El de Amor de Transferencia. Revista Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Volumen XXXIV, Número 1. Junio 2009. Pag 129-145 Fragmentos de Amor de Transferencia Luis Fernando Orduz Busco en el retorno de Ulises a Ítaca una similitud con el proceso psicoanalítico. El viajero que retorna puede ser la analogía de la relación con el paciente que reconstruye una historia y las peripecias que se oponen al retorno del héroe pueden ser la personificación de las resistencias: Cíclopes sin visión perspectiva que devienen ciegos, Caribdis y Escila que recuerdan las fuerzas gravitatorias de nuestras repeticiones, Circes hechiceras en la que nos fascinamos como lo hacemos con nuestras ilusiones. Y entre todos los episodios-resistencia al retorno de Ulises, el acontecimiento que me interesa destacar, el peligroso encuentro con la voz de ciertas mujeres, Las Sirenas. Freud advierte en su artículo sobre el amor de transferencia a los analistas jóvenes carentes aún de lazos fijos en su encuentro con pacientes femeninas. Ulises fija sus lazos advertido de la ilusión mortal del en-canto de las sirenas, esos seres que bajo las aguas esconden la desilusión para nuestros deseos masculinos y que, mas allá del torneado torso que nos provoca, nos fascinan con el canto de su voz y esperan en los arrecifes mortíferos para devorar a la víctima de su ll-amado. El héroe de la Odisea ordena a sus marinos taponar sus oídos con cera y, tras ser atado al mástil, les indica que así enuncie una contraorden para que lo desaten no vayan a obedecerle hasta que crucen el paso mortal. En efecto, Ulises, atado al mástil y sin tapones de cera, escucha el canto de las sirenas y, desesperado de fascinación, grita y ordena a sus marinos que lo desaten. Héroe de lazos fijos, Ulises sobrevive al canto de las sirenas. Analista “joven y carente aún de lazos fijos”, he escuchado varias veces el canto mortal atado a mi silla. ¿Cuáles son las ligaduras que me permiten sobrevivir al encanto musical de la voz de mis pacientes? ¿La sagacidad de Ulises o la Razón de Atenea que de alguna manera es lo que nos lega Freud? Y las sirenas ¿Desde qué lugar emiten el canto mortal? ¿Desde los rostros multiformes de Eros, o cantan desde nuestro interior a la manera del reflejo narcisista, o desde el oscuro hogar del Tánatos letal? ¿Por qué el canto de las sirenas es un engaño mortal, o por qué la magia de Circe es una falsa ilusión del amor? ¿Por qué la espera de Penélope esta mas cerca al ideal del amor? En las tres figuras se percibe un Eros que juguetea, pero ¿Por qué solamente el último caso se ha convertido en símbolo del amor? ¿No todo encantamiento es una manifestación de amor? ¿Acaso no es erótico el canto de las sirenas, así sea mortal? ¿Acaso no son encantadoras las hechiceras como Circe quien recurre a su magia para apoderarse de un Ulises transeúnte? ¿Por qué el amor es el aplazamiento que teje Penélope, acaso su espera no es la hiperestimación de un objeto idealizado? Pulsión erótica atada a la muerte, pulsión erotizada de dominio, sublimación del fin amoroso tras el aplazamiento o la espera, ¿Pueden igualarse estas formas eróticas al concepto de amor, o pueden darse sin que necesariamente el amor las asimile? Las dos primeras más cercanas a la finalidad de la pulsión. La última, fijada a una forma mas elaborada y por tanto cercana al objeto, Parecería, en lo que estoy enunciando, que en el concepto de amor se aglutina una serie de formas que tal vez habría que diferenciar. El pensamiento griego contiene diversas formas de nominar el amor: Eros, Filum, Ágape. Eros hace referencia a un amor cercano a la pulsión, es la pasión que no acepta razón, es la figura del niño travieso e inoportuno que lanza sus saetas sin fijarse en que tiempo o a quien las arroja; Filum es el amor gregario, ese instinto que al ir evolucionando va atenuando su perentoriedad de descarga inmediata y va diferenciando y discriminando objetos para su fin, es el amor domesticado y refiere al cariño familiar o la fraternidad de un grupo, por ejemplo la afiliación a una sociedad; Ágape es el amor divino, el que toma la forma mas sublime, hace referencia a la reiterada frase de los seguidores de la figura de Cristo Ágape Teum Est: Dios es Amor, es la forma moral y elevada del amor. Eros es la base y permea desde ese lugar los otros, los origina y sigue latiendo en ellos, su presencia en la medida en que