9. Marcadores en los síndromes coronarios agudos

Anuncio
9.
Marcadores en los síndromes coronarios
agudos
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ *
Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina. Universidad Complutense. Madrid.
Académico de Número de la Real Academia Nacional de Farmacia.
RESUMEN
La cardiopatía isquémica representa la primera causa de morbilidad
y mortalidad en la población. La evaluación y la predicción de riesgo
a corto y largo plazo de los pacientes que presentan dolor precordial u
otros síntomas que sugieren la presencia de un síndrome coronario agudo
(SCA) es un problema clínico diario. De hecho, a pesar de los avances
diagnósticos, la recurrencia de los SCA sigue siendo muy alta. Aunque
los marcadores actuales de necrosis cardiaca permiten detectar y/o excluir
una necrosis cardiaca, el hallazgo de niveles normales de troponina no es
sinónimo de ausencia de riesgo cardiovascular. La aparición de nuevos
marcadores de necrosis cardiaca, inflamación desestabilización y ruptura
de la placa, estrés oxidativo, aterotrombosis y estrés hemodinámico permite caracterizar la contribución de cada uno de estos componentes en los
SCA. En esta revisión analizamos algunos de estos nuevos marcadores
que tienen o podrían tener utilidad en el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de los pacientes con riesgo de desarrollar un SCA. Muchos de
*
Información de contacto:
Doctor Juan Tamargo Menéndez.
Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina. Universidad Complutense.
Plaza de Ramón y Cajal. Ciudad Universitaria. 28040, Madrid.
Tf.: +34 91 394 14 72.
e-mail: [email protected]
313
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
los nuevos marcadores pueden ser de utilidad, pero aún son necesarios
nuevos ensayos clínicos antes de que su aplicación rutinaria en la clínica
diaria.
Palabras clave: Marcadores. Infarto de miocarido. Síndromes coronarios agudos.
ABSTRACT
Biomarker in acute coronary syndromes
The ischemic heart disease is the leading cause of morbidity and
mortality in the population. The evaluation and short- and long-term
prediction of risk in patients with chest pain or other symptoms that
suggest the presence of an acute coronary syndrome (ACS) is a clinical
challenge. In fact, despite diagnostic and therapeutic advances, the rate
of event recurrence is still relatively high. Although new biomarkers
have improved our ability to detect and/or exclude myocardial injury, a
normal troponin measurement is not equivalent to low risk. The
emergence of new markers of cardiac necrosis, inflammation rupture
and destabilization of plaque, oxidative stress, hemodynamic dysfunction
and atherothrombosis can characterize the contribution of each one of
these components in the SCA. In this review we analyze several of these
new biomarkers that are or could be useful in the diagnosis, prognosis
and treatment of patients at risk. These biomarkers have demonstrated
promise and need to be evaluated in further clinical trials before
implementation into routine clinical and laboratory practice.
Keywords: Biomarkers. Myocardial infarction. Acute coronary
syndromes.
«La investigación de las enfermedades ha avanzado
tanto que cada vez es más difícil encontrar a alguien
que esté completamente sano», Aldous Huxley.
314
MARCADORES
1.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de
muerte en España (1) y se acompañan de una gran morbilidad (asistencia
médica, hospitalización, incapacidad) y mortalidad, así como de un alto
coste para el sistema Nacional de Salud. Según las estadísticas de 2006,
las ECV ocasionaron 120.760 muertes en España, lo que supone el 32,5%
del total (28,6% en varones y 36,8% en mujeres) (2). Por grupos específicos de edad, la mortalidad por ECV representa la segunda causa de
muerte (tras los tumores) en las personas de mediana edad, pero es la más
frecuente a partir de los setenta y cinco años. Las dos primeras causas de
muerte de etiología cardiovascular son la cardiopatía isquémica y la enfermedad cerebrovascular, que son responsables del 57,9% de la mortalidad cardiovascular total; la tercera ECV que más muertes produce en
nuestro país es la insuficiencia cardiaca, que en 2006 ocasionó 18.895
muertes, lo que supone el 15,6% de la mortalidad cardiovascular total.
2.
2.1.
SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
El problema
La cardiopatía isquémica engloba diversos trastornos en los que existe un desequilibrio entre el aporte de O2 (flujo sanguíneo coronario) y las
necesidades o demandas miocárdicas de O2 (MVO2). Su manifestación
clínica más frecuente es la angina de pecho, definida como dolor, opresión o malestar, generalmente torácico, atribuible a isquemia miocárdica
transitoria. En ocasiones, la isquemia cardiaca no produce síntomas, en
cuyo caso se habla de isquemia silente, mientras que otras veces la isquemia evoluciona hacia la necrosis cardiaca y provoca un infarto de miocardio (IM). En la mayoría de los pacientes, la cardiopatía isquémica se
asocia a la presencia de placas de ateroma (lesiones fijas) en las arterias
epicárdicas que ocluyen, en mayor o menor grado, la luz vascular y reducen la reserva vascular coronaria; más raramente se asocia a un aumento
brusco y transitorio del tono vascular coronario (vasoespasmo coronario).
Los síndromes coronarios agudos (angina inestable e infarto de miocardio) implican una evolución complicada (fisura, ruptura, hemorragia)
de la placa arteriosclerótica. Ello expone el contenido de la placa (colá315
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
geno, grasa) a la sangre circulante, activándose la cascada de la coagulación, la formación de fibrina y la adhesión y la agregación plaquetarias;
todo ello da lugar a la formación de un trombo intracoronario que ocluye,
en mayor o menor grado, la luz vascular, a la vez que se liberan diversos
mediadores (por ejemplo, serotonina, tromboxano A2) que facilitan la
aparición de cuadros de vasoespasmo coronario. El riesgo de rotura de
la placa depende de su composición y su vulnerabilidad (tipo de placa)
y del grado de estenosis (tamaño de la placa). Las placas vulnerables (con
mayor propensión a la rotura) se caracterizan por un núcleo lipídico grande, pocas células musculares lisas, alta concentración de células inflamatorias (monocitos/macrófagos, linfocitos T, mastocitos) y una delgada
cápsula fibrosa que recubre el núcleo lipídico que las placas estables (3).
El volumen del trombo y el grado de oclusión coronaria, junto a la existencia de circulación colateral y/o de un vasoespasmo en el momento de
la rotura desempeñan un papel fundamental en la presentación de los síndromes coronarios agudos (SCA). La evolución de los SCA puede ser hacia la lisis espontánea del trombo o su progresión hacia la necrosis cardiaca (infarto de miocardio) y la muerte del paciente.
La prevalencia de angina de pecho en España se estima entre el 2-5%
en varones de entre cuarenta y cinco-cincuenta y cuatro años y aumenta
hasta un 11-20% en el rango de edad comprendido entre sesenta y cincosetenta y cuatro años; en la mujer estas cifras son inferiores, 0,5-1% y
10-14%, respectivamente (4). A partir de los setenta y cinco años, la prevalencia es similar en ambos sexos. A partir de estos datos se puede estimar que 1,6 millones de españoles presenta angina de pecho, cifra que
seguirá aumentando en los próximos años. En España se producen anualmente unos 70.000 infartos de miocardio (IM); de esos pacientes, el 56%
fallece durante los primeros veintiocho días, siendo mayor la mortalidad
en los mayores de setenta y cuatro años que, en un alto porcentaje, fallecen antes de ser reingresados en el hospital. La mortalidad intrahospitalaria también es muy alta. Entre los pacientes menores de setenta y cuatro años que ingresan en un hospital, el 15% fallece en los primeros
veintiocho días y el 19% al cabo de un año; en los mayores de setenta y
cuatro años estas cifras aumentan hasta un 43% y un 55%, respectivamente (4). Los estudios PEPA (5) y RESCATE (6) indican que el número de
ingresos anuales por angina inestable es de 34.000, de los cuales el 4,3%
fallece en los tres primeros meses y el 20% reingresa en los seis meses
siguientes. En estos estudios se ha calculado que en España unas 956.000
316
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
personas de entre cuarenta y cinco y setenta y cuatro años acudirían
anualmente a un hospital por un cuadro de angina de pecho (4).
2.2.
Presentación del SCA
La identificación de los pacientes que presentan un SCA entre los
muchos que acuden a la consulta o a los Servicios de Urgencia con
sospecha de dolor cardiaco supone un reto diagnóstico, sobre todo en
los casos en que no hay síntomas claros o hallazgos electrocardiográficos. En pacientes con dolor torácico agudo típico y elevación persistente (> 20 min) del segmento ST del electrocardiograma (ECG) hablamos
de SCA con elevación del segmento ST (SCACEST) y generalmente
refleja una oclusión coronaria aguda total en ausencia de una circulación colateral efectiva; en la mayoría de estos pacientes se desarrollará
en último término un IAM con elevación del segmento ST (SCACEST)
(7, 8). La mayoría de los pacientes que presentan esta elevación inicial
del segmento ST, manifiestan posteriormente ondas Q anormales en el
ECG; por ello, hasta fechas recientes se hablaba de IM con o sin onda
Q para referirse, respectivamente, a los SCA con o sin elevación del
segmento ST. Cuando el trombo no provoca una oclusión completa, la
obstrucción es transitoria y/o la circulación colateral es abundante, no se
aprecia una elevación del segmento ST (los pacientes suelen presentar
una depresión persistente o transitoria del segmento ST o una inversión
de las ondas T); en este caso, el diagnóstico de SCA sin elevación del
segmento ST (SCASEST) o de angina inestable se concretará a partir de
la determinación de los niveles de marcadores de necrosis cardiaca (por
ejemplo, troponinas) (Figura 1).
2.3.
Diagnóstico
La Sociedad Europea de Cardiología (7, 8) define el IM por el
hallazgo de:
1.
La elevación y descenso de los marcadores bioquímicos de necrosis miocárdica (Tabla I) con al menos uno de los siguientes
elementos: a) síntomas de isquemia (historia del dolor torácico/
malestar que dura 10-20 min o más y no responde totalmente a
317
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
FIGURA 1. Espectro de los síndromes coronarios agudos. AI: angina inestable. SCA: síndrome coronario agudo. SCACEST/SCASEST: síndromes coronarios agudos con/sin elevación del
segmento ST del electrocardiograma.
la nitroglicerina). b) Cambios indicativos de isquemia en el
ECG: anomalías de la onda T, elevación o depresión del segmento ST y presencia de ondas Q anormales. Estos trastornos
se denominan arbitrariamente ondas T isquémicas, lesión y
necrosis y, de alguna manera, reflejan los distintos grados de
isquemia del miocardio (Figura 2). c) Historia previa de intervención sobre las arterias coronarias (por ejemplo, angioplastia). d) Evidencia por imagen de pérdida de miocardio viable o
de anomalías del movimiento de la pared ventricular.
2.
Hallazgo patológico de un infarto de miocardio (necrosis, fibrosis).
Estos elementos presentan una marcada variabilidad en el momento
en que comienza el IM. De hecho, casi un 25% de los pacientes no presenta un dolor precordial típico y los cambios típicos en el ECG aparecen
sólo en el 50% de los pacientes. Por el contrario, un 50% de los pacientes
puede presentar un ECG inespecífico o equívoco a su ingreso por dolor
precordial y sospecha de IM y entre los admitidos en el servicio de urgencias con dolor precordial, menos del 20% presenta posteriormente un
IM. Incluso aunque sospechemos un IM es posible que no se observen las
318
MARCADORES
TABLA I.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Marcadores plasmáticos de necrosis cardiaca y ateroma coronario.
• De necrosis cardiaca: CPK total e isoformas (CPK-MB, CPK-MB masa), mioglobina, troponinas T e I, LDH, GOT.
• De isquemia: Albúmina modificada por la isquemia (AMI), ácidos grasos libres no fijados
(FFAu), proteínas de unión a ácidos grados (FABPs), colina.
• De disfunción endotelial: dimetilarginina asimétrica (ADMA), dimetilarginina simétrica
(SDMA), trombomodulina soluble, inhibidor del factor tisular.
• De daño vascular: Microalbuminuria, cistatina C, factor de crecimiento placentario (PlGF).
• De desestabilización y ruptura de la placa: Metaloproteinasa-9 (MMP-9), mieloperoxidasa (MPO), moléculas de adhesión (intercelular tipo-1 o ICAM-1, vascular tipo 1 o VCAM1), ligando CD40 soluble (sCD40L), Proteína plasmática A asociada al embarazo (PAPP-A),
Plaf.
• De estrés oxidativo: F2-isoprostanos, LDL oxidadas, glutation peroxidasa-1, tirosinas modificadas (nitrotirosina, clorotirosina), glutation.
• De activación plaquetaria: sCD40L, tromboglobulina beta.
• De trombosis: Fibrinógeno, factor de von Willebrand, fibrinopéptido A, complejo trombinaantitrombina III (TAT), fragmento de protrombina 1+2, Inhibidor tipo del activador del
plasminógeno (PAI-1), factores de la coagulación (V, VII y VIII), dímero D, sCD40L.
• De disfunción ventricular: Péptidos natriuréticos (BNP, NT-proBNP), MMPs.
• De anomalías en el perfil lipídico: lipoproteína(a).
• De inflamación:
• Moléculas de adhesión (selectinas E y P, ICAM-1, VCAM-1).
• Citocinas (interleucinas 1β, 6, 8, 10, 12 y 18, TNFa).
• Proteina 1 quimioatrayente de miocitos.
• Reactantes de fase aguda: proteína C reactiva (PR), fibrinógeno, amiloide sérico A, ácido
siálico, ceruloplasmina.
• Fosfolipasa A2 asociada a lipoproteína (Lp-PLA2).
• Velocidad de sedimentación globular.
• Contaje de leucocitos.
características típicas de la elevación del segmento ST y las ondas Q. En
la Figura 3 se muestran como pueden evolucionar con el tiempo los cambios típicos del ECG observados después de una oclusión coronaria aguda: ondas T prominentes, elevación del segmento ST, inversión de la onda
T, pérdida de voltaje de la onda R y presencia de ondas Q. Otro problema
adicional es que algunos pacientes no presentan factores de riesgo que
hagan sospechar el riesgo de presentar un SCA. En un meta-análisis de
catorce ensayos clínicos se demostró que el 15,4% de las mujeres y el
19,4% de los varones con cardiopatía isquémica carecían de los factores
de riesgo clásicos (tabaquismo, hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes) (9). En el estudio IBÉRICA un 15% de los pacientes de entre veinticinco y setenta y cuatro años no presentaba dichos factores a pesar de
que podía presentar peor pronóstico (10). Además, el estudio INTERHEART demostró que la presencia de los factores de riesgo tradicionales
tan sólo consiguen explicar el 80% de los casos de enfermedad corona319
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
ria (11). Por último, entre un 2-5% de los pacientes con un posible IM no
cumplen los criterios diagnósticos (presentan un dolor precordial inespecífico) ni factores de riesgo de cardiopatía isquémica (12-14). Estos pacientes pueden ser dados de alta sin el correspondiente diagnóstico y presentar posteriormente un IM en su domicilio.
FIGURA 2.
Los cambios isquémicos en el ECG.
FIGURA 3. Cambios que aparecen a lo largo del tiempo en el ECG de los pacientes que
presentan una oclusión aguda coronaria. Los cambios típicos del ECG comprenden ondas T
prominentes, elvación del segmento ST, inversión de la onda T, pérdida de voltaje de la onda
R, presencia de ondas Q y depresión del segmento ST.
Por tanto, es preciso disponer de marcadores que nos permitan no
sólo diagnosticar la presencia/ausencia de un IM/SCA y cuantificar su
320
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
extensión, sino también establecer su riesgo cardiovascular y los posibles beneficios de diversos tratamientos de estos individuos.
3.
3.
CARACTERÍSTICAS IDEALES DE UN MARCADOR
PLASMÁTICO
En pacientes con SCA los esfuerzos van encaminados a la determinación en sangre circulante de sustancias que permiten identificar que se
ha producido una necrosis de las células cardiacas; de hecho, la necrosis
cardiaca libera a la circulación sanguínea diversas sustancias contenidas
en su interior, que se utilizan como marcadores de riesgo en pacientes
con SCA. Además, existen otros marcadores que nos indican el grado de
isquemia y el posible papel de los distintos componentes implicados en
la progresión/mantenimiento de la placa de ateroma y que determinan el
grado de vulnerabilidad de la placa de ateroma, tales como el papel de
la inflamación, el estrés oxidativo, las alteraciones de la pared vascular,
del perfil lipídico o que facilitan un estado protrombótico (Tabla II). Sin
embargo, muchos de ellos no son aún aplicables en la práctica clínica
debido a la falta de estandarización, la inconsistencia de los ensayos
clínicos y/o la falta de evidencia de que el marcador añada un valor
predictor adicional sobre los marcadores ya existentes.
TABLA II.
Características ideales de un marcador plasmático
1.
Elevada especificidad - Presente solo en el miocardio.
2.
Elevada sensibilidad:
• Elevación precoz.
• Relacionado con el tamaño del daño miocárdico.
• Presentar una ventana diagnóstica (corta vs larga).
3.
Que permita predecir la aparición de un SCA de forma precisa:
• Demostrado en estudios prospectivos.
• Independiente de otros factores de riesgo.
• Cambios en sus niveles plasmáticos se asocian a cambios en el pronóstico del paciente.
4.
Que mejore la predicción de riesgo con respecto a los marcadores habituales.
5.
Práctico:
• Fácil de determinar (estandarización del método).
• Mínima variabilidad.
• Barato.
