Libro en blanco de los alumnos de 1º y 2º A

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AUTORES (1º,2º A)
CHRISTIAN MILLÁN
ADRIÁN MAYO
LAURA MORALES
MARÍA GALERA
LAURA GARCÍA
PABLO AROCA
PABLO RUBIO
VÍCTOR BAS
NURIA PÉREZ
ANDRÉS PRADRO
MARINA RIUS
JOSE MANUEL VERDEJOº
ALBA ORTIZ
DAVID NAVARRO
ILUSTRACIÓN
ÁLVARO CARCELLER
1
Contempló impresionado la enorme máquina que
cubría todo un muro del laboratorio. Vio un elevado panel,
repleto de diales, botones y palancas con enigmáticos
números y símbolos. Seguro que era importante, pero le daba
miedo. Se giró para asegurarse de que no hubiera ningún
indeseado. El húmedo pasillo por el que había venido estaba
desierto. Pero eso no fue lo que más le sorprendió. En las
paredes de piedra se hallaban escritas miles de fórmulas
matemáticas muy complejas. También los símbolos de las
máquinas estaban grabados en los muros y en las antorchas,
que iluminaban tenuemente la habitación, haciéndola así
mucho más terrorífica. Daban la impresión de estar escritas
por un científico loco. De repente, con el rabillo del ojo
percibió un botón brillando, parpadeante. El típico botón
rojo. Y tenía unas ganas inmensas de apretarlo y ver qué
pasaría después.
Se quedó un rato mirando fijamente como
resplandecía dándole vueltas en su cabeza sobre lo que debía
hacer, hasta que tomó la decisión. Lentamente se acercó y
casi sin respirar pulso el ansiado botón. La máquina
comenzó a emitir unos sonidos muy raros. Con diferentes
tonos. De repente empezó a abrirse una chapa frontal de la
misma por donde salía un humo blanco de su interior, como
si de una locomotora se tratara ; ¡ guau! Exclamó el joven.
Dentro de la apertura se podía ver el asiento de una persona y
frente a él un panel lleno de botones de diferentes colores,
parpadeando de forma desordenada. Poco a poco fue
acerándose hasta llegar a la puerta abierta, ya delante de la
entrada observó que encima de todos los botones había una
pantalla digital “AÑO 2010”.
Comenzó a pensar en voz alta: ¿Será una máquina del
tiempo?, ¿a qué año me gustaría viajar?
Y allí estaba él, pensando, cuando de repente, a su
izquierda una gran palanca. Entonces, un ruido le sacó de sus
pensamientos. Alguien se acercaba. Rápidamente entró en la
máquina, pulsó unos números y tiró fuertemente de la
palanca. Empezó a salir humo de los paneles, a dar vueltas.
Jack, desconcentrado, cerró los ojos con fuerza y notó un
fuerte golpe. De pronto la gran chapa de metal se abrió. Jack
bajó y descubrió que se hallaba en una gran mansión
deshabitada. En la pantalla digital de su extraña nave del
tiempo se leía” S.XVIII”. Salió a la calle y… estaba en
Inglaterra.
Tembloroso, comenzó a caminar hacia la puerta de
aquella mansión tan misteriosa. Estaba aterrorizado, y
además el aullido del viento le estaba molestando. Cuando
por fin llegó a la puerta, ésta soltó un chirrido y comenzó a
abrirse lentamente. Jack entró.
Las paredes de la mansión, totalmente abandonada,
estaban impregnadas de fórmulas matemáticas, como las del
2
laboratorio secreto. Continuó andando hasta que, de pronto,
escuchó un ruido. El misterioso personaje le había seguido.
De pronto, un Troyano mató al griego, y le salvó la
vida de Jack.
-¿Pero cómo puede haberme seguido? –se preguntó
Jack. Rápidamente se escondió en un armario y entreabrió un
poco la puerta. El desconocido, vestido de negro, era un
hombre y salía de otra máquina. Jack supo que estaba en
peligro. Salió de otra máquina. Salió disparado hacia la
máquina y escribió: “S.XX a.C.””TROYA”
Gracias por salvarme la vida – dijo Jack.
