Fragmentos de Amor de Transferencia

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El de Amor de Transferencia. Revista Sociedad Colombiana de
Psicoanálisis. Volumen XXXIV, Número 1. Junio 2009. Pag 129-145
Fragmentos de Amor de Transferencia
Luis Fernando Orduz
Busco en el retorno de Ulises a Ítaca una similitud con el proceso psicoanalítico. El
viajero que retorna puede ser la analogía de la relación con el paciente que
reconstruye una historia y las peripecias que se oponen al retorno del héroe pueden
ser la personificación de las resistencias: Cíclopes sin visión perspectiva que devienen
ciegos, Caribdis y Escila que recuerdan las fuerzas gravitatorias de nuestras
repeticiones, Circes hechiceras en la que nos fascinamos como lo hacemos con
nuestras ilusiones. Y entre todos los episodios-resistencia al retorno de Ulises, el
acontecimiento que me interesa destacar, el peligroso encuentro con la voz de ciertas
mujeres, Las Sirenas.
Freud advierte en su artículo sobre el amor de transferencia a los analistas jóvenes
carentes aún de lazos fijos en su encuentro con pacientes femeninas. Ulises fija sus
lazos advertido de la ilusión mortal del en-canto de las sirenas, esos seres que bajo las
aguas esconden la desilusión para nuestros deseos masculinos y que, mas allá del
torneado torso que nos provoca, nos fascinan con el canto de su voz y esperan en los
arrecifes mortíferos para devorar a la víctima de su ll-amado. El héroe de la Odisea
ordena a sus marinos taponar sus oídos con cera y, tras ser atado al mástil, les indica
que así enuncie una contraorden para que lo desaten no vayan a obedecerle hasta
que crucen el paso mortal. En efecto, Ulises, atado al mástil y sin tapones de cera,
escucha el canto de las sirenas y, desesperado de fascinación, grita y ordena a sus
marinos que lo desaten. Héroe de lazos fijos, Ulises sobrevive al canto de las sirenas.
Analista “joven y carente aún de lazos fijos”, he escuchado varias veces el canto
mortal atado a mi silla. ¿Cuáles son las ligaduras que me permiten sobrevivir al
encanto musical de la voz de mis pacientes? ¿La sagacidad de Ulises o la Razón de
Atenea que de alguna manera es lo que nos lega Freud? Y las sirenas ¿Desde qué
lugar emiten el canto mortal? ¿Desde los rostros multiformes de Eros, o cantan
desde nuestro interior a la manera del reflejo narcisista, o desde el oscuro hogar del
Tánatos letal?
¿Por qué el canto de las sirenas es un engaño mortal, o por qué la magia de Circe es
una falsa ilusión del amor? ¿Por qué la espera de Penélope esta mas cerca al ideal
del amor? En las tres figuras se percibe un Eros que juguetea, pero ¿Por qué
solamente el último caso se ha convertido en símbolo del amor? ¿No todo
encantamiento es una manifestación de amor? ¿Acaso no es erótico el canto de las
sirenas, así sea mortal? ¿Acaso no son encantadoras las hechiceras como Circe quien
recurre a su magia para apoderarse de un Ulises transeúnte? ¿Por qué el amor es el
aplazamiento que teje Penélope, acaso su espera no es la hiperestimación de un
objeto idealizado?
Pulsión erótica atada a la muerte, pulsión erotizada de dominio, sublimación del fin
amoroso tras el aplazamiento o la espera, ¿Pueden igualarse estas formas eróticas al
concepto de amor, o pueden darse sin que necesariamente el amor las asimile? Las
dos primeras más cercanas a la finalidad de la pulsión. La última, fijada a una forma
mas elaborada y por tanto cercana al objeto, Parecería, en lo que estoy enunciando,
que en el concepto de amor se aglutina una serie de formas que tal vez habría que
diferenciar.
El pensamiento griego contiene diversas formas de nominar el amor: Eros, Filum,
Ágape. Eros hace referencia a un amor cercano a la pulsión, es la pasión que no
acepta razón, es la figura del niño travieso e inoportuno que lanza sus saetas sin
fijarse en que tiempo o a quien las arroja; Filum es el amor gregario, ese instinto que al
ir evolucionando va atenuando su perentoriedad de descarga inmediata y va
diferenciando y discriminando objetos para su fin, es el amor domesticado y refiere al
cariño familiar o la fraternidad de un grupo, por ejemplo la afiliación a una sociedad;
Ágape es el amor divino, el que toma la forma mas sublime, hace referencia a la
reiterada frase de los seguidores de la figura de Cristo Ágape Teum Est: Dios es Amor,
es la forma moral y elevada del amor. Eros es la base y permea desde ese lugar los
otros, los origina y sigue latiendo en ellos, su presencia en la medida en que se hace
cuantitativamente mayor puede desconfigurar el Filum y el Ágape. Estos dos últimos
en tanto formas evolucionadas buscan orientar y encausar el Eros.
