Anuario de Estudios Filológicos, ISSN 0210-8178, vol. XXVIII, 5-19 VARIATIO EN EL DISCURSO EXHORTATIVO: LA BATALLA DE ZAMA David Carmona Centeno Universidad de Extremadura Resumen El objetivo del presente trabajo es llevar a cabo un análisis comparativo de las arengas previas a la batalla de Zama que Polibio, Tito Livio, Apiano y Silio Itálico introducen en sus respectivas narraciones de este episodio. Constatamos las semejanzas y diferencias entre las distintas versiones, que demuestran un claro afán de variatio. Este fenómeno obedece al deseo de los autores de no repetir un discurso exhortativo «publicado» en una obra historiográfica previa. Las implicaciones de esa variatio consisten no sólo en evitar la repetición de características del discurso «publicado», como asegura Brock, sino en introducir innovaciones en todos los campos del discurso, muy posiblemente por motivos retórico-literarios. Palabras clave: Arenga, variatio, discurso «publicado». Abstract The purpose of the present article is to offer a comparative analysis of the harangues preceding the battle of Zama that Polybius, Titus Livius, Appianus and Silius Italicus introduce in their respective narratives of the episode. An examination of the similarities and differences between the various versions reveals a clear search for variatio. This phenomenon responds to the authors’ desire not to repeat an exhortation «published» in an earlier historiographic work. Rather than merely avoiding repeating the characteristics of the earlier «published» speeches, as Brock affirms, this variatio aims to introduce innovations in all aspects of the speech, most probably for rhetorical-literary reasons. Keywords: Harangue, variatio, «published» speech. Este artículo se enmarca dentro del Proyecto de Investigación «El discurso militar en la historiografía desde la Antigüedad al Renacimiento: tipología y función de las arengas, y estudio de su relación con otros géneros literarios» (BFF2003-05107). Agradecemos las sugerencias efectuadas por el Dr. Iglesias Zoido, cuya paciencia y atención han hecho posible este trabajo. David Carmona Centeno Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama 1. La arenga militar es un tipo de discurso que, desde los inicios de la literatura grecolatina hasta sus últimos días, ha jugado un papel importante en la historiografía. Y, aunque es el discurso más característico de este género, sorprendentemente no contamos con una teoría retórica sobre su proceso de composición. Sin embargo, sí parece haber una normativa retórica «tácita» a partir de Tucídides, con unos esquemas y tópicos bien conocidos, que los historiadores antiguos tenían presente a la hora de confeccionar este tipo de discursos. 2. Un ejemplo muy significativo de arenga lo encontramos en la narración de los preliminares de la batalla de Zama (202 a.C.). Fueron muchos los historiadores antiguos que se hicieron eco de este combate decisivo, pero sólo conservamos íntegramente la narración de los hechos por medio de tres de ellos: Polibio, Tito Livio y Apiano. Ante una batalla de tal magnitud y trascendencia, cada autor inserta en su narración una pareja de discursos exhortativos, puestos en boca de los generales, Aníbal y Escipión, antes de que se trabe combate. Analizaremos y compararemos las diferencias y semejanzas más notables entre esas arengas. Diferencias y semejanzas que denotan un claro afán de variatio compositiva por parte de los autores en el seguimiento de un mismo material tradicional. A continuación, intentaremos dar una explicación convincente de por qué este fenómeno tan llamativo. 2.1. Con respecto a la extensión y número de arengas, es Polibio, el primero por orden cronológico, el que confecciona las más extensas y también el que ofrece tres distintas y claramente separadas unas de otras: Escipión exhorta a los suyos (15.10); Aníbal a sus generales (bastante breve) y a sus soldados (15.11). Tito Livio (30.32) y Apiano (Lyb. 42) reducen el número a dos, una de cada general a sus tropas, más cortas pero compuestas de forma conjunta. Por su parte, Silio introduce una única arenga, la de Aníbal a sus tropas (17.292-340). 2.2. Pocos son los discursos que Polibio reproduce íntegramente en estilo directo. La mayor parte de las veces se decanta por el e.i. o bien J.C. Iglesias Zoido [«La arenga militar en la enseñanza retórica», en J.A. Fernández Delgado (ed.), Escuela y Literatura en Grecia, Salamanca, 2005 (en prensa)] cree que la «contaminación» inicial, la mezcla de elementos retóricos promovida por Tucídides y cultivada en gran medida por la historiografía posterior no hacía fácil su inclusión en un género u otro, lo que acabó influyendo en toda la historia literaria de la arenga. Estudiaremos la misma situación en la epopeya histórica de Silio Itálico: Púnicas. Cuando el cartaginés termina la suya, el poeta nos sorprende con una genialidad: cada vez que el general romano intentaba pronunciar un discurso, sus soldados no lo dejaban hablar porque las palabras ponían freno a sus ansias de luchar cuanto antes (17.341 ss.). Para las fuentes de Polibio, cf. F.W. Walkbank, A historical commentary on Polybius i, Oxford, 1970, págs. 26-35, y P. Pédech, La Méthode Historique de Polybe, París, 1964. A partir de ahora para referirnos al estilo directo, usaremos la abreviatura e.d., y para el indirecto, e.i. AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama David Carmona Centeno por empezar con éste y luego cambiar a e.d.. En el corpus de arengas no encontramos ninguna enteramente en e.d.: cinco son de generales griegos y todas en e.i. (salvo 15.28, que tiene una sola frase en e.d. al final). De las romanas y cartaginesas de