El Apóstol Pablo en su carta a los romanos, en el capítulo siete

Anuncio
EL CUERPO (IMPARTICIÓN)
El Apóstol Pablo en su carta a los romanos, en el capítulo siete concretamente,
nos habla de la maldición del pecado y del pecado que mora en el hombre
mencionando lo siguiente:
Romanos 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de
muerte?
El Apóstol se refiere al cuerpo animal o natural que nos fue asignado.
Cuando el hombre fue creado al principio, su cuerpo tenía una naturaleza la
cual fue alterada por causa del pecado. Este fue transformado perdiendo
capacidades importantes que poseía en su cuerpo a través del pecado.
Dios le dio capacidades al hombre como la de ponerle nombre a todos los
animales que caminaban sobre la faz de la tierra, al agua o aire. Le dio dominio
sobre la faz de la tierra y para ello lo dotó con un cuerpo excelente.
El cuerpo que tenemos hoy es el resultado de una metamorfosis producida en
el mismo a consecuencia del pecado.
Sería muy difícil enumerar todas las capacidades que el hombre perdió, pero sí
podemos enumerar las que tenía en el huerto del Edén.
Cuando el hombre pecó fue sacado del huerto del Edén y éste quedo
escondido dentro del mismo hombre y como confirmación Jesús declaró en
Juan 7:38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior
correrán ríos de agua viva. Pero también refiriéndonos en otros mensajes a
la predestinación y al pre ordenamiento descubrimos que había una sabiduría
oculta y ésta fue escondida por Dios dentro del hombre. En definitiva ambas
cosas tanto el huerto como la sabiduría moran en el espíritu del hombre.
La naturaleza que el hombre tenía en el huerto del Edén la seguimos teniendo
porque la Biblia dice que Cristo vino a abrir el camino al Lugar Santísimo para
el cual se debía rasgar el velo. Durante el episodio de la cruz, un centurión
romano lo hirió en el costado del cual brotó agua con la sangre, sombra y figura
de nosotros, la iglesia. Cuando sucedió ésta perforación en el costado de
Cristo, el centurión que estaba guardándolo declaró: “verdaderamente éste
era Hijo de Dios” (Mateo 27:54).
Cuando pecaron los ángeles, Dios los sujetó a prisiones de oscuridad, los des
corporeizó. Estos ángeles comenzaron un movimiento en la tierra en busca de
un cuerpo en el que habitar.
Al Hijo de Dios se lo encierra en un cuerpo natural, como a usted, donde
quedamos limitados a las capacidades de este. Por tanto, nuestro cuerpo es un
límite para nosotros mismos para que no podamos desarrollar lo que Dios
quiere que llevemos a cabo de ahí la necesidad de liberar las capacidades que
Dios albergó en nuestro espíritu.
Este cuerpo nos fue asignado por causa de la desobediencia del hombre; la
manifestación de nuestra naturaleza corporal no tiene nada que ver con lo que
se vive en el Reino de los cielos.
WWW.ALBERTOVILLANUEVACOBERTURAAPOSTOLICA.ES
1
EL CUERPO (IMPARTICIÓN)
Nuestro cuerpo es tan solo el instrumento necesario para que funcionemos en
el planeta tierra. Por ello necesitamos que Dios opere una transformación en
nuestros cuerpos.
Hay cosas que están dentro nuestro que el cuerpo impiden que se manifiesten.
El Apóstol Pablo escribe:
Filemón 1:13 Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me
sirviese en mis prisiones por el evangelio;
Efesios 3:1 Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por
vosotros los gentiles;
Pablo fue liberado de este cuerpo y a continuación vamos a explicarlo.
El cuerpo que tenemos es un envase caído; cada vez se deteriora más a pesar
de que la ciencia avanza día a día.
Jesús dijo en Marcos 14:58 Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré
este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.
