La figura del Valido en el s. XVII

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La figura histórica del Valido en la Monarquía Hispánica durante el siglo XVII.
Sus orígenes y evolución.
The historical figure of the Valido in the Spanish Monarchy during the
Seventeenth Century. Its origins and evolution.
Autores: 1
Julio Martínez
[email protected]
Enrique Romero
[email protected]
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
Facultad de Geografía e Historia
Resumen:
Este ensayo analiza la figura del Valido durante el periodo de la Monarquía de los Austrias, trazando
sus orígenes hasta los Favoritos y Privados de los Reyes durante la dinastía de los Trastámara. Se
profundiza no solo en la institución sino en los personajes desde el punto de vista tanto humano,
como de sus repercusiones históricas.
Palabras clave: Privados, Validos, Consejeros, Consejos, poder, nombramiento, enriquecimiento,
caída.
Abstract:
This essay analyzes the figure of the Validos ( a kind of old Prime Minister ) during the Habsburg
Monarchy, and tracks its origins in the Favoritos and Privados ( best close friends and confidents )
of the Kings during the period of the Trastámaras dinasty. It explores not only the institution itself,
but the human characters of the leading actors, as well as their historical impact and relevance.
Keywords: Privado, Valido, Consultants, Councils, power, appointments, enrichment, fall.
1
Alumnos de 4º Curso Grado en Historia. Curso Académico 2014-2015
1
ÍNDICE
1.- Introducción.
2.- Conceptualización.
3.- El nacimiento de la Institución.
4.- Orígenes y precedentes en las monarquías de los s. XV y XVI.
5.- Evolución desde la Privanza al Valimiento. Reyes y Validos en el s. XVII.
6.- Conclusiones.
7.- Bibliografía.
1. INTRODUCCIÓN.
Este ensayo, pretende realizar un análisis sobre una de las realidades más características de la Edad
Moderna en Europa, la de los Validos, circunscribiéndolo únicamente al ámbito de la Monarquía
Hispánica.
De esta forma, se comenzará con una primera parte referida a los orígenes de la Institución. Para
ello, y con el objetivo de comprender el origen de la mencionada dignidad, se ha retrocedido hasta
el siglo XV para analizar la figura de los Privados de los Reyes, sin duda el antecedente de lo que
posteriormente sería la figura a comentar.
Precisamente, y para respaldar históricamente los primeros pasos de esta suerte de Primer Ministro 2,
se realizará un repaso a la referida personalidad en la Corona de Castilla. De esta forma trataremos
de los casos más relevantes, como fueron Álvaro de Luna, Juan Pacheco, Beltrán de la Cueva o
Antonio Pérez.
Una vez concluido este apartado se emprenderá un nuevo capítulo: el del valimiento durante los
reinados de los Austrias en el siglo XVII. Así, se hará mención a algunos de los personajes más
relevantes que, a lo largo de las monarquías de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, ocuparon el cargo
que en el presente estudio se está analizando. Entre los nombres que, a lo largo del siglo XVII,
tuvieron la confianza y delegación de poder del monarca, a los que se va a hacer mención, se
encuentran los Duques de Lerma y Uceda, Baltasar de Zúñiga, el Conde-Duque de Olivares, el
padre Juan Everardo Nithard, Fernando de Valenzuela, mencionando también a los colaterales, el
2
Esta figura, no aparecerá formalmente como tal en las estructuras de gobierno hasta el s. XIX.
2
Infante Juan José de Austria, el Duque de Medinaceli, el Duque de Oropesa y el Cardenal
Portocarrero.
El trabajo finalizará con la explicación de la extinción del valimiento en el siglo XVIII con la
llegada de la Dinastía de los Borbones, además de las pertinentes conclusiones. En las mismas, se
expondrán algunos de los postulados a los que los autores del trabajo hemos llegado después de
realizar un seguimiento detallado de esta figura a lo largo de decenios de historia española.
2. CONCEPTUALIZACIÓN.
Antes de comenzar con el esquema expuesto, vamos a realizar una breve conceptualización de lo
que se entiende por Privado y Valido. Para el profesor José Antonio Escudero, Privado es aquella
persona que tiene acceso al monarca y disfruta de su amistad y confianza, y que como
consecuencia de ello controla determinados resortes del gobierno y del poder 3. Mientras que para
este historiador, Valido suele hacer referencia al exclusivismo de esa amistad y confianza, y por
ende, al exclusivismo también en el poder y el mando 4.
En consecuencia, indica, que cuando el Privado es una única persona, se le podría considerar, de
facto, como Valido 5 . No muy lejos de esta conceptualización se halla la realizada Francesco
Benigno, cuando indica que las personas que ocuparon el valimiento fueron aquellos ministros en
los que se delegó la potestad regia 6. En sentido muy parecido se expresa Elliott, al afirmar que
ambos términos eran aplicados a las personas que, como Álvaro de Luna, gozaban del favor 7 real 8,
o privanza, o era apreciada o protegida por el monarca cuyo valimiento gozaba 9.
Por ello, y como se verá más adelante, nadie, en aquella época, se vio sorprendido porque el
soberano contase con personas de confianza que le ayudasen con los asuntos de Estado. Únicamente
es que, en un determinado momento, con el paso del reinado de Felipe II a Felipe III, el número de
ESCUDERO, 2004: 18.
Ibídem.
5
ESCUDERO, 2004: 21.
6
BENIGNO, 1994: 10.
7
En estas circunstancias se podría definir el concepto favor, según Pauline Croft, como “el ejercicio de un gran poder,
de más poder (aunque no necesariamente un poder supremo) que el de cualquier otro ministro que sirviera al
monarca. En segundo lugar, el favor exigía un vínculo de amistad, con fácil acceso a cierto grado de familiaridad
personal, entre el rey y el ministro. Ambos criterios implican asimismo una posición de considerable confianza, en la
que el ministro pudiera contar con un apoyo sostenido por parte del monarca” (Croft, 1999: 119).
8
En este sentido, tanto el poder del valido, como la fugacidad con la que, llegado el caso, podía contar al frente de su
privilegio, se trataba de un reflejo de la gracia del rey (Thompson, 1999: 37).
9
ELLIOTT, 1999: 9.
3
4
3
personas cercanas al rey se redujo a una sola 10. De hecho, y como indica Thompson, todo ministro,
y, por supuesto el principal, ha de contar con el apoyo del monarca, hasta el punto de que su
posición depende del beneplácito, confianza o aceptación más que de su posición institucional per
se 11.
Empero, la cercanía con el soberano no significa que el Valido no ocupase, además, un puesto
dentro del gobierno. Pero, en realidad, el hecho que tuviera la preeminencia sobre el resto de cargos
gubernativos, se debía, sobre todo, a la amistad y confianza que mantenía con el rey de turno, y no
tanto a la dignidad que ocupase dentro de la administración 12. En este sentido se debe claramente
indicar al lector, la inexistencia, como tal, del título formal de Valido 13.
Así, todas las personas que gozasen del valimiento lo hacían en función de la confianza regia, y
ejercían el referido predominio mientras se prolongase el favor del rey. Sin embargo, en este punto
se debe indicar que, en determinadas ocasiones, también aparece el título de Primer Ministro
asociado a la realidad que se está analizando 14. Pero este apelativo no significaba contar con un
respaldo institucional. Simplemente se reconocía la preeminencia del favorito del rey.
En cualquier caso, no será hasta el siglo XIX cuando se estableciera oficialmente la calificación de
Ministro, siendo en 1823 el momento en que, por primera vez, tuviera lugar un consejo de los
mismos.
Un año después, en 1824, se instauró oficialmente el cargo de Presidente del mencionado Consejo,
que recaía sobre la persona que ocupase la cartera de Estado. Y fue a partir del Estatuto Real de
1834, cuando dicha presidencia se configuró como un cargo independiente.
Regresando al asunto del presente análisis, mencionar que la llegada de los validos supuso que los
Secretarios del gobierno regio durante el siglo XVI acabaran perdiendo los tradicionales despachos
a boca
15
con el rey. En otras palabras, vieron como sus audiencias con el monarca se fueron
reduciendo en favor del nuevo favorito del soberano.
10
ESCUDERO, 2004: 21.
THOMPSON, 1999: 26.
12
ESCUDERO, 2004: 22.
13
ESCUDERO, 2004: 23.
14
En este sentido, indica Benigno, que aunque se conservasen características de los antiguos favoritos del rey, como el
de la preservación de la relación amistosa y la confianza con el mandatario regio, también hubo nuevos rasgos en este
aspecto. Entre ellos, la necesidad de dirigir políticamente tanto los asuntos cotidianos y los aparatos burocráticos, ante
el aumento de competencias de un Estado naciente. Es por ello que Benigno indica que esta dignidad ya anunciaba la
figura del Primer Ministro del siglo XVIII (Benigno, 1994: 10).
15
Así se denominaban los despachos, en los que el secretario de turno, explicaba al Rey de palabra los temas a tratar,
recogiendo por escrito las instrucciones, órdenes o resoluciones del monarca.
11
4
De esta forma, la aparición de la referida figura redujo a los componentes del gobierno a un papel
poco más que administrativo, algo que tenía que ver con la progresiva concentración de poder que
estaba viviendo la figura del valimiento16, realidad que tuvo lugar debido al reforzamiento de las
estructuras estatales, encarnadas en el monarca, que cada vez contaban con una mayor carga
competencial 17.
Así, con el paso del tiempo, el valido se convirtió en el centro de toda una red clientelar 18, al ser el
gestor del patronazgo real 19. Por tanto, no sólo contaba en su haber el favor regio, sino que además
le rendían pleitesía los sectores a los que había prestado ayuda. En consecuencia, muchos de los
favoritos fueron amasando una gran influencia adicional. Esta situación de privilegio finalizaba con
la muerte del soberano o, simplemente, cuando se perdía la confianza de éste, produciéndose una
salida brusca del mencionado rango 20.
Quizá más benevolente con esta figura fue Elliott, quien califica a los validos y privados como
constructores de Estados, o al menos como constructores de Estados embrionarios 21 . En este
sentido, el mencionado autor llega a asegurar que los personajes que llegaron a obtener el favor del
rey desempeñaron una función primordial en la aparición de la organización estatal soberana y
centralizada, que se consideró [la] culminación lógica de mil años de historia europea 22. Porque,
efectivamente, el mencionado investigador asevera que todo lo relacionado con el valimiento, no
fue un fenómeno únicamente hispano, sino que se propagó por todo el continente europeo 23.
En cualquier caso, la figura objeto de este estudio tuvo unos rasgos muy determinados. Para
explicarlos, se puede emplear la sistematización realizada por Thompson, que se inicia con la
mención al gran peso que llegaron a tener estos personajes.
El mencionado autor afirma que los validos desarrollaron su labor en el Consejo y la Corte, siendo
preponderantes e, incluso, monopolistas en ambas áreas 24.
16
BENIGNO, 1994: 10.
BENIGNO, 1994: 12.
18
En este sentido, se acabó, en muchas Cortes, formando lo que se denominó la facción valida. En otras palabras, se
trató de una corriente que, “al disponer del control de los nombramientos, necesario para dar incisivita a la acción
política, se beneficia adueñándose de los puntos neurálgicos de la administración, los que regulan y delimitan el
acceso a los recursos. Y al mismo tiempo se convierte en un ramificado sistema de clientelas, unificadas por una nueva
fe, paralela a la lealtad del monarca, pero profesada al ministro” (Benigno, 1994: 21).
19
ESCUDERO, 2004: 32.
20
ESCUDERO, 2004: 33.
21
ELLIOTT, 1990: 12.
22
Ibídem.
23
Ibídem.
24
THOMPSON, 1999: 27.
17
5
A pesar de ello, señala que los favoritos actuaron al margen de las instituciones y, como se ha visto,
en no pocas ocasiones ni tan siquiera contaron con un rango ministerial 25.
De hecho, solían estar en el centro de una red clientelar de carácter nacional 26, que empleaban como
forma de integración no solo de la Corte, sino también al país 27. El mencionado historiador destaca
la vertiente del Valido como político, ya que quien ocupaba esta consideración actuaba como una
suerte de jefe de filas de su facción. Tal es así que utilizaron su influencia con un objetivo político
[…], promoviendo un programa de reforma gubernamental, constitucional o simplemente un medio
fiscal concebido para reforzar la autoridad y la reputación del Estado 28.
Por tanto, tal y como se ha podido observar, la realidad investigada se constituyó como una figura
en auge, que cada vez contaba con un mayor poder y una carga competencial creciente. El Valido
era el instrumento para la supresión de las facciones y la unificación de la Corte, para la
coordinación de la maquinaria de gobierno, la articulación entre el centro y los organismos locales,
la movilización de todos los recursos de la comunidad en apoyo de la política real, el abogado de
los programas para la regeneración del Estado y la armonización de los reinos 29.
De esta forma, se fue convirtiendo en una personalidad de gran relevancia en las monarquías
europeas de la Edad Moderna, pero sobre todo en el siglo XVII, situación que generó la envidia de
los sectores aristocráticos, debido a que la utilidad política del privado podía consistir en buena
medida en mantener cierta distancia entre los grandes nobles, sus intereses particulares y el
monarca 30.
En definitiva, esta figura institucional supuso en cierta medida, una pérdida de poder por parte del
estamento nobiliario, que ya no trataba directamente con el Rey, sino que era filtrado y en la
mayoría de los casos neutralizado por el Valido. Antes de entrar en asuntos como los que se acaban
de mencionar, se dará paso al siguiente apartado, donde se realizará un repaso a los inicios del
valimiento en el Reino de Castilla.
Ibídem.
Los validos actuaban de una forma muy determinada en lo que al clientelismo se refiere. Los favoritos del monarca
ponían en puestos clave de los consejos a los componentes de sus redes, a la vez que desviaban asuntos
fundamentales del Estado desde las vías ordinarias a comisiones no reglamentadas y, normalmente, elegidas de forma
hepática. De esta forma, manejaban la información y la gestión de los asuntos de Estado, así como sus resoluciones
(Thompson, 1999: 32).
27
THOMPSON, 1999: 27.
28
Ibídem.
29
THOMPSON, 1999: 37.
30
BOYDEN, 1999: 48.
25
26
6
3. EL NACIMIENTO DE LA INSTITUCIÓN.
Como indica José Antonio Escudero, tanto validos como privados han existido en España en todo
tiempo 31; en los siglos medievales, y en los modernos de Austrias y Borbones
32
. No obstante, este
autor reconoce que, si bien esta realidad ya se daba en diferentes siglos, la mencionada figura
aparecía de forma ocasional, y que su generalización e institucionalización sobrevino en el siglo
XVII 33. Fue en esta centuria cuando cobró contornos precisos, sucediéndose unos Validos a otros,
de forma regular y metódica 34.
En este sentido, Benigno considera la aparición del Ministro Privado (como algunos historiadores
lo denominan) como un proceso inédito, como una fase específica del Estado moderno. En este
sentido, se debe señalar que el surgimiento de la mencionada figura no fue algo fortuito, ya que,
como ya se ha mencionado, fue un fenómeno que se reprodujo en las Cortes de todo el continente.
Así, en muchos de los reinos de Europa se pudo observar cómo el monarca entregaba potestad regia
a un único Ministro 35.
Algo que está relacionado con el incremento del poder estadual, encarnado en la figura del
monarca 36, lo que no es sólo apoyado por Benigno, sino por otros autores como Thompson 37. En
este sentido, monarquías como la castellana contaban con un entramado institucional mayor y de
carácter múltiple, por lo que la expansión de la estructura administrativa tuvo un impacto más
31
En este sentido, se deben destacar unas palabras de Felipe IV en una carta privada enviada a su confidente, la
religiosa sor María de Ágreda, en enero de 1647. En la mencionada epístola el monarca justificaba el por qué había
tomado la decisión de elegir a otro valido tras la caída del Conde Duque. El ostentador del poder regio lo expresaba de
la siguiente forma: “[…] Este modo de gobierno ha corrido en todas cuantas Monarquías, así antiguas como modernas,
ha habido en todos tiempos, pues en ninguna ha dejado de haber un ministro principal o criado confidente, de quien
valen más sus dueños. Porque ellos no pueden por sí solos obrar todo lo necesario” (Thompson, 1999: 25).
32
ESCUDERO, 2004: 16.
33
En este sentido, hay autores que enclavan el inicio de esta institución en la Antigüedad, como es el caso de John
Elliott, quien afirma que tanto en la Biblia como en los textos clásicos se incluye una importante muestra de favoritos.
Algunos de estos ejemplos habrían pasado a la historia de forma positiva, pero otro habrían contado con una peor
prensa (Elliott, 199: 10). Y señala a la recuperación de las obras de Tácito durante el Renacimiento como el fenómeno
responsable de haber generado el interés que, durante los siglos XVI y XVII, hubo por el validaje. “Es difícil considerar
una coincidencia que el secretario del rey, Antonio Pérez, que se llevó consigo los secretos de la Corte de Felipe II
cuando marchó al exilio en Francia e Inglaterra, se proclamara autoridad en favoritos y fuera simultáneamente uno de
los mayores entusiastas de Tácito de fines del siglo XVI” (Elliott, 1999: 10).
34
ESCUDERO, 2004: 17.
35
BENIGNO, 1994: 10.
36
Ibídem.
37
Este historiador indica que “la creciente complejidad del Estado que, con la expansión de sus esferas de intervención,
estaba desbordando los métodos personales de gobierno, había acumulado una carga demasiado pesada para un solo
hombre. Al mismo tiempo, el creciente énfasis en la majestad de la monarquía hizo que pareciera inapropiado para el
rey que se implicara en las minucias del detalle administrativo, despachado negocios y tratando con el vulgo cazador
de cargos” (Thompson, 1999: 28).
7
importante que en países europeos próximos, como es el caso de Inglaterra o Francia 38. Y en este
contexto, apareció el Valido como una fórmula para teóricamente poder coordinar, controlar e
imponer la obediencia a los organismos centrales del gobierno en España 39.