se hace cuantitativamente mayor puede desconfigurar el Filum y el Ágape. Estos dos últimos en tanto formas evolucionadas buscan orientar y encausar el Eros. Octavio Paz también plantea que el instinto básico cercano a lo animal es la sexualidad y sus dos variantes humanas son el erotismo y el amor. El erotismo es múltiple, variación incesante, mientras que el sexo siempre es el mismo. El erotismo es sexualidad transfigurada, Freud hablaba del polimorfo perverso. Pero en su idea sobre el amor Octavio Paz destaca la atracción hacia una persona única: “Sin erotismo no hay amor pero el amor traspasa el cuerpo deseado y busca el alma en el cuerpo y, en el alma, al cuerpo. A la persona entera”1. El concepto de erotismo guarda las características de la pulsión en Freud, busca la descarga a través de diversos objetos o diversas formas, para complacerse. El amor sigue la idea de un yo integrado que busca un objeto total. Esa forma también la destaca Kristeva, “El amor es el tiempo y el espacio en el que el Yo se concede el derecho a ser extraordinario…”2. Como si en el amor el Yo se ilusionara de reinar sobre la multiplicidad polimorfa de Eros. Kristeva, a partir del pensamiento platónico, plantea diversos grados de Eros. El Eros primario es perverso, busca objetos de forma maníaca, pero hay una fuerza que lo aleja de la multiplicidad para acercarlo a la idealización unitaria, la educación y la filosofía. Eros toma forma en la medida en que se contiene en Psique. El amor que quiere poseer objetos de forma indiferenciada es plural. El amor que ama la idea del saber o la idea de la belleza es uno. Línea de desarrollo que va de un Eros perverso y multimorfo a un Eros unitario y sublime. Este pensamiento platónico también hace presencia en Freud: “Con esta concepción amplificada del amor, no ha creado el psicoanálisis nada nuevo. El Eros de Platón presenta, por lo que respecta a sus orígenes, a sus manifestaciones y a su relación con el amor sexual, una perfecta analogía con la energía amorosa; esto es con la líbido del psicoanálisis”.3 ¿En el concepto de libido estará ese concepto ampliado del amor, ese Eros originario?, ¿El amor estará del lado del ideal y el erotismo del lado de la perversión? Amor y Eros son la visión de dos fenómenos que siendo del mismo género (la sexualidad) van tomado matices diferentes. No todo erotismo implica la presencia del amor pero amor sin erotismo tal vez no sea posible pensarlo en nuestro occidente 1 O. Paz. La Llama Doble. Seix Barral. 1993. P. 33 Kristeva Julia, Historias de Amor, Ed Siglo XXI. 1987- Pg 4 3 Freud Sigmund, Psicología de las Masas y Análisis del Yo. Ed Biblioteca Nueva. Pg 2577 2 moderno. El amor tiende a ser una forma sublimada de Eros, Eros tiene muchas caras. El amor se establece a partir de un código en el cual se construye un ideal. Por eso cada época o sociedad constituyen modelos amorosos. El amor intenta contener a Eros, mientras que el pequeño Dios intenta desvirtuar los códigos. Cuando Eros busca el alma encuentra la forma del amor. Cuando Eros buscando el alma se fuga en las diversas zonas del cuerpo encuentra el erotismo. Occidente construyó una forma para el amor a partir del modelo de las cortes del siglo XII y de la teología de los patriarcas de dicha época. Ese amor es uno, exclusivo, pide reciprocidad. Una característica del amor en occidente es el diálogo, el amor es intersubjetividad. “El verdadero amor consiste precisamente en la transformación del apetito de posesión en entrega. Por esto pide reciprocidad y así trastorna la vieja relación entre dominio y servidumbre.” 4 Cuando el paciente demanda amor en la transferencia podemos imaginarlo de la forma única, terca, obstinada, excluyente que, dice O. Paz, tiene la forma del amor en occidente. No todas las transferencias en las que Eros se moviliza termina con las características del amor cortés o histeria de amor; de la misma manera debemos recordar que la relación analítica no es exactamente un diálogo. Para la Grecia clásica el amor era un delirio, Paz recuerda que Epicuro vio en el amor una amenaza contra la serenidad del alma. En el espacio público griego no se vivía el amor como lo pensamos ahora. El amor emerge con la liberación de la mujer en Roma y con el cambio de las democracias a las tiranías que determina un repliegue hacia la vida privada (de la libertad política a la libertad interior). Estos dos aspectos, el