A LOS INTEGRANTES DEL MOVIMIENTO REGENERACIÓN

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A LOS INTEGRANTES DEL MOVIMIENTO REGENERACIÓN
NACIONAL
Conscientes del gran interés que ha despertado entre los miembros y
simpatizantes del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) el futuro de
nuestra organización y, en particular, la decisión que debe tomarse sobre si
MORENA se mantiene como asociación civil o se convierte en partido político,
consideramos importante abrir el debate público para que, entre todos y desde
abajo, resolvamos lo que más convenga.
Con el propósito de facilitar el debate y la libre determinación entre los delegados
a los Congresos Distritales para decidir si MORENA se convierte en partido
político o no, se ha solicitado a diez miembros del consejo consultivo para dar una
opinión fundamentada sobre las ventajas y/o desventajas que tendría tomar
cualquiera de las dos posturas; 3 a favor de Partido y 3 a favor de mantenerse
como movimiento, procurando la misma extensión para ambos puntos de vista.
Conviene informar que la discusión sobre este tema se tuvo que adelantar porque
la ley vigente establece que sólo en el mes de enero del próximo año, debe
notificarse al IFE la solicitud de creación de nuevos partidos políticos.
A FAVOR DE QUE MORENA CONTINUE COMO MOVIMIENTO
MOVIMIENTO Y PARTIDO
Armando Bartra
Morena es movimiento ¿debe ser también partido? Esto tiene que ver con el país,
la coyuntura, la organización que tenemos y la que necesitamos para impulsar
mejor el cambio.
1. El programa, estrategia y organización necesarios derivan de nuestra
apreciación de la circunstancia histórica y coyuntural: México es un país injusto,
polarizado (ricos-pobres, ciudad-campo, indios-mestizos, hombres mujeres) y
cada vez más sometido a EU; estancado en lo económico, socialmente
desmoralizado y ambientalmente degradado; un orden antidemocrático y regido
por oligarcas enriquecidos a la sombra del poder y a costa de la nación,
empeñados en conservar los privilegios y complicidades que obtienen de su
maridaje histórico con el Estado y en mantener el control directo del poder político
por que ya orquestaron tres fraudes electorales contra nosotros. En estas
condiciones los movimientos sociales que defienden causas particulares no bastan
pues lo que hace agua es el sistema en su conjunto. Tampoco bastan los partidos
institucionales que buscan atacar los males accediendo al poder por la vía
electoral pues la oligarquía no está dispuesta a cederlo y lo defiende reprimiendo o
domesticando a los opositores y orquestando fraudes comiciales.
La prisa es mala consejera pero el cambio verdadero que ni los
movimientos ni los partidos institucionales pueden materializar por si solos,
además de necesario es urgente porque vamos en picada y los envalentonados
personeros de la oligarquía se disponen a desmantelar lo que queda del
nacionalismo y del estado social. Sólo un viraje histórico sacará de la ruina al país,
pero la experiencia demuestra a) que los movimientos sociales en el mejor de los
casos frenan algunos males que luego regresan en un eterno forcejeo y b) que
para cambiar de modelo la vía partidista electoral convencional está taponada por
el empecinamiento antidemocrático de la oligarquía. No renunciamos a la vía
comicial, pero aprendimos que para ganar elecciones no basta con prepararse
para las elecciones. Para impulsar el cambio necesitamos combinar la energía
social de los movimientos y la visión incluyente y estratégica de los partidos.
2. Fundado hace menos de 2 años para cambiar impulsar el cambio de régimen,
Morena tiene principios éticos y críticos que además practica. Tiene un programa
estratégico: el “nuevo proyecto de nación” por el que ha combatido
denodadamente como lo hizo en la defensa del petróleo y en la pasada elección.
Tiene una organización nacional con cerca de cuatro millones de adherentes y
presencia en todos los municipios. Y tiene en AMLO un líder incuestionable. Es,
además, una organización de lucha, capaz de moverse como un gran ejército
comicial. Morena es la más consistente agrupación de la izquierda en la historia de
México, un movimiento con principios, programa, estructura y liderazgo en lucha
por el cambio verdadero con métodos pacíficos y desde la sociedad. Morena es un
gran movimiento plural e incluyente pero en la práctica es también un partido, más
partido que muchos de los que dicen serlo. No lo que la legislación mexicana
exige, si lo que la historia demanda. Cuándo y cómo busque su registro, porque
así convenga a su profesionalización o planes electorales, importa y urge (hay
plazos fatales) pero resulta secundario. Lo que cuenta es que seguimos en pié y
no nos vamos a rendir ni claudicar. Lo principal es que Morena siga siendo un
movimiento amplio, plural, incluyente y combativo que lucha por el cambio de
régimen vía electoral pero también resistiendo reformas neoliberales y políticas
antipopulares, apoyando demandas populares e impulsando el cambio verdadero.
