Cerré los ojos y con los labios hice un piquito. Había llegado el momento: mi primer beso. Podía oír a mi mejor amiga, Alex, junto a mí. En voz alta, nos decía a Callum y a mí que nos preparáramos. Dos amigos de Callum hablaban entre dientes y se reían tontamente. Yo respiraba profundo por la nariz y 1 podía oler las hojas de pino a nuestros pies. —En sus marcas —gritó Alex. Apreté los ojos para mantenerlos cerrados con más firmeza, mientras trataba de imaginarme cómo sería mi primer beso. ¿Húmedo? ¿Suave? ¿Pegajoso? Antes había besado en la mejilla a algunas personas mayores. Pero sabía que eso no se parecía en nada a esto. Esto era algo importante. Era trascendental. Recordaría mi primer beso por el resto de mi vida. —Listos —gritó Alex. Casi chillaba de entusiasmo. A mí también se me aceleraba la respiración. Pero ya no sentía entusiasmo. Sentía temor. No estaba segura de querer hacer esto con todo el mundo mirándonos. —¡Ya! —chilló Alex. Contuve la respiración, volví a hacer un piquito con los labios y esperé. 2 3 ¡Mi primer beso! No pasó nada.Aún podía oír a los amigos de Callum que se reían como tontos. Abrí los ojos. Callum estaba parado frente a mí con un pie delante del otro, como si fuera a correr una carrera. Como es alto, se había encorvado para quedar a la misma altura que yo. Estaba inclinado hacia delante y con el ceño fruncido, como si esto fuera lo más importante de su vida. —Vamos, Becky —dijo Alex. Alex me golpeó con la cadera y yo le hice lo mismo. No sabía qué más hacer. No quería mirar a Callum. Hace años que conozco a Callum. Nuestras mamás son amigas, así que lo veo muy seguido. Pero también estamos vinculados en otros sentidos. El año pasado los dos dimos un discurso en el acto escolar.Y ahora somos los únicos de la escuela que tenemos permitido usar bolígrafos en lugar de lápices de mina gris. O sea que, como siempre dice Alex, somos una pareja ideal. —Vamos —volvió a decir Alex. —Esto parece una tontería —dijo Callum en voz baja. Sus amigos comenzaron a hacer ruidos como si se dieran besos y a forcejear entre sí. 4 5 Me miré los pies y pateé algunas hojas de pino. Cuando volví a levantar la vista, Callum estaba mirándome. Creo que sentía lo mismo que yo: no queríamos hacerlo con todo el mundo mirándonos. —Sí, es una tontería —dije, y giré hacia Alex. Pero me sentía algo decepcionada. —¡Becky! —exclamó Alex. Tenía las manos sobre la cadera, como las pone siempre que le ordena a la gente qué hacer. —¡Hace días que estamos planeando esto! Me encogí de hombros. —Pues no me parece bien. Uno de los amigos de Callum lo tomó por la cintura y entonces Callum se lanzó sobre él. Al rato los tres amigos rodaban sobre las hojas de pino polvorientas, mientras jugaban a darse puñetazos y hacían como que se besaban. Alex me miró seria y levantó las cejas. —¿Por qué no lo haces tú entonces? —le susurré a Alex. Todo este asunto había comenzado porque a Alex le gustaba Mickey, uno de los amigos de Callum. Pero, de alguna manera, Alex había planeado que Callum y yo lo hiciéramos primero. Alex negó con la cabeza y las mejillas se le sonrojaron. Sonreí. No estaba acostumbrada a ver que Alex demostrara timidez. 6 7 Para ese momento, los tres chicos corrían entre los árboles y jugaban a “la mancha”: uno corría a los demás hasta tocar a otro, que entonces era mancha. Pero no se apartaban demasiado de Alex ni de mí. Cuando Callum pasó corriendo, me tocó en el brazo para que yo fuera mancha. —Becky es mancha —chilló mientras se alejaba corriendo en dirección al campo de cricket. Sin pensarlo, en un instante la toqué a Alex para que quedara mancha y salí corriendo detrás de los chicos antes de que pudiera siquiera levantar las manos de la cadera. Me sentía bien al correr y reír de nuevo después de pensar tanto en mi primer beso. Sin embargo, mientras lograba alcanzar a los chicos en el medio del campo, Alex gritó desde detrás de mí. —¡Se me ocurrió una idea! —exclamó. Todos dejamos de correr y la miramos. Cuando nos alcanzó, dio un salto espectacular y extendió los brazos para darle más dramatismo. —Juguemos a “la mancha beso” —dijo Alex, al aterrizar. Mickey asintió con la cabeza y sonrió. Pero Callum se rió. —Sí, claro, pero ustedes, chicas, no pueden atraparnos —explicó. 8 9 Entonces era yo quien tenía las manos en la cadera. —¿Y quién te dijo que no podemos atraparlos? —le dije. Entonces todos nos echamos a reír y comenzamos a tratar de definir las reglas de la mancha beso. Le sonreí a Callum y él me devolvió la sonrisa. Aún nos quedaba una oportunidad de darnos nuestro primer beso. 10