Comentario de un texto argumentativo Nos asombramos, nos indignamos. Decimos: “¡Qué curioso! Pero, ¡bah!, es el nazismo, ya pasará”. Y esperamos, nos esperanzamos; y nos callamos a nosotros mismos la verdad, que es una barbarie, pero la barbarie suprema, la que corona, la que resume la cotidianidad de las barbaries; que es el nazismo, sí, pero que antes de ser la víctima hemos sido su cómplice; que hemos apoyado este nazismo antes de padecerlo, lo hemos absuelto, hemos cerrado los ojos frente a él, lo hemos legitimado, porque hasta entonces sólo se había aplicado a los pueblos no europeos; que este nazismo lo hemos cultivado, que somos responsables del mismo, y que él brota, penetra, gotea, antes de engullir en sus aguas enrojecidas a la civilización occidental y cristiana por todas las fisuras de ésta. Sí, valdría la pena estudiar, clínicamente, con detalle, las formas de actuar de Hitler y del hitlerismo, y revelarle al muy distinguido, muy humanista, muy cristiano burgués del siglo XX, que lleva consigo un Hitler y que lo ignora, que Hitler lo habita, que Hitler es su demonio, que, si lo vitupera, es por falta de lógica, y que en el fondo lo que no le perdona a Hitler no es el crimen en sí, el crimen contra el hombre, no es la humillación del hombre en sí, sino el crimen contra el hombre blanco, es la humillación del hombre blanco, y haber aplicado en Europa procedimientos colonialistas que hasta ahora sólo concernían a los árabes de Argelia, a los coolies de la India y a los negros de África. Y éste es el gran reproche que yo le hago al pseudohumanismo: haber socavado demasiado tiempo los derechos del hombre; haber tenido de ellos, y tener todavía, una concepción estrecha y parcelaria, incompleta y parcial; y, a fin de cuentas, sórdidamente racista. Aimé Cesaire, Discurso sobre el colonialismo (fragmento) http://ies.carmenmartingai.moralzarzal.educa.madrid.org//departamentos/lengua/pdf/EJEMPLO%20DE%20TEXTO%20ARGUMENTATIVO.pdf Página 1 Nos encontramos ante un texto argumentativo, que se basa fundamentalmente en el argumento de analogía, la comparación entre la barbarie nazi y el colonialismo. De hecho, la tesis de la que se quiere convencer a los lectores es que la analogía existente entre ambas formas de barbarie conduce finalmente a la identificación entre ambas: el colonialismo sería así, para el autor, un nazismo previo ejercido contra los no blancos. Para convencer a sus lectores, el escritor echa mano del sentir general, ya que en la época en que se escribe el texto, como en la actualidad, la opinión general es que el nazismo es condenable y el Holocausto es una de las mayores muestras de barbarie que se ha dado en la historia europea. De esta manera, el autor parte de las convicciones de gran parte, si no de la totalidad, de su posible público, para a partir de ellas intentar convencerles de que, si condenan el nazismo, igualmente deberían condenar las violaciones de los derechos humanos durante la época colonial. En el nivel léxico, nos encontramos con sustantivos abstractos, que suelen ser frecuentes en los textos argumentativos: “nazismo”, “civilización”, “concepción”, “derechos”… Dado el carácter subjetivo de esta argumentación, abundan los adjetivos valorativos: “estrecha”, “parcelaria”… en ocasiones, con sentido irónico: “al muy distinguido, muy humanista, muy cristiano burgués del siglo XX”. Abundan los verbos atributivos (“Hitler es su demonio”, “… no es el crimen en sí”, “es la humillación contra el hombre blanco En el nivel morfosintáctico, nos encontramos, como es habitual en este tipo de textos, con un predominio del presente de indicativo. La subjetividad de la argumentación se muestra en la presencia de la primera persona tanto del singular “… éste es el gran reproche que yo le hago al pseudohumanismo” como del plural (“Nos asombramos. Nos indignamos”). Aunque la modalidad enunciativa es la predominante, nos encontramos con un ejemplo de enunciado exclamativo: “¡Qué curioso!”