Como se vio en la defensa del petróleo, en esto no estamos solos,
marchamos con muchos otros contingentes en convergencias indispensables en
términos
de
correlación
de
fuerzas.
Podríamos,
entonces,
impulsar
la
conformación de un Movimiento de Movimientos cuyas reivindicaciones están ya
en nuestras respectivas las plataformas. Pero Morena no se debe fragmentar en
múltiples morenas perdiendo su condición de gran movimiento nacional en lucha
estratégica por un nuevo país, al dispersarse en combates sectoriales. No por ser
movimiento Morena debe renunciar a lo que tiene de partido.
Es unilateral ver a los partidos como instituciones electorales, grupos
vanguardistas o aparatos políticos profesionales. Un partido progresista es una
fuerza social organizada para el cambio, con presencia en la mayor parte del país,
principios claros, un programa estratégico nacional y capaz de movilizarse en
defensa de dicho programa. Puede, o no, tener registro y participar, o no, en
elecciones; puede encabezar luchas o compartir el liderazgo; pude tener más o
menos militantes profesionales. Pero todo eso es adicional a lo que define un
partido y depende de las circunstancias.
Son pocos los movimientos que por su amplitud, universalidad y visión de
futuro tienen como Morena el carácter de partido, pero un partido que no es
movimiento o no forma parte de uno, no es partido verdadero ni puede empujar el
cambio. Lo que es más cierto en México, donde la oligarquía y el PRIAN
dinamitaron la democracia comicial y el “juego de partidos” es una burla.
3. La imposición deja lecciones y retos. Enseña que frente una oligarquía aferrada
al poder que controla el gran capital, los recursos públicos, casi todos los
gobiernos e instituciones, la mayor parte de los medios de comunicación y los
gremios corporativos la izquierda no ganara elecciones sólo preparándose para
ellas. Para impulsar el cambio desde abajo, pero también ganando elecciones pues sin la Presidencia de la República y peso en el legislativo no podrá
completarse la regeneración de México- será necesario ir cercando socialmente al
poder y sus personeros, habrá que aislarlos y encerrarlos en un mar de
organizaciones populares. Para esto es necesario pasar de ejército comicial
centrado en nuestro candidato a movimiento en resistencia con intensa y cotidiana
vida democrática, liderazgo electo y organización territorial y sectorial. Y sobre
todo conservar el espíritu movimientista y la visión de partido. Morena debiera
transformarse en un Movimiento-Partido. Con menos no podremos.
MOVIMIENTO Y PARTIDO
Luciano Concheiro Bórquez
MORENA es un movimiento y en la práctica también actúa como partido. La
construcción de nuestra organización se ha dado en una coyuntura especial que le
ha dado a nuestro Movimiento características fundamentales como la de ser un
proceso de construcción de una expresión ciudadana y política de nuevo tipo.
MORENA es producto de un movilización cívica sin precedentes en la lucha contra
el desafuero de AMLO, del respeto de la voluntad popular organizando para ello
ciudadanos y ciudadanas conscientes y dispuestos a ir más allá de la emisión del
voto al apropiarse de su destino y darle así a la democracia otro sentido; pero
nuestra organización es algo más al ejercer la soberanía en la defensa del
petróleo y luchar por la mejora de la economía popular.
MORENA es un movimiento de masas, de millones de mexicanas y mexicanos
que cuenta con un programa llevado a la práctica, producto de la interacción con
otros movimientos y organizaciones sociales y políticas en la búsqueda por
transformar profundamente nuestro país. Este carácter masivo nos brinda una
cualidad especial, nos proyecta como parte del pueblo como conjunto y a la vez al
ser portadores de un Estado y una sociedad que queremos, nos proyecta como
una fuerza política.
MORENA es uno de esos movimientos que son sujetos políticos pero que a la vez
son sociales y es esta doble condición la que permite que el cuestionamiento del
régimen actual permita también confrontar las propias estructuras sociales que le
dan sustento al ser parte de las estructuras antidemocráticas; y a la vez nos
permite establecer en la práctica y como proyecto una nueva relación Estado –
sociedad.
MORENA como parte de las fuerzas de regeneración necesarias, es un espacio
de invención de nuevas prácticas, de reforma directa del orden dominante y esto
sólo es posible en términos generales y específicamente para la coyuntura actual
desde la prefiguración social más que en las formas alternativas que se pueden
conquistar. Los espacios sociales más cercanos a la ciudadanía en su cotidianidad
son los que permiten construir un sentido de mentalidades alternativas frente a la
corrupción, el descrédito de la política y de la llamada clase política.