De nada – le contestó el Troyano.
Pero… ¿Cómo te llamas? – dijo Jack
Yo me llamo Aitor. ¿Y tú? – le dijo el
Troyano.
Mi nombre es Jack – contestó.
Jack? Jack? …. ¿Jack, tú no eres de aquí
verdad? – Peguntó el Troyano.
Claro que no, yo vengo del futuro, dijo Jack.
¿Del futuro?, me estás mintiendo ¿verdad? –
le preguntó Aitor.
Eh… ¡Sí! Te… te estoy mintiendo en verdad
vengo de Inglaterra, -le contestó Jack.
¡Ah! menos mal, me estaba asustando, ¿te
quieres venir al palacio conmigo?,-dijo Aitor
-Claro que sí.-contestó.
Y se fueron al palacio, para ver al rey.
Rápidamente,
salieron
de
aquella
ensangrentada batalla se dirigieron a la entrada principal, del
palacio.
Cuando entraron, fueron hacia la cámara del
rey. Allí, Aitor y Jack se arrodillaron y el rey empezó:
¿Cómo te llamas chico?
Jack… -dijo asustado –soy de Inglaterra.
Y la máquina comenzó a girar.
Llegó a aquel sitio, estaban en guerra. Era por la
noche, la luz de las estrellas iluminaba el filo de las espadas.
Jack con temor se refugió detrás de un escombro dejando
aquella máquina al descubierto. El hombre escalofriante de la
mansión apareció en aquella sangrienta matanza que se
efectuaba en ese momento. El joven efectuó un rápido
movimiento para dirigirse a la máquina.
Sorteó sin miedo a todos los troyanos que se ponían
por su paso. Al fin llegó. Se introdujo en ella, pero le faltaba
batería, no sabía qué hacer. De pronto, surgió un rayo de la
nada y encendió la máquina por muy poco tiempo.
Jack se adentró en la máquina. Pero, cuando pulsó los
botones, la máquina ya no tenía batería. De repente, apareció
con una espada. ¡Estaba a punto de matarle!
3
Mmm...… ya me parecía a mí que eras
extraño, matadlo!! –grito el rey.
En ese momento Jack salió corriendo del palacio, y
entonces se dio cuenta de que Troya, Grecia, Inglaterra
estaban en guerra. Se dispuso a entrar en la máquina, pero
aún le faltaban unos cinco minutos para que la batería
estuviera totalmente cargada. Los guardias le perseguían y
Jack cogió una espada del suelo y se dispuso a luchar contra
ellos. Pero había un problema, que Jack no sabía utilizar la
espada. En ese momento la máquina hizo un sonido y Jack
entró y pulsó un botón, y cerró los ojos, cuando los volvió a
abrir sólo veía arena, y pirámides, eso significaba que estaba
en Egipto.
Notó unas gotas de sudor en su cuello; hacía mucho
calor, tanto que parecía como si le temblara la vista.
Quiso mirar la espada, pero ésta, ya no estaba,
pertenecía a otro tiempo…
Mientras tanto, veía como unos camellos que
sujetaban a una bella mujer, aunque no la veía con mucho
detalle, estaba a unas cuantas millas del lugar…
¡De repente! Oyó un sonido fuerte; era la máquina del
hombre extraño… abrió su puerta… estaba él, ¡vivo! Pero
con una gran herida impregnada de sangre. Quiso salvarlo
con una prenda, apretando en la herida, sin embargo tuvo que
morir. Jack pensó en utilizar la máquina… la suya no
funcionaba, pensó en hacerlo cuanto antes, aunque se acordó
de la bella mujer.
Escondió la máquina, fue por el camino, siguiendo a
los hombres… hasta un palacio; demasiado grande para su
gusto, el caso, es que lo había visto en su libro de texto del
año anterior de segundo de ESO.
Entró en la habitación de ella, estaba peinándose, ¡con
el César! ¡Era Cleopatra!
Éste se fue. Jack la miraba, y entró allí, quién la
miraba se enamoraba, y era cierto…
Pero él tenía una misión importante! Debía salvar a su
familia, que murió en un accidente de coche unos años atrás.
