¡Hola mis queridos amigos! Como ya lo había anunciado, estoy

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¡Hola mis queridos amigos!
Como ya lo había anunciado, estoy dando comienzo a esta serie de cuatro encuentros con los
distintos “rostros” del Dios del Antiguo Testamento: “EL DIOS CREADOR”, en
el texto del libro del Génesis.
¡Comencemos entonces!
1 En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, 2 todo era confusión y
no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu
de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. 4 Dios vio que la luz era buena, y separó
la luz de las tinieblas. 5 Dios llamó a la luz «Día» y a las tinieblas «Noche».
Atardeció y amaneció: fue el día Primero.
6 Dijo Dios: «Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas
aguas de las otras.» 7 Hizo Dios entonces como una bóveda y separó unas aguas
de las otras: las que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por
debajo de él. Y así sucedió. 8 Dios llamó a esta bóveda «Cielo». Y atardeció y
amaneció: fue el día Segundo. 9 Dijo Dios: «Júntense las aguas de debajo de los
cielos en un solo depósito, y aparezca el suelo seco.» Y así fue. 10 Dios llamó al
suelo seco «Tierra» y al depósito de las aguas «Mares». Y vio Dios que esto era
bueno.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla, y árboles
frutales que por toda la tierra den fruto con su semilla dentro, cada uno según su
especie.» Y así fue. 12 La tierra produjo hierba, plantas que dan semillas y
árboles frutales que dan fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie.
Dios vio que esto era bueno. 13 Y atardeció y amaneció: fue el día Tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el cielo que separen el día de la noche, que
sirvan para señalar las fiestas, los días y los años, 15 y que brillen en el
firmamento para iluminar la tierra.» Y así sucedió. 16 E hizo Dios los dos grandes
luceros: el lucero mayor para regir el día, el lucero menor para regir la noche, e
hizo también las estrellas. 17 Dios los colocó en lo alto de los cielos para iluminar
la tierra, 18 para regir el día y la noche y separar la luz de las tinieblas; y vio Dios
que esto era bueno. 19 Y atardeció y amaneció: fue el día Cuarto.
20 Dijo Dios: «Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre
la tierra y bajo el firmamento.» 21 Dios creó entonces los grandes monstruos
marinos y todos los seres que viven en el agua según su especie, y todas las
aves, según su especie. Y vio Dios que todo ello era bueno. 22 Los bendijo Dios,
diciendo: «Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense
asimismo las aves sobre la tierra.» 23 Y atardeció y amaneció: fue el día Quinto.
24 Dijo Dios: «Produzca la tierra vivientes según sus especies, animales del
campo, reptiles y fieras.» Y así fue.
25 Dios hizo las distintas clases de animales salvajes según su especie, los
animales del campo según sus especies, y todos los reptiles de la tierra según
sus especies. Y vio Dios que todo esto era bueno.
CONTEXTO EPOCAL DEL HIMNO DE LA CREACION

Los cinco primeros libros de la Biblia contienen una parte narrativa, que
comienza con la creación del mundo, y concluye con la muerte de Moisés.
Las narraciones sirven de impronta a las leyes que dieron su marco
importante a la conciencia creciente del concepto de Pueblo a Israel. La
tradición judía, designa a este conjunto narrativo, con el nombre de “Torá”
(palabra hebrea que significa “LA LEY”.
En el siglo II de la era cristina se les dio el nombre de PENTATEUCO. Una
palabra de origen griego que significa “cinco instrumentos”.
Aunque está compuesto de elementos muy heterogéneos, el Pentateuco
constituye una verdadera unidad, ordenada para su mayor comprensión de
lectura.
A saber: el primer libro se llama GENESIS, que quiere decir “origen”
porque describe los comienzos del universo, del la humanidad y del Pueblo
de Dios.
El segundo es el EXODO, que significa “salida”, (salida de Egipto del
Pueblo).
El tercero se llama LEVITICO, libro que contiene el ritual que debían
mantener los sacerdotes de la tribu de Leví.
El último libro se llama DEUTERONOMIO, (“segunda ley”), que contiene la
parte legislativa de los preceptos promulgados por Moisés.

