Manuel A. Odría - Congreso de la República

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Portocarrero Grados
INTRODUCCIÓN
mo tal, tratamos un solo período de la historia peruana: el del Perú contemporáneo. En tanto regímenes, cada uno de éstos intentó, a través de la pugna
de diversos proyectos políticos, darle al país una
configuración y un ordenamiento correspondientes
con los intereses de los nuevos sectores dominantes, especialmente desde la crisis del régimen oligárquico. Pero a la par de este proceso político, se ha
desarrollado en la base una revolución económica y
social impulsada por sectores emergentes –informales, migrantes, etc.– que ha dado al Perú un nuevo
rostro. A pesar de los intentos de los diversos gobiernos por dirigirlos y de los regímenes por incorporarlos a sus proyectos, la revolución de estos sectores emergentes ha tenido un desarrollo propio.
En términos formales, en cada parte es posible
distinguir dos grupos de capítulos: el primero dedicado a los principales hechos políticos, incluyendo
la aplicación de políticas económicas y las protestas
sociales –que inciden sobre la coyuntura política–,
y el segundo a un balance general político, económico y social en términos procesales.
El texto está dividido teniendo en cuenta la evolución de la estructura del Estado y de la sociedad
civil. Partimos de este criterio, ya que los cambios
producidos en las últimas décadas y la situación actual del país están relacionados con la crisis irresuelta que se abrió con el ocaso del Estado y la sociedad oligárquicos. A partir de 1968 se ha intentado implementar desde el aparato del Estado proyectos políticos en la búsqueda de dar al país una nueva fisonomía que garantice el establecimiento de un
verdadero Perú moderno.
Distinguimos, entonces, entre régimen y gobierno. El primero corresponde al marco que define el
contexto en el cual se desenvuelve el segundo. El
tratamiento de los gobiernos está enmarcado dentro
de los regímenes existentes en las últimas décadas:
oligárquico, militar y populista. El régimen neoliberal, bajo el actual gobierno de Alberto Fujimori, no
será abordado.
No se trata entonces de períodos definidos a partir de la historia política del Perú. Es obvio que ese
tipo de periodificación es obsoleto y tradicional. Co-
EL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO
(1950-1968)
ETAPA CONTEMPORÁNEA
I
EL GOBIERNO DE ODRÍA
La historia política actual considera que el gobierno de Manuel A. Odría tuvo dos etapas muy
marcadas. La primera habría correspondido al establecimiento de una junta de gobierno, el 28 de oc1032
tubre de 1948, hasta la realización de las elecciones
generales de 1950. La segunda abarcaría su gobierno constitucional desde el 28 de julio de 1950 al 28
de julio de 1956. Sin embargo esta interpretación es
meramente formal, ya que las características políticas y económicas del régimen serían las mismas.
El Perœ contemporÆneo
1033
ETAPA CONTEMPORÁNEA
divisas, reservándose el Estado el 45% resOdría sentó las bases del Ochetante al tipo de cambio oficial. Sin emnio mediante una serie de medidas
bargo, esta medida no era suficiente
que le asegurarían el control del
para los seguidores de la política liaparato del Estado y la adhesión de
beral, ya que obligaba a los exporlos grupos económicos agroextadores a depositar dichas divisas
portadores y del capital extranen el Banco Central de Reserva
jero. En cuanto al control de la
(BCR) recibiendo a cambio un
situación política interna, Odría
certificado negociable en el mercadeclaró ilegales al Partido Aprista
do. Esta medida –y las que vendrían
Peruano (PAP) y al Partido Comudespués– muestra que a pesar
nista Peruano (PCP), decretando la
de que Odría estaba a favor de
suspensión de las garantías indiviuna política económica
duales mediante la ley de Seliberal (una de las pringuridad Interior de julio
cipales razones del golde 1949. A través de este
pe de 1948), su aplicamecanismo le fue posible
ción era restringida para
controlar y reprimir a los
poder asegurarse márgeprincipales partidos con
nes de maniobra polítiinfluencia en las organica. Ello provocaría en el
zaciones sindicales y pofuturo la oposición del
pulares, y a otros sectores
sector agroexportador al
de oposición a su gobiergobierno de Odría.
no. Además, con ello se
En agosto de 1949 el
daba la “paz social” negobierno contrató una
cesaria para fomentar la
La crisis política en la que se vio envuelto el gobierno de
misión económica y fiinversión de los capitales
Bustamante y Rivero en 1948 culminó con el golpe de
nanciera presidida por
privados y extranjeros.
estado de Manuel A. Odría el 27 de octubre de dicho año.
el economista norteaEn su política económica, Odría hizo importantes concesiones a los
agroexportadores. Las
dificultades causadas por
el reajuste de postguerra
durante el gobierno de
José Luis Bustamante y
Rivero y por el proceso
de inflación interna obligaron al Estado a declarar el control de precios,
el control de cambios y
de comercio.
En diciembre de
1948, la junta militar
restableció la libertad de
comercio y de cambio y
suprimió el requisito de
licencia para importar,
pero mantuvo la presión
en el mercado de divisas.
También se otorgó a los
El general Odría contó en un inicio con el apoyo de los agroexportadores, uno de los
exportadores la disponiprincipales sectores económicos de la llamada oligarquía peruana.
bilidad del 55% de sus
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mericano Julius Klein e integrada por especialistas
de las distintas ramas de la economía, la que permaneció varios años en el Perú y presentó al gobierno
informes y soluciones a los problemas económicos
más urgentes. El 5 de noviembre de 1949 la misión
Klein presentó un memorándum donde proponía la
aplicación de una serie de medidas liberales y señalaba como causas de la inflación el incremento exagerado del circulante por los déficits fiscales y la expansión del crédito derivado del aumento de ese
circulante, indicando que las consecuencias serían
la subida de los precios y de la cotización del dólar.
Ese mismo día se eliminó el control del tipo de cambio, se suprimió el tipo de cambio oficial y se restableció el mercado libre del dólar, lo que provocó su
subida de 6,50 a 14,85 soles. Los exportadores dispondrían además del total de los certificados de divisas. La reorganización del sistema imperante hizo
subir los precios, pero meses después vendría el aumento de las divisas debido al auge de las exportaciones entre 1950 y 1952, que estabilizaría el mercado interno.
La política de mercado libre y el establecimiento
de una legislación favorable atrajeron inversiones
de capitales extranjeros, que incidieron en el incipiente proceso de industrialización. Esto propiciaría el aumento de la producción, pero la mayoría de
las industrias que surgieron o se desarrollaron en
ese contexto eran dependientes de los grandes consorcios extranjeros. Tal fue el caso de la dirección
que tomaron la minería, la explotación petrolera, la
industria manufacturera y la producción de energía
eléctrica.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
LAS ELECCIONES DE 1950
Inicialmente, el golpe de Estado buscó legitimarse como una respuesta frente al peligro de que el
PAP estableciese una dictadura, por lo que tácitamente se pensaba que la situación era transitoria y
que pronto se realizarían elecciones. Sin embargo,
los opositores al PAP temían que fuera demasiado
pronto, por lo que se optó por una salida electoral
que garantizara la permanencia de Odría en el poder.
En su mensaje de julio de 1949, Odría anunció
importantes cambios en el estatuto electoral, incluyendo que los escrutinios se realizarían en las mesas de votación y que los jurados departamentales
se limitarían a la revisión de los resultados, declaración que presagiaba una pronta convocatoria a elecciones. Para crear las condiciones de una candidatura como la del general Odría, Pedro Beltrán –prin1034
cipal vocero del sector agroexportador– declaró en
receso, en abril de 1950, a la Alianza Nacional, un
movimiento de carácter liberal que él lideró bajo el
gobierno de Bustamante y Rivero; cerrando las posibilidades de una candidatura civil, ya que los únicos partidos políticos con posibilidades de articular
una propuesta frente a Odría estaban fuera de la ley.
Antes de lanzar su candidatura, Odría debía renunciar a la presidencia de la junta militar para cumplir
formalmente lo estipulado en la Constitución de
1931. Ello se produciría el 1º de junio de 1950, hecho conocido como “la bajada al llano”, dejando en
su lugar al general Zenón Noriega.
Las elecciones se realizarían en un contexto favorable al gobierno ya que se mantenía en vigencia
la ley de Seguridad Interior. Las garantías constitucionales continuaban suspendidas y se imponía penas de cárcel y destierro a los delitos calificados de
terroristas. Asimismo, las autoridades políticas tenían facultades de jueces, no pudiendo intervenir
las autoridades judiciales sino hasta que el gobierno lo dispusiera. El encargado de mantener el orden interior fue el director de gobierno Alejandro
Esparza Zañartu, personaje que Mario Vargas Llosa
retrató en su novela Conversación en La Catedral. El
PAP y el PCP, duramente golpeados por las medidas represivas del gobierno, estaban incapacitados
para organizar una sólida oposición a Odría. El
PAP, particularmente, se hallaba dividido por los
hechos de 1948, y su líder, Víctor Raúl Haya de la
Torre, se hallaba asilado en la embajada de Colombia. La brevedad del plazo para la realización de las
elecciones no impidió el lanzamiento de una candidatura contrapuesta a la del general Odría. La única candidatura posible era la de un militar, tratando de que el ejército garantizara los resultados de
las elecciones; surge así la candidatura del general
Ernesto Montagne lanzada por la Liga Democrática, un movimiento político de carácter liberal liderado por Ignacio Brandariz y que tenía como vocero al diario Jornada.
Inicialmente, los miembros de la junta de gobierno intentaron rechazar la candidatura y descalificar
al general Montagne, confiados en que no existían
posibilidades de organización de una oposición coherente frente a la candidatura oficial.
En este contexto estalló en Arequipa una serie
de protestas en contra del gobierno. En junio se
produjo una huelga estudiantil en el colegio de la
Independencia, a la que se sumaron los universitarios; las autoridades respondieron disparando sobre
los manifestantes. La ciudad, indignada, convocó a
El Perœ contemporÆneo
Manuel A. Odría obtuvo el
100% de los votos en las
elecciones del 2 de junio de
1950, en un proceso
considerado irregular.
Candidato único, Odría había
acusado de conspirador al
general Ernesto Montagne, su
principal adversario electoral,
quien tuvo que salir del país.
de 550 779 votos (100,0%) a favor de Manuel A.
Odría.
LA BONANZA ECONÓMICA Y LA
POLÍTICA DE OBRAS PÚBLICAS
Líneas arriba hemos señalado las principales medidas que sentaron las bases del Ochenio. A partir
de 1950 el gobierno de Odría dictaría nuevas medidas favorables a la inversión de capitales privados y
extranjeros, siempre bajo la asesoría de la misión
Klein. Ésta presentó en 1950 un proyecto que modificaba el impuesto a la renta con el objetivo de aumentar la recaudación tributaria, luego de liberalizar la economía. Se planteaba, igualmente, el reemplazo del sistema de impuestos cedulares –que agregaba cada cierto tiempo impuestos complementarios– por el de impuestos progresivos, aplicable tanto a personas naturales como a sociedades anónimas. Este proyecto fue presentado al Congreso por
el ministerio de Hacienda y Comercio, pero fue desestimado debido a la presión ejercida por la Sociedad Nacional de Industrias y por la Cámara de Comercio, ya que implicaba la elevación de la tasa de
los impuestos a las utilidades y subutilidades, a los
dividendos de acciones al portador y a la renta de
personas o entidades establecidas en el extranjero.
Entre las leyes de apoyo al sector privado se dictarían principalmente las siguientes:
–El Código de Minería (1950), que incorporaba
a las empresas mineras al impuesto general a las utilidades comerciales e industriales, derogando el derecho de exportación que pagaban a cambio de un
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ETAPA CONTEMPORÁNEA
una manifestación en la plaza de armas para el día
13 de junio, que también fue reprimida, iniciándose enfrentamientos que durarían hasta el día siguiente. La población atacó el casino militar, siendo tomados los locales de la municipalidad, la prefectura, el aeropuerto y varias radioemisoras, levantándose barricadas y realizándose grandes manifestaciones.
Ante tal situación, se formó una junta provisoria de gobierno presidida por Francisco Mostajo, líder de la Liga Democrática en Arequipa y candidato en la fórmula de Montagne. También participó
en la junta Héctor Cornejo Chávez, futuro líder de
la Democracia Cristiana (DC). Todas las organizaciones sindicales se declararon en huelga y se unieron en un Comando Supremo de Obreros y Empleados.
La junta provisoria trató de negociar. En la noche del 14, cuatro parlamentarios salieron del municipio con bandera blanca y fueron abaleados, falleciendo dos de ellos. Se produjo entonces la intervención del Ejército, que controló la situación con
un elevado saldo de víctimas. La huelga de los trabajadores, sin embargo, seguiría por unos días más.
Finalmente, el gobierno responsabilizó de los acontecimientos a los “apro-comunistas” y a los partidarios de la Liga Democrática, persiguiendo a la oposición y deteniendo al general Montagne, acusándolo de complicidad. Frente a esta situación, el Jurado
Nacional de Elecciones (JNE) se negó a inscribir la
candidatura de Montagne, con lo cual Odría se presentó como candidato único. El resultado oficial de
las elecciones generales realizadas el 2 de julio fue
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ETAPA CONTEMPORÁNEA
pago ad-valorem por el mineral exportado. También
se reconoció la deducción por agotamiento de la
mina y se liberó a las empresas mineras de todo impuesto creado o por crearse, por espacio de 25 años.
– La ley de Petróleo (1952), que permitía la explotación de nuevos yacimientos, estableciendo un
régimen tributario especial para el sector.
– La ley de Industria Eléctrica (1955), orientada
a estimular la inversión del capital privado en este
campo frente al crecimiento de las necesidades urbanas, razón por la cual se daba mayor importancia
a las obras de servicio público.
El crecimiento económico de estos años no sólo
se debió a la política de libre cambio sino también a
que desde la década de 1950 el Perú contó con un
nuevo producto de exportación: la harina de pescado, que lo convirtió en la primera potencia pesquera del mundo. El impulso de esta rama productiva
provino principalmente de Luis Banchero Rossi.
En cuanto al sistema financiero internacional, el
gobierno de Odría realizó coordinaciones con el
Fondo Monetario Internacional (FMI), logrando
con el crecimiento de las reservas internacionales
que la deuda externa se redujera de 716 a 666 millones de dólares.
Si bien el gobierno de Odría fue producto de la
Alianza Nacional, muy pronto alcanzó una cierta
autonomía, desestimando algunas de sus principales indicaciones relativas a la forma de conducir la
economía del país. Ello fue posible gracias a la coyuntura internacional de la guerra de Corea, que
originó una mayor demanda de nuestras materias
primas con mejores precios, lo que aumentó nuestros ingresos de divisas y permitió un equilibrio en
la balanza de pagos. Con dichos ingresos, Odría in-
crementó notablemente el gasto público, contrariando las fórmulas liberales relativas al equilibrio
fiscal.
De 1950 a 1955, el gasto público alcanzó el 13%
del producto bruto anual, porcentaje destinado fundamentalmente a la realización de importantes programas de obras públicas. Mediante esta política el
gobierno buscaba movilizar recursos y distribuir
prebendas que facilitaran el enriquecimiento de sus
allegados y, al mismo tiempo, satisfacer parcialmente las exigencias de empleo y servicios públicos de
los sectores populares migrantes. En ese sentido el
gobierno de Odría dictó una serie de medidas sociales como el Seguro Social obligatorio para empleados públicos y privados, el salario dominical, el derecho a no perder los beneficios sociales por despido debido a inasistencias injustificadas, el pago de
beneficios sociales antes de las 48 horas del retiro
definitivo del trabajador, y la participación de los
empleados y obreros en las utilidades de las empresas, antecedente de la comunidad industrial. Para
poder institucionalizar dichas medidas, Odría creó
el ministerio de Trabajo y de Asuntos Indígenas; asimismo, para garantizar la movilización política de
sus allegados y de los grupos populares urbanos beneficiados por las obras públicas, sus más importantes colaboradores organizaron el Partido Restaurador y se otorgó el voto a la mujer.
Entre las principales obras públicas se encuentran la construcción de unidades vecinales y de
agrupaciones de viviendas para obreros, de las sedes principales de los ministerios de Salud, de Educación, de Trabajo y Asuntos Indígenas, y del hospital del Empleado. En cuanto a la educación, se
estableció el Plan de Construcciones de Escuelas
La construcción del Hospital
Central del Empleado (llamado
hoy Edgardo Rebagliati Martins)
fue iniciada durante el gobierno
del general Odría. Este edificio
fue inaugurado el 3 de noviembre
de 1958 durante el mandato de
Manuel Prado Ugarteche.
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El Perœ contemporÆneo
Primarias, que incluía las Grandes Unidades Escolares (GUEs) como tipo especial de organización
escolar en todas las capitales de departamento. Se
creó también la Junta de Asistencia Nacional
(JAN), cuya dirección estuvo a cargo de María Delgado de Odría, esposa del presidente.
Para garantizar la lealtad de las Fuerzas Armadas, se incrementó su presupuesto, se compró nuevo material bélico y se modernizó las principales
instituciones de formación de sus cuadros.
LA CRISIS POLÍTICA DEL GOBIERNO
Para proseguir con su política de obras públicas, el gobierno
del general Odría recurrió al endeudamiento. En la imagen el
ministerio de Trabajo, una de las principales edificaciones
construidas durante su gestión.
Las diferencias y divisiones políticas también se
expresaron al interior del gobierno y las Fuerzas Armadas. En agosto de 1954 el gobierno acusó de sublevación al general Zenón Noriega, primer ministro y ministro de Guerra, destituyéndolo de su cargo y deportándolo a los Estados Unidos. El 20 de
julio de 1955, los redactores del diario La Prensa
prepararon una declaración en la que exigían la derogatoria de la ley de Seguridad Interior, la reforma
ETAPA CONTEMPORÁNEA
El año 1953 marcó el final del auge económico
iniciado en 1950. Luego de la guerra de Corea, la situación económica se vio afectada por la baja en los
precios de nuestros productos de exportación. Para
mantener su política de obras públicas, el gobierno
incrementó la deuda interna, llevando a una expansión monetaria y crediticia que provocó la subida
del tipo de cambio y el incremento de la inflación.
En febrero de 1954 el gobierno se vio obligado a reconocer la existencia de problemas económicos. Las
soluciones planteadas entonces implicaban la aplicación de una serie de medidas liberales como la reducción del gasto público, la limitación de las obras
públicas y la disminución de la emisión monetaria
y el crédito bancario. Para mantener el tipo de cambio se solicitó un préstamo de 30 millones de dólares al FMI, al departamento del Tesoro de Estados
Unidos y al Chase Manhattan Bank.
La política económica aplicada hasta ese momento por Odría le había otorgado una relativa autonomía política respecto del grupo agroexportador
que había auspiciado su ascenso al poder. Las diferencias políticas existentes se hicieron evidentes,
sin embargo, al avecinarse la crisis económica,
cuando los exportadores inician una
campaña de oposición al gobierno. Éstos encontraban que el comportamiento
político de Odría resultaba cada vez más
“arbitrario”, razón por la cual el mismo
grupo que patrocinó el golpe de 1948
propuso, a través del diario La Prensa, el
retorno al “Estado de Derecho”.
En los dos últimos años de su gobierno,
Manuel A. Odría fue blanco de la crítica
política. El diario La Prensa, por ejemplo,
exigió la derogatoria de la llamada Ley de
Seguridad Interior. En la fotografía, Manuel A.
Odría y su homólogo boliviano, Víctor Paz
Estenssoro, en una actuación pública en Lima.
