Marco curricular de la educacion inicial indigena

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Marco curricular de la Educación Inicial Indígena. Un campo de la diversidad La Dirección General de Educación Indígena (DGEI), de acuerdo con las tareas que tiene encomendadas, considera el marco normativo nacional para atender la diversidad de los pueblos y comunidades originarias y de la población migrante que requieren el servicio educativo para los grupos en edad de cursar la educación básica. El servicio se caracteriza por su pertinencia en términos de flexibilidad, bilingüismo en lengua indígena y español, la diversidad e interculturalidad, así como el apego a los valores y derechos colectivos e individuales tendientes a la convivencia armónica y respetuosa. Entre diversos recursos, la DGEI cuenta con una herramienta poderosa para impulsar su política de cobertura, permanencia y calidad de la educación en las comunidades indígenas: el desarrollo de material didáctico orientado a establecer normas, lineamientos, metodologías y actividades didácticas, planeación y evaluación, a fin de que docentes, alumnas y alumnos y agentes educativos comunitarios sumen esfuerzos para alcanzar los logros de aprendizaje esperados. Uno de los desafíos más importantes de la DGEI ha sido la preparación de marcos curriculares que, cumpliendo con todas las exigencias normativas y pedagógicas de la Educación Inicial y Básica, respondan a cumplir los derechos y las necesidades específicas de los pueblos indígenas, como parte de lo universal. Hemos logrado cumplir el compromiso e iniciado la distribución del Marco Curricular de la Educación Inicial Indígena. Un campo de la diversidad, al cual seguirán los correspondientes a los niveles Preescolar y Primaria. Con una perspectiva de integralidad, el material muestra los aspectos históricos, legales, fundamentos y formas de atención, características del servicio, propósitos y ámbitos de acción; y algo esencial que deseamos enfatizar: el desempeño docente favorable para el desarrollo y aprendizaje de niñas y niños. El primer paquete del Marco curricular de la Educación Inicial Indígena está compuesto por cinco fascículos impresos en color sobre papel cuché que suman 264 páginas de contenidos de texto, enriquecidos con fotografías, ilustraciones, tablas, gráficos y anexos; un multimedia en DVD-­‐Rom con todos los contenidos de los fascículos impresos más la incorporación de los Lineamientos de la Educación Inicial Indígena (editados por la DGEI en 2009), 14 videos, 41 fichas complementarias, 21 documentos de consulta en archivo PDF y nueve cantos en lengua indígena y español del acervo histórico de la DGEI interpretados por niñas y niños; un sitio web (www.educacioninicialindigena.mx) que, además de hospedar todos los contenidos audiovisuales y de texto de la versión multimedia, incluye una sección de foro para la interacción continua con los docentes del nivel educativo. El tiraje de esta colección fue de 6 mil ejemplares, edición que permite dar cobertura a la totalidad de docentes de Educación Inicial Indígena, bibliotecas de escuelas normales de maestros y de universidades interculturales. Un planteamiento del Fascículo V de esta colección editorial en torno a la importancia de los conocimientos locales, refiere que “Para realizar la planeación didáctica es necesario saber cómo educan los pobladores a sus hijas e hijos. Por ejemplo, si para ellos el silencio es una reverencia más que un signo de desconocimiento, esta actitud tiene que respetarse como tal en los momentos que lo ameriten; si los cantos en lengua originaria son suaves y susurrados, deberán realizarse del mismo modo; si el portar un ojo de venado ‘aleja los malos espíritus’ que enferman a niñas y niños, deberá respetarse su uso. En este aspecto también se incluyen las formas valoradas en las comunidades indígenas de abordar los conocimientos y utilizarlos, las cuales se considera importante preservar” (p. 20). La trascendencia de la participación de los padres y la forma de abordar la misma se revela, entre otros segmentos del material, en el siguiente párrafo: “Para lograr la participación de madres y padres en las actividades de planeación es necesario sensibilizarlos y proporcionarles información respecto de la importancia que ésta tiene y su impacto en los avances y logros de niñas y niños. En este nivel el involucrarlos representa una gran oportunidad para revitalizar el uso de su lengua, al enseñarla a sus hijos e hijas a través del lenguaje oral y, si es el caso, el escrito. También hay que hacerles saber que la construcción que hacen los infantes acerca de las concepciones sobre la lectura y la escritura comienza antes de su ingreso al nivel preescolar” (p. 22). Se observa asimismo otra referencia sobre el reto que adquiere para el docente la organización y ejecución de su práctica en las siguientes reflexiones: Saber usar la cultura y lengua originaria de la localidad; interesarse por conocerlas. Si no maneja la lengua, puede incorporar a los hablantes de la comunidad en actividades que impliquen que niñas y niños escuchen los sonidos propios de ésta y la forma en que se organizan las palabras al hablar. Por ejemplo, convocar a los jóvenes de la comunidad, de la primaria y telesecundaria, a representar un cuento en su lengua indígena; pedir a una mamá que cante una canción en su lengua; solicitar a los abuelos que narren el mito de origen de la localidad o que les enseñen a enredar el hilo para bordar. También puede aprender la lengua indígena comenzando por hacer uso del vocabulario y expresiones comunes, dejándose enseñar por la comunidad (p. 35). Finalmente, para ejemplificar la especificidad del juego en los pueblos indígenas, observemos el siguiente planteamiento del fascículo referido: “Se ha comprobado que en todas las culturas y sociedades el juego es el medio por el cual los niños aprenden, se identifican con su grupo, se relacionan con los otros, experimentan lo estético. En las comunidades indígenas juego y trabajo se suelen vincular como parte esencial de la vida. Por ejemplo, en la sierra norte de Puebla, en la localidad de Cuetzalan, se practica el juego-­‐danza del volador. No es extraño ver niños que asisten al centro de preescolar participando en las ceremonias, siguiendo las normas, portando orgullosos sus vestimentas y repitiendo un ritual ancestral: subirse al palo volador, amarrarse a la cruceta y lanzarse en el momento oportuno hacia los puntos cardinales, al ritmo de la música de flauta o tambor que toca otro niño desde las alturas. Juego, danza, prestigio de ser parte de un todo; éstas son las formas de enseñar y aprender propias de las comunidades originarias, donde los conocimientos se transmiten desde la infancia, de generación en generación” (p. 43). La DGEI, a través de su Dirección de Educación Básica, trabaja actualmente en la elaboración de contenidos para el segundo paquete de este marco curricular, que constará de tres fascículos, los cuáles se especializan en: a) metodologías didácticas para niñas y niños indígenas de cero a tres años y en condición migrante; b) salud y c) trabajo con los padres y madres de familia, al igual que con otros agentes educativos comunitarios. 
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