la 1ª Guerra Púnica, tenemos cinco breves en e.i., pero es en la narración de la 2ª Guerra Púnica donde hay una gran cantidad de discursos exhortativos mucho más desarrollados tanto únicamente en e.i. como en la combinación de ambos. Así, estos últimos aparecen pronunciados en batallas tan importantes como Tesino (Publio Escipión: 3.64), Cannas (Paulo Emilio: 3.108-10; Aníbal: 3.111) y, precisamente, Zama (15.10), sólo en el discurso de Escipión. Livio, en cambio, presenta en su obra todos los discursos íntegros en e.d., o bien en e.i., pero nunca opta por la combinación de ambos. Según Walsh, el primero es un medio más vívido y expresivo, empleado especialmente como elemento primordial en la caracterización de figuras decisivas en momentos importantes de la historia. Es difícil saber el criterio que sigue Livio para servirse del e.d. unas veces y del e.i. otras, pero da algunas claves que pueden acercarnos al verdadero motivo10. En el caso que nos ocupa, sabemos lo que dijeron ambos generales por medio de la narración en e.i. Si admitimos que la batalla de Zama es un acontecimiento trascendental en la historia universal y que los dos personajes jugaron un papel destacado en él, ¿por qué no se usa el e.d.? En sus monografías sobre la guerra de Aníbal, sobre Iberia y sobre África, en las que se narran los principales acontecimientos de la 2ª Guerra Wooten [«The speeches in Polybius: An insight into the nature of hellenistic oratory», AJPh, 95 (1974), págs. 235-251] limita su estudio a los discursos pronunciados por griegos. Así, recoge sólo cuatro discursos que están íntegramente en e.d. (5.104, 9.28-31, 9.32-39, 11.4-6), pero 5.104 está enteramente en e.i. Añadimos dos discursos íntegramente en e.d.: los de Aníbal y Escipión en la entrevista llevada a cabo antes de la batalla de Zama (15.6-8). Hemos recogido un total de dieciséis arengas, de las cuales once están en e.i. (1.27, 1.45, 1.49, 1.60, 3.34, 3.44, 3.63, 8.27, 10.6, 10.11, 11.31) y cinco comienzan en e.i. y luego cambian a e.d. (3.64, 3.108-110, 3.111, 11.28-29, 15.10). El gran número de arengas de que consta la 2ª Guerra Púnica revela la gran importancia que cobra este acontecimiento histórico en el marco de las Historias. F.W. Walkbank («Speeches in Greek Historians», Selected Papers. Studies in Greek and Roman History and Historiography, Cambridge, 1961, págs. 242-261), con respecto al paso de un estilo a otro en un mismo discurso, parece intuir que lo que está compuesto en e.d. es una forma de comprensión de algo que se ha dicho anteriormente en e.i. 10 Livio no usa el e.d. para la mera repetición del contenido de la fuente, ya que implica embellecimiento estilístico, lo que supone reorganización, aumento de contenido, etc. Utiliza el e.i., en algunas ocasiones, para la mera repetición del contenido sin adornos en discursos cortos, mientras que, en los más extensos, hay también un intento de adorno y mayor elaboración; otras, para llevar al lector a una impresión psicológica de los procesos de pensamiento de los que intervinieron en el curso de los acontecimientos (P.G. Walsh, Livy, His Historical Aims and Methods, Cambridge, 1961, págs. 219-245). AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 David Carmona Centeno Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama Púnica, Apiano introduce discursos tanto en e.d. como e.i., aunque predominan estos últimos, y nunca se mezclan ambos estilos11. El mensaje de los generales antes de la batalla de Zama está en e.i., igual que sucede en la obra de Livio. Por último, Silio, que pone únicamente en boca de Aníbal una arenga y en e.d. 2.3. En cuanto al orden de presentación de los generales para pronunciar las arengas, Polibio hace hablar primero a Escipión (15.10) y en segundo lugar a Aníbal en dos ocasiones (15.11.4-5 y 15.11.6 ss.). Livio comienza contando las instrucciones de los generales en conjunto, sin diferenciar entre uno y otro, y seguidamente reproduce primero el discurso de Aníbal y luego el de Escipión. Apiano nos deleita con una especie de quiasmo: comienza con lo que dice Escipión y luego pasa a Aníbal; a continuación, afirma que los generales exageraban ante sus tropas el riesgo del combate para volver a la narración en e.i., esta vez comenzando por el cartaginés y acabando con el romano. En Silio, con el orden de Livio, se produce primero la arenga de Aníbal y después el intento de Escipión. 2.4. En Polibio, las arengas pronunciadas por Escipión y Aníbal a sus respectivas tropas son epipólesis. Ésta puede ser de contenido, cuando el general se dirige a diferentes grupos, sin necesidad de que haya movimiento (puede ser desde una tribuna) dedicándole a cada uno una exhortación distinta, o física, donde se limita a pronunciar un mismo y único discurso mientras recorre todas las filas de su ejército. Generalmente, una marca léxica nos da la pista de que nos encontramos ante una epipólesis física. Aquí cumple esta función ejpiporeuvw12, colocado en la frase de apertura del engarce inicial: el general romano «recorrió sus tropas arengándolas»13 (ejpeporeuvto parakalw``n ta;~ dunavmei~) y el cartaginés «recorriendo sus filas, les pedía que…» (aujtou`` paragegonovta~ ejpiporeuovmeno~). En cuanto al discurso de Aníbal a los jefes y oficiales, se trata de una arenga a los mandos para reproducir14. Apiano recurre a la variatio: el verbo que nos indica que estamos ante una epipólesis física es ejpitrevcw15. Además, le sigue la forma ejpispevrcwn, con el significado de «estimular» o «animar»16. No obstante, es la misma estructura Sólo tenemos dos arengas en e.d. en este libro (Escipión: Lyb. 19-20; Emiliano: Lyb. 116). Cf. Liddell and Scott: ejpiporeuvw 2 = ejpipavreimi.