83 LATERCERA Sábado 15 de junio de 2013 Avenida Vicuña Mackenna 1870, Santiago de Chile. Declaración de intereses en www.grupocopesa.cl/declaracion Impreso en Santiago por Copesa Impresores SA, quien sólo tiene calidad de impresora. Teléfono de Atención a Suscriptores: 600 8 372 372 EL HUMOR DE HERVI Director: Cristián Bofill Rodríguez Subdirector: Felipe Contreras Pedreros. Editor General: Víctor Cofré Soto Representante Legal: Francisco Sánchez Barros Reforma en regulación de venta de medicamentos Se deben reincorporar al proyecto de ley los cambios que facilitan la competencia y benefician a los consumidores. L A CAMARA de Diputados aprobó en segundo trámite el proyecto de ley sobre venta de medicamentos, pero rechazando la norma que permitiría el expendio de aquellos que no requieren receta (OTC) en supermercados u otros establecimientos comerciales. Asimismo, se desestimó la regulación que obligaría a los médicos a incorporar en la receta el nombre genérico del medicamento que prescriban, aunque subsiste la facultad del paciente a sustituirlo por uno bioequivalente. Finalmente, se contempló el fraccionamiento de los remedios, lo que implica que las farmacias podrían vender dosis unitarias, en función de las necesidades del tratamiento y no envases con cantidades predeterminadas. Este proyecto busca, acertadamente, adecuar la regulación de la venta de medicamentos para que existan más alternativas a disposición del público, favoreciendo así la competencia y la posibilidad de obtener menores precios. Sin embargo, su contenido ha estado cruzado por múltiples controversias, en que las posiciones muchas veces no se justifican debidamente y más bien apuntan a proteger intereses sectoriales y no el beneficio general. Ampliar la oferta no pude sino tener beneficios para el consumidor, porque la competencia siempre es la base indiscutible para que disminuyan los precios y se optimicen la calidad y el servicio. Si hay medicamentos que se pueden vender sin receta, nada debería obstar a que sean adquiridos en cualquier establecimiento comercial que cumpla con un determinado estándar sanitario, como ocurre, por ejemplo, con los locales que expenden alimentos. El riesgo de automedicación existe en la medida en que hay medicamentos que se venden sin receta y no se incrementa porque haya una mayor variedad de locales donde adquirirlos. Es posible que aprobar esa liberalización haga subir el valor de los remedios de venta bajo receta -la restricción actual a favor de las farmacias permite compartir los costos-, pero esto transparentaría el mercado y el saldo debería ser ampliamente positivo a los consumidores, particularmente en los remedios de uso más frecuente. Por su parte, la venta por dosis apunta en la misma dirección, pero su alcance puede ser limitado, debido al costo que implican las regulaciones y resguardos para ponerla en práctica. Una medida complementaria a considerar son fórmulas para la venta de envases con menor cantidad, que permita un ajuste más preciso a la dosis prescrita. Resulta también un avance abrir la posibilidad de que el consumidor pueda optar por un medicamento bioequivalente al recetado, lo que incorpora más competencia entre laboratorios. Sin embargo, la reglamentación deberá ser muy rigurosa a este respecto y prever la entrega de información detallada y accesible, sobre todo en los casos en que el resultado terapéutico pueda no ser idéntico y donde la sustitución puede afectar la eficacia de los tratamientos. El gobierno ha anunciado que insistirá en tercer trámite en la propuesta de venta en establecimientos distintos de farmacias, que es un estándar de competencia en países desarrollados, lo que supone convocar voluntades en el Senado para rechazar el cambio de la Cámara y discutir el punto con fundamento en comisión mixta. Para que esta solución se logre, se requiere la disposición de todos los sectores al diálogo y evitar las descalificaciones que han entorpecido el debate. Acuerdo sobre energías renovables E L CONGRESO y el gobierno alcanzaron un acuerdo para destrabar el proyecto de ley sobre concesiones y servidumbres, a cambio de que la autoridad estuviera dispuesta a flexibilizar la meta que se ha establecido en el proyecto de Energías Renovables No Convencionales (ERNC), que originalmente establece que al 2020 el 20% de la matriz corresponda a este tipo de energía. La autoridad se mostró dispuesta a ello y se estableció que la nueva meta será de 20%, pero al 2025. Resulta altamente valorable la voluntad de alcanzar este tipo de acuerdos legislativos, el que debería ser emulado en otras iniciativas de alto interés para el país, y que por distintas razones su tramitación se ha entrampado. Sin embargo, conviene analizar con más profundidad la conveniencia de amarrarse a una meta específica de generación, ya que ello puede conllevar una serie de dificultades. El propio gobierno ha tenido que cambiar su postura en esta materia, pues inicialmente esta administración fue partidaria de acelerar la vigencia del 20%, pero con el tiempo retrocedió y buscó ampliar el plazo, pues se vio que era inviable. El hecho de que en virtud del acuerdo el plazo se haya extendido en cinco años respecto de la meta original, si bien quita algo de presión sobre las empresas de generación, igualmente representa complejidades y es poco explicable desde una perspectiva técnica, como han advertido diversas voces del sector. Sería conveniente que la ley no contemple metas que, aunque comunicacionalmente atractivas, no tienen mayor justificación y cuya imposición puede terminar por aumentar los costos de generación, y en cambio introduzca incentivos y facilidades para la instalación de energías “limpias”, permitiendo que las señales del mercado definan las nuevas inversiones. En ese plano, resulta inexplicable que la generación hidroeléctrica a gran escala aún no sea plenamente considerada como “renovable”, lo que debería ser corregido en el actual proyecto sobre ERNC. r Y usted, ¿qué opina? Comente en www.laterce ra.com HOY EN LA HISTORIA Carta Magna de Inglaterra. Juan I (también llamado Juan Sin Tierra, pues no recibió herencia de su padre Enrique II) tuvo que defender su posición como monarca tras la muerte de Ricardo Corazón de León en 1199. Durante los primeros años de su reinado perdió todos los dominios ingleses en Francia (incluida Normandía) y a las tensiones que mantenía con la nobleza (que veía como legítimo heredero a su sobrino, Arturo de Bretaña) se agregaron una serie de desencuentros con el clero. Juan no vio otro modo de legitimar su autoridad sino mediante una serie de acciones tiránicas, entre las que se incluyó elevar los impuestos y confiscar propiedades feudales con el objeto de financiar una invasión a Francia que fue un rotundo fracaso. Este fracaso, sumado a los elevados impuestos (asociados con crueles represalias contra quienes no pagaban) y el abuso de sus privilegios, provocó la rebelión definitiva de los barones, entre quienes si bien había reclamaciones de índole personal, en su mayoría se trataba de una voluntad mancomunada para defenderse de los abusos del poder absoluto del monarca. En enero de 1215, la nobleza exigió al monarca una carta de resguardos. Esta fue redactada por los barones y ante la negativa de Juan a firmarla, amenazaron con levantarse en armas, apoyados por el clero y el rey de Francia. Al monarca no le quedó otra alternativa que firmar la Carta Maga, a través de la cual aceptó una serie de derechos de los nobles, el clero y los ciudadanos, y limitó su autoridad en la fijación de impuestos y en la administración de justicia. Este documento se transformó en la base de la institucionalidad inglesa, siendo considerado también uno de los antecedentes más importantes de los sistemas políticos modernos. (VVD)