Octavio Paz también plantea que el instinto básico cercano a lo animal es la
sexualidad y sus dos variantes humanas son el erotismo y el amor. El erotismo es
múltiple, variación incesante, mientras que el sexo siempre es el mismo. El erotismo
es sexualidad transfigurada, Freud hablaba del polimorfo perverso. Pero en su idea
sobre el amor Octavio Paz destaca la atracción hacia una persona única: “Sin
erotismo no hay amor pero el amor traspasa el cuerpo deseado y busca el alma en el
cuerpo y, en el alma, al cuerpo. A la persona entera”1.
El concepto de erotismo guarda las características de la pulsión en Freud, busca la
descarga a través de diversos objetos o diversas formas, para complacerse. El amor
sigue la idea de un yo integrado que busca un objeto total. Esa forma también la
destaca Kristeva, “El amor es el tiempo y el espacio en el que el Yo se concede el
derecho a ser extraordinario…”2. Como si en el amor el Yo se ilusionara de reinar
sobre la multiplicidad polimorfa de Eros.
Kristeva, a partir del pensamiento platónico, plantea diversos grados de Eros. El Eros
primario es perverso, busca objetos de forma maníaca, pero hay una fuerza que lo
aleja de la multiplicidad para acercarlo a la idealización unitaria, la educación y la
filosofía. Eros toma forma en la medida en que se contiene en Psique. El amor que
quiere poseer objetos de forma indiferenciada es plural. El amor que ama la idea del
saber o la idea de la belleza es uno. Línea de desarrollo que va de un Eros perverso y
multimorfo a un Eros unitario y sublime.
Este pensamiento platónico también hace presencia en Freud: “Con esta concepción
amplificada del amor, no ha creado el psicoanálisis nada nuevo. El Eros de Platón
presenta, por lo que respecta a sus orígenes, a sus manifestaciones y a su relación
con el amor sexual, una perfecta analogía con la energía amorosa; esto es con la
líbido del psicoanálisis”.3 ¿En el concepto de libido estará ese concepto ampliado del
amor, ese Eros originario?, ¿El amor estará del lado del ideal y el erotismo del lado de
la perversión?
Amor y Eros son la visión de dos fenómenos que siendo del mismo género (la
sexualidad) van tomado matices diferentes. No todo erotismo implica la presencia del
amor pero amor sin erotismo tal vez no sea posible pensarlo en nuestro occidente
1
O. Paz. La Llama Doble. Seix Barral. 1993. P. 33
Kristeva Julia, Historias de Amor, Ed Siglo XXI. 1987- Pg 4
3
Freud Sigmund, Psicología de las Masas y Análisis del Yo. Ed Biblioteca Nueva. Pg 2577
2
moderno. El amor tiende a ser una forma sublimada de Eros, Eros tiene muchas caras.
El amor se establece a partir de un código en el cual se construye un ideal. Por eso
cada época o sociedad constituyen modelos amorosos. El amor intenta contener a
Eros, mientras que el pequeño Dios intenta desvirtuar los códigos. Cuando Eros busca
el alma encuentra la forma del amor. Cuando Eros buscando el alma se fuga en las
diversas zonas del cuerpo encuentra el erotismo.
Occidente construyó una forma para el amor a partir del modelo de las cortes del siglo
XII y de la teología de los patriarcas de dicha época. Ese amor es uno, exclusivo, pide
reciprocidad. Una característica del amor en occidente es el diálogo, el amor es
intersubjetividad. “El verdadero amor consiste precisamente en la transformación del
apetito de posesión en entrega. Por esto pide reciprocidad y así trastorna la vieja
relación entre dominio y servidumbre.” 4 Cuando el paciente demanda amor en la
transferencia podemos imaginarlo de la forma única, terca, obstinada, excluyente que,
dice O. Paz, tiene la forma del amor en occidente. No todas las transferencias en las
que Eros se moviliza termina con las características del amor cortés o histeria de
amor; de la misma manera debemos recordar que la relación analítica no es
exactamente un diálogo.