� pass along the front of an army, so as to address it. 13 Salvo que en adelante se indique lo contrario, damos siempre nuestra traducción. 14 Véase como paralelo significativo Arr. Anab. 3.9.5-8. 15 Creemos más acertado traducir el término como «pasar a caballo por delante de las tropas». Para ello, cf. Appien, Histoire Romaine. Livre viii: Le livre africain (introd., ed. y trad. de P. Goukowsky, Paris, Le Belles Lettres, 2001). Para traducir «dirigirse a», cf. Apiano, Historia Romana i (introd., ed. y trad. de Sancho Royo). 16 Cf. Liddell and Scott: ejpispevrcw. 11 12 AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama David Carmona Centeno sintáctica que sigue Polibio: verbo de movimiento en forma personal y verbo exhortativo en participio presente. En Livio, no hay ninguna referencia clara en el engarce inicial para identificar la tipología de las arengas. Al menos en el caso del cartaginés, parece que estamos ante una epipólesis física y de contenido a la vez, porque Aníbal sua cuique decora ubi ad insignem alicuius pugnae memoria militem uenerat referebat («si llegaba junto a un soldado distinguido por el recuerdo de algún combate, rememoraba sus particulares actos de valor»). Con respecto al discurso del general romano, quizá podíamos inclinarnos por que fuera un discurso a las tropas formadas antes de la batalla, sin necesidad de movimiento, si tenemos en cuenta la última frase del discurso en e.i.: celsus haec corpore uoltuque ita laeto ut uicisse iam crederes dicebat («esto lo decía con el cuerpo bien erguido y con un semblante tan optimista que creerías que ya había vencido»). No hay que descartar la posibilidad de que recorriera las filas a pie, aunque parece poco probable debido al elevado número de soldados de que constaba el contingente romano. En Silio la arenga de Aníbal es el desarrollo real en e.d. de la epipólesis física y de contenido apuntada por Livio. Curiosamente, esta combinación de ambos tipos tiene su primer modelo en Il. 4.231-410, una larga epipólesis de Agamenón en la que dedica una exhortación diferente a cada aliado al que se acerca. En Púnicas, el general cartaginés va recordando las gestas logradas uno por uno a los soldados que acabaron con generales o jefes romanos importantes. Está claro que el poeta se sirve de una licencia poética, ya que lo que hace Aníbal es a todas luces imposible17, pero el uso tan evidente de este tipo de epipólesis lo vincula con el modelo épico por excelencia: Homero. 2.5. El sistema de engarces es un recurso que facilita la transición entre la narración y el discurso. Consta de una fórmula de apertura y cierre, constituida por la frase que presenta o cierra el discurso, y un contexto más amplio, general, que aporta la mayor parte de la información previa y posterior. La frase de apertura y cierre consta, a su vez, de las palabras que están en contacto directo con el discurso y de la frase previa o posterior en su conjunto. Aquéllas constituyen las referencias más concretas a los discursos y, teóricamente, pueden aportar información para determinar lo que realmente fue pronunciado por los oradores18. Cf. Silio Itálico, La Guerra Púnica, Madrid, Akal, 2005, ed. J. Villalba Álvarez, pág. 592. Tomamos como modelo aproximativo de análisis los parámetros utilizados en los discursos de Tucídides y las conclusiones del trabajo de Iglesias Zoido («Transiciones entre narración y discurso en la Historia de la Guerra del Peloponeso: La posición de las arengas», Actas del viii Congreso Español de Estudios Clásicos, vol. ii, Madrid, 1994, págs. 233-241). Según J.E. Harrison [«Thukydides’ 17 18 AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 10 David Carmona Centeno Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama Después del contexto inicial (15.9), donde Polibio expone las consecuencias de la contienda para uno y otro bando y describe la disposición de las tropas y la táctica del general romano, aparecen la frase previa (tau``ta d∆ eJtoimasavmeno~ ejpeporevueto) y la que está en contacto directo con el discurso (parakalw``n ta;~ dunavmei~ bracevw~ mevn, oijkeivw~ de; th``~ uJpokeimevnh~ ­peristavsew~) en el engarce inicial que introduce la arenga de Escipión (15.10.1): «Dispuesta ya su formación, recorrió sus tropas arengándolas breve­ mente, pero con palabras adecuadas a aquella circunstancia». Una sola frase configura el engarce final (15.11.1.1), lo normal en la fórmula de cierre de las arengas (oJ me;n oujn Povplio~ toiauvthn eJpoihvsato th;n paraivnesin), y, por supuesto, no hay contexto final19: «Y de este estilo fue la arenga que pronunció Escipión». En 15.11.1.2, empieza a describir la disposición de las tropas de Aníbal y su táctica en el contexto inicial, para luego, en 15.11.4, introducir el discurso a los jefes de su ejército, brevemente, pero con una frase de apertura (parhvggeile de; tou;~ ijdivou~ stratiwvta~ e{kaston parakalei``n): «Dio orden (a cada jefe) de arengar a sus propios soldados». En 15.11.5, encontramos otra para introducir las órdenes a los oficiales cartagineses (toi`~ de; ­ Karchdonivoi~ ejkevleuse tou;~ hJgoumevnou~): «en cuanto a los cartagineses, ordenó a sus oficiales que…». Pasa directamente a lo que dijo el general cartaginés a las tropas que él propiamente comandaba, de nuevo con frase previa (∆Annivba~ de; tou`~ meq∆ aujtou` paragegonovta~ ejpiporeuovmeno~) y con palabras en contacto directo con el discurso (hjxivou…): «Aníbal, recorriendo las filas de los que habían llegado con él, les pedía…» (15.11.6 ss.)20. Concluida la arenga, se espera una frase de cierre para lo dicho por Aníbal, pero el autor escribe en 15.11.13 tau``ta me;n ou\n kai; toiau`ta parekavlesan