102 Conclusión El personaje es un elemento importante dentro de

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Conclusión
El
personaje
es
un
elemento
importante
dentro
de
la
composición de la historia que se narra, su función no se limita
a ser quien transmite las ideas del autor a través de sus propias
palabras, sino que es capaz de presentar su propia visión del
mundo ficcional en el cual vive. Al momento de iniciar con un
estudio
de
personaje,
características
de
su
es
necesario
composición:
tomar
en
historia,
cuenta
ciertas
valores,
aspecto
físico, entre otras. Lo anterior sirve para ir formulando una
imagen cada vez más completa del ser que se presenta, en este
caso es uno de papel.
Uno de los objetivos principales consistía en considerar una
forma diferente de estudiar al personaje, es decir, no verlo sólo
como un acto de habla o como el portavoz del autor, sino como un
ente individual dentro del relato. El listado de tipologías que
se proponen en el primer capítulo es una muestra de los aspectos
que se deben de considerar en el estudio de personaje, no son las
únicas, pero sí sirve como una guía para elaborar dicho estudio.
Realizar
un
estudio
de
personaje
permite
al
lector
conocer
información importante en el campo de las funciones actorales,
narratológicas e incluso simbólicas de la obra, las cuales son
características fundamentales para comprender la obra y a los
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personajes, por ser ellos los encargados de darle movimiento a la
historia que se presenta.
Existen
tipologías
de
personajes
literarios
que
han
trascendido a lo largo de los años, los cuales no han sufrido
grandes cambios en su estructura, pensamiento o actitud. Ejemplos
de
estos
personajes
pueden
ser
el
Don
Juan,
el
vampiro,
la
celestina, y en este caso, la mujer fatal.
En lo que respecta al segundo objetivo: conocer el cambio
que ha presentado los personajes femeninos en la transición de un
siglo a otro; se puede resaltar que sí hay una evolución en la
caracterización de estos personajes. Al dejar de lado la visión
maniquea de la mujer buena o la mujer pecadora (principalmente en
la literatura mexicana); los escritores modernistas, y algunos de
sus coetáneos, empezaron a darles el papel protagonista de sus
obras a los personajes femeninos.
La
Literatura
modernista,
con
la
novela
de
Rebolledo,
presentó a la primera femme fatale mexicana propia, la cual tenía
como
guía
figuras
de
al
la
arquetipo
europeo
tradición
pero
mexicana
se
para
logró
crear
adaptar
algo
a
nuevo.
las
La
salamandra de Rebolledo se adelantó a la generación de “mujeres
pecadoras” que presentó la literatura durante la segunda mitad
del
siglo
XX,
las
cuales
dejaron
de
ser
prostitutas
o
ser
consideradas como representación de lo marginal para volverse
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mujeres transgresoras en busca de un papel y una posición más
fuerte ante la sociedad en la que se les presenta.
Y en lo referente al tercer objetivo, se debe de considerar
que la femme fatale ha sido un arquetipo de personaje que se ha
utilizado con mayor frecuencia en la literatura europea durante
el siglo
XIX
y ha podido llegar a la literatura hispanoamericana
para finalmente hacer acto de presencia en las letras mexicana.
De acuerdo a lo expuesto en los tres capítulos se puede
concluir que la protagonista cumple con los requisitos básicos de
la composición de una mujer fatal, porque muestra con su actitud
e ideas dejar de lado la imagen anterior que se tenía de la mujer
en la Literatura, la cual solamente podía ser situada en dos
posturas: la mujer buena y la mujer pecadora. La femme fatale de
Rebolledo se encuentra dentro de la categoría de pecadora por su
postura de mujer divorciada que vive lejos de su familia y no
responde a las ideas sociales a las cuales se debe de acatar como
mujer.
Elena Rivas es una mujer fatal que lleva al hombre a su
destrucción,
sin
dudar
en
algún
momento
de
su
cometido.
No
importa qué se tiene que sacrificar para conseguir la muerte de
alguien, la mujer fatal es la encargada de darle el arma y
mostrarle su final a la víctima; en este caso fue una larga
cabellera negra.
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La salamandra puede considerarse la nueva mujer fatal, la
cual dejó detrás a Lilith y a Salomé para tomar la corona de una
mujer
peligrosa
encuentra
en
y
su
letal.
El
belleza
poder
e
de
la
mujer-salamandra
inteligencia;
ya
que
son
se
las
herramientas para la elaboración de sus planes. En el caso de
Elena Rivas, la destrucción de Eugenio León es sólo una diversión
que alimenta su vanidad al volverse juez y parte del tormento que
vive su víctima.
A diferencia de otras mujeres fatales, la salamandra no se
encuentra en una sola categoría porque a pesar de tener sus
propias armas, cuenta con las características de otras mujeres,
como lo son: la araña, la sirena, la vampiresa, la serpiente y la
esfinge.
Todas
ellas
se
funden
en
una
sola
mujer,
la
nueva
generación de mujeres pecadoras encabezada por la protagonista de
Rebolledo: Elena Riva, quien es la nueva Eva, pero más peligrosa
y mortal, ahora es una salamandra que absorbe, destruye y acaba
con la vida del hombre.
La salamandra como símbolo de la mujer fatal en la obra de
Rebolledo, es la animalización de un ser que es capaz de ser tan
indiferente a todo aquello que la rodea; lo único que le interesa
es
su
propio
ser
y
lo
feliz
que
eso
la
puede
hacer.
Esta
animalización no solamente hace referencia a la mujer insensible
sino también a una mujer a quien todo lo relacionado con los
sentimientos le parece completamente irrelevante, que son ideas
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anacrónicas
dentro
capital del país.
de
la
modernidad
en
que
se
encontraba
la
Ella es una muestra de cómo el materialismo va
superando todos los sentimientos hasta transformarla en un ser
frio, por lo mismo, las pasiones y amores de los pretendientes
pasan sobre el hielo de la indiferencia que tiene la protagonista
hacia ellos, la salamandra camina por el fuego sin quemarse.
La protagonista prefiere un mundo lleno de superficialidades
donde todo lo interno se ve opacado por lo externo, acabando de
ese modo con el personaje romántico de Eugenio León de la misma
manera en que terminó Emma Bovary a causa de la llegada del
Realismo y Naturalismo, los cuales le dieron el golpe de gracia
al Romanticismo: esto podría ser una contradicción porque la
imagen de la mujer fatal dentro de la literatura es el resultado
de la Literatura Romántica y es ella la encargada de ponerle fin
al pasado de una sociedad que teme a la modernidad; por eso Elena
Rivas pudo acabar sin ningún problema con Eugenio León, dándole
el mejor final que según ella se le puede dar a un poeta y al
Romanticismo.
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