Para la Grecia clásica el amor era un delirio, Paz recuerda que Epicuro vio en el amor
una amenaza contra la serenidad del alma. En el espacio público griego no se vivía el
amor como lo pensamos ahora. El amor emerge con la liberación de la mujer en
Roma y con el cambio de las democracias a las tiranías que determina un repliegue
hacia la vida privada (de la libertad política a la libertad interior).
Estos dos aspectos, el amor como delirio, y la búsqueda del amor por parte de la
mujer libre guardan relación con las ideas de Freud sobre amor de transferencia, el
amor es ilusorio y ello refleja la posición griega. Darle validez al amor de transferencia
como una dimensión real sería aceptar que el deseo constituye una realidad (aunque
Freud nunca desconoció el valor real del amor). Lo duro de la labor psicoanalítica en el
manejo del amor es mostrar aquello que el tiempo se encargaría de mostrar sin
necesidad de la técnica que en últimas toda historia de amor es la historia de un
desengaño. Por otro lado, Freud atribuye el amor de transferencia a la paciente mujer,
es en ella en la que este tipo de amor se encarna. Siguiendo su idea y a manera de
hipótesis sostengo que ese amor posesivo, excluyente y único esta presente en las
pacientes mujeres, el engaño esta en el analista masculino quien cree que es el objeto
de ese amor, porque detrás de ese llamado encantador se esconde el reflejo narcisista
de otra mujer, la madre. El modelo del amor se sustenta en la relación erótica (oral)
con el pecho materno.
Muchos autores han mostrado como detrás de la demanda amorosa hay múltiples
deseos eróticos. Blum (1973), citado por Wallerstein, describe la transferencia
erotizada como esa preocupación intensa, vívida, irracional y erótica por el analista,
caracterizada por exigencias explícitas y ego-sintónicas de amor y satisfacción sexual
al analista que contiene un amplio espectro de pulsiones: “una posible dinámica
homosexual encubierta por una erotización exagerada; frecuentes seducciones y
sobrestimulaciones durante la niñez, sin la protección y apoyo adecuados a esa fase
por parte de los padres; exposiciones traumáticas a la escena primaria con
exhibicionismo de los padres e intrusiones en la privacidad de los niños; el narcisismo
de la “excepción”; la insaciabilidad oral preponderante, con dependencia y hambre del
objeto, vulnerabilidad a la decepción y distancia defensiva; tendencias
sadomasoquistas acusadas; una erotomanía maligna con problemas para el yo; sed
4
O. Paz. Ibid, Pg 118
de venganza y de reparación por las decepciones reales o fantasiosas y por la pérdida
de objetos o del amor de los objetos”. 5
Siguiendo la figura de Ulises y Las Sirenas quiero destacar en la cita de Blum dos
caracteres, la homosexualidad encubierta por una erotización exagerada y la
insaciabilidad oral con dependencia del objeto que son los modos de fijación primarios
de la niña con la madre.
Zetzel (1968), citada por Wallerstein, ya había planteado en el terreno de la histeria
una continuidad. En un extremo del continuo los mejor integrados de nivel fálico
edípico con fijaciones triangulares e inhibiciones neuróticas. En el otro, los que
manifiestan fijaciones orales con incapacidad de instaurar relaciones de objeto e
incapacidad para establecer diferencias entre la realidad externa e interna. Y entre
ellos un continuo similar
Schafer plantea algo similar desde el lado contratransferencial, y advierte a los
analistas masculinos de estar alerta acerca de los motivos que pueden alimentar el
fuego de los deseos de sus analizadas femeninas: “evitar problemas de agresión;
involucrarse en esfuerzos culpables para reparar dándole a la relación un tono
romántico; seducir o dominar a la mujer para reforzar su propia y debilitada
autoestima; evitar reconocer que trabajan con una analizada que está en ese
momento, emocionalmente “muerta”; o prevenirse contra el reconocimiento de la
transferencia materna de la analizada encendiendo a la transferencia heterosexual y
aparentemente paterna.”6
Betty Joseph entiende que enamorarse implica traer al análisis el tipo habitual de
relaciones de objeto (objetos internos), amar, odiar, ser ambivalente, defenderse de
amar y ser dependiente, toda la gama de posibles modos de relacionarse. Pero ubica
el amor de transferencia en la línea de Narciso: “Una paciente que intenta convertir a
su analista en su amante tiene una imagen omnipotente y narcisista de si misma…Sin
contacto con su propia realidad y la de su objeto, lucha por evitar todo sentimiento de
diferencia entre el propio ser y el otro… El intento de convertir al analista en amante
tiene que entenderse como parte de la estructura narcisista primitiva de su carácter, no
permitir que el objeto –el analista- sea distinto y separado de ella. Forma parte de una
actitud agresiva, llena de envidia y destructiva que se ha separado y escondido en las
primeras etapas del análisis, pero que surge ha medida que el análisis progresa hasta
verificarse que la tendencia destructiva pertenece al modo de relacionarse de la
paciente con los demás”7
Tras ese Narcisismo esta el cuerpo de la madre como reflejo. El analista convertido en
amante es la fuente de agua que da consistencia y posibilidad de ser a la imagen.