ajmfovteroi [«ambos arengaban (a los suyos) con estas palabras y otras por el estilo»], quizá olvidando que ya había puesto engarce final en la de Escipión y que ahora debía hacer mode of presenting his speeches», CPhSP, 79-80 (1908), págs. 10-13], en los discursos deliberativos en e.d., el término que suele introducir las palabras de los oradores es toivade, mientras que para cerrar la intervención se utiliza toiau`ta. El hecho de que se empleen estos términos y no otros con un valor deíctico más claro (como serían tavde, tau``ta, toi`o~) denota una clara separación entre lo que realmente se dijo y lo que el historiador nos transmite. Así, frente a toivade o toiau`ta, los términos como w|de, ou{tw~, tavde indicarían manifestaciones concretas de intervenciones reales. Esta teoría adquiere más sentido si tenemos en cuenta que el análisis de los discursos deliberativos en e.i. muestra la presencia mínima de los primeros en detrimento de tau``ta, ajllav te pollav, paraplhvsia, etc., y, en muchos casos, ni siquiera éstas. Y es que en el e.i. se da una información sintetizada de lo pronunciado por los oradores, evitándose la dramatización y la subjetividad que se deduce de reproducir, a posteriori, un discurso en e.d. 19 En el contexto inicial de las arengas se hace sobre todo referencia a la paraskeuhv militar (como en la arenga de Escipión), mientras que el final apenas existe. 20 Al tratarse de e.i. puro en los tres últimos casos, suele haber un verbum dicendi que introduce directamente el contenido de la arenga (aquí hjxivou), sin que aparezcan otros términos como tau``ta o toiavde. AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama David Carmona Centeno 11 lo mismo con la de Aníbal21. tau``ta… kai; toiau`ta aparece poco en Polibio, casi siempre en engarces finales tras discursos en los que hay combinación de e.d. y e.i.22. Después, sin contexto final, narra la contienda. Tras el contexto inicial, Apiano describe la disposición de las tropas y luego coloca el discurso en e.i. Los dos engarces iniciales y los dos finales nos hacen pensar en que hay cuatro arengas. Realmente sólo hay dos, una de cada general, pero Apiano divide la arenga por temas. El primer engarce inicial (178.1-2), que vale para ambos, está formado por frase previa (ejpei; de; e{toima h\n aujtoi`~, ejpevtrece tou;~ ijdivou~23) y por el correspondiente verbo exhortativo (ejpispevrcwn eJkavtero~): «cada uno recorrió sus tropas animándolas». Tenemos un engarce final (179.1-2) para la primera arenga de Escipión, que consta de la típica fórmula de cierre (ou{tw me;n oJ Skipivwn hjrevqizev) y, curiosamente, de la información de las intenciones del orador, como si de un discurso deliberativo se tratara (te kai; parhgovrei th`~ ojligovthto~:)24: «así Escipión los animaba y restaba importancia a su inferioridad numérica». El segundo engarce inicial (180.1-2) de nuevo nos informa de las intenciones de ambos oradores: to;n de; kivndunon tou` parovnto~ ajgw``no~ kai; to; mevgeqo~ eJkavtero~ toi``~ ijdivoi~ uJpereph/`ren («cada uno exageraba ante los suyos el riesgo y la importancia del combate presente»). Por último, aparece un engarce final para ambos (181.1-2), sin individualizar al cartaginés, como hizo Polibio: ou{tw paroxuvna~ tou;~ ijdivou~ eJkavtero~ ej~ to;n ajgw``na sunhv/esan («Después de haber exhortado cada uno a sus tropas de este modo, trabaron combate»). En los dos engarces finales ou{tw es el término clave y, como aquí, aparece bastante en e.i., pero también en e.d. (4.118; 4.126, etc.)25. Seguidamente, se relata la batalla. Siempre coloca engarce final después de cada arenga y no uno solo para el conjunto de las dos. 22 El mismo engarce aparece en 3.109.13.1, la batalla de Cannas, justo donde Livio no cree oportuno hacer uso de la arenga. Quizá estamos ante una tendencia: tau``ta suele aparecer tras discursos que están íntegros en e.i. y toiau``ta lo hace casi siempre acompañado de tau``ta. El e.i. representa un alto grado de fidelidad con lo que se dijo, ya que no se reproducen las palabras, sino sólo las ideas, mientras que el e.d. supondría menor grado de fidelidad, ya que se intenta reproducir lo que se pronunció a partir de la información que se tiene. Esto explicaría el toiauvthn… thvn paraivnesin tras la arenga de Escipión, parcialmente en e.d. En Apiano nunca tenemos tau``ta kai; toiau``ta ni combinación de ambos estilos. toiau``ta sólo aparece en engarces finales de discursos en e.d. (Lyb. 289.1; 440.1, etc.); hay también, aunque son pocos, ejemplos de e.d. con engarces finales en los que se utiliza tau``ta, como la arenga más larga de las Guerras Civiles (4.90-100). 23 Variatio de tau``ta d∆ eJtoimasavmeno~ eJpeporevueto,������������������������������������������ engarce inicial de la arenga de Escipión en Polibio (15.9.1). 24 Lo usual es que se limite a indicar la acción fruto de la arenga (Iglesias Zoido, art. cit., 1994, pág. 237). 