naufrago - Delegación Enseñanza Religiosa Diocesis de Cartagena

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LA LEYENDA DEL NÁUFRAGO
(Llega un náufrago a un barco, agotado de
nadar. Sube al barco. El barco está lleno
de cajas o bolsas y de basura, parece ir sin
rumbo, a la deriva).
Náufrago: (Busca) ¡Eh! ¡eh!, ¿hay alguien?
Por favor, ¿hay alguien?
Aquí no hay nadie, este barco no se
mueve, va a la deriva, sin gente, sin
capitán (mira a lo lejos) y yo, no sé dónde estoy...
Este timón no se mueve nada, está fijo, es absurdo.
¿ y estas cajas?
(Lee en voz alta la etiqueta que indica el contenido de cada caja).
Postmodernismo, hedonismo, relativismo, paidocentrismo, estupidez (falta de
inteligencia), tecnología...
(Se acerca a la caja que contiene tecnología. Sale un atractivo personaje que le indica
que se acerque, parece inofensivo, pero cuando lo tiene a su lado le da un mordisco y no
lo suelta. El náufrago lucha por desasirse hasta que lo consigue).
¡Au! ¡oye tú!
(No le contesta).
(Al público).
Miren, yo necesito que alguien me ayude, estoy solo miles de años ¿saben? y ya no
puedo más... yo esperaba que en este siglo me encontraría algo sorprendente...
(Vuelve a abrir más cajas. Abre una que indica modernismo, ésta contiene otra que dice
postmodernismo, la cual contiene a su vez otra que dice mediocridad.
Uno salta desde su interior y se echa confeti a sí mismo. Se queda con la sonrisa
congelada y va con las manos atadas).
Náufrago: ¡Ah! ¡hola! por fin encuentro a alguien (le da la mano).
(El otro no le hace caso, ni le mira).
Mire yo me llamo Patrick y he subido a este barco esperando encontrar a alguien como
usted (el otro permanece congelado).
¡Eeh! ¡oiga! ¡oiga! (le pasa la mano por los ojos pero el otro no le ve).
(Abre otra caja, relativismo. Sale un payaso como si le hubiesen dado cuerda que se
pasea arriba y abajo).
Náufrago: (Persiguiendo al payaso).
Éste no se me escapa, ¡oye! ¿tú de dónde has salido? Pero ¿es que no me escuchas? El
idiota de antes no ve y éste está sordo y aquél muerde, no entiendo nada.
¡Oye! pero ¿tú eres de mi especie? , persona, especie humana, humanoide...
A ver si los humanos han perdido el habla
o quién sabe si han vuelto al estado de
simio... esto es increíble... yo jugaba al
parchís de pequeño, me iba con mi padre a
pescar, pero no vivía en una caja.
(Va y abre la caja de paidocentrismo. En su
interior se encuentra un niño que gira y gira
sin parar sobre su eje).
¡Atiza! Éste no hace más que dar vueltas
sobre sí mismo como si no existiese el
mundo, como si estuviese solo,
¡vaya claustrofobia!
(Va y abre hedonismo. Sale uno y come
bollería industrial sin parar).
(Sale otro que es como un polichinela).
(Otra es como una modelo, da pases todo
el rato lleva colgado un cartel en el que
puede leerse: “cultura icónica”).
¡Hola! ¡hola! ¿qué tal? Por fin personas. Me llamo Patrick, bueno «Pat» para los amigos
(les da la mano), así me llamaba mi familia ¿tienen ustedes familia? Yo les echo mucho
de menos.
¿Qué es el hombre sin familia? Yo la dejé para saber de mundo. Es que yo ando
buscando sentido, el sentido de mi vida, y va y me dijeron: -pues ¡tírate al mar y a
disfrutar! que no hay ni bien ni mal... eso de disfrutar... Bueno, lo he pasado mal
¿saben?... el caso es que he visto a lo lejos este barco y he pensado que me pasaría a la
otra orilla (no le escuchan).