Sin embargo, hay otras teorías al respecto en torno a la aparición del valimiento. Una de ellas, la
decimonónica, es aquella que aseguraba que el mencionado proceso se debió al debilitamiento de la
figura del monarca 40. Por otro lado se encuentra la que explica este nuevo cargo en un contexto de
ruptura del equilibro entre la nobleza y la monarquía, en favor de la primera. Así, el Ministro del rey
constituiría una suerte de figura que, representando los intereses de la aristocracia, conquistaría
pacíficamente la dirección del Estado en favor de estos valores 41.
Empero, y con el fin de no desviarnos del objetivo de este trabajo, no se va a entrar a debatir en
torno a la vigencia o no de este tipo de posicionamientos, por lo que se prestará una mayor atención
a la tendencia mayoritaria en este sentido. Es decir, aquella que indica que el surgimiento de
instituciones como la del valimiento tiene que ver con una mayor carga competencial del Estado y,
por ende, con unas mayores funciones de la Monarquía, por lo que tuvo que ampliar sus
estructuras 42.
En este sentido, fueron bastantes las funciones que llegó a acumular el favorito del rey, situación
que, para algunos historiadores, tiene que ver con el deseo de separar la toma de decisiones de los
asuntos rutinarios de las cuestiones políticas. Así, en el caso de los Privados tuvo una gran
relevancia la labor de dispensar la gracia soberana, algo relacionado con el incremento de
solicitudes para acceder a este derecho y el desahogo que, en este asunto, necesitaba la Monarquía 43.
Pero, además, el valimiento también supuso el impulso a una nueva relación entre la Corona y las
entidades locales. Durante el siglo XVI se fueron haciendo cada vez más inadecuados e ineficaces
los instrumentos para influir en las decisiones municipales, como eran confiar en la acción del
oligarca de turno o el envío de funcionarios regios o de cortesanos a sus territorios de origen para
que actuasen en nombre del monarca. Esto, asimismo, se unió al rechazo creciente que presentaron
38
THOMPSON, 1999: 29.
Ibídem.
40
Esta teoría se encuentra superada por la historiografía actual. De hecho, algunos autores como Thompson la
consideran como “insostenible” (Thompson, 1999: 28).
41
TOMAS Y VALIENTE, 1982: 55 – 62.
42
Elliott hace hincapié sobre el hecho de que el valimiento tiene que ver con la expansión administrativa de los
gobiernos occidentales, sobre todo de las monarquías. Sin embargo, indica que la eficacia de estas instituciones estaba
relacionada en no pocas ocasiones con la capacidad del rey y de sus ministros de servirse de una red de relaciones
clientelares y de lealtades personales y familiares, tanto en su beneficio como en el de la corona (Elliott, 1999: 15).
43
“El notable incremento del patronazgo regio, insuficiente empero para satisfacer la enorme presión de la demanda
de mercaderes, habría impuesto en efecto la necesidad de interponer un filtro entre el monarca y la gran masa de
pretendientes” (Benigno, 1994: 13).
39
8
las ciudades ante la intervención de los Delegados Reales 44. La mencionada situación tuvo como
consecuencia el redoblamiento de los contactos directos entre el gobierno y las localidades, por lo
que se hizo necesario un nivel de gestión mucho más coordinado dentro de las provincias, cuyo
lubricante era el acceso del Valido al patronazgo 45 de la Corona 46.
En cuanto a la posibilidad que el valimiento se enraizase en la época de Enrique II, se debe indicar
que fue este monarca el que realizó una gran reforma de la Corona, gracias a la cual se comenzó a
vislumbrar la existencia de los tres órganos políticos en los que se basaría el gobierno del reino. Por
un lado, las Cortes, como entidad legislativa; por otro, el Consejo, para la gobernación de la
monarquía y por último la Audiencia, para los asuntos judiciales. Y es en este contexto en el que se
empieza a observar una especialización, ya que por un lado se encontraron las funciones relativas al
reinado, que eran desempeñadas por el monarca.
Por otro lado estaban las labores administrativas, para lo que era “imprescindible disponer de una
nobleza que fuera, al mismo tiempo, élite destinada a servir de ejemplo, guiar conductas y
colaborar con el Rey 47. De hecho, fue la aristocracia media la que ocupó los cargos de gobierno.
Precisamente, tras el fallecimiento de Juan I, la mencionada nobleza consiguió vencer a la alta
aristocracia, llegando a formar un verdadero gobierno. Entre los representantes del Ejecutivo se
encontraron don Diego López de Stúñiga (Duque de Béjar) como Justicia Mayor, don Juan Hurtado
de Mendoza, como Mayordomo, y don Ruy López Dávalos, bajo la figura de Condestable.
Precisamente, las fuentes se refieren a éste último durante el mencionado gobierno como el que tuvo
gran privanza con el soberano 48.
Poco a poco, este personaje fue adquiriendo prestigio, llegando a alcanzar las más altas cotas del
gobierno del momento. Incluso, llegó a ser calificado de Valido. Quizá una consideración un tanto
temprana todavía, pero que expresa el poder que ya iban asumiendo determinados personajes de la
Corte que, como Dávalos, fue progresivamente acumulando riquezas y tesoros 49. Estamos pues ante
el vestigio más antiguo de validaje que presenta ya algunos rasgos que son característicos.
Mientras que el Rey retiene, y aún refuerza, su función de reinar, descarga parcialmente el ejercicio
y la responsabilidad del poder, a título privado, a un personaje de su confianza 50.
44
THOMPSON, 1999: 28.
En cuanto al patronazgo, se debe señalar que permitió a los validos tener redes clientelares en los diferentes
territorios del reino, lo que amplió su influencia sobre las regiones a través de la amistad y la cercanía con magnates
locales (Thompson, 1999: 36).
46
THOMPSON, 1999: 28.
47
SUAREZ, 2004: 35.
48
SUAREZ, 2004: 36.
49
SUAREZ, 2004: 36.
50
Ibídem.
45
9
Sin embargo, se puede observar cómo la nobleza se fue oponiendo a todo este proceso de
singularización del poder, ya que suponía una pérdida influencia en las toma de decisiones regias.
Ésta es la razón de que, desde finales del siglo XIV, se formasen ligas de nobles, que buscaban
defender sus derechos, llegando a desterrar durante algún tiempo a Dávalos.
De cualquier forma, tal y como señala Calderón, los Privados castellanos del siglo XV necesitaron
para su surgimiento el gobierno de monarcas como Juan II y Enrique IV. En ambos casos, los
mandatarios apenas sobrevivieron a sus favoritos (algo más de un año en el primero de los casos, y
apenas unos meses en el segundo), conformándose ya los rasgos de lo que más adelante serían los
hombres de confianza de los reyes para los asuntos de Estado 51.
4. ORÍGENES Y PRECEDENTES EN LAS MONARQUÍAS DE LOS SIGLOS XV Y XVI.
Se puede considerar que la figura que introdujo, de forma primitiva, el validaje en los territorios
hispanos fue don Álvaro de Luna, quien, además, llegó a alcanzar las más altas dignidades de la
Corona de Castilla, como era el cargo de Condestable. Este personaje aún no reunía todos los rasgos
modernos de la realidad gubernativa analizada en el presente estudio, pero ya reflejaba alguna de
sus características fundamentales. Por eso, se ha querido comenzar este apartado con un análisis de
su figura, así como con el relato del contexto y las circunstancias en las que vivió.
Álvaro de Luna, sobrino del antipapa Benedicto XIII
52-53
a pesar de pertenecer a una rama bastarda de su linaje
54
, tenía una buena relación con el monarca,
. El futuro condestable creció en la familia
de su tío Juan Martínez de Luna; pero sus relaciones no quedaron ahí, ya que después de que otro de
sus parientes, Pedro de Luna, se pusiese al frente del Arzobispado de Toledo, tuvo la oportunidad de
incorporarse a la Corte castellana en 1408
del rey niño Juan II
56 57
55
. De hecho, dos años más tarde ocupó el cargo de Paje
, un acontecimiento que no fue baladí, ya que impulsó su carrera política
51
CALDERON, 2004: 43.
BOYDEN, 1999: 44.
53
Tal y como indica Calderón (2004), Álvaro de Luna formaba parte de una prestigiosa familia en cuyas filas, como se
ha visto, hubo pontífices y algunos políticos de Aragón. Además, el mencionado linaje tomó parte en la guerra civil
entre Pedro I y Enrique de Trastámara. De hecho, el progenitor de este futuro Privado, de igual nombre que su vástago,
llegó a obtener el cargo de Copero de manos de Enrique III (Calderón, 2004: 43).
54
El futuro Condestable de Castilla era de origen bastado, fruto de las relaciones de su padre con la mujer del Alcaide
de su villa de Cañete (Calderón, 2004: 44).
55
CALDERON, 2004: 44.
56
BOYDEN, 1999: 44.
57
El cargo de Paje del Príncipe lo recibió don Álvaro de Luna cuando el futuro Juan II contaba con sólo cuatro años.
Algo que, como indica Serrano Belinchón, se debió al cariño que el infante tomó por el que más adelante se convertiría
en Condestable de Castilla (Serrano, 2000: 18). Fue tal el aprecio que el joven tomó por su sirviente que, cuando éste
hubo de marchar en 1413 desde la Corte a Toledo, para ver al Arzobispo, la reina mandó emisarios a la ciudad imperial
52
10
posterior como favorito del monarca
58
. Como tantas veces antes y después, la privanza de esta
índole nacía del servicio personal de un joven noble a un príncipe menor de edad; en 1419, cuando
Juan II alcanzó la mayoría de edad a los catorce años, Álvaro de Luna era el Favorito
indiscutido
59
. En pocas palabras, el mencionado personaje destacó por su gran ambición,
analizando el panorama castellano y sutilmente abriéndose camino por aquellos vericuetos que más
fácilmente le permitieran un ascenso 60.
Así, es digna de mencionar la gran habilidad de Luna en el ámbito cortesano. En este sentido, este
Privado se caracterizaba por una gran destreza a la hora de participar y formar parte de torneos,
juegos y divertimentos varios, lo que le hicieron ocupar un emplazamiento relevante dentro del
ámbito político de la Castilla de la época
61 62
.
No se debe obviar su capacidad para conseguir buenas relaciones con los hijos de los más altos
caballeros y nobles, siempre envuelto todo ello en un trato cortés y gentil de suma elegancia, hasta
el nivel de que el futuro Condestable fuera calificado como referencia ideal 63.
Además, y ante el enfrentamiento que se estaba viviendo en la cúpula de la Monarquía, la nueva
figura ascendente
64
se presentó como un proyecto para restaurar la señoría mayor del rey,
permitiendo a éste escoger libremente sus servidores sin que se le imponga obediencia desde una
liga o partido nobiliario
65
. Se debe poner en valor su papel durante el conocido como Atraco de
Tordesillas, producido el 14 de julio de 1420, en el que, tras diversas intrigas palaciegas, un grupo
de más de doscientos hombres armados comandados por el Infante Don Enrique entró en el palacio
del monarca, apresando al Mayordomo mayor, entre otras dignidades. Durante este proceso, una las
pocas personas que mantuvieron la calma de todas aquellas que moraban la residencia regia, fue el
Condestable, lo que evitó que el suceso fuera a mayores
66
. Su actitud durante este asunto le
para solicitar el retorno del paje. Ésta sería la única forma de conseguir mitigar el entristecimiento por el que
atravesaba el príncipe (Serrano, 2000: 20).
58
De hecho, parte de los nobles que formaban parte de la Corte procuraban librarse de su presencia [de la de Álvaro
de Luna] a toda costa e intentaban evitar su previsible valimiento, que cada vez consideraban más claro y más próximo
(Serrano, 2000: 22).
59
BOYDEN, 1999: 44.
60
PASTOR, 1992: 13.
61
CALDERON, 2004: 44.
62
En torno a la personalidad destacada dentro del contexto cortesano por parte de Álvaro de Luna han quedado
diversos testimonios. Uno de ellos fue la información que aportó un testigo en el pleito sobre la posesión del Condado
de San Esteban de Gormaz. El referido interviniente durante el proceso judicial destacó que la habilidad del antiguo
condestable para el juego de pelota y el canto eran el origen de su posterior fortuna (Calderón, 2004: 44)
63
SERRANO, 2000: 17.
64
Sobre este asunto, Calderón indica que faltan datos sobre la labor cortesana del mencionado personaje, pero las
anécdotas que se han conservado hasta 1419 demuestran claramente el camino ascendente que Álvaro de Luna
recorría en el ánimo del joven monarca (Calderón, 2004: 44).
65
SUAREZ, 2004: 38.
66
“[Los asaltantes] llegaron a la cámara en la que dormía el Monarca, que tenía acostado a sus pies a don Álvaro de
Luna. Al oír aquel estrépito, don Álvaro se despertó enseguida y se imaginó de qué se trataba. No obstante, hizo lo
11
permitió que fuera recompensado con un puesto en el Consejo Real, además de con la percepción
de un sueldo de 100.000 maravedíes
67
. Ya como miembro del mencionado organismo, comenzó a
tomar decisiones por encargo del rey. Su acción de colaboración con la institución regia, le sirvió,
además, para recibir otros reconocimientos, como el de Condestable de Castilla
Orden de Santiago
69 70
68
y Maestre de la
.
Pero este personaje, junto con algunos que le siguieron en responsabilidades semejantes, como Juan
Pacheco, compartían algunas de las características que, posteriormente, han pasado a la historia
como propias de los Validos. Entre ellas, la amistad o buena relación con el príncipe heredero o,
directamente, con el monarca desde un momento temprano. Una relación muy prolongada en el
tiempo que acabaría teniendo como resultado una gran influencia en el ámbito gubernativo de la
Monarquía.
De hecho, a lo largo de su labor pública, el futuro Maestre de la Orden de Santiago no sólo
desarrolló una buena política al servicio de Castilla, sino que también buscó una promoción
personal de altos vuelos, en la que se incluía no sólo la acumulación de riquezas, sino también de
títulos, como los ya mencionados.
Sin embargo, también hubo asuntos en los que no obtuvo un gran éxito, como en la política
matrimonial con sus hijos, que perseguía el fin de hacer más vigoroso su linaje
71
, una política para
la que era necesaria una gran prole, aunque Luna no consiguió engendrar una gran cantidad de
vástagos. Por eso fracasaría.
En este sentido, conviene recordar que cuando se afianzó políticamente contaba con más de 30
años y además no tuvo hijos legítimos en su primer matrimonio con doña Elvira Portocarrero 72.
A pesar de ello, la Privanza de Álvaro de Luna se prolongaría, aproximadamente, década y media,
hasta la primera Batalla de Olmedo (1445), momento en el que también se convirtió en Ley la
Partida Segunda ( del Código de las Siete Partidas ), norma en la que se determinada el espacio de
posible por no alterarse y por reprimir cualquier gesto o movimiento que pudiera incitar a la violencia contra su
persona o contra la del Rey” (Serrano, 2000: 30).
67
CALDERON, 2004: 46.
68
El título de Condestable de Castilla pertenecía previamente a López Dávalos, uno de los impulsores del Atraco de
Tordesillas. Empero, tras este suceso, y junto con otros de sus protagonistas, como el Adelantado Pedro Manrique,
huyeron de territorios castellanos al conocer el apresamiento del Infante. Una vez consumada la marcha, la
mencionada intituladura quedaba vacante, por lo que le fue concedida a Luna, como agradecimiento a la defensa regia
que había realizado (Serrano, 2000: 45).
69
BOYDEN, 1999: 44
70
A estas dos grandes dignidades, se deben unir otras, recibidas gracias al favor del rey del que disfrutaba don Álvaro
de Luna. Entre ellas se encontraban, por ejemplo, la de Camarero Mayor de la Cámara de Paños o la de Notario Mayor.
71
Los jefes de las estirpes nobiliarias empleaban a sus vástagos, dando igual que fueran hombres o mujeres, “como
peones en el gran juego de la política, para anudar alianzas o para crear fuertes lazos de fidelidad” (Calderón, 2004: 58).
72
CALDERON, 2004: 58.
12
las competencias regias
73
. Además. A ello se debe unir que también perdió la confianza del
monarca, por lo que pocos años después, en 1453, fue detenido, juzgado en Valladolid y condenado
a muerte.
Hay un gran debate sobre las razones de la caída en desgracia de Luna
74
. Entre las causas de la
misma se debe indicar las críticas que, hacia su persona, había cosechado en el ámbito
aristocrático
75
. Una situación que se debe, entre otras razones, a que a lo largo de su vida política
consiguió salvaguardar la figura del rey frente a las presiones de los nobles, que intentaban
manipular al monarca en su propia conveniencia. Esto, unido a su carácter arrogante y a su riqueza,
Luna llegó a generar rechazo en el ámbito nobiliario
76
, ( como después sucedería a los diferentes
Validos durante el s. XVII ).
Además, en 1453 el soberano se alió con las familias de los Estúñiga ( posteriormente llamados
Zúñiga ) y los Mendoza con el fin de acabar con la carrera de Álvaro de Luna. Los motivos que
llevaron al responsable de la Corona castellana a adoptar este cambio de postura siguen siendo
debatidos, pero quizá la interpretación más convincente fuera que el Rey, sabiendo que le quedaba
poco tiempo de vida, quisiera allanar la sucesión de su hijo Enrique eliminando del panorama al
omnipotente Condestable 77.
Por otro lado, las Crónicas de la época confieren un gran papel a la Reina, que llegó a tener una
gran influencia sobre el monarca
78
. En este sentido, la nueva soberana se habría empoderado de la
personalidad de su esposo, hasta que éste empezó a dejar de lado al que, hasta ese momento, había
sido su Privado 79.
