un agujero, al cual se adaptará un tubo 6 embudo de hoja de lata

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un agujero, al cual se adaptará un tubo 6 embudo de hoja de lata,
por el cual se hará caer la pasta ó los gusanos en la vasija, con lo
que se evita el inquietar al preso muchas vezes al d i a , lo que no
podría evitarse de otro m o d o , respecto á ser necesario darle de c o mer en distintas horas: la vasija del agua se colocará al otro lado de
la puerta, y de suerte que pueda sacarse y meterse sin conmover la
jaula ni hacer ruido. L a parte superior y la rejilla de adelante se c u brirán con una sarga verde. Se fijará la jaula sobre una repisa fuera
de la ventana, de modo que se pueda hacer uso de la puerta sin
moverla: debe preferirse la esposicion al levante á todas: la del m e diodía les fatiga, les impide cantar, les d e s e c a , y muchas vezes les
vuelve ciegos al cabo de cuatro meses. N o se debe quitar la jaula
durante toda la estación del c a n t o , ni limpiarla mientras el ruiseñor
esté en e l l a , por no desazonarlo, pues no le resulta ningún daño en
los pies respecto á que no deja los travesanos mas que para comer y
beber. Cuando cesan de cantar se pone la jaula en una v e n t a n a , y
se quita la sarga que cubre los enrejados para acostumbrarle á la luz
natural.
L a segunda, que es en la que siempre debe permanecer, y á la
que se traslada cuando se ha hecho menos arisco, debe tener la
misma forma que la precedente, y con una puerta mas en medio
del enrejado, á fin de poder dar libertad al encarcelado cuando se
quiera, colocando el comedero y bebedero á los dos lados de esta
puerta, á un dedo de altura cerca de los travesanos dentro de la jaul a , y sujetos con un círculo de alambre: su piso debe ser doble para
poderlo limpiar con facilidad: el embudo y a es inútil, pues presentándole con la mano gusanos de harina se le acostumbra á tomarlos,
de los cuales se le han de dar p o c o s , porque este alimento, que es
para ellos una golosina, los enflaquece; tampoco se han de poner
en la p a s t a á no ser que estén hechos pedazos, porque refugiándose
en el hondón del c o m e d e r o , el ruiseñor arroja toda la comida por
cogerlos, y aun si se tiene la costumbre de ponérselos, aun cuando
no los h a y a , desperdicia toda la comida por buscarlos.
Cuidados
que exigen los ruiseñores
para acostumbrarlos
nueva vida cuando se cogen
grandes.
d una,
Preparada la jaula, como queda d i c h o , se debe meter en ella al
ruiseñor inmediatamente después de haberle c o g i d o , obligándole á
que beba antes para que se refresque. AI principio está quieto y
triste; pero los gusanos de harina le despiertan bien pronto el a p e tito , y le hacen olvidar su libertad. Dos horas después se debe sacar
con cuidado el comedero para poner en él otros veinte y cinco g u sanos nuevos, cubriendo también su fondo con un poco de la pasta,
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