Reiterando lo planteado con Blum, al tomar Narciso la forma de la Histeria, la
erotización de nuestra figura masculina como analistas queda enmascarada.
El paciente al relatarnos su historia se identifica con el personaje que crea, desarrolla
el guión de su película. El trabajo analítico consiste en mostrar la fusión con esa
imagen de si mismo a la que en medio de la narración rinde culto. Cuando la idea del
amor emerge en la conciencia nos enamoramos de esa imagen. La conciencia se ata
a la imagen de la belleza, como Narciso enamorado de su propio reflejo, no se
5
Wallerstein Robert, Observaciones Sobre el amor de Transferencia, Ed Biblioteca Nueva. 1998. Pg 44.
Schafer Roy, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed B N. 1998. Pg 64
7
Joseph Betty, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed B.N, Pg83
6
enamoran de uno, se enamoran del reflejo de ellos en uno. Analizarse es un acto
Narciso pero, como bien lo dice Kristeva, mientras en el mito original de Ovidio,
Narciso muere enamorado de su imagen, con Plotino se abre la posibilidad que
Narciso sea una fuente de conocimiento. Esa es la ruta psicoanalítica mostrar como
ese enamoramiento es una ruta de acceso a sí mismo, el problema es que el analista
como fuente o espejo puede acabar siendo destrozado en ese conocimiento.
Quisiera retomar antes de terminar un concepto de Roger Dorey, la pulsión de
dominio, la cual el autor relaciona con la perversión narcisista. Hay un amor que tiene
la huella de Narciso, no es la relación de amor que implica un diferente. Este vínculo
tiene dos facetas: la seductora, en la cual el amante impone su deseo en el amado, yo
te deseo se convierte en tu me deseas; y la forma obsesiva en la que se busca anular
la posibilidad de deseo en el otro, lo que busco es que no tengas deseos, incluso
deseo de mi. La relación de dominio esta caracterizada por tres fases: despojamiento,
en la cual se elimina el deseo en el otro; imperio, en la cual se impone el deseo de
uno en el otro; la huella, en la cual físicamente se marca al otro, recordemos como en
la época contemporánea los amantes recurren al tatuaje.
Caer en la seducción del paciente es caer en su dominio, en su imposición, por eso
esos pacientes nos dejan marcas de fuego. Si en algo nos parecemos a otra profesión
que vendiendo la ilusión del amor no cae en el engaño, es la prostitución. El uno
vende la ilusión de un alma, la otra la ilusión de un cuerpo. En el primero el deseo
carente de alma busca en el análisis un código donde anclar una pregunta errante, en
el segundo el deseo carente busca un cuerpo donde ser efímero. Ambos en común
enfrentan al cliente quien viene a dominar, a repetir una historia, no lo obtienen todo
del analista, no lo obtienen todo de la prostituta, no obtienen la sumisión que el
dominio desea obtener.
Historias
En ocasiones me encuentro en silencio frente al padecimiento de los pacientes, en
otras hay palabras en las que uno cree que les ilumina la vida y que puede
corresponder a la expectativa con la que llegaron. ¿Cómo ser sólo la razón de
Atenea frente a la vida de los seres que nos hablan?, ¿Cómo pensarlos desde
categorías?,
“Contra las pasiones, nada se consigue con razonamientos por
elocuentes que sean…Invitar al paciente a yugular sus instintos, a la renuncia y a la
sublimación, en cuanto nos ha confesado su transferencia amorosa, sería un solemne
desatino”8. Me queda Ulises, y por ello me dejo atrapar como señuelo, me dejo quemar
en sus fuegos, me vuelvo significante de sus historias. Sin mis oídos, ¿Cómo escucho
la voz del encantamiento?
A mi primera paciente la llamaré Isabel. A la última sesión antes de irse a vivir al
exterior llegó con un enorme afiche de Blue y tras llorar casi toda la sesión mencionó
que el momento que mas le gustaba de la película era cuando la protagonista quien
había perdido recientemente a su marido en un accidente de tránsito, encuentra
llorando al ama de llaves de la casa; la frase que mi paciente destaca es que ésta
última le dice a la primera que llora por ella, por las lágrimas que no puede derramar. Y
me dice como última frase del análisis, “No solo lloro porque me da tristeza dejarlo,
lloro por ud, porque su formalidad analítica no lo deja llorar”. Me acuerdo de Dorey y
pienso en como me impone su deseo y la huella del afiche.