Para tener otro cuerpo glorificado primero tuvo que dejar que el suyo fuese
destruido a través de las mutilaciones, los golpes y las torturas.
Mateo 27:39-30 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza,
y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate
a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.
No estaba hablando del templo hecho por las manos del hombre sino del hecho
por las manos de Dios, de que iba a ver una destrucción del templo, más iba a
producirse un levantamiento de uno nuevo, es decir, la destrucción de un
templo caído por el pecado por otro que iba a ser hecho por las manos de Dios.
Marcos 8:31 Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del
Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los
principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar
después de tres días.
Estos tres días son sombra y figura del tercer milenio.
Oseas 6:2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos
resucitará, y viviremos delante de él.
Todo lo que le aconteció al cuerpo físico de Jesús nos tiene que suceder a
nosotros; la Iglesia, como cuerpo místico de Él.
Jesús para poder tomar el cuerpo de gloria que Dios tenía preparado para Él
tuvo que esperar los tres días, es decir, los tres años que duró su ministerio.
Nosotros tenemos un envase pero éste va a ser transformado en el momento
que Dios levante a su Iglesia.
WWW.ALBERTOVILLANUEVACOBERTURAAPOSTOLICA.ES
2
EL CUERPO (IMPARTICIÓN)
Filipenses 3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,
para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el
cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Cuando pecó el hombre al principio se nos designó un cuerpo de humillación
pero no nos podemos conformarnos ni resignarnos a él porque hay un
potencial dentro de nosotros, el cual tenemos que sacar.
La transformación
La transformación comienza por donde nos indica el libro de Romanos:
Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
La palabra “siglo”, en el original, su significado es “tiempo” o “cronos”, es decir,
“no os conforméis a este tiempo”; al tiempo natural. Siempre hemos visto este
texto con una perspectiva reducida hablando tan solo de “KAIROS y
CRONOS”, pero ahora lo vamos a ver ampliamente con respecto al ser que
Dios nos ha dado.
El tiempo de la iglesia son tres días o tres milenios.
Según el texto de Filipenses citado anteriormente el Apóstol Pablo dice que
nuestro cuerpo de humillación será transformado, quiere decir que el potencial
que tenemos dentro de nosotros va más allá del cuerpo que nos ha sido
asignado.
El texto de Filipenses los vamos a ver con respecto al tiempo de nuestra
existencia natural y con respecto a que Dios no quiere que nos conformemos
con lo que estamos viviendo.
El Apóstol Pablo habla en estos textos de un misterio con respecto al rapto
pero también a la transformación de nuestro cuerpo:
1Corintios 15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero
todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de
ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos
serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
La trompeta es una voz profética de Dios en un acontecimiento donde se
producirá la resurrección de los muertos en Cristo pero además es una voz
pastoral a través de la cual se producirá la transformación de nuestros cuerpos.
Dos Manifestaciones Se Dan En El Texto Anterior De Corintios:
-
NOSOTROS SEREMOS TRANSFORMADOS (se incluye a él como si
estuviese presente).
LOS MUERTOS SERÁN RESUCITADOS.
WWW.ALBERTOVILLANUEVACOBERTURAAPOSTOLICA.ES
3
EL CUERPO (IMPARTICIÓN)
¿Por Qué Dice Esto Pablo?
Está diciendo que en el momento de la transformación él estaría presente.
Declara que los que están muertos, sus cuerpos resucitarán, pero el resto
serían transformados.
1Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en
un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos
dio a beber de un mismo Espíritu.
Mateo 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
La palabra “bautismo” significa sumergir.
Todos fuimos tomados por el Espíritu Santo y sumergidos en un cuerpo; Cristo.
Hubo gente que aceptó a Cristo en su vida o que le dejó que entrar en su vida,
pero hay otro tipo hombres; los que estamos en Cristo Jesús. No es lo mismo
que alguien tenga al Señor en su vida que alguien esté en el Señor, son dos
expresiones que utiliza la Escritura.