321
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
Idealmente, para que un marcador se pueda considerar clínicamente
útil debe: 1) haber demostrado en estudios prospectivos diseñados a tal
efecto que puede predecir el riesgo de aparición de un SCA de forma
precisa, 2) presentar una elevada especificidad (que esté presente sólo
en el miocardio), 3) presentar una elevada sensibilidad (elevación precoz de sus niveles plasmáticos, estar relacionado con el grado de isquemia/necrosis, presentar una ventana diagnóstica), 4) ser independiente
de otros factores de riesgo, 5) estar relacionado causalmente con la necrosis cardiaca, de tal forma que la modificación del marcador se asocie
con cambios en el pronóstico del paciente, 6) permitir mejorar la predicción de riesgo con respecto a los marcadores habituales, 7) ser de fácil
manejo (poder determinarse de forma estándar y con mínima variabilidad), y 8) que su determinación sea fácil, reproducible y barata. De todo
lo anterior se deduce que un marcador puede emplearse con tres fines:
el diagnóstico del los SCA (lo que se traduce en un menor tiempo en
el Servicio de Urgencias), la valoración del pronóstico y como guía de
futuras actuaciones terapéuticas.
4.
4.1.
MARCADORES DE NECROSIS MIOCÁRDICA
Mioglobina (Mb)
Es una proteína monomérica del grupo heme (17,8 kDa) cuya función es la de almacenar y transportar O2 al músculo cardíaco. Es el
marcador diagnóstico más precoz del IAM, presenta un alto valor predictor negativo (99,9% vs 95% la CK-MB) (15), ya que sus niveles se
encuentran elevados ya a las 1-3 horas, lo que permite tomar la decisión
de instaurar un tratamiento fibrinolítico (Figura 4). Alcanza niveles
máximos a las 6-12 horas y vuelve a la normalidad a las 24 horas
después del inicio de los síntomas (Tabla III). La Mb presenta una
sensibilidad del 100% desde la tercera hora tras el inicio de los síntomas
y un alto valor predictor negativo en el caso de no existir un IAM
(100%). La Mb permite también detectar un reinfarto, pues sus niveles
ascienden más rápidamente que los de la creatina quinasa CK-MB masa.
También proporciona información sobre una posible extensión de la
necrosis cardiaca si sus cifras no vuelven a la normalidad a las 24-36
horas pos-IAM. Los valores de Mb son mayores en el hombre que en
la mujer (por la diferencia de masa muscular) y aumentando con la edad
322
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
en ambos sexos. En los estudiosTIMI 11B y TACTICS-TIMI 18, realizados en pacientes con SCASEST, los niveles de Mb >110 ng/mL se
asociaban a un aumento de la mortalidad a los seis meses, independientemente de los cambios observados en CK-MB y troponina I (16). Sin
embargo, la Mb es un marcador inespecífico de daño cardiaco, ya que
sus niveles aumentan tras cirugía, en presencia de insuficiencia renal,
lesiones y distrofias musculares, rabdomiolisis y anoxia o tras ejercicio
físico, sobre todo en individuos no entrenados.
FIGURA 4. Relación temporal de la liberación de varios marcadores biológicos tras un
SCACEST.
TABLA III. Cambios temporales, especificidad y dependencia de la función renal (FR)
de los marcadores de necrosis cardiaca. d: días. GOT: Glutámico oxalacético
transaminasa. h: horas. LDH: lactato deshidrogenasa. Tn: troponina
Marcador
CK-MB activa
CK-MB masa
CK-MB2
Mioglobina
cTn T
cTn I
LDH
GOT
Aparición
(h)
Pico
(h)
Normalización
(h/d)
Especificidad
cardiaca
Dependencia
de la FR
3-6
3-12
2-6
1-3
12-24
24
18
6-12
3-12
24-48
30-40
18-24
36-72 h
48-72 h
?
24 h
12-48
5-10 d
10-12 d
4-5 d
No
++
++
No
5-14 d
++++
No
No
No
+
No
Sí
3-12
12-16
6-8
+
323
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
4.2.
Creatina quinasa (CK)
Esta enzima cataliza la refosforilación del adenosina difosfato (ADP)
para formar adenosina-5’-trifosfato (ATP), utilizando fosfocreatina como
fuente de fosforilación. La CK está ampliamente distribuida por todo el
organismo y sus niveles plasmáticos aumentan a las 3-6 horas del comienzo de los síntomas en un SCASEST, alcanzan valores máximos a
las 18-30 horas y vuelven a sus valores basales al cabo de 3-4 días (o
antes si ha tenido lugar la reperfusión coronaria). Los niveles de CK no
son específicos de los SCA ya que también aumentan en pacientes con
enfermedades o lesiones musculares, diabetes, convulsiones, intoxicación alcohólica, hipotiroidismo o embolismo pulmonar, así como en
corredores de fondo o tras inyecciones intramusculares. Por su amplia
distribución e inespecificidad de la elevación de sus niveles, no se recomienda utilizar la CK total para el diagnóstico del IM.
La CK es un dímero compuesto por dos subunidades (M y B, cada
una de 40 kDa), por lo que existen tres isoenzimas (MM; BB y MB). La
CK-MB predomina en el músculo cardíaco, aunque también existe en el
intestino delgado, diafragma, próstata, riñón, eritrocitos, útero y próstata. Los niveles de CK-MB aumentan a las 3-6 horas tras el comienzo de
la obstrucción coronaria, alcanzan el valor máximo a las 20 horas (1224) y vuelven a la normalidad a las 36-72 horas (Figura 4, Tabla III).
Durante años se ha utilizado la CK-MB como marcador para el diagnóstico del IAM, aunque sus niveles también aumentan en otras circunstancias: cirugía cardiaca, cardioversión eléctrica, cateterismo coronario,
traumatismos, hipotiroidismo y enfermedades degenerativas e inflamatorias del músculo esquelético, así como en corredores de fondo. Además, la actividad de la CK-MB depende de la masa muscular del individuo, disminuyendo en las mujeres y en ancianos. Por ello, ante un
aumento de CK-MB, es necesario conocer si éste es debido a una alteración del músculo esquelético o del miocardio. Para ello, se utiliza el
índice de corte [(CK Total/CK-MB masa) x 100], que si es > 3,5-5%
sugiere un aumento de CK-MB de origen cardiaco.
324
MARCADORES
4.3.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Lactato deshidrogenasa (LDH)
Esta enzima (140 kDa) cataliza la conversión de lactato en piruvato. Presenta dos subunidades, M y H, predominando esta última en el
miocardio. Sin embargo, la LDH se localiza en el citoplasma de casi
todas las células del organismo humano por lo que carece de especificidad cardiaca.
4.4.
Glutámico oxalacético transaminasa (GOT)
Esta enzima, de localización mitocondrial y citoplasmática, cataliza
la transferencia del grupo amino desde el aspartato al α-cetoglutarato.
La GOT también aumenta en enfermedades hepáticas, necrosis del
músculo cardiaco o esquelético, distrofia muscular progresiva, dermatomiositis, pancreatitis aguda, embolia pulmonar, necrosis renal y cerebral, hemólisis o ejercicio físico intenso y tras la administración de
opiáceos, salicilatos o eritromicina. Por tanto, la GOT no es específica
del miocardio ni un marcador cardiaco.
4.5.
Troponinas
El complejo troponina (Tn) localizado en la superficie de los filamentos finos de actina regula interacción Ca2+-dependiente entre actina y
miosina y, por tanto, la función contráctil del músculo cardiaco. Existen
tres subunidades de troponina: a) la TnC que fija el Ca2+; b) la TnT que
une el complejo troponina a la tropomiosina, y c) la TnI, que se une a la
actina e inhibe la interacción actina-miosina cuando la concentración de
Ca2+ intracelular disminuye durante la diástole. Las isoformas cardiacas
de las TnT (35 kDa) y TnI (21,5 kDa) no se detectan en el plasma de
individuos normales, pero sus niveles aumentan precozmente (3-4 horas)
tras un IAM, primero desde sus depósitos citosólicos y, posteriomente,
como resultado de la proteolisis miofibrilar, alcanzan su valor máximo al
cabo de 24-48 horas y persisten elevadas, al menos, 5-14 días, lo que
representa una ventaja frente a la CK-MB (Figura 4 y Tabla III). La TnT
persiste en sangre más tiempo que la TnI (5-21 días), pero su aparición
en sangre es un poco menos precoz. En la actualidad, la cTnT o la cTnI
325
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
son los marcadores de daño miocárdico de elección porque son más específicos y sensibles que las enzimas cardiacas tradicionales, presentando un valor pronóstico a corto (30 días) y largo plazo, incluso en presencia de lesiones del músculo esquelético o tras realizar un esfuerzo físico
(7, 8). Las troponinas también aumentan en pacientes con SCASEST que
se someten a una revascularización coronaria.
Una única determinación de troponinas negativa cuando el paciente
llega al hospital no es suficiente para descartar un SCA, ya que en muchos pacientes el aumento de las troponinas sólo se puede detectar al cabo
de unas horas. Por ello, para demostrar o excluir la necrosis cardiaca, se
deben tomar muestras repetidas de sangre en las primeras 6-12 horas del
ingreso hospitalario y tras cualquier episodio posterior de dolor torácico
grave. Por último, dado que los microinfartos producen elevaciones muy
pequeñas de TnT/TnI, se recomienda que los puntos de corte para el diagnóstico del IM cuando se utilizan troponinas cardiacas deben basarse en
el percentil 99 de una población sana de referencia, con un coeficiente de
variación < 10%.
Diversos estudios (17-23) han demostrado que en pacientes con
SCASEST la elevación de los niveles de TnT y TnI se correlaciona con
un aumento de la mortalidad y de las complicaciones cardiovasculares
mayores (reinfarto y revascularizaciones coronarias), tanto en la fase
aguda hospitalaria como a largo plazo, siendo esta correlación más
evidente en los que presentaban el percentil más alto (≥ 9 ng/ml). La
detección de Tn positivas en pacientes con SCASEST no sólo indica
la existencia de necrosis cardiaca independiente de los hallazgos en el
ECG, sino la presencia de trombos intracoronarios y la embolización
distal de microagregados ricos en plaquetas desde el lugar de la rotura
de la placa (24, 25). En el registro observacional GRACE, que incluía
10.709 pacientes con sospecha de SCA se identificaron 3.479 pacientes
con IAMSEST. Los que presentaban niveles elevados de troponinas y
CK-MB presentaban mayor mortalidad hospitalaria y tasa de reinfartos
que aquellos pacientes con solamente elevación de troponina (26). Sin
embargo, las troponinas permiten detectar necrosis cardiacas que no son
detectadas cuando se utiliza como marcador la CK-MB, es decir, que
tiene un valor pronóstico superior al de ésta. Además, los pacientes con
valores anormales de troponinas obtienen más beneficio de ciertas intervenciones terapéuticas que los pacientes sin elevación de troponina. De
326
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
hecho, el subanálisis de los estudios FRISK (17) y TIMI 11B (24) sugiere que las heparinas de bajo peso molecular son más efectivas en los
pacientes con niveles elevados de troponinas. Por el contrario, en un
subanálisis del estudio CAPTURE (c7E3 FAB Antiplatelet Theraphy in
Unstable Refractory Angina), la incidencia de muerte e IM a los seis
meses en los pacientes con niveles plasmáticos de TnT ≥ 0,1 ng/ml era
significativamente menor en el grupo tratado con abciximab que en el
de placebo (9,5% vs 23,9%), pero este beneficio desaparecía en los
pacientes con valores inferiores de TnT (21, 27).
Los niveles de troponinas aumentan en diversas circunstancias, tales
como polimiositis, rabdomiolisis, dermatomiositis, insuficiencia cardiaca, accidentes cerebrovasculares, hemorragia subaracnoidea, tumores
hematológicos, tromboembolismo pulmonar, sepsis, enfermedades pulmonares, sarcoidosis, esclerodermia, enfermedades neurológicas, hipotiroidismo, fármacos (adriamicina, 5-fluoro-uracilo), hipotiroidismo y
enfermedades inflamatorias. La TnT también está elevada casi en el
50% de los pacientes con insuficiencia renal crónica, mientras que la
TnI aumenta en un menor porcentaje de pacientes. En estos pacientes
con concentraciones de creatinina sérica es > 2,5 mg/dl (221 μmol/l) la
elevación de los niveles de TnT y TnI, incluso en ausencia de un SCA,
es un predictor independiente de un mayor riesgo de muerte e IM (28),
hecho que ha sido confirmado en el estudio GUSTO IV (29).
Hoy disponemos de anticuerpos con una alta especificidad por las
troponinas cardiacas que han reducido la aparición de falsos positivos,
por lo que las troponinas son considerados marcadores inequívocos de
daño cardíaco. Sin embargo, la presencia de más de 15 distintos proveedores para la determinación de TnI exige una estandarización entre los
distintos ensayos (30).
5.
MARCADORES DE INFLAMACIÓN
La aterosclerosis es una enfermedad inmunoinflamatoria, fibroproliferativa y multifocal crónica de las arterias de tamaño mediano y grande, causada principalmente por una acumulación lipídica (31, 32). La
cardiopatía isquémica incluye dos procesos distintos: 1) un proceso
estable y difícilmente reversible (placa de ateroma) que produce un
estrechamiento luminal gradual y lento (durante décadas), y 2) un pro327
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
ceso dinámico, potencialmente reversible, que modifica la progresión
lenta hacia una forma súbita e impredecible y causa una rápida oclusión
coronaria parcial o completa (trombosis, vasospasmo o ambos).
En placas ateromatosas obtenidas en autopsias se ha comprobado la
presencia de monocitos, macrófagos y linfocitos T, particularmente en
la zona curva de la placa, donde suele producirse la rotura y en los SCA
se ha demostrado la liberación de diversas citocinas [factor de necrosis
tumoral (TNFα), interleucinas (IL-1 e IL-6), interferón gamma (IFNγ)
que amplifican la respuesta inflamatoria, incluso en ausencia de signos
de necrosis miocárdica (31, 32). En el lugar de la rotura de la placa la
concentración de linfocitos T y de macrófagos activados es de seis a
nueve veces mayor que en las placas estables, que pueden liberar diversas citocinas capaces de activar los macrófagos, promover la proliferación de las células musculares lisas y producir proteasas que digieren la
matriz extracelular.
En situaciones que implican una respuesta inflamatoria, estas citocinas aumentan las concentraciones plasmáticas de diversos reactantes
de fase aguda, un grupo de proteínas sintetizadas por los hepatocitos
(Tabla I) cuyos niveles aumentan en pacientes con SCA con mayor
tendencia a presentar eventos cardiovasculares adversos, razón por la
que podrían utilizarse como indicadores potenciales de la existencia de
placas ateromatosas «inestables». Sin embargo, los reactantes de fase
aguda son una respuesta inespecífica, ya que cualquier proceso inflamatorio podría elevar sus niveles.
Además, en las placas ateroscleróticas humanas pueden existir Chlamydia pneumoniae, citomegalovirus y otros agentes infecciosos, aunque
la asociación entre la infección por distintos agentes infecciosos y el
desarrollo de aterosclerosis no es concluyente. En posible que los agentes infecciosos pudieran inducir una respuesta inflamatoria que facilitaría la progresión de la aterogénesis y sus complicaciones. Pero también
es posible que estos agentes infecciosos sean un epifenómeno que acompaña a la placa y no guarden relación con su evolución. El hallazgo de
que la utilización de antibióticos específicos no se acompaña de una
reducción del riesgo cardiovascular pone en duda el valor de estos agentes patógenos en el componente infeccioso-inflamatorio de la placa de
ateroma.
328
MARCADORES
5.1.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Citocinas
Son péptidos señalizadores (15-30 kDa) que se producen como respuesta a una agresión tisular y participan en la respuesta inflamatoria. Las
citocinas producidas por las células presentes en la placa aterosclerótica
(macrófagos, fibroblastos, células endoteliales y neutrófilos) inducen y
regulan una gran variedad de funciones celulares, tales como la proliferación de las células musculares lisas, la quimiotaxis de los monocitos, el
aumento de la matriz extracelular, la producción de radicales libres que
contribuyen a la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDLox)
y la liberación reactantes de fase aguda) (33, 34). Las LDLox son un ligando para los receptores barredores (SR-A, LOX-1) expresados en los
macrófagos y cuya expresión aumenta cuando estas células son activadas
por citocinas; ello facilita el acúmulo de LDLox en el interior de los
macrófagos, los activa y, a la larga, los convierte en células espumosas.
Los macrófagos activados, a su vez, liberan citocinas proinflamatorias
(IL-1α, IL-1β, IL-6, IL-8, IL-12, IL-18, TNFα, IFNγ), factores estimulantes de colonias de granulocitos (GM-CSF) y monocitos (M-CSF) y
proteína 1 quimiotáctica de monocitos (MCP-1) y, como consecuencia
aumentan las células inflamatorias en la placa de ateroma.
La IL-6 (26 kDa) se produce por linfocitos Th2, macrófagos, fibroblastos y células endoteliales en respuesta a citocinas (IL-1, IL-4, TNFα,
IFNγ) y endotoxinas bacterianas. Actúa a través de un receptor (IL6R),
formado por dos glicoproteínas de membrana, gp80 y gp130, estimulando la síntesis hepática de PCR y la producción de TNFα y metaloproteinasas (MMPs). También promueve la coagulación a través de la estimulación de factores protrombóticos (factores tisular, VIII y de von
Willebrand, fibrinógeno), de la agregación plaquetaria y de la reducción
de los niveles de los inhibidores de la hemostasia como la antitrombina III y la proteína S (35). En pacientes > 65 años, la elevación de los
niveles de IL-6 se asocia a una mayor mortalidad total y relacionada con
cardiopatía isquémica (35).
La IL-10 (19 kDa) producida por los linfocitos T y macrófagos exhibe múltiples acciones antiiflamatorias. Así, inhibe la producción de NO
y la proliferación de linfocitos T, la activación de los macrófagos y la
síntesis de citocinas proinflamatorias (IL-1α, IL-1β, IL-2, IL-6, IL-8,
TNFα, INFγ), GM-CSF y M-CSF (36, 37). Todos estos efectos confieren
329
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
a la IL-10 un importante papel en la progresión de la placa de ateroma.