. En el nivel textual, abundan las repeticiones léxicas (“Hitler”, “nazismo”, “barbarie”…), que, en este texto concreto sirven para reiterar la analogía entre el nazismo y el colonialismo así como la barbarie que supuso también éste último. No faltan los marcadores del discurso, que sirven, como es habitual en los textos argumentativos, para subrayar la cohesión textual (el abundante uso de la conjunción “y” no sólo como nexo entre oraciones, sino también para unir partes del discurso) así como resaltar los aspectos más importantes (“Sí, valdría la pena estudiar…”). Por último, hay que señalar la presencia, además de la función representativa o la expresiva (presente en la subjetividad del texto), de la función poética. Así, para lograr dar una mayor emotividad y expresividad a su texto, el autor recurre, como ya se ha señalado, a la ironía, a las repeticiones léxicas así como al paralelismo combinado con asíndeton (“hemos apoyado este nazismo antes de padecerlo, lo hemos absuelto, hemos cerrado los ojos frente a él, lo hemos legitimado”, “brota, penetra, gotea”). No falta tampoco la metáfora (“antes de engullir en sus aguas enrojecidas a la civilización occidental y cristiana”). Junto a las funciones señaladas, hay que indicar asimismo la función apelativa, ya que el propósito del autor es, evidentemente, provocar en el lector la condena del colonialismo. http://ies.carmenmartingai.moralzarzal.educa.madrid.org//departamentos/lengua/pdf/EJEMPLO%20DE%20TEXTO%20ARGUMENTATIVO.pdf Página 2 Tipo de argumento Autoridad Dato o hecho Ejemplo Contraargumento Conocimiento general ͞Vox populi͟ Experiencia personal Pragmático Ético o moral Analogía Generalización Cantidad Calidad Explicación Se acude a un experto o figura reconocida para apoyar la opinión. Una variante es el recurso al refrán Se cita un hecho constatable o se alude a un dato, por ejemplo estadístico, para refrendar una determinada opinión. Se basa en pruebas o evidencias. Se recurre a la ejemplaridad de un caso concreto, estimando que con él se puede validar una opinión general Se introduce una objeción o argumento contrario a la tesis para rebatirlo, para refutar lo que podría ser un obstáculo para la tesis del autor Se emplea como argumento una razón ampliamente aceptada o conocida por nuestra sociedad. Es un lugar común sobre el que existe un acuerdo general. Es una variante del anterior. Se apoya en la opinión generalizada existente en la sociedad: suele haber detrás estereotipos, en ocasiones falaces El emisor es quien aduce su propia experiencia como individuo para atestiguar la idoneidad de cierto planteamiento Se apunta a los beneficios o efectos favorables que supone determinada idea o creencia. Se apela al sentido práctico, útil, placentero… de las cosas Las creencias éticas socialmente aceptadas pueden ayudar a justificar una opinión. Se comparan dos situaciones para establecer un paralelismo Se basa en el principio de que lo que vale para el todo sirve para alguna de su partes Lo que la mayoría piensa o hace funciona en ocasiones como argumento. Valora lo bueno frente a lo abundante. Ejemplo Pienso que los alimentos transgénicos no son fiables. De hecho, organizaciones como Greenpeace vienen denunciando los inconvenientes de una alimentación basada en ellos. Quiero que siga Antonio como delegado. Ya se sa e, ás vale lo alo o o ido ue lo ue o po o o e . La pena de muerte es reprobable. Además, en un 30% de los casos de ejecución se han encontrado indicios de errores en la acusación Un futbolista puede rendir perfectamente a partir de los treinta años. Fíjate en Raúl, el ex delantero del Madrid No hemos salido de la crisis económica (tesis). Es cierto que existen algunos indicadores positivos (argumento contrario), pero la economía española sigue sin crecer (refutación del argumento contrario). Así que se equivoca quien piense que el problema se ha acabado (reafirmación de la tesis propia) Prefiero la democracia a cualquier otro sistema. Ya se sabe que las libertades de las personas sólo quedan garantizadas en un sistema democrático. No entiendo por qué entrevistan en la tele