Como tenemos un cuerpo caído usted y yo necesitamos el cuerpo del Señor
para volver a la casa del padre y la única forma de que usted y yo podamos
volver a la casa del Padre es que estemos revestidos del Hijo de Dios o dentro
de Él; despojarnos de nuestro envase para introducirnos en el del Hijo.
Se debe producir la transformación del cuerpo y para ello lo que Dios hace es
sumergirme en el cuerpo de Él, esto significa que dejemos nuestro propio
cuerpo y este milagro se opere a través del Espíritu para formar parte del
Cuerpo de Cristo en su plenitud.
Romanos 8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está
muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
No se termina de producir la muerte del envase (nuestro cuerpo) porque ésta
sería la forma en la que Dios tomaría nuestra esencia y la introduciría dentro de
un cuerpo.
Tenemos una situación muy parecida a la de los ángeles caídos que están
prisioneros en la tierra, ninguno de los dos, en la posición natural, estamos en
condiciones de volver al tercer cielo, ellos no tienen cuerpo y el que nosotros
tenemos no sirve.
¿Qué hizo Cristo cuando vino a la tierra y murió en la cruz del Calvario?
Destruyó su cuerpo en la cruz dándonos un nuevo cuerpo, por eso Él dice que
debemos comer y beber de Él. Lo que el hizo fue morir en la cruz y darnos un
nuevo “envase”. Sin el nuevo envase; sin la vestidura del Hijo es imposible
volver a la casa del Padre.
WWW.ALBERTOVILLANUEVACOBERTURAAPOSTOLICA.ES
4
EL CUERPO (IMPARTICIÓN)
Romanos 8:23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que
tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de
nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro
cuerpo.
¿Cómo hace el Hijo para darnos el nuevo cuerpo?
Introduciéndonos al Cuerpo de Cristo. Lo que Dios utiliza para ello es un
proceso de adopción porque el requisito es ser bautizado en el espíritu y Dios
sabe que a través de la impartición de la paternidad este se obtiene.
Hay una serie de requisitos para que este milagro se opere en la vida de
nosotros pero una de las cosas es tener el mismo espíritu.
Hay gente, sin embargo, que ha rechazado su “pasaporte” porque éste sería el
cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo es la capsula donde vamos a realizar ese
viaje.
1Corintios 9:27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre,
no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser
eliminado.
El Apóstol Pablo sabe que un obstáculo para avanzar en nuestra carrera es
nuestro propio cuerpo. ¿Por qué? Porque tiene una serie de condiciones,
apetitos, manías, costumbres, tendencias, las cuales vamos a tener que
manejar para revestirnos del nuevo hombre.
Debemos ser perfeccionados para portar el nuevo cuerpo.
El cuerpo de Cristo es la Iglesia.
Dios, en el hombre caído, comienza una operación en el espíritu, continuando
por el alma y terminando por asignarnos un nuevo cuerpo o revestimiento.
Al hijo pródigo le sucede algo en la calle y cuando vuelve no lo hace vestido
sino que lo visten para celebrar con el becerro gordo. Entonces usted y yo de
continuo estamos siendo transformados en Cristo, para poder asimilar el
envoltorio del cuerpo del Hijo en la tierra.
El resultado de que Dios nos asigne un nuevo cuerpo tiene que ver con el
resultado de una operación de Dios en nuestro espíritu humano.
Hebreos 12:23 a la congregación de los primogénitos que están
inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos
hechos perfectos,
Nuestro espíritu ha sido trabajado y transformado hasta alcanzar la perfección,
para poder alcanzar el formar parte del espíritu del cuerpo de Cristo.
Los “primogénitos” son los hijos, los “inscritos en los cielos” son los salvos y
“los espíritus de los justos” son los espíritus humanos.
WWW.ALBERTOVILLANUEVACOBERTURAAPOSTOLICA.ES
5
Descargar