En el estudio CAPTURE, los pacientes con SCA y niveles de IL-10 más
elevados presentaban un mejor pronóstico, siendo su valor predictor independiente de los niveles de TnI o TnT (38). Por el contrario, niveles
bajos de IL-10 son un marcador de inestabilidad de la placa y de mal
pronóstico. El efecto beneficioso del aumento en los niveles de IL-10 se
pone de relieve en pacientes con niveles elevados de PCR sugerentes de
una marcada respuesta inflamatoria.
La IL-18 es una citocina proinflamatoria producida por los macrófagos, que estimula la liberación de INFγ por los linfocitos T y en
modelos animales aumenta las células T en la placa, facilita su progresión y, particularmente, su ruptura (39). En pacientes aparentemente
sanos con placas inestables aumenta la expresión de IL-18 y el aumento
de sus niveles plasmáticos es un predictor independiente de futuros
eventos coronarios en pacientes con enfermedad cardiovascular (40).
Niveles elevados de IL-18 se asocian también a una mayor mortalidad
CV en pacientes con angina, estable o inestable.
De todo lo anterior se deduce que las ILs proinflamatorias son unas
buenas predictoras de inestabilidad de la placa, pero en el momento
actual las dificultades que presentan su determinación y estandarización,
unidas al alto coste de las determinaciones, limitan su utilidad en la
práctica diaria.
5.2.
Proteína C reactiva (PCR)
Es una proteína pentamérica (120 kDa) que se sintetiza en el hígado
en respuesta a diversos estímulos (citocinas, infecciones, inflamación
aguda). También se produce por las células de la placa de ateroma
coronaria. A nivel de la placa la PCR produce disfunción endotelial
(disminuye la actividad del óxido nítrico-NO) y un fenotipo vascular
proinflamatorio y proaterogénico (41). Así, aumenta los niveles vasculares de endotelina 1 (ET-1) y de inhibidores del activador tisular del
plasminógeno (PAI-1), la expresión de moléculas de adhesión y de las
factores quimiotácticos en las células endoteliales (lo que facilita el
acúmulo de monocitos en la placa), estimula la actividad de los polimorfonucleares y la captación de LDL oxidadas por los macrófagos, activa
330
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
la coagulación (estimula la producción del factor tisular) y participa en
la génesis de la ateroesclerosis, al estimular la proliferación y migración
de las células musculares lisas, a través de la expresión de los receptores
tipo 1 de la angiotensina II (42).
En pacientes sin enfermedad arterial coronaria las concentraciones
medias de PCR son < 1 mg/L, mientras que en pacientes con tres arterias
coronarias afectadas son > 1,4 mg/L. En base a los niveles plasmáticos
de PCR, las Guías publicadas por el Centro de Control/Asociación Cardiaca Americana (AHA) han determinado las cifras de corte para determinar un riesgo cardiovascular bajo (< 1,0 mg/L), medio (1-3 mg/L)
y alto (> 3,0 mg/L) en pacientes con un riesgo de cardiopatía isquémica a diez años del 10-20% según la escala de riesgo del estudio Framingham (Framingham Risk Score) (43). Si se alcanzan niveles ≥ 10 mg/L
se debe repetir la determinación y descartar la posible existencia de una
inflamación o infección. Además, recomendaba realizar dos determinaciones, una en ayunas y otra tras la ingesta en la población general asintomática.
En el estudio MRFIT (Multiple risk factor intervention trial) realizado en 12.866 varones aparentemente sanos seguidos durante diecisiete
años, aquellos con niveles de PCR > 3 mg/L presentaban un aumento de
la mortalidad por cardiopatía isquémica (44). Tras un seguimiento de dos
años, en el estudio ESCAT (European concerted action on thrombosis
and disabilities angina pectoris study group) los pacientes con angina de
pecho y eventos cardiovasculares presentaban unos niveles de PCR más
elevados que los pacientes sin eventos (2,15 frente a 1,61 mg/dL) (45, 46).
También se observó que los pacientes con IM previo tenían valores de
PCR más altos que los pacientes sin IM y presentaban un riesgo más
de dos veces mayor de presentar un evento cardiovascular durante el seguimiento. En el Physicians Health Study (PHS) (47) varones aparentemente sanos tenían una PCR basal menor que los aparentemente sanos
que presentaron eventos cardiovasculares (1,13 vs 1,40 mg/L). El riesgo
relativo de presentar un IM en los varones con una concentración de PCR
en el percentil elevado era 2,9 veces mayor que en los que presentaban valores en el percentil más bajo. Además, el efecto protector de
la aspirina para prevenir el primer IM aparecía en pacientes con niveles
de PCR > 2,1 mg/L (55,7%; p = 0,02), pero no en aquellos con el percentil de PCR más bajo (< 0,55 mg/L). Igualmente, en pacientes coro331
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
narios, la presencia de niveles de PCR > 2,1 mg/L se asociaba a un riesgo
2,9 veces mayor de presentar un posterior IM y 1,9 veces de presentar eventos cardiovasculares (45, 48); valores > 3 mg/L predicían eventos
coronarios recurrentes y una mayor incidencia de complicaciones tromboembólicas post-angioplastia y de complicaciones tras cirugía de bypass
coronario (49).
En pacientes con NSTEACS una PCR > 9,6 mg/L se asocia a una
mayor mortalidad y riesgo de eventos CV en los treinta primeros días
que los que presentaban niveles < 2 mg/L (50-52). Resultados similares
fueron observados en otro metaanálisis de catorce estudios prospectivos
en los que los pacientes con niveles de PCR en el perfil más alto presentaban un riesgo 1,9 veces mayor que los que estaban en un percentil
más bajo (48). Además, añade valor predictor a los valores de LDL-C
y los niveles de riesgo del estudio Framingham y provee información en
pacientes con síndrome metabólico (41).
En pacientes con SCACEST, la PCR es también un marcador que
triplica el riesgo de eventos recurrentes (53, 54), aunque la evidencia
es menos evidente que en los que presentan un SCASEST. De hecho, en
algunos estudios no se pudo demostrar que la elevación de la PCR fuera
un factor de riesgo independiente de muerte y/o IM cuando se ajustó la
PCR por otros factores de riesgo en un modelo de regresión logística
(55, 56). Igualmente en el estudio Reykjavik, tras un seguimiento de
hasta veinte años, la PCR era mucho menos efectiva para predecir eventos cardiovasculares de lo que se pensaba (48).
En la actualidad se dispone de técnicas de determinación de alta
sensibilidad (hs-PCR) que permiten detectar niveles de PCR muy bajos
(0,3 mg/L) en pacientes en los que no existe un proceso inflamatorio
de relevancia clínica (57). A diferencia de los niveles lipídicos, los de
la hs-PCR no presentan un ritmo circadiano y son independientes de la
ingesta. Utilizando los datos del Woman’s Health Study que incluía
27.939 mujeres profesionales sanitarias sanas con una media de cuarenta
y cinco años de edad, Ridker y Cook (58) demostraron que valores muy
bajos (< 0,5 mg/L) o muy altos (> 10 mg/L) de hs-PCR son un marcador
importante para predecir futuros eventos cardiovasculares independientemente de otros factores de riesgo de la escala de riesgo del estudio
Framinghamg.
332
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
La elevación de los niveles de hs-PCR predice la restenosis tras
intervenciones coronarias (59) y las recurrencias de ictus isquémico (60)
y angina crónica estable y las vasculopatías periféricas (45, 47, 57, 61,
62). Además, niveles de PCR elevados antes de una intevención (quirúrgica o percutánea) coronaria son un predictor de peor pronóstico (57).
Los niveles de PCR también se correlacionan con la presencia de obesidad abdominal y la futura aparición de diabetes tipo 2 (61). Es decir,
que en pacientes con cardiopatía isquémica, la elevación de la hs-PCR
podría definir a un grupo de pacientes de alto riesgo (que presentarían
una mayor respuesta inflamatoria y un mayor riesgo de ruptura de la
placa) que podrían beneficiarse de un tratamiento más agresivo. De
hecho, estatinas, fibratos y otros hipolipemiantes disminuyen los niveles
de hs-PCR, habiéndose observado que la eficacia de las estatinas es
mayor en pacientes con niveles más elevados de hs-PCR (63). Además,
los pacientes tratados con estatinas que presentan los niveles más bajos
de PCR presentan un mejor pronóstico que aquellos que presentan niveles más elevados, independientemente de cuales sean los niveles de
LDL-colesterol. Por el contrario, la terapia hormonal sustitutiva aumenta los niveles de PCR.
En muchos pacientes la elevación de PCR se asocia a una elevación
de troponinas, por lo que la elevación de ambos marcadores incrementa
el valor pronóstico (25, 50, 64). En el estudio TIMI11A el riesgo era
muy bajo en pacientes con TnT negativa y PCR < 1,55 mg/L; por el
contrario, valores de PCR > 1,55 mg/L y/o una TnT positiva precoz
permitían identificar a los pacientes con SCASEST con mayor riesgo de
mortalidad a los catorce días (65). Es decir, que los niveles de PCR en
el percentil más alto identifican a una población de pacientes con riesgo
importante incluso en aquéllos con TnT negativa. En el estudio CAPTURE realizado en pacientes con angina inestable, sólo la TnT era predictor en las primeras 72 horas, pero tanto la TnT como la PCR eran
predictores independientes de la mortalidad a los seis meses, observándose que los pacientes con una PCR > 10 mg/L presentaban un mayor
riesgo de revascularización e IAM (55). En pacientes con SCASEST
con troponinas negativas, la elevación de PCR > 3 mg/L aumenta 4,510 veces el riesgo de muerte, IM, isquemia recurrente, revascularización
coronaria y rehospitalización independientemente de los niveles de troponinas y otros marcadores (25, 52, 64, 66-71).
333
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
El principal problema es que los niveles de PCR aumentan también
en procesos inflamatorios crónicos (intestinales, artritis reumatoide, pulmonares, inefcciones) y alcoholismo crónico. Diversas variables (edad,
tabaquismo, sexo, menopausia y enfermedades agudas) pueden modificar
algunos reactantes de fase aguda, pero desconocemos si este es el caso de
la PCR.
5.3.
Fosfolipasa A2 asociada a lipoproteína (Lp-PLA2)
Es una enzima de 50 kDa, Ca2+ independiente, asociada a las lipoproteínas de baja densidad (LDL), en particular, a las partículas pequeñas densas, altamente proaterogénicas y susceptibles de ser oxidadas (72). Se libera por macrófagos/monocitos, mastocitos y linfocitos T
en respuesta a IL-1 y TNFα. Se acumula en la capa íntima y media
arterial, actuando como nexo de unión entre inflamación y acúmulo de
lípidos. La Lp-PLA2 hidroliza fosfolípidos en posición sn a lisofosfatidilcolina y ácidos grasos oxidados libres que presentan propiedades proinflamatorias y propapoptóticas y facilitan la oxidación de las LDL a
nivel de la placa y su incorporación a los macrófagos (73). Su expresión
aumenta en los macrófagos de la placa fibrosa de las lesiones susceptibles de rotura, contribuyendo a la progresión y vulnerabilidad de la
placa (74). En el estudio WOSCOPS (West of Scotland Coronary Prevention Study) los valores basales de Lp-PLA2 resultaron ser un factor
predictor independiente de eventos cardiovasculares futuros, presentando los sujetos con valores de Lp-PLA2 en el quintil superior casi el
doble de riesgo que los que tenían los valores en el quintil inferior (75).
Además, fue el único marcador de inflamación cuyos valores no resultaron afectados por el tabaquismo. Igualmente, en el estudio MONICA
(Monitoring of trends and determinants in CArdiovascular disease)
valores basales elevados de Lp-PLA2 se asociaban a un mayor (21%)
riesgo de eventos coronarios futuros (76). En este estudio la combinación de Lp-PLA2 > 290,8 μg/L y hs-PCR > 3 mg/l se asociaba significativamente a un riesgo superior al conferido por cada marcador por
separado. En el estudio ARIC (Atherosclerotic Risk in Communities
Study) realizado en individuos aparentemente sanos, se encontró una
relación entre los valores de LDL y de Lp-PLA2, de forma que los
pacientes con LDL < 130 mg/dl y Lp-PLA2 > 422 μg/L presentaban un
334
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
riesgo significativamente superior, independientemente de otros factores
de riesgo (77). Sin embargo, en el Women’s Health Study, que incluía
una población femenina de bajo riesgo cardiovascular, la Lp-PLA2 no
resultó ser un predictor independiente de eventos, a pesar de que sus
niveles estaban más elevados en la población que presentó eventos cardiovasculares. Ello podría deberse a que en este estudio sólo se incluyeron mujeres con baja incidencia de eventos (el 0,2% anual) y menos
pacientes afroamericanos y diabéticos que en otros estudios y a la terapia hormonal sustitutiva que reduce los valores de Lp-PLA2. Finalmente, en el estudio Rotterdam realizado en pacientes seguidos durante siete
años la actividad de Lp-PLA2 se asoció con un mayor riesgo de eventos
coronarios y de ictus isquémico; la actividad de Lp-PLA2 también fue
un predictor independiente de eventos coronarios en individuos con
colesterol no-HDL por debajo de la mediana (78). En estos cuatro estudios se observó que la Lp-PLA2 se correlacionaba con el colesterol total
y las LDL y presentaba una débil correlación con la PCR; la correlación
con las lipoproteínas de alta densidad (HDL) es dudosa.
Los pacientes con enfermedad coronaria demostrada angiográficamente presentan niveles de Lp-PLA2 más elevados en comparación
con los controles, existiendo una correlación entre la Lp-PLA2 y la presencia de calcificaciones coronarias; esta correlación independiente de
otros factores de riesgo (79, 80). Sin embargo, otro estudio aunque los
valores plasmáticos basales elevados se asociaban a un mayor riesgo de
eventos cardiovasculares, no eran un predictor independiente de la extensión de la enfermedad coronaria (81). Podemos, por tanto, concluir que la
Lp-PLA2 es un predictor de eventos coronarios en sujetos con diferentes
valores de colesterol y podría tener aplicación como nuevo marcador de
riesgo como complemento de la PCR. Las estatinas y los fibratos reducen sus niveles plasmáticos y actualmente están en desarrollo otros fármacos que también disminuyen los valores plasmáticos de Lp-PLA2 (72).
6.
6.1.
MARCADORES DE ISQUEMIA
Albúmina modificada por la isquemia (AMI)
La AMI se forma por un cambio conformacional producido por los
radicales libres de oxígeno en el N-terminal de la albúmina humana, que
335
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
presenta un punto de unión específico para el Cu2+ que se libera desde
la ceruloplasmina en presencia de isquemia. La AMI un marcador muy
sensible de isquemia, ya que sus niveles aumentan a los quince minutos
de haber inducido una isqumeia cardiaca durante una angioplastia coronaria, y se mantienen elevados durante seis horas (82). Existe, además,
una correlación entre los niveles plasmáticos de AMI y la circulación
colateral coronariadel paciente sometido a una intervención coronaria
percutánea, observándose que los niveles de AMI aumentaban mucho
menos en los pacientes con buena circulación colateral que en aquéllos
con mala circulación colateral (83). En otro estudio realizado en 208
pacientes con sospecha de SCA la elevación de la AMI tenía una sensibilidad del 82%, una especificidad del 46%, un valor predictor negativo del 59% y un valor predictor positivo del 72%; la combinación de
AMI con el ECG y la TnT identificaba al 95% de los pacientes cuyo
dolor precordial era debido a cardiopatía isquémica (84). Por tanto, la
AMI es un marcador que puede ayudar al diagnóstico diferencial del
dolor torácico en pacientes con SCA.
Sin embargo, los niveles de AMI también aumentan en pacientes
con ictus, nefropatías avanzadas, hepatopatías y algunas neoplasias, así
como tras un ejercicio extenuante (corredores de maratón), aunque en
este caso el aumento tiene lugar al cabo de 24-48 horas (85). Por tanto,
son necesarios nuevos estudios antes de incluir la AMI como uno de los
marcadores de rutina para el diagnóstico de los SCA.
6.2.
Ácidos grasos libres no fijados
Los niveles plasmáticos de ácidos grasos libres aumentan de forma
importante tras un episodio isquémico, lo que se ha atribuído a la lipolisis que el aumento del tono simpático produce tanto a nivel cardiaco
como a nivel del tejido adiposo (86). Los ácidos grasos que se utilizan
para el consumo energético pueden existir en forma esterificada (por
ejemplo, con glicerol), no esterificada pero unida a la albúmina y en un
pequeño porcentaje en forma no soluble (FFAu). Aunque desconocemos
el papel que los FFAu en pacientes con SCA podrían actuar como activadores de otras moléculas implicadas en la isquemia. En un estudio
realizado en pacientes con dolor precordial se comprobó que el 93%
presentaba una elevación de los FFAu en un momento en que sólo el
336
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
30% presentaba una elevación de los niveles de TnI (85), existiendo una
buena correlación entre el pico de ambos marcadores. Este hallazgo
sugiere que los niveles plasmáticos de FFAu podrían aumentar de forma
muy precoz tras un episodio isquémico.
El transporte de FFA a través de las membranas aumenta por las
denominadas proteínas de unión a ácidos grados (FABPs). Hasta la fecha
se han identificado nueve FABPs con una amplia distribución tisular y
una semivida de varios días (87). Existe una FABP cardiaca (H-FABP)
que se libera desde los cardiomiocitos lesionados en las primeras seis
horas, pudiendo detectarse en plasma antes que la mioglobina o la troponina (88). Sin embargo, la H-FABP no es específica del miocardio,
liberándose también en músculo esquelético, riñón, cerebro, glándulas
mamarias y placenta (89). Por tanto, el valor de la H-FABP como
marcador de necrosis cardiaca debe aún ser validado.
7.
7.
7.1.