La excusa legal de la que se sirvió el monarca para apresar y enjuiciar a su antiguo protegido fue
una decisión errada por parte del Privado. Fue la orden de don Álvaro de Luna de asesinar a Alonso
Pérez del Vivero
80 81
, por lo que él calificó de una traición, el momento en el que el soberano
73
SUAREZ, 2004: 39.
PASTOR, 1992, 229.
75
Ya había tenido algunos enfrentamientos con la aristocracia. De hecho, la nobleza, en cooperación con los infantes
de Aragón, apoyó el destierro del Privado en 1427 (Pastor, 1992, 17).
76
BOYDEN, 1999: 46.
77
BOYDEN, 1999: 46.
78
PASTOR, 1992: 229.
79
“[…] la joven reina empezó a odiarle [a Álvaro de Luna] y, alentada por sus amigos, comenzó a reprochar a su marido
que permitiese ese ascendiente del valido hasta un grado humillante, impropio de un hombre de su edad, que además
era Rey” (Pastor, 1992: 13).
80
Fue su Procurador de Justicia el que le denunció, señalando que el dicho maestre mi condestable, aviendo enbiado
por Alfonso Peres de Viviero, mi contador mayor e del mi noble ciudad de Burgos cabeza de Castilla, mi cámara,
estando el dicho Alfonso Peres alli fablando e departiendo con el e otros dos de la casa del condestable, fue fallado
hinorado e muerto en la posada del dicho maestre (Pastor, 1992: 242).
81
Llegó hasta tal punto el juego de intereses que, a pesar de haber ordenado la muerte de Vivero, Luna fingió sufrir
mucho por el fallecimiento del contador e, incluso, propuso al hijo del asesinado para que ocupara el puesto de su
progenitor. De hecho, fue el propio Condestable quien dio la orden de enterrar el cadáver del cortesano en el
74
13
mandó la detención del que había sido su Privado
82 83
.
De esta forma, el 4 de Abril de 1453, dos centenares de soldados cercaron la casa en la que se
resguardaba el que, hasta no hacía mucho, se constituía como el favorito regio. El Condestable, al
ver tal despliegue, intentó en primer lugar huir, pero al no ver esta posibilidad factible 84, se mantuvo
en la morada en la que permanecía guarecido. Entretanto, arribó el Rey al lugar, negándose a recibir
al que había sido su protegido, a pesar de los ruegos que Luna le hacía llegar en este sentido
85
. Una
vez ajusticiado el reo, Juan II declaró a todo el reino su compromiso de ejercer personalmente el
gobierno. En definitiva, Luna se constituyó como el primer Privado con rasgos modernos 86.
Pero, a pesar de la relevancia que llegó a tener Álvaro de Luna, en reinados sucesivos se pudieron
observar otros personajes que también se llegaron a alzar como los Favoritos del monarca. Así,
durante el mandato de Enrique IV se sucedieron, fundamentalmente, dos Privados. Por un lado, don
Juan Pacheco, y por otro, don Beltrán de la Cueva.
En primer lugar, nombrar a Juan Pacheco, que a diferencia Álvaro de Luna, no era bastardo sino
que pertenecía por derecho propio a la nobleza. De hecho, la calificación aristocrática de este
personaje se enraizaba en su abuelo Juan Fernández Pacheco, aristócrata luso que hubo de exiliarse
a tierras castellanas a finales del siglo XIV. A esto se une que su padre formó parte de la casa de
Luna bajo la figura de caballero, hecho que facilitó al futuro favorito del monarca su colocación en
la Casa del Príncipe de Asturias. Pero el ascenso de este personaje fue imparable, porque ya en 1435
el propio Condestable de Castilla le casó con una pariente suya, Juana de Luna. Hecho que dejó
entrever, por un lado, su deseo de emular a don Álvaro
87
, pero, sobre todo, la posesión de unas
cualidades cortesanas que, con el paso del tiempo, le permitirán un imparable ascenso político muy
relevante 88.
Monasterio de San Benito, en Valladolid, como así era el deseo del muerto (Serrano, 2000: 199).
82
PASTOR, 1992: 239.
83
“El atentado marcó definitivamente al Condestable y le cerró todos los caminos para una posible reconciliación con
el monarca. Juan II, influido poderosamente por su joven esposa, comenzó a temer por su seguridad personal ante la
realidad de los hechos” (Serrano, 2000: 199).
84
Se indica que el ya Maestre de la Orden de Santiago no se acababa de fiar del que era su guía en esta huida, Álvaro
de Cartagena (Pastor, 1992: 240).
85
PASTOR, 1992: 241.
86
CALDERON, 2004: 61
87
Juan Pacheco habría desarrollado esta actitud de querer seguir los pasos de Álvaro de Luna para poder alcanzar sus
propios intereses (Calderón, 2004: 48).
88
CALDERON, 2004: 48.
14
En cualquier caso, Luna fue siempre uno de los políticos que inspiraron a Pacheco, llegando incluso
a superarle en determinados asuntos, a la vez que intentaba evitar los errores en los que había
incurrido su predecesor
89
, algo que se vio de manera muy clara en el deseo de mantener bajo su
control tanto el entorno doméstico del monarca como el del Príncipe de Asturias, intentándolo a
través de la acumulación de cargos palatinos 90.
Pero, como indica Calderón, la mencionada emulación que buscaba Pacheco se vio reflejada, sobre
todo, en lo relativo al Maestrazgo de Santiago
91
. Fue una prebenda que ambas figuras persiguieron
sin descanso, gracias a las grandes rentas económicas que generaba y la fuerza militar que confería
a quien la ocupase, además de ser una magnífica forma de ganar voluntades a través de las
prebendas que podrían conferir a sus redes clientelares. Se debe indicar que la lucha que, en este
sentido, mantuvieron tanto el condestable como Pacheco fue recompensada, ya que antes de su
muerte los dos ocupaban el referido Maestrazgo.
Además, se debe destacar otra de las acciones desarrolladas por el belmonteño, cuando ya era una
de las principales figuras de la Corte, que fue la de asegurar la continuidad de su estirpe a través de
la política matrimonial de sus hijos. En este aspecto, tuvo un mayor éxito que el obtenido por su
mentor, ya que consiguió una mayor prole y, por tanto, contó con unas mayores oportunidades
políticas en este sentido 92.
La segunda de las privanzas que tuvo un papel destacable durante el reinado de Enrique IV fue la de
don Beltrán de la Cueva. Un personaje que durante su mandato ya fue muy cuestionado
93
, ya que
de él se decía, entre otros rumores, que era amante de la reina, y que de sus encuentros nació la
infanta doña Juana, que ha pasado a la historia como La Beltraneja por esa circunstancia. Sin
embargo, éste no fue el único hecho por el que se criticaba al favorito del monarca. Por ejemplo, así
le describe su contemporáneo, el cronista Alonso de Palencia:
Se esforzaba en superar a todos los blasfemos en la blasfemia, y era tan vano como
licencioso…. y no reconocía otro freno que su antojo 94.
89
CALDERON, 2004: 49.
El inicio de su ascenso dentro de la estructura administrativa de la Monarquía comenzó, al igual que en el caso de
Álvaro de Luna, bajo la figura de Paje del Rey (Calderón, 2004: 49).
91
CALDERON, 2004: 49.
92
CALDERON, 2004: 60.
93
FRANCO, 2002: 14.
94
FRANCO, 2002: 15.
90
15
Pero, ¿cómo es posible que Beltrán de la Cueva, si era un personaje tan vilipendiado y de laxa
moral, se convirtiera en el favorito del Rey ? Ésta es una situación que hay que entenderla dentro de
los deseos del monarca por zafarse de la cada vez más agobiante tutela de Juan de Pacheco 95.
Por ello, se hace con los servicios de Beltrán, lo asciende primero a su Mayordomo y, a partir de
1462, le va entregando mayores responsabilidades dentro del ámbito cortesano, con el fin de que le
sirviera de asesor en sus decisiones gubernamentales 96.
El monarca, que tenía absoluta confianza en el personaje, pensaba a su vez que la lealtad del que
así era favorecido le sería de gran utilidad para gobernar el reino, sin estar sometido al
condicionamiento continuo que le imponía su anterior Privado 97.
Pero, ¿de dónde surge la figura de Beltrán de la Cueva? Este personaje procedía de un linaje de
caballeros procedentes de Úbeda ( Jaén ). El monarca lo conoció en un viaje que realizó a la
localidad en la Primavera de 1456, al pernoctar en la casa de la familia del futuro Privado. El Rey
fue tan bien tratado por Diego Fernández de la Cueva, padre del que se convertiría en su favorito,
que quiso agradecer estas atenciones llevándose a la Corte como Paje de Lanza a uno de los
vástagos del caballero. Y el elegido no fue otro que Beltrán. Un lustro más tarde el soberano lo
comenzó a promocionar. Con esta política, lo que pretendía era renovar su círculo más próximo con
gente nueva y más afecta y leal a su persona 98.
En cualquier caso, este rápido ascenso 99 también hizo aparecer envidias y recelos en determinados
sectores de la Corte 100, como también ocurrió con Álvaro de Luna.
En el ejemplo de Beltrán, esta situación se vio acrecentada, sobre todo, en 1464, cuando Enrique IV
le hizo entrega, el 24 de mayo, del Maestrazgo de la Orden de Santiago
101
. Un cargo que, para más
inri, pertenecía, de acuerdo a lo expuesto en el testamento de su padre, Juan II, a su hermano, el
Infante Alfonso. Para justificar esta concesión, el Rey alegó que carecía de tiempo para
responsabilizarse de la administración de la mencionada institución, debido a que la dirección del
95
FRANCO, 2002: 15.
El monarca le fue haciendo entrega de diversos títulos nobiliarios, como el de Conde de la Villa de Ledesma.
97
FRANCO, 2002: 16.
98
FRANCO, 2002: 19.
99
El rey, gracias a sus influencias y a una conversación mantenida con el cardenal Pedro González de Mendoza,
permitió que Beltrán matrimoniase con la sobrina del mencionado mandatario eclesiástico e hija del primer Marqués
de Santillana. Un casamiento que no recibió el visto bueno de la nobleza, que veía cómo el Privado del monarca cada
vez amasaba un mayor poder y se convertía en el favorito de Enrique IV.
100
Unas envidias y conflictos que aparecieron, por ejemplo, al ver que Beltrán de la Cueva formaba parte del círculo
más cercano al rey, y que el monarca depositaba en él toda la confianza. Llegó hasta tal punto esta relación entre el
soberano y su favorito, que Enrique IV le pidió que le acompañase a Fuenterrabía al encuentro que tenía previsto con
Luis XI de Francia, con motivo de la guerra civil en Cataluña (Franco, 2002: 21).
101
La entrega del mencionado maestrazgo colmó la paciencia de la nobleza opositora, debido al favoritismo del rey
hacia Beltrán. Tal fue la conmoción de este hecho, que el Marqués de Villena fue el encargado de reunir en torno a sí a
todos aquellos que estaba disconformes con la decisión, con el privado y con Enrique IV.
96
16
reino era ya, de por sí, tortuosa. Esta situación desembocaba en que la Orden no funcionase de
manera óptima, ya que muchos de los caballeros no respetaban las reglas de la misma ni
desarrollaban la guerra contra los musulmanes, que era el fin de la entidad. Por ello, pensó en la
figura de su favorito como la persona ideal para encauzarla y relanzarla 102.
Ante situaciones como ésta, el grupo nobiliario crítico se aglutinó en torno a una liga comandada
por Carrillo, Girón y el Marqués de Villena, consiguiendo que a mediados de la década de 1460
Beltrán de la Cueva emprendiera camino al destierro 103
104
, obligándole a renunciar al Maestrazgo
de Santiago.
Pero el monarca acabaría reconociendo la actitud de su favorito, colmándole de diferentes
dignidades y riquezas, hasta convertirle en uno de los señores más importantes del reino 105.
De hecho, el Privado de Enrique IV se acabó convirtiendo en señor de Roa, Molina, Atienza,
Aranda, Torregalindo, Alburquerque y del castillo de Anguix, con todas sus jurisdicciones y rentas,
que ascendían a 500.000 maravedís
106
. Tal fue el poderío que adquirió, que el 29 de Enero de 1472
fundó un mayorazgo con el fin de anexionar a su linaje todas las prebendas recibidas.
Pero lejos de ser un personaje gris o plano, Beltrán de la Cueva tuvo también diferentes aspectos
que pudieron contribuir a su caída. Entre ellos, por ejemplo, su gran ambición y sus amplios deseos
sexuales 107, así como su altanería o violencia, entre otros rasgos. Incluso, el cronista Palencia le
acusaba de haber proferido malos tratos al monarca
108
. Sin embargo, ¿hasta qué punto se debe
hacer caso a unos calificativos de este calibre? Sobre todo, y como es el caso del mencionado
Palencia, procediendo del sector de la nobleza que se encontraba enfrentado con este privado.
En cualquier caso, en esta decadencia de Beltrán tuvo un papel muy importante el fallecimiento de
Enrique IV, su gran protector. A lo que se debe unir que también tuvo que tomar partido en la guerra
civil castellana, entre los partidarios de Juana (¿su hija biológica o del anterior soberano?) y los de
Isabel.
102
FRANCO, 2002: 27.
El destierro se debió a que el monarca, desatendiendo las recomendaciones del Consejo Real, entró en
conversaciones con los sublevados, para proteger la herencia de su hija Juana, que era tildada de ilegítima. A cambio,
aceptó el destierro de Beltrán y su salida del maestrazgo, al mismo tiempo que nombraba como responsable de la
Orden al Infante Alfonso.
104
Un destierro que se levantaría cuando, a comienzos de junio de 1465, los nobles reunidos en torno a la liga del
Marqués de Villena, proclamó como monarca al Infante Alfonso. El reino, ante este nombramiento, se dividió en dos
bandos, por lo que Enrique IV decidió llamar en su ayuda a Beltrán de la Cueva. Un regreso que supuso la recepción de
nuevas mercedes por parte del monarca y el impulso de pactos por parte del favorito con diversas familias de poder,
ante la debilidad en la que se encontraba su protector.
105
FRANCO, 2002: 16.
106
FRANCO, 2002: 30.
107
Como ya se ha comentado, se le atribuye la paternidad de Juana La Beltraneja e, incluso, de haber mantenido
relaciones íntimas homosexuales con Enrique IV.
108
FRANCO, 2002: 17.
103
17
Tras un primer momento de incertidumbre, al final optó por la facción que defendía a los que más
tarde serían los Reyes Católicos, quizá por presiones de su familia política: los Mendoza 109. Pero en
esta decisión sin duda influyó el hecho materialista de que los futuros soberanos, con el fin de
asegurarse su apoyo, le prometieron respetar todas las villas y prebendas que el anterior monarca le
había concedido 110.
Finalmente, el que había sido favorito de Enrique IV fallecía el 1 de noviembre de 1492, dejando un
polvorín por la herencia entre su hijo Francisco, que ostentaba el mayorazgo, y su última esposa,
una mujer que trataba […] de arrebatarle [al vástago de su marido] todo el patrimonio que
pudiese, a fin de dejar bien dotados a sus hijos propios 111.
El siguiente Rey que contó con unas privanzas de relevancia fue Felipe II. El primero que ocupó
esta consideración fue Ruy Gómez de Silva, Príncipe de Éboli. Al igual que en ejemplos anteriores,
como Álvaro de Luna, este primer favorito acompañó al monarca desde su infancia, recibiendo un
cargo menor en la casa de este Príncipe de Asturias. Pero esto no fue óbice para que entre ambos se
fuera creando un fuerte vínculo de amistad, que permitió a Ruy Gómez acceder al cargo de Sumiller
de Corps 112.
Sin embargo, durante la década de 1560, mandatario y favorito se fueron distanciando
progresivamente.
Otra vez, la aristocracia tuvo que ver con el derrocamiento de un valido, ya que el Rey debió llegar
a la conclusión de que no tenía tanta confianza en el Príncipe de Éboli como para hacer frente a las
críticas vertidas hacia la persona de su Privado por parte de los nobles, entre ellos, el poderoso
Duque de Alba 113.
Este hecho, unido a que a mediados del referido decenio fue procesado la mano derecha de Gómez
de Silva, Francisco de Eraso, o que el consejo interesado que dio al rey de pactar con los rebeldes
holandeses, provocó que acabara perdiendo definitivamente el favor del soberano 114, hecho que no
le impidió amasar grandes riquezas tras perder la confianza del monarca, aunque fuera como mero
miembro de la Corte
115
. En relación a sus logros, se debe indicar que este noble apenas supuso un
avance en relación a la labor realizada por figuras tan destacadas como la de Álvaro de Luna. No
109
FRANCO, 2002: 40.
FRANCO, 2002: 41.
111
FRANCO, 2002: 55.
112
BOYDEN, 1999: 49.
113
BOYDEN, 1999: 50.
114
En este sentido se debe indicar que la caída de Ruy López ha sido considerada como “suave” (Boyden, 1999: 50). De
hecho, fue él quien, poco a poco, cuando observaba la pérdida de confianza por parte de Felipe II, se retiraba de las
primeras filas de la escena cortesana. Actitud que, a su vez, le permitió no alejarse excesivamente del monarca
(Boyden, 1999: 50).
115
BOYDEN, 1999: 50.
110
18
desarrolló, institucionalmente hablando, la privanza hacia un ministerio de Estado responsable y
eficaz
116
.
El príncipe de Éboli fue sustituido por el eclesiástico Diego de Espinosa, en una etapa en el que este
nuevo favorito tuvo, en el desarrollo de su empeño gubernativo, nuevas características. De hecho,
su privanza se tornó más en los quehaceres y menos en los afectos
117
. Tras la caída en desgracia de
este clérigo, el monarca no volvió a depositar toda su confianza en una segunda persona 118, de
hecho, éste fue un consejo que transmitió a su hijo, que más tarde se convertiría en Felipe III 119.