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Portocarrero Grados
electoral y la amnistía política general. Este documento sirvió de punto de partida para la fundación
de la Coalición Nacional –retomando el nombre de
la alianza de 1894 entre civilistas y pierolistas–, encabezada por Manuel Mujica Gallo, Pedro Beltrán y
Pedro Roselló. Una reunión de la Coalición, realizada en Arequipa, es atacada por grupos fieles al gobierno, iniciándose una protesta similar a la de
1950. La ciudad se declara en huelga general y pide
la destitución del ministro de Gobierno, Alejandro
Esparta Zañartu, quien renuncia a fines de diciembre. Paralelamente a la campaña iniciada por la
Coalición Nacional, regresan del exilio el ex presidente Bustamante y Rivero y los más importantes
dirigentes del PAP, como Armando Villanueva y Ramiro Prialé.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
LAS ELECCIONES DE 1956
La movilización que logró la Coalición Nacional
obligó a Odría a convocar a una convención de “notables” en el convento de Santo Domingo, con el fin
de integrar políticamente a sus antiguos aliados y
proponer un sucesor. Pero era evidente que para la
convocatoria a elecciones generales se necesitaba
contar con los votos apristas. El resultado de la convención fue el lanzamiento de dos candidaturas que
buscaron el apoyo del PAP. Por un lado se encontraba Hernando de Lavalle, propuesto por Odría y presentado por Unión Nacional, ofreciendo al PAP el
retorno a la legalidad una vez logrado el triunfo
electoral. Esta propuesta no fue aceptada ya que nada garantizaba su cumplimiento; Lavalle consiguió
más bien el apoyo de la recientemente fundada Democracia Cristiana. Por otro lado estaba Manuel
Prado Ugarteche, cuya candidatura fue lanzada por
el Movimiento Democrático Pradista (MDP). Perteneciente a una familia de importante influencia social y de gran poder económico, era propietario del
diario La Crónica y de una serie de empresas, incluyendo al Banco de Crédito (ex Italiano). Prado ofreció al PAP no sólo la legalidad, sino además el cogobierno y una alianza política. Más adelante el propio
Odría apoyaría la candidatura de Prado, en desmedro de Lavalle. Es a partir del apoyo que Odría y el
PAP le otorgan a Manuel Prado, que surge la llamada “Convivencia”.
La tercera candidatura fue la de Fernando Belaunde Terry, lanzada por el Frente de Juventudes
Democráticas. Belaunde no contaba todavía con los
elementos necesarios para preparar listas completas
de representantes, razón que adujo el JNE para no
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inscribirlo. Ante ello el Frente de Juventudes organizó una marcha de protesta que se realizó el 1º de
junio de 1955, conocida como “el ultimátum de La
Merced” o el “manguerazo”. Belaunde se presentaba como un político nuevo, desligado de cualquier
tipo de compromiso con el gobierno, proyectando
la imagen de un profesional respaldado por profesionales y sin vínculos con sectores económicos, ni
con ningún otro grupo de interés. En los meses siguientes este frente de juventudes se constituiría en
partido político. Así nacería Acción Popular (AP).
En este contexto la guarnición de Iquitos, encabezada por el general Marcial Merino, se subleva
contra Odría el 16 de febrero de 1956. El diario La
Prensa, que continuaba con su política de oposición al gobierno, publica el manifiesto de los sublevados, por lo cual su director, Pedro Beltrán, es detenido y enviado a la prisión de El Frontón junto a
un grupo de periodistas del mismo diario, que deja
de editarse. La sublevación no prospera y, ante las
protestas de la oposición, Odría cede y libera a los
detenidos.
Las elecciones se realizaron el 17 de junio de
1956. Los resultados oficiales fueron los siguientes:
Manuel Prado Ugarteche, 568 134 votos (45,5%);
Fernando Belaunde Terry, 457 638 votos (36,7%) y
Hernando de Lavalle, 222 323 votos (17,8%).
EL SEGUNDO GOBIERNO DE PRADO
En base a los resultados electorales, Prado contará con mayoría en el Congreso, compuesta por los
miembros del MDP, partido del gobierno, y por los
miembros del Frente Independiente, elegidos por el
PAP. El mismo día en que Prado asume la presidencia, el Congreso devuelve la legalidad al PAP al derogar la ley de Seguridad Interior y al declararse la
amnistía política, tal como lo había prometido. Que
dicha ley tenía carácter de pacto político se expresa
en el hecho de que no se aplicó al caso del PCP. De
esta manera, salen de la cárcel o vuelven del exilio
líderes apristas como Manuel Seoane, Luis Alberto
Sánchez y Andrés Townsend. Haya no regresaría al
país sino hasta el año siguiente, y el 25 de julio de
1957 realiza un mitin en la plaza San Martín en el
que señaló el derrotero de la política aprista para los
próximos años. La legalización del PAP pondría en
contra de Prado a los dos más importantes periódicos del país: El Comercio, que acuñó el término de
“gobierno de la Convivencia”, pues los Miró Quesada no le perdonarían haber aceptado el respaldo
aprista; y La Prensa, pues Pedro Beltrán era opuesto
El Perœ contemporÆneo
Manuel Prado Ugarteche, quien había sido presidente
del Perú durante el período 1939-1945, nuevamente
asumió el mando supremo de la república en 1956.
Una de sus primeras medidas fue la derogatoria de la
ley de Seguridad Interior, decisión que fue
desaprobada por diarios como El Comercio.
a la política económica del gobierno ya que
la presencia del PAP implicaba una serie de
medidas económicas similares a las aplicadas
bajo el gobierno de Bustamante y Rivero.
Para poder enfrentar a la oposición que
no estuviera dentro de la política de la Convivencia, el gobierno de Prado presentó en
1958 un proyecto de ley de “Defensa de la
democracia”, que otorgaba facultades extraordinarias al Ejecutivo para realizar investigaciones con el fin de descubrir supuestos agentes del comunismo internacional infiltrados en las organizaciones sindicales, estudiantiles o en la administración pública.
Esta ley, similar a la planteada por el senador Joseph McCarthy en los Estados Unidos, no llegó a
aprobarse.
LA POLÍTICA ECONÓMICA
La política económica del gobierno se basó en el
restablecimiento de los certificados de divisas y de
las restricciones a la importación, y mantuvo el gasto público con el fin de satisfacer las exigencias de
Pedro Beltrán Espantoso, uno de los principales voceros del
liberalismo peruano y director del diario La Prensa. A pesar
de sus públicas discrepancias con Manuel Prado, durante su
gobierno asumió la cartera de Hacienda y tuvo una gestión
exitosa y reconocida.
1039
ETAPA CONTEMPORÁNEA
la población urbana, lográndose con estas medidas
cierta estabilidad.
Sin embargo, en 1957 un conjunto de factores
puso en serias dificultades económicas y políticas al
gobierno, entre ellas la baja de los precios de nuestros productos de exportación, la recesión norteamericana que afectó la inversión de sus capitales y
una prolongada sequía en el sur. Para evitar la devaluación de la moneda como única manera de contrarrestar la reducción de las tasas de ganancia de
las empresas, el gobierno recurrió a las divisas del
BCR, las cuales prácticamente se agotaron. Esta situación agudizó la oposición de los agroexportadores, especialmente de Pedro Beltrán a través del diario La Prensa.
Para tratar de salir de tan difícil situación, Prado
decide nombrar ministro de Hacienda a Pedro Beltrán en julio de 1959, quien inicia una drástica política económica liberal con el objetivo de ordenar
las finanzas y estabilizar la moneda. Por un lado,
obtuvo un importante préstamo del BCR (haciendo
funcionar la “maquinita” que tanto había criticado)
y el respaldo del FMI mediante un préstamo para
restablecer las reservas internacionales. De otro lado, recortó el gasto público y restringió el crédito,
eliminó los subsidios a los alimentos, aumentó el
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precio de la gasolina, congeló los salarios y erradicó
el control de cambios, provocando una devaluación
cercana al 37%, otorgando márgenes excepcionales
de beneficio a los exportadores.
De todas las medidas, la más polémica fue el aumento del precio de la gasolina para obtener ingresos mediante los impuestos al consumo y a las utilidades. Esta medida tuvo gran oposición parlamentaria y periodística, poniendo en debate el problema
del laudo otorgado a la International Petroleum
Company (IPC) sobre los yacimientos petrolíferos
de La Brea y Pariñas. Asimismo, la política recesiva
de Beltrán provocó una ola de huelgas entre mineros, obreros fabriles y de construcción, petroleros, y
una prolongada paralización de los empleados bancarios. Hubo también una tenaz resistencia y oposición de parte de la clase media nacionalista.
Como resultado de las medidas el dólar se estabiliza, el presupuesto de 1960 finaliza con superávit
y el BCR reconstituye sus fondos de divisas. Sin embargo, Beltrán no pudo reducir los gastos fiscales
debido a que los costos sociales de dichas medidas
requerían continuar la realización de obras públicas. Por ello se vio obligado a elevar paulatinamente la carga tributaria, afectando así las ganancias de
las empresas. A fines de 1961, Beltrán renuncia ante la inminencia de las elecciones de 1962.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
LAS OBRAS PÚBLICAS
Al igual que bajo el Ochenio de Odría, el gobierno de Prado tuvo que orientar importantes recursos
del Estado a la realización de obras públicas que satisficieran las demandas de la creciente población
urbana. Entre las principales se encuentran la construcción, en 1955, de la represa de San Lorenzo y la
ampliación del sistema de caminos; para la mano de
obra necesaria se recurrió a la vieja ley de Conscripción Vial. Asimismo las compañías extranjeras que
habían invertido en la minería o la electricidad al
amparo de las leyes del gobierno de Odría, realizaron obras de infraestructura vial necesarias para el
desarrollo de sus empresas, que no entraron al régimen del sistema público. Son los casos de la Cerro
de Pasco Copper Corporation, la Electric Power Development y la Southern Perú Copper Corporation.
Mediante el Plan de Desarrollo del Sur el gobierno
de Prado enfrentó una fuerte sequía en los departamentos del centro y del sur entre 1957 y 1959, que
produjo la migración masiva de los campesinos a las
capitales de departamento como Lima, Arequipa,
Tacna y Cuzco.
1040
LAS ELECCIONES DE 1962
La realización de las elecciones generales de
1962 quedó establecida para el 10 de junio. Antes
de éstas, el personero de AP (ex Frente de Juventudes Democráticas), Javier Alva Orlandini, denunció
ante el JNE la preparación de un presunto fraude
mediante la expedición irregular y en masa de libretas electorales. Dicha acusación iba dirigida contra
el PAP, partido al que se atribuía la expedición en
Lima de alrededor de 200 mil libretas electorales a
favor de analfabetos y menores de edad. Los ministros de las Fuerzas Armadas hicieron suyas estas denuncias, iniciándose su abierta injerencia en la determinación de la validez o no de las elecciones; a
fines de mayo se dirigieron al JNE para denunciar
una “manifiesta voluntad de fraude”, demandando
medidas para evitarlo. Una investigación del poder
Judicial determinó la existencia de 8 mil libretas
electorales presumiblemente expedidas fuera del local del JNE, pero no necesariamente adjudicadas a
personas no aptas, sino correspondientes más bien
a las personas que se inscribieron después de noviembre de 1961 para participar en las elecciones. Si
bien esa cantidad de libretas era insuficiente para
cambiar la votación de más de dos millones de electores, el JNE acordó, para acceder a las demandas de
los ministros de las Fuerzas Armadas, que todas las
personas inscritas después de esa fecha debían presentar, además de su libreta electoral, su libreta militar en el caso de los hombres y su partida de nacimiento en el caso de las mujeres. Asimismo, para
evitar la duplicación de libretas se determinó el uso
de tinta indeleble en el dedo índice de los votantes.
En estas condiciones se realizaron las elecciones generales del 10 de junio.
Se presentaron en total siete candidatos: Fernando Belaunde Terry por Acción Popular (AP); Víctor
Raúl Haya de la Torre por la Alianza Democrática,
compuesta en su mayoría por el PAP, al que se sumaron miembros del Movimiento Democrático Peruano (ex Movimiento Democrático Pradista), e independientes simpatizantes del PAP; el general Manuel A. Odría por la Unión Nacional Odriísta
(UNO), ex Partido Restaurador; Héctor Cornejo
Chávez por la Democracia Cristiana (DC); el general César Pando Egúsquiza del Frente de Liberación
Nacional (FLN), movimiento político de intelectuales radicales vinculados al PCP, que continuaba en
la ilegalidad; Luciano Castillo por el Partido Socialista (PS); y Alberto Ruiz Eldredge del Movimiento
Social Progresista (MSP). Los resultados establecie-
El Perœ contemporÆneo
1041
ETAPA CONTEMPORÁNEA
ron tres candidatos de fuerza: Haya
de la Torre con 557 047 votos
(33,0%), Belaunde con 544 180 votos (32,2%) y Odría con 480 378 votos (28,4%). Al no alcanzar ninguno
de los tres el tercio de los votos necesarios para la designación presidencial, ésta quedaba en manos del Congreso. Ahora bien, a diferencia de los
resultados presidenciales, los votos
para elegir a representantes al Congreso favorecían ampliamente a la
Alianza Democrática, pero sin darle
la mayoría necesaria para asegurar el
triunfo del PAP. En estas condiciones, al instalarse el Congreso, éste
debería designar al nuevo presidente. Para ello se requería la conformación de una coalición que acumulara
la mayoría de votos. Se hacía necesario, pues, el establecimiento de nueVíctor Raúl Haya de la Torre, candidato de la Alianza Democrática, obtuvo el
vas alianzas políticas.
respaldo electoral en los comicios generales de 1962. Sin embargo, al no
En ese contexto, antes de que mayor
haber alcanzado el tercio de los votos necesarios se reservó la elección al Congreso
aparecieran los resultados oficiales, de la República. Fue en ese contexto que afloraron las acusaciones de fraude
el diario El Comercio inicia una electoral, que precipitaron el golpe militar del 18 de julio de 1962.
campaña periodística dirigida al
Ejército, insistiendo en la existencia de un fraude, launde que respetase las vicepresidencias y la comtratando de evitar un posible triunfo aprista. Días posición del Congreso. Se planteó la alternativa de
después, los ministros de las Fuerzas Armadas re- formar un tribunal de honor presidido por el cardemitieron al JNE una lista de 10 departamentos en nal Juan Landázuri, para que recomendara al PAP y
los que consideraban había existido fraude, y don- a AP el nombre del candidato por el cual votarían en
de mayormente había ganado la Alianza Democrá- el Congreso. Sin embargo, las negociaciones fracatica. A dicha campaña se sumarían más tarde AP san ya que Belaunde sintiéndose seguro ante la
–exhortando a las Fuerzas Armadas a cumplir con abierta simpatía de las Fuerzas Armadas por su can“su deber de velar por el respeto a la Constitución” didatura, se suma a la campaña contra el fraude
y realizando manifestaciones contra el fraude– y la electoral. El día 10 de julio Belaunde envía un documento al JNE pidiendo la anulación del proceso
Unión Revolucionaria (UR).
electoral en los departamentos denunciados por las
Fuerzas Armadas, con lo cual obtendría el tercio
EL GOLPE DE ESTADO
constitucional necesario para ser elegido automátiAnte esta situación, los ministros de las Fuerzas camente presidente. Viaja a Arequipa, donde realiza
Armadas hacen saber al presidente Prado que el co- un mitin en el cual plantea que el tribunal de honor
mando conjunto vetaba la candidatura de Haya de presidido por el cardenal Landázuri se manifestase a
la Torre. El día 3 de julio Prado convocó a Haya de favor o en contra de los resultados dados por el JNE.
la Torre informándole de la situación y explicándo- Finalmente, entre el 13 y el 15 de julio organiza en
le que de insistir sobrevendría el golpe de Estado, esa ciudad protestas callejeras y barricadas que depor lo cual le aconsejaba abandonar sus pretensio- fienden su postura, pero éstas no prosperan. Desnes presidenciales en favor de un acuerdo con Be- cartado un acuerdo entre Haya de la Torre y Belaunlaunde, ya que éste contaba con el visto bueno de de, sólo quedaba tratar con Odría. El día 17 de julio
las Fuerzas Armadas. Dos días después Haya de la al mediodía se anuncia que el PAP ha llegado a un
Torre hace pública su intención de renunciar a su acuerdo con Odría otorgándole los votos necesarios
candidatura e intenta llegar a un acuerdo con Be- para que sea elegido presidente. El comando con-
Portocarrero Grados
junto de las Fuerzas Armadas insiste ante el JNE para
que declare nulas las elecciones, aduciendo errores
en los padrones, un alto
porcentaje de ausentismo, la
existencia de libretas electorales duplicadas y presiones
de parte de las autoridades
políticas. El JNE se negó. En
la madrugada del día siguiente, el presidente Prado
fue derrocado, formándose
una junta militar de gobierno. Se instaló así el primer
gobierno institucional de las
Fuerzas Armadas.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
LA JUNTA MILITAR
La junta militar de goRicardo Pérez Godoy presidió la junta militar que
bierno estaba compuesta depuso a Manuel Prado Ugarteche. El propósito de esta
intervención fue impedir la asunción al gobierno de
por el presidente del coHaya
de la Torre o de otro candidato apoyado por el
mando conjunto y los tres
aprismo.
comandantes generales de
las Fuerzas Armadas. Éstos
eran el general Ricardo Pérez Godoy –quien la presidía–, el general Nicolás
Lindley, el teniente general
FAP Pedro Vargas Prada y el
contralmirante Francisco
Torres Matos. La intervención de esta junta –a pesar
de la manifiesta intención
de Haya de la Torre de renunciar a postular a la presidencia en favor de Odría–
muestra que no estaba dirigida a detener exclusivamente el ascenso político de
Haya de la Torre, sino también a impedir la conformación de cualquier gobierno
con predominancia aprista.
Al mismo tiempo, la junta militar buscaba poner en
práctica algunas de las propuestas planteadas al interior del Centro de Altos EsNicolás Lindley reemplazó a Pérez Godoy en el mando
tudios Militares (CAEM) y de la junta militar, convocando a elecciones generales
del Servicio de Inteligencia
para 1963.
1042
Militar (SIM), con el objetivo de establecer las bases de
un proceso de reformas sociales que limitaran el poder de la oligarquía e impidieran la posibilidad de una
explosión social que amenazara al régimen en su
conjunto. La junta anunció
la convocatoria a elecciones
generales en el plazo de un
año, después de un proceso
de depuración de los padrones y de reinscripción de
los electores, para garantizar de esta manera la limpieza de los comicios. Al
principio existían en la junta algunos elementos reformistas y progresistas que
ofrecían expectativas de
cambio, por lo cual recibió
inicialmente el apoyo de AP
y del PCP.
Entre las medidas adoptadas por esta junta militar
se encuentran el establecimiento de la Comisión Nacional de Cultura, el 24 de
agosto de 1962, y la creación del Sistema Nacional
de Planificación del Desarrollo Económico y Social
del Perú, el 19 de octubre
del mismo año. Posteriormente, bajo el gobierno de
Belaunde, este último se denominaría Instituto Nacional de Planificación (INP).
Asimismo, se dictó la ley
orgánica de la Empresa Petrolera Fiscal (EPF), como
complemento a la ley del
Petróleo de 1952. Esta medida fue producto no sólo
de la importancia que había
adquirido el petróleo como
fuente de energía y de recursos tributarios para el
Estado, sino también del
debate pendiente acerca del
laudo de la IPC sobre los
El Perœ contemporÆneo
yacimientos de La Brea y Pariñas. Estas primeras medidas tenían como objetivo realizar una
serie de reformas ante el temor
de una explosión social que pudiera ser canalizada por sectores
radicales de izquierda, temores
que se materializaron sobre todo en la fuerza que cobrarían en
esos años las movilizaciones
campesinas a lo largo del país y
en el surgimiento de las primeras experiencias guerrilleras.
Sin embargo, paralelamente
a la implementación de las medidas reformistas, la junta militar reprimió al movimiento
campesino, a los sindicatos y a
la izquierda. El 5 de enero de
1963 cayeron en una redada unos 1 500 dirigentes
políticos, sindicales y campesinos que fueron enviados a las cárceles de El Frontón y El Sepa. Ello también repercutió al interior de la junta militar –cuyos
miembros progresistas fueron apartados poco a poco–, a pesar de su carácter institucional y de su aparente homogeneidad política. En marzo de 1963,
Pérez Godoy fue reemplazado por el general Lindley, al parecer por haber mostrado intenciones de
que la junta militar se mantuviera en el gobierno.