MARCADORES DE DESESTABILIZACIÓN Y/O RUPTURA
DE LA PLACA
Metaloproteinasa-9 (MMP-9)
Las alteraciones de la síntesis y/o degradación de la matriz extracelular (MEC) juegan un importante papel en el desarrollo de la lesión aterosclerótica y en la rotura de la placa. (90). La evolución de la
placa aterosclerótica desde la estría grasa a la placa avanzada e inestable se asocia un incremento de la actividad proteolítica, principalmente
en los macrófagos localizados en los hombros de la lesión y alrededor del núcleo graso y necrótico (91). Las metaloproteinasas de la matriz
(MMPs) son una familia de enzimas proteolíticas (Zn-dependientes) secretadas por los macrófagos de la placa que se encargan del remodelado
de la matriz extracelular y que en conjunto pueden degradar todos los
constituyentes de la misma (91). La expresión de la MMP-9 (gelatinasa B, 92 kDa) aumenta en las zonas vulnerables de la placa de los pacientes con AI y los niveles plasmáticos en pacientes con SCA, existiendo una
correlación entre niveles plasmáticos y número de vasos coronarios lesionados (92). Este aumento de MMP-9 facilita la ruptura de la misma al
degradar la capa fibrosa y predice el estrechamiento de la luz arterial y la
reestenosis postendoprótesis (91, 93). En pacientes con enfermedad coro337
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
naria o SCACEST la elevación en los niveles plasmáticos de MMP-9 se
asocia a mayor mortalidad cardiovascular y arteriosclerosis coronaria
prematura (91, 93-95). Los estrógenos aumentan los niveles de MMP-9,
pudiendo incrementar el riesgo de eventos coronarios en la mujer posmenopáusica sometida a terapia hormonal sustitutiva (96); por el contrario,
aspirina, atorvastatina y doxiciclina los disminuyen.
La MMP-9, además, participa en el remodelado ventricular postinfarto (90, 97). De hecho, la delección de la MMP-9 protege de la ruptura cardiaca y previene el remodelado ventricular post-IM (98), mientras
que el aumento de MMP-9 se asocia a ventrículos dilatados y niveles
plasmáticos elevados de péptido natriurético auricular tipo-B (BNP) (94).
7.2.
Mieloperoxidasa (MPO)
El estrés oxidativo y la inflamación juegan un importante papel en
la desestabilización de la placa de ateroma que conduce a la aparición
de los SCA. El daño cardiaco producido por la isquemia va precedido por el reclutamiento y activación de los neutrófilos, que sufren un
proceso de degranulación en la circulación coronaria de los pacientes
con SCA. Uno de los principales mediadores en este proceso es la MPO
(EC 1.11.1.7.), cuyos niveles son mayores en las placas fisuradas que
en las estables, por lo que podría ser un marcador de la activación de los
neutrófilos (99).
La MPO es una hemoproteína (140 kDa) almacenada en los gránulos azurófilos de neutrófilos y macrófagos, desde los que se libera en
presencia de un proceso inflamatorio y alcanza concentraciones plasmáticas ≈ 1 nM. La MPO: a) oxida las LDL, facilitando su acúmulo
en los macrófagos y la formación de células espumosas; b) estimula las
MMPs, que degradan la cápsula fibrosa, facilitando la ruptura de la
placa, y c) exhibe propiedades pro-oxidantes e inhibe al NO, reduciendo
sus acciones vasodilatadoras, antiagregantes y antiinflamatorias, a la vez
que facilita la expresión de divesos factrores protrombóticos y antifibrinolíticos. Por tanto, la MPO podría ser un marcador que relacione estrés
oxidativo, inflamación, disfunción endotelial y riesgo trombogénico
(100, 101), a la vez que confirma la importancia de los neutrófilos en
la fisiopatología de la aterosclerosis.
338
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
La actividad MPO plasmática y leucocitaria aumenta en pacientes con
cardiopatía isquémica demostrada angiográficamente, siendo este aumento independiente de otros factores de riesgo (102). La utilidad de la MPO
en la estratificación de riesgo en pacientes con SCA fue analizada en dos
estudios (103, 104). En ambos, la incidencia de muerte e IM aumentaba
marcadamente en pacientes con valores de MPO > 350 μg/L, incluso
aunque presentaran niveles indetectables de TnT y PCR normal. En el estudio TACTICS-TIMI 18, los pacientes con SCASEST y niveles basales
elevados de MPO (> 884 pM) presentaban un mayor riesgo de IM no fatal
y de rehospitalización por SCA a los treinta días (65). Por tanto, la MPO
podría considerarse un marcador de inestabilidad de la placa y un buen
predictor temprano de riesgo, así como de la posterior incidencia de eventos cardiovasculares en pacientes con SCA, incluso en pacientes sin evidencia de necrosis cardiaca (104).
7.3.
Moléculas de adhesión
Son glicoproteínas que se encuentran en la superficie de la mayoría de las células y que regulan la adhesión célula-célula o la adhesión
célula-matriz extracelular. En el endotelio disfuncionante estimulado
por citocinas aumenta la expresión de moléculas de adhesión [vascular
(VCAM-1), intercelular (ICAM), plaqueta-endotelio (PECAM-1), selectinas E y P], interleucinas (IL-1 o IL-6), y diversos mediadores vasoactivos, como el factor activador plaquetario (PAF), que potencian las
respuestas inmunes e inflamatorias. La extensión de la enfermedad arteriosclerótica, se ha relacionado con los niveles plasmáticos de VCAM-1
que interviene en la interacción leucocito-endotelio, el proceso de transmigración monocitaria hacia el espacio subendotelial, el acúmulo y activación de monocitos/macrófagos en la placa y la migración y activación celular (105). La elevación persistente de los niveles plasmáticos
más allá del cuadro agudo (doce meses), indica un estado inflamatorio
crónico (106).
7.4.
CD40 ligando soluble (sCD40L)
Este complejo formado por una proteína transmembrana estructural y
una molécula soluble de adherencia celular producida por linfocitos
339
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
y plaquetas, constituye un nexo entre procesos inflamatorios y trombóticos vasculares. Los niveles circulantes de sCD40L proceden de plaquetas
activadas e interactúan con receptores que se encuentran en linfocitos B,
monocitos y macrófagos y células musculares lisas vasculares y endoteliales. Por tanto, el aumento de los niveles de sCD40L indica un aumento
en la activación y agregación de linfocitos y plaquetas (107). El sCD40L
produce una reacción inflamatoria en las células endoteliales a través
de la secreción de citocinas y quimocinas, activa las metaloproteinasas
que degradan la cápsula de la placa e induce un estado procoagulante, incrementando el riesgo de rotura y de eventos trombóticos en las placas
coronarias (85). A su vez, la ruptura de la placa induce la activación plaquetaria, la liberación de sCD40L y la expresión receptores en la superficie de células endoteliales, monocitos y células T.
Sus niveles aumentan en pacientes con SCA sometidos a procesos
de revascularización coronaria (108), existiendo una correlación entre
este aumento y la mayor incidencia de eventos cardiovasculares (109).
En el estudio CAPTURE, el aumento de los niveles de sCD40L (sujetos
normales: 0,03-1,76 μg/L, pacientes con AI: 3,19-5,87 μg/L o angina
estable: 1,99-3,52 μg/L) se asocia a una mayor incidencia de eventos
cardiovasculares mayores, durante el seguimiento a seis meses (110). En
este estudio el bloqueo de la glucoproteína IIb/IIIa plaquetaria inhibe la
liberación de sCD40L (110). Por tanto, el sCD40L sería un marcador de
inestabilidad de la placa e identificaría a un subgrupo de pacientes con
mayor riesgo de trombosis y la combinación de sCSD40 y troponinas
pemite identificar a un subgrupo de alto riesgo de eventos cardiovasulares (109). Sin embargo, recientemente, el estudio TACTICS-TIMI 18
no ha podido confirmar que la elevación de los niveles de sCD40L se
asocie a una mayor incidencia de eventos, lo que añade incertidumbre
al valor de este marcador (65).
7.5.
Proteína A Plasmática Asociada al Embarazo (PAPP-A)
Es una metaloproteinasa (220 kDa) producida por el trofoblasto placentario (así como por fibroblastos, células musculares lisas vasculares
y órganos reproductores), que podría considerarse una molécula proaterogénica por su capacidad para fisurar la cápsula que cubre la placa de
ateroma.
340
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
La proliferación neointimal observada tras angioplastia coronaria
implica la migración y proliferación de las células musculares lisas vasculares y la proliferación de la matriz extracelular (31, 32). Estos procesos están regulados por diversos factores, uno de los cuales es el
factor de crecimiento tipo-insulina (IGF-I). Los efectos del IGF-I están
moduladas por diversas proteínas fijadoras específicas (IGFBP) que
impiden su unión a su receptor y, por tanto, inhiben las acciones del
IGF-I. La IGFBP 4, identificada como la PAPP-A (111), es producida
por las células musculares lisas vasculares y su actividad aumenta en la
neoplasia intimal que acompaña a la angioplastia transluminal que contribuye a la progresión y a la disrupción de la placa (112). En pacientes
con angina crónica estable, la PAPP-A se expresa en las células y en la
matriz extracelular de las placas complejas, con una gran componente
lipídico y vulnerables, pero no en las estables (113, 114). Además, los
niveles plasmáticos de la PAPP-A aumentan en pacientes con angina
inestable o IM, incluso en ausencia de aumento en otros marcadores de
necrosis (por ejemplo, TnI) (113). En estos pacientes, niveles de PAPPA > 2,9 mU/mL se asociaban a una mayor incidencia de mortalidad
cardiovascular, IM no fatal y revascularizaciones coronarias al cabo de
seis meses, siendo esta correlación independiente de los niveles de TnI
(115, 116). Esta correlación era más evidente en pacientes con niveles
bajos de IL-10, lo que confirma la existencia de un desequilibrio entre
factores anti- y pro-inflamatorios a nivel de la placa. Por tanto, la PAPPA podría considerarse un marcador de placas inestables en pacientes con
angina inestable. También existe una correlación entre los niveles de
PAPP-A y el grado de ecogenicidad de las placas atreroscleróticas carotídeas en pacientes hipercolesterolémicos asintomáticos (117). Los niveles de PAPP-A aumentan en pacientes con hipercolesterolemia; en
ellos, las estatinas reducen los niveles de PCR y LDL-colesterol, pero
no modifican los de PAPP-A (118).
Sin embargo, otros estudios no han observado incrementos en los
niveles de PAPP-A en pacientes con SCACEST e incluso concluyen que
es peor marcador que la TnI (119, 120). Por otro lado, desconocemos
la cinética de liberación de la PAPP-A, su intrerelación con otros marcadores y su dependencia de la función renal del paciente. Por tanto, son
necesarios nuevos estudios para aceptar que la PAPP-A es un marcador
independiente de riesgo cardiovascular en pacientes con SCA.
341
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
8.
8.1.
MARCADORS DE DAÑO VASCULAR
Homocisteína
El aumento de los niveles de este aminoácido derivado de la demetilación de la metionina de la dieta, se ha asociado a arteriosclerosis prematura, tromboembolismo venoso y un aumento del riesgo CV, independiente de otros factores de riesgo (121). La hiperhomocisteinemia se
asocia a un mayor riesgo tromboembólico (induce la activación plaquetaria y aumenta la expresión de los factores II, V, X y XII de la coagulación y reduce la activación de la antirombina III), disfunción endotelial
(desacopla e inactiva la NOS3 y aumenta los niveles de ET-1), aumento
del estrés oxidativo (incrementa la expresión de NADPH oxidasa, la liberación del factor nuclear kappa B (NF-κB) y de la proteína quimiotáctica
de monocitos (MCP-1) y la oxidación de las LDL) y acelera la progresión de la aterosclerosis. Por otro lado, el ácido fólico reduce los niveles
de homocisteína en un 25%, lo que debería asociarse a una reducción de
los accidentes coronarios. Sin embargo, esto no ha podido ser demostrado en los estudios NORVIT, que incluía 5.552 pacientes de ≥ cincuenta
y cinco años de edad, con enfermedad cardiovascular o diabetes (122), y
HOPE-2, que incluía 3.749 pacientes que habían sufrido un IM en los
siete días previos a la aleatorización (123). Además, en un reciente metaanálisis, una reducción del 25% en los niveles de homocisteína se asociaba tan sólo una reducción del 12% en el riesgo de cardiopatía isquémica (124). A pesar de estos datos, la homocisteína puede ser un marcador
útil en pacientes con arteriosclerosis prematura y sus niveles permiten discriminar el riesgo en pacientes sometidos a angioplastia transluminal.
8.2.
Microalbuminaria
La microalbuminuria-MA (excreción urinaria de albúmina de 30300 mg/24 horas o de 20-200 μg/min) es un potente marcador independiente de riesgo vascular y de mortalidad a largo plazo en los pacientes
con SCASEST (125, 126). En la población general sana, la MA varía
entre 1,5 y 20 μg/min; sin embargo, existe una importante variabilidad
intra/intersujeto (coeficiente de variación del 30-35%). La MA puede
reflejar un estado de disfunción endotelial y protrombótico, asociado al
aumento de los niveles de factor de von Willebrand, los niveles plasmá342
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
ticos de angiotensina II, endotelina-1, factor activador del plasminógeno, fibrinógeno, trombomodulina y complejos trombina-antitrombina III
y a una menor actividad (127). De hecho, los pacientes con MA presentan un deterioro de la respuesta vasodilatadora endotelio-dependiente en
la arteria braquial en comparación con los normoalbuminúricos, pero no
se observaban diferencias en la respuesta vasodilatadora no dependiente
del endotelio (128). Además presentan una mayor permeabilidad a la
albúmina y a las lipoproteínas, lo que constituye el primer paso del
proceso aterosclerótico. Por otro lado, la MA favorece la dislipemia [aumenta los niveles de colesterol total, LDL-colesterol y lipoproteína(a)]
y el aumento de las LDLox produce MA por mecanismos que parecen
depender de la mayor adherencia de monocitos y macrófagos al endotelio de los capilares renales.
La MA es un potente marcador de riesgo de morbi-mortalidad cardiovascular, independientemente de la función renal o la presencia de
hipertensión arterial o diabetes (129, 130); además, facilita la progresión de la lesión, habiéndose correlacionado la MA con el grosor de la
pared de la arteria carótida y con la retinopatía hipertensiva. El Third
Copenhagen City Heart Study demostró que en pacientes hipertensos
la presencia de MA nocturna (> 4,8 μg/min) aumentaba el riesgo de cardiopatía isquémica y muerte (128). En hipertensos, la MA se asocia con
un incremento de 2,5 veces del riesgo de complicaciones cardiovasculares, incluida la isquemia miocárdica (130, 131). En un estudio de
cohortes, la presencia de MA presentaba un valor predictivo de desarrollo de cardiopatía isquémica muy superior al de los factores de riesgo
tradicionales (132) sobre todo en hipertensos no tratados o con cifras
tensionales en el límite. En el estudio PREVEND, la MA se asociaba de
forma independiente con criterios electrocardiográficos de isquemia miocárdica (133) y en pacientes con cambios en el semento ST-T en reposo
la MA permitía identificar aquellos con mayor riesgo de mortalidad
cardiovascular (134). Además, en pacientes con IAM, la MA es un
potente predictor de mortalidad (135).
8.3.
Cistatina C
Es un inhibidor de la proteasa de la cisteína de bajo peso molecular
(13 kDa) que participa en el catabolismo proteico en el sistema inmuni343
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
tario mediante la inhibición de la quimiotaxis de los polinucleares (136).
Se filtra por el glomérulo renal y casi completamente reabsorbida y catabolizada en las células del túbulo proximal. En la actualidad, la determinación de cistatina C ha demostrado que es un mejor marcador endógeno
del filtrado glomerular que la creatinina (137). En un estudio de cohortes
que incluía 1.033 pacientes diagnosticados de enfermedad coronaria seguidos durante 33,5 meses no se encontraron diferencias en la incidencia
de eventos cardiovasculares (muerte cardiovascular, IAM no fatal, ictus
o accidente isquémico transitorio) entre los pacientes con diversos grados
de disfunción renal valorada según la creatinina plasmática o el aclaramiento de creatinina (138); sin embargo, sí hubo diferencias significativas en la probabilidad de presentar un evento cardiovascular según
el quintil de cistatina C, siendo esta relación independiente de la edad, el
sexo y los factores de riesgo clásicos o el tratamiento con IECA. La cistatina C se correlacionaba también en este estudio con la gravedad de la
enfermedad coronaria, el antecedente de diabetes y el tratamiento concomitante con diuréticos o IECA de forma positiva, y de forma negativa con
el tratamiento con beta-bloqueantes.
En un estudio realizado en 4.637 ancianos, el aumento de los niveles
de cistatina C se aspciaba a un incremento de la mortalidad y de eventos
cardiovasculares, siendo mejor predictor que la determinación de los niveles de creatinina (139). En otro estudio realizado en pacientes con SCA
sospechado o confirmado, seguidos durante una mediana de cuarenta
meses, el riesgo de muerte aumentaba con el incremento de los valores
basales de cistatina C (140), de forma que los pacientes con valores en el
percentil superior (≥ 1,25 mg/l), que suponía una tasa de filtrado glomerular ≤ 58 ml/min, presentaban un mayor riesgo de muerte en comparación
con los que tenían los valores en el percentil inferior. En comparación con
otros marcadores de función renal, la cistatina C presentó la mejor capacidad para diferenciar entre los supervivientes y los no supervivientes, y
resultó el mejor marcador para discriminar entre los pacientes de alto
y bajo riesgo, con una mortalidad doce veces superior en los pacientes en
el percentil superior respecto a los situados en el percentil inferior. En el
momento actual se estudia el verdadero papel de la cistatina C en la enfermedad cardiovascular y se intenta concocer si los pacientes con SCA
y disfunción renal ligera o moderada deberían ser tratados de un modo
diferente que los pacientes con función renal normal.