Un ejemplo particular en este reinado fue el de Antonio Pérez. Este personaje no fue un Valido
como tal, sino un Secretario personal de Felipe II. Sin embargo, de facto, fue un favorito del
mencionado monarca, al actuar como tal. Durante su acción gubernativa, Pérez destacó por su
venalidad
120
y extrema corrupción
121
, algo que se puede observar, por ejemplo, entre los cargos
que se le imputaron en el proceso sobre la muerte de Escobedo, que se verá más adelante:
Que teniendo poca hacienda al tiempo que comenzó a ejercer su oficio de secretario,
después acá que lo ha tenido y ejercido, a causa de las muchas dádivas y presentes que
ha recibido, se ha podido tratar y se ha tratado espléndida y costosamente, en su casa y
fuera de ella, teniendo muchos criados y caballos, acémila y coches, jugando cuantiosa
y constantemente mucho dinero, gastando ordinariamente en cada año, según la común
estimación, ocho y diez mil ducados; y con esto está muy rico y tiene mucha hacienda
en casas juros, joyas y preseas y ha podido emplear y ha empleado en censos más de
50.000 ducados, haciendo los contratos y poniendo los dichos censos para más
disimulación en cabeza de tercera persona, en todo lo cual ha dado mucha nota,
escándalo y murmuración al pueblo, en gran deservicio de S.M. y poca reputación de
sus ministros…
122
.
En este sentido, se debe indicar que su progenitor, Gonzalo Pérez, no le dejó prácticamente nada en
testamento, a la vez que se demostró que Antonio tenía una fortuna y un ritmo de vida que no
guardaba proporción con los emolumentos que recibía por su cargo
123
. Por ello, se indica que para
conseguir y mantener su ritmo de vida, el mencionado secretario habría utilizado abusivamente su
116
BOYDEN, 1999: 51.
BOYDEN, 1999: 53.
118
Ibídem.
119
Felipe le verbalizó esta recomendación de la siguiente forma: un Príncipe como vos se ha de servir de todos… sin
sujetarse a nadie…sino oyendo a muchos y reservando el secreto necesario a cada uno (Boyden, 1999: 53).
120
FERNANDEZ, 2006: 591.
121
Ibídem.
122
MARAÑON, 1998: 357.
123
MIGNET, 2001: 115.
117
19
posición gubernamental
124
.
Pero, ¿cómo es posible que un personaje de este tipo pudiera llegar a lo más alto de la
administración regia? Para poder responder a esta pregunta se debe hacer una breve referencia al
carácter del monarca, al que la Historia ha llegado a calificar de indeciso, suspicaz y tímido
125 126
,
lo que habría facilitado el ascenso del mencionado personaje. A esto se debe unir también un repaso
al recorrido vital del colaborador del monarca. Antonio era hijo de Gonzalo Pérez, Secretario de
Estado que fallecía en 1566. De hecho, nuestro protagonista aprovechó este acontecimiento
luctuoso, así como las enseñanzas aprendidas de su progenitor para, dos años más tarde, en 1568,
acceder al cargo que había ocupado su padre, un puesto que, en ese momento, se encontraba
escindido en dos departamentos: por un lado, el del Norte y, por otro, el de Italia, que fue el que
ocupó Antonio.
Cuando llegó a esta responsabilidad, contaba con 27 años y ya había desempeñado funciones de
relevancia dentro de la burocracia de Filipinas.
De hecho, su familia, y en especial su padre, se habían esforzado en llevarle a las mejores
universidades europeas, como Alcalá, Salamanca, Lovaina, Padua y Venecia, con el fin de que
adquiriese la formación necesaria para que realizase un buen desempeño burocrático. Pero a toda
esta educación técnica le faltó un pilar muy importante: el ético:
Y a fe que Gonzalo Pérez tuvo buen ojo, pero es de advertir que su enseñanza era de
todo, menos del sentido ético de la existencia. Criaba un político sin escrúpulos que le
vengase, y así salió él [por Antonio]
127
.
En el ámbito de la Corte, este personaje fue afín al Príncipe de Éboli, Ruy Gómez. Una vinculación
que, como se verá más adelante, le permitió mantener una relación con Ana de Mendoza, familiar
de éste, con quien compartió no sólo alcoba, sino también secretos de Estado.
Durante su época también tuvo defensores, como se puede observar en una relación italiana
manuscrita en 1577, un año antes del asesinato de Escobedo, y en la que se repasan algunas de las
personalidades más reseñables de la tendencia dominante en la Corte:
Antonio Pérez, secretario y discípulo de Ruy Gómez, es persona muy discreta, amable,
de mucha autoridad y saber. Con sus maneras agradables va templando y dorando
124
MIGNET, 2001: 116.
KAMEN, 2001: 15.
126
En este sentido, autores como François Mignet describían al monarca como una persona que consultaba mucho,
vacilaba durante largo tiempo y decidía tarde, a consecuencia de su irresolución y de la lentitud inevitable que
imprimía a los negocios la costumbre de leerlo todo, de anotar todo, de ordenarlo todo él mismo (Mignet, 2001: 37).
127
FERNANDEZ, 2006: 594.
125
20
muchos disgustos que ocasionarían a las personas la lentitud y la tacañería del rey. Por
sus manos pasan todos los negocios de Italia y también los de Flandes, desde que este
país está gobernado por don Juan, quien le empuja muy adelante, lo que hacen aún más
el arzobispo de Toledo y el marqués de los Vélez. Es tan astuto y capaz, que llegará a
ser el primer ministro del rey. Es flaco, de salud delicada, bastante desordenado, amigo
de sus medros y placeres. Le gusta que le hagan la corte y le ofrezcan presentes 128.
Un tema muy debatido en torno a este favorito es su participación en el asesinato de Juan de
Escobedo, quien, conocedor de secretos de Estado y sexuales de la mano derecha del Rey
129
, le
convertían en una persona incómoda. Incluso, Escobedo sabía sobre hipotéticos delitos cometidos
por el arriacense, que le podían poner en un aprieto, por lo que el protegido de Felipe II decidió
poner fin a la vida de este personaje.
Sin embargo, hay autores que, como Mignet, culpabilizan directamente al rey de ser quien emitió la
orden de asesinar a Escobedo. Según el mencionado historiador, Felipe II estaría interesado en la
muerte del que era Secretario de su hermanastro, don Juan, debido a sus veleidades políticas. Le
acusa de haber tenido la temeridad de pretender que, después de haber entrado en posesión de
Inglaterra, don Juan y Escobedo podrían apoderarse de España, ocupando la entrada de
Santander y el castillo de esta ciudad por medio de un fuerte construido sobre la peña de Mogro,
fuerte del cual Escobedo habría pedido el mando
130
. Esto, según se indica, aparecería reflejado en
las cartas que Pérez publicó estando en el exilio. En cualquier caso, el monarca, al ordenar el
asesinato de Escobedo, creía estar actuando de acuerdo a una razón de Estado 131. De hecho, para
explicar la autoinculpación en el crimen que hizo el propio Pérez, Mignet alega las torturas a las que
fue sometido el reo por parte de los jueces que llevaban su caso 132.
Pero, dejando a un lado teorías imaginativas, no demostrables historiográficamente, lo que sí es
cierto es que Felipe II estaba al tanto de lo que se estaba tramando en torno a la muerte de
Escobedo 133, algo que es defendido por autores como Kamen 134. En este sentido, Fernández señala
128
MIGNET, 2001: 40.
Antonio Pérez y la Princesa de Éboli mantuvieron un intenso romance, aprovechándose además de su privilegiada
posición para vender secretos de Estado. Igualmente, Ana de Mendoza, que también habría mantenido relaciones con
Felipe II, aprovechó estas circunstancias para dar pábulo a las ambiciones de su familia relacionadas con Portugal
(Fernández, 2006: 598).
130
MIGNET, 2001: 70.
131
MINGET, 2001: 81.
132
MINGET, 2001: 141.
133
FERNANDEZ, 2006: 597.
134
“El Rey aceptaba las críticas que Pérez le hacía de Escobedo, pero no esperaba que el asunto acabara en asesinato.
Una vez perpetrado el crimen, era obvio que todos vieran a Pérez culpable, pero el rey lo protegió durante mucho
tiempo, suponiendo que el delito podría ser justificado. Cuando, finalmente, se hizo patente que aquello era
injustificable, el rey se volvió en contra de Pérez” (Kamen, 2001: 20).
129
21
que llegó a producirse una consulta del monarca en torno a este asunto con el marqués de los Vélez
y con el propio Pérez.
De acuerdo a estas conversaciones, el noble se habría posicionado a favor de que el crimen se
produjera a través del envenenamiento, para de esta forma conseguir que la responsabilidad del
mismo se diluyera y que pareciera que la muerte había sido causada debido a una venganza privada.
Finalmente, el fallecimiento del mencionado cortesano tuvo lugar en 1578, generándose una gran
conmoción en Madrid
135
. Tras las pesquisas correspondientes se produjo el apresamiento de Pérez,
abriéndose un proceso contra este personaje, que llegó a enturbiar los últimos años del reinado del
hijo de Carlos V 136.
El cortesano vivió un primer paso por la cárcel caracterizado por su laxitud, ya que continuó
entendiendo de asuntos de Estado. A ello se añadió que, durante su apresamiento, recibió visitas de
gran relevancia, como la del Confesor del monarca, o la de sus hijos, que fueron enviados por
Felipe II con el fin de distraerle y consolarle
137
.
Además, su sentencia tardó en llegar más de una década 138. Esta espera se debe entender en el deseo
del Rey de que el burócrata entregase definitivamente toda la documentación comprometedora que
tenía en su poder 139. De hecho, el proceso no se vio impulsado hasta 1585, gracias a la acción
directa de Felipe II.
Sin embargo, esto no sirvió de mucho, ya que a pesar de que el mencionado personaje fue
condenado al cadalso, consiguió escapar
140
de su privación de libertad
141
, y dirigirse hacia Aragón,
para someterse a la jurisdicción de este reino, que la consideraba más independiente.
Tras su salida ilegal de la cárcel, Felipe II firmó una disposición en la que se ordenaba que
capturasen al fugitivo vivo o muerto antes de que atravesara el Ebro. Sin embargo, el proscrito ya se
encontraba en territorio aragonés, habiéndose alojado en el Convento de los Dominicos de
Calatayud. Después llegó a Zaragoza, donde se reanudó el proceso en su contra bajo la tutela del
Justicia de Aragón.
135
MIGNET, 2001: 81.
FERNANDEZ, 2006: 589.
137
MINGET, 2001: 110.
138
De hecho, al día siguiente al arresto, el monarca ordenó al Cardenal toledano que realizase una visita a la mujer de
Antonio Pérez, Juana Coello, para tranquilizarla y asegurarla que tanto el honor como la vida de su esposo estaban
aseguradas. Una información que fue muy similar a la que dio a sus embajadores en torno al apresamiento del
principal de sus Ministros (Mignet, 2001: 109).
139
FERNANDEZ, 2006: 603.
140
Esta huida fue posible gracias a la acción de su esposa, Juana Coello, que consiguió entretener a los carceleros,
mientras que su marido escapaba.
141
Antonio Pérez consiguió zafarse de su apresamiento vestido de mujer, gracias a que se puso un manto y un vestido
femenino (Mignet, 2001: 143).
136
22
En el mismo tuvo que hacer frente a una suerte de acusación particular representada en la figura de
Íñigo López de Mendoza, marqués de Almenara, que era el encargado en la ciudad de representar la
autoridad de Felipe II. Sin embargo, a pesar de esta circunstancia, finalmente el acusado fue
absuelto por el Tribunal.
Ante esta situación, el soberano castellano a los cinco días envió otra acusación, en la que se
afirmaba que había envenenado al astrólogo Pedro de la Era y a Rodrigo de Morgado, unas muertes
que, desde el punto de vista médico, se demostraron que habían sido naturales, y que no había
existido intervención humana en las mismas. Por ello, y con el fin de que el antiguo Secretario de
Estado no fuera puesto en libertad y escapase, se recurrió a la Inquisición. Con la elasticidad de
interpretación y el procedimiento misterioso del Santo Oficio, el crimen de herejía no era difícil de
inventar y establecer
142
. Por tanto, se le acusó a Pérez de haber proferido en privado y ante amigos
determinadas aseveraciones que habrían demostrado su impiedad.
Al mismo tiempo, junto con su compañero de huida, Giovanni Francesco Mayorini, pusieron en
valor sus pretensiones de refugiarse Francia. Quería ir a un país donde había herejes, luego era
hereje. Tal fue exactamente el modo de razonar de la Inquisición
143
.
Bajo estas acusaciones, el Santo Oficio comenzó a actuar, llegando a poner en funcionamiento el
proceso de extradición de los finados. Empero, el pueblo zaragozano, enterado de esta situación, se
alzó en armas, puesto que el relatado era un procedimiento que parecía contrario a los privilegios
aragoneses. Una revuelta que sólo se apaciguó cuando Pérez y Mayorini fueron librados de la
jurisdicción inquisitorial, siendo puestos bajo responsabilidad del Justicia Mayor. Sin embargo, y
gracias otra vez de una nueva acción de los zaragozanos, lograron volver a zafarse de los tribunales,
huyendo y escondiéndose en las montañas.
Pero pocos días después, el 11 de noviembre de 1591, el antiguo protegido de Felipe II salió de la
capital aragonesa rumbo a Francia, donde recalaría en Béarn, ciudad donde le acogió la princesa
Catalina, hermana del monarca galo Enrique IV. Una vez en territorio extranjero, Pérez se puso al
servicio del rey del país de acogida, quien además era adversario político de Felipe II
144
. Como
cortesano galo, el antiguo secretario de Felipe II se dirigió en el verano de 1593 a Inglaterra. En este
contexto, se intentó aproximar al Conde de Essex, más cercano a los intereses del monarca francés,
que era quien le enviaba. El mencionado noble le dio su favor y fue quien le introdujo en el ámbito
de la gobernación sajona.
Pero, a pesar de las distinciones de las que era protagonista en Inglaterra, Antonio Pérez pronto
142
MINGET, 2001: 159.
MINGET, 2001: 159.
144
MINGET, 2001: 208.
143
23
regresó a Francia, ya que Enrique IV le reclamaba a su lado.
A su regreso al continente, le agasajaron con todo tipo de atenciones, como una pensión anual ( que
no se pagaba con una gran regularidad, debido a los problemas financieros de la Monarquía gala
145
)
o un empleo como consejero privado. En estas circunstancias, el mencionado cortesano volvió a ser
enviado a Inglaterra en la Primavera de 1596.
Una decisión que se debe enmarcar en el deseo de la Reina Isabel de incrementar los lazos de unión
con su homólogo francés y evitar que éste entrase en negociaciones con España 146. Otra vez en
tierras inglesas, vio como el Conde de Essex se había distanciado de su persona, regresando poco
después al país que le había acogido tras su huida de España.
Pero los problemas del personaje analizado no quedaron aquí, ya que pronto se convirtió en un
elemento de desconfianza para Enrique IV. Algo que venía dado por el hecho de que, a pesar de
constituirse como Consejero del monarca y de contar con una pensión vitalicia, había mantenido
relaciones secretas con el gobierno inglés. En estas conversaciones, hacía saber al Ejecutivo sajón
todo cuando sabía u observaba
147
. Esto supuso que el monarca galo se distanciara de él.
Sin embargo, la esperanza regresó tras la muerte de Felipe II, momento en el, según los rumores, se
restablecería el patrimonio de la familia del arriácense ( confiscado previamente ), poniéndose en
libertad a su mujer e hijos. Pero la mencionada liberación no ocurrió hasta abril de 1599, gracias a
una disposición del nuevo soberano, Felipe III. Ante este giro de la situación, Pérez pensaba que su
perdón regio estaba cada vez más cercano, una ilusión que se acrecentaba por sus deseos de regresar
a su patria.
De hecho, cada vez se encontraba más incómodo en Francia, donde ya no tenía funciones
destacables en la Corte, era sospechoso de vender información al extranjero y no percibía con
regularidad su pensión. De hecho, esta manutención nunca le fue devuelta y, en ese contexto, llegó a
pedir al embajador español en París, Baltasar de Zúñiga, que solicitase el perdón al gobierno patrio,
algo que no consiguió. Finalmente moría y era enterrado en los Célestins.
Como se ha podido observar, Antonio Pérez fue otro ejemplo de favorito regio previo a la llegada
del primer Valido como tal, que fue el Duque de Lerma. Pérez, al igual que otros privados como
Álvaro de Luna, también cayó en desgracia en vida, llegando a ser perseguido judicialmente no sólo
por la Monarquía, sino también por la Inquisición.
145
MINGET, 2001: 223.
MINGET, 2001: 224.
147
MINGET, 2001: 231
146
24
En cualquier caso, se puede observar cómo se fue poco a poco formando desde Favoritos y Privados,
una Institución, la del valimiento, que tendría su punto álgido durante el siglo XVII, y que en
España contó con grandes exponentes.
Por ello, en el siguientes Capítulo se podrán observar algunos de los ejemplos más destacados de
esta realidad.
4. EVOLUCION DESDE LA PRIVANZA AL VALIMIENTO. REYES Y VALIDOS
EN EL SIGLO XVII.
La figura del Valido es una evolución de los Privados existentes en mayor o menor medida en
el Reino de Castilla desde la dinastía de los Trastámara.
En el Capítulo Primero, hemos revisados las figuras de Privados como don Álvaro de Luna
(1388-1453) con el rey Juan II de Castilla, o don Beltrán de la Cueva (¿...?-1492) con Enrique
IV (1454-1474) fueron personajes muy cercanos a sus reyes, que influían en sus decisiones
con su opinión y punto de vista (la mayoría de las veces interesado), pero quien gobernaba,
con mayor o menor acierto era el Rey, no el Privado.
El Valido es un Privado en el que el Rey deposita no solo su confianza, sino que delega todas
las funciones de gobierno. Aparece como tal por primera vez durante el reinado de Felipe III
de Habsburgo en la figura de Don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, y
continuará durante el resto de la Dinastía de los Austrias, hasta la llegada de los Borbones.