LOS PRIMEROS BROTES GUERRILLEROS
da por el dirigente campesino Hugo Blanco Galdós.
Hugo Blanco había llegado al
Cuzco en 1960 instalándose como arrendire (colono) en la zona
de Chaupimayo en el valle de La
Convención. Desde allí desarrolló
una importante actividad política
de organización campesina que lo
lleva a integrar la dirigencia de la
Federación Campesina del Cuzco. El FIR, pequeña organización trotskista en la
cual militaba, decidió proveerlo de los recursos necesarios a través de acciones armadas urbanas en Lima, conocidas como “expropiaciones”. Sin embargo, Hugo Blanco no llegó a contar con esta ayuda
debido no sólo a la distancia que lo separaba de su
partido, sino también a la captura del grupo de expropiadores en la ciudad del Cuzco, a fines de 1961,
cuando intentaban ponerse en contacto con Blanco.
Posteriormente, a fines
de 1962, un grupo de 40
militantes del ELN, dirigido por Héctor Béjar,
intentará entrar clandestinamente al país a
través de la frontera con
Bolivia, para dar el apoyo que Hugo Blanco necesitaba. Sin embargo,
la situación política en
los valles de La Convención y Lares había cambiado ya que para enEl poeta Javier Heraud,
integrante del Ejército de
Liberación Nacional (ELN).
En los años sesenta, la
experiencia cubana fue
considerada un ejemplo
para la izquierda
latinoamericana e impulsó
una serie de acciones
guerrilleras en diversas
partes del continente.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Entre 1961 y 1967 se desarrollaron intentos por
constituir focos guerrilleros, algunos de los cuales
fueron espontáneos y de poca significación; tal fue
el caso del movimiento de Jauja, donde sin preparación, sin coordinación y sin contar con el respaldo
de organización política alguna, un oscuro subteniente de la Guardia Republicana intentó formar un
foco guerrillero en mayo de 1962. En general, todos
estos intentos se proponían constituirse en el respaldo armado del movimiento campesino que a
principios de los años 60 alcanzó gran auge, con lo
que intentaban agenciarse de algún modo de una
base social que respaldara sus acciones.
Un primer período de las guerrillas, entre 1961 y
1963, lo caracterizan las experiencias del Frente de
Izquierda Revolucionaria (FIR) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), enfrentadas por la junta
militar. Ambas tuvieron como objetivo apoyar la
movilización campesina de Chaupimayo, en los valles cuzqueños de La Convención y Lares, encabeza-
Hugo Blanco Galdós lideró una serie de
ocupaciones de tierras en los valles de
La Convención y Lares en el Cuzco, en
1962. Estas acciones generaron en torno
a él una imagen romántica y
coincidieron con la aparición de focos
guerrilleros en el Perú.
1043
Portocarrero Grados
tario de Reforma Agraria, dictó un decreto de reforma agraria campesina por el cual:
1) La asamblea general de cada sindicato debía
nombrar una comisión de reforma agraria surgida
de su seno.
2) Los colonos (arrendires) y subcolonos (allegados) se convertían automáticamente en propietarios de las tierras que trabajaban.
3) Las tierras no cultivadas se distribuirían en
parcelas, comenzando fundamentalmente por los
campesinos más pobres.
4) Las tierras en las cuales se hubieran hecho
plantaciones para el hacendado quedaban en poder
de éste, siempre que no hubiera cometido ningún
atropello. De lo contrario, estos cultivos e inclusive
la casa-hacienda con las instalaciones que hubieran
pasado al poder del sindicato en forma colectiva,
serían dedicadas a escuela, botiquín, canalizaciones, etc.
5) Las autoridades al servicio de los gamonales
no podrían intervenir porque los únicos conocedoLA REFORMA AGRARIA
res de la realidad agraria eran los propios campeEntre 1959 –bajo el gobierno de Prado– y 1962 sinos.
El 24 de abril de 1962 el gobierno de Prado dis–bajo la junta militar– se había producido un incremento de las movilizaciones campesinas a lo largo puso la abolición, en los contratos de arrendamiende todo el país. La más importante se dio en los va- to, de todas las formas de pago de la merced conlles de La Convención y Lares en el departamento ductiva en trabajo y de servicios personales, denodel Cuzco, donde los campesinos, organizados en minadas “condiciones”, dándose un plazo de 90
sindicatos y dirigidos por Hugo Blanco bajo la con- días para la realización de nuevos contratos, que
signa de “tierra o muerte”, ocuparon la mayor parte tendrían una duración mínima de 6 años. Se estade los latifundios. Como producto de esta lucha, a blecía además la libertad de los campesinos de coprincipios de 1962 la Federación Departamental de mercializar directamente sus productos –antes bajo
Campesinos del Cuzco, de la cual Blanco era secre- control de los hacendados– y la rescisión de los
contratos de arrendamiento si
los arrendatarios dejaban de
pagar la merced conductiva
durante un año y 15 días. Finalmente, se dejaba abierta la
posibilidad de que los hacendados vendieran las parcelas a
sus ocupantes directos.
La junta militar que en
1962 derrocó al presidente
Prado promulgó la ley de bases de la Reforma Agraria, ante el agudizamiento de la tensión campesina y la expansión del sindicalismo agrario
fuera de los valles del Cuzco.
Fiesta serrana, óleo de Camilo Blas. La reforma agraria fue un tema de apasionada
Sin
embargo, no se logró con
discusión en el Perú de los años sesenta y generó opiniones encontradas. Las
ello
neutralizar la movilizamovilizaciones campesinas exigiendo la entrega de tierras y el reconocimiento a sus
derechos contribuyeron a la urgencia de este debate.
ción campesina, por lo cual se
ETAPA CONTEMPORÁNEA
tonces la junta militar acababa de dictar una ley de
Reforma Agraria aplicada específicamente a dichos
valles, como una manera de mediatizar la movilización campesina y evitar su expansión. La ley recogía las principales reivindicaciones campesinas, por
lo que el movimiento campesino se replegó, situación aprovechada por las Fuerzas Armadas para entrar al valle de La Convención y capturar a Hugo
Blanco.
Es en este momento que un grupo de avanzada
del ELN, compuesto por seis guerrilleros, ingresa a
Puerto Maldonado para obtener información. Identificados, se produce un enfrentamiento con la policía –que se mantenía alerta debido a los rumores de
que Hugo Blanco intentaría escapar por la frontera
con Bolivia–, siendo la mayoría de ellos capturados
y el poeta Javier Heraud muerto. Ante la imposibilidad de entrar al país, la columna que estaba en el lado boliviano se repliega y dispersa.
1044
El Perœ contemporÆneo
las elecciones del año anterior. La junta militar promulgó una nueva ley electoral que mantenía como
requisito para votar el ser alfabeto, y reemplazaba
el sistema de “lista incompleta” por el de “cifra repartidora”.
Las candidaturas de 1963 fueron cuatro: Fernando Belaunde Terry por la alianza AP-DC; Víctor
Raúl Haya de la Torre por el PAP; Manuel A. Odría
por la UNO y Mario Samamé Boggio por el MSP. Éstas eran las candidaturas que realmente habían tenido alguna opción en 1962. Asimismo, las posturas
de los partidos se habían depurado lo suficiente como para tejerse nuevas alianzas políticas. Los resultados oficiales de la votación realizada el 9 de junio
fueron los siguientes: Belaunde, 708 662 votos
(39,1%); Haya de la Torre, 623 501 votos (34,4%),
Odría, 463 085 votos (25,5%) y Samamé Boggio, 19
320 votos (1,1%).
El resultado favorable a Belaunde se puede explicar por dos razones fundamentales: en primer lugar, al reducirse las candidaturas se evitó la dispersión del voto no aprista y, en segundo lugar, ante la
posibilidad de que se impusiera nuevamente el veto
de las Fuerzas Armadas contra Haya de la Torre, se
prefirió votar por los otros candidatos de fuerza, especialmente por Belaunde que contaba con las evidentes simpatías castrenses. Ello se refleja en el alto
número de votos para la representación parlamentaria aprista frente al voto presidencial.
promulgó la ley de Reforma Agraria aplicada específicamente a los valles de La Convención y Lares.
Teniendo como marco la mencionada ley de bases
se declaraba estos valles como zona inicial de aplicación de la reforma agraria, formalizándose el proceso que los campesinos ya habían implementado.
Su aplicación no acarreó mayores problemas, pues
los dispositivos se encontraban dentro de los márgenes que, en la práctica, había diseñado la movilización campesina, rechazándose tan sólo el pago de
indemnizaciones a los antiguos propietarios.
LAS ELECCIONES DE 1963
La junta militar cumplió con convocar a nuevas
elecciones en 1963. Para las Fuerzas Armadas éstas
debían asegurar el traspaso del poder a un civil con
claros objetivos reformistas y que estuviera dispuesto a realizar reformas sin necesidad de recurrir
a la movilización social. Asimismo, el nuevo gobierno debía respetar los intereses y la autonomía
política de las Fuerzas Armadas: no inmiscuirse en
su presupuesto, ni en el nombramiento de los ministros correspondientes a las tres armas, que se
llevaría a cabo según el estricto orden jerárquico de
sus instituciones.
En estas condiciones, sólo Belaunde podía ser el
candidato oficial de las Fuerzas Armadas, favoritismo ya mostrado en los hechos ocurridos durante
II
EL GOBIERNO DE BELAUNDE
1045
ETAPA CONTEMPORÁNEA
La DC había participado en las elecciones presidenciales en una lista única junto con AP. Luego de
realizadas éstas, ambos partidos ratifican sus acuerdos conformándose la llamada Alianza, en virtud de
la cual la DC recibió, además de las representaciones parlamentarias, la segunda vicepresidencia y los
ministerios de Justicia y de Agricultura.
Los resultados electorales para el Parlamento habían favorecido al PAP que contaba con 76 representantes, la Alianza contaba con 71 y la UNO con
31. Los otros 6 correspondían a las demás agrupa-
ciones políticas. De esta manera, Belaunde no contaba con mayoría parlamentaria en ninguna de las
dos cámaras. En estas condiciones, el problema básico volvía a ser el establecimiento de alianzas políticas para el funcionamiento coherente del Ejecutivo y el Legislativo. Ante la situación señalada y pese a su antigua enemistad, el PAP se alió con la
UNO formando la llamada Coalición, alianza de
oposición al gobierno que obstruiría los más importantes proyectos de reforma y censuraría sistemáticamente a los principales ministros, con lo que se
vino a reflotar de alguna manera la Convivencia. En
términos concretos, la Coalición significó el control
Portocarrero Grados
Julio de la Piedra, presidente del Senado,
miembro de la UNO y vinculado
estrechamente a los grupos
agroexportadores.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
es promulgada con serias limitaciones, se postergan las negociaciones
con la IPC y se reprime duramente
al movimiento campesino y a las
guerrillas. La tercera etapa, iniciada
con la devaluación de 1967, manifiesta el desgaste político del gobierno, a pesar de que el sector radical
de AP retoma el control del partido;
la cuarta se inicia cuando en mayo
de 1968 se produce la alianza de AP
con el PAP, que culmina con el golpe de octubre de ese año.
del Parlamento sobre el Ejecutivo. Esta situación se
reflejaría en las presidencias de las cámaras parlamentarias: en el Senado se hallaba Julio de la Piedra
de la UNO y en Diputados Fernando León de Vivero del PAP.
De diez gabinetes con 68 ministros que tuvo Belaunde, siete fueron censurados y, de éstos, cuatro
renunciaron al no aprobarse sus proposiciones. Los
más importantes fueron el primero, presidido por
Oscar Trelles, quien renunció a fines de 1963 al negarse a reprimir violentamente las movilizaciones
campesinas; el gabinete Becerra de la Flor, que tuvo
que renunciar como resultado de la crisis devaluatoria de 1967; el gabinete de Edgardo Seoane, que
renunció ante la derrota de la Alianza en las elecciones complementarias del mismo año; y el gabinete
de Oswaldo Hercelles, quien renuncia ante el escándalo de la “página once”. Éste sería el penúltimo gabinete antes del golpe de octubre de 1968.
El primer gobierno de Belaunde puede ser dividido en cuatro etapas, según los cambios producidos por la situación política. Durante la primera
–los llamados “primeros 100 días”–, predominaron
los sectores reformistas radicales en el gobierno. En
ese lapso se amplió la ley de bases de Reforma Agraria, se elaboró el proyecto de ley expropiatoria de
los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas, se
nacionalizó la Caja de Depósitos y Consignaciones
–creándose el Banco de la Nación– y se inició el
programa de Cooperación Popular.
En la segunda, a partir de 1964, el gobierno empieza a aceptar las condiciones de la oposición
APRA-UNO. En ese lapso la ley de Reforma Agraria
1046
LOS PRIMEROS 100 DÍAS
El enfrentamiento entre la Alianza y la Coalición
se dará de manera intensa en los primeros cuatro
años del gobierno de Belaunde. La Alianza representaba las posiciones reformistas que habían venido ganando fuerza desde la década del 50; la Coalición representaba las posiciones conservadoras
opuestas a dichas reformas, vinculadas a los intereses de la oligarquía. Las fuerzas de ambos sectores
se manifestaron en los primeros 100 días, cuando el
gobierno proyectó toda la energía y entusiasmo acumulados en el proceso electoral. Los 100 días comenzaron con el anuncio hecho por Belaunde en su
discurso del 28 de julio, de que en un plazo de 90
días plantearía ante el Parlamento una propuesta de
arreglo definitivo sobre el problema del laudo otorgado a la IPC, para elaborar la cual nombró Belaunde una comisión negociadora, encabezada por Mario Velasco. En su seno se discutió una serie de
planteamientos que en lo fundamental, como veremos después, no fueron muy diferentes a los manejados en las negociaciones de 1968: se acordó que
los yacimientos de petróleo de La Brea y Pariñas serían transferidos al Estado, pero bajo la administración de la IPC por un período de 25 años. La refinería seguiría bajo el control de la IPC al igual que el
sistema de distribución del petróleo procesado en
sus instalaciones. En estas negociaciones no se
planteó el tema de los adeudos de impuestos debidos a un supuesto “enriquecimiento ilícito” por la
explotación de predios no estipulados. No se llegó a
concretar ningún acuerdo en el plazo fijado y en no-
El Perœ contemporÆneo
La principal oposición a una
reforma agraria procedía de los
dueños de las grandes haciendas
del norte peruano. En la
imagen, la hacienda Cayaltí.
viembre de 1963 Belaunde
envió al Congreso un proyecto de ley que restituía la
propiedad del subsuelo al
Estado. El Congreso, sin
embargo, aprobó dos leyes
sustitutorias: la primera revocaba la ley de 1918, que
había autorizado al Ejecutivo a someter el asunto al
arbitraje internacional, y la
segunda declaraba nulo el
laudo de 1922. Ambas leyes fueron firmadas por Belaunde, con lo cual el problema con la IPC volvía a
la misma situación de los años 20. En esas condiciones, en febrero de 1964, la Coalición sancionó una
ley que conminaba al presidente a encontrar una solución al problema para que fuera sometida a la
aprobación del Congreso. Belaunde, a pesar de su
débil posición negociadora, encargó a principios de
1964 a Tulio de Andrea y Pablo Carriquiry la estimación del valor de las instalaciones de la IPC. Esta comisión llegó inclusive a reabrir negociaciones
con dicha empresa, desbordando sus atribuciones y
acordando puntos como el reconocimiento del derecho peruano a la propiedad del subsuelo y la entrega de la administración de los campos bajo un
contrato de 25 años. Sin embargo, las negociaciones
fracasaron debido a la insistencia
de la IPC en mantener el control
total sobre las operaciones.
la prestación de servicios voluntarios y gratuitos de
apoyo a comunidades campesinas y barrios marginales en la realización de pequeñas obras. En dicho
organismo participaron millares de jóvenes de AP,
estudiantes universitarios, miembros de comunidades cristianas y simpatizantes, que trabajaron en los
meses de vacaciones en la construcción de escuelas,
postas medicas, caminos, canales de regadío y otras
obras comunales. Además, se prepararon animadores entre los miembros de la población para que administrasen ellos mismos esas obras comunitarias.
Todas las obras de Cooperación Popular tenían una
inscripción que decía “El pueblo lo hizo”. Para dicho fin, el gobierno destinó al programa un presupuesto anual, que a veces recibía el apoyo del Fondo Nacional de Desarrollo Económico, entidad esta-
COOPERACIÓN POPULAR
El programa de trabajo voluntario y comunal llamado Cooperación Popular fue
una de las primeras medidas del gobierno de Fernando Belaunde Terry, buscando la
activa participación de los pobladores en obras de interés común.
1047
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Otra de las primeras medidas
del gobierno de Belaunde fue establecer el programa de Cooperación
Popular, en agosto de 1963, que
nació como un organismo para la
realización de obras públicas en
base al trabajo comunitario, secular institución de las comunidades
campesinas. Se trataba de convocar, además de la misma población
beneficiada, a jóvenes procedentes
de las clases medias urbanas para
Portocarrero Grados
que en esos años conmocionaban al país. En términos generales, los años 60 significaron un período
de fuerte concientización social, especialmente entre los jóvenes universitarios. Ello también se reflejó en las actividades de promoción social de muchas
comunidades de jóvenes católicos que hicieron suya
la causa de los sectores más pobres y explotados, encabezados por sacerdotes progresistas, muchos de
los cuales eran extranjeros.
LAS ELECCIONES MUNICIPALES
ETAPA CONTEMPORÁNEA
La preparación de un altar en una fiesta religiosa en el Cuzco.
Las duras condiciones de vida en el mundo rural y en el interior
del Perú sensibilizaron a quienes participaron en el programa
de Cooperación Popular.
blecida ese mismo año para la realización de obras
públicas en provincias. La dirección fue encomendada el arquitecto Eduardo Orrego, quien le dio un
gran impulso.
Este programa originó la oposición de la Coalición en el Congreso por considerarlo eminentemente político, pues sus estructuras administrativas estaban llenas de militantes populistas; esto le acarreó
el recorte de su presupuesto, reduciéndosele a un
departamento dependiente del ministerio de Fomento y Obras Públicas. Por otro lado, el programa
de Cooperación Popular fue acusado de estar compuesto o infiltrado por comunistas, debido a la influencia de estudiantes universitarios radicalizados
como Ricardo Letts o Luis Pásara. Debido a ello y al
éxito político del programa, Cooperación Popular
llegó a ser amenazada con la desactivación por los
integrantes de la Coalición en el Congreso. Y es que
Cooperación Popular tuvo un gran impacto en la juventud de clase media que fue a trabajar en las zonas marginales y empobrecidas. Muchos de estos jóvenes se abrieron así a la “conciencia social” y no
pocos integraron partidos de la izquierda radical o
se identificaron con las movilizaciones campesinas
1048
Una de las primeras medidas políticas del nuevo
gobierno fue convocar a elecciones municipales,
proceso sustituido desde el Oncenio de Leguía por
el sistema de junta de notables, en el que dichas autoridades eran nombradas por el ministro de Gobierno y Policía o por los prefectos o subprefectos,
también designados por el gobierno. La ley correspondiente, aprobada el 24 de setiembre de 1963,
dictaminó la formación de concejos municipales
provinciales y distritales con una duración de tres
años. La libreta electoral sería el único documento
requerido para tener derecho a voto. Las elecciones
se realizaron el 15 de diciembre y los resultados oficiales fueron los siguientes: la Alianza AP-DC, 747
628 votos (46,5%), la Coalición PAP-UNO, 711 628
votos (44,3%) y los independientes, 146 654 votos
(9,1%).
