Carlo Gesualdo (1560-1613), compositor renacentista: EL PRÍNCIPE ASESINO En pleno Renacimiento, en Italia, al tiempo que componía una de las obras más radicales e influyentes dentro de la historia de la música occidental, un compositor de enorme prestigio, poder y riqueza, perdió la cabeza y mató a su mujer y su amante y, tiempo después, a su hija. ésta es su historia, increíble pero CIERTA, TAN ASOMBROSA QUE inspirÓ A Werner Herzog A realizAR en 1995 un notable documental que reconstruye, en el lugar de los hechos, la vida de quien ha sido llamado “el príncipe asesino”. por juan pablo abalo L a toma muestra, arriba, un gran cielo gris cubierto de nubes y abajo, un tupido bosque. Es el lugar donde un día de 1588 un hombre, en un arranque de locura, taló uno por uno los árboles luego de asesinar a su mujer y al amante de ésta. La cámara da un último giro y apunta hacia un gran y misterioso castillo justo en la punta de un cerro, logrando una vista panorámica hacia todo el valle, mientras de fondo suena uno de los más serenos madrigales del semidesconocido compositor italiano Carlo Gesualdo, que es justamente el asesino de esta historia. Así es como comienza “Gesualdo, muerte para cinco voces”, el documental que el alemán Werner Herzog dedica a la oscura y retorcida historia de este príncipe y compositor de motetes y madrigales, cuya música ha sido revalorada con pasión, y a su manera, por Richard Wagner e Igor Stravinsky, entre otros. LOS MADRIGALES No existe demasiada claridad de dónde y cuándo exactamente nació Gesualdo; algunos aseguran que lo hizo en 36 TheClinic “Convencido de que su hija menor era fruto de la relación de su mujer y el duque, Gesualdo ordena a sus criados que muevan la cuna de la niña hasta que muera, mientras un coro cantaba madrigales de su propia autoría”. Venosa, mientras otros dicen que en Nápoles, presumiblemente hacia 1560 o 1561. De lo que sí hay certeza es de que nació en el seno de una familia aristócrata a la que le pertenecía el principado del cual el propio Carlo Gesualdo sería dueño y señor. Sus estudios musicales los comenzó a muy temprana edad, pues su padre poseía una academia de música por la que circulaban importantes compositores e intérpretes de la época. Ahí, Gesualdo cultivó la práctica del laúd y la composición, actividad a la que se dedicó con toda su pasión hasta dos años antes de su muerte, acontecida en 1613. Dos años antes de morir, publicó su último libro de madrigales. ¿Y qué son los madrigales? Son obras escritas para tres a seis voces con textos seculares. En ellas, como nadie, Gesualdo desplegó una libertad creadora sin comparación en ese entonces, pues al ser de familia rica, nunca necesitó de mecenas ni nada similar, lo cual le permitió tener el privilegio de hacer música para sí mismo, alcanzando insospechados niveles de experimentación para su época. Tanto así que su música es considerada precursora directa de lo que a comienzos del siglo XX fue el expresionismo alemán y otras corrientes de vanguardia. FLORES A MARÍA A la edad de 19 años muere su hermano mayor, a quien le correspondía la corona, y es por esto que a tan temprana edad el propio Gesualdo se hace príncipe de Venosa. Tuvo entonces que distribuir su tiempo entre labores propias de su condición de príncipe y su pasión más intensa, la composición. Hasta que en 1586 Gesualdo se casa con su prima, doña María de Ávalos, quien ya había enviudado dos veces, la primera de un matrimonio que concretó a la edad de 15 años y en el que se dice que su marido habría muerto en pleno acto sexual, lo mismo que el segundo. Considerada a tal punto una de las mujeres más hermosas de su tiempo, doña María de Ávalos goza del mito de haber sido la modelo para la Gioconda de Leonardo da Vinci. Como sea, lo cierto es que del matrimonio entre Carlo Gesualdo y doña María de Ávalos nacen dos hijos, lindos y sanos. Todo pintaba para cuento feliz y el príncipe seguía componiendo. Pero al poco tiempo, Giulio, un cardenal tío de Gesualdo, descubrió que María de Áva- sabía usted que: …A los vaqueros gay los investiga la policía montada. los mantenía una relación adúltera con don Fabrizzio Carafá, duque de Andria, hombre muy cercano al virrey y de gran virtuosismo. Y como el tío se contaba entre los muchos que deseaban a doña María con extrema lujuria, en un arrebato de celos y “preocupación por el sobrino”, decide acusarla con éste. Dicen que la mujer se sintió abandonada pues Gesualdo gastaba casi todo su tiempo en componer su música y cazar junto a sus criados. Si era verdad o mentira poco importó y en lo absoluto fue un atenuante para que Gesualdo recibiera la noticia como la peor de las estocadas. Y