En la historiografía de siglo XVII aparece indistintamente la denominación de Privado, Valido, Ministro Favorito, Primer Ministro y Ministro Principal del Rey. Un Rey podía tener varios Privados en su Corte, pero un solo Valido. De facto el Valido es un Privado con plenos
poderes delegados en él por el Rey. Los encabezamientos de sus órdenes o edictos, siempre
eran:
Por orden de Su Majestad el Rey…, Según ordena Su Majestad… etc.
Según Tomás y Valiente en su obra Los Validos, estos tenían dos características que los diferencian de los Privados, su encumbramiento a través de su amistad con el Rey, y el haber lo-
25
grado mediante ello, una intervención directa en las tareas de gobierno, con mayor o menor
delegación de funciones según casos. 148
Según este concepto, no merecerían la condición de Validos, los que hubieran llegado al poder por intrigas palatinas, por la fuerza, ni tampoco deben ser incluidos los amigos de Rey
cuya amistad hubiera quedado en el ámbito privado sin llegar a trascender o interferir en lo
público 149.
Por tanto, siguiendo ese criterio, durante el reinado de los Austrias, Felipe III, Felipe IV y
Carlos II, tendríamos en la historia a siete Validos (Lerma, Uceda, Zúñiga/Olivares, Haro,
Nithard y Valenzuela), no siendo considerados como tales los que llegaron al poder por pura
fuerza o coacción cortesana (como sucedió con Juan José de Austria, y los Duques de Medinaceli y Oropesa).
Según definición de Klemens von Metternich, Príncipe de Metternich (1773-1859) Los Validos son una extraña mezcla de orgullo, inteligencia, turbia conciencia y falta de moral
150
,
definición no del todo correcta ni aplicable a todos los Validos de la época.
No todos fueron orgullosos ( Zúñiga y Haro eran personas de perfil bajo ), ni inteligentes (hubo algunos auténticamente lerdos como Uceda ), ni de turbia conciencia y falta de moral
(probablemente no aplicable al jesuita Nithard ).
A lo largo de este capítulo, intentaremos analizar a cada uno de los personajes, su personalidad, labor de gobierno, y su repercusión en los hechos históricos.
REINADO DE FELIPE III ( 1598 – 1621 )
VALIDOS : DUQUE DE LERMA Y DUQUE DE UCEDA
La evolución, por primera vez en la Historia, de la figura de Privado a la de Valido durante la
dinastía de los Austrias, viene dada por el carácter de Felipe III, un individuo bonachón, débil,
apocado, indolente, totalmente apático y falto de interés hacia sus funciones y obligaciones
como Rey, al que solo le interesaba la caza, las fiestas y banquetes por una parte y por otra las
Misas y el éxtasis religioso a nivel de gran beatería.
TOMAS Y VALIENTE, 1963 :8
TOMAS Y VALIENTE, 1963 :11
150
TUDELA CHOPITEA, 2011 : 115
148
149
26
Su padre, el gran Felipe II, le proporcionó una educación esmerada y desde joven, intento
interesarle e instruirle, sin éxito, en los secretos de la gobernanza del Imperio.
En los últimos días de su vida, llegó a decir de su hijo: Dios que me ha dado tantos Estados,
me niega un hijo capaz de gobernarlos. Me temo que le han de gobernar
151
, como así suce-
dió.
EL DUQUE DE LERMA
Don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, I Duque de Lerma
( Tordesillas 1553, Valladolid 1625 )
Fue un personaje mediocre, claroscuro, sin grandes lucimientos intelectuales, que cabalgó
hábilmente en una época gris de España en la que el Monarca delega todo su absolutismo en
los hombros de su Privado, que sin tener grandes capacidades, hizo lo que buenamente pudo
por el Reino, y todo lo que estuvo a su alcance para sí mismo y los suyos. Casó con Catalina
de la Cerda, hija del IV duque de Medinaceli.
Su carrera política y progresivo ascenso:
-
1580. Introducido en la Corte y en Palacio por Felipe II que le nombra Gentilhombre
de Cámara
-
1592. Al nacimiento del Príncipe Felipe es nombrado Menino ( Paje)
-
1594. Felipe II traslada la Corte a San Lorenzo de El Escorial.
-
1595. Consejeros del Rey entre ellos Cristóbal de Mora, Marqués de Castel-Rodrigo,
le advierten de la mala influencia que ejerce Lerma sobre el Príncipe, fomentando su
indolencia natural. Felipe II le aleja de Palacio, nombrándole Virrey y Capitán General
del Reino de Valencia, cosa que disgusta al Príncipe. Solo estuvo dos años alejado en
ese cargo.
-
1598. Vuelve a la Corte y es nombrado Consejero de Guerra y además Caballerizo
Mayor, cargo que implica una cercanía continua al Rey y al Príncipe. A su vez, consi-
151
ESCUDERO, 2004 Cap. 1: 22
27
gue que éste nombre a una tía suya viuda, doña Juana de Velasco y Aragón, Camarera
Mayor de la futura reina Margarita de Austria.
-
1598. Muere Felipe II en S.L. El Escorial el 13 de Septiembre. Accede al trono Felipe
III, a los 21 años de edad. El Duque de Lerma lleva 18 años en Palacio, es amigo del
nuevo Rey y conoce al dedillo toda la estructura y burocracia interna del Estado. El
primer día del nuevo reinado, Felipe III destituye a Cristóbal de la Mora, hombre de
estado y eficiente Secretario de Despacho durante muchos años con Felipe II, y le reemplaza por su amigo Lerma.
Dicen los historiadores que Felipe III pudo existir sin un Duque de Lerma, pero el Duque no
hubiera sido lo que fue sin un Felipe III. Felipe III reina de derecho, pero desde el primer día
de su ascenso al trono, el Duque de Lerma gobierna de hecho.
152
En poco tiempo, el Duque, organiza un gobierno paralelo dentro del Estado con familiares,
allegados y parientes llamado en la Corte Los Sandovales o el Estado Mayor Lermista o Gabinete Privado del Duque. La corrupción y el favoritismo se generaliza y con la manipulación
de ambos, es capaz de gobernar un Imperio, administrativamente ya muy complejo y sus instituciones, dado que el valimiento supone colocar todo el sistema de Consejos a la disposición
personal del Valido 153 .
Dicho sistema estaba compuesto por :
- LAS CORTES: Asamblea integrada por los Procuradores en Cortes, representantes de
pueblos y ciudades. Toman juramento al soberano, y autorizan al Rey impuestos y empréstitos con los que costear las guerras.
- CONSEJO DE ESTADO: cuerpo consultivo supremo y principal. Compuesto por el
Príncipe de Asturias, Infantes, altos dignatarios de la Iglesia, Secretarios de Despacho (
Ministros de distintas áreas), y otras personas de relevancia.
- CONSEJO REAL: es el antiguo “Consejo de Castilla”. Tiene funciones administrativas, judiciales y canónicas.
TUDELA CHOPITEA 2011: 18. Estás dos afirmaciones recogidas por el autor de historiografía del AGS,
definen y concretan de modo preciso la relación entre Felipe III y el Duque de Lerma.
153
TUDELA CHOPITEA, 2011 : 20
152
28
- CONSEJO DE HACIENDA: administra y distribuye los fondos.
- CONSEJO SUPREMO DE LAS INDIAS: compuesto por Ministros Togados, jurisconsultos y otros nobles de capa y espada.
- CONSEJOS DE FLANDES, ITALIA Y PORTUGAL: formados por asesores y expertos en esos territorios.
- CAMARA ECLESIASTICA: provisiona y administra los beneficios clericales ( las
grandes partidas presupuestarias destinadas a la Iglesia )
- PALACIO : por el que pululan los Secretarios de Despacho, Chancilleres, Virreyes,
Gobernadores, Embajadores, Servidores de la Cámara Real, confesores, nobles etc. toda una fauna variopinta.
En 1612, catorce años después de asumir sus funciones, algunos Consejeros y Aristócratas,
conjuran contra Lerma poniendo en entredicho la autoridad y poderes del Duque.
Felipe III hace oídos sordos, y el 23 de Octubre, expide el Real Decreto de Validez de Firma,
confirmando los poderes otorgados anteriormente ( nunca por escrito ) al Duque de Lerma,
que sale fortalecido de las intrigas palaciegas.
Está claro que Lerma, sin un especial lucimiento, posee gran habilidad para, con la total pasividad del Rey, ir colocando hombres de su total confianza en todos y cada uno de los puestos
clave del Estado y sus Instituciones, muchos de ellos vendidos al mejor postor. Existe una
corrupción generalizada en un Estado hipertrófico cuya estructura y funcionamiento, Lerma
domina política y económicamente, mientras que el Rey se dedica a sus cacerías y banquetes
mientras que el pueblo llano pasa grandes calamidades.
Como en el reino existían pocas Instituciones todavía crea dos nuevas :
- 1610. CONSULTA DEL REY junta de máximo nivel compuesta por él mismo, el Confesor
Real, y unos pocos allegados.
29
- 1618. JUNTA DE REFORMACION: creada para combatir la galopante crisis económica y
financiera del reino. Demasiado tarde.
LOS VALIDOS DEL VALIDO
No hubo ninguno como tal, con total delegación de poder. Como suelen hacer los incompetentes, Lerma se rodeó de personajes más incompetentes que él para que no le hicieran sombra. Dentro de estos personajes cercanos al Duque destacamos:
- Su propio hijo, Cristóbal Gómez de Sandoval, un inútil, ambicioso y mal hijo que acabaría traicionándole.
- Rodrigo Calderón de Aranda. De origen plebeyo, se ganó la confianza de Lerma como
Secretario Privado y de su mano trepó a altos cargos. Tipo avaricioso, chulo, y arrogante. Se dice que fue el brazo derecho del Duque y el izquierdo del Rey
154
. Como vere-
mos, el ataque contra Rodrigo Calderón fue un ensayo de lo que, poco más tarde, sería
el ataque de acoso y derribo contra el propio Duque.
- Pedro Franqueza, nombrado Conde de Villalonga en 1603. Como Consejero de Hacienda se enriqueció personalmente sin ningún pudor. Destituido en 1611, juzgado y
confiscados su bienes, murió en la cárcel en 1614.
LA NUEVA NOBLEZA
Aparte de otorgar títulos nobiliarios a hijos, yernos y nietos, uno de los negocios del Duque de
Lerma, fue la venta de títulos nobiliarios, sobre todo a Señores de los antiguos señoríos, sin
linaje ni méritos suficientes para formar parte de la nobleza, pero que aprovecharon el clima
de corrupción para ascender socialmente a la clase dirigente del país, en un tiempo en el que
nobleza y aristocracia abandona la vida rural en sus posesiones y se traslada a la Corte.
154
TOMAS Y VALIENTE, 1963 : 15
30
Durante el valimiento de Lerma se otorgaron 240 nuevos Títulos Nobiliarios
155
, muchos de
los cuales fueron, y siguen siendo cuestionados hasta hoy en día como ilegítimos por la auténtica nobleza histórica española.
LA CAIDA EN DESGRACIA
Después de años de pésima gestión, con decisiones y episodios variopintos como:
. El traslado de la Corte y Capitalidad a Valladolid en 1601, cuando Madrid, con ya 40.000
habitantes, llevaba 50 años de capitalidad del Reino, el de Lerma barre para casa y convence
al Rey. Hay que imaginar no solo el coste, sino el caos burocrático de mover archivos y papeles, reubicación de funcionarios y sus familias etc. Una medida absurda y sin sentido que solo
duró cinco años, volviendo de nuevo a Madrid en Marzo de 1606. En el ínterin, también tuvo
la genial idea de trasladar el tradicional Mercado de Medina del Campo, a Burgos, con la protesta de la poderosa Mesta castellana. Otro fracaso que hubo de revertir.
. La expulsión de los moriscos ( 1609-1614 ), se estiman por varias fuentes en unos 300.000.
Provoca una drástica disminución de la mano de obra agrícola afectando directa y gravemente
a la ya maltrecha producción, generando a su vez menos impuestos para la corona.
. El país endeudado con banqueros genoveses, judíos portugueses, y holandeses anticatólicos,
y el gasto público aumentando sin parar sin control alguno.
. Remesas de oro y plata de América cada vez menores por agotamiento de las minas existentes ( entre 1610-1620 pasan de 2 millones de ducados anuales a la mitad ). Imposibilidad de
acuñar más moneda aumentando la masa monetaria en circulación para con ello intentar atajar
el endeudamiento y la hiperinflación.
. Crisis agraria, despoblación, descenso de población por hambre y enfermedades.
. Política económica y fiscal totalmente errática y equivocada, hiperinflación, revalorización
ficticia de la moneda ( con su repercusión negativa en el comercio internacional en Europa y
TUDELA CHOPITEA, 2011. Datos recopilados, listados y descritos con minuciosidad en el Apéndice de su obra, con
fuentes del AGS, y RCHV.
155
31
América, donde se tenía en consideración el valor real del contenido en metal precioso de la
moneda, no su valor nominal ).
. Gasto excesivo de la Casa Real y aumento escandaloso del gasto público con tantos cargos
privilegiados que sangran la Hacienda y una Iglesia y Clero que reciben de los Presupuestos
del Estado asignaciones monetarias importantes, aprovechándose de la beatería de ambos, el
Rey y su Valido.
En 1616 el imparable ascenso de Lerma, empieza a declinar.
Su propio hijo, el Duque de Uceda, le disputa los favores del Rey con el apoyo de otros intrigantes personajes palaciegos, cercanos al Príncipe ( Gaspar de Guzmán, Conde de Olivares y
Fray Luis de Aliaga, confesor de la Reina ). Lerma intenta una maniobra para contrarrestar la
creciente influencia de Olivares, nombrando Presidente del Consejo de Italia a su sobrino el
Conde de Lemos, ex Virrey de Nápoles, persona de excelente reputación en la Corte, de probada experiencia y honestidad, confiando en poder desplazar al malnacido de su hijo.
El de Lemos, claramente no puede en el pulso con el de Uceda y sus influyentes aliados cortesanos, y antes de que las cosas se le pongan peor, decide quitarse de en medio solicitando
permiso al Rey, marchándose a sus dominios en Monforte ( Galicia ), huyendo de intrigas y
problemas. Palacio y Corte están divididos en dos facciones que luchan a muerte, padre e hijo
con sus respectivos bandos afines.
Aprovechando su demostrada beatería, su desmedida generosidad con la Iglesia durante décadas, apelando al hecho de ser nieto de San Francisco de Borja y ya viudo hacía años, solicita al Papa Paulo V el ser nombrado Cardenal, cosa a la que este accede nombrándole el 26 de
Marzo de 1618.
Lerma cree que siendo Cardenal-Duque, mejorará su influencia sobre el Rey, pero obtiene el
efecto contrario.
La caótica situación económica y social del país, generada por él, unido a su postura pacifista
frente a los conflictos político-religiosos de la rama vienesa de los Habsburgo ( que siempre
definió como inconvenientes para España ), le granjean enemigos en los círculos belicistas,
empezando por Baltasar de Zúñiga, vuelto a la Corte después de haber sido Embajador en
Praga, y recién nombrado miembro del Consejo de Estado, y acabando por los poderosos Jesuitas, que acaban convenciendo al pusilánime Felipe III de la obligación de ayudar a sus
32
primos austriacos, a pesar de la advertencia del Conde de Salazar, Presidente del Consejo de
Hacienda, de la malísima situación financiera del país, al borde de la bancarrota.
Lerma, políticamente derrotado, pide permiso al Rey para dejar sus funciones y retirarse a su
Ducado. Este se lo otorga, y tras un patético Discurso sobre su Retirada, abandona la Corte de
San Lorenzo de El Escorial el 4 de Octubre de 1618.
Se desata la persecución de Lerma y sus allegados. El primero en caer es Rodrigo Calderón,
mano derecha de Lerma. Consiguen destituirle del cargo de Secretario de la Cámara Real, y a
continuación, a la muerte de la Reina Margarita ( por sobreparto ) le acusan de ello, del asesinato de un plebeyo llamado Francisco Xuara, así como de prevaricación, cohecho, fraude y
enriquecimiento ilícito.
Acusado de enriquecimiento ilícito y traición, fue juzgado, condenado y ejecutado en la Plaza
Mayor de Madrid el 20 de Febrero de 1619, hecho que dio origen a la frase popular Tiene más
orgullo que Don Rodrigo en la horca , que ha llegado hasta nuestros días.
En Palacio queda su hijo el Duque de Uceda, que cuenta con el apoyo ( interesado y provisional ) del Conde Duque de Olivares, y un ascendente Baltasar de Zúñiga, que toma las riendas
de la política exterior del Reino, y acaba involucrando a España en la Guerra de los Treinta
Años.
EL RETIRO
EL Cardenal-Duque pasa los dos años y medio siguientes en sus dominios burgaleses. En
Marzo de 1621, alertado por amigos que todavía tenía en la Corte, sobre la quebrantada salud
de su amado Rey, decide ponerse en camino.
Enterado de ello, el Conde de Olivares, manda emisarios con orden que de media vuelta y no
se presente en San Lorenzo de EL Escorial, cosa que obedece. Felipe III de Habsburgo, murió
el 31 de Marzo.
Con Felipe IV en el trono con tan solo 16 años, el Conde de Olivares comienza una persecución y purga política contra el clan de Los Sandovales y sus afines, más bien una vendetta
sistemática.
33
Después de la caída de Rodrigo Calderón, le siguió el propio Duque de Uceda, procesado,
multado y desterrado de la Corte, encarcelado en la Prisión de Alcalá de Henares, en la que
murió en 1624.
Sin lugar a dudas, al Duque de Lerma le salvó del cadalso su Cardenalato, como decía la copla popular:
Para no morir ahorcado,
el mayor ladrón de España
se vistió de colorado.