Si bien estos resultados reflejaban el alto respaldo electoral que se daba al gobierno recién consti-
En 1963, el gobierno del arquitecto Belaunde convocó a
elecciones edilicias como una forma de brindar mayor
participación política a los ciudadanos. En Lima, el vencedor
fue Luis Bedoya Reyes, quien repetiría este triunfo en 1966.
El Perœ contemporÆneo
tuido, resultaba evidente que la fuerza de la oposición era también importante. Para el período 19631966 fue elegido en Lima el candidato de la Alianza Luis Bedoya Reyes, ex ministro de Justicia por la
DC. Las siguientes elecciones municipales se realizaron el 13 de noviembre de 1966 y sus resultados
oficiales fueron los siguientes: la Alianza AP-DC,
824 391 votos (46,1%), la Coalición PAP-UNO,
767 301 votos (42,9%) y los independientes 197
268 votos (11,0%); siendo reelegido Luis Bedoya
Reyes en Lima. Hasta ese momento, el peso electoral de la Alianza y la Coalición, respectivamente, se
mantenía estable, pero la situación cambiaría al
año siguiente.
LA LEY DE REFORMA AGRARIA
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Al inicio del gobierno de Belaunde, el debate
acerca de la reforma agraria estaba en su momento
más álgido, debido a la fuerza de la movilización
campesina. El mismo 28 de julio de 1963, miles de
comuneros invadieron un grupo de haciendas en
Junín, bajo el amparo de las promesas populistas
del nuevo gobierno, tras lo cual el Ejecutivo presentó un proyecto de ley de Reforma Agraria, a principios de 1964. Durante el debate parlamentario, la
Coalición y el diario La Prensa acusaron sostenidamente al gobierno de promover las invasiones de
tierras por medio de Cooperación Popular y exigieron la inmediata represión de la movilización campesina; asimismo, la Coalición interpeló al primer
gabinete obligándolo a renunciar. Más adelante, el
proyecto de la ley de Reforma Agraria
fue modificado por la Coalición, hasta
convertirlo en un documento inoperante. La ley, promulgada el 19 de mayo de
1964, excluyó de la reforma a las propiedades trabajadas “eficientemente” y
dedicadas a productos de exportación.
De esta manera, el latifundio costeño
resultaba excluido y el latifundio serrano quedaba establecido como área de
afectación de la reforma. Pero incluso
en este aspecto la ley recortaba las posibilidades de llevar a cabo acciones efec-
tivas, lo que redujo la reforma a la mera expropiación de las tierras marginales de los medianos propietarios, y a la compra casi al contado de inmensas
propiedades.
Se creó la Oficina Nacional de Reforma Agraria
(ONRA), que se encargaría de señalar las llamadas
zonas de reforma agraria. Para su funcionamiento,
el Congreso le asignó un reducido presupuesto,
por lo cual debió recibir ayuda de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), un fondo especial de las Naciones
Unidas, y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
También se le encargaron las tareas de colonización
y de creación de programas de asentamiento, de
reinversión en tierras abandonadas y la promoción
de estudios de colonización. Entre los principales
aspectos que limitaban el cumplimiento efectivo de
la ley, la ONRA en vez de depender directamente
de la presidencia de la República, pasó a ser fiscalizada por el Parlamento; en segundo lugar, se estipulaban de manera muy minuciosa las etapas de
afectación de una propiedad, lo cual llevaba a interminables demoras (por ejemplo, el propietario
podía impugnar ante el poder Judicial la cuantía de
la afectación y el monto indemnizatorio, iniciándose largos juicios); y en tercer lugar, si bien la Coalición tuvo que aceptar el hecho de que las expropiaciones se pagaran con bonos emitidos por el gobierno, sistemáticamente se dio a la tarea de reducir el presupuesto de la ONRA y el financiamiento
de aquéllos. Como resultado, entre 1963 y 1967 só-
Arequipa de Jorge Vinatea Reinoso, 1930. El
proyecto de ley de Reforma Agraria presentado
por la alianza AP-DC fue desvirtuado por la
mayoría conformada por el APRA y la UNO,
frustrando una de las principales promesas
políticas del gobierno de Belaunde.
1049
Portocarrero Grados
lo se afectaron 375 574 hectáreas de un total de
más de 10 millones, en favor de 13 553 familias de
alrededor de un millón. En los últimos meses del
gobierno de Belaunde la Coalición llegó a reclamar
la interpelación del ministro de Agricultura, acusándolo de haber detenido la reforma agraria. Sin
embargo, el debate parlamentario se frustró al producirse el escándalo del Acta de Talara.
EL BANCO DE LA NACIÓN
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Otra reforma importante que significó una mejora en el sistema de recaudación tributaria fue la sustitución de la Caja de Depósitos y Consignaciones
por el Banco de la Nación. La Caja de Depósitos y
Consignaciones había estado controlada por las entidades bancarias privadas que se encargaban de la
recaudación y cobro de los impuestos. Sin ser un
banco comercial, tenía autorización para realizar
transacciones comerciales de venta de valores y pagos por adelantado al Estado, imponiendo un interés por tales operaciones. Como se ve, hasta ese entonces los recursos financieros del Estado eran utilizados por entidades bancarias privadas. Después
de un estudio y análisis de esta situación, se promulgó a fines de enero de 1966 la ley que creaba el
Banco de la Nación, reforma que implicaba que el
Estado podría recaudar y usar sus propios fondos
sin intermediarios privados, lo cual significaba disponibilidad absoluta de sus recursos económicos y
financieros. Según dicha ley, las funciones del Banco de la Nación serían: realizar las recaudaciones
fiscales de los impuestos directos; financiar al Estado en todo lo referido a inversión pública; garantizar que el Estado y empresas públicas pudieran tener cuentas corrientes, atención de sobregiros y
otras transacciones finacieras; realizar cobranzas a
los gobiernos locales y a las empresas del sector público; realizar pagos especiales tanto en el sector público como privado; y crear sus propios fondos en
base a bonos del tesoro para el financiamiento de la
inversión pública. Asimismo, como parte de la banca de fomento el gobierno creó el Banco de Vivienda y alejó a la banca particular del Banco Central
Hipotecario, constituyéndolos en importantes herramientas de crédito.
PRINCIPALES OBRAS PÚBLICAS
El gobierno de Belaunde tuvo un particular interés en la realización de obras públicas, especialmente aquellas referidas a comunicaciones y vivienda.
En lo que se refiere al primer rubro, el gobierno elaboró un Plan Vial Nacional para la construcción de
un sistema de vías de comunicación que integrase
las áreas de producción, agrícolas sobre todo, con
los diversos mercados urbanos. Muchas de estas
vías se construyeron dentro del programa de Cooperación Popular y con el financiamiento de créditos internacionales. La carretera Marginal de la Selva fue el mayor proyecto
de este género iniciado por
el gobierno de Belaunde,
planeándose que recorrería
la vertiente oriental de los
Andes, paralelamente a la
carretera Panamericana,
desde la frontera con
Ecuador hasta la frontera
con Bolivia. Los estudios
para su construcción se
realizaron entre 1964 y
1965 y el proyecto inicial
cubría los tramos viales
que vinculaban las áreas
extremas en el ámbito de
la ceja de selva. La obra
contó con el apoyo de los
países andinos y del BID,
rompiendo el secular aislaUna vista de la plaza de Armas de Tarapoto, en San Martín. Uno de los objetivos del
miento del departamento
gobierno de Belaunde fue dotar de una moderna infraestructura vial a la selva peruana, que
se concretó con la construcción de la carretera Marginal.
de San Martín, que se con-
1050
El Perœ contemporÆneo
virtió en un importante productor de arroz y de
maíz orientado al consumo del mercado interno. De
igual manera se impulsó la construcción de carreteras de penetración a la selva que se conectaran con
el tramo principal de la carretera Marginal. También
se construyó la estación terrena de Lurín, con la
cual el Perú ingresó a la era espacial y a las comunicaciones vía microondas.
En el campo educativo se estableció la gratuidad
de la enseñanza en todos los niveles y se suprimieron los “excedentes escolares” en la educación primaria y secundaria, incrementándose así el número
de matrículas. Asimismo, el gobierno intentó cubrir
la demanda de aulas. Se continuó también la política de crear nuevas universidades; entre el gobierno
de Prado y el de Belaunde se fundaron más de 15
universidades, muchas de las cuales se instalaron
obedeciendo a criterios políticos más que técnicos.
En cuanto a vivienda se realizó un amplio programa de construcción de 21 conjuntos habitacionales, destacando el de San Felipe en Lima.
UNIVERSIDADES
AÑO
En Lima
Universidad Nacional Federico Villarreal
1962
Universidad San Martín de Porres
1962
Universidad del Pacífico
1962
Universidad Particular Garcilaso de la Vega
1964
Universidad Femenina del Sagrado Corazón
1965
Universidad Técnica del Callao
1966
Universidad Nacional Enrique Guzmán
y Valle de La Cantuta
1967
1962
Universidad Técnica del Altiplano en Puno
1962
Universidad Nacional de Chiclayo
1962
Universidad Nacional Agraria de la Selva
en Tingo María
1964
Universidad Hermilio Valdizán en Huánuco
1964
LAS GUERRILLAS DE 1965
Universidad Nacional Daniel A. Carrión
en Cerro de Pasco
1965
A principios de 1965 el Servicio de Inteligencia
del Ejército envió un informe al presidente Belaunde acerca de la campaña política que organizaciones
de la izquierda radical estaban llevando a cabo a favor de la lucha armada. Al principio el gobierno desestimó dichas informaciones y públicamente señaló que tales actividades eran realizadas por “abigeos”. Sin embargo, éstas continuaron hasta que la
Fuerza Aérea demostró que se trataba de grupos
guerrilleros organizados en diferentes zonas del
país, especialmente en la sierra central y la sierra
sur. En este contexto se produce la emboscada en la
quebrada de Yahuarina, acción reivindicada por el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR),
grupo escindido del PAP, inicialmente llamado Apra
Rebelde. Entre sus principales dirigentes se encontraban Luis de la Puente Uceda, Máximo Velando y
Guillermo Lobatón.
Se abría así un segundo período de las guerrillas
en el Perú, caracterizado por una preparación más
elaborada y minuciosa, en comparación con los intentos anteriores. El Apra Rebelde o MIR se entrenó
en Cuba desde 1962 y a inicios de 1964 realizó una
campaña propagandística a favor de la lucha armada. Al igual que los intentos anteriores, el MIR esperaba asentarse al interior del movimiento campesino. Sin embargo, éste se debilita y declina al inicio
de las acciones armadas del MIR en junio de 1965.
Universidad Nacional Faustino Sánchez
Carrión en Huacho
1967
Luis de la Puente Uceda, dirigente del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR), grupo guerrillero que inició
sus acciones armadas en 1965.
1051
ETAPA CONTEMPORÁNEA
En otros departamentos
Universidad Técnica de Cajamarca
Portocarrero Grados
El MIR contaba con tres frentes: el Túpac Amaru en las provincias de Concepción y Jauja (Junín),
el Pachacutec en la meseta de Mesa Pelada, provincia de La Convención (Cuzco), y el de la provincia
de Ayabaca (Piura), que no llegó a funcionar. El primero estuvo dirigido por Guillermo Lobatón y Máximo Velando; el segundo por Luis de la Puente
Uceda; y el tercero por Gonzalo Fernández Gasco y
Elio Portocarrero.
El 2 de julio el gobierno encomienda a las Fuerzas Armadas la dirección de la lucha contra la guerrilla, y el 20 de agosto el Parlamento aprueba dos
leyes complementarias: la primera decretaba la pena capital para los guerrilleros y la segunda, denominada de “Defensa de la soberanía nacional”, asignó a las Fuerzas Armadas los recursos económicos
necesarios, mediante la emisión de bonos por un
valor total de 200 millones de soles. Dichos bonos
fueron colocados mediante colectas públicas nacionales y sus principales aportes provinieron de empresas extranjeras norteamericanas como la IPC y la
Cerro de Pasco, y de los grupos empresariales y familiares más importantes. Para octubre de ese mismo año, el frente Pachacutec había sido prácticamente desarticulado en el combate de Amaybamba,
donde muere Luis de la Puente Uceda. En diciembre el frente Túpac Amaru es aniquilado y muertos
sus principales dirigentes (Lobatón, Velando). El
frente de Ayabaca rompe el cerco policial y se repliega hacia las ciudades. Así, en tan sólo siete meses, la
guerrilla es desarticulada.
Igual suerte corrió un nuevo intento insurreccional del ELN, que en setiembre de 1965 había iniciado acciones en la provincia de La Mar (Ayacucho). Luego de derrotado el MIR, las Fuerzas Armadas organizan una ofensiva que en 30 días desarticula y dispersa a la brigada “Javier Heraud”, de la
que, sin embargo, Héctor Béjar logra escapar.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
EL PROBLEMA FINANCIERO
Para la aplicación de su política de obras públicas, ampliación del rol del Estado y realización de
su programa de reformas sociales, el gobierno incrementó el gasto público. En el presupuesto para
1964 los egresos representaron el 11,5% del producto nacional, y en el de 1967 el 15,3%. Ante la escasez de recursos, el gobierno necesitaba aplicar una
política tributaria que reforzara y aumentara la recaudación fiscal mediante la reforma del impuesto a
la renta y el establecimiento de impuestos sobre la
propiedad, medidas que fueron rechazadas por el
1052
Congreso. Sin embargo, el gobierno disminuyó las
cargas tributarias sobre las empresas privadas, ampliando las exoneraciones de los impuestos directos
a los ingresos y sobre los derechos de importación
del sector industrial. Se buscaba de esta manera
proporcionar un estímulo a la inversión privada y
elevar la presión tributaria a través de impuestos de
fácil recaudación.
Para incentivar dicha inversión privada, el gobierno dictó tres leyes importantes: una que exoneraba de impuestos a las nuevas inversiones en las
zonas de selva, otra que otorgaba un marco legal para la creación de parques industriales, y finalmente
la que permitía el establecimiento de plantas de ensamblaje automotriz; todas ellas representarían pérdidas para el Estado. En 1962 los beneficios de las
empresas constituían el 16% del ingreso nacional y,
de ese porcentaje, el 12% se encontraba libre de impuestos (en 1966 esta relación había sido de 18% y
15%). Por otro lado, mientras en 1960 los impuestos de las empresas constituían el 26% de los ingresos del gobierno, en 1965 este porcentaje cayó al
16%. En 1963 la participación de los impuestos directos en los ingresos gubernamentales fue de
32,8%, en 1964 de 24,5%, en 1965 de 23,7% y en
1967 de 26,2%. Los resultados no fueron los esperados debido al comportamiento rentista de las empresas, cuyas tasas de inversión se mantuvieron bajas a pesar de la elevación de las tasas de ganancia,
fenómeno que continuaría a lo largo de la década
del 70. En cambio, a mediano plazo se produjo un
déficit de consideración en el presupuesto, creciendo la inflación y con ella el peligro de una inminente devaluación, ya que el mantenimiento de la tasa
de cambio establecida en 1959 por Pedro Beltrán
había convertido al dólar en la mercancía más barata del Perú.
Es en este contexto que se favoreció el desarrollo de las importaciones. En 1966 las empresas duplicaron sus inventarios, anticipándose a una futura devaluación, y las importaciones crecieron en
26%, mientras que las exportaciones se estancaron
por la baja de los precios de las materias primas. Por
último, las inversiones extranjeras comenzaron a
incrementar los montos de transferencia de sus ganancias. El Perú se convierte en uno de los pioneros
continentales en el proceso de endeudamiento externo, debido a la disminución de la tasa de inversión privada, a la aplicación de la política de industrialización por sustitución de importaciones, a la
reducción de la presión tributaria al sector industrial y al incremento de las inversiones públicas.
El Perœ contemporÆneo
Con ello se comenzó a financiar los gastos en cuenta corriente, cuya primera crisis se manifestó en
1967 al no poder pagar la deuda externa debido a la
baja de los ingresos por exportaciones. Como veremos más adelante, las refinanciaciones y renegociaciones de 1967 y 1968 llevaron a una situación de
relativo saneamiento financiero, pero no impidieron
la crisis política.
LA ASISTENCIA NORTEAMERICANA
El ofrecimiento de Belaunde de resolver el problema de la
International Petroleum Company en los primeros meses de su
mandato no fue cumplido, hecho que se utilizaría como una de
las principales reivindicaciones del gobierno militar que
depuso a Belaunde en 1968.
1053
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Como hemos visto, el gobierno debía recurrir al
crédito internacional para mantener el crecimiento
económico basado en la política de sustitución de
importaciones, un amplio programa de obras públicas y la realización de reformas sociales. Pero, como
ha sostenido Kuczynski, la promesa de Belaunde de
plantear una solución definitiva al problema de la
IPC en los primeros 90 días de su gobierno hizo que
los norteamericanos congelasen toda ayuda hasta
que la situación se resolviera en términos favorables
para la empresa. De esta manera, desde 1963, el
problema de la IPC afectó directamente la asistencia
para el desarrollo proveniente del gobierno de los
Estados Unidos. Debido a que el problema no se resolvió a lo largo de su gestión, Belaunde recibió sólo 74 millones y medio de dólares por concepto de
asistencia bilateral. Este bloqueo obligó al gobierno
a concertar créditos de corto plazo y con altos intereses con la banca internacional y a dar mayores facilidades que permitieran nuevas inversiones en el
sector exportador, para intentar resolver el poco halagüeño panorama económico que se abría entre fines de 1966 y comienzos de 1967.
El refinanciamiento de la deuda externa dependía de la adopción de las tradicionales recetas liberales del FMI. A fin de encaminar al gobierno peruano en el marco de sus soluciones, el FMI concedió un stand by de 42 millones de dólares, que se
volcaron en una escandalosa especulación monetaria por parte de las empresas privadas y el sector público, al ingresar al mercado dinero fresco que seguía siendo barato. A principios de 1967, otro préstamo de 60 millones que el Perú negociaba con la
Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) fue
suspendido por el gobierno norteamericano al producirse un problema en la compra de aviones para
la Fuerza Aérea, que había solicitado al gobierno
norteamericano un crédito para ese fin. Consideraciones internas hicieron que el gobierno norteamericano rechazara la solicitud peruana, por lo que el
Perú decidió comprar aviones Mirage al gobierno
francés. Frente a ello, el gobierno norteamericano
reconsideró su decisión y sugirió al gobierno peruano que hiciera lo mismo, propuesta que no fue
aceptada. El rechazo desató una intensa polémica
en los Estados Unidos y el Congreso norteamericano decidió suspender nuevamente la ayuda al Perú,
a punto de ser renovada después de cinco años de
congelamiento. Se argumentó que si el gobierno peruano compraba armas en otros países, la ayuda
norteamericana serviría para pagar dichas compras.
Esta actitud desató una furiosa campaña antinorteamericana en los medios políticos peruanos por la
evidente situación de “dependencia externa” del
país. A pesar de ello, el gobierno logró concertar entre 1963 y 1967 una serie de créditos que multiplicaron la deuda externa, cuya cifra pasó de 237 a 685
millones de dólares; mientras que en 1965 la deuda
constituía el 9% del valor de las exportaciones, en
1968 alcanzó el 18%.