344
MARCADORES
9.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
MARCADORES DE ATEROTROMBOSIS
La aterotrombosis describe la formación aguda de un trombo en un
vaso afectado por placas de ateroma, habiéndose demostrado en autopsias
de pacientes con SCA la existencia de una correlación entre el proceso
inflamatorio de la placa y la trombosis en diversos trastornos cardiovasculares (141). Además, la relación entre marcadores de generación de
trombina y de activación plaquetaria y la mejoría de los SCA producida
por los tratamientos antitrombóticos ha contribuido a comprender el papel de la trombosis en los SCA (142). El proceso aterotrombótico se inicia cuando una placa inestable se fisura o se rompe, exponiéndose al
torrente circulatorio el contenido de la placa, que es muy trombogénico y
contiene una elevada concentración de factor tisular; se ponen entonces
en marcha los procesos de adhesión, activación y agregación plaquetarias
y la activación de la cascada de la coagulación, formándose un trombo
que ocluye, en mayor o menor grado, las arterias coronarias y produce un
SCA. A este proceso contribuyen también las células endoteliales y los
macrófagos activados por citocinas (por ejemplo, TNFα) que liberan sustancias procoagulantes (por ejemplo, factor Von Willebrand, factor tisular, trombina, PAI-1), así como las plaquetas que liberan mediadores
vasoconstrictores y proagregantes (serotonina, tromboxano A2) (143). El
trombo que ocluye el vaso es rico en fibrina en los casos de IAMCEST,
mientras que es rico en plaquetas y ocluye sólo parcialmente el vaso en
los SCASEST.
9.1.
Fibrinógeno
Este reactante de fase aguda actúa en la fase final de la coaugulación
y juega un importante papel en la génesis de las complicaciones trombóticas de la enfermedad aterotrombótica. El fibrinogeno aumenta la agregación eritrocitaria, incrementa la viscosidad sanguínea, estimula la adhesión y agregación plaquetarias y activa la cascada de la coagulación,
efectos que pueden jugar un papel en las complicaciones trombóticas,
sobre todo en las regiones de la circulación (venas, arterias post-estenóticas), en donde los gradientes velocidad sanguínea son muy bajos (144).
También es muy probable que el fibrinogeno pueda jugar un papel en la
iniciación, progresión e inestabilidad de la placa ateromatosa indepen345
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
dientemente de otros factores de riesgo cardiovasculares. El fibrinogeno
plasmático se fija a las placas de ateroma y la presencia de fibrinógeno y
de sus productos de degradación en la íntima de las placas coronarias
precoces (fase preclínica) sugiere que estos depósitos pueden preceder al
acúmulo de LDL-colesterol en el desarrollo de la ateroesclerosis (145).
El fibrinógeno y sus productos de degradación pueden contribuir también
a la aterogénesis al inducir la desorganización de las células endoteliales
e incrementar la permeabilidad vascular, estimular la proliferación y la
migración de celulas musculares lisas y aumentar la secreción de factores
de crecimiento derivados del endotelio (144, 146).
Estudios epidemiológicos han demostrado que el fibrinogeno es
un factor de riesgo independiente para las complicaciones trombóticas
(IM o ictus) asociadas a la enfermedad coronaria, cerebrovascular y las
vasculopatías de los miembros inferiores (147, 148). Los niveles plasmáticos de fibrinógeno aumentan en pacientes con SCASEST; niveles
> 400 mg/dl se asocian a complicaciones en la fase inicial, pero su valor
como factor de riesgo coronario es controvertido ya que presenta escaso valor predictivo a largo plazo (46, 149). Dos meta-análisis de 18 y
22 ensayos clínicos prospectivos (144, 150) ha demostrado una mayor
riesgo de eventos coronarios (1,8 y 1,9, respectivamente) y de ictus en
los pacientes con niveles de fibrinógeno en el percentil más elevado.
Los niveles plasmáticos de fibrinógeno son mayores en mujeres y
fumadores y aumentan con la edad, el índice de masa corporal o la
hipercolesterolemia y en pacientes con diabetes, hipertensión, obesidad
y sedentarios y en mujeres que toman fármacos anticonceptivos (151,
152). Además, el fibrinógeno parece ser un predictor de riego coronario
inferior al hs-PCR y su determinación en el laboratorio está mal estandarizada, existiendo marcadas diferencias entre centros. Por todo ello,
aún sigue siendo necesario definir mejor el papel del fibrinógeno como
marcador de riesgo en pacientes con SCA.
El ácido nicotínico y los fibratos, pero no las estatinas, disminuyen
los niveles plasmáticos de fibrinógeno. Sin embargo, en dos estudios
realizados con bezafibrato (153, 154), no se observó que la reducción
de los niveles plasmáticos de fibrinógeno se asociara a una reducción de
eventos vasculares.
346
MARCADORES
9.2.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Fibrinolisis
La trombosis puede ser el resultado de un desbalance entre agentes
fibrinolíticos (activadores del plasminógeno tisular-tPA y tipo-urocinasa) y sus inhibidores (PAI-1), habiéndose demostrado una inhibición de
la actividad fibrinolítica en sujetos jóvenes menores de cuarenta y cinco
años con IM (155).
El tPA (68 kDa, semivida 6 min) se sintetiza y libera por las células
endoteliales en respuestas a bradicinina o sustancia P. En el Physician´s
Health Study, los varones con niveles más elevados de t-PA presentaban
tres veces mayor riesgo de IM (156), un hallazgo que ha sido confirmado en el estudio ARIC (Atherosclerotic risk In Communities) (157), a la
vez que es un importante marcador de riesgo de ictus tromboembólico.
Diversos estudios preospectivos han demostrado que el tPA se considera
un marcador de aterosclerosis preclínica. Los niveles de t-PA disminuyen en fumadores, diabéticos, alcohólicos, aterosclerosis o hiperlipidemia o mujeres toman anticonceptivos orales; por contrario, la IL-4 induce la producción de t-PA en monocitos (158).
El PAI-1 (50 kDa) es un inhibidor serina proteasas con una semivida de 6-10 minutos, sintetizado por células endoteliales, adipocitos y
hepatocitos. Está presente en los gránulos alfa de las plaquetas (90%)
y en el plasma (10%), donde circula en forma activa ligado a una proteína estabilizadora (vitronectina), siendo sus niveles plasmáticos en individuos sanos de 0,5-40 U/ml. La síntesis de PAI-I a nivel endotelial
aumenta por IL-1, TNFα o trombina, mientras que la insulina sería
el principal regulador de la síntesis de PAI-1 a nivel del hepatocito.
En ratones trasngénicos que sobreexpresan PAI-1 la inhibición de la
fibrinolisis se asocia a un mayor riesgo de trombosis coronaria (159).
El aumento de los niveles de PAI-1 predice el riesgo cardiovascular
en varones (156) y sus niveles se encuentran elevados en varones con
IM recurrente (155, 160). Sin embargo, la determinación de PAI-1 se
ve limitada por problemas técnicos (variación circadiaa, sensibilidad a
factores metabolicos y hormonales). Los IECA reducen los niveles de
PAI-I, pero no los ARA II (156).
347
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
10.
10.
TRASTORNOS DEL METABOLISMO
DE LAS LIPOPROTEÍNAS
Las lipoproteínas son complejos macromoleculares que transportan el
colesterol y los triglicéridos en el plasma. Existe una correlación directa
entre el aumento de los niveles plasmáticos de colesterol total y del transportado por las LDL (LDL-C) y la incidencia de aterosclerosis y sus
complicaciones (cardiopatía isquémica, accidentes cerebrovasculares,
vasculopatías periféricas) (161, 162). Por el contrario, existe una relación
inversa ente los niveles de colesterol transportado por las lipoproteínas de
alta densidad (HDL-C) y la prevalencia de estas complicaciones (163).
Así, se ha calculado que un aumento de 1 mg en los niveles de HDL-C
disminuye la mortalidad cardiovascular en un 2-3%, mientras que los
niveles bajos de HDL-C (< 35 mg/dL en el varón y < 45 mg/dL en la
mujer) son, posiblemente, el factor de riesgo más frecuente en pacientes que presentan cardiopatía isquémica prematura (162, 163). En el
Framingham Heart Study, los individuos con niveles normales de cLDL
y bajos de cHDL (< 40 mg/dL) presentaban el mismo riesgo de cardiopatía isquémica que aquellos con niveles altos de colesterol total (230260 mg/dL) y normales de cHDL (> 40 mg/dL) (43). Sin embargo y a
pesar de la importancia del perfil lipídico, casi un 50% de los IM tienen
lugar en individuos sin hipercolesterolemia.
Las LDL (164) oxidadas (LDLox) son uno de los factores necesarios para la formación de la placa coronaria, habiéndose observado que
pacientes afectos de cardiopatía isquémica presentan concentraciones plasmáticas superiores de LDLox que personas sanas y que estas concentraciones guardan relación con la extensión y su gravedad de las lesiones (165). En varones de mediana edad las cifras de LDLox se asocian
a la presencia de lesiones coronarias demostradas angiográficamente en
pacientes mayores de sesenta y cinco años y presentan capacidad predictora de acontecimientos cardiovasculares (162, 166).
Las apolipoproteínas (Apo) son componentes estructurales de las lipoproteínas plasmáticas. Los niveles plasmáticos de Apo A-I disminuye
y la de Apo B-100 aumenta, por lo que la relación Apo A-I/B (relación
entre apolipoproteínas anti-aterogénicas y aterogénicas) se reduce (40%)
en pacientes con IM. La lipopoproteína (a) o Lp(a) está compuesta por
una partícula de LDL con su componente Apo B-100 unido covalente348
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
mente a través de un puente disulfuro a la Apo(a). Posee un alto grado de
homología con el plasminógeno y se libera en respuesta a IL-6 (167). La
Lp(a) se une a la fibrina, compitiendo por el plasminógeno y el t-PA y,
por tanto, reduce la eficacia fibrinolítica del t-PA (168). También modula
la expresión del factor tisular y del fibrinógeno y aumenta la actividad
quimiotáctica del endotelio vascular. Además, la Lp(a) se une con una
alta afinidad a células endoteliales, macrófagos y fibroblastos y a la
matriz extracelular, promueve la proliferación de las células musculares
lisas vasculares e induce la quimiotasis de leucocitos.
La Lp(a) se acumula selectivamente en la pared vascular, habiéndose demostrado en pacientes ancianos que existe una relación entre
niveles elevados de Lp(a) y la presencia y la extensión de la enfermedad coronaria (166); además, el aumento simultáneo de LDLox y Lp(a)
aumenta marcadamente la probabilidad de futuros eventos coronarios
en pacientes ancianos. En el Women´s Health Study, niveles de Lp(a)
> 65,6 mg/dL predecían un mayor riesgo cardiovascular (incidencia de
IM, enfermedad vascular periférica e ictus), independientemente de otros
factores de riesgo tradicionales (169), incluso en mujeres con niveles
límite de LDL-C. En varones mayores de sesenta y cinco años con el
cuartil más alto de Lp(a), el riesgo de ictus, muerte por causa vascular
y muerte por cualquier causa era 2-3 veces mayor que el de los que
presentaban el percentil más bajo (170).
También se ha propuesto que la Lp(a) es un marcador más importante que el colesterol total o el colesterol LDL para predecir eventos
coronarios, la reestenosis de los injertos venosos después de cirugía de
revascularización coronaria y los accidentes cerebrovasculares. En una
revisión de veintisiete estudios con un seguimiento medio de diez años,
se demostró que los pacientes cuyos los niveles de Lp(a) se encuentran
en el percentil más alto presentaban un riesgo 1,6 veces mayor de eventos cardiovasculares (171). La Lp(a) puede ser un importante marcador
de riesgo cardiovascular en pacientes diabéticos o con arteriosclerosis
prematura o insuficiencia renal, así como en ancianos y en pacientes con
múltiples factores de riesgo (170, 172). Todos estos hallazgos confirman
que la Lp(a) puede ser un buen marcador de futuros eventos coronarios.
Sin embargo, las concentraciones de Lp(a) son muy variables en la
población, lo que unido a la dificultad de estandarización de los ensayos
comerciales [existen variaciones según el tamaño de Lp(a)] resta utili349
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
dad a la Lp(a). A diferencia de otras lipoproteínas, la Lp(a) apenas se
modifica por la dieta y el ejercicio, aunque el ácido nicotínico reduce los
niveles de Lp(a).
11.
MARCADORES DE ACTIVACIÓN NEUROHUMORAL
Los péptidos natriuréticos auricular (ANP) y cerebral (BNP) son sintetizados por los miocitos auriculares y ventriculares, respectivamente, a
partir de precursores (pro-ANP, pro-BNP) y liberados en respuesta al
aumento de la presión y volumen intracardiacos. ANP y BNP estimulan
dos subtipos de receptores (NRP-A y NPR-B) acoplados a guanilil ciclasa y activan la vía GMPc-proteína kinasa G produciendo vasodilatación
arteriovenosa, natriuresis, aumento del filtrado glomerular, inhibición
neurohumoral (del sistema renina-angiotensina-aldosterona y del tono
simpático) y efectos antiproliferativos y antifibróticos. Tanto el BNP (semivida: 20 minutos) como la porción N-terminal de su precursor, NTproBNP (semivida: 1-2 horas), poseen un valor predictor independiente
de mortalidad en pacientes con insuficiencia cardiaca e IAM (173, 174).
En estudios retrospectivos, los pacientes con SCASEST los niveles plasmáticos de BNP o del fragmento terminal de su precursor (NTproBNP) aumentan de forma precoz (los niveles máximos se alcanzan a
las 21 horas) y esta elevación se correlaciona con una tasa de mortalidad
que es 3-5 veces mayor que la de los pacientes con concentraciones más
bajas (175-177); además, este aumento se correlaciona con los observados en la CK total, la activación neurohumoral y el tamaño del IM, así
como con el grado de disfunción ventricular. En pacientes de alto riesgo,
el estudio TACTIS-TIMI 18 (Treat angina with Aggrastat and determine
Cost of Therapy with an Invasive or Conservative Strategy) demostró que
en los pacientes con niveles de BNP > 80 pg/ml se duplicaba la mortalidad y la incidencia de suficiencia cardiaca se triplicaba durante el seguimiento (178). También se ha observado una correlación entre BNP o
NT-proBNP, remodelado ventricular y mortalidad global y cardiovascular en pacientes con SCASEST, incluso en ausencia de insuficiencia cardiaca (179-181). Además, los pacientes con SCASEST que más se benefician de un tratamiento invasivo temprano son los que tienen valores
elevados de BNP/NTproBNP e IL-6. Los niveles de BNP también aumentan tras angioplastia coronaria o tras la aparición de isquemia inducida por
350
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
el ejercicio en pacientes con angina de pecho estable (175, 176). Ello sugiere que la isquemia puede inducir la liberación de BNP en proporción
a su gravedad. Además, en pacientes con cardiopatía isquémica crónica,
el aumento de BNP se asocia a isquemia, lo que sugiere que podría ser un
marcador de insuficiencia cardiaca inducida por ésta, incluso en ausencia
de necrosis (182). Los péptidos natriuréticos también son marcadores
útiles para evaluar el dolor torácico o la disnea, habiéndose demostrado
su utilidad para diferenciar las causas cardiacas de la disnea de las no
cardiacas (renales y pulmonares) (174, 176, 177). Sin embargo, tienen
poco valor para la estratificación inicial del riesgo y, por lo tanto, para la
elección de la estrategia terapéutica inicial en los SCASEST (183).
El mayor inconveniente del BNP es la falta de especificidad cardíaca, ya que sus niveles pueden aumentar con la edad, en mujeres y en
pacientes con apnea del sueño, nefropatías o enfermedad pulmonar
obstructiva crónica y disminuyen en obesos. Además, los estudios realizados no incluyen a la población de riesgo intermedio/bajo y los niveles de BNP aumentan tan sólo en el 25% de los SCASEST y en el 15%
de las anginas inestables. Por tanto, necesitamos disponer de mayor
información antes de incorporar el BNP como marcador de riesgo en
estos pacientes (175, 176).
11.1.
Otros marcadores
Recientemente se han propuesto diversos marcadores y/o predictores en pacientes con SCA, tales como los niveles de colina circulantes
(PLCHO) o presentes en sangre total (WBCHO), de ácidos grasos libres, de la isoenzima BB de la glucógeno fosforilasa (GPBB), del factor
de crecimiento placentario (PlGF, un marcador de lesión vascular y de
futuros eventos en pacientes con SCA) o de la proteína del estrés calórico (HPS60). El valor de estos marcadores y de otros recogidos en la
Tabla I en los pacientes con SCA es aún desconocido.
La GPBB (EC 2.4.1.1) es un marcador temprano de IM, ya que sus
niveles plasmáticos aumentan a las 2-4 horas del comienzo del dolor
precordial, alcanzan valores máximos al cabo de 6-20 horas y vuelven
a los valores control al cabo de 1-2 días (184). También es un marcador
muy sensible (más que la CK-MB) para detectar daño isquémico perioperatorio e IM en pacientes sometidos a angioplastia transluminal (185).
351
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
El PlGF es un miembro de la familia de los factores de crecimiento
del endotelio vascular (VEGF) que regula el crecimiento endotelial y
exhibe potentes acciones quimiotácticas (de macrófagos), mitogénicas
y angiogénicas (186, 187). El PIGF juega un importante papel en la iniciación del proceso inflamatorio de la placa de ateroma, ya que facilita
el acúmulo de macrófagos, la proliferación intimal, la liberación de TNFa
y MCP-1 y la neovascularización que facilita su progresión (188). En
el estudio CAPTURE, realizado en pacientes con SCA el aumento de
los niveles plasmáticos de PlGF era un marcador independiente de la aparición de eventos adversos incluso en pacientes con valores normales de
TnT (189). Por tanto, el PIGF podría tener un importante papel como
marcador de rotura de la placa, isquemia y trombosis. Esta posibilidad
está siendo analizada en el momento actual.