amor como delirio, y la búsqueda del amor por parte de la mujer libre guardan relación con las ideas de Freud sobre amor de transferencia, el amor es ilusorio y ello refleja la posición griega. Darle validez al amor de transferencia como una dimensión real sería aceptar que el deseo constituye una realidad (aunque Freud nunca desconoció el valor real del amor). Lo duro de la labor psicoanalítica en el manejo del amor es mostrar aquello que el tiempo se encargaría de mostrar sin necesidad de la técnica que en últimas toda historia de amor es la historia de un desengaño. Por otro lado, Freud atribuye el amor de transferencia a la paciente mujer, es en ella en la que este tipo de amor se encarna. Siguiendo su idea y a manera de hipótesis sostengo que ese amor posesivo, excluyente y único esta presente en las pacientes mujeres, el engaño esta en el analista masculino quien cree que es el objeto de ese amor, porque detrás de ese llamado encantador se esconde el reflejo narcisista de otra mujer, la madre. El modelo del amor se sustenta en la relación erótica (oral) con el pecho materno. Muchos autores han mostrado como detrás de la demanda amorosa hay múltiples deseos eróticos. Blum (1973), citado por Wallerstein, describe la transferencia erotizada como esa preocupación intensa, vívida, irracional y erótica por el analista, caracterizada por exigencias explícitas y ego-sintónicas de amor y satisfacción sexual al analista que contiene un amplio espectro de pulsiones: “una posible dinámica homosexual encubierta por una erotización exagerada; frecuentes seducciones y sobrestimulaciones durante la niñez, sin la protección y apoyo adecuados a esa fase por parte de los padres; exposiciones traumáticas a la escena primaria con exhibicionismo de los padres e intrusiones en la privacidad de los niños; el narcisismo de la “excepción”; la insaciabilidad oral preponderante, con dependencia y hambre del objeto, vulnerabilidad a la decepción y distancia defensiva; tendencias sadomasoquistas acusadas; una erotomanía maligna con problemas para el yo; sed 4 O. Paz. Ibid, Pg 118 de venganza y de reparación por las decepciones reales o fantasiosas y por la pérdida de objetos o del amor de los objetos”. 5 Siguiendo la figura de Ulises y Las Sirenas quiero destacar en la cita de Blum dos caracteres, la homosexualidad encubierta por una erotización exagerada y la insaciabilidad oral con dependencia del objeto que son los modos de fijación primarios de la niña con la madre. Zetzel (1968), citada por Wallerstein, ya había planteado en el terreno de la histeria una continuidad. En un extremo del continuo los mejor integrados de nivel fálico edípico con fijaciones triangulares e inhibiciones neuróticas. En el otro, los que manifiestan fijaciones orales con incapacidad de instaurar relaciones de objeto e incapacidad para establecer diferencias entre la realidad externa e interna. Y entre ellos un continuo similar Schafer plantea algo similar desde el lado contratransferencial, y advierte a los analistas masculinos de estar alerta acerca de los motivos que pueden alimentar el fuego de los deseos de sus analizadas femeninas: “evitar problemas de agresión; involucrarse en esfuerzos culpables para reparar dándole a la relación un tono romántico; seducir o dominar a la mujer para reforzar su propia y debilitada autoestima; evitar reconocer que trabajan con una analizada que está en ese momento, emocionalmente “muerta”; o prevenirse contra el reconocimiento de la transferencia materna de la analizada encendiendo a la transferencia heterosexual y aparentemente paterna.”6 Betty Joseph entiende que enamorarse implica traer al análisis el tipo habitual de relaciones de objeto (objetos internos), amar, odiar, ser ambivalente, defenderse de amar y ser dependiente, toda la gama de posibles modos de relacionarse. Pero ubica el amor de transferencia en la línea de Narciso: “Una paciente que intenta convertir a su analista en su amante tiene una imagen omnipotente y narcisista de si misma…Sin contacto con su propia realidad y la de su objeto, lucha por evitar todo sentimiento de diferencia entre el propio ser y el otro… El intento de convertir al analista en amante tiene que entenderse como parte de la estructura narcisista primitiva de su carácter, no permitir que el objeto –el analista- sea distinto y separado de ella. Forma parte de una actitud agresiva, llena de envidia