Portocarrero Grados
En cuanto al fomento de nuevas inversiones en
el sector exportador, existía la oferta de un grupo de
consorcios norteamericanos para invertir 350 millones de dólares en la explotación de los yacimientos
de cobre de Cuajone, que sumados a los de Toquepala posibilitarían la constitución de uno de los
complejos mineros más importantes y más avanzados del mundo, permitiendo así subsanar la baja de
los precios en nuestras exportaciones. Pero esta inversión se encontraba condicionada a las seguridades que el gobierno peruano pudiera dar en cuanto
a la estabilidad de la economía peruana y a la situación de las inversiones extranjeras, considerando
que el problema de la IPC no tenía aún solución. El
gobierno, incapaz de conseguir más ayuda en el exterior, insistió ante el Congreso a fin de que aprobara las reformas tributarias que le permitirían resolver la situación económica, pero la Coalición continuó negándose, aduciendo que dichas medidas castigarían los ingresos populares.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
EL CONTRABANDO
Entre 1966 y 1967 los diarios de oposición desencadenaron una intensa campaña de denuncia del
contrabando en editoriales y crónicas. Para combatirlo, el gobierno promulgó una ley en julio de 1966
y el Congreso formó una comisión investigadora integrada por miembros tanto de la Alianza como de
la Coalición. El caso alcanzó niveles de escándalo
cuando miembros importantes del gobierno se vieron comprometidos, lo cual fue utilizado por la
Coalición para criticarlo. En 1963 el contrabando
había significado el 35% del total importado y en
1967 alcanzó el 68%. El medio más frecuente para
la introducción de contrabando era la solicitud, por
parte de industriales y comerciantes, de la exoneración de impuestos para la importación de determinados insumos para la promoción industrial, a través de empresas fantasmas. Otros medios fueron la
subvaloración del precio de las mercancías para pagar menos impuestos, la entrega de falsas declaraciones de facturas comerciales, la evasión del control de aduanas a través de influencias, la solicitud
de créditos tributarios que eran pagados tardíamente o nunca, y los pagos de los derechos aduaneros
con cheques sin fondos.
Otro elemento que favoreció el contrabando fue
el decreto que establecía la exoneración de impuestos a las empresas de la selva y a Iquitos como
puerto libre, lo que llevó a cuantiosas importaciones libres de derechos de artículos de lujo, como
1054
textiles de diferentes calidades, joyas, electrodomésticos, perfumes, licores, cigarrillos, entre otros,
que posteriormente eran llevados libremente a Lima por los viajeros o por diferentes empresas comerciales.
La ley contra el contrabando de julio de 1966 estableció la reforma del servicio aduanero, de los
aranceles del derecho de aduana y del servicio de
autoridad portuaria, así como el control de las declaraciones juradas, de los bienes y rentas de los
funcionarios públicos y de las exoneraciones tributarias del poder judicial.
LA CRISIS DEVALUATORIA DE 1967
Frente a la crisis económica que se vislumbraba
a mediados de 1967, el gobierno se planteó dos alternativas políticas. La primera consistía en aplicar
medidas de corte liberal: devaluación de la moneda,
equilibrio del presupuesto mediante la reducción
del gasto público (con la evidente reducción de
obras públicas y de la aplicación de reformas sociales), el recorte de subsidios a los productos de consumo popular y una reducción aún mayor de la carga tributaria sobre las empresas. La segunda era de
corte reformista radical: planteaba restablecer el
control cambiario, planificar las importaciones, incrementar la carga tributaria a las empresas y establecer tasas a los ingresos personales.
El gobierno solicitó nuevamente al Congreso
promulgar los dispositivos legales necesarios que
permitieran equilibrar el presupuesto, pero la Coalición se negó. En medio del debate parlamentario
la situación empeoraba sin que la Alianza y la Coalición llegaran a un acuerdo. A fines de mayo, en un
discurso, el presidente Belaunde acusó a aquellos
que hablaban de devaluación de “traidores a la patria”, con lo cual el problema económico se hizo público y la especulación aumentó.
Para entonces la economía había entrado ya a
una situación crítica. Las divisas se veían cada vez
más reducidas por el aumento de las importaciones
y de los servicios de pago de los créditos externos.
Finalmente, ante la constante baja de las reservas
internacionales el BCR se vio obligado a retirarse
del mercado cambiario el 31 de agosto de 1967, lo
cual llevó a que el precio del dólar subiera de 26,80
a 40,45 soles en los siguientes días, hasta estabilizarse en 46,63 soles. La devaluación se expresó en
el incremento de la inflación que llegó a 14,7%, a
pesar de que el poder adquisitivo se redujo drásticamente.
El Perœ contemporÆneo
En lo político, la devaluación trajo como consecuencia la caída del gabinete Becerra de la Flor. En
su lugar, el presidente Belaunde nombró primer ministro a Edgardo Seoane, quien representaba a los
sectores reformistas radicales de AP, y a Tulio de Andrea como ministro de Hacienda. Este gabinete duró tan sólo dos meses.
LAS ELECCIONES COMPLEMENTARIAS
DE 1967
Edgardo Seoane, alto dirigente de Acción Popular y el
principal vocero de los llamados “termocéfalos”, el grupo
radical al interior de su partido.
La misma división se perfilaba ya al interior de las
filas de AP, cuando en el congreso del partido de
1967 la dirección nacional hizo fuertes críticas al
presidente Belaunde por el incumplimiento de las
promesas electorales, y eligió secretario general
–con la oposición de Belaunde y de sus más importantes colaboradores– a Edgardo Seoane, líder de
los radicales.
LOS INTENTOS DE RECOMPOSICIÓN
POLÍTICA
Entre la crisis devaluatoria del 31 de agosto de
1967 y el golpe del 3 de octubre de 1968, el gobierno tuvo cinco gabinetes. Todos, a excepción del penúltimo, conocido como el “gabinete conversado”,
tuvieron corta existencia debido a los ataques de la
Coalición. En febrero de 1968 Belaunde nombró como ministro de Hacienda al general Francisco Morales Bermúdez, en representación del Ejército, tratando de esta manera de presionar a la Coalición a dictar los instrumentos legales necesarios para resolver
la situación económica, pero también para reafirmar
el apoyo de las Fuerzas Armadas al gobierno.
Para mejorar los ingresos fiscales y evitar el contrabando, Morales Bermúdez colocó a oficiales del
Ejército como fiscalizadores del Servicio de Aduanas y de la recaudación de impuestos, pero el Parlamento siguió negándole al gobierno las medidas
1055
ETAPA CONTEMPORÁNEA
En noviembre de 1967, dos meses después de la
devaluación, se realizaron elecciones complementarias en el departamento de Lima para reemplazar a
Ciro Alegría, diputado por AP recientemente fallecido. Estas elecciones cobraron un carácter plebiscitario, puesto que cerca de la mitad de los electores
se concentraba en Lima. Los candidatos fueron: por
la Coalición, Enrique Chirinos Soto, inscrito en las
filas del PAP, con una larga trayectoria periodística
en el diario La Prensa y luego en Correo, propiedad
del empresario pesquero Luis Banchero Rossi; por
la Alianza se presentó Carlos Cueto Fernandini, ex
ministro de Educación de las filas de AP; por la Unidad de Izquierda (UI), un frente de partidos de la izquierda radical, Carlos Malpica Silva Santisteban,
ingeniero; y el independiente Jorge Saravia. Los resultados oficiales de las elecciones realizadas el 12
de noviembre fueron los siguientes: Enrique Chirinos Soto, 333 191 votos (44,9%); Carlos Cueto Fernandini, 283 335 votos (38,2%); Carlos Malpica Silva Santisteban, 106 556 votos (14,3%); Jorge Saravia, 18 661 votos (2,5%). También, siguiendo la
consigna de varios partidos de la izquierda radical,
el 7% del electorado votó en blanco. Los resultados
mostraban el creciente descrédito del gobierno a favor de la oposición, pero también manifestaban la
radicalización de importantes sectores políticos y
sociales, expresada en la alta votación por la izquierda que en oportunidades anteriores no había
sobrepasado el 5%.
Los resultados se expresaron además en la caída
del gabinete de Edgardo Seoane y en las divisiones
al interior de la Alianza. En primer lugar, la DC retiró su apoyo al presidente y se dio a la tarea de replantear sus postulados reformistas. Se produce entonces una división al interior de la DC, de donde
se apartó un sector favorable a una política de
acuerdo entre el gobierno y la Coalición. Este sector
fundó el Partido Popular Cristiano (PPC) encabezado por Luis Bedoya Reyes, entonces alcalde reelecto de Lima. Ambos partidos pasaron a la oposición.
Portocarrero Grados
ETAPA CONTEMPORÁNEA
EL “GABINETE CONVERSADO”
Producto de las negociaciones entre
el gobierno y el PAP se formó, en junio
de 1968, el gabinete encabezado por
Oswaldo Hercelles, conocido como el
“gabinete conversado”. Como parte de
este acuerdo político, Manuel Ulloa
Elías, es nombrado ministro de Hacienda, recibiendo del Congreso facultades
extraordinarias por 60 días para adoptar las medidas económicas necesarias
para enfrentar la crisis sin necesidad de
dar cuenta al Congreso, situación anticonstitucional. Al hacerse explícito el
arreglo político entre el gobierno y el
Entre agosto de 1967 y octubre de 1968, el gobierno del arquitecto Belaunde
PAP, se produce la ruptura de la Coalicontó con cinco gabinetes, varios de ellos de existencia efímera debido al voto ción: el general Odría retiró su apoyo al
de censura ejercido por la mayoría parlamentaria de la Coalición. En la
PAP en el Congreso, quitándole con
imagen, Fernando Belaunde y el entonces príncipe Akihito durante su visita
ello la mayoría. Se produce a la vez una
al Perú en 1967.
ruptura al interior de la UNO: encabeque solicitaba. Con las manos atadas, el Ejército dis- zados por Julio de la Piedra, un número significatipuso que Morales Bermúdez se retirase del gabine- vo de sus parlamentarios forman el Partido Social
te para evitar una confrontación con el Congreso. Demócrata Nacionalista, que se integra a la alianza
Ante esta situación de impotencia política, los sec- entre el gobierno y el PAP, con lo cual este último
tores radicales de AP, a través de la dirección de retuvo la mayoría en el Congreso.
Cooperación Popular, propusieron reactivar la moAsimismo, al interior de AP se forman dos tenvilización campesina para obligar al Congreso a dic- dencias políticas: por un lado están los “radicales”
tar las leyes que el gobierno necesitaba; otra alterna- de Edgardo Seoane, quienes mantienen la dirección
tiva propuesta fue la de realizar un “autogolpe” con del partido y, por el otro, los “carlistas” de Manuel
el apoyo declarado del Ejército, cerrar el Congreso Ulloa, denominados así porque el gabinete Hercey convocar a un plebiscito, caso no previsto en la lles estaba integrado por varios ministros de nomConstitución de 1931.
bre Carlos.
Belaunde, temeroso de la situación que se visEn ejercicio de las atribuciones otorgadas, el galumbraba al interior de su partido, desechó estas binete Hercelles promulgó cerca de 300 decretos,
propuestas, optando por tratar de llegar a un acuer- todos ellos ratificados posteriormente por el Condo con la Coalición; con la ayuda e intermediación greso. En cuanto a la política económica, Manuel
de un grupo de amigos personales, inició negocia- Ulloa dictó el Decreto Supremo Nº 287, con una seciones secretas con el PAP. Terminaron así las posi- rie de medidas modernizadoras que afectaban los
bilidades de realizar las reformas sociales necesarias intereses de los sectores tradicionales de la econosin compromisos con las fuerzas políticas opuestas. mía. Dicho decreto hizo efectivo el cobro de los imBelaunde prefirió esta opción a la movilización po- puestos sobre la renta al reorganizar la legislación
lítica de las masas populares.
tributaria, estableciendo el impuesto directo al paCon dicho compromiso político era evidente el trimonio y al valor de la propiedad predial; las acfracaso del gobierno reformista que había comen- ciones al portador se reemplazaron por las nominazado con un elevado nivel de apoyo de los sectores tivas, eliminando así el anonimato en las sociedades
populares urbanos, del campesinado, de la Iglesia, por acciones y posibilitando que el Estado controladel Ejército, del diario El Comercio y de los políti- se efectivamente la recaudación de impuestos al cacos norteamericanos de la línea de la Alianza para pital; y se incrementaron las tasas impositivas sobre
el Progreso. Con ello se abrieron las posibilidades los ingresos personales. Se restringió asimismo la
de un nuevo golpe institucional de las Fuerzas participación en el sistema financiero de los capitaArmadas.
les extranjeros, disponiéndose que sólo la banca na1056
El Perœ contemporÆneo
1057
ETAPA CONTEMPORÁNEA
cional podía contar con sucursales y absorber el ahorro interno
del país. Se definió como banca
extranjera a aquellas entidades
cuya participación en los activos
era mayor al 33%. Esta medida
se tomó debido a la tendencia a
que la banca extranjera monopolizara los créditos orientados a la
inversión industrial. En ese mismo sentido, se decretó que las
industrias consideradas de naturaleza estratégica debían ser controladas mayoritariamente por el
capital nacional o, en su defecto,
pasar al control del Estado.
El Estado adquirió mayor importancia en la toma de decisiones en cuanto a política monetaria. El directorio del BCR, hasta
entonces compuesto por delega- Vista de Cabo Blanco en el litoral piurano, región petrolera por excelencia. El anuncio
presidencial de un acuerdo definitivo con la International Petroleum Company en julio
dos de la banca privada –donde
de 1968 originó una polémica general que se avivó cuando Carlos Loret de Mola,
destacaba el capital extranjero–, presidente de la Empresa Petrolera Fiscal, hizo pública la sustracción de una página
pasó a estar conformado por redecisiva (la número 11) del acuerdo.
presentantes del gobierno, de las
organizaciones laborales (manejadas entonces por el PAP) y de los gremios indus- la situación fiscal del gobierno. Para ello debía dartriales nacionales. Asimismo, Ulloa logró refinan- se una solución definitiva al problema de la IPC, llaciar la deuda pública externa y concretar el ingreso ve que abriría la puerta a la ayuda extranjera. El
de los consorcios norteamericanos en la explotación punto era qué tipo de acuerdo y a qué precio polítiminera de Cuajone; de acuerdo a los nuevos dispo- co. La situación había cambiado en comparación a
sitivos, estos consorcios debían establecer una rela- 1963. Si bien los sectores de oposición a la IPC se
ción estrecha con el desarrollo industrial del país. habían incrementado, el acuerdo político entre el
La política agraria buscaba una gradual reforma gobierno y el PAP mantenía aún la mayoría en el
agraria por la vía fiscal, eliminando las relaciones de Congreso y le daba amplios márgenes de maniobra
dependencia personal y flexibilizando el mercado política. Era además inminente el fin del período de
de tierras, abriendo paso así a la formación de un facultades extraordinarias dado por el Congreso,
dinámico empresariado rural. En el rubro industrial que expiraba el 19 de agosto, todo lo cual expuso al
se mantuvo la política de incentivos sin desechar la gobierno a la crítica de que se trataba de un acuerpresencia del capital extranjero. Con estas disposi- do encubierto e inconsulto.
En su mensaje del 28 de julio de 1968, Belaunciones, a mediados de 1968 era posible prever un
cambio importante en la situación económica del de aseguró estar llegando a acuerdos definitivos con
país, con un probable período de rápido crecimien- la IPC. El 13 de agosto se hizo pública la noticia de
to. Sin embargo, el escándalo del Acta de Talara lle- que el presidente había recibido las instalaciones de
los yacimientos de La Brea y Pariñas, como parte de
varía a la crisis política final del gobierno.
tales acuerdos. Pero esta ceremonia se realizó “entre
gallos y medianoche”, sin hacerse públicas las conEL ARREGLO CON LA IPC
diciones del arreglo. Más adelante se supo que estaAdemás de las medidas económicas del gabinete ba compuesto por varios documentos separados, en
Hercelles, la solución de las relaciones financieras cada uno de los cuales se trataban puntos específicon el gobierno de los Estados Unidos permitiría la cos. En primer lugar, dichos documentos establellegada de los créditos de la AID y ayudaría a aliviar cían la transferencia al gobierno de las instalaciones
Portocarrero Grados
ETAPA CONTEMPORÁNEA
de los casi agotados yacimientos petrolíferos por cuyo producto la Procuraduría General de la República aducía la existencia de impuestos impagos por
un monto de 144 millones de dólares. A cambio de
ello, el gobierno se comprometió a anular todas las
reclamaciones contra la IPC. En segundo lugar, se
firmó un contrato de 10 años para la venta a la IPC
del gas natural extraído por la EPF y un contrato similar de 6 años para la venta del crudo a la refinería de Talara, que continuaría bajo administración
de la IPC. En este punto se centraron los elementos
más importantes de las denuncias posteriores y no
en la transferencia de las obsoletas instalaciones y
los casi agotados yacimientos de La Brea y Pariñas
al gobierno. En tercer lugar, en otro polémico punto, se estableció un período de 40 años por el cual
la IPC continuaría administrando la refinería de Talara, período renovable por otros 40 –tiempo más
que excesivo frente a los casi agotados yacimientos
petrolíferos–, entendiéndose que la IPC se encargaría de su modernización y ampliación. Si bien, como ha sostenido Chirinos Soto, Belaunde había comenzado por romper el práctico monopolio de la
IPC al iniciar la construcción de la refinería de la
Pampilla, al firmar un contrato de explotación petrolífera en el zócalo continental con la Belco Petroleum Company e impulsar las primeras exploraciones petroleras en la selva, estos proyectos tardarían
varios años en dar sus frutos, con lo cual –en la
práctica– el monopolio de la IPC continuaría.
Durante dos semanas la situación política se
mantuvo tranquila. Sin embargo, el 10 de setiembre, Carlos Loret de Mola, director de la EPF, denunció públicamente por televisión que había desaparecido la última página del acuerdo, donde se es-
tablecía el precio del crudo que la EPF debía pagar
a la IPC. Loret de Mola dio a entender que la página once de dicho acuerdo había sido deliberadamente extraviada y que en ella figuraban términos
importantes del acuerdo general. Aunque centradas
en un elemento formal, que en sí no cuestionaba el
fondo del problema, las denuncias de Loret de Mola sirvieron para canalizar la frustración política por
el incumplimiento de las promesas del gobierno de
realizar reformas sociales profundas. Estas declaraciones se convirtieron en el centro de un gran escándalo político, que produjo la caída del gabinete
Hercelles y la ruptura de la alianza entre el gobierno y el PAP. Los “radicales” de AP, encabezados por
Edgardo Seoane, formaron Acción Popular Socialista (APS), lo que obligó al presidente a recuperar su
local partidario con la ayuda de la policía.
El gobierno quedó políticamente aislado. El 2 de
octubre de 1968 juró el nuevo gabinete presidido
por Manuel Mujica Gallo, en el cual Manuel Ulloa
retenía la cartera de Hacienda. Pero era demasiado
tarde para este nuevo intento de recomposición política. El golpe que se venía preparando desde febrero por el presidente del comando conjunto de las
Fuerzas Armadas, general Juan Velasco Alvarado, es
adelantado a fin de aprovechar la extrema precariedad del gobierno.
EL GOLPE DEL 3 DE OCTUBRE DE 1968
Los hechos que provocan la conspiración militar
enmarcan el constante desprestigio del gobierno,
agobiado por acusaciones de corrupción, responsabilizado de la crisis económica y, sobre todo, del incumplimiento de su programa reformista, base del
apoyo que el Ejército le había brindado a Belaunde desde las elecciones de 1962. Entre febrero y marzo
de 1968 se constituyó el grupo
conspirativo conformado por nueve
oficiales del Ejército: cinco generales, entre los que se incluía Velasco,
y cuatro coroneles, que desarrollaron diversos planes para la realización del golpe y elaboraron un esquema de plan de gobierno. Con el
Los últimos meses del gobierno de Belaunde
estuvieron sacudidos por una fuerte crisis
política y económica, siendo depuesto por
las Fuerzas Armadas el 3 de octubre de
1968. En la imagen el salón Túpac Amaru
en el palacio de Gobierno.
1058
El Perœ contemporÆneo
escándalo de la página once, se da la situación propicia y se cierran las posibilidades de que las Fuerzas Armadas continuasen apoyando al gobierno. Se
abría además la perspectiva de que el PAP ganase las
elecciones generales del año siguiente.