MORENA como movimiento social y específicamente por su condición de
movimiento social cívico o ciudadano, encuentra en su acción política la
articulación general de su propia condición social, en un contexto histórico que en
el caso de México es especialmente social porque ha sido construido al igual que
el Estado, a partir de la gran intervención de movimientos sociales revolucionarios,
en la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana.
MORENA en su dimensión social confiere un sentido humano a la historia
específica de la integración de un sujeto histórico para la transformación de
nuestro país, por ello, los elementos morales y éticos son constitutivos en este
punto de partida, desde la política, el pragmatismo domina la escena.
MORENA surge como movimiento social cuando los conflictos políticos no pueden
ser procesados básicamente por las instituciones y aparatos del Estado, entre las
que destaca el sistema de partidos políticos. Nuestro movimiento ha hecho política
cuestionando la pérdida de soberanía, las estructuras de desigualdad y exclusión,
la falta de democracia y alejamiento de la justicia y la legalidad por parte del propio
Estado; por ello, enfrentar ese cuestionamiento implica reformas sociales, en la
esfera de lo público y en el Estado mismo. El cuestionamiento de las jerarquías y
el orden político vigente, por un lado, y de las estructuras sociales de explotación,
subordinación
y
discriminación,
tiene
un
carácter
disolvente
de
esa
mercantilización de la vida social y política (de la cual la compra de votos es parte)
a la vez que corroe las bases de la antidemocracia en tanto dignifica a sujetos
socio-políticos como es nuestro Movimiento.
MORENA ha activado una dimensión ética del hacer política ya que se mueve
desde lo social y a la vez en el ámbito de lo público como forma de aplicar política
desde y para la sociedad. La acción colectiva, de masas, se da en la actual
coyuntura fuera de las instituciones porque éstas no han cumplido con su
propósito, sólo desde esa posición podremos regenerar al Estado, para que éste
sirva a la sociedad y no se sirva de ella en beneficio de unos cuantos y en
particular de las transnacionales y los monopolios.
MORENA se propone como Principios Programa, enfrentar los excesos de una
modernidad que ha mercantilizado todas las formas de vida y pretende
privatizarlas junto con los recursos naturales; esto no sólo pertenece al mundo del
trabajo y la producción, sino también como vivimos y que valores nos rigen; la
pobreza y las desigualdades extremas a las que está sometida la mayoría del
pueblo mexicano están acompañadas de formas de opresión que no sólo afectan
a un sector o a una clase social, sino a grupos sociales transclasistas o incluso a
la sociedad en su totalidad, por ello el carácter político necesario derivará
básicamente de movimientos sociales como el nuestro.
MORENA es un movimientos que también combina en su programa el discurso
socio-ambiental con los derechos de las futuras generaciones junto con un
planteamiento de marcada referencia a su memoria histórica, a lo que es un
legado y que actualizado nos da una identidad; donde las propias luchas han
hecho referencia a las raíces históricas profundas y se ubican en la necesidad de
un planteamiento de transformación futuro con también evidentes anclajes de
corte histórico y desde nuestra diversidad; también somos parte de procesos a
nivel mundial donde en especial los movimientos-partido de nuestro continente
permiten vislumbrar una nueva relación en la aparente paradoja de la
contradicción
globalización-nación-localización.
Esta
contradicción
entre
la
dispersión localista de los movimientos y su determinación global, se expresa en
una despolitización de la llamada “sociedad política” y de la también llamada
“sociedad civil” frente a la superpolitización (desde lo político) de los movimientos
sociales de los cuales somos parte.
MORENA es un Movimiento pero por lo antes expuesto es también un partido pero
con una gran característica que lo diferencia de los otros y que planteamos que es
fundamental que la conservemos y despleguemos en todas sus dimensiones: se
propone transformar el conjunto de nuestro país. En este sentido nuestro
movimiento-partido tiene un carácter de sujeto histórico parte de la sociedad vuelta
pueblo organizado porque es allí donde se encuentran las fuerzas del cambio
radical que hoy necesitamos.
MOVIMIENTO Y PARTIDO FRENTE
Alejandro Encinas Rodríguez
Tras la elección presidencial de 2006 la izquierda entró en un proceso de división
y diferenciación. El posicionamiento ante el gobierno espurio de Calderón; la
contienda por la presidencia nacional del PRD y la ruptura de la Coalición Por el
Bien de Todos, que condujo a severas derrotas como sucedió en las elecciones
locales en Guerrero en 2008, auguraban su fractura.