La HSP60 de la Chlamydia pneumoniae está presente en el 99% de
los pacientes con SCA, pero no se detecta en individuos normales (71).
Presenta un 99% de sensibilidad y especificidad de los pacientes con
SCA, por lo que representa un punto de unión entre isquemia, inflamación e infección. Sin embargo, su valor predictor aún está por confirmar.
Es evidente que quedan por comentar otros muchos marcadores,
pero no es posible hacerlo por la extensión del capítulo.
12.
CONCLUSIONES
Los SCA representan un importante problema de salud, que se acompaña de un difícil diagnóstico en las primeras horas de evolución, precisamente cuando podemos impedir que la isquemia evoluciones hacia la
necrosis irreversible de las células cardiacas. Existe un gran interés clínico y fisiopatológico en el desarrollo de nuevos marcadores que nos permitan un diagnóstico más rápido y preciso de aquellos individuos con un
mayor riesgo de desarrollar futuros eventos cardiovasculares (IM e ictus).
A pesar de los muchos marcadores desarrollados y/o en fase de estudio,
muy pocos han demostrado que añadan una mejora a la predicción con
respecto al Framingham Risk Score y no existe evidencia de que la reducción selectiva de los mismos se asocie a una reducción de la mortalidad vascular. A ello debemos añadir los problemas de estandarización que
limitan su uso diario. A pesar de ello, los nuevos marcadores nos permi352
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
ten conocer un poco mejor algunos factores (inflamación, trombosis, estrés oxidativo, etc.) implicados en la fisiopatología de los SCA y sirven
como herramientas de trabajo en pruebas de concepto. Por otro lado, es
posible que alguno de estos nuevos marcadores pueda demostrar su utilidad en determinados subgrupos de pacientes (ancianos, diabéticos, hipertensos, nefrópatas o sometidos a intervenciones percutáneas o a cirugía), lo que permitirá realizar en un futuro un mejor y más rápido
diagnóstico y tratamiento de los SCA.
13.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
BIBLIOGRAFÍA
Banegas, J. R., Villar, F., Graciani, A. & Rodríguez-Artalejo, F. (2006) Epidemiología de las enfermedades cardiovasculares en España. Rev. Esp. Cardiol. Supl. 6: G3-12.
Instituto Nacional de Estadística. Defunciones según la causa de muerte 2006
[citado el 28 de abril de 2008]. Disponible en: http://www.ine.es
Libby, P. & Theroux, P. (2005) Pathophysiology of coronary artery disease.
Circulation. 111: 3481-3488.
Bertomeu, V. & Castillo-Castillo, J. (2008) Situación de la enfermedad cardiovascular en España. Del riesgo a la enfermedad. Rev. Esp. Cardiol. 8: 2E-9E.
López de Sa, E., López-Sendón, J., Anguera, I., Bethencourt, A. & Bosch, X.
(2002) Prognostic value of clinical variables at presentation in patients with
non-ST-segment elevation acute coronary syndromes. Results of the Proyecto
de Estudio del Pronóstico de la Angina (PEPA). Medicine. 81: 434-442.
Serés, L., Vlle, V., Marrugat, J., Sanz, G., Masiá, R., Lupón, J., et al. (1999)
Usefulness of hospital adminssion risk stratification for predicting nonfatal
acute myocardial infarction or death six months later in unstable angina pectoris. Am. J. Cardiol. 84: 963-969.
Bassand, J. P., Hamm, C. W., Ardissino, D., Boersma, E., Budaj, A., Fernández-Avilés, F., et al. (2007) Guía de Práctica Clínica para el diagnóstico y
tratamiento del síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST. Rev.
Esp. Cardiol. 60: 1070.
Van de Werf, F., Bax, J., Betrium, A., Blomstrom-Lundqvist, C., Crea, F.,
Falk, V., et al. (2008) Management of Acute Myocardial Infarction in patients
presenting with ST-segment elevation. Eur. Heart. J. 29: 2909-2945.
Greenland, P., Knoll, M., Stamler, J., Neaton, J., Dyer, A., Garside, D., et al.
(2003) Major risk factors as antecedents of fatal and nonfatal coronary heart
disease events. JAMA. 290: 891-897.
Fiol, M., Cabades, A., Sala, J., Marrugat, J., Elosua, R., Vega, G., et al. (2001)
Variabilidad en el manejo hospitalario del infarto agudo de miocardio en Es-
353
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
354
paña. Estudio IBÉRICA (Investigación, Búsqueda Específica y Registro de
Isquemia Coronaria Aguda). Rev. Esp. Cardiol. 54: 443-524.
Yusuf, S., Hawken, S., Ounpuu, S., Dans, T., Avezum, A. & Lanas, F. (2004)
Effect of potentially modifiable risk factors associated with myocardial infarction in 52 countries (the INTERHEART Study). Lancet. 64: 937-952.
Lee, T. H., Juarez, G., Cook, E. F., Weisberg, M. C., Rouan, G. W., Brand, D.
A., et al. (1991) Ruling out acute myocardial infarction. A prospective multicenter validation of a 12-hour strategy for patients at low risk. N. Engl. J. Med.
324: 1239-1246.
Prina, L. D., Decker, W. W., Weaver, A. L., High, W. A., Smars, P. A., Locke,
G. R. 3rd, et al. (2004) Outcome of patients with a final diagnosis of chest pain
of undetermined origin admitted under the suspicion of acute coronary syndrome: a report for the Rochester Epidemiology Project. Ann. Emerg. Med. 243:
59-67.
Manini, A. F., Gisondi, M. A., van der Vlugt, T. M. & Schreiber, D. H. (2002)
Adverse cardiac events in emergency department patients with chest pain six
months after a negative inpatient evaluation for acute coronary syndrome. Acad.
Emerg. Med. 9: 896-902.
Brogan, G. X. Jr., Friedman, S., McCuskey, C., Cooling, D. S., Berrutti, L.,
Thode, H. C. Jr., et al. (1994) Evaluation of a new rapid quantitative immunoassay for serum myoglobin versus CK-MB for ruling out acute myocardial
infarction in the Emergency Department. Ann. Emerg. Med. 24: 665-671.
De Lemos, J. A., Morrow, D. A., Gibson, C. M., Murphy, S. A., Sabatine,
M. S., Rifai, N., et al. (2002) The prognostic value of serum myoglobin in
patients with non-ST-segment elevation acute coronary syndromes. Results
from the TIMI 11B and TACTICS-TIMI 18 studies. J. Am. Coll. Cardiol. 40:
238-244.
Lindahl, B., Venge, P. & Wallentin, L. (1997) Troponin T identifies patients
with unstable coronary artery disease who benefit from long-term antithrombotic protection. Fragmin in Unstable Coronary Artery Disease (FRISC) Study
Group. JACC. 29: 43-48.
Randomized trial of intravenous heparin versus recombinant hirudin for acute
coronary syndromes. The Global Use of Strategies to Open Occluded Coronary
Arteries (GUSTO) IIa Investigators. (1994) Circulation. 90: 1631-1637.
Antman, E. M., Tanasijevic, M. J., Thompson, B., Schactman, M., McCabe, C.
H., Cannon, C. P., et al. (1996) Cardiac-specific troponin I levels to predict the
risk of mortality in patients with acute coronary syndromes. N. Engl. J. Med.
335: 1342-1349.
Antman, E. M., McCabe, C. H., Gurfinkel, E. P., Turpie, A. G., Bernink, P.
J., Salein, D., et al. (1999) Enoxaparin prevents death and cardiac ischemic
events in unstable angina/non-Q-wave myocardial infarction. Results of
the thrombolysis in myocardial infarction (TIMI) 11B trial. Circulation. 100:
1593-601.
MARCADORES
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Hamm, C. W., Heeschen, C., Goldmann, B., Vahanian, A. & Adgey, J. (1999)
Macaya MC for the c7E3 FAB Antiplatelet Theraphy in Unstable Refractory
Angina (CAPTURE) Study Investigators Benefit of abciximab in patients with
refractory unstable angina in relation to serum troponin T levels. N. Engl. J.
Med. 340: 1623-1629.
Dokainish, H., Pillai, M., Murphy, S., DiBattiste, P., Schweiger, M. J., Lotfi,
A., et al. (2005) For the TACTICS-TIMI-18 Investigators. Prognostic Implications of Elevated Troponin in Patients With Suspected Acute Coronary Syndrome But No Critical Epicardial Coronary Disease A TACTICS-TIMI-18
Substudy. J. Am. Coll. Cardiol. 45: 19-24.
Sabatine, M. S., Morrow, D. A., de Lemos, J. A., Gibson, C. M., Murphy, S.
A., Rifai, N., et al. (2002) Multimarker approach to risk stratification in nonST elevation acute coronary syndromes: simultaneous assessment of troponin
I, C-reactive protein, and B-type natriuretic peptide. Circulation. 105: 17601763.
Morrow, D. A., Antman, E. M., Tanasijevic, M., Rifai, N., de Lemos, J. A.,
McCabe, C. H., et al. (2000) Cardiac troponin I for stratification of early
outcomes and the efficacy of enoxaparin in unstable angina: a TIMI-11B substudy. JACC. 36: 1812-1817.
Morrow, D. A., Rifai, N., Antman, E. M., Weiner, D. L., McCabe, C. H.,
Cannon, C. P., et al. (1998) C-reactive protein is a potent predictor of mortality
independently and in combination with troponin T in acute coronary syndromes: a TIMI 11A substudy. J. Am. Coll. Cardiol. 31: 1460-1465.
Goodman, S. G., Steg, P. G., Eagle, K. A., Fox, K. A., López-Sendón, J.,
Montalescot, G., et al. (2006) GRACE Investigators. The diagnostic and prognostic impact of the redefinition of acute myocardial infarction: lessons from
the Global Registry of Acute Coronary Events (GRACE). Am. Heart. J. 151:
654-60.
Hamm, C. W., Ravkilde, J., Gerhardt, W., Jørgensen, P., Peheim, E., Ljungdahl, L., et al. (1992) The prognostic value of serum troponin T in unstable
angina. N. Engl. J. Med. 327: 146-150.
Apple, F. S., Murakami, M. M., Pearce, L. A. &, Herzog, C. A. (2002) Predictive value of cardiac troponin I and T for subsequent death in end-stage
renal disease. Circulation. 106: 2941-2945.
Aviles, R. J., Askari, A. T., Lindahl, B., Wallentin, L., Jia, G., Ohman, E. M.,
et al. (2002) Troponin T levels in patients with acute coronary syndromes,
with or without renal dysfunction. N. Engl. J. Med. 346: 2047-2052.
Panteghini, M. (2005) Standardization of cardiac troponin I measurements:
The way forward? Clin. Chem. 51: 1594-1597.
Ross, R. (1993) The pathogenesis of atherosclerosis: a perspective from the
1990s. Nature. 362: 801-809.
Libby, P. (2002) Inflammation in atherosclerosis. Nature. 420: 86.
355
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
356
Steppich, B. A., Moog, P., Matissek, C., Wisniowski, N., Kühle, J., Joghetaei,
N., et al. (2007) Cytokine profiles and T cell function in acute coronary syndromes. Atherosclerosis. 190: 443-451.
Bodi, V., Sanchis, J., Núñez, J., Mainar, L., Minana, G., Benet, I., et al. (2008)
Uncontrolled immune response in acute myocardial infarction: unraveling the
thread. Am. Heart J. 156: 1065-1073.
Kerr, R., Stirling, D. & Ludlam, C. A. (2001) Interleukin 6 and haemostasis.
Br. J. Haematol. 115: 3-12.
De Vries, J. E. (1995) Immunosupressive and anti-inflammatory properties of
interleukin-10. Ann. Med. 27: 537-541.
Pérez Fernández, R. & Kaski, J. C. (2002) Interleucina-10 y enfermedad coronaria. Rev. Esp. Cardiol. 55: 738-750.
Heeschen, C., Dimmeler, S., Hamm, C. W., Fichtlscherer, S., Boersma, E.,
Simoons, M. L., et al. (2003) CAPTURE Study Investigators. Serum level of
the antiinflammatory cytokine interleukin-10 is an important prognostic determinant in patients with acute coronary syndromes. Circulation. 107: 21092114.
Gerdes, N., Sukhova, G. K., Libby, P., Reynolds, R. S., Young, J. L. &
Schönbeck, U. (2002) Expression of interleukin (IL)-18 and functional IL-18
receptor on human vascular endothelial cells, smooth muscle cells, and macrophages: implications for atherogenesis. J. Exp. Med. 195: 245-257.
Blankenberg, S., Luc, G., Ducimetière, P., Arveiler, D., Ferrières, J., Amouyel,
P., et al. (2003) PRIME Study Group. Interleukin-18 and the risk of coronary
heart disease in European men: the Prospective Epidemiological Study of Myocardial Infarction (PRIME). Circulation. 108: 2453-2459.
Libby, P. & Ridker, P. M. (2004) Inflammation and atherosclerosis: role of Creactive protein in risk assessment. Am. J. Med. 116 (Suppl 6A): 9S-16S.
Schultz, D. R. & Arnold, P. I. (1990) Properties of four acute phase proteins:
C-reactive protein, serum amyloid A protein, alpha 1-acid glycoprotein, and
fibrinogen. Semin. Arthritis Rheum. 20: 129-147.
Pearson, T. A., Mensah, G. A., Alexander, R. W., Anderson, J. L., Cannon, R.
O. 3rd., Criqui, M., et al. (2003) Centers for Disease Control and Prevention;
American Heart Association. Markers of inflammation and cardiovascular disease: application to clinical and public health practice: a statement for healthcare professionals from the Centers for Disease Control and Prevention and
the American Heart Association. Circulation. 107: 499-511.
Kuller, L. H., Eichner, J. E., Orchard, T. J., Grandits, G. A., McCallum, L. &
Tracy, R. P. (1991) The relation between serum albumin levels and risk of
coronary heart disease in the Multiple Risk Factor Intervention Trial. Am. J.
Epidemiol. 134: 1266-1277.
Haverkate, F., Thompson, S. G., Pyke, S. D. M., Gallimore, J. R. & Pepys,
M. B. (1997) For the European Concerted Action on Thrombosis and Disabilities Angina Pectoris Study Group. Production of C-reactive protein
MARCADORES
46.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
and risk of coronary events in stable and unstable patients. Lancet. 349:
462-466.
Thompson, S. G., Kienast, J., Pyke, S. D. M., Haverkate, F. & Van de Loo, J.
C. W. (1995) Hemostatic factors and the risk of myocardial infarction or sudden
death in patients with angina pectoris. N. Engl. J. Med. 332: 635-641.
Ridker, P. M., Cushman, M., Stampfer, M. J., Russell, P. T. & Hennekens, C.
H. (1997) Inflammation, aspirin, and the risk of cardiovascular disease in
apparently healthy men. N. Engl. J. Med. 336: 973-979.
Danesh, J., Wheeler, J. G., Hirschfield, G. M., Eda, S., Eiriksdottir, G., Rumley,
A., et al. (2004) C-reactive protein and other circulating markers of inflammation in the prediction of coronary heart disease. N. Engl. J. Med. 350: 13871397.
De Winter, R. J. (2001) C-Reactive Protein and cardiac troponin for early risk
stratification in patients with acute coronary syndromes. Clin. Chim. Acta.
311: 53-56.
Toss, H., Lindahl, B., Siegbahn, A. & Wallentin, L. (1997) For the FRISC
Study Group. Prognostic influence of increased fibrinogen and C-Reactive
protein levels in unstable coronary artery disease. Circulation. 196: 42044210.
Mueller, C., Buettner, H. J., Hodgson, J. M., Marsch, S., Perruchoud, A. P.,
Roskamm, H., et al. (2002) Inflammation and long-term mortality after nonST elevation acute coronary syndrome treated with a very early invasive strategy in 1042 consecutive patients. Circulation. 105: 1412-1415.
James, S. K., Lindahl, B., Armstrong, P., Califf, R., Simoons, M. L., Venge,
P., et al. (2004) GUSTO-IV ACS Investigators. A rapid troponin I assay is not
optimal for determination of troponin status and prediction of subsequent cardiac events at suspicion of unstable coronary syndromes. Int. J. Cardiol. 93:
113-120.
Shah, T., Casas, J. P., Cooper, J. A., Tzoulaki, I., Sofar, R., McCormack, V.,
et al. (2009) Critical appraisal of CRP measurement for the prediction of
coronary heart disease events: new data systematic review of 31 prospective
cohorts. Int. J. Epidemiol. 38: 217-231.
Casas, J. P., Shah, T., Hingorani, A. D., Danesh, J. & Pepys, B. (2008) Creactive protein and coronary heart disease: a critical review. J. Intern. Med.
264: 295-314.
Lindahl, B., Diderholm, E., Lagerqvist, B., Venge, P. & Wallentin, L. (2001)
FRISC II Investigators Mechanisms behind the prognostic value of troponin T
in unstable coronary artery disease: a FRISC II substudy. J. Am. Coll. Cardiol.
38: 979-986.
Benamer, H., Steg, P. G., Benessiano, J., Vicaut, E., Gaultier, C. J., Boccara,
A., et al. (1998) Comparison of the prognostic value of C-reactive protein
and troponin I in patients with unstable angina pectoris. Am. J. Cardiol. 82:
845-850.
357
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
57.
58.
59.
60.
61.
62.
63.
64.
65.
66.
67.
68.
358
Ridker, P. M. (2001) High-sensitivity C-reactive protein: potential adjunct for
global risk assessment in the primary prevention of cardiovascular disease.
Circulation. 103: 1813-1818.
Ridker, P. M. & Cook, N. (2004) Clinical usefulness of very high and very low
levels of C-reactive protein across the full range of Framingham Risk Scores.
Circulation. 109: 1955-1959.