8
Freud Sigmund, Observaciones sobre el amor de transferencia. Ed Biblioteca Nueva, Pg 1692
Isabel presionaba los límites del encuadre, no creía en la racionalidad analítica, se
burlaba continuamente de ella. Tras un año de analizarse cuatro veces a la semana y
estar recostada en el diván dice que le aburre, que quiere ver mi cara, y acto seguido
se sienta para no acostarse nunca más. Presiona por llevar cosas y hacer cambios al
interior del consultorio, un día llega con velas azules y dice que el color más bonito
que mis paredes pueden tener es el azul. Otro día lleva copas azules y las deja en mi
escritorio. Hay días en que se acuesta sobre la alfombra y me dice que me acueste al
lado de ella y la abrace.
Me sentía invadido, pero no puedo decir que la sensación era desagradable, era la
seducción de un Eros juguetón que buscaba depositar sus deseos en mi para que yo
los actuara al mismo tiempo que ella. Nunca sentí incomodidad en sus demandas, en
alguna sesión use una interpretación que la sentí juguetona con su insistencia en que
todo fuera azul y le dije que lo que buscaba era tenerme “a su lado”.
Es una mujer de 30 años en el momento de iniciar análisis. Terminó su colegio a los
14 años y entró a estudiar música y filosofía al mismo tiempo. La muerte de su padre
a un año de terminar las dos carreras hizo que suspendiera los estudios y nunca mas
quiso volver a estudiar. En el momento del análisis estaba dedicada a ser profesora
de música y literatura. Tiene una mala relación con la figura materna pero una buena
relación con figuras, mas que paternales, patriarcales. Usualmente buscaba
profesores mayores de los cuales se ahijaba. Y eso es lo que percibí en el curso de
las sesiones, un manifiesto enamoramiento Edípico que la lleva a buscar figuras
mayores y reproducir de alguna manera el momento de la muerte de su padre a
través de los diversos momentos de separación que toda relación contiene por
naturaleza.
Un día de Noviembre al finalizar la sesión y darme la mano para despedirse, se queda
en el marco de la puerta diciéndome: No es poquito ni chistoso lo que pasa por mi
corazón, las manos finalmente se tocan, pero solo cuando debo irme. Que lejos me
siento, un poco sola, un poco llena, un poco usted, un poco yo, no sabe, sé que no lo
sabe, cuanto y como siento, por ud, por mi, por…no sé. Aunque mi primer impulso,
obrado por la prudencia con el manejo del encuadre es callarme, opto por decirle lo
que pienso: cada vez que digo dejamos ahí por hoy sus palabras buscan derrotar la
soledad que siente con la despedida. A lo que ella contesta antes de despedirse
definitivamente: A veces me quedo sin fuerza y no puedo respirar mas, ojala, al
menos una vez, pudiera tocarlo…
En la sesión siguiente entra y llora durante mucho tiempo, luego queda en silencio
largo rato, hecho no muy usual en ella y faltando quince minutos para terminar dice:
Lloro y lloro por no saber, por no sentir, y sin embargo, todo lo siento en demasía. El
día que mi papá murió me dijo que me sentara a su lado y que le cantara el coro de la
novena sinfonía de Bethoven, y yo se la cante suavecito al oído, y mientras se la
cantaba se murió. Sigue llorando, hacia el final me dice: hoy mis lágrimas son sin luz,
mi cuerpo siente añoranzas, quisiera que me acariciara, que me abrazara, me derrito.
Le digo: cuantas veces se derrita tendrá el abrazo de este espacio y de mis palabras.
Y ella dice: Nunca he visto una vela que se derrita en su propia forma. Nunca se
derrite encuadrada. Por eso y, a pesar de todo, seré en el futuro una vela pero sin
llama, apagada y conservada en su color y su forma.
Le digo: Al no abrazarla como ud quiere me siente tan frío y distante como siempre
sintió a su madre.
Y me dice: lo rico de los abrazos es que no tienen forma, los psicoanalistas si.
El tono de sus sesiones era poético y en ocasiones siento que forzaba
interpretaciones que se ubicarán en el mismo tono, pienso que de esta manera
lograba la transferencia erótica con la figura paterna, hecho que la complacía. De
alguna manera cuando decía que me sentía agradablemente invadido era porque me
identificaba con la figura paterna que me proyectaba. Pero esta transferencia amorosa
paterna escondía la agresión que antes señalé con la figura materna que es la que
ella buscaba romper.
