciudadano visl u m b r a r los tronos dorados y las brillantes coronas sin iieslitmbrarse; cristales de a u m e n t o á cuyo través u n hombre iitil aparece diez veces mas
grande q u e un magnate. Con el auxilio de estos
instr~tnientosse ven todos los bribones desenmascarados, todos los opresores despedidos, todoslos
yugos rotos, todos los hombres urlidos para realizar el bien, y el trabajo y el derecho reinando e n
todas partes.
-i Ah ! caballero-me
contestó el vendedor
ambulante-esa profesión es magnífica. H a y entre ese oficio y el mio la diferencia q u e existe entre u n telescopio de cien mil francos y u n par d e
gafas d e diez sueldos. Supongo q u e vuestros amigos iio tendrán q u e temer nada d e los chiquillos
ni de los gendarmes.
-Ahora no; pero e n otras ocasiones ha habido
n n enemigo formidable ... E l fiscal d e imprenta.
E n efecto; los fiscales de imprenta, donde
quiera q u e exisian, parecen estar firmemente convencidos de q u e todos los periodistas venden anteojoscolorados al pueblo para trastornar el órden
social y hacer tabla rasa con todas las institucio- .
nes.
¿ Q u é le hemos d e hacer? Nada mejor segiiramente, ni nias útil al progreso q u e nuestro humilde oficio d e vendedores d e anteojos. Pero n o
hay qite soñar con la gloria. Nosotros n o obtendremos mas q u e una gloria colectiva. N i n g u n o
d e los nuestros, á n o ayudarle azares imprevistos,
hará llegar s u nombre hasta las generaciones venideras.
Pero i q u é iniporta! E l bien q u e habremos
sembrado n o será perdido para la humanidad.
i Trabajemos!
T. C.
FUEGO Y NIEVE
l l e ~ a s t eu n a fior á los labios
marchita al instante quedó,
Cual si hubiera quemado sus hojas
Los esplendentes rayos
Del claro Sol.
Ti.
E
E n tu ckndido pecho, morada
Mi amoroso delirio buscó,
Y en su fondo murióse d e fria,
Desamparado y triste;
Mi pobre amor.
N o te ciilpo; á mis ojos tan solo
Culpar debo mi loca pasión:
iEllos vieron el fuego en tus labios,
Y e n tu insensible pecho
L a nieve n o !
CARLOSCANO.
C O N D I C I O N E S PARA L A VIDA
A vida n o se realiza como pensaba Bichat ni
en el corazón, ni e n los pulmones, ni en el
cerebro; reside si e n la célula, q u e pudiéramos
llamar también átomo organizado. L a s tres viseras nombradas son los medios d e q u e se ha valido la naturaleza para q u e se realice el proceso vital, tanto e n el hombre como en los organismos
superiores. S e dice q u e sin aire n o es posible la
vida: d e a q u í los pulmones; pero n o son los pulmones necesarios para la vida, sino medio para
q u e el oxígeno entre en la economía.
H a y q u e tener en cuenta como dice Claudio
Bernard q u e ni el pez vive en el agua, ni el pájar o en el aire, ni la lombriz en el l o d o ; todos viven e n la sangre. H a y q u e distinguir segUn el insigne fisiólogo el medio exterior q u e para el pez es
e l agua y para el pájaro es el aire, del medio interior q u e es la sangre. Este es el verdadero medio vital. Los pulmones no tienen mas objeto q u e
normalizar el oxígeno conibuzante d e la maquina
animal q u e existe e n la sangre; el corazón es el
émbulo q u e distribuye las fuerzas á todas las partes d e la economía, para l o cual existen infinidad
d e tubos arteriales, y el sistema nervioso regulariza los movimientos cardíacos y la discribuci6n d e
L
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