Por eso estaba viajando en la máquina del tiempo. ¡Por eso
estaba allí! Inmediatamente, salió corriendo de esa
habitación, y los guardias lo persiguieron, pensando que era
un ladrón.
Quería olvidar todo lo que ocurrió; quería centrarse
sólo en su objetivo, pero con los guardias pisándole los
talones, no podía hacerlo.
4
Salió al exterior del palacio. Allí fuera ya no le
perseguían los guardias y se dirigió hacia la máquina para
emprender el siguiente viaje.
Entró en la máquina del tiempo y presionó el botón.
De pronto, en la pantalla apareció;”Roma, 476 D.c.”. Se
escucharon los ruidos del motor de la máquina y desapareció
sin dejar rastro en la arena.
Cuando salió de la máquina, Jack vio que estaba en
un coliseo medio derrumbado. Se oían sonidos de gente
chillando y de combate con espadas. Entonces, salió del
recinto, y observó con cara de espanto la terrible batalla entre
los romanos y los pueblos germanos.
Y sin darse cuenta, entre lo bajito que era y el bullicio
de tanta gente pensó ir metiéndose por debajo de las piernas
de la gente. De pronto, apareció en medio de una enorme
plaza o algo parecido un montón de gente chillando y por las
afueras, unos ruidos que lo estremecían. Jack estaba pálido y
le temblaban las piernas, él pensaba:”No pasa nada, no pasa
nada tranquilízate”. Entonces todo el mundo se quedó
callado, sonó un gong y un hombre con aspecto cabreado
chilló: “¡Que suelten a los leones!” Se abrieron unas
compuertas ocultas en la pared y con un estridente sonido se
levantaron unas verjas de acero. No pasó ni un segundo y los
leones tenían acorralado a Jack, él no podía entonar palabra y
aún menos pensar en cómo escapar y de pronto…
La máquina apareció como por arte de magia. Los
leones al no saber de qué se trataba, optaron por destruirla.
Jack no pudo evitar derramar dos lágrimas transparentes,
¿qué iba a hacer ahora? De repente, los botones de la
máquina empezaron a echar humo y chispas, la espada de
Troya salió de la máquina, Cleopatra salió detrás. Habrá
habido un fallo en la máquina y aparecieron cosas de
distintas épocas. Jack cogió la espada troyana y Cleopatra no
dudó en sacar un puñal que tenía en la pantorrilla. Los dos
lucharon espalda contra espalda y derrotaron a los tres
leones; cuando salieron de allí, Cleopatra le habló en latín,
por suerte Jack sabía latín. Cleopatra le preguntó quién era y
qué estaba pasando, y Jack se lo explicó todo. Salieron de la
ciudad y se dirigieron hacia las afueras donde se encontraba
la máquina del extraño. A Jack se le pasó por la cabeza que si
la máquina no era igual ¿Cómo la iba a poner en marcha? ¿Y,
qué hará con Cleopatra? No la podía dejar allí, estaba
enamorado de ella. Pero era imposible…
Jack estaba pensativo sobre lo que iba a hacer a
continuación ya que, robarle la máquina del tiempo al
hombre que le intentaba frenar, no era buena idea, pensó en
salir de allí, ellos dos salieron juntos. Jack más tarde pensó
en la posibilidad de que de alguna manera encontrarían algún
recambio, mediante lo que recogió anteriormente de la
máquina del tiempo podrían obtener piezas, pero en la época
que estaban de dónde iban a sacarlas. Jack y Cleopatra
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estuvieron varios días buscando piezas y cuando ya pensaron
que era inútil, de repente a un hombre le sobresaltó lo que
Jack llevaba en la mano, así que los llamó.