y destructiva que se ha separado y escondido en las primeras etapas del análisis, pero que surge ha medida que el análisis progresa hasta verificarse que la tendencia destructiva pertenece al modo de relacionarse de la paciente con los demás”7 Tras ese Narcisismo esta el cuerpo de la madre como reflejo. El analista convertido en amante es la fuente de agua que da consistencia y posibilidad de ser a la imagen. Reiterando lo planteado con Blum, al tomar Narciso la forma de la Histeria, la erotización de nuestra figura masculina como analistas queda enmascarada. El paciente al relatarnos su historia se identifica con el personaje que crea, desarrolla el guión de su película. El trabajo analítico consiste en mostrar la fusión con esa imagen de si mismo a la que en medio de la narración rinde culto. Cuando la idea del amor emerge en la conciencia nos enamoramos de esa imagen. La conciencia se ata a la imagen de la belleza, como Narciso enamorado de su propio reflejo, no se 5 Wallerstein Robert, Observaciones Sobre el amor de Transferencia, Ed Biblioteca Nueva. 1998. Pg 44. Schafer Roy, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed B N. 1998. Pg 64 7 Joseph Betty, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed B.N, Pg83 6 enamoran de uno, se enamoran del reflejo de ellos en uno. Analizarse es un acto Narciso pero, como bien lo dice Kristeva, mientras en el mito original de Ovidio, Narciso muere enamorado de su imagen, con Plotino se abre la posibilidad que Narciso sea una fuente de conocimiento. Esa es la ruta psicoanalítica mostrar como ese enamoramiento es una ruta de acceso a sí mismo, el problema es que el analista como fuente o espejo puede acabar siendo destrozado en ese conocimiento. Quisiera retomar antes de terminar un concepto de Roger Dorey, la pulsión de dominio, la cual el autor relaciona con la perversión narcisista. Hay un amor que tiene la huella de Narciso, no es la relación de amor que implica un diferente. Este vínculo tiene dos facetas: la seductora, en la cual el amante impone su deseo en el amado, yo te deseo se convierte en tu me deseas; y la forma obsesiva en la que se busca anular la posibilidad de deseo en el otro, lo que busco es que no tengas deseos, incluso deseo de mi. La relación de dominio esta caracterizada por tres fases: despojamiento, en la cual se elimina el deseo en el otro; imperio, en la cual se impone el deseo de uno en el otro; la huella, en la cual físicamente se marca al otro, recordemos como en la época contemporánea los amantes recurren al tatuaje. Caer en la seducción del paciente es caer en su dominio, en su imposición, por eso esos pacientes nos dejan marcas de fuego. Si en algo nos parecemos a otra profesión que vendiendo la ilusión del amor no cae en el engaño, es la prostitución. El uno vende la ilusión de un alma, la otra la ilusión de un cuerpo. En el primero el deseo carente de alma busca en el análisis un código donde anclar una pregunta errante, en el segundo el deseo carente busca un cuerpo donde ser efímero. Ambos en común enfrentan al cliente quien viene a dominar, a repetir una historia, no lo obtienen todo del analista, no lo obtienen todo de la prostituta, no obtienen la sumisión que el dominio desea obtener. Historias En ocasiones me encuentro en silencio frente al padecimiento de los pacientes, en otras hay palabras en las que uno cree que les ilumina la vida y que puede corresponder a la expectativa con la que llegaron. ¿Cómo ser sólo la razón de Atenea frente a la vida de los seres que nos hablan?, ¿Cómo pensarlos desde categorías?, “Contra las pasiones, nada se consigue con razonamientos por elocuentes que sean…Invitar al paciente a yugular sus instintos, a la renuncia y a la sublimación, en cuanto nos ha confesado su transferencia amorosa, sería un solemne desatino”8. Me queda Ulises, y por ello me dejo atrapar como señuelo, me dejo quemar en sus fuegos, me vuelvo significante de sus historias. Sin mis oídos, ¿Cómo escucho la voz del encantamiento? A mi primera paciente la llamaré Isabel. A la última sesión antes de irse a vivir al exterior llegó con un enorme afiche de Blue y tras llorar casi toda la sesión mencionó que el momento que mas le gustaba de la película era cuando la protagonista quien había perdido recientemente a su marido en un accidente de tránsito, encuentra llorando al ama de llaves de la casa; la frase que mi paciente destaca es que ésta última le dice a la primera que llora por ella, por las lágrimas que no puede derramar. Y me dice como última frase del análisis, “No solo lloro porque me da tristeza dejarlo, lloro por ud, porque su formalidad analítica no lo deja llorar”. Me acuerdo de Dorey y pienso en como me impone su deseo y la huella del afiche. 