Cuando los militares inician el golpe en la madrugada del 3 de octubre de 1968, el gobierno no
pudo oponer resistencia. El entusiasmo y el apoyo
popular de cinco años atrás habían desaparecido, de
allí que las protestas contra el golpe fueran esporádicas, débiles e ineficaces, encabezadas por sectores
influenciados por el PAP. Así, sin pena ni gloria, acabó el gobierno que tantas esperanzas había creado;
con él acabó una época.
III
EL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO
nuevos movimientos y partidos políticos de las clases medias emergentes, y a una constante presión
popular en demanda de reformas sociales: se reclaman mejoras en las condiciones de vida, servicios
del Estado y participación política. En la escena oficial, esto se expresó sobre todo en las coyunturas
electorales donde los actores políticos disputan el
control directo del Estado, y en los debates acerca
de la aplicación de políticas económicas redistributivas y de reforma social. La oligarquía ya no puede
recurrir al golpe de Estado como forma de conservar el control político, pues las Fuerzas Armadas
empiezan a mantener cierta autonomía institucional e ideológica. Todo esto sería el contexto en el
cual germinó el movimiento militar del 3 de octubre de 1968, que daría fin al régimen oligárquico.
1059
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Denominamos régimen oligárquico al sistema
político surgido a fines del siglo XIX, cuando el poder político se reorganiza luego de la guerra del Pacífico, con características bien definidas. Como han
sostenido diversos investigadores (Pease, López,
Burga y Flores Galindo), el régimen oligárquico era
formalmente un régimen liberal, pero de bases sociales restringidas. En otras palabras, difícilmente
podía ser calificado de democrático y podía recurrir
al golpe de Estado como salida política frente a las
demandas de los sectores populares y medios. Este
régimen encontró su punto de apoyo en las relaciones de la oligarquía con el capital extranjero y con
los poderes locales en el interior. Las mayorías campesinas quedaban excluidas y los
sectores populares urbanos eran
mediatizados a través de diversas
políticas sociales, otorgadas luego de constante presión social.
El período que abarca los
años 1950-1968 corresponde a
un momento de crecimiento
económico, debido al segundo
proceso de industrialización que
se desarrolla en el siglo XX, coyuntura que permitió a los diferentes gobiernos aplicar una serie de políticas sociales y emprender obras públicas en beneficio de los sectores populares.
Vista de la hacienda Cartavio. La principal fuente de ingresos de la llamada oligarquía
Pero también es el momento de peruana reposaba en la tenencia de la tierra. Sin embargo, el gobierno de Velasco
la crisis política del régimen oli- Alvarado se propuso la erosión de sus bases de poder y alentó un programa de reformas
gárquico, que se ve enfrentado a que modificarían sustancialmente a la sociedad peruana.
Portocarrero Grados
LA CRISIS POLÍTICA DEL RÉGIMEN
OLIGÁRQUICO
ETAPA CONTEMPORÁNEA
El gobierno de Odría fue el último golpe de Estado exitoso promovido por la oligarquía en defensa de sus intereses. Bajo el Ochenio no sólo se aplicaron las medidas económicas liberales reclamadas
por los agroexportadores, sino que se garantizó la
casi inexistencia de actividad política partidaria.
Salvo el tibio intento de la candidatura de Montagne, la oligarquía cerró filas frente a Odría ante el temor de la movilización política por el PAP de las
masas populares. Salvo la dictadura, a la oligarquía
no le quedaba ya forma política alguna de legitimarse en el poder. Para mediatizar la movilización popular se dictó la ley de Seguridad Interior, que en la
práctica declaró ilegales no sólo al PAP sino también al PCP y al PS. Cualquier intento de movilización política estaba limitado por el ambiente represivo del gobierno del Ochenio.
Cholas fruteras por Ángel Chávez. La crisis de la oligarquía
que se inicia hacia los años 50 no puede sustraerse de los
cambios sociales ocurridos en el Perú. La migración del
campo a la ciudad contribuyó a recomponer el rostro del país.
1060
Al finalizar éste, los intereses de la oligarquía se
verían representados políticamente por la UNO y el
MDP: el primero representaba los intereses de los latifundistas de la sierra y de los poderes locales
opuestos a toda medida que buscara transformar la
situación en el campo; el segundo representaba los
intereses de la oligarquía agroexportadora y de los
sectores financieros y manufactureros, es decir, la
burguesía propiamente dicha. Pero dicha burguesía
había expandido sus intereses al amparo de las inversiones del capital extranjero, por lo cual –si bien
tenía amplios márgenes de decisión política y económica– debía siempre tomarlo en cuenta. La crisis
de legitimidad y de representación política de la oligarquía se prolongó gracias a las alianzas que estos
partidos realizaron con el PAP, que a través de su influencia social les otorgó el control de cualquier intento de movilización política de las masas populares y además la base social que la oligarquía había sido incapaz de obtener por el carácter excluyente de
su régimen. Así, en busca de la legalidad y de la posibilidad de que finalmente Haya de la Torre accediese a la presidencia, el PAP dejó de lado su programa primigenio, radical y revolucionario, por la transacción con sus más encarnizados enemigos políticos. Una imagen resume estas avenencias realizadas
para garantizar la continuidad del gobierno de una
minoría a espaldas de la mayoría del país: un almuerzo donde aparecen sentados en la misma mesa
Pedro Beltrán, Víctor Raúl Haya de la Torre, el general Manuel A. Odría y Eudocio Ravines, demostración palpable de que la política peruana seguía basada en los acuerdos entre los caudillos y no en un
sistema de partidos moderno. El caudillismo está
muy enraizado aún en la tradición política peruana.
En este contexto surgirán nuevos actores que influenciarán la política entre 1956 y 1968. En primer
lugar, los partidos reformistas de clase media, representantes del denominado reformismo democrático; en segundo lugar, los partidos de la izquierda radical denominada Nueva Izquierda; y, por último,
los movimientos guerrilleros. Estos nuevos actores
tendrían algo en común: buscaban llenar el espacio
político dejado por el PAP y satisfacer las demandas
populares de una radical transformación del régimen oligárquico. Las alternativas políticas eran dos:
reforma social o revolución. Dos instituciones garantes del orden social, la Iglesia y las Fuerzas Armadas, se vieron tambien obligadas a asumir alguna
de estas dos alternativas. Cabe destacar que no existió entonces, ni existe hoy, un partido político que
buscara representar directamente los intereses del
El Perœ contemporÆneo
El Comercio, inicialmente vocero de las posiciones más
conservadoras, progresivamente fue asumiendo y divulgando
las tesis desarrollistas propugnadas por los organismos
internacionales.
campesinado, sino más bien sus reivindicaciones
fueron incluidas en programas más amplios, por lo
que la situación del agro y del campesinado se debatía al margen de sus protagonistas. El campesinado seguía así, a pesar del surgimiento de fuerzas antioligárquicas, marginado de la política nacional.
LAS IDEAS DESARROLLISTAS Y SU
IMPACTO EN EL PERÚ
planificación para organizar y expandir las actividades productivas, otorgando a las masas una retribución “equitativa” a su participación. En estas condiciones debería favorecerse el desarrollo de una burguesía empresarial nacionalista que, juntamente
con el Estado, desarrollara el potencial del país.
La urgencia de cumplir estas tareas se debía a razones de seguridad nacional, tanto externas como
internas. Externamente, el país se enfrentaba a un
doble peligro: el “comunismo internacional” y la
política expansionista de Chile; internamente, el
grado de pobreza y explotación podía conducir a un
descontento popular que posibilitara la difusión de
“ideologías extremistas”. Así, el carácter relativamente nacionalista y reformista de El Comercio se
combinaba con orientaciones políticas de neto corte autoritario y tecnocrático, expresadas en su antiaprismo y anticomunismo.
Influenciadas por estas ideas desarrollistas surgen en el mundo académico peruano importantes
instituciones dedicadas a estudiar los problemas nacionales, integradas por intelectuales de una de las
más significativas generaciones de este siglo: la ge1061
ETAPA CONTEMPORÁNEA
La segunda postguerra significó un período de
importantes transformaciones en los campos económico, social, político y tecnológico. El contexto
internacional de la Guerra Fría, las luchas de descolonización en Asia y Africa y la expansión de la economía mundial, propiciaron la difusión de los postulados democráticos y socialistas, así como de
ideas económicas, políticas y sociales que tendrían
gran impacto en los países del Tercer Mundo, especialmente entre los integrados a la órbita norteamericana. El tema del desarrollo económico comienza
a tomar gran importancia a nivel internacional. En
el caso de América Latina, se adoptarán los criterios
de la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), especialmente los vinculados a las políticas de sustitución de importaciones, en la búsqueda
de un desarrollo alternativo no dependiente del
mercado internacional.
Esta discusión –como nos lo recuerda Julio Cotler– se expresó en el Perú a través del debate entre
El Comercio y La Prensa, voceros de las dos grandes
fracciones oligárquicas. La Prensa insistiría en los
argumentos favorables a la “economía de mercado”
que venía defendiendo desde 1945, donde el desarrollo pasaba por la irrestricta libertad económica,
haciendo posible que el libre juego de la oferta y la
demanda creara un milagro económico y la afirmación de la democracia. El Comercio, en cambio, propiciaba una tendencia reformista, estatizante y nacionalista, que tendría particular impacto en los
cuadros políticos del Ejército. De acuerdo con esta
tesis, “cambios estructurales” debían terminar con
dos contradicciones básicas de la sociedad peruana:
la persistencia del “feudalismo” en el campo y la
creciente sumisión del capital nacional al extranjero. El Estado debía controlar los sectores básicos y
estratégicos del desarrollo nacional y recurrir a la
Portocarrero Grados
ETAPA CONTEMPORÁNEA
neración del 50. Entre tales instituciones destaca,
por ejemplo, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP)
dirigido por José Matos Mar, algunos de cuyos estudios estuvieron orientados a analizar a la oligarquía
peruana, el problema agrario y la cultura andina,
donde sobresale la mesa redonda alrededor de la novela Todas las sangres, de José María Arguedas.
Los temas “desarrollistas” y reformistas también
hicieron su ingreso en la vida política, a través de la
formación de nuevos partidos. Se hicieron comunes
las declaraciones sobre la necesidad de realizar
“cambios en las estructuras”, a fin de salir del estado de “subdesarrollo” causado por el carácter “dependiente” del país y la persistencia del “atraso” en
el campo. Estos discursos impactaron también en
sectores de la propia oligarquía y en instituciones
tradicionales como las Fuerzas Armadas y la Iglesia,
llegándose a un consenso sobre la necesidad de
cambios siempre que fueran hechos dentro de las
pautas del orden establecido. Algunos de estos temas de consenso –aunque las posiciones variaban
de acuerdo a cada sector político– eran: la reforma
agraria, el tratamiento al capital extranjero (como
en el caso del petróleo) y el proceso de industrialización. El tema de la reforma agraria, particularmente, tuvo una gran importancia debido al impacto de los movimientos campesinos. Los nuevos partidos que surgen en la coyuntura electoral de 1956
la incluyeron en sus programas, convirtiéndose así
en tema de debate nacional. Sin embargo, las propuestas no fueron más allá de reformas aceptables
para la oligarquía.
SURGIMIENTO DEL REFORMISMO
DEMOCRÁTICO
Con el viraje ideológico que llevó al PAP a establecer alianzas políticas con la oligarquía, quedó libre el espacio de oposición antioligárquico, que sería cubierto por los nuevos partidos reformistas.
Conformados en su mayoría por intelectuales y profesionales de clase media, representaban a los sectores emergentes relacionados con la creciente importancia de lo urbano, con la expansión del Estado y
la empleocracia estatal, industrial y comercial, y con
la revaloración de la educación como forma de ascenso social. Estas clases medias encontraban en la
oligarquía un serio límite para sus aspiraciones. Sin
embargo, los nuevos partidos no establecieron lazos
significativos con los sectores populares del campo
y de la ciudad, a los cuales buscaban representar, sino que optaron por abrir un espacio político al interior del régimen oligárquico a través de las diferentes coyunturas electorales y recurriendo a la opinión pública, opción que fue incapaz de vencer la
fuerza política de los partidos pro-oligárquicos. Asimismo, algunos de ellos –especialmente AP que alcanzó mayor peso
y presencia política– reprodujeron
el estilo caudillista de la política
oligárquica. Los partidos que representaron al reformismo democrático fueron fundamentalmente tres:
la Democracia Cristiana, el Movimiento Social Progresista y Acción
Popular.
La DC se fundó en 1955 a partir de dos núcleos, uno en Arequipa y otro en Lima. Sus antecedentes pueden remontarse al Frente
Democrático –en el cual Héctor
Cornejo Chávez y Luis Bedoya Reyes fueron secretarios personales
de Bustamante y Rivero– y a las
protestas de 1950 en Arequipa, en
donde participaron varios de sus
fundadores. Su figura predominante fue sin duda Héctor Cornejo
Héctor Cornejo Chávez fundó el Partido Demócrata Cristiano en 1955. Senador
Chávez;
y con él, Mario Polar, Luis
durante el primer gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry; posteriormente,
Bedoya
Reyes,
Mario Alzamora Valfue uno de los principales apoyos civiles del gobierno militar de Velasco Alvarado.
1062
El Perœ contemporÆneo
dez, Javier Correa Elías, Ernesto Alayza Grundy, Jaime Rey de Castro, José Barreda Möller y Jorge Bolaños. Alfonso Cobián, quizás su filósofo más importante, murió en 1960 a la edad de 24 años. La DC
participó en las elecciones de 1956 en diferentes listas, en 1962 presentó la candidatura de Cornejo
Chávez y en 1963 estableció una alianza con AP.
En la coyuntura de apoyar a AP o al PAP para las
elecciones de 1963, se perfilaban dos grupos, uno
radical y otro conservador. Durante el gobierno de
Belaunde las contradicciones se fueron perfilando y
tras la ruptura de la Alianza –luego de las elecciones
complementarias de 1967–, la DC se divide entre el
grupo encabezado por Cornejo Chávez y el de Luis
Bedoya Reyes, quien fundaría el Partido Popular
Cristiano (PPC). Mientras el grupo de Cornejo
Chávez se radicaliza más, el grupo de Bedoya apoya
al “gabinete conversado” formado por Belaunde y el
PAP, alianza que terminó con las esperanzas reformistas de los partidos nacidos en la coyuntura electoral de 1956.
En cuanto a su posición doctrinal, la DC representaba a los sectores cristianos influenciados por
los elementos renovadores de la doctrina social de la
Iglesia. Se presentaba como una tercera fuerza internacional pero especialmente latinoamericana, de carácter humanista, diferenciada del capitalismo y del
comunismo; aunque no alcanzó en el Perú los niveles de presencia que tuvo en Chile, Venezuela y
Centroamérica. Como ha testimoniado Mario Castillo, su organización partió de los núcleos de reflexión y de acción social de jóvenes cristianos que
cuestionaban la realidad social del país, creados por
intelectuales o grupos autónomos respecto a la Iglesia Católica, como la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) y la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, creada por Luis
Velaochaga. Las influencias más importantes vendrían del pensamiento católico francés, de autores
como Jacques Maritain y Emmanuel Mounier. En la
renovación de la doctrina social de la Iglesia cumplirían importante rol los cursillos de verano del padre
Gustavo Gutiérrez en la Universidad Católica, pero
esto ya sería posterior y ajeno a la DC misma. Su
programa planteaba medidas claramente antioligárquicas, para promover la “dignidad de las personas”.
La DC entró en crisis con el golpe militar de 1968,
aunque decidió apoyar el experimento militar.
El MSP se formó a partir de un grupo de intelectuales y profesionales, algunos de los cuales habían
estado ligados al Frente Democrático Nacional
(1945) y al Partido Social Republicano (1946); entre ellos se encontraban los hermanos Sebastián y
Augusto Salazar Bondy, Alberto Ruiz Eldredge, Guillermo Figallo Adrianzén, José Matos Mar, Jorge
Bravo Bresani, Francisco Moncloa y Santiago Agurto Calvo. En las elecciones de 1956 el MSP apoyó a
Belaunde y en las de 1962 lanzó como candidato
propio a Alberto Ruiz Eldredge. En las elecciones de
1963 no presentó candidatos y desapareció como
1063
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Alberto Ruiz Eldredge fue candidato en las elecciones de 1962
por el Movimiento Social Progresista, grupo político que
aglutinaba a intelectuales de ideas reformistas.
Sebastián Salazar Bondy (1924-1965), reconocido crítico y
animador cultural. Participó en el Movimiento Social
Progresista conjuntamente con otros valiosos intelectuales
de su generación.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Portocarrero Grados
partido luego de la victoria de Belaunde. Sus integrantes más importantes volverían al campo político como asesores del general Juan Velasco Alvarado
en la primera fase del gobierno militar. Durante algún tiempo publicaron el diario Libertad, bajo la dirección de Abelardo Oquendo. Éste fue el grupo
más fértil ideológicamente, ya que estaba compuesto principalmente por intelectuales para quienes el
subdesarrollo peruano se debía al control de la economía peruana por los consorcios extranjeros, apoyados por la oligarquía y el gobierno norteamericano. Su programa planteaba una revolución que devolviera a la colectividad el control de los recursos
nacionales, aunque sin considerar por quiénes y cómo llevarse a cabo esta revolución, que debía ser
“socialista”, puesto que el capitalismo que regía en
el Perú era causa del subdesarrollo y de la dependencia característicos del país. Este socialismo debía ser “humanista”, permitiendo la expansión y
desarrollo de las potencialidades del ser humano.
Este “humanismo socialista” sólo podría lograrse
promoviendo relaciones de solidaridad y de carácter
comunitario en la población. Para lograr estos objetivos debían realizarse cinco reformas básicas: de la
organización del Estado, de la democratización de
la estructura y función de la empresa, del agro, del
crédito y de la educación.
AP fue fundado formalmente en junio de 1956,
teniendo como antecedente inmediato el Frente de
Juventudes que el año anterior había lanzado la
candidatura de Fernando Belaunde Terry. Fue el
partido más exitoso de los que formaron parte del
llamado reformismo democrático, ya que alcanzaría
la presidencia por dos veces. En las elecciones de
1956 y 1962 se presentó sin alianza política alguna,
alcanzando un inusitado tercio electoral. Para las
elecciones de 1963, de las cuales salió vencedor, se
presentó aliada a la DC. Su máximo dirigente, Fernando Belaunde Terry, era sobrino del intelectual
Víctor Andrés Belaunde, y fue miembro del Congreso por el Frente Democrático Nacional en 1945. Los
demás dirigentes de AP pertenecían en su mayoría
al entorno familiar y profesional de Belaunde, y algunos de ellos habían sido sus discípulos, como
Violeta Correa y Eduardo Orrego. En cuanto a la
doctrina partidaria, Fernando Belaunde le imprimió
un sentido “peruanista” muy particular, desvinculado de las corrientes ideológicas predominantes entonces. Para Belaunde, el problema básico del país
residía en que ningún gobierno había querido o sabido organizar y dinamizar las energías del pueblo
que permitieran “la conquista del Perú por los pe1064
ruanos”. Esto podía lograrse mediante la utilización
de la antigua tradición de trabajo comunal heredada de los incas. Además afirmaba la necesidad de
realizar reformas sociales en aquellos lugares imposibilitados de alcanzar el desarrollo; las principales
eran la agraria, de vivienda, de educación, de salud
pública y las reformas administrativa, tributaria y
crediticia. En otras palabras, el Estado debía fortalecer su presencia regulando la actividad de la sociedad a fin de compatibilizar los intereses y las aspiraciones de los diferentes sectores.
En términos generales, todos los partidos, incluido el PAP, coincidían en la necesidad de realizar
reformas que permitieran redistribuir los recursos
económicos, sociales y políticos del país, para conseguir así la “transformación de las estructuras vigentes”. Asimismo, coincidían en la necesidad de
una mayor intervención del Estado, sobre todo en la
economía, a partir de la planificación y la formulación de planes de desarrollo.
