NAVEGACIÓN ABORIGEN EN EL ECUADOR Lockhart, pues los documentos lo apoyan. Tan solo preguntamos: ¿Por qué se le ocurriría al Marqués mandar a construir sus galeones aquí, y no en Panamá, donde ya se habían fabricado muchos, o en el Callao donde hizo construir dos galeones su sucesor el virrey Toledo en 1580?. Y la respuesta no puede ser otra que aquí –y en Puná– ya se había comprobado que podían fabricarse naves; sino galeones, al menos embarcaciones menores. En 1556, sabiendo que ya existían los elementos necesarios, el marqués de Cañete decide contratar con Baltasar Rodríguez la construcción en la isla Puná de una galera de 24 bancos. “¿Dónde se hallarían aquellos primitivos astilleros? Estamos con Destruge en que estarían “al norte de la Ciudad Vieja, junto al estero de la Atarazana”. Que de otra manera no se explicaría la mención de la descripción de 1605 de que la ciudad tenía, “dos arrabales en que hay aserraderos de madera”. Si uno estuvo al sur, el otro no podía estar sino al norte. Vásquez de Espinoza confirma lo último”. Los primeros astilleros eran una industria móvil; muchos de ellos eran abandonados una vez que habían servido para una determinada jornada; por un proceso de selección natural, poco a poco los astilleros se fueron concentrando en Guayaquil, resultando difícil determinar la fecha y lugar donde se inició la construcción naval en este importante puerto de lo que es el Ecuador en la actualidad. Las más antiguas noticias de construcción de naves; datan de 1547 en la isla Puná, o sea más o menos diez años después de la Fundación de Guayaquil. Al finalizar el siglo XVI, en 1560 ya se estableció la industria naviera. La construcción de las naves se realizaba por lo general para defenderse del ataque de los piratas y/o para sustituir una nave en mal estado; para estas labores se creaban organizaciones para realizar el trabajo en orden; los recursos salían del Virrey de Lima y la mano de obra, de los carpinteros de Guayaquil; el uso de las maderas más adecuadas se tomaba de las que existían en los bosques cercanos. Los ataques de los piratas a Guayaquil que registra la historia son: Francis Drake en 1579 y Thomas Cavendish en 1587, además de otros ataques holandeses. Ante la inminencia de los ataques, el virrey tomaba dos opciones; una, requisaba los buques mercantes y los armaba en guerra, tripulándolos adecuadamente; la segunda, era disponer la construcción de barcos nuevos o adquirir los que se estaban construyendo para uso particular y alterarlos para uso de la Armada. El segundo paso era nombrar a los oficiales reales de Guayaquil, para lo cual se enviaba la orden y el dinero para iniciar la obra, sea un galeón, galera o patache; las dimensiones lo establecía quien contrataba la obra con los constructores locales; los materiales y mano de obra era local. La construcción de los buques en el siglo XVII era más controlada; el Virrey manejaba los proyectos, éste contrataba con un constructor de Guayaquil, dándole los poderes e instrucciones necesarias para darle la categoría de real, usualmente el Virrey nombraba como superintendente y gobernador de las reales fabricas a personas con conocimientos de la industria naviera; esto permitía mejor control sobre el astillero. “Las instrucciones que contenían las dimensiones y características de la nave proyectada, generalmente se entregaban al Superintendente separadamente de su título. En el caso de Joseph de Castro, por ejemplo, su título de superintendente-gobernador, mencionaba que las 43