Sí, han debido perder la palabra, y comen como los monos, debe ser eso.
Pero... ¡por favor! ¿qué pasa aquí? ¿es que nadie me va escuchar?
(Busca en otras bolsas simulando que ve fotografías de libros quemados, maestros
muertos, millones de abortos...).
(Abre una caja cuya etiqueta dice cientifismo, dentro contiene un cubo perfecto de cristal
transparente. Lo saca y lo observa).
¡Oh! ¡qué perfección, qué nitidez! Pero... parece que dentro algo se mueve... Sí, ¡un
minúsculo hombrecillo pide socorro! (retrocede asustado).
(Salen cuatro escuchando música o jugando con el móvil)
(Al público).
Esto debe ser un castigo de Dios... ¡Ay qué agobio que tengo! Estoy poniéndome
nervioso, tengo ansiedad (se pasea de arriba a abajo).
Me ahogo... ¿y si me vuelvo loco? Tengo miedo (grita).
Alguien: Chissst... chissst... (le llama desde atrás alguien acompañado por otros dos
personajes).
Náufrago: (Al público) Me ha parecido oír que me llamaba alguien (se vuelve).
¡Ah! (asustado) Buenas noches (titubeando).
Alguien: Ven, ven.
Náufrago: Si eres tú y entiendes mi lenguaje, llámame otra vez.
Alguien: Ven, no temas, somos supervivientes.
Náufrago: ¿Y de dónde habéis salido?
Alguien: Vivimos en la bodega del barco donde están las ratas y la basura.
Náufrago: ¿Y éstos? (a los acompañantes) ¿Vosotros también vivís en bolsas?
Alguien: No, no, pobrecito, nosotros vivimos de la pesca, somos pescadores de hombres.
Náufrago: ¿De hombres? (Al público) Si entiendo algo que me aspen.
Alguien: Sí... suben muchos como tú, completamente desorientados, en este barco que
parece a la deriva... Este barco va a la otra orilla, pero ellos no lo saben.
Acompañante uno: Estos hombres y mujeres son desgraciados porque no saben que son
dichosos. Sólo se fían de las apariencias, creen que el barco va sin rumbo...
Acompañante dos: La tierra está contaminada, éstos tienen ya el cerebro transgénico y ya
no pueden pensar como tú.
Náufrago: ¿Yo aún puedo pensar? Menos mal... yo, yo tenía la esperanza... pero éstos no
hablan, no ven, no escuchan ¿son monstruos?
Alguien: No, no, éstos están muertos.
Náufrago: ¿Muertos? Pero si comen bollería industrial.
Alguien: Sí, pero no la saborean, son autómatas, mira, aquellos de allí sólo comen,
duermen y...
Náufrago: Y ¿de qué han muerto? De radiactividad o de algún virus, claro.
Alguien: No. Han muerto de no amar al Amor. Han muerto de envidia, de lujuria, de asco,
de risa, de miedo...
Náufrago: ¿Y vosotros?
Alguien: Nosotros vamos a un cielo nuevo y a una tierra nueva que están llenos de luz y
de paz mundial.
Náufrago: Eso, eso es lo que yo necesito, lo que ansia mi corazón... Eso es lo que yo
ando buscando.
Alguien: No tengas ningún miedo.
Nosotros somos en nuestra bodega muy felices, hace tiempo que tuvimos la
«determinada determinación» de no vivir como esclavos. ¡Gracias a Dios!
Aquí pescamos, rezamos, y damos gracias a Dios.
Náufrago: ¡Ay, me acuerdo de mi abuela, que me enseñó a rezar y de mi familia... pero,
mi familia ya no existe!
Acompañante uno: No te preocupes, toma de comer.
Acompañante dos: Ven con nosotros, toma de beber.
Alguien: Vamos a la otra orilla.
(Se abrazan los cuatro).
Telón.
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