LAS CUATRO TRADICIONES DEL PENTATEUCO:
El estudio detenido de los textos nos permite afirmar que en la
composición definitiva del Pentateuco –realizada
después del Exilio,
hacia el siglo V a.C – se emplearon principalmente cuatro tradiciones o
fuentes:
“la
yahavista"
“deuteronómica”.
.la
heloísta”,
“la
sacerdotal”,
y
la

FECHAS DE REDACCION DEL PENTATEUCO
PRIMERA REDACCION
972-933: escrito bajo la
tradición “Yahvista”, (la más
antigua), que recibe este
nombre porque su autor
utiliza desde el comienzo del
relato el nombre de Yahvé,
nombre propio del Dios de
Israel.
SEGUNDA REDACCION
870-780: escrito bajo la
tradición
“elohista”,
porque designa a Dios
con
el
nombre
de
“Elohím”-palabra hebrea
que
significa
“dios”hasta que el nombre
propio
de
Dios
es
revelado a Moisés en el
Sinaí.
El horizonte del “Yahvista” es
universal. Pues según su
concepción, la historia del
mundo se encuentra bajo el
signo de
la “maldición”
introducida por el pecado;
pero que gracias a la
voluntad salvífica de Dios, el
pueblo de Israel es portador
de esa bendición y su
presencia
germen
de
bendiciones
para
otros
pueblos.
Esta tradición acentúa la
distancia entre Dios y el
hombre, y en ella las
revelaciones divinas se
realizan
con
rasgos
menos antropomórficos:
Dios permanece invisible
y habla desde el fuego, o
la nube.

FINAL DE REDACCION
En este final de redacción
intervienen
dos
tradiciones. La primera
es
la
sacerdotal,
caracterizada
por
el
predominio
de
lo
legislativo, sobre todo lo
referente al Santuario y
culto, a las fiestas y la
liturgia.
El
Dios
que
presenta esta tradición,
es un dios “santo”, de
acciones salvíficas que
quiere crear para sí, un
Pueblo santo.
La siguiente tradición es
la “deuteronómica”.
Si
bien
las
otras
tradiciones
se
entremezclan a lo largo
de todo el Pentateuco, la
“deuteronómica”,
aparece sólo en el libro
del Deuteronomio.
ADENTRANDONOS EN LA PALABRA:
EL GÉNESIS Y LA VIDA
Desde el análisis profundo del texto podemos percibir la noción de VIDA como latiendo en todo
el relato.
Ante la contemplación de esta realidad se da esta respuesta profunda: Dios es la fuente de la
vida; después se indican las condiciones para que esta VIDA sea posible (el orden, los grados, el
escenario).
En la descripción creacional se alude indirectamente a los diez mandamientos por medio de las
diez órdenes que se dan (manda- envía) Dios , y tras cada orden se dice que era bueno y al
final que todo era muy bueno (Gn1,31); el universo fue creado por medio de “Diez
palabras” y en el Sinaí Dios creó a su pueblo por otras
“Diez palabras” ( los Diez mandamientos).
El contexto en que se encuentra este himno de la creación es el de la "literatura sapiencial en forma
de relato",1 [8] que componen los once primeros capítulos del Génesis.2 [9]
El parentesco de estos "relatos de orígenes"3 [10] con la literatura asirio-babilónica es
notable, aunque también son notables las diferencias.
El contexto inmediato de Gn 1,26-27 está constituido por el fragmento de Gn 1,1-2,4ª, el cual está
lingüísticamente emparentado con el Poema babilonio de la Creación Enuma eliš ("Cuando
en lo alto"), cuyo carácter teogónico y cosmogónico le es inherente.
Por su parte, Gn 1,1-2,4ª, que pertenece a la fuente o tradición sacerdotal, 4 [12] nos presenta a
un Dios creador, que crea de la nada; o mejor dicho, del caos, porque los judíos no conocían la
idea de nada;5 [13] Leemos en Gn 1,1:
2 todo era confusión y no había nada en la
tierra.
El acento, en este relato, está puesto en que Dios creador es absolutamente
trascendente, y crear no le significa ningún esfuerzo, ninguna lucha.
Dios dice y todo se hace de inmediato, nada se le resiste (Gn 1,3.6.9.11.14.20.24.26).