A lo largo de ese proceso se impulsaron nuevas formas de organización: la
Convención Nacional Democrática, el Gobierno Legítimo y más adelante el
Movimiento Regeneración Nacional, que pronto se constituyeron en espacios
amplios de participación que rebasaron los linderos de las filas partidarias y
permitieron la convergencia tanto militantes de distintas organizaciones políticas
como de ciudadanos sin ninguna filiación política.
Largo fue también el andar para construir el Movimiento Progresista. Hubo
que enfrentar resultados adversos en las elecciones intermedias; la disolución del
Frente Amplio Progresista y la formación del DIA; la pretensión de imponer como
estrategia electoral la alianza con el PAN, que se logró revertir en la elección de
gobernador en el Estado de México, cuando la ruptura era inminente, y la
selección de nuestro candidato a la presidencia, que se resolvió con inteligencia y
unidad.
Pese a la manipulación del proceso electoral, el resultado evidenció la
fuerza de nuestro candidato, la importancia de abrir nuestra propuesta a los
sectores medios y al empresariado emprendedor; así como la importancia de la
actuación unificada de la izquierda, que permitió recuperar la confianza en un
amplio sector de ciudadanos cansados de las divisiones internas. Mantener la
confluencia de estos factores, será determinante para consolidar la fuerza que hoy
representamos, donde Morena debe seguir siendo el eje articulador.
Se requiere mantener un movimiento amplio y plural, con una estructura
flexible y horizontal que desate la iniciativa y la imaginación de la gente. Al mismo
tiempo, se requiere construir una organización política que permita a los miembros
de Morena acceder al poder público y a los cargos de representación popular,
evitando la subordinación de Morena a los partidos y que éstos cosechen los
espacios de representación a los que legítimamente pueden aspirar sus
miembros.
La formación de un nuevo partido garantizaría estos objetivos, mas no
necesariamente la unidad del movimiento progresista. Más aún, la creación de un
nuevo partido pondrá en riesgo la viabilidad de los proyectos de nuestros aliados.
Comparto la idea de crear algo nuevo, más no a cargo de minar lo hasta ahora
construido. Sé que al seno de Morena existen diferencias y cuestionamientos
fundados a dirigentes y prácticas antidemocráticas de los partidos, con lo que
coincido y de las que he sido severamente crítico. Pero también entiendo que más
allá de los intereses de dirigentes partidarios o de los grupos de interés que
existen en los partidos, lo importante es consolidar lo logrado.
Una posibilidad es la creación de un Partido Frente con los actuales
integrantes del Movimiento Progresista o con algunos de ellos, en el que bajo un
sólo registro partidario, Morena y los partidos, establezcan un frente político
electoral, manteniendo la autonomía y organicidad de cada integrante en igualdad
de condiciones, con base en un acuerdo político en lo fundamental que permita la
unidad de acción; el derecho a disentir y defender posiciones en los temas que no
formen parte del acuerdo básico y con reglas claras de convivencia y competencia
interna para definir los órganos de dirección y las candidaturas del Frente.
Un Partido Frente, evitaría la fragmentación electoral de la corriente política
mas importante de oposición en el país; obligaría a los partidos existentes a una
renovación profunda; a superar las burocracias y los grupos de interés, y permitiría
continuar el proceso de unificación de las fuerzas progresistas, a partir del cual,
todos lo procesos de creación de nuevos partidos se asoció a la unificación de las
izquierdas. Así sucedió en 1981 cuando el PCM decidió disolverse para formar el
PSUM, en 1987 con la creación del PMS, y en la formación del PRD en 1989.
(Senador de la República)
A FAVOR DE QUE MORENA SE TRANSFORME EN PARTIDO
MORENA: POR UN PARTIDO DE NUEVO TIPO
Eduardo Cervantes Díaz Lombardo
Los partidos políticos de México viven una profunda crisis de credibilidad y están
sumidos en el desprestigio.
En el caso del PRI y del PAN, se trata de franquicias políticas al servicio de
la oligarquía de potentados que se han beneficiado del modelo económico
neoliberal que se viene aplicando en México desde hace casi 30 años, con el
desastre nacional como dramática secuela.
No obstante la desconfianza social en los partidos incluye también a los
llamados de izquierda: PRD, PT y MC. Ello obedece a que no representan las
expectativas ni las necesidades de la gente, a la corrupción de muchos de sus
dirigentes y al abandono de los principios y del proyecto que dicen defender.