Interrumpo el proceso durante una semana y en la sesión de retoma me dice con
gesto infantil de rabia, no me gustan las interrupciones, Noo (vuelve su gesto infantil
que hace que el reclamo lo reciba de forma amorosa pero igual con sentimiento de
culpa) y por ello le digo, me lo dice con esa cara de niña para que no quedemos
resentidos el uno con el otro, ud con mi abandono y yo con su reclamo.
Ella me dice: El psicoanálisis me redime y a la vez me crucifica.... Parece un período
de tiempo que ya ni siquiera puedo recordar... Tres, cuatro sesiones no cumplidas? ....
Y yo me desvanezco sin esa rutina exigente, a veces dolorosa, a veces miedosa pero
siempre reconstructiva y reveladora.
Aquí siento la ambivalencia que vengo señalando, la parte dolorosa, exigente, que es
donde siento la transferencia materna, recubierta por palabras como redención,
reconstrucción que compensan poéticamente, en la transferencia amorosa paterna, el
dolor y la rabia.
Sigue con su relato: He descubierto tantas cosas de mi en estos días...., pero no se
cómo ordenarlas, no sé cómo encajan en esta maraña que es mi vida....O tal vez, no
quiero, o no puedo, o no estoy lista para ver, para entender....Sé por ejemplo que mis
renuncias , de las que usted tanto habla, quizás son una venganza , una venganza por
el abandono afectivo, por el dolor inflingido (Creo que es evidente que hay rabia de
parte de ella por mi abandono pero no quiere que yo la sienta)... No sé.... Sé que no
puedo “tocar” a mi mamá porque ella nunca pudo tocarme, porque mi piel no la
reconoce como algo tocable, porque tengo miedo , porque me duele su indiferencia,
pero aún más me duele su dolor, no lo soporto....
Le digo, por eso no me haces reclamos por que sientes que me tocaría el dolor y
sobretodo su rabia, siendo así yo sería mas mama y menos papá.
Si ud se pareciera un poquito a mi mamá no volvería, guácala… Mire hace muchos ,
muchos años, yo tenía, no sé 14 años... El papá de una amiga mía se había muerto y
yo me apropié del dolor como si fuera mi propia pérdida.... Fue un duelo absoluto,
rotundo, gris, silencioso, abrumador.... Una noche llegué a mi casa y oí a mi mamá
hablando por teléfono. Si va a Barranquilla, entenderá que es difícil en una casa
silenciosa, en la noche, no oir lo que una costeña habla por teléfono... Hablaba con
una amiga suya y le decía entre risas y burlas “ no mija, si ella está postrada ( ja, ja,
ja), de una solidaridad con la amiga, que eso ni conmigo.... Ajá, tu sabes,, ella que se
las da de hipersensible…” Sentí como el pedazo de hierro que le tiró Hindley a
Heathcliff.... Algo frío y pesado cayó en mi corazón, haciendo más daño que cualquier
enfermedad posible.... silencio............
En ese momento pienso lo mismo que la madre, que es una persona hipersensible,
pero siento que debo quedarme callado, al hacerlo percibo que encubro como ella, el
elemento materno puede irritar nuestra relación analítica, mi silencio es identificación
proyectiva. Como si impidiera al analista hablar desde la transferencia materna (si se
pareciera un poquito a mi mamá no volvería). Ella sigue con su relato: Un amigo de
esa época, llegó por mí.... Era músico, flautista.... Muy joven también, pero parecía
casi un niño.... Fuimos a un café, pero yo necesitaba algo más intenso.... Terminamos
en un bar en el centro.... El me miraba alelado, como siempre.... Y yo estaba más
ausente que nunca....Cuando salimos, yo no quería volver a mi casa... Parqueamos
en un parque que hay a la vuelta... Nos bajamos y yo me acosté en el pasto...., quería
coger la tierra entre mis manos, estaba destruida... El me miraba y decía que mis
manos parecían tener tanta fuerza que se sentía casi subyugado a ellas aunque no lo
tocaran.... Entonces yo empecé a tocarlo…Creo que el estaba entre aterrado y
enloquecido.... Yo supe entonces, por primera vez y para siempre, que mi única forma
de soportar el dolor era física, necesitaba que mi piel sintiera que estaba viva,
necesitaba ser tocada y tocar, necesitaba comprobar mi existencia y sólo eso me
devolvía la unidad... Permanecía la tristeza, pero se sanaba el resquebrajamiento...