156
El Conde-Duque de Olivares, con el beneplácito del joven monarca, instruye contra Lerma
varios procesos para quitarle algunas rentas, procesos que salvó dignamente, pero queda recluido en Tordesillas.
Con setenta años, cae enfermo. El Papa intercede ante el Rey, y este le permite mudarse a
Valladolid como era su deseo, pero Olivares sigue su ataque, consiguiendo que el Rey le procese de nuevo y revoque el 23 de Marzo de 1625 todas las mercedes concedidas a lo largo de
los años, quedando todos su bienes y patrimonio embargados.
Durante su larga etapa de valimiento, la suma de su remuneración por todos los cargos oficiales que ostentaba, le reportaban unos ingresos de 400.000 ducados anuales, y acumuló un patrimonio valorado en 40 millones de ducados
153
. Para evaluar esta cifra, recordemos que he-
mos citado anteriormente que la suma de todas las remesas de oro y plata que llegaban de
América en un año, eran de unos 2 millones. Es como si Lerma hubiese estado saqueando
todos los galeones que llegaban a Sevilla durante 20 años, una cantidad verdaderamente astronómica para la época.
Anciano, achacoso, con gran deshonra pública, y profundamente deprimido, murió en su Palacio de Valladolid el 17 de Mayo de 1625. Fue enterrado en la Capilla de la Iglesia de San
Pablo al lado de su esposa. Años más tarde su tumba fue profanada, su cráneo destrozado con
gran saña y sus restos esparcidos por el suelo.
Fue su nieto, Francisco Gómez de Sandoval Manrique de Padilla, el que pleiteó durante años
contra la Corona para recuperar el Ducado de Lerma, su títulos y privilegios, con el argumento de que a su abuelo todo se lo había dado su señor Felipe III de buena fe por los servicios
156
TUDELA CHOPITEA 1963: 265.
34
prestados, ( cosa bastante cierta en un gran porcentaje ), no saliendo la Monarquía demasiado
bien librada con tal planteamiento de acertada defensa jurídica.
Una vez derrocado el Conde Duque de Olivares, en 1643 le fueron restituidos a la familia
Sandoval y Rojas los bienes, señoríos y mayorazgos arrebatados.
Por último dos reseñas lapidarias que definen bien a Lerma:
Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, Grande de España, Favorito y Valido de Felipe III, un hombre amable y despreocupado cuyo máximo objetivo habría sido enriquecerse a sí mismo y a su familia. Fue más importante por lo que dejó de hacer que por lo
que realmente hizo.
157
El Duque de Lerma fue un hombre de su época, que quiso gobernar y gobernó desmesuradamente porque un Rey, imperdonablemente, renunció a mandar. 158
EL DUQUE DE UCEDA
Don Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas, I Duque de Uceda
( Denia 1581 , Alcalá de Henares 1624 )
Cuarto hijo ( y primero varón ) del Duque de Lerma. Casó con doña Mariana de Padilla y
Manrique, hija de Martín de Padilla, Adelantado Mayor de Castilla, con la que tuvo siete hijos. Accede a la Corte y Palacio de la mano de su padre. Nombrado Menino del Príncipe Felipe ( futuro Felipe IV ), Gentilhombre de Cámara, Sumiller de Corps y Caballerizo Mayor de
Felipe III.
El de Uceda construyó entre 1611 y 1618, con diseño del arquitecto Juan Gómez de Mora, un
hermoso palacio cerca del Alcázar, en la actual Calle Mayor equina a Calle Bailén de Madrid,
157
158
ELLIOT J.H. “Imperial Spain, 1963, 301-304. Mencionado por Tomás y Valiente en su obra.
TUDELA CHOPITEA 1963: 264.
35
al lado del Viaducto, donde está ubicada desde principios del siglo XX la Capitanía General
del Ejército de Tierra.
La relación paterno filial nunca fue buena, pero a raíz de tomar el padre el capelo cardenalicio, tuvo obligatoriamente que renunciar de todos sus cargos en favor de su hijo, aún a su pesar, pasando este a la primera fila cortesana.
La transferencia de valimiento, no tuvo una fecha fija. A pesar de las buenas intenciones del
Rey de ponerse a gobernar, su abulia le pudo y la transferencia se fue produciendo a lo largo
de semanas y meses, por tener que recurrir el Rey a la ayuda de Uceda y Aliaga para realizar
las funciones abandonadas por Lerma, dando de paso satisfacción a los anti Lermistas.
Felipe III al menos tuvo algo de lucimiento en reconocer los excesivos poderes otorgados a
Lerma, y por ello, recortó los que le dio a Uceda en Cédula dirigida a Consejo de Estado el 17
de Noviembre de 1618, haciendo más fluida la comunicación y toma de decisiones, sin tener
que pasar todo por manos del Valido, quedando el Consejo de Estado supeditado directamente
al Rey.
El valimiento de Uceda comenzaba distinto al de su padre, pues no funcionó autónomo sino
conjuntamente con Aliaga desde el primer día. Aliaga consigue además que el Rey le nombre
Inquisidor General.
Otro problema añadido de este periodo fue la dualidad y enfrentamientos continuos: el Rey
con Uceda y Aliaga por una parte y el Príncipe Heredero con sus Privados Zúñiga y Olivares,
por otra. El resultado de la gestión del dúo fue nefasta, haciéndose tan odioso que empezaron
a oírse demandas de cambios y reformas.
El Rey pide un informe al Consejo de Castilla, que se lo entrega el 1 de Febrero de 1619. En
él, con toda claridad y honestidad, le relatan los males de gobierno y la grave situación del
país. A partir de ahí, los Consejos recuperan si no todo, gran parte del protagonismo perdido
durante la etapa de Lerma, que fue capaz de neutralizarlos.
Este hecho, junto a los continuos acosos de los Privados del Príncipe Heredero, y los enfrentamientos con el ambicioso Aliaga, hacen que el nefasto Uceda pierda progresivamente interés y haga abandono de sus funciones.
El 31 de Marzo de 1621 muere el Rey, sube al trono Felipe IV, que pone de inmediato al frente a sus Privados convertidos en nuevos Validos, a Baltasar de Zúñiga ( que toma las riendas
de los asuntos externos ) y a su sobrino Gaspar de Guzmán , Conde de Olivares, que se hace
cargo de los asuntos internos del país.
36
Una vez más, como ocurrió a la caída de Lerma, comienza una dura represión y depuración en
los cargos ostentados por Los Sandovales , centrándose en Uceda y Aliaga y los que les habían apoyado, a los que se les acusa de todos los males del reino ( cuando en realidad, el verdadero responsable fue el abúlico Felipe III ).
Uceda fue desterrado de la Corte a sus posesiones, con orden de no salir de ellas, y posteriormente hecho preso, anuladas sus rentas y embargados todos sus bienes.
En un tira y afloja, es encausado por corrupción, condenado y después absuelto. En nuevo
Rey le ofrece el Virreinato de Cataluña ( ¿¿..?? ), cosa que rechaza.
Poco más tarde es encausado de nuevo, y obligado a sufrir confinamiento, primero en su villa
de Uceda, luego en Toledo, más tarde en Torrejón de Velasco y finalmente en la cárcel de
Alcalá de Henares donde muere el 31 de Mayo de 1624. Su valimiento duró tres años escasos
de 1618 a 1621.
Su compañero de valimiento, el dominico Fray Luis de Aliaga, fue destituido de todos sus
cargos, el primero el de Inquisidor General, y desterrado de la Corte por Cédula Real de 22 de
Abril de 1621, que decía, con fina ironía:
Para vuestra conveniencia y mi servicio, conviene que dentro de dos días estéis en la ciudad
de Huete en el Convento de Santo Domingo, adonde vuestro Prior os ordenará lo que habéis
de hacer
159
Las crónicas mundanas de la época le describen a Aliaga como avaro, glotón, lujurioso, grosero con los poderosos y despiadado con los pobres, aficionado a las corridas de toros y a la
astrología. Todo un personaje de la poderosa Iglesia de la época.
159
TOMAS Y VALIENTE 1963 : 99
37
REINADO DE FELIPE IV ( Valladolid 1605- Madrid 1655 )
VALIDOS : BALTASAR DE ZÚÑIGA Y CONDE DUQUE DE OLIVARES
BALTASAR DE ZÚÑIGA Y VELASCO
( Salamanca 1561- Madrid 1622 )
Comendador Mayor de León en la Orden de Santiago, Embajador en Bruselas, París y Praga,
Consejero de Estado del rey Felipe III, ayo del Príncipe, el futuro rey Felipe IV, y su Primer
Ministro y Presidente del Consejo de Italia, miembro de la Casa de Zúñiga.
Al ascender al trono en Marzo de 1621, Felipe IV destituye fulminantemente al Duque de
Uceda y a Fray Luis de Aliaga, nombrando a Baltasar de Zúñiga ( a la sazón tenía 60 años )
como Primer Ministro y hombre de confianza, ayudado por su sobrino el Conde de Olivares.
Zúñiga, un auténtico hombre de estado, anuncia su intención de restaurar todas las cosas en
el estado que estaban durante el reinado de Felipe II y abolir la gran cantidad de abusos introducidos por el reciente gobierno.
Es decir, intentar que el Rey trabaje y gobierne con sus Secretarios y la ayuda de los diferentes Consejos, siendo su función la de Ministro, no la de Valido propiamente dicha.
Desde el comienzo del reinado de Felipe IV, don Baltasar de Zúñiga se preocupa por los problemas de Portugal, tales como quejas sobre el mal gobierno de los Virreyes, olvido de sus
privilegios, y sobre todo, la maltrecha economía del reino. A la muerte de Juan Alonso Pimentel Enríquez, Conde Duque de Benavente, en noviembre de 1621, Baltasar lo reemplazó
en la presidencia del Consejo de Italia.
Realiza negociaciones diplomáticas de Enero 1621 a Abril 1622 para resolver el problema que
presentaba la Valtellina, región con puertos alpinos, en su preocupación de tener libres los
caminos imperiales de la Lombardía a Flandes y a Viena-Praga.
La Junta Grande de Reformación fue creada el 11 de agosto de 1622 con el fin de realizar la
reforma económica y financiera del reino, comenzando con la de la Casa Real ( las recomendaciones de la Junta fueron aceptadas y firmadas por el rey Felipe IV dos semanas después de
su inesperado fallecimiento ).
38
Sus coetáneos describen que el de Zúñiga trabajaba de día y noche en los asuntos de gobierno, sin atender a los intereses propios o de amigos y parientes. Era un hombre muy cauteloso, calculaba los riesgos antes de tomar una decisión y si la realizaba lo hacía con empeño y
sin temor a un fracaso.
Estuvo en su cargo un año escaso, considerado por los historiadores como periodo de transición. Fue mentor de su sobrino Gaspar de Guzmán y Pimentel, quién a la sombra de su tío
Baltasar había ganado la total confianza de los reyes Felipe III y Felipe IV. Ante su inesperada muerte, este es nombrado Presidente del Consejo de Estado, Primer Ministro y auténtico
Valido del rey Felipe IV, valimiento que ejercería ampliamente, pero con una visión de Estado y de proyectos de mejoras importantes.
Dominaba el arte de gobernar, y fue más que Valido, un verdadero Primer Ministro
GASPAR DE GUZMAN Y PIMENTEL RIBERA Y VELASCO DE TOVAR. CONDEDUQUE DE OLIVARES 160
( Roma 1587- Toro 1645 )
Noble y político, III Conde de Olivares, I Duque de Sanlúcar la Mayor, I Marqués de Heliche,
I Conde de Arzarcóllar y I Príncipe de Aracena, conocido como el Conde-Duque de Olivares.
Como tercer hermano que era, a los catorce años fue enviado a estudiar Derecho Canónico a
la Universidad de Salamanca, sin embargo, las muertes sucesivas de sus dos hermanos mayores le convirtieron en heredero del título, de forma que tuvo que abandonar sus estudios en
1604, para acompañar a su padre en la Corte de Felipe III, y aprender el oficio de futuro Conde.
En 1615 consiguió que el Duque de Lerma, le nombrara Gentilhombre de Cámara del príncipe Felipe ( futuro Felipe IV ). Desde ese cargo intervino en las luchas de poder entre el Duque
de Lerma y su hijo, el Duque de Uceda, apoyando abiertamente a este último. A la caída Lerma, en 1618, Olivares se encontró formando parte de la facción ganadora. Desde ese papel,
emprendió la creación de un foco de poder alternativo, apoyándose en su tío Baltasar de Zú160
Resumen de ELLIOTT, J.H. (1990) El Conde- Duque de Olivares.
39
ñiga que como hemos visto anteriormente, fue llamado a la Corte en 1617 por el Duque de
Uceda, a sugerencia de Olivares.
El de Zúñiga, inteligente y de gran influencia, supo hacerse con el favor del futuro Felipe IV,
de forma que cuando accedió al trono en 1621 le nombró Favorito en lugar del Duque de
Uceda, triunfando la facción de Olivares. El 10 de abril de ese año, el Rey concedió a Olivares el título de Grande de España.
Finalmente, a la muerte de Zúñiga en 1622, sus cargos en la Corte fueron Sumiller de Corps
y Caballerizo Mayor, con los que se garantizaba el acceso constante a la persona del Rey,
tanto dentro de palacio como cuando salía de caza, e incluso con la obligación de dormir en
sus aposentos, comenzando sus funciones como verdadero Valido.
Una vez instalado en el poder inició una actividad política trepidante. En el interior trató de
llevar a cabo un amplio programa de reformas, mientras que en el exterior tuvo que hacer
frente a una serie de compromisos bélicos ocasionados por la reanudación de la guerra con
Holanda, el apoyo a los Habsburgo austriacos y la enemistad de Francia, dirigida por el Cardenal Richelieu.
Entre las reformas internas, llevó a cabo una campaña contra la venalidad y corrupción, eliminando de la Corte a los miembros de las facciones de Lerma y Uceda y condenando los
abusos del reinado anterior con castigos ejemplares. Sin embargo, para afianzar su poder, situó en puestos clave a sus propios parientes, amigos y clientes, acumuló para su casa títulos,
rentas y propiedades, con lo cual las buenas intenciones de Baltasar de Zúñiga, quedaron en
eso, y la figura del Valido omnipotente al más puro estilo Lerma, se repite con Olivares.
Los Consejos, que como hemos visto anteriormente, habían vuelto a tomar protagonismo al
final del reinado de Felipe III y principio del de Felipe IV, son sustituidos de facto por una
serie de Juntas, que abarcaban diversos ramos de la administración pública ( Armada, Sal y
Minas, Obras y Bosques, Limpieza y Población ), o que cumplían otras funciones como la
Junta de Reformación, que velaba por la moralidad de la Corte, o la Junta de Ejecución, organismo ejecutivo para la rápida toma de decisiones.
También trató de implantar una serie de medidas económicas de corte mercantilista, como
incentivos a las manufacturas de lana y seda, fomento del comercio, medidas proteccionistas,
etc., que sin embargo no llegaron a cuajar ante la falta de vigor y constancia en su aplicación.
Sin embargo, los proyectos más ambiciosos se referían a la Hacienda y consistieron en la supresión del Impuesto de los Millones, la creación de unos Erarios Estatales ( iniciativa que
más tarde se llevaría a cabo con la fundación del Banco de San Carlos, precursor del Banco de
40
España ) para la financiación de las obras públicas y el fin de las acuñaciones masivas del
reinado anterior, a fin de contener la inflación. No obstante, todas las reformas se estrellaron
siempre con el hecho fundamental de la ruina de la economía de los reinos de la monarquía: la
pérdida de crédito internacional y la oposición del sector más reaccionario de la nobleza.
El Conde-Duque también se preocupó del problema fundamental de la monarquía, consistente
en la variedad y diversidad de prerrogativas reales en cada uno de los Reinos de la monarquía.
El programa político de Olivares quedó recogido en el que sería conocido posteriormente como Gran Memorial, que presentó al Rey en 1624 y cuyo contenido se basaba en dos conceptos principales: reputación y reforma.
En el mismo, se sugiere una solución totalmente opuesta a las que habían ensayado anteriores
soberanos y validos, introduciendo la uniformidad legal en los diversos reinos. Para ello, proponía un plan de reformas encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios
que dominaba, con vistas a un mejor aprovechamiento de los recursos al servicio de la política
exterior. En su opinión, la eficacia de la maquinaria bélica de la monarquía, sostén de su hegemonía en Europa, dependía de la capacidad para movilizar los recursos de sus reinos, lo
cual requería una administración más ejecutiva y centralizada.
Esto es lo que se llamó la Unión de Armas , proyecto de creación de un Ejército Español incrementando el compromiso de todos los reinos de España para compartir con la Corona de
Castilla las cargas humanas y financieras del esfuerzo bélico.
De esta forma, se preveía la creación de una reserva común de 140.000 hombres, aportados
proporcionalmente a su población por todos los reinos de la monarquía. Esta medida fue interpretada por los territorios de la Corona de Aragón (Reino de Aragón, Principado de Cataluña, Reino de Valencia y Reino de Mallorca) como un peldaño más en su sumisión a la monarquía.
En este aspecto, podemos decir que Olivares, aparte de Valido, tuvo una clara faceta de estadista adelantado a su tiempo, pero no pudo imponerse a la todavía poderosa aristocracia. Sus
proyectos de reforma interna, verían todos la luz años más tarde.
En el exterior, Olivares prudentemente se concentró en la defensa de los bienes heredados del
siglo anterior.
41
Países Bajos y Alemania :
Fueron los escenarios donde se llevó a cabo esta lucha por la supervivencia. La lucha ya había
comenzado en Alemania en 1618, con el desencadenamiento de la Guerra de los Treinta Años
(1618-1648). Los Habsburgo españoles no se involucraron directamente, sino que enviaron
dinero y hombres a sus parientes austriacos. Estas tropas colaboraron en el aplastamiento de la
Rebelión de Bohemia, al tiempo que se invadió el Bajo Palatinado.