25 Es difícil dilucidar cuál es la tendencia a falta de un estudio más exhaustivo. Quizá ou{tw goza de un carácter intermedio en virtud del cual se acerca unas veces a toiau``ta y���������� otras a tau``ta. 21 AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 12 David Carmona Centeno Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama En Livio, no hay engarce inicial pero sí un contexto previo muy particular que hace de puente entre narración y discurso: cuenta los preparativos de ambos generales para la batalla decisiva que iba a decidir el destino del orbe, sus impresiones y sus sentimientos ante el peligro o el logro que se avecinaba (30.32.1-5), pero, curiosamente, no nos informa sobre la disposición de las tropas hasta acabar la arenga, para, acto seguido, contarnos la batalla26. En cuanto al engarce final (30.32.11), sólo aparece después de lo dicho por Escipión, como hace Apiano en el primer engarce inicial, y consta de algo que no habíamos visto hasta ahora ni en el engarce inicial ni en el final: el modo en que pronuncia su arenga (celsus haec corpore uoltuque ita laeto ut uicisse iam crederes dicebat): «Esto decía con el cuerpo bien erguido y con un semblante que creerías que ya había vencido». La fórmula haec dicebat en Livio aparece indiscriminadamente tanto en engarces finales tras e.d. como tras e.i., así que no se observa una tendencia clara. Silio, por su parte, coloca engarce inicial y final en su arenga27. En este último, aparece: «Aníbal decía estas cosas» (haec Anibal). A efectos de fidelidad con lo que realmente se dijo, no hay que tenerlo en cuenta, ya que estamos ante una obra propiamente literaria como es un poema épico. Siempre que aparece en su obra haec dicta o dicens en engarces finales, el discurso está en e.d. 2.6. Los tres historiadores coinciden básicamente en cuanto al contenido de las arengas, pero, aunque siguen claramente una misma tradición, también persiguen la variatio: De una forma o de otra, dentro de la arenga o no, destacan la importancia de la batalla para ambos bandos porque el vencedor se hará con el dominio universal. Con respecto a lo dicho por Escipión, todos coinciden en el argumento de las victorias pretéritas y que en el caso de ser vencidos, no hay retirada segura. Con respecto a lo dicho por Aníbal, al que se suma Silio28, sólo el argumento de las victorias anteriores coincide en todos. En 26 Obsérvese que Livio evita seguir el orden de Polibio en su narración: importancia de la batalla-sentimientos de ambos generales-arenga de Aníbal-arenga de Escipión-disposición de tropas de Escipión-disposición de tropas de Aníbal-combate. Polibio: importancia de la batalla-disposición de tropas de Escipión-arenga-disposición de tropas de Aníbal-arenga-combate. Apiano también varía: disposición de tropas de Aníbal-disposición de tropas de Escipión-arengas de ambos generales (donde cuenta todo lo que Polibio y Livio han narrado tanto en el contexto anterior a la arenga como en ésta). 27 En Silio no tenemos contexto inicial: hay una gran laguna desde que la flota cartaginesa arriba a Cartago hasta el discurso de Aníbal. Después del intento fallido de Escipión, narra la batalla. 28 Más de la mitad del discurso de Aníbal (17.295-329) es una amplificatio del apunte de Livio (sua cuique decora ubi ad insignem alicuius pugnae memoria militem uenerat referebat). El cartaginés va AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama David Carmona Centeno 13 cuanto a Polibio y Apiano, con respecto al discurso de Escipión, ya no hay más coincidencias, pero sí con respecto al discurso de Aníbal, donde ambos hablan de la inferioridad romana en cuanto a número de tropas y al valor. En cuanto a Polibio y Livio, hay una coincidencia más con respecto al discurso de Aníbal: los ejércitos y generales romanos pasados a cuchillo. Curiosamente, entre Livio y Apiano hay dos coincidencias argumentativas más en el discurso de Escipión: los cartagineses han roto el pacto sagrado de la paz y la victoria propiciará la vuelta a casa. Sin embargo, todos tienen algún argumento que no aparece en ninguno de los otros: Polibio hace que Escipión pida a los suyos que sean hombres valientes, a la altura de sí mismos y de la patria, pero además insiste en la idea del pro patria mori y del vencer o morir (15.10.2 y 15.10.6). En cuanto al discurso de Aníbal, éste les insiste en que recuerden la camaradería que los unía después de tantos años y les pide que luchen para no destruir ni su fama ni su gloria, ni tampoco las de su general, de que son invencibles. En el caso de Livio, la novedades más llamativas son, en primer lugar, el hecho de mostrar la situación anímica y los pensamientos de ambos generales a la vez antes de pronunciar su arenga29; en segundo lugar, los oficiales les sugerían lo que debían decir si a ellos no se les ocurría nada, totalmente al contrario que en el caso de Polibio, donde es Aníbal el que arenga a sus oficiales; en tercer lugar, en el caso de Escipión, Livio presenta al general romano empeñado en hacer ver a su ejército que contaba con el favor divino para la batalla. Apiano, por su parte, introduce un argumento bastante original en el discurso de Escipión: «Y si el miedo, la duda y la ansiedad, dijo, ante el futuro agobia a los vencedores, cuánto más deben pesar estos mismos sentimientos sobre los vencidos». Además, es el único que inserta en el discurso de Escipión un argumento para quitar importancia a la superioridad numérica del enemigo30. 2.7. En cuanto a los tópicos parenéticos31, predominan claramente en todos los autores lo sumfevron y lo ejkbhsovmenon. El primero se ve represenenumerando a los generales más importantes abatidos en las batallas contra los romanos mientras se dirige a los soldados que los mataron, y también les recuerda su coraje al recorrer los Alpes, al conquistar Sagunto, etc. Después, también habla de las consecuencias de la batalla. 29 La expresión de los sentimientos es una muestra de la influencia de la retórica en la prosa de Livio. Cf. nota 10 sobre el uso del e.i. y la impresión psicológica de los pensamientos en Livio. 