LA NUEVA IZQUIERDA
El surgimiento de la llamada Nueva Izquierda en
el Perú está vinculado a la crisis política e ideológica del movimiento comunista internacional, producto del proceso de desestalinización en la URSS,
de la ruptura chino-soviética y del impacto de la revolución cubana.
En términos generales, se denomina Nueva Izquierda a los partidos de diferentes tendencias surgidos a partir de 1956, pero especialmente en la década del 60, que rompieron el virtual monopolio
del PCP como expresión del marxismo en el Perú.
Algunos de ellos surgieron de escisiones del PAP
(como es el caso del MIR) y otros del PCP (como
es el caso del ELN y los diversos partidos maoístas). Hasta fines de la década del 50, la expresión
ideológica predominante en el Perú había sido el
marxismo-leninismo. Desde entonces surgen partidos políticos cuyas expresiones ideológicas serán el
trotskismo (cuyos antecedentes datan de 1944), el
foquismo castrista, el maoísmo (de cuyas múltiples
escisiones y rupturas surgiría Sendero Luminoso) y
un marxismo-leninismo distanciado y más bien crítico de la URSS. La historia de dichos partidos y
corrientes ideológicas es bastante compleja, y todavía está por hacerse. Aquí intentaremos algunas
aproximaciones.
Cabe resaltar algunas características importantes. En primer lugar, los principales dirigentes de
los partidos de la Nueva Izquierda pertenecían a la
El Perœ contemporÆneo
El viraje ideológico sufrido por el APRA generó desconcierto
entre sus militantes, algunos de los cuales como Carlos
Malpica –quien más tarde se convirtió en una de las figuras
más reconocidas de la izquierda peruana–, constituyeron
nuevas agrupaciones.
de la Puente Uceda visitó Cuba e intentó ponerse
en contacto con Hugo Blanco en el valle de La
Convención. Finalmente, el 7 de febrero de 1964,
con un discurso de Luis de la Puente en la plaza
San Martín, se inicia una campaña pública en favor
de la lucha armada y pequeños grupos son enviados a recibir entrenamiento en Cuba. En junio de
1965 inician las acciones armadas, siendo derrotados a fines de ese mismo año. Posteriormente el
MIR sufrió una serie de divisiones y escisiones.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) es fundado en 1962 por sectores juveniles procedentes del
PCP o de su periferia inmediata. Más adelante se integrarían militantes del FIR y otras organizaciones
de izquierda. Esta situación se verá reforzada en
1965 cuando el Comité Leninista –formado en 1959
por los integrantes del Comité Departamental de Lima y de la Juventud del PC– se incorpora al ELN,
que buscó iniciar la lucha armada bajo el modelo
castrista, para lo cual gran número de sus elementos se entrenó en Cuba. Sin embargo, sus dos intentos insurreccionales en Puerto Maldonado en 1963
y en la provincia de La Mar, Ayacucho, en 1965, fracasaron. Su principal dirigente fue Héctor Béjar,
1065
ETAPA CONTEMPORÁNEA
juventud universitaria de clase media radicalizada,
algunos con militancia partidaria previa. En segundo lugar, los partidos de la Nueva Izquierda surgen
a partir del cuestionamiento y la crítica de la experiencia socialista en la URSS y del comportamiento
político del PAP y del PCP, presentándose, pues, como poseedores de “la línea política e ideológica correcta”, diferenciándose y enfrentándose entre sí, lo
cual se expresaría en sus continuos fraccionamientos y escisiones. En tercer lugar, a pesar de esta “actitud crítica”, mantuvieron la concepción leninista
de la organización del partido político y sus formulaciones ideológicas ratificaron los elementos centrales de la ortodoxia marxista-leninista. En cuarto
lugar, los puntos más importantes de los debates
realizados entre estos partidos giraron alrededor de
la caracterización de la sociedad peruana y del gobierno de turno, el papel de las clases sociales en el
proceso revolucionario y las formas de lucha en la
formulación de la estrategia para la toma del poder
político. Entre las principales organizaciones políticas de la Nueva Izquierda destacan el Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR), el Ejército de
Liberación Nacional (ELN) y Vanguardia Revolucionaria (VR).
El MIR surgió como producto de una escisión
del PAP. Luego de la crisis de octubre de 1948, el
sector radical logró mantener cierta presencia, oponiéndose a la política de la Convivencia. En octubre de 1959 se realizó la IV Convención del PAP,
evento en el cual 23 dirigentes –la mayoría de los
cuales eran cuadros juveniles y estudiantiles– presentaron una moción de cuestionamiento a la política de la Convivencia; la moción no prosperó y los
autores y adherentes del documento fueron pasados a las instancias disciplinarias y luego expulsados. Entre ellos se encontraban Luis de la Puente
Uceda, Luis Oliveira, Ezequiel Ramírez Novoa,
Gonzalo Fernández Gasco, Walter Palacios, Carlos
Malpica y Javier Valle Riestra. Este grupo formó el
Comité de defensa de los principios y de la democracia interna del partido, hasta que en noviembre
de 1960 se separa definitivamente y se autodenomina Apra Rebelde. En marzo de 1962 se convierte
en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, bajo el liderazgo de Luis de la Puente Uceda y Héctor
Cordero. Los sectores apristas más tradicionales y
los elementos trotskistas (como Ricardo Napurí)
fueron expulsados. El cambio de nombre era expresión de que el Apra Rebelde había asumido el
marxismo como ideología y la lucha armada como
medio de llegar al poder. Como muchos otros, Luis
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Portocarrero Grados
quien sería uno de los principales asesores del general Velasco durante el gobierno militar.
Vanguardia Revolucionaria (VR) fue fundada en
1965, dos meses antes de que el MIR iniciara sus acciones guerrilleras. Entre sus primeros integrantes
destacan Ricardo Napurí, quien habiendo sido expulsado del MIR, representaba las tendencias trotskistas; Ricardo Letts, militante y dirigente juvenil
radical de AP desde 1961; y Edmundo Murrugarra.
En los años 70, a pesar de sus divisiones, pasaron
por sus filas Manuel Dammert, Agustín Haya de la
Torre y Javier Diez Canseco. Según testimonio de
Ricardo Letts, ya desde 1963 se realizaron coordinaciones con el fin de fundar un partido político, intentándose incluso tomar contacto con Hugo Blanco en La Convención y con el ELN.
En 1964 se realizó una primera asamblea en donde se eligió una dirección provisional. El 30 de mayo de 1965 se funda formalmente VR teniendo como
secretario general a Ricardo Napurí y como secretario de defensa a Ricardo Letts. Con el inicio de la
guerrilla, debido a sus simpatías y vinculaciones con
el MIR y el ELN, VR se vio obligada a pasar a la clandestinidad. Sin embargo, en la práctica VR mantuvo
una posición de distanciamiento y de crítica
frente a las guerrillas, en las que nunca participó, aunque sus militantes conservaron en su
discurso la necesidad de la lucha armada como medio de lograr la toma del poder.
Ideológicamente, VR fue bastante
variopinta. Sus tesis combinaban elementos del trotskismo, del maoísmo,
del foquismo castrista y, por supuesto, de la ortodoxia marxista-leninista. VR logró cierta influencia entre
los universitarios y su presencia
sindical más bien se manifestaría
en los años 70 con las tesis de Edmundo Murrugarra de “ir al pueblo”, conocidas como “yawarismo”. VR en esos años también sufriría varias divisiones.
En cuanto al trotskismo, sus antecedentes se remontan a 1946 cuando se
fundó el Partido Obrero Revolucionario (POR), formado por los dirigentes
sindicales del PCP que encabezaron las
huelgas de 1944 en contra del gobierno de Prado. Inicialmente denominado
Grupo Obrero Marxista (GOM), dicho
partido se integró a la IV Internacional, teniendo importantes contactos
1066
con el Partido Socialista de los Trabajadores, partido trotskista inglés. Al producirse la división al interior del movimiento trotskista internacional, una
fracción del POR formó el POR-Trotskista (POR-T),
encabezado por Ismael Frías y Enrique Palacios. En
1961, el POR (esta vez encabezado por Hernando
Aguirre Gamio y Félix Zevallos) y otras organizaciones menores formaron el Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR), a cuyas filas perteneció Hugo
Blanco Galdós, impulsor de la organización del movimiento campesino en los valles de La Convención
y Lares.
Alrededor del FIR se agruparon dirigentes de organizaciones trotskistas internacionales, llegando a
preparar un incipiente aparato militar. Sin embargo,
el trotskismo entró en un proceso acelerado de división luego del fracaso en el apoyo a Hugo Blanco.
Del POR-T se separa Ismael Frías, quien funda el
Partido Revolucionario Obrero Campesino (PROC)
de breve existencia. Posteriormente, Frías y Ricardo
Napurí intentaron el “entrismo” (entrar en un partido para luego ganar a sus principales cuadros) al interior del MIR, pero fueron expulsados. El segundo
sería posteriormente fundador de Vanguardia Revolucionaria (VR). A pesar de su presencia activa,
el trotskismo sólo estuvo representado por
grupos minoritarios.
El surgimiento del maoísmo está relacionado con la polémica surgida entre el
Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y el Partido Comunista
Chino (PCCh), debido a la línea política internacional de Kruschev de
“desestalinizar” la URSS y de impulsar la “convivencia pacífica” con los
países occidentales, propugnada en
1956. La ruptura entre ambos países
se produjo a principios de 1960 y
las posiciones de dicho debate comenzaron a manifestarse pronto al
interior del PCP. El abogado Saturnino Paredes, asesor de la Confederación Campesina del Perú (CCP) y dirigente del Frente Campesino del PC, encabezó la fracción maoísta adhiriéndose a las teLa polémica entre el Partido Comunista de la URSS y
el Partido Comunista Chino tuvo enormes
repercusiones en la izquierda mundial. El Perú no fue
ajeno a esta discusión ideológica. En 1964, Saturnino
Paredes anunció el surgimiento del Partido Comunista
del Perú de tendencia maoísta, escindido del antiguo
Partido Comunista Peruano de línea prosoviética.
El Perœ contemporÆneo
sis prochinas. La ruptura se produciría en 1963. En
enero de 1964, el grupo de Saturnino Paredes convocó a una conferencia nacional al margen de la dirección del PCP, surgiendo el Partido Comunista del
Perú (PC del P). Ambos partidos se distinguieron
por el nombre de sus respectivos órganos de prensa: Unidad, del PCP, y Bandera Roja, del PC del P.
Los partidos surgidos de las sucesivas rupturas también reclamarían para sí la continuidad del partido
fundado por Mariátegui y ser el “verdadero” Partido
Comunista del Perú, diferenciándose por sus “sobrenombres”. Cabe resaltar que Saturnino Paredes recibió el apoyo permanente del comité regional del
partido comunista de Ayacucho, al cual pertenecía
Abimael Guzmán. El PC del P-BR sufriría una ruptura, de la cual se formaría en 1966 el Partido Comunista del Perú-Marxista Leninista, encabezado
por José Sotomayor. Una nueva escisión se inició en
1968 cuando se formó una comisión nacional reorganizadora, la cual se convertiría al año siguiente en
el Partido Comunista del Perú-Patria Roja (PC del
P-PR). Tanto Bandera Roja como Patria Roja establecerían su base social al interior de las universidades nacionales. En 1970 Bandera Roja sufre una
nueva división de la cual surgiría el Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PC del P-SL).
LOS MOVIMIENTOS GUERRILLEROS
(1960-1967)
1067
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Las experiencias guerrilleras estuvieron presentes a lo largo de la década del 60. Su importancia
–más que la influencia que pudieron tener en la implementación de reformas sociales o en las posibilidades de la toma del poder por la vía revolucionaria– radica en ser la expresión política más avanzada del descontento social que se acumulaba frente
al régimen oligárquico. Pese a su derrota, el impacto en la toma de conciencia de los graves problemas
nacionales fue muy grande, y contribuyeron a acrecentar el temor –al interior de las Fuerzas Armadas–
de una inminente explosión social, orientada a la
instauración del comunismo en el Perú. Aunque tales temores eran mayores que las posibilidades reales, ello confirmó la necesidad de realizar reformas
sociales de envergadura en los sectores reformistas
existentes al interior de las Fuerzas Armadas.
Los factores e influencias que promovieron el
surgimiento de movimientos guerrilleros en el Perú
y en América Latina en general, fueron tres:
a) El problema agrario y campesino. Entre 1945 y
1964 se desarrolló una inusitada movilización cam-
pesina, que conmocionó todos los Andes –sobre todo los Andes centrales y el sur andino–, produciendo la crisis del latifundio tradicional y la del régimen oligárquico en su conjunto. La reforma agraria
–unida al tema del petróleo– se constituyó en la
principal reivindicación de todo programa político
antioligárquico. Por ello no es de extrañar que los
principales focos guerrilleros se encontrasen en lugares como Cuzco, Ayacucho, Junín o Piura, de
fuerte movilización campesina. Este problema impactó en las juventudes radicalizadas de las clases
medias, que cuestionaron la actitud conciliadora e
indiferente del PAP y del PCP. El PAP se había convertido en un aliado importante de la oligarquía y se
oponía a cualquier propuesta de una reforma agraria radical. El PCP, en cambio, había asumido la táctica de apoyar a la “burguesía nacional”, dentro de
la cual la reforma agraria pasaba por la modernización de la agricultura en desmedro de las comunidades campesinas.
b) La crisis de los modelos socialistas. El modelo
de sociedad y de proceso revolucionario defendido
por el movimiento comunista internacional se había
visto afectado por la disputa chino-soviética y el XX
Congreso del PCUS, que inició el proceso de desestalinización. Para las antiguas dirigencias esto significó una crisis política e ideológica al interior de los
partidos comunistas de América Latina. Para muchos jóvenes significó asumir una “actitud crítica”
frente a la Unión Soviética y el marxismo, el cual
empezaron a estudiar directamente de sus fuentes
(Marx, Engels y Lenin). Ésta fue la primera revolución ideológica del marxismo en el Perú, que trajo
como consecuencia una vuelta al estudio de la obra
de José Carlos Mariátegui y el surgimiento de la
Nueva Izquierda. En el caso de las juventudes apristas, este fenómeno les permitió convertir su antisovietismo y su anticomunismo en la convicción de
poder hacer una revolución socialista radical sin seguir el modelo soviético, acercándose de esta manera al marxismo primigenio del PAP, rompiendo con
los prejuicios establecidos por generaciones políticas apristas anteriores.
El renovado interés por estudiar el marxismo
“desde sus fuentes”, sin intermediarios, tuvo su impacto también en los jóvenes universitarios sin militancia previa, muchos de los cuales empezaron a
acercarse a esta ideología. Esto se manifestó en
1963 en la Universidad de San Marcos, cuando luego de tres rectorados bajo el control del PAP, una
alianza de partidos de izquierda representada por el
Frente Estudiantil Revolucionario (FER), obtiene el
Portocarrero Grados
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Paisaje de Mario Urteaga. El reclamo campesino por una
distribución más equitativa de la tierra en el Perú fue asumido
como una bandera política por la izquierda peruana; de hecho
algunas irrupciones armadas se hicieron bajo esta exigencia.
control de la federación de estudiantes, iniciándose
así el período de hegemonía izquierdista en dicho
gremio.
c) La influencia de la revolución cubana. El triunfo de la revolución cubana que derroca a la dictadura pronorteamericana de Fulgencio Batista se produce en el contexto de la crisis política e ideológica
de los modelos socialistas. La noticia de la entrada
de los “barbudos de Sierra Maestra” en La Habana,
el 1º de enero de 1959, tiene un gran impacto en toda América Latina y en ella la juventud radicalizada
encuentra un nuevo modelo de lucha revolucionaria. Esta influencia se acrecienta cuando, ante las
presiones y el bloqueo del gobierno norteamericano, Fidel Castro anuncia el carácter socialista de la
revolución y Cuba asume una política de extensión
de los movimientos revolucionarios mediante el
asesoramiento militar e ideológico, adiestrando a
pequeños grupos en la guerra de guerrillas. Esta política de Cuba respondía a la necesidad de abrir nuevos frentes que impidieran una respuesta centralizada por parte del gobierno norteamericano contra la
1068
isla. Los grupos guerrilleros peruanos del ELN y el
MIR contaron con el asesoramiento y apoyo de Cuba, además de ayudarlos a ingresar al país, aunque
no con intervención directa en las acciones armadas. La presencia de guerrilleros de otros países en
las guerrillas peruana y boliviana fue la expresión
de la solidaridad internacionalista que en ese momento renacía en la izquierda latinoamericana.
Los intentos por constituir frentes guerrilleros
perduraron en el Perú hasta 1967, pero después del
fracaso del MIR no se generaron nuevos movimientos significativos. Hasta ese año, algunos núcleos
políticos persistieron en la idea de que podría implementarse un proceso revolucionario basado en la
lucha armada; sin embargo, se impuso la línea de
esperar mejores condiciones para una coyuntura revolucionaria. Con la muerte del Che Guevara en
Bolivia, en 1967, Cuba cambia su política exterior.
Asimismo, con la irrupción del régimen militar el 3
de octubre de 1968, muchos consideraron que la
guerrilla como método ya no era necesaria, pues el
régimen oligárquico, considerado la principal traba
para el desarrollo del país, estaba siendo demolido
por las medidas y transformaciones modernizadoras del régimen militar. Con ello se cerró la etapa de
las luchas guerrilleras en la década del sesenta.
Con respecto a las causas de la derrota de las
guerrillas, quisieramos plantear dos aspectos. El
primero –de carácter político-social– fue el cuadro
de su total aislamiento: por su juventud su peso político era débil y su base social inexistente, a pesar
del deseo de constituirse en el brazo armado del
movimiento campesino que en ese momento se encontraba a la ofensiva. Pero cuando el MIR se plantea seriamente el problema de abrir sólidos frentes
guerrilleros en el campo, ese movimiento campesino estaba ya en repliegue. Asimismo, otras fuerzas
políticas de izquierda como el PC, VR y el FIR se
opusieron a apoyar al “aventurerismo ultra-izquierdista”. El segundo aspecto –de carácter militar– es
la incapacidad de las guerrillas de enfrentar la ofensiva policial y de las Fuerzas Armadas, en la mayoría de los casos por falta de preparación y de recursos, del desconocimiento del terreno e incapacidad
de asentamiento. La organización de la guerrilla del
MIR, mejor preparada y planificada, no era desconocida para las Fuerzas Armadas, ya que parte de la
preparación insurreccional implicaba una campaña
abierta a favor de la lucha armada. Asimismo, las
Fuerzas Armadas estaban preparadas para enfrentar
eficazmente a la guerrilla desde antes de 1961: tenían oficiales adiestrados en la lucha contrainsur-
El Perœ contemporÆneo
gente en Panamá y otras bases norteamericanas,
donde recibieron formación bajo los modelos aplicados en Argelia y Vietnam, con asesoramiento
constante de oficiales norteamericanos; además, las
instituciones castrenses se fortalecieron a través de
la profesionalización de sus cuadros y actualizaron
su armamento.
CAMBIOS AL INTERIOR DE LAS FUERZAS
ARMADAS Y DE LA IGLESIA CATÓLICA
Cardenal Juan Landázuri Ricketts.
La Iglesia peruana operó una
transformación en su discurso
pastoral a fines de los años
cincuenta. El énfasis en el
mejoramiento de las condiciones
materiales de vida y la dignidad de
las personas reemplazó un discurso
tradicional que subrayaba la
salvación espiritual del individuo.
1069
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Como se ha señalado anteriormente, las ideas
desarrollistas penetraron diferentes ámbitos sociales, pero también importantes instituciones, como
son los casos de la Iglesia y de las Fuerzas Armadas,
especialmente del Ejército. La Iglesia Católica en el
Perú, al igual que en el resto de América Latina, estuvo tradicionalmente identificada y enlazada al poder oligárquico; sin embargo, en el contexto de las
transformaciones de las décadas del 40 y el 50, las
bases sociales de la Iglesia comenzaron a reducirse,
planteándose así la necesidad de realizar reformas
en sus doctrinas para poder mantener su sitial en la
sociedad peruana. A partir de la década del 50 empezó a difundirse con mucho mayor éxito “la doctrina social de la Iglesia”, en cuyos textos fundamentales ésta se declaraba partidaria de un tercer
camino contrario al “individualismo capitalista” y al
“totalitarismo comunista”.