8 Freud Sigmund, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed Biblioteca Nueva, Pg 1692 Isabel presionaba los límites del encuadre, no creía en la racionalidad analítica, se burlaba continuamente de ella. Tras un año de analizarse cuatro veces a la semana y estar recostada en el diván dice que le aburre, que quiere ver mi cara, y acto seguido se sienta para no acostarse nunca más. Presiona por llevar cosas y hacer cambios al interior del consultorio, un día llega con velas azules y dice que el color más bonito que mis paredes pueden tener es el azul. Otro día lleva copas azules y las deja en mi escritorio. Hay días en que se acuesta sobre la alfombra y me dice que me acueste al lado de ella y la abrace. Me sentía invadido, pero no puedo decir que la sensación era desagradable, era la seducción de un Eros juguetón que buscaba depositar sus deseos en mi para que yo los actuara al mismo tiempo que ella. Nunca sentí incomodidad en sus demandas, en alguna sesión use una interpretación que la sentí juguetona con su insistencia en que todo fuera azul y le dije que lo que buscaba era tenerme “a su lado”. Es una mujer de 30 años en el momento de iniciar análisis. Terminó su colegio a los 14 años y entró a estudiar música y filosofía al mismo tiempo. La muerte de su padre a un año de terminar las dos carreras hizo que suspendiera los estudios y nunca mas quiso volver a estudiar. En el momento del análisis estaba dedicada a ser profesora de música y literatura. Tiene una mala relación con la figura materna pero una buena relación con figuras, mas que paternales, patriarcales. Usualmente buscaba profesores mayores de los cuales se ahijaba. Y eso es lo que percibí en el curso de las sesiones, un manifiesto enamoramiento Edípico que la lleva a buscar figuras mayores y reproducir de alguna manera el momento de la muerte de su padre a través de los diversos momentos de separación que toda relación contiene por naturaleza. Un día de Noviembre al finalizar la sesión y darme la mano para despedirse, se queda en el marco de la puerta diciéndome: No es poquito ni chistoso lo que pasa por mi corazón, las manos finalmente se tocan, pero solo cuando debo irme. Que lejos me siento, un poco sola, un poco llena, un poco usted, un poco yo, no sabe, sé que no lo sabe, cuanto y como siento, por ud, por mi, por…no sé. Aunque mi primer impulso, obrado por la prudencia con el manejo del encuadre es callarme, opto por decirle lo que pienso: cada vez que digo dejamos ahí por hoy sus palabras buscan derrotar la soledad que siente con la despedida. A lo que ella contesta antes de despedirse definitivamente: A veces me quedo sin fuerza y no puedo respirar mas, ojala, al menos una vez, pudiera tocarlo… En la sesión siguiente entra y llora durante mucho tiempo, luego queda en silencio largo rato, hecho no muy usual en ella y faltando quince minutos para terminar dice: Lloro y lloro por no saber, por no sentir, y sin embargo, todo lo siento en demasía. El día que mi papá murió me dijo que me sentara a su lado y que le cantara el coro de la novena sinfonía de Bethoven, y yo se la cante suavecito al oído, y mientras se la cantaba se murió. Sigue llorando, hacia el final me dice: hoy mis lágrimas son sin luz, mi cuerpo siente añoranzas, quisiera que me acariciara, que me abrazara, me derrito. Le digo: cuantas veces se derrita tendrá el abrazo de este espacio y de mis palabras. Y ella dice: Nunca he visto una vela que se derrita en su propia forma. Nunca se derrite encuadrada. Por eso y, a pesar de todo, seré en el futuro una vela pero sin llama, apagada y conservada en su color y su forma. Le digo: Al no abrazarla como ud quiere me siente tan frío y distante como siempre sintió a su madre. Y me dice: lo rico de los abrazos es que no tienen forma, los psicoanalistas si. El tono de sus sesiones era poético y en ocasiones siento que forzaba interpretaciones que se ubicarán en el mismo tono, pienso que de esta manera lograba la transferencia erótica con la figura paterna, hecho que la complacía. De alguna manera cuando decía que me sentía