30 Se observa en estas arengas de Apiano que los argumentos de ambos generales se van contraponiendo a lo largo del discurso. Polibio y Livio, en lugar de confeccionar discursos contrapuestos, destacan, antes de las arengas, la importancia de la batalla para ambos bandos, pero sin individualizar lo que dice cada uno. 31 Seguimos la clasificación de Albertus (Die parakletikoi im der griechischen und römischen Literatur, Strassburg, 1908): divkaion, sumfevron, rJavdion-duvnaton, e[ndoxon, ejkbhsovmenon: la justicia AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 14 David Carmona Centeno Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama tado en el premio que conseguirá el vencedor, esto es, la hegemonía ­universal, mientras que el segundo supone una consecuencia nefasta, como la esclavitud que le espera al perdedor. En Polibio, la argumentación de Escipión se centra, principalmente, en lo e[ndoxon, en los motivos éticos que hacen que la retirada sea vergonzosa y que sólo se luche para vencer o morir con dignidad. Aníbal, por su parte, recurre al tópico de lo rJavdion-duvnaton, porque insiste en las victorias conseguidas anteriormente contra ejércitos romanos y, sobre todo, en su superioridad numérica y de valentía, de modo que hay muchas posibilidades de vencer de nuevo. Es evidente que Livio centra la argumentación del discurso de Escipión en lo divkaion, ya que se empeña en hacer ver a su ejército que los dioses están a su favor por haber cumplido los tratados y en contra de los cartagineses por ser unos mentirosos32; en lo que dice Aníbal el único argumento que existe es, como en Polibio, el de rJavdion-duvnaton, ya que se hace hincapié en las victorias pretéritas33. Apiano, por su parte, es bastante equilibrado a la hora de colocar sus argumentos en ambas arengas y así nos encontramos con que están presentes en la argumentación de uno u otro general la totalidad de los tópicos, excepto lo e[ndoxon34: lo divkaion, al invocar Escipión a los dioses que los cartagineses han incumplido los tratados firmados en su nombre; lo rJavdion-duvnaton, al recordar ambos generales las victorias pasadas; lo sumfevron, al decir Escipión a los suyos que les esperan como premios la hegemonía universal, la vuelta a casa y gloria en el futuro, y Aníbal que extenderían sus dominios. Las consecuencias nefastas, basadas en lo ejkbhsovmenon, coinciden con las de Polibio y Livio (la esclavitud para el bando cartaginés y la imposibilidad de retirada para el bando romano), pero introduce una más que no aparece en ninguno de los otros tres autores: el miedo, la duda y la ansiedad supondrá un gran peso para los vencidos35. de la causa; el premio y las recompensas de la victoria; la posibilidad y facilidad de lograr la victoria; motivos éticos relacionados con la fama y la reputación; el destino que aguarda tras la batalla. 32 Apiano también utiliza en su discurso la fides punica, lugar común en la historiografía antigua, aunque en menor grado que Livio. 33 Éste es el principal argumento en la arenga de Aníbal que crea Silio Itálico. También aparece en Apiano, con lo que podemos deducir que la insistencia en este tópico parte de todos los autores denota que el ejército cartaginés tenía pocas opciones de victoria, de ahí la preocupación de Aníbal por hacer ver a los suyos que la victoria era posible. 34 Tópico sólo utilizado por Polibio. 35 El contenido tópico parenético no varía en gran medida entre los autores, pero sí que cada uno, o bien incide en un tópico o tópicos más que en otros, aunque aparezcan en otro autor, como es el caso de Livio y Silio, o bien introduce un elemento que no aparece en ninguno de los demás, como ocurre con Polibio (lo e[ndoxon) o Apiano (el miedo, la duda y la ansiedad como consecuencia nefasta). AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama David Carmona Centeno 15 2.8. Hay algunos verbos que, como material léxico propio de la arenga, cobran una importancia vital en su calidad de verbos exhortativos introductorios de este tipo de discurso: El verbo que siempre aparece en las arengas de Polibio (y en todos los historiadores griegos), sobre todo en el engarce inicial, es parakalevw, que puede significar tanto «arengar» como «exhortar a», según se use en sentido absoluto o relativo, respectivamente. En el discurso de Escipión, este verbo aparece en el engarce inicial en sentido absoluto. Con este mismo uso, también lo encontramos al comienzo de la arenga de Aníbal a sus oficiales y en el engarce final que cierra lo dicho por ambos generales (en el engarce final de la arenga de Escipión aparece poievw… paraivnesin, con el significado literal de «hacer una exhortación», que traduciremos como «pronunciar una arenga»36). Con un uso relativo, sólo lo tenemos en la arenga de Aníbal a sus propios soldados. En el caso de Apiano, el verbo que introduce la arenga es ejpispevrcw, «animar» o «estimular». Curiosamente, este verbo se encuentra en todos los historiadores griegos de los que conservamos buena parte de su obra, pero nunca en Polibio, Dionisio de Halicarnaso o Diodoro Sículo. Se da un mayor uso en autores de época imperial como el propio Apiano o Dion Casio. En el engarce final, aparece paroxuvnw, sinónimo de ejpispevrcw, muy utilizado en todas las etapas de la historiografía griega, pero del que no hay rastro en la épica. Apiano utiliza parakalevw en sentido relativo casi siempre, como en esta ocasión, dentro del discurso en e.i. En el episodio de Livio no hay engarce entre la narración y el discurso en e.i., y casi sin darnos cuenta nos topamos con la arenga. Sí, en cambio, en Silio Itálico, que, como poeta, hace ostentación de su dominio del vocabulario con los tres ingredientes principales de este tipo de discurso (alabanza, exhortación y gloria) (vv. 292-4): Dux, uetus armorum scitusque accendere corda / laudibus, ignifero mentes furiabat in iram / hortatu decorisque urebat pectora flammis. 