Dios es trascendente, no tiene que trabajar ni luchar con los elementos de la naturaleza: basta
que diga, para que todo exista.6 [15]. La acción divina se realiza mediante la palabra, esto es, de
la manera más lejana a la idea de emanación o del uso de elementos primordiales.7 [16]
La intencionalidad y la preocupación de este texto no están en informarnos en cuántos
días de 24 horas, o eras geológicas, fue creado el universo. La división en siete -seis de
1
2
3
4
5
6
7
creación y "el séptimo de descanso" (Ex. 20,11)- es una justificación del descanso del
sábado. Estamos frente a un texto litúrgico.8 [17]
Por lo mismo, toda concordancia entre (Gn 1) y las investigaciones de la cosmología y de la
paleontología es un contrasentido absoluto. Lo importante es mostrar cómo todo tiene la
finalidad de ofrecer el marco en donde el hombre será llamado a la existencia (9 [18]).

SABOREANDO LA PALABRA
1 En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, 2 todo era
confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos
mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
En el “principio permanente de la creación se encuentra Dios,
superando con su fuerza/aliento el poder de la tiniebla y el caos de las aguas. El
mismo aliento, que va convirtiéndose en palabra sucesiva que va llamando en
orden a la existencia.
3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. 4 Dios vio que la luz era buena, y
separó la luz de las tinieblas. 5 Dios llamó a la luz «Día» y a las tinieblas
«Noche». Atardeció y amaneció: fue el día Primero.
Esta tiniebla original de oscuridad, donde todo se confunde y muere.
Propia de Dios es la “luz” que vence a la tiniebla, organizando lo que
existe en alternativa de noche y día.
6 Dijo Dios: «Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas
aguas de las otras.» 7 Hizo Dios entonces como una bóveda y separó
unas aguas de las otras: las que estaban por encima del firmamento,
de las que estaban por debajo de él. Y así sucedió. 8 Dios llamó a esta
bóveda «Cielo». Y atardeció y amaneció: fue el día Segundo. 9
Sin que Dios haya tenido que crearlas; obra de Dios es la bóveda, el fuerte
firmamento que separa aguas de aguas, haciendo que surjan, en momento
posterior tierras y mares.
8
9
Eso significa que la creación no ha terminado: ella perdura y continua las aguas ya
manteniéndose a través del orden incesante del día y la noche, de la tierra y de
domesticadas y armoniosas del mundo.
Desde esta perspectiva va contando nuestro autor la creación, de tal manera que al
hablar
de
Dios,
al
decir,
y
al
repetir
ritualmente
esa
acción/palabra/orden/finalidad, la va introduciendo en el hondo despliegue de la
misma potencia divina, que al nombrarla le da un místico sentido.
Separando el “caos”, que por medio de la Palabra creadora y divina se ha
vuelto orden; proceden ahora, la alternancia de la potencialidad para lo
que fueron hechas.
Dijo Dios: «Produzca la tierra”. 14 Dijo Dios: «Haya luceros en el cielo que separen el
día de la noche, que sirvan para señalar las fiestas, los días y los años, 15 y que brillen
en el firmamento para iluminar la tierra.» Y así sucedió. 20 Dijo Dios: «Llénense las
aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento.»
Al orden le sigue la función; al caos le procede la finalidad. Que la vida siga
produciendo más vida.
Vida, orden, alternancia, cadencia, luz, fertilidad,
multiplicidad, se despliegan junto a la libertad.
¡El escenario está preparado…. Todo está concretamente ordenado… el Edén
organizado. Brillante…!
Como un cuadro perfecto, la naturaleza parece aguardar junto a Dios, un nuevo
nacimiento…
REFLEXION INTERIOR Y TOMA DE CONCIENCIA:
Por Leonardo Boff
(Teólogo brasileño. Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación y un defensor incesante de la
cosmología).
“Hoy sabemos por la nueva cosmología que todos los seres poseen no
solamente masa y energía. Son portadores también de información, poseen
historia, se vuelven complejos y crean órdenes que comportan un cierto nivel de
subjetividad. Es la base científica que justifica la ampliación de la personalidad
jurídica a todos los seres, especialmente a los vivos.