agradablemente invadido era porque me identificaba con la figura paterna que me proyectaba. Pero esta transferencia amorosa paterna escondía la agresión que antes señalé con la figura materna que es la que ella buscaba romper. Interrumpo el proceso durante una semana y en la sesión de retoma me dice con gesto infantil de rabia, no me gustan las interrupciones, Noo (vuelve su gesto infantil que hace que el reclamo lo reciba de forma amorosa pero igual con sentimiento de culpa) y por ello le digo, me lo dice con esa cara de niña para que no quedemos resentidos el uno con el otro, ud con mi abandono y yo con su reclamo. Ella me dice: El psicoanálisis me redime y a la vez me crucifica.... Parece un período de tiempo que ya ni siquiera puedo recordar... Tres, cuatro sesiones no cumplidas? .... Y yo me desvanezco sin esa rutina exigente, a veces dolorosa, a veces miedosa pero siempre reconstructiva y reveladora. Aquí siento la ambivalencia que vengo señalando, la parte dolorosa, exigente, que es donde siento la transferencia materna, recubierta por palabras como redención, reconstrucción que compensan poéticamente, en la transferencia amorosa paterna, el dolor y la rabia. Sigue con su relato: He descubierto tantas cosas de mi en estos días...., pero no se cómo ordenarlas, no sé cómo encajan en esta maraña que es mi vida....O tal vez, no quiero, o no puedo, o no estoy lista para ver, para entender....Sé por ejemplo que mis renuncias , de las que usted tanto habla, quizás son una venganza , una venganza por el abandono afectivo, por el dolor inflingido (Creo que es evidente que hay rabia de parte de ella por mi abandono pero no quiere que yo la sienta)... No sé.... Sé que no puedo “tocar” a mi mamá porque ella nunca pudo tocarme, porque mi piel no la reconoce como algo tocable, porque tengo miedo , porque me duele su indiferencia, pero aún más me duele su dolor, no lo soporto.... Le digo, por eso no me haces reclamos por que sientes que me tocaría el dolor y sobretodo su rabia, siendo así yo sería mas mama y menos papá. Si ud se pareciera un poquito a mi mamá no volvería, guácala… Mire hace muchos , muchos años, yo tenía, no sé 14 años... El papá de una amiga mía se había muerto y yo me apropié del dolor como si fuera mi propia pérdida.... Fue un duelo absoluto, rotundo, gris, silencioso, abrumador.... Una noche llegué a mi casa y oí a mi mamá hablando por teléfono. Si va a Barranquilla, entenderá que es difícil en una casa silenciosa, en la noche, no oir lo que una costeña habla por teléfono... Hablaba con una amiga suya y le decía entre risas y burlas “ no mija, si ella está postrada ( ja, ja, ja), de una solidaridad con la amiga, que eso ni conmigo.... Ajá, tu sabes,, ella que se las da de hipersensible…” Sentí como el pedazo de hierro que le tiró Hindley a Heathcliff.... Algo frío y pesado cayó en mi corazón, haciendo más daño que cualquier enfermedad posible.... silencio............ En ese momento pienso lo mismo que la madre, que es una persona hipersensible, pero siento que debo quedarme callado, al hacerlo percibo que encubro como ella, el elemento materno puede irritar nuestra relación analítica, mi silencio es identificación proyectiva. Como si impidiera al analista hablar desde la transferencia materna (si se pareciera un poquito a mi mamá no volvería). Ella sigue con su relato: Un amigo de esa época, llegó por mí.... Era músico, flautista.... Muy joven también, pero parecía casi un niño.... Fuimos a un café, pero yo necesitaba algo más intenso.... Terminamos en un bar en el centro.... El me miraba alelado, como siempre.... Y yo estaba más ausente que nunca....Cuando salimos, yo no quería volver a mi casa... Parqueamos en un parque que hay a la vuelta... Nos bajamos y yo me acosté en el pasto...., quería coger la tierra entre mis manos, estaba destruida... El me miraba y decía que mis manos parecían tener tanta fuerza que se sentía casi subyugado a ellas aunque no lo tocaran.... Entonces yo empecé a tocarlo…Creo que el estaba entre aterrado y enloquecido.... Yo supe entonces, por primera vez y para siempre, que mi única forma de soportar el dolor era física, necesitaba que mi piel sintiera que estaba viva, necesitaba ser tocada y tocar, necesitaba comprobar mi existencia y sólo eso me devolvía la unidad... Permanecía la tristeza, pero se sanaba el resquebrajamiento... Tal vez fue la única vez que he estado con alguien que no amaba