2.9. El autor se ve obligado, como no reproduce en e.d. las palabras de los oradores, a introducir una serie de verbos que le faciliten la narración del discurso a través del e.i. Así, con respecto a Polibio, tenemos en la arenga de Escipión hjxivou, que introduce la oración completiva de la que forma parte mnhmoneuvonta~, que a su vez introduce a los demás («Les pedía que recordaran…»). Una vez que acaba el párrafo que está en e.d., vuelve a aparecer hjxivou (15.10.6), con el que da comienzo de nuevo el e.i. En la arenga de Aníbal a sus soldados pasa algo parecido: junto a hjxivou, aparece, 36 Véase Polibio 3.62.2.2 y Tucídides 2.88.1.5, 8.76.3.1. AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 16 David Carmona Centeno Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama unido por kai;, parekavlei en sentido relativo. Estos dos verbos introducen la completiva de la que forma parte mimnhvsqein, que a su vez, como ocurría antes con mnhmoneuvonta~, introduce otras completivas que son el contenido propiamente dicho del discurso de Aníbal («les pedía y exhortaba a que recordaran…»). Parece un procedimiento bastante habitual del que se sirve Polibio para sus arengas en e.i. Es significativo que Apiano utiliza casi los mismos verbos para el e.i. que Polibio, y si no es así, se decanta por sinónimos. Así, de Escipión, en la primera parte de su arenga, nos dice th;n stratia;n ajxiw``n uh;… («pidiendo a sus soldados que…»), que nos lleva inmediatamente al hjxivou de Polibio. De Aníbal, en su primer turno, asegura que uJpemimnhvsken («les recordaba…»), y parekavlei («les exhortaba a que…»)37. El primero es sinónimo de los términos utilizados por Polibio, mimnhvskw y mnhmoneuvw; el segundo es el verbo tan utilizado en el discurso exhortativo, en este caso en sentido relativo, al igual que hace Polibio. En el engarce inicial de la segunda parte de la arenga de ambos generales, Apiano se ve obligado a utilizar un nuevo verbo: uJpereph/`ren, «exageraban», término que le sirve para introducir las completivas de ambos generales. Livio, por su parte, sólo emplea en 30.32 referebat, «les recordaba», que nos lleva inmediatamente a mimnhvskw, mnhmoneuvw y uJpomimnhvskw. 3. Una vez concluido el análisis, surgen varios interrogantes: ¿por qué Polibio, el más antiguo de todos, inserta un mayor número de arengas y más extensas, mientras que los demás, excepto Silio, presentan conjuntamente las arengas de ambos generales y más brevemente?, ¿por qué el contenido general de los discursos coincide ampliamente en todos los autores, pero hay diferencias notables en la forma de contarlo, en la estructura interna y en los tópicos?, ¿por qué Polibio es el único historiador que utiliza el e.d., aunque sólo sea unas cuantas líneas y en uno de los tres discursos, mientras que Livio y Apiano no lo hacen? La solución al problema podría estar en las fuentes que maneja cada uno. Es decir, que la fuente de Livio no fuera Polibio, de la misma manera que las de Apiano tampoco fueran ni Polibio ni Livio, sino autores intermedios que no se nos han transmitido38. Sin embargo, aunque no se siga directamente esa fuente, creemos que lo más acertado es pensar que hay una tendencia entre los historiadores antiguos a no insertar en su obra discursos iguales a 37 El primer verbo suele introducir la parte explicativa (didachv) y el segundo la parte exhortativa. 38 Para las fuentes de Livio y Apiano, cf. Walsh (op. cit.) y el amplio estudio de Goukowsky sobre las fuentes de Apiano en su introducción a la edición y traducción de Le livre Africain (op. cit., págs. 44-120). Polibio es una fuente primordial para ambos autores aunque haya otras. Incluso Livio fue una fuente importante para Apiano. AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama David Carmona Centeno 17 los que ya antes habían sido tratados por otros historiadores39 y más si éstos son figuras relevantes40. En Livio hay indicios41 que muestran esa tendencia, aunque no de forma tan pronunciada. Los acontecimientos más importantes de la 2ª Guerra Púnica, susceptibles de llevar arenga, son, por orden cronológico: 1) Aníbal antes de cruzar los Alpes; 2) Batalla de Tesino; 3) Batalla del lago Trasimeno; 4) Batalla de Cannas; 5) Batalla por la toma de Cartagena; 6) Batalla de Metauro; 7) Batalla de Ilipa; 8) Asedio de Útica; 9) Batalla de Zama. Polibio inserta arengas en los números 1, 2, 4, 5 y 9, mientras que Livio lo hace en 1, 2, 3, 5, 6 y 9. Es bastante significativo que el historiador romano no se moleste en colocar en su narración ninguna arenga antes de la crucial batalla de Cannas, tras la cual Aníbal tuvo en jaque a los romanos, y que no confeccione una arenga en e.d. con una extensión apropiada, sino en e.i. y de forma breve en Zama, que supuso el principio de la hegemonía universal de Roma. Podríamos pensar que Livio no quiso poner el dedo en la llaga y se limitó a narrar el desastre sin introducir ninguna arenga, pero la derrota en Tesino supuso también un duro revés para el ejército romano, lo que no impidió que Livio colocara ahí dos arengas bastante amplias en e.d. Quizá la explicación haya que buscarla en el hecho de que Livio es consciente de que los discursos exhortativos, pronunciados por los generales de ambos bandos, previos a las batallas de Cannas y Zama son bastante conocidos (y quizá repetidos) en la tradición historiográfica desde Polibio, por lo que considera que no debe volver a reproducirlos. Donde parece haber menos dudas es en el caso de Apiano: en las tres monografías en las que narra hechos de la 2ª Guerra Púnica, aparecen todos los acontecimientos susceptibles de llevar arenga que hemos visto arriba. Sorprendentemente, sólo inserta arengas en 4, 5, 7, 8 y 9. En 4, la batalla de Cannas, nos encontramos con una arenga muy parecida a la que pone antes de Zama en cuanto a que es conjunta y bastante breve (Ann. 21). En Polibio, tenemos dos arengas extensas en este punto, la de Paulo Emilio y la de Aníbal, donde se combina el e.i. con el e.d., pero en el que predomina este último, por lo que, creemos, Apiano no elabora un gran discurso. 