Ese hombre llamado Tom les escuchó atentamente,
pero más tarde le contó su versión. Él vivía en España año
1997 y era un gran inventor había creado la primera máquina
del tiempo, pero por accidente la activó y lo mandó a una
época de guerras en la cual estalló una bomba nuclear y por
ello lo escupió a Roma, por suerte el tenía recambios porque
había cogido trazos de aquella bomba y le servían, hicieron
un trato y…
Jack y Cleopatra fueron al almacén de Tom donde
tenía las piezas de la máquina que había construido él. Con
las piezas de Jack y Cleopatra y las de Tom estuvieron
muchos días intentando conectarlas y encajarlas bien, pero al
final lo consiguieron. Como la tenían que probar con ellos
dentro, la revisaron durante varios días más. Cuando
terminaron la probaron realizando viajes cortos en el tiempo.
Llegó el día de la prueba final, estaban nervios, programaron
el temporizador para llevar a Tom y la pusieron en marcha,
consiguieron llevar a Tom. En la siguiente programación a
las épocas de Cleopatra y Jack, se estropeó el temporizador y
sin querer fueron a Grecia. De repente, estaban en medio de
una plaza griega. Enormes edificios les rodeaban, todos iban
de blanco pero ellos iban totalmente diferentes, en ese
momento pasó el emperador de los griegos y vio a Cleopatra
y a Jack que no iban vestidos como él, entonces los encarceló
para juzgarlos. El emperador creía que eran personajes
enviados por los dioses para castigar a su pueblo. Mientras
estaban en la cárcel conocieron a una bella dama llamada
Sandra que fue encarcelada por defender a una pobre mujer
que un senador estaba maltratando. Sandra vio a Jack y
Cleopatra y se dio cuenta de que eran chicos muy majos y
que los habían encerrado por una tontería. Jack le dijo a
Sandra que le podían ayudar a escapar si conseguían llegar a
la máquina del tiempo que estaba en la plaza. Pensaron en
varias ideas: escavar un túnel, coger las llaves que estaban
colgadas en la pared con un palo de la cama…
Cada día en la hora de la siesta de los guardias
comenzaban a cavar un pequeño trozo del túnel. Al
transcurrir cinco días lo acabaron e introdujeron una de las
alargadas patas de la litera. Afortunadamente el guarda no se
percató de su intento, ya que permanecía dormido. Al
conseguir las llaves, abrieron la celda y salieron de la cárcel
tras sortear varios guardias. Al volver a la plaza en la que
habían dejado la máquina del tiempo Jack se percató de que
ya no estaba allí. Después de buscarla durante
aproximadamente hora y media, la encontraron junto con un
montón de basura.
6
Jack y Cleopatra se metieron en la máquina tras
despedirse de Sandra y fueron en destino a Egipto para
devolver a Cleopatra al lugar del que provenía. Después de
que Jack se despidiese de Cleopatra, se volvió a meter en la
máquina del tiempo…
-Porque tengo miedo, este momento ya lo he vivido
antes y sé que no regresaréis, porque tendréis un grave
accidente.
Jack sabía cuál era el paso siguiente, y se le llenaron
los ojos de lágrimas. Se puso a recordar… Aquella mañana
de noviembre hacía mucho frío. Sus padres querían visitar a
unos viejos amigos todo el fin de semana. Él no podía ir
porque debía estudiar para un examen. Tan sólo una hora
después recibió una llamada de la policía, y una semana más
tarde el conductor borracho quedaba libre de cargos. Lo peor
fue cuando tuvo que identificar a sus padres… la rabia se
apoderó de él. Pegó un puñetazo en la pared y se lastimó la
mano. Inspiró profundamente para relajarse, e introdujo en el
panel la fecha del accidente… Miró por la ventana.
Granizaba y hacia frío, prefería el calor de Egipto.
-Queréis parar ya de llamarme hijito, como mucho
llamarme Jackstein o si lo preferís llamarme Jack.
Se vio a sí mismo en su dormitorio, estudiando. No
pudo evitar una sonrisa. Sus padres se acercaron para
despedirse y dar esos consejos de cuando te quedas solo en
casa. Era su oportunidad. Se armó de valor y abrió la
puerta…
-Mamá, papá no podéis iros aún.
-¿Por qué no hijito? Dijo Silvia.
-¡Ay Silvia! ¡Cuánta imaginación tiene nuestro hijito!
-Espera Ankris, se me ha olvidado el bolso.
Espérame en el coche ¿quieres?
-Vale.