En el caso del PRD, su descrédito es tan grande como su extravío. Ahora, el
fin último de la burocracia dirigente es reciclarse en las candidaturas y los cargos
públicos y partidistas, haciendo de lado el propósito de transformar la vida pública
de México.
Para ello desmanteló la estructura organizativa del partido, suprimió la legalidad
interna y en lugar de militantes creó legiones de clientes políticos sin formación ni
conciencia.
2
Teóricamente el partido es un instrumento de organización o una opción electoral
del segmento social que se identifica con sus postulados y proyecto. Esto, por sí
mismo, no es malo ni negativo; el problema es darle la espalda a lo que se dice
representar, de lo cual no tiene la culpa el partido como tal, sino los dirigentes que
lo pervierten, guiados por sus intereses personales o de grupo.
Por otra parte, no existe otra forma de organización para transformar la
realidad social por la vía pacífica, ya que ello supone participar en elecciones y
sólo pueden participar en ellas los partidos.
3
El reto principal de la izquierda en nuestro país es la organización, condición
indispensable e insustituible para el cambio de régimen que MORENA ha fijado
como su objetivo primordial. Sin la organización no se puede construir el poder
popular ni será posible cristalizar la transformación de la vida pública que nos
proponemos para México.
En la actualidad, si bien hemos avanzado de manera importante en la
organización del pueblo, el grado y el nivel alcanzados aún resultan insuficientes
para detener los fraudes electorales y las políticas públicas contrarias al interés
nacional y popular.
En este punto conviene preguntarse si los partidos llamados de izquierda
son capaces de llevar a buen puerto los objetivos históricos del pueblo mexicano y
la respuesta evidente es que no, por la simple razón de que se han olvidado de
dichos objetivos y mas bien se han sumado a las reglas del juego del sistema y de
la clase política.
Otra pregunta obligada es si el movimiento social, con sus variadas
expresiones (incluida MORENA) puede conducir la lucha por el cambio verdadero,
considerando en ello la vía pacífica y la participación electoral como Andrés
Manuel ha planteado reiteradamente, y la respuesta también es que no, entre
otras cosas porque se mantendría la subordinación a los partidos llamados de
izquierda y la definición de las candidaturas seguiría en manos de sus burocracias,
incapaces de ver más allá de sus intereses personales y de grupo.
4
Así las cosas, mantener la estrategia del cambio de régimen y andar en ese
camino por la vía pacífica y electoral reclama de una nueva organización política,
es decir, de un partido, pero necesariamente de un partido de nuevo tipo,
desprovisto de las ataduras y ambiciones que den al traste con la esperanza.
Un partido de nuevo tipo que garantice concepciones, estilos y prácticas
diferentes a las tradicionales, esto es, que se desenvuelva con una cultura política
anclada en la moral y en la ética, atributos sin los cuales repetiríamos los errores y
cancelaríamos un futuro promisorio.
Ahora bien, una cultura política renovada no se establece ni se impone por
decreto; por el contrario, se trata de un proceso y de una perseverancia cotidiana,
producto, a su vez, de la conciencia plena sobre su necesidad, situación ésta que
Andrés Manuel López Obrador representa y encarna con toda propiedad.
Partido de nuevo tipo que ponga en el centro de sus accionar el postulado de
la revolución de las conciencias y el desarrollo del pensamiento crítico, en el
sentido de ir edificando una militancia, pero también una sociedad, informada,
solidaria y fraterna, que enaltezca el valor de la honestidad y que se apropie de su
destino a partir del auto reconocimiento de su poder y su fuerza.
Partido de nuevo tipo sustentado en una nueva base social y una militancia
organizadas, informadas y participativas, constituidas en conciencia crítica de los
dirigentes, con capacidad de propuesta y de evaluación, atentas cuando se
requiera a la revocación del mandato, exigentes con la rendición de cuentas.
Por ello, un elemento central del nuevo partido sería la formación política de
sus miembros, bajo el supuesto de tratarse de un derecho irrenunciable y no de un
asunto sujeto a la discrecionalidad burocrática. La construcción de una nueva
cultura política y el desarrollo del pensamiento crítico están íntimamente ligados
con el proceso formativo de los miembros de la organización.
Partido de nuevo tipo incluyente y plural, abierto a la sociedad, solidario y
comprometido con las luchas y movimientos sociales, en el que las candidaturas
se definan por el perfil de las personas y los compañeros y nunca más por cuotas
o influyentismos.
5
Por las razones anteriores, la mejor propuesta para MORENA y su futuro es
convertirse en un partido político de nuevo tipo, plenamente comprometido con los
intereses de la nación y del pueblo y con una democracia interna a prueba de
arribistas y trepadores.
