TITO LIVIO, Ab urbe condita, V. [2,9] Los Tarquinios se habían refugiado con Lars Porsena, rey de Clusium, a quien trató de influir con ruegos mezclados de advertencias…..Porsena consideró que la presencia de un etrusco en el trono romano sería un honor para su nación; en consecuencia, avanzó con un ejército contra Roma. Nunca antes había estado el Senado en tal estado de alarma, tan grande en ese momento era el poder de Clusium y la reputación de Porsena… [2.11] Rechazado en su primer intento, Porsena cambió sus planes del asalto al asedio. Después de colocar un destacamento para custodiar el Janículo, asentó su campamento en el valle entre esa colina y el Tíber, y mandó buscar naves por todas partes, en parte para interceptar cualquier intento de introducir grano en Roma y en parte para llevar sus tropas a diferentes puntos en busca de botín, si se les presentaba oportunidad. [2.13]….. Librado el rey por poco del primero de muchos atentados, que falló solo por el error de su atacante, y con la perspectiva de tener que enfrentar tantos ataques como conspiradores había, hizo propuestas de paz a Roma….Porsena retiró sus tropas del Janículo y abandonó el territorio romano…. El campamento etrusco estaba situado no lejos del río, y la doncella Clelia, una de los rehenes, se escapó sin ser vista, entre los guardias y a la cabeza de sus hermanas rehenes nadó a través del río en medio de una lluvia de jabalinas, devolviéndolas a la seguridad de sus gentes. Cuando le llegó aviso de este incidente, el rey se enojó mucho inicialmente y solicitó la devolución de Clelia; las demás no le importaban. Pero después sus sentimientos se tornaron en admiración; dijo que su proeza superó las de Cocles y Mucio, y anunció que, si bien por un lado debía considerar roto el tratado si no se la devolvían, por otra parte, si se la devolvían, la devolvería incólume con su gente. Ambas partes se comportaron en forma honorable; los romanos devolvieron a Clelia como prueba de lealtad a los términos del tratado; el rey etrusco …después de elogiar la conducta de la joven, dijo que le regalaría la mitad de los rehenes restantes, y que ella elegiría a quién liberar. Se dice que después que todos hubiesen comparecido ante ella, Clelia eligió a los niños de más tierna edad; una elección acorde con su modestia virginal, y que fue aprobada por los propios rehenes, ya que consideraban que los que por edad están más expuestos a los malos tratos debían tener preferencia para ser rescatados. Después que la paz fue así restablecida, los romanos recompensaron el valor sin precedentes mostrado por una mujer con un gran honor, a saber, una estatua ecuestre. En la parte más alta de la Vía Sacra se erigió una estatua que representa a esta doncella montada a caballo.