Si reconocemos, como los pueblos originarios y muchos científicos
modernos, que la Tierra es Gaia, Madre generosa, generadora de toda la vida,
entonces debemos darle el mismo respeto y veneración que profesamos a nuestras
madres. La crisis ecológica mundial deriva en buena parte de la sistemática falta
de respeto a la naturaleza y a la Tierra”.
La Carta de la Tierra: una promesa
2005-11-04 por Leonardo Boff.
“Los días 6-7 de noviembre se realizó en Amsterdam un balance de los 5
años de la aprobación de la Carta de la Tierra. Este documento nació como
respuesta a las amenazas que pesan sobre el planeta, y como forma de pensar
articuladamente los muchos problemas ecológico-sociales, con la Tierra como
referencia central. En 1992, con ocasión de la Cumbre de la Tierra en Rio de
Janeiro, fue propuesto tal documento que, por razones que no cabe referir
aquí, no fue aceptado. En su lugar se adoptó la Declaración de Rio sobre
Medio Ambiente y Desarrollo. De esta forma, la Agenda 21, el documento más
importante de la ECO-92, quedó privado de fundamentación y de una visión
integradora. Insatisfechos, los organizadores, especialmente Maurice Strong,
de la ONU, y Mikhail Gorbachev, director de la Cruz Verde Internacional,
lanzaron la idea de que se creara un movimiento mundial para formular una
Carta de la Tierra que naciese desde abajo hacia arriba. Debería recoger lo
que la humanidad desea y quiere para su Casa Común, la Tierra.
Después de reuniones previas y muchas discusiones, se formó en 1997
la Comisión de la Carta de la Tierra, compuesta por 23 personalidades de los
varios continentes (yo entré por Brasil), para dar seguimiento a una consulta
mundial y redactar el texto de la Carta de la Tierra. Efectivamente, durante
dos años, tuvieron lugar reuniones que involucraron a 46 países y más de cien
mil personas, desde favelas, comunidades indígenas, universidades y centros
de investigación, hasta que a inicios de marzo de 2000 en el espacio de la
UNESCO en París, fue aprobado el texto final de la Carta de la Tierra.
Es uno de los textos más completos que se han escrito últimamente,
digno de inaugurar un nuevo milenio. Recoge lo mejor que el discurso
ecológico ha producido, los resultados más seguros de las ciencias de la vida y
del universo, con una gran densidad ética y espiritual. Todo está estructurado
en cuatro principios fundamentales, detallados en 16 proposiciones de apoyo.
Los cuatro principios son: 1) respetar y cuidar la comunidad de la vida; 2)
integridad ecológica; 3) justicia social y económica; 4) democracia, noviolencia y paz.
El sueño colectivo propuesto no es el «desarrollo sostenible», fruto de la
visión intrasistémica de la economía política dominante, sino «un modo de vida
sostenible» fruto del cuidado para con todo ser, especialmente para con todas
las formas de vida y de responsabilidad colectiva frente al destino común de la
Tierra y de la Humanidad. Este sueño bienaventurado supone entender «la
humanidad como parte de un vasto universo en evolución» y la «Tierra como
nuestro hogar, y viva»; implica también «vivir el espíritu de parentesco con
toda vida», «con reverencia, el misterio de la existencia, con gratitud, el don de
la vida que utiliza racionalmente los bienes escasos para no perjudicar al
capital natural a las generaciones futuras; ellas también tienen derecho a un
Planeta sostenible y con buena calidad de vida.
Las cuatro grandes tendencias de la ecología –ambiental, social, mental
e integral- están ahí bien articuladas, con gran fuerza y belleza. Si es aprobada
por la ONU, la Carta de la Tierra será agregada a la Carta de los Derechos
Humanos. Así tendremos una visión holística de la Tierra y de la Humanidad,
formando un todo orgánico, sujeto de dignidad y de derechos.”
 BIBLIOGRAFIA
 Biblia del Pueblo de Dios,
 Biblia Latinoamericana,
 Comentarios bíblicos: SOBICAIN,
 www.servicioskoinonia.com: “La pagina semanal de L. Boff”,
 “Dios Judío, Dios Cristiano”, de X. Pikazena.
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