Contamos para ello con el ejemplo de Andrés Manuel, pero también con el de
muchos mexicanos distinguidos y honestos que se han sumado a MORENA y,
sobre todo, con millones de mexicanos conscientes de la necesidad de un cambio
verdadero, movidos realmente por el ideal de un México mejor y por la certeza de
que la dignidad no tiene precio.
¿POR QUÉ MORENA DEBE CONSTITUIRSE EN UN PARTIDO
POLÍTICO?
Jaime López Vela
El resultado de las elecciones del 2012 en México es claro, las instituciones
electorales se negaron a realizar el mínimo esfuerzo por investigar las denuncias
presentadas por la coalición del movimiento progresista y con ello, confirmaron su
actuar en favor de la oligarquía y de poderes fácticos como los medios de
comunicación para preservar el poder en manos de quienes les garanticen
continuidad a sus beneficios personales en detrimento de millones de mexicanos y
de un país marcado por la violencia, la injusticia, la pobreza extrema, la falta de
oportunidades para los jóvenes y una frágil economía.
MORENA como un movimiento político y social de mujeres y hombres libres que
buscamos por la vía pacífica la transformación de la vida pública debemos tomar
acción, el camino es claro, o vamos por la vía institucional o el movimiento
desemboca en una afrenta que no es deseable por los costos que ello representa.
Ante este panorama la organización que hemos desarrollado debe pasar a la
acción, a la constitución de un partido político para alcanzar el poder del gobierno
desde donde podamos emprender las transformaciones que deseamos.
Las y los ciudadanos hemos mostrado el hartazgo por las formas de
clientelismo con que se han conducido los partidos políticos, en este proceso
electoral fuimos testigos una vez más de la manera burda en que deciden las
candidaturas, alejados de la representación de las causas sociales, obedeciendo a
intereses grupales que ni siquiera cohesionan los de un instituto político y para
revertir esta situación debemos mostrar que podemos hacerlo de manera distinta,
basados en la ética, en la equidad y la justicia que buscamos para nuestro país.
MORENA cuenta con el capital humano para presentar candidatos para ocupar los
cargos políticos, movilizar el apoyo electoral y organizar las tareas legislativas a
partir del trabajo y el esfuerzo de quienes de manera decidida hemos pugnado
porque las cosas sean mejor, anteponiendo el interés colectivo frente al personal.
Es necesario para ello mostrarnos con claridad como una fuerza progresista,
que incluya no sólo de nombre sino en los hechos a todos los sectores, pero sobre
todo a los más desprotegidos, a niños, jóvenes, mujeres, indígenas, campesinos,
discapacitados, diversidad sexual, adultos mayores, pero también a empresarios,
ecologistas, en una visión moderna de la izquierda que promueva los valores de la
democracia e impregne la tolerancia, la igualdad, la libertad, la justicia y la no
discriminación como principios rectores que garanticen el progreso y desarrollo
social y económico en un marco de vigencia plena de los derechos humanos.
Las realidades en el México de nuestros días son distintas, hemos visto como
la compra de voluntades se facilita cuando hay pobreza y falta de educación, para
detenerla y revertirla, debemos asumir las tareas propias de un partido político que
genere conciencia y formación política y por ello es necesario mudar de un grupo
de interés colectivo o presión como lo es hoy MORENA.
Las transformaciones sociales que buscamos se generan en el Congreso de la
Unión, en los congresos estatales, en los bandos de gobiernos de los municipios
pero estas tareas en el marco institucional en el que decidimos permanecer sólo
pueden ser por la vía un partido que proponga programas e ideología, que
organice y articule las tareas e intereses con fines estrictamente políticas para
movilizar a los ciudadanos y formar los gobiernos que las garanticen.
MORENA deber transitar a un movimiento de presión y buena voluntad a un
partido político para auspiciar la democracia, validar la discusión y el disenso, abrir
cauces para el libre debate de las ideas de las leyes y del programa político que
buscamos llevar al poder, potencializar los liderazgos con que se ha formado y
abrirse a todos los sectores pero de manera importante a los jóvenes que hoy
reclaman atención y espacios.
Constituirnos como partido que garantice ética, seriedad, trabajo, preparación y
constancia en su conducción, nos permitirá ejercer influencia en el ámbito de los
órganos de gobierno y en la modernización del Estado por medio de la
representación popular
para alcanzar la Presidencia de la República en la
búsqueda de dignificar el quehacer político y promover el desarrollo de la
democracia.
Debemos ser claros y contundentes, queremos el poder, buscamos acceder al
poder, porque sólo desde ahí podremos generar las transformaciones que nos han
llevado a coincidir en este espacio de lucha social de amplio espectro que es
MORENA, pero como un movimiento social sin el carácter de un partido político
resultará imposible de alcanzar.