intensamente; eso me duele no por mi sino por él que quedo, no sé, como sellado, marcado por mi intensidad.... Y como usted no se cansa de repetirme, mi intensidad mata a los otros... Entonces estoy condenada a fragmentarme o a fragmentar a otros con mi inmenso amor”....Y ahora siento que cínicamente me estoy abandonando a la indiferencia, a la quietud, a la ausencia, a la nada.... Pienso que la Tierra es el símbolo de la madre, y que antes de dejarse tocar por un hombre al que utiliza para recomponerse de un dolor, abraza a la madre tierra. Su gran sensibilidad y su deseo de ser tocada tienen que ver con recomponer la piel que siente que no se construyó en la relación con la madre y que la lleva a sentirse vulnerable de forma extrema. No solo abraza la tierra luego necesita poseer a una persona, de ahí que ella manifieste que su intensidad mata a los otros. Pero no cualquier persona, un hombre sacia la agresión por la burla materna. La escena que narra es un poco la historia de Drácula, quien sacia la pérdida de la amada original en la sangre de mujeres jóvenes en quienes persigue el ideal perdido. Isabel necesita la tierra y el abrazo, sino esta condenada a la fragmentación La segunda historia que quiero traer la llamaré Berenice. Tentación es la palabra que resume lo que generó ella en mí. Berenice, tras un largo silencio, un pedido tímido que se fue acrecentado con el tiempo. Berenice, deportista, instructora de fitness, sin plata, llena de pretendientes a los que abandonaba incesantemente y preocupada porque su vida transcurría sin encontrar un amor en el cual asentarse. Me pidió, casi al punto del ruego, que saliera con ella, que intentáramos “algo”. Fue tajante en su amenaza, o estamos juntos o hasta luego. Sentí la violencia de la demanda amorosa, su urgencia. Al no aceptar las interpretaciones de la situación decide no retornar. Dos años después retornó y me comentó que desde hacía un año tenía una relación estable. Aún recuerdo una sesión tras un corte de vacaciones, me trajo de regalo una camiseta XL. Hablamos de la forma en como me ve. Ella es fisicoculturista y se preocupa mucho por el estado de su cuerpo, vive rodeada de personas que se dedican a hipertrofiar sus formas corporales, por ello me agranda. Luego viene una época de silencios, recuerdo la frase de Freud, cuando el paciente calla es que esta pensando en el analista. Luego de algunas sesiones de mucho silencio le digo que seguramente algo que esta pensando a propósito de mi le hace estar en silencio. Dice: es que quiero decirle algo pero me da pena, y en esa tónica continúa algunas sesiones. Un día tras un silencio prolongado me dice que ella esta sintiendo una fuerte atracción por mi y que desea salir conmigo, que sus amigos psicólogos le explicaron que eso se llama amor de transferencia, pero ella se resiste a creer en esa idea. Un día termina la sesión y se sienta en el diván, muda espera mi respuesta a su demanda, o salimos o no vuelvo a análisis. Me mira con sus ojos cafés y su melena alborotada, yo le digo que soy su nueva presa, como lo han sido los otros hombres con los que ha estado, me dice que soy diferente. Le digo que mientras en ellos hay una hipertrofia corporal en mi esta haciendo lo mismo hipertrofiando lo que soy como la vez que me regalo después de vacaciones una camiseta mas grande que mi talla real. Claro que la tentación existe, y solo la certeza de la transferencia me defiende. Siento que estoy usando la teoría como protección. De alguna manera su manifestación me bloquea, los hombres se fascinan ante ella, y cuando los enamora ya no le sirven. ¿Cuál es la dinámica de su atracción? Recuerdo a Dorey cuando dice la seducción es hacer que el otro sienta el deseo que yo siento. De alguna manera me atrapa en esa dinámica cuando acepto internamente la tentación. Es bella, me siento como una presa acorralada frente a un depredador, soy débil y siento que la razón logra contener el Eros que busca deshacerse de la atadura. Berenice llega al análisis porque se siente en una encrucijada de vida, por un lado no le satisface la carrera que estudió y desea dedicarse a ser instructora de aeróbicos en vez de odontóloga, hecho que la enfrenta continuamente a su madre. Piensa que a través del análisis logrará clarificar que es lo que en el fondo desea. Por otro lado siente que le va mal con los hombres, las mujeres con las que trabaja en el gimnasio