Chew, D. P., Bhatt, D. L., Robbins, M. A., Penn, M. S., Schneider, J. P., Lauer,
M. S., et al. (2001) Incremental prognostic value of elevated baseline C-reactive protein among established markers of risk in percutaneous coronary intervention. Circulation. 104: 992-997.
Di Napoli, M., Papa, F. & Bocola, V. (2001) C-reactive protein in ischemic
stroke: An independent prognostic factor. Stroke. 32: 917-924.
Hackam, D. G. & Anand, S. S. (2003) Emerging risk factors for atherosclerotic
vascular disease. A critical review of the evidence. JAMA. 290: 932-940.
Rossi, E., Biasucci, L. M., Citterio, F., Pelliccioni, S., Monaco, C., Ginnetti,
F., et al. (2002) Risk of myocardial infarction and angina in patients with
severe peripheral vascular disease: Predictive role of C-reactive protein. Circulation. 105: 800-803.
Ridker, P. M., Cannon, C. P., Morrow, D., Rifai, N., Rose, L. M., McCabe, C.
H., et al. (2005) Pravastatin or Atorvastatin Evaluation and Infection TherapyThrombolysis in Myocardial Infarction 22 (PROVE IT-TIMI 22) Investigators.
C-reactive protein levels and outcomes after statin therapy. N. Engl. J. Med.
352: 20-28.
Lindahl, B., Toss, H., Siegbahn, A., Venge, P. & Wallentin, L. (2000) Markers
of myocardial damage and inflammation in relation to long-term mortality in
unstable coronary artery disease. FRISC Study Group. Fragmin during Instability in Coronary Artery Disease. N. Engl. J. Med. 343: 1139-1147.
Morrow, D. A., Sabatine, M. S., Brennan, M. L., de Lemos, J. A., Murphy, S.
A., Ruff, C. T., et al. (2008) Concurrent evaluation of novel cardiac biomarkers in acute coronary syndrome: myeloperoxidase and soluble CD40 ligand
and the risk of recurrent ischaemic events in TACTICS-TIMI 18. Eur. Heart
J. 29: 1096-1102.
Heeschen, C., Hamm, C. W., Bruemmer, J. & Simoons, M. L. (2000) Predictive value of C-reactive protein and troponin T in patients with unstable angina: a comparative analysis. CAPTURE Investigators. Chimeric c7E3 AntiPlatelet Therapy in Unstable angina REfractory to standard treatment trial. JACC.
35: 1535-1542.
Liuzzo, G., Biasucci, L. M., Gallimore, J. R., Grillo, R. L., Rebuzzi, A. G.,
Pepys, M. B., et al. (1994) The prognostic value of C-reactive protein and serum
amyloid A protein in severe unstable angina. N. Engl. J. Med. 331: 417-424.
Ridker, P. M., Buring, J. E., Shih, J., Matias, M. & Hennekens, C. H. (1998)
Prospective study of C-reactive protein and the risk of future cardiovascular
events among apparently healthy women. Circulation. 98: 731-733.
MARCADORES
69.
70.
71.
72.
73.
74.
75.
76.
77.
78.
79.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Ridker, P. M., Cushman, M., Stampfer, M. J., Tracy, R. P. & Hennekens, C.
H. (1998) Plasma concentration of C-reactive protein and risk of developing
peripheral vascular disease. Circulation. 97: 425-428.
Zebrack, J. S., Anderson, J. L., Maycock, C. A., Horne, B. D., Bair, T. L. &
Muhlestein, J. B. (2002) Intermountain Heart Collaborative (IHC) Study Group.
Usefulness of high-sensitivity C-reactive protein in predicting long-term risk
of death or acute myocardial infarction in patients with unstable or stable
angina pectoris or acute myocardial infarction. Am. J. Cardiol. 89: 145-149.
Biasucci, L. M., Liuzzo, G., Ciervo, A., Petrucca, A., Piro, M., Angiolillo, D. J.,
et al. (2003) Antibody response to chlamydial heat shock protein 60 is strongly
associated with acute coronary syndromes. Circulation. 107: 3015-3057.
Pablo Piñón, P. & Kaski, J. C. (2006) Inflamación, aterosclerosis y riesgo
cardiovascular: PAPP-A, Lp-PLA2 y cistatina C. ¿Nuevas aportaciones o información redundante? Rev. Esp. Cardiol. 59: 247-258.
Macphee, C. H., Moores, K. E., Boyd, H. F., Dhanak, D., Ife, R. J., Leach, C.
A., et al. (1999) Lipoprotein-associated phospholipase A2, platelet-activating
factor acetylhydrolase, generates two bioactive products during the oxidation
of low-density lipoprotein: use of a novel inhibitor. Biochem. J. 338: 479-487.
Sudhir, K. (2005) Lipoprotein-associated phospholipase A2, a novel inflammatory biomarker and independent risk predictor for cardiovascular disease.
J. Clin. Endocrinol. Metab. 90: 3100-3105.
Packard, C. J., O’Reilly, D. S., Caslake, M. J., McMahon, A. D., Ford, I.,
Cooney, J., et al. (2000) Lipoprotein-associated phospholipase A2 as an independent predictor of coronary heart disease. West of Scotland Coronary Prevention Study Group. N. Engl. J. Med. 343: 1148-1155.
Koenig, W., Khuseyinova, N., Lowel, H., Trischler, G. & Meisinger, C. (2004)
Lipoprotein-associated phospholipase A2 adds to risk prediction of incident
coronary events by C-reactive protein in apparently healthy middle-aged men
from the general population: results from the 14-year follow-up of a large
cohort from southern Germany. Circulation. 110: 1903-1908.
Ballantyne, C. M., Hoogeveen, R. C., Bang, H., Coresh, J., Folsom, A. R.,
Heiss, G., et al. (2004) Lipoprotein-associated phospholipase A2, high-sensitivity C-reactive protein, and risk for incident coronary heart disease in middleaged men and women in the Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC)
study. Circulation. 109: 837-842.
Oei, H. H., Van, D. M. I., Hofman, A., Koudstaal, P. J., Stijnen, T., Breteler,
M. M., et al. (2005) Lipoprotein-associated phospholipase A2 activity is associated with risk of coronary heart disease and ischemic stroke: the Rotterdam
Study. Circulation. 111: 570-575.
Caslake, M. J., Packard, C. J., Suckling, K. E., Holmes, S. D., Chamberlain,
P. & Macphee, C. H. (2000) Lipoprotein-associated phospholipase A(2), platelet-activating factor acetylhydrolase: a potential new risk factor for coronary
artery disease. Atherosclerosis. 150: 413-419.
359
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
80.
81.
82.
83.
84.
85.
86.
87.
88.
89.
90.
91.
360
Iribarren, C., Gross, M. D., Darbinian, J. A., Jacobs, D. R. Jr., Sidney, S. &
Loria, C. M. (2005) Association of lipoprotein-associated phospholipase A2
mass and activity with calcified coronary plaque in young adults: the CARDIA
study. Arterioscler. Thromb. Vasc. Biol. 25: 216-221.
Brilakis, E. S., McConnell, J. P., Lennon, R. J., Elesber, A. A., Meyer, J. G.
& Berger, P. B. (2005) Association of lipoprotein-associated phospholipase A2
levels with coronary artery disease risk factors, angiographic coronary artery
disease, and major adverse events at follow-up. Eur. Heart J. 26: 137-144.
Quiles, J., Roy, D., Gaze, D., Garrido, I. P., Avanzas, P., Sinha, M., et al.
(2003) Relation of ischemia-modified albumin (IMA) levels following elective
angioplasty for stable angina pectoris to duration of balloon-induced myocardial ischemia. Am. J. Cardiol. 92: 322-324.
Garrido, I. P., Roy, D., Calvino, R., Vázquez-Rodríguez, J. M., Aldama, G.,
Cosin-Sales, J., et al. (2004) Comparison of ischemia-modified albumin levels
in patients undergoing percutaneous coronary intervention for unstable angina
pectoris with versus without coronary collaterals. Am. J. Cardiol. 93: 88-90.
Sinha, M. K., Roy, D., Gaze, D. C., Collinson, P. O., Kaski, J.-C. (2004) Role
of ischemia modified albumin a new biochemical marker of myocardial ischemia, in the early diagnosis of acute coronary syndromes. Emerg. Med. J. 21:
29-34.
Apple, F. S., Wu, A. H., Mair, J., Ravkilde, J., Panteghini, M. & Tate, J.
(2005) Committee on Standardization of Markers of Cardiac Damage of the
IFCC. Future biomarkers for detection of ischemia and risk stratification in
acute coronary syndrome. Clin. Chem. 51: 810-824.
Azzazy, H. M., Pelser, M. M. & Christenson, R. H. (2006) Unbound free fatty
acids and heart-type fatty acid-binding protein: diagnostic assays and clinical
applications. Clin. Chem. 52: 19-29.
Young, A. C., Scapin, G., Kromminga, A., Patel, S. B., Veerkamp, J. H. &
Sacchettini, J. C. (1994) Structural studies on human muscle fatty acid binding
protein at 1.4 C5 resolution: binding interaction with three C18 fatty acids.
Structure. 2: 523-534.
Okamoto, F., Sohmiya, K., Ohkaru, Y., Kawamura, K., Asayama, K., Kimura,
H., et al. (2000) Human heart-type cytoplasmic fatty acid-binding protein
(H-FABP) for the diagnosis of acute myocardial infarction. Clinical evaluation
of H-FABP in comparison with myoglobin and creatine kinase isoenzyme MB.
Clin. Chem. 38: 231-238.
Pelsers, M. M., Hanhoff, T., Van der Voort, D., Arts, B., Peters, M., Ponds,
R., et al. (2004) Brain- and heart-type fatty acid-binding proteins in the brain:
tissue distribution and clinical utility. Clin. Chem. 50: 1568-1575.
Dollery, C. M. & Libby, P. (2006) Atherosclerosis and proteinase activation.
Cardiovasc. Res. 69: 625-635.
Loftus, I. M., Naylor, A. R., Goodall, S., Crowther, M., Jones, L., Bell, P. R.,
et al. (2000) Increased matrix metalloproteinase-9 activity in unstable carotid
plaques. A potential role in acute plaque disruption. Stroke. 31: 40-47.
MARCADORES
92.
93.
94.
95.
96.
97.
98.
99.
100.
101.
102.
103.
104.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Kalela, A., Koivu, T. A., Sisto, T., Kanervisto, J. & Hoyhtya, M. (2002) Serum
matrix metalloproteinase-9 concentration in angiographically assessed coronary artery disease. Scand. Clin. Lab. Invest. 62: 337-342.
Uzui, H., Harpf, A., Liu, M., Doherty, T. M., Shukla, A., Chai, N. N., et al.
(2002) Increased expression of membrane type 3-matrix metalloproteinase in
human atherosclerotic plaque: role of activated macrophages and inflammatory
cytokines. Circulation. 106: 3024-3030.
Squire, I. B., Evans, J., Ng, L. L., Loftus, I. M. & Thompson, M. M. (2004)
Plasma MMP-9 amd MMP-2 following acute myocardial infarction in man:
Correlation with echocardiographic and neurohormonal parameters of left ventricular dysfunction. J. Card. Fail. 10: 328-333.
Blankenberg, S., Rupprecht, H. J., Poirier, O., Bickel, C., Smieja, M., Hafner,
G., et al. (2003) AtheroGene Investigators. Plasma concentrations and genetic
variation of matrix metalloproteinase 9 and prognosis of patients with cardiovascular disease. Circulation. 107: 1579-1585.
Lobo, R. A. (2004) Evaluation of cardiovascular event rates with hormone
therapy in healthy, early postmenopausal women: results from 2 large clinical
trials. Arch. Intern. Med. 164: 482-484.
Cleutjens, J. P. & Creemers, E. E. (2002) Integration of concepts: cardiac
extracellular matrix remodeling after myocardial infarction. J. Card. Fail. 8:
S344-S348.
Thompson, M. M. & Squire, I. B. (2002) Matrix metalloproteinase-9 expression after myocardial infarction: physiological or pathological. Cardiovasc.
Res. 54: 495-498.
Heeschen, C., Dimmeler, S., Hamm, C. W., Fichtlscherer, S., Simoons, M. L.
& Zeiher, A. M. (2005) Pregnancy-associated plasma protein-A levels in patients with acute coronary syndromes: comparison with markers of systemic
inflammation, platelet activation, and myocardial necrosis. J. Am. Coll. Cardiol. 45: 229-237.
Podrez, E. A., Abu-Soud, H. M. & Hazen, S. L. (2000) Myeloperoxidasegenerated oxidants and atherosclerosis. Free Radic. Biol. Med. 28: 1717-1725.
Vita, J. A., Brennan, M. L., Gokce, N., Mann, S. A., Goormastic, M., Shishehbor, M. H., et al. (2004) Serum myeloperoxidase levels independently predict
endothelial dysfunction in humans. Circulation. 110: 1134 -1139.
Zhang, R., Brennan, M. L., Fu, X., Aviles, R. J., Pearce, G. L., Penn, M. S.,
et al. (2001) Association between myeloperoxidase levels and risk of coronary
artery disease. JAMA. 286: 2136-2142.
Baldus, S., Heeschen, C., Meinertz, T., Zeiher, A. M., Eiserich, J. P., Münzel,
T., et al. (2003) Myeloperoxidase serum levels predict risk in patients with
acute coronary syndromes. Circulation. 108: 1440-1445.
Brennan, M. L., Penn, M. S., Van Lente, F., Nambi, V., Shishehbor, M. H.,
Aviles, R. J., et al. (2003) Prognostic value of myeloperoxidase in patients
with chest pain. N. Engl. J. Med. 349: 1595-1604.
361
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
105.
106.
107.
108.
109.
110.
111.
112.
113.
114.
115.
116.
362
Albelda, S. M., Smith, C. W. & Ward, P. A. (1994) Adhesion molecules and
inflammatory injury. FASEB J. 8: 504-512.
Ridker, P. M., Hennekens, C. H., Roitman-Johnson, B., Stampfer, M. J. &
Allen, J. (1998) Plasma concentration of soluble intercellular adhesion molecule 1 and risks of future myocardial inferction in apparently healthy men.
Lancet. 351: 88-92.
Aukrust, P., Müller, F., Ueland, T., Berget, T., Aaser, E., Brunsvig, A., et al.
(1999) Enhanced levels of soluble and menbrane-bound CD 40 ligand in patients with unstable angina. Circulation. 100: 614-620.
Cipollone, F., Ferri, C., Desideri, G., Paloscia, L., Materazzo, G., Mascellanti,
M., et al. (2003) Preprocedural level of soluble CD40L is predictive of enhanced inflammatory response and restenosis after coronary angioplasty. Circulation. 108: 2776-2782.
Varo, N., de Lemos, J. A., Libby, P., Morrow, D. A., Murphy, S. A., Nuzzo,
R., et al. (2003) Soluble CD40L: risk prediction after acute coronary syndromes. Circulation. 108: 1049-1052.
Heeschen, C., Dimmeler, S., Hamm, C. W., Van den Brand, M. J., Boersma,
E., Zeiher, A. M., et al. (2003) Soluble CD40 ligand in acute coronary syndromes. N. Engl. J. Med. 348: 1104-1111.
Lawrence, J. B., Oxvig, C., Overgaard, M. T., Sottrup-Jensen, L., Gleich, G.
J., Hays, L. G., et al. (1999) The insulin-like growth factor (IGF)-dependent
IGF binding protein-4 protease secreted by human fibroblasts is pregnancyassociated plasma protein-A. Proc. Nat. Acad. Sci. USA. 96: 3149-3153.
Conti, E., Carrozza, C., Capoluongo, E., Volpe, M., Crea, F., Zuppi, C., et al.
(2004) Insulin-like growth factor-1 as a vascular protective factor. Circulation.
110: 2260-2265.
Bayes-Genis, A., Conover, C. A., Overgaard, M. I., Bailey, K. R., Christiansen, M., Holmes, D. R. Jr., et al. (2001) Pregnancy-associated plasma protein
A as a marker of acute coronary syndromes. N. Engl. J. Med. 345: 1022-1029.
Cosin-Sales, J., Kaski, J. C., Christiansen, M., Kaminski, P., Oxvig, C., Overgaard, M. T., et al. (2005) Relationship among pregnancy associated plasma
protein-A levels, clinical characteristics and coronary artery disease extent in
patients with chronic stable angina. Eur. Heart J. 26: 2093-2098.
Lund, J., Qin, Q. P., Ilva, T., Pettersson, K., Voipio-Pulkki, L. M., Porela, P.,
et al. (2003) Circulating pregnancy-associated plasma protein a predicts outcome in patients with acute coronary syndrome but no troponin I elevation.
Circulation. 108: 1924-1926.
Heeschen, C., Dimmeler, S., Hamm, C. W., Fichtlscherer, S., Simoons, M. L.
& Zeiher, A. M. (2005) Pregnancy-associated plasma protein-A levels in patients with acute coronary syndromes: comparison with markers of systemic
inflammation, platelet activation, and myocardial necrosis. J. Am. Coll. Cardiol. 45: 229-237.
MARCADORES
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
117.
Beaudeux, J. L., Burc, L., Imbert-Bismut, F., Giral, P., Bernard, M., Bruckert,
E., et al. (2003) Serum plasma pregnancy-associated protein A: a potential
marker of echogenic carotid atherosclerotic plaques in asymptomatic hyperlipidemic subjects at high cardiovascular risk. Arterioscler. Thromb. Vasc. Biol.
23: e7-10.
118. Stulc, T., Malbohan, I., Malik, J., Fialova, L., Soukupova, J. & Ceska, R.
(2003) Increased levels of pregnancy associated plasma protein-A in patients
with hypercholesterolemia: the effect of atorvastatin treatment. Am. Heart J.
146: e21.