a tantos futbolistas. Todo el mundo sabe que los futbolistas no tienen nada en la cabeza. Estudiar la última noche no sirve de nada. Yo mismo, cuando lo he hecho, he acabado haciéndome un lío Estudiar es una actividad muy conveniente. De paso haces felices a tus padres si aprovechas el tiempo formándote. Vayamos a Madrid. Lo pasaremos muy bien. Hemos de implicarnos con los países pobres del planeta. El desarrollo de nuestra sociedad no sería decente si fuera a costa de la miseria de los desheredados. Debería prohibirse la venta del tabaco. De hecho, otras drogas como el cannabis no pueden venderse en establecimientos comerciales. Todos los grupos limpiarán sus mesas. Así pues, 1º A tendrá que limpiar las suyas. Elige zapatillas L. Número 1 en ventas. Elige nuestro servicio. Te damos lo que ninguna otra marca te ofrece. Xenofilia Si la “xenofobia” es el odio o la hostilidad hacia los extranjeros y, más exactamente, el miedo al extraño o el temor al diferente, la “xenofilia” es el respeto a los distintos, el aprecio a los diferentes y la valoración positiva de los otros. Ordinariamente se la suele valorar desde una perspectiva social, pero, en nuestra opinión, también deberíamos analizarla desde una óptica personal. Estamos convencidos de que esta virtud humana es la vía más directa y la senda inevitable para adentrarnos en nosotros mismos y para, allí, en ese espejo secreto, descubrir las vetas más ricas de nuestra personalidad y las fuentes más fecundas de nuestro bienestar personal. Y es que partimos del supuesto de que las relaciones con los demás constituyen el foco central de una vida verdaderamente humana. Hemos de tener claro, sin embargo, que para lograr esta relación positiva debemos cultivar, en primer lugar, una sensibilidad especial que nos descubra los valores que atesoran las personas que nos rodean, y, a tal fin, es necesario que realicemos una tarea de aproximación física y de sintonía afectiva: no es posible conocer verdaderamente a los otros sin acercarnos a ellos. Aunque parezca contradictorio, vivimos en el mundo de las comunicaciones y, al mismo tiempo, echamos cada vez más en falta una auténtica comunicación entre las personas. Vamos hacia un mundo de la comunicación total mientras que crece la incomunicación o aquélla se reduce a contactos superficiales. La recepción cordial al extranjero, la atención al desconocido, la acogida al marginado y a todos los que han sido golpeados por la desgracia sólo son posibles si los incluimos en los territorios de nuestros cotidianos afanes. La acogida de los otros, los que son distintos, no sólo pone en juego la jerarquía de nuestros valores éticos y sociales, sino que, además, mide nuestra capacidad de cordialidad y de solidaridad. En mi opinión, estos lazos interpersonales nos sirven, sobre todo, para establecer unas relaciones más auténticas y más gratas con nosotros mismos. La Psicología actual nos aporta muchas e interesantes reflexiones sobre esta aparente paradoja: para acercarnos a nosotros mismos y para descubrir el fondo de nuestras entrañas, el único camino es relacionarnos con los demás; siendo sensibles a los otros logramos conocernos y desarrollar nuestros valores más personales. Para bucear en las aguas de nuestro propio torrente y llegar al interior más profundo de nuestro espíritu, es necesario el diálogo y no la enfermiza confrontación o el rechazo sistemático. No podemos vivir sin absorber las bocanadas de aire limpio que nos llegan cuando descubrimos lo bueno y lo malo de los otros, esa conjunción de desventura y de belleza, de fango y de sol interior que hay en otras vidas: las pequeñas luces que hacen guiños en la noche y los pedazos de cielo que se divisan en las miserias, las flores que, inesperadamente, crecen en los ambientes grises y en los recintos cerrados. Por muy convencidos que estemos de lo contrario, la experiencia cotidiana nos demuestra que el bienestar no lo logramos si ignoramos u ocultamos las desgracias ajenas. José Antonio Hernández, Diario de Cádiz, 12 de marzo de 2006.