Festival del amor libre Nota del 1 del 2 de 1998. El amor libre y la orgía fueron temas que en los años 60 trataban los medios periodísticos undergroud de los Estados Unidos. En este texto el redactor del Berkeley Barb aseguraba que toda la clase media norteamericana mantenía el sueño de tomar parte en una reunión de sexo colectivo. Una de las actividades sexuales más temidas (y más frecuentemente fantaseadas) es la orgía. ¿Acaso en este mismo momento usted sueña con una? La palabra orgía es ambigua. En su sentido más amplio connota una actividad sexual realizada sin poner frenos al apetito, o un desenfrenado ejercicio de la pasión, como diría mi diccionario. Uno conjura una imagen mental de sátiros y ninfas con atavíos romanos devorando uvas y vinos y de devorándose entre sí interminablemente, durante días y días. Presumiblemente, la fiesta termina cuando todos los participantes estan totalmente saciados y exhaustos. En otro sentido, la orgía es simplemente una colección de adultos desnudo que participan de un acto sexual compuesto y colectivo. Después de todo, no se habla de las "orgías” de una pareja correctamente casada. no importa lo violentas que sean sus pirueta en el lecho conyugal. La "pasión desenfrenada" no es suficiente sin algunas personas de más, Dos personas hacen una relación; tres, una orgía. Los dos sentidos de la palabra son separables, tanto de hecho como en teoría. En realidad, algunas orgías contemporáneas de East Bay no satisfacen del todo la primera definición. En realidad, no satisfacen. Implican sexo colectivo, pero pueden durar sólo dos horas o más, después de las cuales nadie queda conforme. Estos encuentros de coma -y -corra son en su mayor parte prerrogativa de los miembros más audaces de la aburrida clase media, que se imaginan a sí mismo como swingers. Una de las razones por las que están tan apurados es que tienen que volver a tiempo para relevar a la babysitter. A grandes rasgos, existen orgías hip y orgías square. Las primeras son más conocidas como reuniones de amor” o “festines de amor”. Las últimas son a menudo denominadas reuniones “moderadas” o “sofisticadas” Aunque en ambos casos hay hombres y mujeres que usan sus bocas, manos Y órganos amorosos en diversas combinaciones existen muy importantes diferencias en las actitudes de los participantes, en sus nociones acerca de lo que están haciendo y, consecuentemente, en el espíritu total o tono sentimental del encuentro. Las nociones sobre sexo condicionan la idea entera de la personalidad. El que una mujer, por ejemplo ,sea considerada un instrumento un agente independiente y libre se reflejará claramente en las actitudes sexuales. El uso del cuerpo y sus partes es nada menos que la conducta de la persona. Compare un festín de anterior de amor con un swingers party. En el festín de amor hay gran calidez. La mayor parte de los asistentes, se conocen y se gustan entre sí. Hay algún Ravi Shankar o algunos blues en el tocadiscos. Hay velas; se quema incienso. Todos los sentidos despiertan. Entre bromas y abrazos, las seis u ocho personas comienzan a preparar la comida. Uno corta tomates, otro pica cebolla un tercero corta la carne. Hay colchones y almohadas desparramados por el cuarto. Se sientan desparramados por el cuarto. Se sientan y como de paso, empiezan sacarse la ropa. Están casi totalmente desnudos cuando terminan de comer. Después de la cena, todos fuman de un narguile central, con muchos, tubos salientes. parecidos a un pulpo. Las parejas se retiran a diferentes lugares, Después de un rato hay cambio de compañero, permutaciones y combinaciones. Y todo el tiempo se oye la suave risa de personas que se gustan entre sí, algunas de las cuales realmente se aman. Y las velas, y la música. y... Es de mañana. Todos se dan un beso de despedida. Soñolientos y felices, empacan sus muy acariciadas células nerviosas en sus coches y se van. El swingers party es totalmente de otro estilo. No hay comida. Nadie conoce a nadie. Nadie GUSTA siguiera de nadie. ¿Cómo empezar Algo que vieron una vez en una película verde: strip-poker. Pero la mayoría no sabe jugar al póker. Pocas palabras, nervios. ¿Cómo romper el hielo? Uno de los hombres sale y vuelve con una gran hotel la de gin. Eso es; beban, se sentirán más relajados. (Ya sé, en el festín de amor fuman marihuana, pero es realmente lo mismo?) Uno pocos valientes empiezan a sacarse la ropa. Los demás los contemplan nerviosamente durante unos minutos. Entonces se desata el infierno. Todo el mundo se arranca la ropa. ¿Cómo se produjo esa fantástica escena sobre el sofá en sólo treinta segundos? Hay, tres, cuatro, sí (cuéntalas) cinco personas metidas en eso. ,Haz el amor, bastardo!” dice la pollita del peinado a la laca. Le acaricias el pelo. No, no, no me toques el pelo. Acabo de hacerme peinar. Toca cualquier cosa menos el pelo. Apenas le echas manos a una mujer de aspecto invitante, otros tres se unen a ti. Frenéticos, mecánicos, anónimos. En un festín de amor puedes realmente conocer a alguien, pero no en un swingers party. No se permiten. por ley no escrita, combinaciones de dos. En el anonimato no hay amenazas a nuestras deficiencias o temores celosos (“Puedes revolcarte con mi esposa, pero no mantengas una relación con ella."). Horribles potencias se ciernen en el aire. Sólo nombres de pila (“Dios, si el patrón llegara a enterarse, estaría arruinado.”). El espectro del chantaje. ¿Por qué se sienten sucios y rígidos? Porque la fiesta del swingers es un escape de la vida que refleja su vida. No proporciona un escape de la. No hay salida. Es un intento de olvidar la monotonía, de huir de la incomunicación y de la falta de relaciones. Pero es un fracaso espectacular, sólo un período distinto de no-comunicación y de no-relación. En cambio. el festín de amor es una afirmación y una celebración de la vida. Es parte de la vida y no una huida de ella. Uno paga, sin embargo, un precio por los festines de amor. Después de unos cuantos de los buenos, otro tipo de cenas empiezan a fastidiar. The Berkeley Barb. Califomia 8 de setiembre de 1967. Strip-poker: Partida de póker durante la cual los jugadores se van quitando la ropa. (N. del T)