Tal vez fue la única vez que he estado con alguien que no amaba intensamente; eso
me duele no por mi sino por él que quedo, no sé, como sellado, marcado por mi
intensidad.... Y como usted no se cansa de repetirme, mi intensidad mata a los otros...
Entonces estoy condenada a fragmentarme o a fragmentar a otros con mi inmenso
amor”....Y ahora siento que cínicamente me estoy abandonando a la indiferencia, a la
quietud, a la ausencia, a la nada....
Pienso que la Tierra es el símbolo de la madre, y que antes de dejarse tocar por un
hombre al que utiliza para recomponerse de un dolor, abraza a la madre tierra. Su
gran sensibilidad y su deseo de ser tocada tienen que ver con recomponer la piel que
siente que no se construyó en la relación con la madre y que la lleva a sentirse
vulnerable de forma extrema. No solo abraza la tierra luego necesita poseer a una
persona, de ahí que ella manifieste que su intensidad mata a los otros. Pero no
cualquier persona, un hombre sacia la agresión por la burla materna.
La escena que narra es un poco la historia de Drácula, quien sacia la pérdida de la
amada original en la sangre de mujeres jóvenes en quienes persigue el ideal perdido.
Isabel necesita la tierra y el abrazo, sino esta condenada a la fragmentación
La segunda historia que quiero traer la llamaré Berenice. Tentación es la palabra que
resume lo que generó ella en mí. Berenice, tras un largo silencio, un pedido tímido que
se fue acrecentado con el tiempo. Berenice, deportista, instructora de fitness, sin
plata, llena de pretendientes a los que abandonaba incesantemente y preocupada
porque su vida transcurría sin encontrar un amor en el cual asentarse. Me pidió, casi
al punto del ruego, que saliera con ella, que intentáramos “algo”. Fue tajante en su
amenaza, o estamos juntos o hasta luego. Sentí la violencia de la demanda amorosa,
su urgencia. Al no aceptar las interpretaciones de la situación decide no retornar. Dos
años después retornó y me comentó que desde hacía un año tenía una relación
estable.
Aún recuerdo una sesión tras un corte de vacaciones, me trajo de regalo una camiseta
XL. Hablamos de la forma en como me ve. Ella es fisicoculturista y se preocupa
mucho por el estado de su cuerpo, vive rodeada de personas que se dedican a
hipertrofiar sus formas corporales, por ello me agranda. Luego viene una época de
silencios, recuerdo la frase de Freud, cuando el paciente calla es que esta pensando
en el analista. Luego de algunas sesiones de mucho silencio le digo que seguramente
algo que esta pensando a propósito de mi le hace estar en silencio. Dice: es que
quiero decirle algo pero me da pena, y en esa tónica continúa algunas sesiones. Un
día tras un silencio prolongado me dice que ella esta sintiendo una fuerte atracción por
mi y que desea salir conmigo, que sus amigos psicólogos le explicaron que eso se
llama amor de transferencia, pero ella se resiste a creer en esa idea.
Un día termina la sesión y se sienta en el diván, muda espera mi respuesta a su
demanda, o salimos o no vuelvo a análisis. Me mira con sus ojos cafés y su melena
alborotada, yo le digo que soy su nueva presa, como lo han sido los otros hombres
con los que ha estado, me dice que soy diferente. Le digo que mientras en ellos hay
una hipertrofia corporal en mi esta haciendo lo mismo hipertrofiando lo que soy como
la vez que me regalo después de vacaciones una camiseta mas grande que mi talla
real.
Claro que la tentación existe, y solo la certeza de la transferencia me defiende. Siento
que estoy usando la teoría como protección. De alguna manera su manifestación me
bloquea, los hombres se fascinan ante ella, y cuando los enamora ya no le sirven.
¿Cuál es la dinámica de su atracción? Recuerdo a Dorey cuando dice la seducción es
hacer que el otro sienta el deseo que yo siento. De alguna manera me atrapa en esa
dinámica cuando acepto internamente la tentación. Es bella, me siento como una
presa acorralada frente a un depredador, soy débil y siento que la razón logra contener
el Eros que busca deshacerse de la atadura.
Berenice llega al análisis porque se siente en una encrucijada de vida, por un lado no
le satisface la carrera que estudió y desea dedicarse a ser instructora de aeróbicos en
vez de odontóloga, hecho que la enfrenta continuamente a su madre. Piensa que a
través del análisis logrará clarificar que es lo que en el fondo desea. Por otro lado
siente que le va mal con los hombres, las mujeres con las que trabaja en el gimnasio
están casadas con hombres mayores, millonarios y ella es la única que sale con un
instructor de aeróbicos al cual termina ayudándolo económicamente. Al iniciar el
análisis deja a su novio y mantiene relaciones cortas con hombres a los que
continuamente deja. Esto deja en ella una fuerte sensación de insatisfacción.