La rebelión de los católicos de la Valtelina contra sus señores protestantes de la Liga Grisona,
permitió estacionar tropas españolas en el valle y proteger el camino español por el que circulaban los Tercios y su apoyo logístico entre Génova y los Países Bajos, operación refrendada
por el tratado de Monzón en 1626.
Holanda :
Se reanudaron las hostilidades con las Provincias Unidas al no prorrogarse la Tregua de los
Doce Años, considerada ruinosa por la Corte hispánica. En un principio se consiguieron algunas victorias, como Fleurus (1622) o la rendición de Breda (1625).
Las guerras provocaron un endeudamiento creciente por la falta de nuevos recursos financieros, hasta llegar a la bancarrota de 1627. Desde entonces, las derrotas militares se sucedieron,
abriendo el camino para la decadencia del poderío español en Europa.
La monarquía española había perdido las buenas relaciones con la Inglaterra de los Estuardo,
al fracasar las negociaciones para casar a la Infanta María Ana con el príncipe de Gales.
Flandes :
Se perdieron Bolduque (1629), Maastricht (1632) y Breda (1637), en tanto que la flota española era derrotada por la holandesa en la batalla de las Dunas (1639).
Italia :
La segunda guerra de sucesión de Mantua se había resuelto con la anexión por parte de Francia del Marquesado de Montferrato, mediante el tratado de Cherasco en 1631, al tiempo que
se perdía definitivamente la Valtelina, en 1639. En el Imperio, la resonante victoria española
de Nördlingen de 1634, en la que el Cardenal-Infante Fernando arrolló el ejército de Gustaf
42
Horn y Bernardo de Sajonia-Weimar, dio paso a la irrupción de Francia en la guerra, que entraba así en su fase decisiva.
En el interior del país:
Olivares protagonizó en el periodo 1627-1635 un último intento de imponer sus reformas por
la vía autoritaria. La política unificadora seguía siendo, a los ojos del Conde-Duque, la única
posibilidad de salvación para la monarquía, pues era preciso que los demás reinos contribuyesen a las cargas militares que Castilla sola ya no podía sostener. Sin embargo, las resistencias
fueron aún mayores y, unidas a las derrotas militares, minaron el prestigio del Valido y sus
proyectos.
Tras un primer sobresalto con el Motín de la Sal en Vizcaya (1630-1631), el descontento en el
interior de los reinos peninsulares estalló por fin en 1640. La ocupación francesa de Salses, en
el Rosellón, con lo que la guerra europea llegaba a Cataluña, fue el pretexto hallado por Olivares para imponer la Unión de Armas” su antiguo proyecto de un auténtico Ejército Español.
Sin embargo, el sistema de reclutamiento fue declarado contrario a las Constituciones catalanas por la Diputación Catalana, y los disturbios surgidos a raíz de la obligación de alojar las
tropas terminaron creando un clima de tensión que desembocó en el trágico Corpus de Sangre
( Junio de 1640 ) y la secesión catalana, que no sería controlada y totalmente sofocada hasta
1652, doce años más tarde.
Del mismo modo, meses más tarde, y por razones similares (esta vez las tropas eran para sofocar el levantamiento en Cataluña), se produjo la insurrección de Portugal en Diciembre de
1640, que conduciría a su independencia y el fin de la unión dinástica con el resto de reinos
hispánicos.
A las derrotas castellanas en Cataluña (Montjuich, Junio de 1641) y Lérida (Octubre de 1642)
se unió la Conspiración Independentista en Andalucía (en el verano de 1641), con lo que el
Conde-Duque perdió finalmente todo su crédito político, para satisfacción de sus muchos
enemigos.
Al igual que lo fue Lerma en su día, cayó en desgracia por la intrigas cortesanas y la influencia negativa de la extraña Consejera, Sor María de Ágreda, un personaje singular con la que
el Rey mantuvo durante años una extensa relación epistolar.
Olivares fue desterrado el 23 de enero de 1643. Primero se retiró a su señorío de Loeches, en
las inmediaciones de Madrid. Entonces sus detractores siguieron formulando acusaciones con43
tra él, hasta que consiguieron que en 1643, el Rey le desterrara más lejos, a la ciudad de Toro,
y fuera procesado por la Inquisición en 1644.
Allí murió en 1645 y su cuerpo fue trasladado y sepultado en un convento fundado por él en
Loeches junto con su esposa.
UNA AVENTURA MEMORABLE DE FELIPE IV Y SU AMIGO OLIVARES:
EL CONVENTO DE LA ENCARNACION Y SOR MARGARITA
161
Este documento, refleja el poder y modos de la Monarquía Absoluta junto al valimiento. La
voracidad y desenfreno sexual del joven Felipe IV ( reflejada en historiografía variada ),
siempre contó con la ayuda y complicidad del Conde-Duque, más en su calidad de amigo personal que de Valido.
A lo largo de su reinado, se contabilizaron más de treinta hijos bastardos de madres de toda
índole y clase social ( pues cual don Juan de Zorrilla, lo mismo subía a los palacios, que bajaba a las cabañas ) , correrías que Olivares se preocupaba personalmente de organizar.
Casi todos estos bastardos, acabaron ( como sus respectivas madres ) ingresando discretamente en Órdenes Religiosas con generosas dotes.
El Manuscrito nº 11052 guardado en la Biblioteca Nacional sobre la caída de Olivares, describe con todo detalle lo acaecido entre Felipe IV y una monja del Convento de la Encarnación Benita de Madrid, llamada Sor Margarita.
Olivares tenía un íntimo amigo, Gerónimo de Villanueva, que era Protonotario de Aragón y
también Ayuda de Cámara del Rey. El tal Gerónimo, era Patrono del Convento de Clausura
de la Encarnación, y un día de charla entre los tres, el Rey, Olivares y él, comento que en ese
Convento habitaba una monja de excepcional belleza llamada Sor Margarita.
La curiosidad del Rey dio pie a que quisiera conocerla, y así lo hizo un día desde el locutorio,
convenientemente disfrazado. Felipe se enamoró perdidamente de la monja, y las visitas (
facilitadas por Olivares con su poder ) se sucedieron casi a diario, generándose un galanteo,
con el cotilleo consecuente dentro y fuera del Convento.
161
DOMINGUEZ ORTIZ, 1992. Manuscrito nº 11052 de la BN.
44
Se solventó el problema, pues Villanueva vivía en la casa contigua. Desde su sótano, rompiendo muros, se hizo una comunicación con el Convento, para acceder discretamente a cualquier hora.
Felipe comentó a sus amigos de parranda, su ferviente y acalorado deseo de yacer con la monja.
Estos intermediaron y hablaron con ella, pero, entre resuelta y tímida, no dio su visto bueno
sin contar con el consentimiento de su Madre Abadesa, que trató de disuadirla del empeño.
Olivares entra en acción, y con su poder, chantaje o dádivas, consigue el visto bueno de ambas, Abadesa y monja.
El sacrílego acto se llevó a cabo con una parafernalia excesiva, cercana a lo herético. En la
celda de la monja, prepararon el lecho adornado con dos candelabros con forma de cruz dotados de velas. A Sor Margarita le vistieron con túnica azul y blanca de Purísima Concepción, y
mientras el Rey consumaba con la monja, sus dos amigos de parranda, Olivares y Villanueva,
uno a cada lado del lecho, con un incensario cada uno, proporcionaban un morbo perfumado
añadido.
El hecho se repitió con asiduidad, y supuestamente a través del confesor de Sor Margarita, el
asunto llegó a oídos del Inquisidor General, el Arzobispo Antonio de Sotomayor, que casualmente también era el Confesor del Rey.
Este tuvo repetidas audiencias secretas con el Rey, instándole a acabar de inmediato con tales
prácticas, cosa que este acabó haciendo de mala gana, informando de ello a su amigo Olivares.
El Santo Oficio libró causa contra Gerónimo de Villanueva, como supuesto incitador del hecho, que fue inmediatamente encarcelado. Olivares, deseoso de salvar a su amigo pero discretamente, sin mancharse las manos ni salpicando al Rey, fue a hacer una visita nocturna al Inquisidor General a su casa.
Sin sacar el tema a relucir, le puso encima de la mesa dos Decretos firmados ambos por el
Rey, dando lectura al primero.
En él, Su Majestad ponía a su disposición una renta vitalicia de 12.000 ducados al año, si hacia renuncia a su cargo de Inquisidor General y se retiraba a Córdoba, su ciudad natal. Este lo
rechazó airado y ofendido, entonces Olivares dio lectura al segundo Decreto que ordenaba su
destitución y destierro fulminante, debiendo salir en 24 horas de todos los Reinos.
45
El señor Arzobispo, prudentemente aceptó el primero, y al día siguiente Olivares informó al
Papa de la renuncia, creyendo que se daba por zanjado el asunto. Su sorpresa fue cuando el
Papa contestó ordenando que la Santa Inquisición remitiese a Roma toda la Causa original
para ser tramitada allí, cosa a la que el Santo Tribunal no tiene más remedio que obedecer y
envía de inmediato con don Alfonso Paredes, uno de sus Notarios.
Enterado Olivares, ordena a un pintor de la Corte que realice de inmediato varios retratos de
Paredes, que envía urgentemente al Embajador de España en Génova, al Virrey de Sicilia, al
Virrey de Nápoles y al Embajador en Roma con órdenes de que, tan pronto como el Notario
apareciera por aquellas tierras, con gran secreto, se le prendiera, encarcelara y la documentación le fuese requisada y enviada urgentemente a Madrid con un mensajero de plena confianza.
Mala suerte la de don Alfonso Paredes: embarcó en Alicante, y nada más pisar tierra en Génova, fue prendido y trasladado a Nápoles donde fue encarcelado en el Castell del Obo, imponiéndole pena de muerte si hablaba de palabra o escribía sobre lo sucedido.
Allí permaneció durante 15 años hasta su muerte ( eso sí, a un hijo que dejó en España, caritativamente el Rey le dio empleo decoroso con el que se mantuvo el resto de su vida ).
El Virrey de Nápoles, envió a Madrid a un Capitán de toda su confianza con el cofre sin abrir
que contenía la documentación del Proceso. Lo recibió Olivares, se lo entregó al Rey y en la
chimenea de su dormitorio, juntos, brindando con buen vino por el éxito de la operación, lo
quemaron con gran alivio para ambos.
El Rey nombró nuevo Inquisidor General al benedictino Diego de Arce y Reinoso. A todo
esto, Villanueva continuaba preso en Toledo a espera de juicio y la causa no llegaba a Roma.
Con paciencia y habilidad, el Rey y Olivares siguieron tramando la puesta en libertad de su
amigo de modo discreto.
El nuevo Inquisidor habló con el Papa, y ambos acordaron echar tierra sobre el asunto, a cambio de una suculenta donación a la Santa Sede. La Sala de la Inquisición de Toledo, llamó a
Villanueva, y procedió a reprenderle sin llegar a encausarle.
La misericordia del Santo Tribunal le condenó a dos mil ducados de multa para limosnas, un
año de ayuno de viernes, y alejamiento de por vida de cualquier Convento de Monjas del
Reino ( por si acaso ).
46
Posteriormente fue liberado, repuesto en sus cargos, con la orden del Rey de que jamás hablase de todo este asunto. Así acabó el escándalo que conocían al dedillo todos los mentideros de
la Corte.
Al menos Felipe IV fue justo con su compinche de parrandas Villanueva, y a la vez tremendamente injusto con el pobre Notario-mensajero Alfonso Paredes ( al fin y al cabo un simple
funcionario ), que sin comerlo ni beberlo, se vio encarcelado de por vida.
Esa historia verdadera, la hemos incluido, no solo por lo estrambótico del hecho y desarrollo
de acontecimientos, sino porque muestra con claridad el despotismo de ambos, Rey y Valido,
que disponían a su antojo de vida y hacienda de sus súbditos.
LUIS MENDEZ DE HARO Y GUZMAN,
MARQUES DE CARPIO Y III DUQUE DE OLIVARES
( Valladolid 1598- Madrid 1661 )
Hijo de Diego López de Haro, marqués de Carpio, y de Francisca de Guzmán
(
hermana del Conde-Duque de Olivares ). Se introdujo en la Corte de la mano de su tío el
Conde Duque, al cual sucedió como Valido de Felipe IV cuando Olivares perdió la confianza
del Rey y fue expulsado en 1643, siendo desde 1648 su Caballerizo Mayor.
Su ascenso no fue inmediato, pues una vez depuesto Olivares, e influido por Sor María de
Ágreda, confidente del Rey, este llegó a proclamar en el mismo Decreto en el que daba cuenta
de la retirada de Olivares:
Con esta ocasión, me ha parecido advertir al Consejo que la falta de tan buen Ministro no la
ha de suplir otro sino yo mismo, pues los aprietos en los que nos hallamos piden toda mi persona para su remedio
162
Todo quedó en una declaración de buenas intenciones. Débil de voluntad, poco a poco fue
cediendo competencias a Haro, cuya amplitud de poderes fue comparable a la que tuvieron en
su momento Lerma y Olivares, aunque públicamente dijo:
162
TOMAS Y VALIENTE 1963 : 18
47
Siempre he rehusado darle el carácter de Ministro por huir de los inconvenientes pasado. 163
Cree que con negarle el título de Primer Ministro, impide que Haro llegue a ser lo que en
realidad fue, su poderoso Valido.
Frente a la codicia de Lerma y la ambición política de Olivares, las características que definieron a Haro en sus funciones, fueron la prudencia y la mesura, sin hacer abuso u ostentación
de su mucho poder y guardando cara al público las apariencias de quien era el Soberano y
quien el Valido. Nunca llegó a tener tanta influencia y control como su tío Olivares, principalmente porque Felipe IV, ya mayor, dedicaba algo más tiempo a trabajar en su despacho
que a sus juergas nocturnas.
Luis de Haro fue el principal negociador español del Tratado de los Pirineos en la isla de los
Faisanes en 1659. No consiguió evitar un resultado negativo, ni una alianza anti francesa con
Oliver Cromwell.
Su mayor éxito personal fue la victoria contra la insurrección de parte de Cataluña y la recuperación de Barcelona en 1652.
La Guerra de Restauración portuguesa, por el contrario, fue un completo fracaso. Luis de Haro mandó personalmente las tropas españolas en la Batalla de las Líneas de Elvas en 1659,
que terminaron en una completa derrota.
A la muerte de Haro en 1661, Felipe IV se quedó desamparado. En su círculo más cercano, no
encontró persona de confianza y valía suficiente, y quizás pudo finalmente vencer su natural
abulia y apatía hacia el trabajo.
En los cuatro años posteriores, hasta su propia muerte, se puede decir que el Rey gobernó
algo, dedicándose a diario de los asuntos de Estado, haciéndose aconsejar por las Juntas y
varios Privados, pero nunca más dando poderes a uno solo.
163
Ibídem : 19
48
REGENCIA DE DOÑA MARIANA DE AUSTRIA ( VIUDA DE FELIPE IV)
REINADO DE CARLOS II ( Madrid 1661-1700 )
JUAN EVERARDO NITHARD
( Falkenstein, Alta Austria 1607 – Roma 1681)
Jesuita austriaco, miembro de una familia católica del Tirol, ingresó a los 21 años en la Compañía de Jesús, estudiando en el Colegio de Graz. El Emperador Fernando III de Habsburgo le
eligió como confesor de sus hijos Leopoldo y Mariana.
Como Confesor de la Archiduquesa Mariana de Austria, le acompañó cuando se desplazó a
España para casarse con Felipe IV (1649). A la muerte del Rey, la Reina viuda Mariana quedó
como regente del reino durante el periodo de minoría de edad de Carlos II, apoyándose en la
única persona de su confianza, su confesor.
Nithard fue nombrado Inquisidor General (1666), cargo que le permitió entrar en la Junta de
Regencia, convirtiéndose en el personaje más influyente de la Corte. A partir de esa fecha
actuó en la práctica como Valido y Primer Ministro.
En 1668, sus fracasos políticos en las negociaciones de la Paz de Aquisgrán y de la firma del
Tratado de Lisboa, con el reconocimiento de independencia del Reino de Portugal, le granjearon la enemistad del Infante Juan José de Austria, quien apoyándose en el descontento popular generalizado y por medio de un Pronunciamiento Militar, logró que fuera desterrado de
España en 1669.
Tras su destitución, Nithard salió bastante bien parado ( comparado con otros Validos ), al
menos fue más o menos honrado, no se enriqueció en demasía, limitandose a progresar en su
carrera eclesiástica.
Fue nombrado Embajador Extraordinario en Roma, Obispo de Agrigento, y más tarde Arzobispo titular de Edesa, obteniendo el capelo cardenalicio en 1672 del Papa Clemente X. Escribió, para intentar justificar sus actuaciones en la Corte de Madrid, unas Memorias, publicadas
en París en 1677.
Murió en 1681, y fue enterrado en la Iglesia de Jesús de Roma.
49
DON FERNANDO DE VALENZUELA Y ENCISO.
MARQUES DE VILLASIERRA
( Nápoles 1636 – México 1692)
Al contrario que el resto de los Validos anteriores de los Austrias, Valenzuela no era de origen noble sino modesto. Hijo de Don Gaspar de Valenzuela, Capitán español destinado en Nápoles que
gobernaba la plaza de Santa Ágata, y de Leonor de Enciso y Dávila.
Vino con su madre a España a la muerte de su padre (1640), y entró como Paje, al servicio
del Duque del Infantado.
Cuando este fue nombrado Virrey de Sicilia, volvió a Italia con él. Regresó de nuevo a Madrid
en 1659 y dos años más tarde contrajo matrimonio con Ambrosia de Ucedo, Ayuda de Cámara de la
Reina doña Mariana de Austria a partir de 1658. Como dote recibió una plaza de Caballero en la
Corte.