En el contexto de la frágil democracia mexicana MORENA requiere tomar el
papel de un partido político como actor principal que asuma con plena conciencia
la lucha por el poder, a partir de establecer procedimientos democráticos
imparciales para construir las bases de un nuevo Estado que de plena vigencia al
estado de derecho.
Quienes nos han arrebatado el poder lo han hecho a partir de un partido
político, con nombre, registro y documentos básicos que le permiten operatividad,
cierto, han lucrado con las necesidad de la gente para llegar al poder, y es ahí
donde MORENA debe continuar con su tarea de crear y formar conciencia
ciudadana y política que se sume a las de millones que hoy clamamos justicia,
libertad, igualdad y no discriminación.
Las condiciones en las que MORENA se creará como partido político no son
ordinarias en la competencia política y por ello, desde ya, debe asumir una
posición progresista en los hechos, apuntalando y apoyando por medio de los
legisladores afines a nuestro proyecto las iniciativas que reviertan el estado de
descomposición social y económico en que nos encontramos para atraer nuevas
y frescas voluntades que aseguren el triunfo en las futuras elecciones.
MORENA PARTIDO POLÍTICO NECESARIO PARA REFUNDAR A LA
IZQUIERDA
Félix Santana Ángeles
Durante el proceso electoral del 2012, la izquierda ha logrado niveles
organizativos que nunca antes en la historia reciente habríamos experimentado,
tres partidos políticos hermanados por una sola causa, miles de jóvenes
expresándose con la frescura propia de su generación, millones de mexicanos con
la firme convicción de que es posible cambiar el destino de nuestro país desde las
urnas.
Pero el proceso electoral ha concluido y la pregunta sigue en el aire, ¿qué
sigue para el movimiento?, ¿vale la pena continuar con esta lucha?, porque los
sectores de la población más desfavorecidos, en los pueblos donde hay
marginación y pobreza, votaron mayoritariamente por el PRI, por su verdugo.
Ante este escenario es inaplazable, repensar el papel que MORENA deberá
asumir en los próximos años, qué conducta espera la población que votó por
nosotros, los sectores más informados nos están observando, los más radicales
están a la espera de una definición y nuestros adversarios no pueden ocultar su
nerviosismo.
Es necesario considerar que el andamiaje institucional del sistema político electoral mexicano, no se modificará en el corto plazo, puesto que no hay
incentivos para realizar los cambios y como se ha visto en los últimos años, existe
una preferencia por atender superficialmente los grades problemas de manera
cosmética y evadir las transformaciones de fondo que el país necesita.
Por lo anterior, propongo continuar nuestra encomienda de cambiar al
régimen, pero desde sus propias reglas, desafiando al sistema con sus propias
instituciones, modificar nuestra realidad política y de representación popular a
través de un instrumento que permita la expresión libre, amplia, crítica, incluso con
humor, del potencial creativo que no encuentra cabida en los partidos políticos
existentes.
El movimiento tiene que evolucionar, porque al lado de miles de mexicanos
informados y consientes tenemos el privilegio de ser la única oposición capaz de
resistir a la voracidad de la derecha; que desde el PRI y el PAN intentarán
desmantelar las instituciones públicas, que brindan seguridad social, educación y
salud, las cuales a pesar de sus deficiencias, para miles de mexicanos es la
diferencia entre la vida o la muerte, entre saber escribir o no y que garantiza con
todas sus limitaciones cierta estabilidad en el retiro laboral.
Por ello, la transformación de MORENA en un partido político implica un
reto organizativo, legal y administrativo, basado en reglas de un sistema
impermeable, construido para bloquear cualquier iniciativa de participación libre y
que se reserva el derecho a acceder al poder público, sólo para quienes cuentan
con el registro otorgado por el IFE.
Es evidente que los miembros del PRD, PT o MC, cuestionarán fuertemente
nuestra decisión, en algunos casos posiblemente nos acusarán de fragmentar a la
izquierda, de buscar su debilitamiento, sin embargo, consideramos con firme
convicción que la calidad de las instituciones políticas que representan, se
encuentran lejos representar los intereses mayoritarios de los sectores más
progresistas de nuestro país.
Por el contrario, han sido los responsables de tirar por la borda, décadas de
trabajo político, retrocediendo a porcentajes de representación que no superan el
12% a nivel nacional como sucedió en el 2009, donde no participó Andrés Manuel
López Obrador, niveles muy similares a los logrados en la década de los ochentas.