En el comienzo del análisis relaciono su trabajo con el cuerpo como un intento
autoerótico por encontrar una satisfacción que no encuentra en su relación con los
hombres, que la dejan insatisfecha. Ella trae a sesión que no siente nada cuando esta
con un hombre, de hecho las veces que se ha acostado es porque esta con tragos
encima, el contacto sexual es algo que evade.
También le relaciono esa imposibilidad de conseguir un hombre estable a ese amor
tan grande que siente por su padre. A pesar de ser una persona mayor es su
adoración y ella siente que no hay un hombre como él. A no ser que sea la imagen de
un hombre mayor y proveedor como lo son los maridos de sus amigas a las cuales
envidia.
En ese momento me hace una diferencia, ella no anhela la situación de sus amigas,
anhela la situación de Clara (su entrenadora). Clara es la mejor entrenadora del país,
la que mas plata gana y tiene un marido perfecto y nunca le ha puesto los cachos. En
cambio las otras no hacen sino ponerle cachos a sus maridos, y yo no anhelo esa
vida. Anhelo la vida de Clara, ella es la confirmación que uno puede trabajar en lo que
quiere y estar con el hombre que se ama toda la vida.
Esas frases internamente son descalificadas por mi, la siento ingenua, romántica.
Todo lo contrario a lo que despierta con su imagen física y su manera de vestir, las
cuales son provocadoras. Añora la elegancia y sobriedad en Clara, su relación
matrimonial y su éxito económico. Pero nada de eso posee en este momento, desea lo
que carece. Clara es la imagen de la que se enamora, el cuerpo que desea construir.
Clara es la madre, imagen perfecta que busca reconstruir a través de la imitación de
su cuerpo.
En Berenice opera la idealización por compensación de carencias. Anhela lo
inalcanzable o imposible. Pero también esto es la reiteración de la historia familiar. Su
madre se casó con un hombre mayor, de buena posición social. Pero hoy ese hombre
está en decadencia. En ese amor por las figuras grandes hay un intento de
recomponer la figura idealizada del padre pero también esta fuertemente arraigada la
identificación con la madre destructora
Yo no entiendo porque mis papás no se separaron, lo único que yo he visto desde que
nací es como mi mamá le hace la vida imposible a mi papá. Ellos se llevan casi 20
años y mi papá la sacó de pobre. Pero eso mi mamá parece que lo olvidó, tanto que
parece que no tuviera familia, se les desapareció por completo, esta es la hora en que
no conozco a mis abuelos maternos o a la familia de mi mamá. Pero es como si eso le
hubiera generado un resentimiento con mi papá es totalmente cínica con él y a mi me
da tristeza verlo a él cansado, apocado, sometido. De hecho todas nuestras peleas
comienzan porque yo entro a defender a mi papá.
Odiando a su madre, reproduce de alguna manera el mismo modelo, un hombre que le
cambie la vida, pero también un modelo de madre diferente al que tuvo. Durante el
proceso analítico deja entrever un amor idealización por Clara con la que se identifica
y un amor idealización por un objeto que anhela, su analista. La identificación con
Clara es posible, la posesión del hombre que anhela es imposible. Pero si caigo en su
deseo, si me dejo seducir por las hipertrofias que genera en mi Yo su deseo, se que
repetiría su historia. El anhelo es comprobar que ningún hombre le es suficiente,
repetir su insatisfacción. Es su manera de destrozar la figura masculina y quedarse
con la misma historia de la madre.
Al igual que con Isabel percibo que el amor al analista es el encubrimiento de una
identificación ambivalente (odio-enamoramiento) hacia la madre. Si cayera en el
pedido amoroso me destrozaría como las sirenas a quienes atendían su llamado.
BIBLIOGRAFIA
Freud Sigmund. Amor de Transferencia. Tomo II. Obras Completas. Ed Biblioteca
Nueva.
Freud Sigmund. Psicología de las Masas y Análisis del Yo. Tomo III. Obras Completas.
Ed Biblioteca Nueva.
Kristeva Julia. Historias de Amor. Ed Siglo XXI.
Paz Octavio. La llama doble. Ed Seix Barral.
Wallerstein y cols. Observaciones sobre el Amor de Transferencia. Ed Biblioteca
Nueva.
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