De buen parecer, buen amante y pícaro consumado, fue otro de los asiduos acompañantes del Rey
en sus correrías nocturnas por Madrid. Al morir Felipe IV, Valenzuela se acercó a la reina viuda,
Regente del Reino durante la minoría de edad de su hijo, el Rey Carlos II, lo que le permitió, con
sus favores, el ir ascendiendo en la escala social.
En 1671 recibió el hábito de la Orden de Santiago y el oficio de Introductor de Embajadores con un
salario importante. Pronto se iniciaron rumores y murmuraciones respecto a la asiduidad y a la familiaridad de las entrevistas entre la Reina y Valenzuela, nunca aclaradas del todo en nivel ( ¿
amante o simplemente buen amigo y confidente hasta llegar a Valido ? ) 164 . Doña Mariana cansada
de chismorreos cortesanos reaccionó nombrándole Primer Caballerizo, frente a otras candidaturas
más merecedoras y con la oposición del mismo Caballerizo Mayor.
RUIZ RODRIGUEZ 2002. Pág. 56. No existe prueba documental o testimonio verídico sobre si Valenzuela fue o no
amante de la Reina Regente. Su fama en la Corte, y los desproporcionados favores que la Reina le otorgó, hacen pensar
que esa relación probablemente existió, pero con una discreción máxima. Los documentos de la época, solo constatan
chismorreos cortesanos y continuas alusiones al caso.
164
50
Valenzuela, como sus antecesores, urdió una red clientelar en torno suyo de la que participaron cortesanos y nobles, mientras administraba estratégicamente el reparto de cargos para atraerse voluntades.
Acumuló ascensos rápidamente como única estrategia para consolidar una posición política personal lo más segura posible, a la vez que iba amasando fortuna. Tras su ascenso a Caballerizo Mayor,
en 1674 el conde de Peñaranda (que era presidente del Consejo de Italia y un experto en mantenerse
en los círculos del poder), otorgó al nuevo Valido una plaza de Conservador en ese organismo.
Finalmente en 1675, Valenzuela compró un señorío en tierras de Ávila, la villa de San Bartolomé de
Pinares o de Villasierra. Por decreto de 3 de Noviembre de 1675, se le concedió el título de Marqués de Villasierra, lo que le encumbraba a la aristocracia afianzando aún más su poder.
Creo a su alrededor un núcleo duro de nobles, que contrarrestara al creado alrededor del Infante
bastardo Don Juan José de Austria ( que recordemos, fue capaz de desbancar al anterior Valido, el
jesuita Nithard ) y sus ambiciones de poder.
La Reina regente había planeado alejar al Infante Juan José de su hijo en el instante en el que se
produjera la proclamación de su mayoría de edad ( fijada para el 6 de Noviembre de 1675 al cumplir 14 años ).
En una entrevista entre Carlos II y su hermano bastardo, este casi le convence de llegar a un entendimiento para ayudarle en la gobernanza. Enterada la Reina, se le quiso quitar de encima con orden
de marchar a Italia con su nombramiento de Virrey para aplacar el levantamiento de Mesina iniciado el año anterior, pero Don Juan retraso su salida pues esperaba que de un momento a otro llegara
una señal que le indicara que había llegado el momento de su asalto al poder ( como sucedió más
tarde ).
Tras este grave incidente, los Consejos de Estado y de Castilla enviaron a la Reina su parecer. Opinaban que a partir de entonces el Rey debía firmar los decretos aunque la Junta de Gobierno siguiera funcionando bajo la presidencia de Reina, al menos durante dos años más, hasta que el Rey cumpliera 16 años. Además, tanto Valenzuela como Don Juan, tendrían que alejarse de la Corte. Don
Juan debía partir a Italia pero Valenzuela tendría que salir también. Ninguno de los dos obedeció.
El Infante don Juan abandonó Madrid pero a través de una carta difundida por toda la Península
hizo público su rechazo a trasladarse a cualquier destino o puesto de responsabilidad mientras su
hermano el Rey se encontrase secuestrado en su voluntad, según él.
51
A su vez, Valenzuela, destinado al principio como Embajador en Venecia, finalmente logró permanecer en la Península con el nombramiento de Capitán General de Granada, además del de Alcalde
de la Rambla. En el Palacio de la Alhambra esperó a que la situación política se tranquilizase. Al
poco tiempo regresó a la Corte y a sus funciones.
Su caída comenzó por un error estratégico de la Reina. Después de haber nombrado a su Valido
Intendente General de Hacienda, Caballerizo Mayor y Primer Ministro, decidió añadir además a su
reciente Marquesado la categoría de Grande de España de primera clase como recompensa a que
tras una jornada de caza en San L. El Escorial Valenzuela resultó herido levemente por un disparo
fallido del joven Carlos II.
Fue un fallo. Este nombramiento fue la gota que colmó el vaso en su meteórico ascenso. Los demás
Grandes de España no podían tolerar a un Valenzuela a su mismo nivel y decidieron expresar su
malestar abiertamente. El 15 de Diciembre comenzó a circular un Manifiesto público firmado por
veinticuatro Grandes y otros títulos que exigían la separación permanente del ya Rey Carlos II de su
manipuladora madre, el encarcelamiento de Valenzuela y la designación inmediata de don Juan José
de Austria como máximo colaborador en el gobierno del joven Rey Carlos. 165
Con ese apoyo de los Grandes de España y harto de las intrigas palaciegas de Valenzuela y de la
Reina, Juan José de Austria se rebela en Zaragoza y con las tropas de que disponía (las que habían
luchado contra los franceses en la frontera de Cataluña), se dirige a Madrid, entra en la capital el 23
de Enero de 1677, dando un auténtico Golpe de Estado.
La Reina, le cedió a la fuerza el gobierno mientras Valenzuela huyo de Madrid y se refugió atemorizado en el Real Monasterio de San L. El Escorial, creyendo que allí disfrutaría de la protección de
suelo sagrado.
Se equivocó porque don Juan José le mandó sacar a la fuerza por sus fieles soldados, en contra de
las normas del Derecho de Asilo y la voluntad del Prior del Monasterio, a quien el propio Carlos II
le había enviado días antes, un Decreto recomendándole la protección y cómodo aposento de Valenzuela
166
. Fue y llevado preso a Consuegra en Toledo. Nunca la caída de un valido fue tan vio-
lenta como esta.
RUIZ RODRIGUEZ 2002, 158. En realidad con ese Manifiesto, los Grandes de España pretendían defender su estatus
y alcurnia como estamento, rechazando a un verdadero intruso plebeyo como Valenzuela pidiendo su cabeza, más que
un apoyo explícito a las aspiraciones del Infante Juan José, que aprovecho hábilmente el incidente en su favor,
consiguiendo finalmente sus ansiados objetivos.
166
TOMAS Y VALIENTE 1963 : 31
165
52
Inmediatamente se inició el juicio sumario para determinar sus delitos y castigarlos con una dura
sentencia; se le encontró culpable de prevaricación y venta de cargos públicos, además de acusársele de haber robado unos cien millones de reales.
Se realizó el inventario total de sus bienes, y aunque las acusaciones especulaban con enormes desfalcos, se le descubrieron tan sólo unos diez millones ( una suma importante cuando se lee en detalle
el inventario realizado)
167
. No valieron demasiado las alegaciones de inocencia ante la cólera popu-
lar, avivada hábilmente por don Juan José, que desde el inicio del juicio demandaba la confiscación
de sus bienes y la pena de muerte.
Valenzuela se salvó del cadalso ( como Lerma ) por la intercesión de la Iglesia, que invocó en su
favor la vulneración del Derecho de Asilo que había sido quebrantado al ser detenido en el Monasterio de San L. El Escorial, lo que tan sólo dejó a los jueces como única opción, el destierro. Le enviaron a Filipinas durante diez años.
La esposa de Valenzuela fue también víctima de la ira popular, que la trató cruelmente hasta que fue
desterrada a Toledo, donde murió loca, no solo por las circunstancias sino por la muerte natural de
dos de sus hijas.
Transcurridos los diez años de condena, Valenzuela quiso volver a España, pero fue a parar finalmente a Nueva España ( México ), donde vivió modestamente cuidando caballos hasta que murió en
1692 de resultas de una coz que le propinó uno de los animales (otras versiones dicen que fue una
caída cabalgando )
Mientras tanto el Rey Carlos II no asumió el poder, pues don Juan José de Austria ejerció el gobierno de facto tres años más hasta su repentina muerte, el 17 de Septiembre de 1679.
El gobierno de Juan José de Austria es el primer caso de la imposición de un gobernante contra la
voluntad de un Rey, por ello se ha calificado al Infante como antecesor de los Dictadores modernos
167
168
168
MARQUES DE LA FUENSANTA DEL VALLE y SANCHO RAYON 1877: 138-292
TOMAS Y VALIENTE 1963 : 32
53
5. EL FIN DE LOS VALIMIENTOS
Con la caída de Valenzuela termina la serie de Validos del siglo XVII. Como hemos comentado, compartiendo el criterio de Tomás y Valiente, el periodo de gobernanza del Infante Juan
José no debe considerarse de valimiento sino de dictadura del poder usurpado por la fuerza.
Durante el periodo de los últimos veinte años del reinado de Carlos II, desde la muerte del
ambicioso Infante, el 17 de Septiembre de 1679, hasta la del propio Rey el 1 de Noviembre de
1700, este contó con tres personajes no como Validos propiamente dichos, sino ya más encajados dentro de la figura de Primer Ministro, no por la voluntad directa del Rey de no otorgar
poderes a alguien a quien no considera su amigo, sino por la continuas intrigas palaciegas, en
las que tomaron parte la Reina Madre doña Mariana de Austria, la reina María Luisa de Orleans, y la segunda esposa de Carlos II, Mariana de Neoburgo.
Estos personajes fueron meros funcionarios del más alto rango, que cuando fracasaban dimitían de sus cargos, sin el nivel de poder y decisión de los Validos anteriores
( pues no goza-
ron de la amistad y la confianza del Rey ), que fueron nombrados y ejercieron como Primeros Ministros . Fueron :
Juan Francisco de la Cerda Enríquez de Ribera
DUQUE DE MEDINACELI (1637 – 1691 ).
Como de costumbre, Sumiller de Corps y Caballerizo Mayor. Inició una política económica
reformista, desarrollada a través de la Junta de Comercio y Moneda. La devaluación de la
moneda que puso en marcha llevó al colapso de precios y al acaparamiento de granos lo que
provocó indirectamente diversas bancarrotas.
Debido al fracaso de su política económica, que provocó el estallido de revueltas en distintos
puntos de la Península, junto a las derrotas militares frente a la Francia de Luis XIV (Paz de
Basilea de 1684), el Duque dimitió de su cargo y se retiró prudentemente a su residencia alcarreña, alejado de la Corte, donde moriría en 1691.
54
Manuel Joaquín Álvarez de Toledo Portugal y Pimentel
DUQUE DE OROPESA (1664 – 1707)
Alcanzó la presidencia del Consejo de Castilla en 1684. Obtuvo la máxima confianza de la
reina María Luisa de Orleans (1662-1689) en 1685 con el cargo de Primer Ministro o Favorito del rey Carlos II.
Se propuso sanear la desastrosa situación de la Hacienda legada por Medinaceli con medidas
que en términos actuales se denominaría un Plan de Estabilización (devaluación de la moneda
acompasada con un plan de recorte de gastos).
Los enfrentamientos nobiliarios no acabaron, enfrentándosele los partidarios del Cardenal
Portocarrero y del duque de Arcos, que se acercaron al poder con el segundo matrimonio del
rey con Mariana de Neoburgo en 1689.
El Conde de Oropesa, también dimitió de sus cargos en 1691 como su antecesor y se le ordenó permanecer alejado de la Corte en su señorío de la Puebla de Montalbán.
Luis Manuel Fernández de Portocarrero-Bocanegra y Moscoso-Osorio CARDENAL PORTOCARRERO ( 1635 – 1709)
Segundo hijo del Marqués de Almenara. Como segundón, hizo carrera eclesiástica llegando a
ser nombrado Cardenal en 1669. Su influencia en la Corte fue considerada como una amenaza
por la Reina Madre Mariana de Austria y por el infante Juan José de Austria. En 1677 ambos
dispusieron su alejamiento designándole Virrey de Sicilia. En 1678 se le destinó a la Embajada española en Roma.
Ejerciendo de Primer Ministro, tras la dimisión de Oropesa, se enfrentó en los últimos años
del reinado de Carlos II al problema sucesorio, posicionándose a favor del testamento que
legaba a José Fernando de Baviera la corona española, pero la muerte de éste cuando todavía
era un niño le hizo cambiar de opinión y decantarse por el bando borbónico, proponiendo como Rey a Felipe, Duque de Anjou, nieto de Luis XIV.
Al morir Carlos II el 1 de Noviembre de 1700, se desata un conflicto bélico en todo el continente entre Felipe de Borbón y el candidato austríaco, el Archiduque Carlos de Habsburgo
que defendía sus derechos a la corona alegando su parentesco con la familia real española.
Esta guerra, conocida como la Guerra de Sucesión Española, finalizó con el Tratado de Utre55
cht reconociendo a Felipe como legítimo rey de España, a cambio de importantes concesiones
territoriales a los vencedores.
En ese momento, y antes de producirse la coronación de Felipe V, éste decidió enviar al Cardenal a Toledo para quitárselo de en medio y mantenerle alejado de las intrigas cortesana,
cortando de raíz sus aspiraciones a ser Primer Ministro del primer Borbón.
Portocarrero, al verse menospreciado tras la ayuda inestimable que había prestado al nuevo
monarca, se rebeló contra él y comenzó a apoyar a las tropas del bando de los austracistas (
seguidores del Archiduque Carlos ), con lo que Felipe V, ya en el trono, lo envía definitivamente desterrado a Toledo, donde moriría en 1709.
Como vemos, de estos tres Primeros Ministros del periodo del último Austria, dos acaban
dimitiendo, y el tercero desterrado.
Con el cambio a la Dinastía de los Borbones, en los inicios del siglo XVIII desaparece el uso
del término Valido, y del cargo como tal, aunque hubo personajes de gran ascendencia sobre
los reyes, comenzando con Anne Marie de la Tremoïlle, Princesa de los Ursinos, en tiempos
de Felipe V, y terminando en el reinado de Carlos IV con Manuel Godoy, personaje que es sin
duda la figura más aproximada al concepto de los Validos del XVII.
España se encuentra con la madurez de la administración de la monarquía haciendo que incluso en periodos de incapacidad de los reyes ( la mayor parte de los reinados de Felipe V y Fernando VI ) el país siguiese funcionando con las Secretarías del Despacho y el Consejo de
Castilla, único que quedó con funciones importantes en el sistema político.
A partir del XVIII, la figura más importante de la Administración del Reino fue el Secretario
de Estado.
Los Borbones tuvieron a su servicio personajes de la talla del francés Orry (impuesto a su
nieto por Luis XIV), Patiño, Campillo, el Marqués de la Ensenada, el Marqués de Esquilache,
el Marqués de Grimaldi, el Conde de Aranda, Pedro Rodríguez de Campomanes, el Conde de
Floridablanca y Gaspar Melchor de Jovellanos. Todos ellos, grandes hombres de Estado, tuvieron cargos formales por sí mismos dentro del conjunto de una Administración que funcionaba institucionalmente.
Con el reinado de Carlos II El Hechizado, acabó la dinastía de los Austrias, el fin del llamado
Antiguo Régimen, llegó la nueva era de los Borbones con otra visión moderna de Estado, y
acabó la institución denominada Valimiento y el siglo.
56
6. CONCLUSIONES.
En este ensayo, hemos intentado clarificar la figura del Valido en el s. XVII, frente a la variedad y confusión aplicada totus revolutum, en la historiografía, para definir las figuras históricas de personajes que ejercieron como Favorito, Privado, Valido, Ministro, Ministro Privado,
y Primer Ministro, palabras que los propios reyes y cronistas aplicaban en uno u otro sentido.
Desde el punto de vista de los autores, solamente la palabra Ministro, es parcialmente compatible ( los propios reyes la aplican en el s. XVII ) con la de Valido. Los Privados, eran amigos
cercanos y consejeros de los Reyes, pero lo que caracteriza y hace diferente a la institución
del valimiento es la cuasi absoluta delegación de poder del Rey en su Valido, haciendo los
monarcas una verdadera dejación de sus obligaciones.
La teoría de la implantación del Valido, como barrera de contención de la nobleza en su trato
directo con el rey, de algún modo se complementa con el carácter abúlico y desinteresado por
las complejas tareas de gobierno de los reyes de la Casa de Austria, mas preocupados en procrear y dar rienda suelta a sus aficiones ( fiestas, banquetes, caza, sexo etc. ) que en estar recluidos en su despacho de Palacio resolviendo los complejos problemas de Estado.
Como cuentan las crónicas y la historiografía, hemos visto que la figura del Valido desaparece
con la llegada al poder de la dinastía de los Borbones, que instituyen la figura del Primer Ministro, ( aunque formalmente no se consolidará hasta el s. XIX ) con funciones similares a las
que conocemos hoy en día, no con el poder omnímodo que disfrutaron los Validos, auténticos
Reyes de facto a lo largo del siglo XVII.
Por tanto, se puede diferenciar distintos cargos en tres etapas distintas, con sus peculiares
transiciones de una a otra : Favoritos y Privados durante los siglos XV y XVI, Validos, como
institución peculiar del s. XVII, formalmente llamado en ocasiones Ministro-favorito, Ministro en el S. XVIII y Primer Ministro en el XIX, aunque como hemos visto, hubo excepciones
puntuales y particulares en todas ellas, siempre fruto de personalidades peculiares tanto de
reyes como de sus amigos y colaboradores de plena confianza.
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"La figura histórica del Valido en la Monarquía Hispánica durante el siglo XVII. Sus orígenes
y evolución" por Enrique Romero Pamo y Julio Martínez se distribuye bajo una Licencia
Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
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