Jack pensó que podía pinchar las ruedas del coche
para que no llegara a su fatal destino.
-Bueno Jack, pórtate bien. –Comentó Silvia.
-Cariño he arrancado el coche, pero no nos movemos.
Qué raro el coche marca la presión de los neumáticos en 0. –
Dijo Ankris.
-¡Vaya por dios! –Dije, esto parece la ley de murfy,
cuando tenéis más prisa os ocurre todo.
Como sólo tenían una rueda de recambio no pudieron
salir Silvia y Ankris entraron tristes en la casa para llamar a
sus amigos y avisarles de que no podrían visitarles ese fin de
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semana. Jack, contento, se fue a su habitación. Ya no se
acordaba de lo que le gustaba estar allí, ya que había vivido
con sus tíos. Se quedó sentado en la cama pensativo. No
dejaba de darle vueltas a lo de las ruedas, no podía ser
casualidad. De pronto, alguien interrumpió sus pensamientos
con dos golpecitos en la puerta. Era su madre.
Y les contó lo de la máquina, mientras Silvia y Ankris
se miraban de una manera que le pareció sospechosa a Jack.
En cuanto acabó de contárselo les preguntó:
-¿Vosotros me escondéis algo verdad?-¿Se lo dices tú o se lo digo yo?- le preguntó Ankris a
-Jack, la comida ya está. –Dijo Silvia.
Pero Jack no se movió.
-Vamos cielo, llevas ahí sentado hora y media, estás
en las nubes. –Exclamó ella.
Jack salió de la habitación y fue a comer. Era la
primera vez que no le importaba tener a su madre detrás
diciéndole lo que tenía que hacer. Una vez acabó de comer
volvió a su cuarto a descansar. Lo que no sabía Jack es que
aún le quedaban aventuras por vivir…
Estaban cenando cuando de repente, Ankris miró
fijamente a su hijo.
-¿ Jack, hijo, te pasa algo? -le preguntó.
-No… bueno sí. ¿recordáis aquello que os dije de que
si os ibais tendríais un accidente? Pues es verdad. Vengo del
futuro y estoy aquí para salvaros.
Silvia.
- Se lo cuento yo – le contestó.
-¿Contarme el qué?- se inquietó Jack.
-Ya sabíamos lo de la máquina puesto que ayudamos
a construirla – le contestó.
-¡¿Queeeeeeeeé?! -Grito Jack .
- Tú tan sólo tendrías cinco años. Nos llamó el doctor
Waytom porque dijo que lo había conseguido.
Había inventado una máquina del tiempo junto a su
ayudante Tom. Pero….
El doctor Waytom nos dijo que no lo había probado
aún, y tu padre se ofreció voluntario –le contesto Silvia.
-¿Y qué pasó después? –preguntó Jack.
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-Pues mira, cuando tu padre partió hacia el pasado,
vivió muchas aventuras, pero luego no pudo volver. Por eso,
el doctor Waytom inventó una segunda máquina del tiempo y
se fue a buscar a tu padre, pero cuando volvió, a las dos
semanas, su ayudante y la segunda máquina habían
desaparecido. - le contó Silvia.
-¿Y no se volvió a saber nada más de él? – le
preguntó Jack.
-Eso es imposible porque si no ahora estaría aquí. –
Dijo Ankris.
De repente se oyó un ruido y salió la máquina del
tiempo, y de ella salió Wayton.
FIN
-Pues no, pero algunas personas dicen que ahora se
dedica a buscar la otra máquina del tiempo, y otros dicen que
se murió al viajar en la máquina – le contestó Ankris.
- Un momento, ¿Has dicho que algunos dicen que se
dedica a buscar la otra máquina del tiempo? – Preguntó Jack.
- Sí, pero… ¿Por qué lo quieres saber hijo? –
Preguntó Ankris.
- Lo digo porque cuando viajaba para buscaros y
deciros lo que os iba a pasar, durante ese tiempo me
perseguía un hombre con otra máquina del tiempo. –
Contestó Jack.
-¿Y?- Preguntó Silvia.
-Pues que creo que ese hombre es Wayton. – Contestó
Jack.
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