39 El trabajo de R. Brock [«Versions, ‘inversions’ and evasions: classical historiography and the ‘published’ speech», Papers of the Leeds International Latin Seminar, 8 (1995), págs. 209-224] concluye que los historiadores antiguos, por regla general, evitan el tratamiento en e.d. de discursos que eran accesibles para el público lector. 40 Brock (art. cit.) observa que Diodoro Sículo evita duplicar los discursos en e.d. aparecidos en Tucídides. 41 Walsh (op. cit.) compara las versiones de Livio y Polibio en los discursos pronunciados durante la guerra de Aníbal y ve con claridad la destreza con la que Livio organiza de nuevo el material tradicional. AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 18 David Carmona Centeno Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama Llegados a este punto, hay que advertir de que hay una predisposición por parte de Apiano, en sus monografías, a resumir los hechos más importantes y, por consiguiente, a abreviar los discursos. Pero, aunque es cierto que se puede constatar esta actitud42 y que de alguna manera pudo influir en la extensión de sus discursos, también es verdad que a la hora de confeccionarlos no sigue estrictamente esa regla. En 5, mientras Polibio y Livio escriben dos discursos exhortativos antes de la batalla por la toma de Cartagena, Apiano pasa por alto estos discursos y opta por escribir una pequeña exhortación en e.d. de Escipión a sus soldados ya en pleno combate (Ib. 27). En 7, la batalla de Carmona, combate menor dentro de la 2ª Guerra Púnica, inserta un discurso de Escipión en e.i. (Ib. 26), pero bastante amplio, durante el sacrificio llevado a cabo en mitad de una asamblea de tropas previa al combate. Aunque narran los hechos, ni Polibio ni Livio consideran oportuno componer un discurso para tal ocasión43. Pero el ejemplo más claro es el asedio de Útica. Tiene su trascendencia en la 2ª Guerra Púnica, pero ni mucho menos llega a la talla de Cannas o Zama. Pues bien, Apiano aprovecha la oportunidad que le brindan Polibio y Livio al no escribir discurso alguno durante la narración de este hecho, para insertar una arenga del general Escipión a sus oficiales, muy amplia y en e.d., para asediar por sorpresa Útica (Lyb. 19-20)44. La variatio en la confección de una misma arenga en distintos autores obedece al deseo de éstos de no repetir un discurso exhortativo publicado en la obra de un historiador anterior. Y esa variatio implica no sólo no repetir el mismo estilo del discurso «publicado», sino, como hemos visto, introducir innovaciones en todos los campos del discurso. Pero el historiador contempla otra opción: no escribir la arenga allí donde ya otro u otros historiadores lo han hecho, sino en otras batallas, aunque sean de menor importancia. Y esto es lo que hace Apiano, que cuenta hechos tan alejados de su tiempo que han sido tratados por multitud de historiadores antes que él y por dos de la talla de Polibio y Livio. 42 Sancho Royo (op. cit.), en su introducción, señala la tendencia de Apiano a la síntesis y al resumen. 43 Los críticos coinciden en que ésta es la batalla de Ilipa, no la de Carmona, porque los hechos narrados aquí coinciden con los de Ilipa que nos cuentan otros historiadores ante­ riores. 44 Apiano demuestra en esta arenga, donde combina magistralmente la exhortación con la exposición de los planes de ataque (didachv), un gran dominio de la técnica y, por ende, un gran conocimiento de retórica. Según W.R. Smith (The Art of rhetoric in Alexandria, La Haya, 1974, págs. 130 ss.), es posible que siguiera la enseñanza de uno de los mejores rétores de Alejandría, Teón, quien esperaba de sus discípulos un sólido dominio de los historiadores por medio de ejercicios destinados a la composición de la historia. AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19 Variatio en el discurso exhortativo: la batalla de Zama David Carmona Centeno 19 ¿Pero qué es lo que mueve a estos autores a la variatio? Evidentemente, los historiadores antiguos en mayor o menor grado estaban influidos por la retórica y, por tanto, la historia era también literatura y creación, en virtud de la cual no se limitaban a repetir lo que ya antes se había dicho, sino que intentaban innovar de alguna manera teniendo siempre presente la voluntad restrictiva de no traicionar la verdad de los hechos45. Sin duda, se debe tener en cuenta que la historiografía tuvo una importancia vital en la enseñanza antigua46 y que el campo de los discursos era un área donde los historiadores podían demostrar su talento literario con el que emular a sus predecesores. No está claro el motivo exacto que lleva a los autores a esta actitud en su quehacer historiográfico, pero creemos que hay que buscar una explicación retórica-literaria47 y que es hacia esa dirección adonde deben dirigirse futuros estudios. 45 Véase la crítica de Polibio a Timeo (Historias 12.25a-25b). Para la interpretación de los pasajes polibianos que tratan sobre la teoría de los discursos, véase Nicolai, «Polibio interprete di Tucidide: la teoria dei discorsi», Seminari Romani di Cultura Greca ii, 2 (1999), págs. 280-301. 46 Cf. las págs. 32-88 del trabajo de Nicolai (La storiografia nell’educazione antica, Giardini-Pisa, 1992). 47 Brock (art. cit.) cree que el hecho de que se evite la reproducción en e.d. de un discurso conocido debe estar relacionado con esta causa. AEF, vol. XXVIII, 2005, 5-19