119. Domínguez-Rodríguez, A., Abreu-González, P., García-González, M.,
Ferrer, J. & Vargas, M. (2005) Circulating pregnancy-associated plasma protein A is not an early marker of acute myocardial infarction. Clin. Biochem.
38: 180-182.
120. Laterza, O. F., Cameron, S. J., Chappell, D., Sokoll, L. J. & Green, G. B.
(2004) Evaluation of pregnancy-associated plasma protein A as a prognostic
indicator in acute coronary syndrome patients. Clin. Chim. Acta. 348: 163-169.
121. Antoniades, C., Antonopoulos, A. S., Tousoulis, D., Marinou, K. & Stefanadis,
C. (2009) Homocysteine and coronary atherosclerosis: from folate fortification
to the recent clinical trials. Eur. Heart J. 30: 6-15.
122. Bønaa, K., Njølstad, I., Ueland, P., Schirmer, H., Tverdal, A., Steigen, T. et al.
(2006) for the NORVIT Trial Investigators. Homocysteine Lowering and Cardiovascular Events after Acute Myocardial Infarction. New Engl. J. Med. 354:
1567-1577.
123. Homocysteine Lowering with Folic Acid and B Vitamins in Vascular Disease.
The Heart Outcomes Prevention Evaluation (HOPE) 2 Investigators. New Engl.
J. Med. (2006) 354: 1567-1577.
124. Wald, D. S., Wald, N. J., Morris, J. K. & Law, M. (2006) Folic acid, homocysteine, and cardiovascular disease: judging causality in the face of inconclusive trial evidence. BMJ. 333: 1114-1117.
125. Al Suwaidi, J., Reddan, D. N., Williams, K., Pieper, K. S., Harrington, R.
A., Califf, R. M., et al. (2002) Prognostic implications of abnormalities in
renal function in patients with acute coronary syndromes. Circulation. 106:
974-980.
126. Masoudi, F. A., Plomondon, M. E., Magid, D. J., Sales, A. & Rumsfeld, J. S.
(2004) Renal insufficiency and mortality from acute coronary syndromes. Am.
Heart J. 147: 623-629.
127. Garg, J. P. & Bakris, G. L. (2002) Microalbuminuria: a marker of vascular
dysfunction, risk factor for cardiovascular disease. Vasc. Med. 7: 35-43.
128. Stehouwer, C. D., Henry, R. M., Dekker, J. M., Nijpels, G., Heine, R. J. &
Bouter, L. M. (2004) Microalbuminuria is associated with impaired brachial
artery, flow-mediated vasodilation in elderly individuals without and with diabetes: further evidence for a link between microalbuminuria and endothelial
dysfunction: the Hoorn Study. Kidney Int. Suppl. 92: S42-44.
363
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
129.
130.
131.
132.
133.
134.
135.
136.
137.
138.
139.
140.
141.
142.
364
Tsioufis, C., Dimitriadis, K., Antoniadis, D., Stefanadis, Ch. & Kallikazaros,
I. (2004) Inter-relationships of microalbuminuria with the other surrogates of
the atherosclerotic cardiovascular disease in hypertensive subjects. Am. J. Hypertens. 17: 470-476.
Karalliedde, J. & Viberti, G. (2004) Microalbuminuria and cardiovascular risk.
Am. J. Hypertens. 17: 986-993.
Tuttle, K. R. (2004) Cardiovascular implications of albuminuria. J. Clin Hypertens. 6(Suppl 3): 13-17.http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?cmd
=Retrieve&db=PubMed&list_uids=15485765&dopt=Abstract
Skov, J., Feldt-Rasmussen, J., Strandgaard, B., Schroll, S. M. & Borch-Johnsen, K. (2000) Arterial hypertension, microalbuminuria and risk of ischemic
heart disease. Hypertension. 35: 898-903.
Diercks, G., Van Boven, A., Hillege, H., Janssen, W., Kors, J., De Jong, P.,
et al. (2000) Microalbuminuria is independently associated with ischemic electrocardiographic abnormalities in a large non-diabetic population. Eur. Heart
J. 21: 192-207.
Diercks, G. F., Hillege, H. L., Van Boven, A. J., Kors, J. A., Crinjns, H. J.,
Grobbee, D. E., et al. (2002) Microalbuminuria modifies the mortality risk
associated with electrocardiographic ST-T segment changes. J. Am. Coll. Cardiol. 40: 1401-1407.
Berton, G., Cordiano, R., Palmieri, R., Cucchini, F., De Toni, R. & Palatini,
P. (2001) Microalbuminuria during acute myocardial infarction; a strong predictor for 1-year mortality. Eur. Heart J. 22: 1466-1475.
Laterza, O. F., Price, C. P. & Scott, M. G. (2002) Cystatin C: an improved
estimator of glomerular filtration rate? Clin. Chem. 48: 699-707.
Larsson, A., Malm, J., Grubb, A. & Hansson, L. O. (2004) Calculation of
glomerular filtration rate expressed in mL/min from plasma cystatin C values
in mg/L. Scand. J. Clin. Lab. Invest. 64: 25-30.
Koenig, W., Twardella, D., Brenner, H. & Rothenbacher, D. (2005) Plasma
concentrations of cystatin C in patients with coronary heart disease and risk for
secondary cardiovascular events: more than simply a marker of glomerular
filtration rate. Clin. Chem. 51: 321-327.
Shlipak, M. G., Sarnak, M. J., Katz, R., Fried, L. F., Seliger, S. L., Newman,
A. B., et al. (2005) Cystatin C and the risk of death and cardiovascular events
among elderly persons. N. Engl. J. Med. 352: 2049-2060.
Jernberg, T., Lindahl, B., James, S., Larsson, A., Hansson, L. O. & Wallentin,
L. (2004) Cystatin C: a novel predictor of outcome in suspected or confirmed
non-ST-elevation acute coronary syndrome. Circulation. 110: 2342-2348.
Loscalzo, J. (1992) The relation between atherosclerosis and thrombosis. Circulation. 86 (Supl 3): 95-99.
Fitzgerald, D. J., Roy, L., Catella, F. & Fitzgerald, G. A. (1986) Platelet activation in unstable coronary disease. N. Engl. J. Med. 315: 983-989.
MARCADORES
143.
144.
145.
146.
147.
148.
149.
150.
151.
152.
153.
154.
155.
156.
157.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Jones, A. & Geczy, C. L. (1990) Thrombin and factor Xa enhance the production of interleukin-1. Immunology. 71: 236-241.
Danesh, J., Collins, R., Appleby, P. & Peto, R. (1998) Association of fibrinogen, C-reactive protein, albumin, or leukocyte count with coronary heart disease. JAMA. 279: 1477-1482.
Haust, M. D., Wyllie, J. C. & More, R. H. (1964) Atherogenesis and plasma
constituents: I. Demonstration of fibrin in the white plaque by fluorescent
antibody technique. Am. J. Pathol. 44: 255-226.
Lorenzet, R., Sobel, J. H., Bini, A. & Witte, L. D. (1992) Low molecular
weight fibrinogen degradation products stimulate the release of growth factors
from endothelial cells. Thromb. Haemostasis. 68: 357-363.
Wilhelmsen, L., Svardsudd, K., Horsan-Bergtzen, K., Larsson, B., Welin, L. &
Tibblin, G. (1984) Fibrinogen as a risk factor for stroke and myocardial infarction. N. Engl. J. Med. 311: 501-508.
Kannel, W. B., Wolf, P. A., Castell, W. P. & D’Agostino, R. B. (1987) Fibrinogen and risk of cardiovascular disease. The Framingham Study. JAMA. 258:
1183-1186.
Toss, H., Lindahl, B., Siegbahn, A. & Wallentin, L. (1997) For the FRISC
Study Group. Prognostic influence of increased fibrinogen and C-reactive protein levels in unstable coronary artery disease. Circulation. 96: 4204-4210.
Maresca, G., Di Blasio, A., Marchioli, R. & Di Minno, G. (1999) Measuring
plasma fibrinogen to predict stroke and myocardial infarction: an update. Arterioscler. Thromb. Vasc. Biol. 19: 1368-1377.
Krobot, K., Hense, H. W., Cremer, P., Eberle, E. & Keil, U. (1992) Determinants of plasma fibrinogen: relation to body weight, waist-to-hip ratio,
smoking, alcohol, age, and sex. Results from the second MONICA Augsburg
Survey, 1989-1990. Arteriosclerosis and Thrombosis. 12: 780-788.
Haverkate, F., Thompson, S. G. & Duckert, F. (1995) Haemostasis factors in
angina pectoris; relation to gender, age and acute-phase reaction. Results of the
ECAT Angina Pectoris Study Group. Thromb. Haemost. 73: 561-567.
Tanne, D., Benderly, M., Goldbourt, U., et al. (2001) A prospective study of
plasma fibrinogen levels and the risk of stroke among participants in the bezafibrate infarction prevention study. Am. J. Med. 111: 457-463.
Meade, T., Zuhrie, R., Cook, C. & Cooper, J. (2002) Bezafibrate in men with
lower extremity arterial disease: randomised controlled trial. BMJ. 325: 1139.
Mannucci, P. M., Bernardinelli, L., Foco, L., Galli, M., Ribichini, F., Tubaro,
M., et al. (2005) Tissue plasminogen activator antigen is strongly associated
with myocardial infarction in young women. J. Thromb. Haemost. 3: 280-286.
Ridker, P. M., Hennekens, C. H., Stampfer, M. J., Manson, J. E. & Vaughan,
D. E. (1994) Prospective study of endogenous tissue plasminogen activator and
risk of stroke. Lancet. 343: 940-943.
Folsom, A. R., Rosamond, W. D., Shahar, E., Cooper, L. S., Aleksic, N.,
Nieto, F. J., et al. (1999) Prospective study of markers of hemostatic function
365
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
158.
159.
160.
161.
162.
163.
164.
165.
166.
167.
168.
169.
170.
171.
366
with risk of ischemic stroke. The Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC)
Study Investigators. Circulation. 100: 736-742.
Hait, P. H., Burgess, D. R., Vitti, G. F. & Hamilton, J. A. (1989) Interleukin4 stimulates human monocytes to produce tissue-type plasminogen activator.
Blood. 74: 1282-1285.
Eren, M., Painter, C. A., Atkinson, J. B., Declerck, P. J. (2002) Vaughan, D.
E. Age-dependent spontaneous coronary arterial thrombosis in transgenic mice
that express a stable form of human plasminogen activator inhibitor-1. Circulation. 106: 491-496.
Hamsten, A., de Faire, U., Walldius, G., Dahlén, G., Szamosi, A., Landou, C.,
et al. (1987) Plasminogen activator inhibitor in plasma: risk factor for recurrent myocardial infarction. Lancet. 2: 3-9.
Lewington, S., Whitlock, G., Clarke, R., Sherliker, P., Emberson, J., Halsey,
J., et al. (2007) Blood cholesterol and vascular mortality by age, sex, and
blood pressure: a meta-analysis of individual data from 61 prospective studies
with 55,000 vascular deaths. Lancet. 370: 1829-1839.
Third Report of the Expert Panel on Detection, Evaluation, and Treatment of
the High Blood Cholesterol in Adults (Adult Treatment Panel III): Executive
Summary National Institutes of Health, 2004.
Rader, D. J. (2003) High-density lipoproteins as an emerging therapetic target
for atheroclerosis. JAMA. 290: 2322-2324.
Witztum, J. L. (1994) The oxidation hypothesis of atherosclerosis. Lancet.
344: 793-79.
Meisinger, C., Baumert, J., Khuseyinova, N., Loewel, H. & Koenig, W. (2005)
Plasma oxidized low-density lipoprotein, a strong predictor for acute coronary
heart disease events in apparently healthy, middle-aged men from the general
population. Circulation. 112: 651-657.
Tsimikas, S., Brilakis, E., Miller, E., McConnell, J., Lennon, R., Kornman, K.,
et al. (2005) Oxidized phospholipids, lp(a) lipoprotein, and coronary artery
disease. N. Engl. J. Med. 353: 46-57.
Milionis, H. J., Winder, A. F. & Mikhailidis, D. P. (2000) Lipoprotein (a) and
stroke. J. Clin. Pathol. 53: 487-496.
Loscalzo, J. (1990) Lipoprotein(a): a unique risk factor for atherothrombotic
disease. Arteriosclerosis. 10: 672-679.
Suk Danik, J., Rifai, N., Buring, J. E. & Ridker, P. M. (2006) Lipoprotein(a),
measured with an assay independent of apolipoprotein(a) isoform size, and risk
of future cardiovascular events among initially healthy women. JAMA. 296:
1363-1370.
Ariyo, A. A., Thach, C. & Tracy, R. (2003) Lp(a) lipoprotein, vascular disease
and mortality in the elderly. N. Engl. J. Med. 349: 2108-2115.
Danesh, J., Collins, R. & Peto, R. (2000) Lipoprotein(a) and coronary heart
disease. Meta-analysis of prospective studies. Circulation. 102: 1082-1085.
MARCADORES
172.
173.
174.
175.
176.
177.
178.
179.
180.
181.
182.
183.
184.
EN LOS SÍNDROMES CORONARIOS AGUDOS
Luc, G., Bard, J. M., Arveiler, D., Ferrieres, J., Evans, A., Amouyel, P., et al.
(2002) PRIME Study Group. Lipoprotein (a) as a predictor of coronary heart
disease: the PRIME Study. Atherosclerosis. 163: 377-384.
Kikuta, K., Yasue, H., Yoshimura, M., Morita, E., Sumida, H., Kato, H., et al.
(1996) Incresead plasma levels of B-type natriuretic peptide in patients with
unstable angina. Am. Heart J. 132: 101-107.
Wivott, S. D., De Lemos, J. A. & Morrow, D. A. (2004) Pathophysiology,
prognostic significance and clinical utility of B-type natriuretic peptide in acute
coronary syndromes. Clin. Chim. Acta. 346: 119-128.
De Lemos, J. A., Morrow, D. A., Bentley, J. H., Omland, T., Sabatine, M. S.
& Braunwald (2001) The prognostic value of B-type natriuretic peptide in
patients with acute coronary syndromes. N. Engl. J. Med. 345: 1014-1021.
De Lemos, J. A., McGuire, D. K. & Drazner, M. H. (2003) B-type natriuretic
peptide in cardiovascular diseases. Lancet. 362: 316-322.
Jernberg, T., Stridsberg, M., Venge, P. & Lindahl, B. (2002) N-terminal pro
brain natriuretic peptide on admission for early risk stratification of patients
with chest pain and no ST-segment elevation. JACC. 40: 437-445.
Morrow, D. A., De Lemos, J. A., Sabatine, M. S., Murphy, S. A., Demopoulos,
L. A., DiBattiste, P. M., et al. (2003) Evaluation of B-type natriuretic peptide
for risk assessment in instable angina/non-ST-elevation myocardial infarction
(TACTICS-TIMI 18). JACC. 41: 1264-1272.
Omland, T., Aakvaag, A., Bonarjee, V. V., Caidahl, K., Lie, R. T., Nilsen, D.
W., et al. (1996) Plasma brain natriuretic peptide as an indicator of ventricular
systolic function and long-term survival after acute myocardial infarction. Comparison with plasma atrial natriuretic peptide and N-terminal proatrial natriuretic peptide. Circulation. 93: 1963-1969.
Magnusson, M., Melander, O., Israelsson, B., Grubb, A., Groop, L. & Jovinge,
S. (2004) Elevated plasma levels of Nt-proBNP in patients with type 2 diabetes
without overt cardiovascular disease. Diabetes Care. 27: 1929-1935.
Bhalla, V., Willis, S. & Maisel, A. S. (2004) B-type natriuretic peptide; the
level and the drug-partners in the diagnosis and management of congestive
heart failure. Congest Heart Fail. 10: 1-27.
Bibbins-Domingo, K., Ansari, M., Schiller, N. B., Massie, B. & Whooley, M.
(2003) B-type natriuretic peptide and ischemia in patients with stable coronary
disease: data from the Heart and Soul study. Circulation. 108: 2987-2992.
Mueller, C., Laule-Kilian, K., Schindler, C., Klima, T., Frana, B., Rodríguez,
D., et al. (2006) Cost-effectiveness of B-type natriuretic peptide testing in
patients with acute dyspnea. Arch. Intern. Med. 166: 1081-1087.
Rabitzsch, G., Mair, J., Lechleitner, P., Noll, F., Hofmann, U., Krause, E. G.,
et al. (1995) Immunoenzymometric assay of human glycogen phosphorylase
isoenzyme BB in diagnosis of ischemic myocardial injury. Clin. Chem. 41:
966-978.
367
JUAN TAMARGO MENÉNDEZ
185.
186.
187.
188.
189.
368
Mair, J. (1998) Glycogen phosphorylase isoenzyme BB to diagnose ischaemic
myocardial damage. Clin. Chim. Acta. 272: 79-86.
Autiero, M., Luttun, A., Tjwa, M. & Carmeliet, P. (2003) Placental growth
factor and its receptor, vascular endothelial growth factor receptor-1: novel
targets for stimulation of ischemic tissue revascularization and inhibition of
angiogenic and inflammatory disorders. J. Thromb. Haemost. 1: 1356-1370.
Maglione, D., Guerriero, V., Viglietto, G., Delli-Bovi, P. & Persico, M. G.
(1991) Isolation of a human placenta cDNA coding for a protein related to the
vascular permeability factor. Proc. Natl. Acad. Sci. USA. 88: 9267-9271.
Khurana, R., Moons, L., Shafi, S., Luttun, A., Collen, D., Martin, J. F., et al.
(2005) Placental growth factor promotes atherosclerotic intimal thickening and
macrophage accumulation. Circulation. 111: 2828-2836.
Heeschen, D., Dimmeler, S., Fichtlscherer, S., Hamm, C. W., Berger, J., Simoons, M. L., et al. (2004) Prognostic value of placental growth factor in patients
with acute chest pain. JAMA. 291: 435-441.
Descargar