La lucha intestina, el sectarismo, la exclusión y la ausencia en la práctica política
de su línea de acción dejan en evidencia la carencia de un posicionamiento
ideológico y programático claro. Que hace cada vez más complejo construir un
discurso unificado para convencer a la población de que se es una alternativa de
gobierno viable, con capacidad suficiente para enfrentar y resolver los actuales
problemas nacionales.
La izquierda partidista actual ha cumplido su ciclo político y como cualquier
organización debe ser susceptible a una revisión de sus resultados a través de los
objetivos que le dieron origen, ese análisis corresponderá a sus militantes.
En un país con tanta desigualdad social, la izquierda política no puede se
exclusiva de los partidos existentes, ni debe estar condenada a su constante
disminución, por lo que es necesario, Refundar a la izquierda, abrevando de los
aciertos (que no son pocos) y de los errores que impidieron alcanzar el objetivo,
de hacer de México un país más justo.
Refundar la izquierda, convirtiendo a MORENA en partido político en este
momento histórico, es abrir un camino para el necesario relevo generacional, es
limpiar a la izquierda de cacicazgos incapaces, ineficientes y faltos de convicción.
Es la oportunidad de realizar un trabajo para preparar, concientizar y capacitar a
una nueva generación de dirigentes políticos, que aprovechen la experiencia de
lucha de varias décadas de nuestros actuales dirigentes.
Crear un nuevo partido político nacional, permitirá aprovechar los talentos y
capacidades de líderes en el ámbito regional, significará también conocer e
intercambiar experiencias exitosas sobre la resolución de conflictos comunitarios.
Nos permitirá participar en los procesos electorales locales y nacionales, con
nuestros
propios
activos
políticos,
privilegiando
los
mejores
perfiles
y
reconociendo su trabajo; además, nos permitirá desarrollar mecanismos que den
a la ciudadanía voz y representación, lejos de las cuotas de género o de sector,
sino en función de sus virtudes y convicción.
Será la puerta institucional para conocer la historia de nuestro país, crear
identidad propia, sentir orgullo de nuestra nacionalidad, además de empaparse de
la historia local, conocer nuestras vocaciones regionales, potenciar nuestras
capacidades como organización hasta el nivel de colonia o barrio.
A través del partido político, podremos dar marcaje personal los actuales
gobernantes, legisladores y demás empleados públicos que obtienen su sueldo de
nuestros impuestos, como fuerza política les recordaremos para qué fueron
elegidos, exhibiremos su comportamiento público y evidenciaremos sus posturas
políticas.
La constitución del partido, permitirá elevar al siguiente nivel organizativo el
trabajo de base que desde hace varios años se viene realizando en los comités
seccionales y municipales de MORENA, permitirá canalizar el ánimo de
transformación
de
los
protagonistas
del
cambio
verdadero,
brigadistas,
representantes de casilla y generales, integrantes de los comités del gobierno
legítimo y todos aquellos ciudadanos que nunca hayan tenido participación política
previa.
Como partido, contaremos con un instrumento flexible de organización
nacional, que permita actuar en contingencias nacionales para defender nuestra
soberanía, ante las embestidas neoliberales, como lo hemos hecho anteriormente
y en el ámbito local tener incidencia en la toma de decisiones a través de una
agenda regional, dependiendo de las circunstancias inmediatas.
Contaremos con una agenda propia en la que se genere conciencia sobre
la grave crisis de representación que padecemos, promoveremos la iniciativa y
candidatura ciudadanas, la relección legislativa, la consulta popular, el referéndum
y plebiscito, otorgaremos a los ciudadanos un mecanismo por el cual se pueda
sancionar o premiar a sus representantes y buscaremos la reducción del
financiamiento público a los partidos políticos demostrando en la práctica que
nuestros objetivos son superiores.
Nuestro activo más importante es la calidad moral para señalar los errores y
aciertos en el ámbito público y gozar de credibilidad, será nuestra carta de
presentación para incentivar la participación generalizada de la población, es por
ello, que como partido político debemos garantizar el buen funcionamiento de la
Comisión de Honestidad y Justicia que será la responsable de vigilar la correcta
utilización del poder público por parte de nuestros dirigentes y militantes.
Finalmente, la legislación electoral vigente abre la puerta cada seis años
para solicitar el registro como partido político nacional, si no a aprovechamos el
próximo mes de enero del 2013 para iniciar el trámite, nuestra participación
político-electoral tendría que subordinarse a las dirigencias de los partidos
existentes, cargando con su falta de credibilidad, descrédito y distribución de
cuotas partidarias.
Tenemos líder, tenemos organización, construyamos al partido y refundemos a
la izquierda.
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