así fue que el orgullo de un hombre de gran poder, inteligencia y riqueza, lo llevó a planear uno de los asesinatos más truculentos de la historia del arte. EL PALACIO ENSANGRENTADO La cuestión ocurrió así: Carlo Gesualdo era aficionado a la caza, pero no le gustó verse a sí mismo convertido en venado e ideó el siguiente plan. En el palacio que poseía en Nápoles, algo así como su residencia de descanso, le dijo a su mujer que iría de cacería y que llegaría muy tarde. Pero regresó al poco rato jun- to con tres de sus criados y sorprendió, como suponía, a su mujer junto a Carafá en la cama. En el acto, y sin espacio a explicaciones, ordenó a los tres criados que mataran a escopetazos al duque. Luego, el propio Gesualdo entró en la habitación y le clavó 29 estocadas en el pecho a su mujer, destrozando por completo su cuerpo. Tras esto, el príncipe y los cria- sin ayuda, todo el milenario bosque que rodeaba el castillo. Con el pasar de los días las cosas se calmaron un poco y todo quedó en nada, pues no hubo juicio por considerar el asesinato justificado (de acuerdo a las estrictas normas de la época). No obstante, al poco tiempo, atormentado por los fantasmas y resentimientos, Gesualdo vuelve al ataque. “Por ser de familia rica, Gesualdo nunca necesitó de mecenas ni nada similar, lo cual le permitió tener el privilegio de hacer música para sí mismo, alcanzando insospechados niveles de experimentación para su época”. dos se retiraron, dejando ambos cuerpos tirados, uno en la cama y el otro en el suelo. Luego, según cuentan los expertos entrevistados por Herzog en su documental, un fraile que pasó por ahí violó el cadáver muerto de la mujer. Por su parte, Gesualdo huyó a su castillo y, en un arranque de locura, taló, Convencido de que su hija menor era fruto de la relación de su mujer y el duque, ordena a sus criados que muevan la cuna de la niña hasta que muera. Tres días y tres noches sus seguros servidores mecieron la cuna mientras un coro cantaba madrigales de su propia autoría. Sorpresivamente, comenzó un perío- do de enorme productividad musical para Gesualdo, razón por la cual decide marcharse a Ferrara, epicentro de la vida musical italiana. Es ahí donde vuelve a contraer matrimonio -como si nada hubiera pasado- con la princesa Leonora, de la aristocrática familia d`Este. Pero como el que nace chicharra muere cantando, al poco tiempo Gesualdo comenzó a maltratar a la princesa, transformando su vida en un infierno insufrible. Gesualdo decide regresar a su castillo, pero su nueva esposa se niega rotundamente y se queda en Ferrara, siendo acogida por un medio hermano y librándose del compositor para siempre. Por su parte, Gesualdo quedó solo y atormentado en su castillo. Y fue tal su tormento que para expiar las culpas ordenaba a sus criados a que le dieran azotes por las noches. Tantas veces repitió esta rutina que las heridas que le fueron quedando jamás cicatrizaron; todo lo contrario, se infectaron y le provocaron la muerte en 1613. Ese día, con su muerte, nació su mito, del cual quedan anécdotas, libros, el documental de Herzog, la admiración de grandes músicos y el palacio, que hoy en día es paradero obligado de quienes visitan el sur de Italia. LA MÚSICA DE GESUALDO La música de Gesualdo es radical, sobre todo pensando en el tiempo en el que está hecha, de una originalidad envidiable, con un puñado de obras muy bien escritas y construidas. En ellas, Gesualdo hace gala de un perfecto equilibrio entre elementos simples y otros complejos que superpuestos dan como resultado líneas vocales por completo novedosas. Autor de cinco libros de madrigales, ademas de música sacra en la que destacan sus motetes a María, Carlo Gesualdo no ha gozado de un reconocimiento musical como se debe. Algunos críticos lo han calificado de músico torpe y aficionado, de hacer una música carente de sentido armónico, llegando a tildarla de “desagradable al oído”. Es posible que sea más conocido por su truculenta biografía que por el legado de sus trabajos. Sin embargo, importantes compositores lo han rescatado, como Igor Stravinsky, quien realizó dos peregrinaciones al castillo de Gesualdo y en el aniversario de su fallecimiento orquestó el madrigal dos del libro VI, “Belta, poi che t”assenti”. “Gesualdo, Death for five voices” Werner Herzog, 1995 60 minutos “Los músicos debemos salvar a Gesualdo de los musicólogos, pero los segundos lo han hecho mejor hasta ahora. Todavía hoy es poco respetable para las academias, todavía demasiado excéntrico y cromático, todavía difícil de cantar”. Igor Stravinsky. sabía usted que: …Para muchos chilenos Pinochet fue un valiente criminal y no un cobarde asesino. TheClinic 37