están casadas con hombres mayores, millonarios y ella es la única que sale con un instructor de aeróbicos al cual termina ayudándolo económicamente. Al iniciar el análisis deja a su novio y mantiene relaciones cortas con hombres a los que continuamente deja. Esto deja en ella una fuerte sensación de insatisfacción. En el comienzo del análisis relaciono su trabajo con el cuerpo como un intento autoerótico por encontrar una satisfacción que no encuentra en su relación con los hombres, que la dejan insatisfecha. Ella trae a sesión que no siente nada cuando esta con un hombre, de hecho las veces que se ha acostado es porque esta con tragos encima, el contacto sexual es algo que evade. También le relaciono esa imposibilidad de conseguir un hombre estable a ese amor tan grande que siente por su padre. A pesar de ser una persona mayor es su adoración y ella siente que no hay un hombre como él. A no ser que sea la imagen de un hombre mayor y proveedor como lo son los maridos de sus amigas a las cuales envidia. En ese momento me hace una diferencia, ella no anhela la situación de sus amigas, anhela la situación de Clara (su entrenadora). Clara es la mejor entrenadora del país, la que mas plata gana y tiene un marido perfecto y nunca le ha puesto los cachos. En cambio las otras no hacen sino ponerle cachos a sus maridos, y yo no anhelo esa vida. Anhelo la vida de Clara, ella es la confirmación que uno puede trabajar en lo que quiere y estar con el hombre que se ama toda la vida. Esas frases internamente son descalificadas por mi, la siento ingenua, romántica. Todo lo contrario a lo que despierta con su imagen física y su manera de vestir, las cuales son provocadoras. Añora la elegancia y sobriedad en Clara, su relación matrimonial y su éxito económico. Pero nada de eso posee en este momento, desea lo que carece. Clara es la imagen de la que se enamora, el cuerpo que desea construir. Clara es la madre, imagen perfecta que busca reconstruir a través de la imitación de su cuerpo. En Berenice opera la idealización por compensación de carencias. Anhela lo inalcanzable o imposible. Pero también esto es la reiteración de la historia familiar. Su madre se casó con un hombre mayor, de buena posición social. Pero hoy ese hombre está en decadencia. En ese amor por las figuras grandes hay un intento de recomponer la figura idealizada del padre pero también esta fuertemente arraigada la identificación con la madre destructora Yo no entiendo porque mis papás no se separaron, lo único que yo he visto desde que nací es como mi mamá le hace la vida imposible a mi papá. Ellos se llevan casi 20 años y mi papá la sacó de pobre. Pero eso mi mamá parece que lo olvidó, tanto que parece que no tuviera familia, se les desapareció por completo, esta es la hora en que no conozco a mis abuelos maternos o a la familia de mi mamá. Pero es como si eso le hubiera generado un resentimiento con mi papá es totalmente cínica con él y a mi me da tristeza verlo a él cansado, apocado, sometido. De hecho todas nuestras peleas comienzan porque yo entro a defender a mi papá. Odiando a su madre, reproduce de alguna manera el mismo modelo, un hombre que le cambie la vida, pero también un modelo de madre diferente al que tuvo. Durante el proceso analítico deja entrever un amor idealización por Clara con la que se identifica y un amor idealización por un objeto que anhela, su analista. La identificación con Clara es posible, la posesión del hombre que anhela es imposible. Pero si caigo en su deseo, si me dejo seducir por las hipertrofias que genera en mi Yo su deseo, se que repetiría su historia. El anhelo es comprobar que ningún hombre le es suficiente, repetir su insatisfacción. Es su manera de destrozar la figura masculina y quedarse con la misma historia de la madre. Al igual que con Isabel percibo que el amor al analista es el encubrimiento de una identificación ambivalente (odio-enamoramiento) hacia la madre. Si cayera en el pedido amoroso me destrozaría como las sirenas a quienes atendían su llamado. BIBLIOGRAFIA Freud Sigmund. Amor de Transferencia. Tomo II. Obras Completas. Ed Biblioteca Nueva. Freud Sigmund. Psicología de las Masas y Análisis del Yo. Tomo III. Obras Completas. Ed Biblioteca Nueva. Kristeva Julia. Historias de Amor. Ed Siglo XXI. Paz Octavio. La llama doble. Ed Seix Barral. Wallerstein y cols. Observaciones sobre el Amor de Transferencia. Ed Biblioteca Nueva.