Para ello los intereses de las
diferentes clases debían organizarse alrededor de un Estado corporativo, que revitalizaría los fundamentos sociales de la existencia cristiana.
Aunque algunos de sus postulados fueron recogidos por
la DC, no existió estrictamente hablando un partido
católico. Simultáneamente a
estas innovaciones del pensamiento político católico, la
Iglesia peruana comenzó a recibir a sacerdotes extranjeros
influidos por autores radicales, así como “curas-obreros”
que mediante sus actividades
en los sindicatos y en las barriadas, abrieron paso lentamente a una nueva teología y
a un nuevo tipo de comportamiento político.
Como ha reseñado Julio Cotler, en una de las
conferencias preparatorias al V Congreso Eucarístico Nacional y Mariano, en 1954, se denunció las
condiciones de vida de los sectores populares. En
dichas conferencias se hallaban presentes sacerdotes extranjeros críticos de la situación de pobreza
existente en el Perú, y durante el gobierno de Prado, uno de éstos fue deportado. Asimismo, en 1959,
el propio cardenal Juan Landázuri declaró, al clausurar la primera Semana Social de la Iglesia, que la
situación económica y social debía cambiar, pagándose mejores salarios y redistribuyendo la riqueza.
Así se fue manifestando al interior de la Iglesia un
sector que buscaba conciliar su vocación espiritual
con el cambio social, tendencia que encontraría en
el ascenso de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II el
marco institucional necesario. Estas concepciones
se convirtieron en parte del discurso antioligárquico, manifestándose en la presencia de las comunidades de base en la organización campesina, en las
barriadas y sindicatos, en las universidades. Esta influencia también llegó a los sectores profesionales
de clase media.
El impacto del Concilio Vaticano II en Latinoamérica se expresó en los resultados de la reunión de
obispos de Medellín (Colombia) en 1968, a partir
de la cual se funda en el Perú la Oficina Nacional de
Información Social (ONIS). Pero quizá el hecho
más importante será la publicación, en 1969, del libro del
padre Gustavo Gutiérrez Teología de la liberación que concretó, en base a fundamentos
tanto teológicos como científico-sociales, la propuesta de
una Iglesia comprometida
con “la opción preferencial
por los pobres” y el cambio
social.
Portocarrero Grados
ETAPA CONTEMPORÁNEA
La publicación en 1969 de la Teología de la
liberación del padre Gustavo Gutiérrez
anunció un cambio en la labor pastoral y la
perspectiva teológica en América Latina.
En el ámbito de las Fuerzas Armadas, con el proceso de modernización y profesionalización iniciado bajo el gobierno de Odría, las ideas desarrollistas
se introdujeron en la mentalidad militar. En ese entonces, el Perú era miembro de la Junta Interamericana de Defensa, creada en Río de Janeiro en 1947.
A partir de su adhesión a la Junta, el Perú recibió
asesoramiento del gobierno norteamericano y realizó compras de material bélico moderno, lo que hizo necesario modernizar las escuelas de instrucción, implicando el desplazamiento de la formación
militar peruana basada en los planes y manuales
franceses introducidos por el gobierno de Nicolás
de Piérola. Así, a partir de la reorganización de las
Fuerzas Armadas llevada a cabo por el general Alfredo Rodríguez Martínez, se fundaron organismos
importantes que promovieron la difusión y desarrollo de una nueva mentalidad militar, convirtiendo a
las Fuerzas Armadas en un activo deliberante político distanciado de las propuestas oligárquicas: éstos fueron el Centro de Altos Estudios Militares
(CAEM), en 1953, y la Escuela Nacional de Guerra,
en 1954.
Según Dirk Kruijt, el objetivo del CAEM, fundado por el general José del Carmen Marín, era formar
un nuevo tipo de profesional militar, el “intelectual
militar”, cuyo interés central sería la elaboración y
discusión de una estrategia de “seguridad nacional”, enmarcada dentro de la estrategia continental
1070
estadounidense de la “Guerra Fría”,
cuyo objetivo primordial era una defensa continental que frenase la influencia y una hipotética agresión de
la URSS. Ideológicamente, pues, esta
estrategia es inicialmente pronorteamericana y anticomunista. Sin embargo, dichas bases ideológicas se verán contrastadas con los diagnósticos
que sobre la situación del país y el desarrollo nacional iba realizando el
CAEM. Como señala Cotler, a mediados de la década de 1950 –paralelamente al “Plan del Perú” del diario El
Comercio– el CAEM realizó un inventario global de la situación del país.
Los resultados mostraban que el Perú se encontraba
“subdesarrollado” en relación a otros países latinoamericanos y esto era un peligro para la seguridad
nacional. Así, las ideas desarrollistas comenzaron a
influenciar al alto mando militar, que comenzó a
exigir un sistema de planificación a fin de superar el
subdesarrollo, contribuyendo a ello los intelectuales civiles que dictaban cursos en sus aulas, como es
el caso de Jorge Bravo Bresani. Tal preocupación se
vería plasmada en la Revista de la Escuela Superior
de Guerra. Según Stefan, entre 1954 y 1957, los artículos dedicados a seguridad nacional interna y desarrollo representaron el 1,7%. Entre 1964 y 1967
éstos se incrementaron a 50%. En 1957, con los
nuevos planteamientos desarrollados en el CAEM y
la Escuela Superior de Guerra, hubo cambios en la
organización del Ejército buscando adaptarlo a las
nuevas exigencias, proceso del cual nació el Servicio de Inteligencia Militar.
De esta manera las Fuerzas Armadas se hicieron
permeables a los grandes temas de debate nacional.
Sin embargo, como sostiene Lynch, sus reflexiones
tenían diferentes matices y posiciones, que iban
desde la necesidad de reformas para evitar el peligro
comunista –en una típica posición contrainsurgente–, hasta los que desde una posición nacionalista
visualizaron la existencia de intereses contrapuestos
entre los países latinoamericanos y los Estados Unidos. Esta última posición estaba vinculada al pro-
El Perœ contemporÆneo
blema del poder político y del Estado, percibido no
como representativo de los intereses generales de la
nación sino de los intereses particulares de un sector minoritario de propietarios oligarcas. En 1963,
el CAEM llegó a la conclusión de que el subdesarrollo era causado porque el poder real estaba en manos de “los latifundistas, exportadores, banqueros y
de las compañías norteamericanas”. Es así como en
las Fuerzas Armadas, y particulamente en el Ejército, se fue configurando una nueva orientación política coincidente con la de sectores de la Iglesia y
nuevos partidos políticos reformistas.
LAS RELACIONES INTERNACIONALES
A raíz del golpe militar de Manuel A. Odría y la
persecución desatada contra los militantes y líderes
apristas, Haya de la Torre decidió solicitar asilo en la
embajada de Colombia, en Lima.
1071
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Entre 1950 a 1968 se estaba produciendo una reconfiguración de las relaciones internacionales, enmarcadas por la hegemonía norteamericana en Occidente y su política de “Guerra Fría” frente a la
URSS y sus aliados. A ello hay que sumarle el contexto e impacto de la “descolonización” de los países de Asia y Africa, que dio un impulso inusitado a
las ideas democráticas, nacionalistas y socialistas al
interior del llamado Tercer Mundo, originando el
llamado Movimiento No Alineado (NO-AL). En el
caso del Perú, destacan los siguientes temas internacionales:
a) El caso Haya de la Torre. Víctor Raúl Haya de
la Torre, ante la persecución de que fue objeto, se
vio obligado en enero de 1949 a pasar a la clandestinidad y asilarse en la embajada de Colombia durante cinco años, originando un conflicto diplomático entre ambos países, ante la negativa del gobierno de Odría de otorgar a Haya el salvoconducto necesario para que saliera del país. Se llegó al grado de
rodear la embajada de Colombia con trincheras,
ametralladoras y cerco de púas. El caso fue planteado ante la Corte Internacional de La Haya. Finalmente, ante la presión internacional, el gobierno de
Odría tuvo que ceder y Haya de la Torre partió al
exilio en 1955.
b) El convenio con Bolivia. Los primeros meses
de 1957 se estableció en Lima una comisión mixta
peruano-boliviana para estudiar el aprovechamiento de las aguas del lago Titicaca con fines hidroeléctricos y de irrigación. El 19 de febrero del mismo
año se suscribió en La Paz el convenio elaborado
por dicha comisión para el estudio económico preliminar del aprovechamiento de las aguas y para la
financiación de una carretera que uniera el puerto
de Ilo y la frontera con Bolivia, pasando por la ciudad de Puno.
c) El Plan Truman. El 25 de enero de 1951 el gobierno pidió al Congreso la aprobación del convenio entre Perú y los Estados Unidos en el punto IV
del Plan Truman. Así, se establecieron acuerdos de
cooperación en Educación, Salud Pública, Agricultura y otros sectores para el desarrollo del país.
También se recibió armamento y entrenamiento militar; a cambio, el Perú dio facilidades a los Estados
Unidos para la adquisición de minerales y el establecimiento de bases militares.
d) El incidente fronterizo con el Ecuador. La labor
de demarcación de la frontera Perú-Ecuador luego
de la guerra de 1941, había quedado pendiente,
aunque la mayor parte había sido cumplida. A partir de 1951 Ecuador trató de eludir la demarcación
aduciendo la inexistencia de la división de aguas
entre los ríos Zamora y Santiago, y que por lo tanto
no se podía cumplir con el Protocolo de Río de Janeiro. Ello desató una campaña en el Ecuador contra dicho acuerdo. La intervención de los países garantes determinó la validez del tratado haciendo recordar el carácter definitivo de su firma. Sin embargo, las tareas demarcatorias no fueron culminadas.
e) La Conferencia de Punta del Este. Fue impulsada por el presidente John F. Kennedy ante el temor
de la influencia de la revolución cubana en el con-
Portocarrero Grados
texto de crisis económica de los países latinoamericanos. En dicha conferencia se reunió el Consejo
Interamericano Económico y Social a nivel ministerial en agosto de 1961, formándose la llamada
“Alianza para el Progreso”, por la cual los Estados
Unidos prometían la entrega de préstamos orientados a la implementación de reformas. Por su parte,
los países que recibían los préstamos debían incrementar sus propios recursos. Asimismo, la Declaración de Punta del Este subrayó la necesidad de crear
un mercado común latinoamericano, basado en la
libertad de comercio y el libre cambio. Ambos planteamientos terminaron en sendos fracasos. En dichas reuniones, el Perú reafirmó su tesis de doscientas millas marítimas de dominio territorial y la necesidad de la integración física continental mediante la carretera Bolivariana Marginal de la Selva.
La Carta de Punta del Este fue el antecedente
del Pacto Andino. Por entonces se convino en constituir la llamada Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) para propiciar la integración económica, condición indispensable para acelerar el desarrollo del continente; pero el fracaso y
la inoperancia evidente de la ALALC movieron a
Perú, Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia a formar
el llamado Pacto Andino. En febrero de 1967 se suscribió la creación de la Corporación Andina de Fomento (CAF), instrumento técnico y financiero para llevar a la práctica dichos planteamientos. El
acuerdo se concretó en 1969 en la ciudad de Cartagena (Colombia), llamándose desde entonces
“Acuerdo de Cartagena”.
f) La ruptura de las relaciones diplomáticas con
Cuba. En la VII Conferencia de Cancilleres de San
José de Costa Rica, realizada en 1960, los asambleístas pidieron una acción conjunta contra el régimen
cubano. El canciller peruano Raúl Porras Barrenechea conmocionó a la asamblea con un franco y vio-
lento discurso sobre la situación de Cuba, que le
costó su renuncia. Ese mismo año –y de acuerdo a
un ambiente creado en el seno de la OEA– la representación peruana presentó acusaciones contra el
régimen de Fidel Castro. El Consejo determinó que
la Comisión de Paz examinara los hechos denunciados. Las acusaciones se fundamentaban en que Cuba afectaba la solidaridad continental, violaba los
pactos internacionales y no respetaba los derechos
humanos.
La VIII reunión consultiva de ministros de Relaciones Exteriores del 31 de enero de 1962 encontró
fundamentos para la expulsión de Cuba de la OEA,
pidiéndosele a los países integrantes romper relaciones con el régimen de Fidel Castro. En esta expulsión triunfó la poderosa influencia de los Estados Unidos.
g) La carretera Marginal Bolivariana. Para lograr
este objetivo, el gobierno tomó los siguientes
acuerdos:
– La creación del subcomité de la carretera Bolivariana Marginal de la Selva. Tuvo su sede en Lima
y funcionaba como oficina de la Dirección de Caminos. Además de Perú, actuaban en este subcomité
Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Venezuela.
– El establecimiento del subcomité de conexión
Amazónico-Pacífico, con sede en Bogotá, que se
ocuparía de todas las carreteras que conectasen los
puertos del Pacífico con los puertos fluviales de la
Amazonía.
– El Acta de Lima, firmada el 27 de mayo de
1968 por los ministros de Relaciones Exteriores de
Argentina, Bolivia, Paraguay y el Perú. Se contemplaba la creación de una comisión cuatripartita, integrada por representantes de los países signatarios,
para facilitar e impulsar el desarrollo de obras que
uniesen la red vial que conectara con la carretera
Marginal de la Selva.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
IV
LOS CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA
ECONÓMICA
Durante la década del 50 se da un importante
proceso de modernización capitalista. Ello se expre1072
só en la creciente industrialización, que llevó al predominio del sector manufacturero en la conformación del Producto Nacional Bruto, frente a la agricultura que declinaba. Según Daniel Carbonetto, el
sector manufacturero pasó del 13,6% en 1950 al
El Perœ contemporÆneo
1073
ETAPA CONTEMPORÁNEA
26,2% en 1975, mientras que la
agricultura pasó del 20,4% al
12,7% en el mismo período. Esta
industrialización se basó en el modelo de “sustitución de importaciones”, que buscaba producir en el
país algunos productos tradicionalmente importados, sobre todo los
productos de consumo. Sin embargo, la modernización capitalista
presentaba una seria limitación por
el tipo de industrialización que desarrollaba, inducida principalmente por el capital extranjero y restringida a satisfacer el consumo de
pequeños sectores de la población,
sin intenciones de crear un mercado interno nacional ni engarzarse
con otros procesos productivos imLa ciudad de Chimbote creció velozmente en los años sesenta en un proceso
impulsado por el “boom” de la harina y el aceite de pescado. La ciudad
portantes en campos como la agrise convirtió en un imán para centenares de familias peruanas atraídas
cultura o la minería. Esto hizo que
por la demanda de trabajo y la floreciente actividad pesquera.
su demanda de mano de obra alcanzase rápidamente un techo y
fuese mucho menor que la oferta producto de las el proceso de urbanización y la ampliación del mercado interno.
migraciones.
El sector exportador se diversifica con la proEl proceso de urbanización se desarrolló más rápido que el proceso de industrialización: la pobla- ducción de hierro (Marcona), con la ampliación de
ción urbana en 1940 representaba el 35,4% de la la producción de cobre (Toquepala), pero principalpoblación total, en 1972 tal porcentaje se había ele- mente con la aparición de nuevos productos de
vado a 59,5%; mientras tanto el porcentaje de la gran demanda en el mercado mundial: la harina y el
fuerza laboral en el sector industrial manufacturero aceite de pescado. Estos productos de exportación
se mantuvo relativamente estable, en alrededor del no estaban totalmente en manos extranjeras; empresarios nacionales controlaban en parte la extrac15% de la fuerza laboral total.
ción y procesamiento industrial, dando auge a su
vez a industrias y servicios conexos (redes, barcas).
EL SECTOR INDUSTRIAL
Esto produjo uno de los más complejos fenómenos
MANUFACTURERO
sociales: la transformación de Chimbote en un “hirEn el período que va de 1950 a 1967, la pesca, la viente” puerto compuesto por “todas las sangres”.
Gonzalo Portocarrero ha señalado las siguientes
minería y la manufactura ampliaron su participación en el Producto Nacional Bruto y tuvieron una características para la industria manufacturera en
tasa anual de crecimiento mayor que la agricultura. las décadas del 50 y el 60: gran heterogeneidad en
El proceso de modernización económica se acentúa cuanto a productividad y formas de organizar la
por la importancia que desde los años 40 van adqui- producción; el mercado principal eran los sectores
riendo la industria manufacturera (textiles, quími- populares incorporados a la economía de mercado,
ca, metalmecánica), la construcción, las industrias aunque en la década del 60 se consolidará el mercaderivadas de los complejos azucareros (papelera, do de bienes de consumo duraderos para las clases
cartonera, licores) y en algunos casos las derivadas medias; el número de empresas existentes expresa
que la industrialización era un proceso relativamende los enclaves mineros (cables de cobre).
La construcción se dinamiza con las obras públi- te nuevo; existencia de notables diferencias en
cas del período, impulsando la industria del cemen- cuanto a la rentabilidad de las diferentes industrias;
to y la actividad constructora e inmobiliaria que, al concentración de la propiedad en pocas manos, a
igual que la industria manufacturera, se activa con través de empresas cerradas controladas por pocas
Portocarrero Grados
personas vinculadas a familias plutocráticas; y extremada dependencia de insumos importados, lo
cual le daba cada vez mayor importancia al capital
extranjero.
Asimismo, usando como criterio de agrupación
el mercado final de los productos, Portocarrero propone la siguiente división: industrias que se orientan hacia el mercado interno, sector bastante heterogéneo que requiere de una importante protección
arancelaria; industrias orientadas al mercado interno mediante la sustitución de importaciones, que
comienzan a tener gran importancia en la década
del 60; e industrias vinculadas al sector exportador,
cuyo desarrollo depende de las fluctuaciones en el
mercado mundial.
tor. En todo caso, el estudio de la evolución de la
agricultura en este siglo está por hacerse.
EL SECTOR EXPORTADOR
El sector exportador sufrió importantes fluctuaciones producidas entre otros factores, por los siguientes: los cambios de política en el estímulo a las
exportaciones, aunque la tendencia preponderante
fue favorecer a este sector frente a aquellos orientados al mercado interno; las fluctuaciones de los precios de nuestras materias primas en el mercado
mundial; y el impacto de la política económica norteamericana hacia América Latina. Sin embargo, en
este sector se produjo la mayor rentabilidad de todo
el período.
EL SECTOR AGRARIO
EL TRATO AL CAPITAL EXTRANJERO
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Como se ha señalado anteriormente, desde la
década del 40 el peso de la producción en el campo
disminuye paulatinamente, frente a los sectores industrial y exportador. El problema de fondo en el
estancamiento y atraso de la agricultura era su carácter precapitalista, especialmente en la sierra. La
importación de alimentos, el control de sus precios,
así como la concentración del crédito en la agricultura costeña de exportación, fueron los factores que
propiciaron el decaimiento de la agricultura en la
sierra y la transferencia de las exiguas rentas de los
terratenientes serranos a las áreas urbanas y sectores de mayor rentabilidad. A ello hay que sumarle el
impacto de la movilización campesina, que hizo dar
un giro a las posibilidades de inversión en este sec-
El gobierno de Odría estableció una serie de disposiciones de gran aliento para favorecer a la inversión extranjera; base política y económica sobre la
cual ésta se rigió en el Perú hasta 1968. En mayo de
1950, Odría promulgó el Código de Minería, una
virtual traducción de la ley norteamericana; en
1952 dictó la ley del Petróleo y en 1955 la ley de
Electricidad, que asignó una tasa fija de beneficios a
los inversionistas dedicados a este sector.
El Código de Minería redujo los impuestos de
exportación al mismo nivel que las empresas comerciales e industriales y exoneró del pago de derechos a la importación de equipo. Gracias al artículo
56 de dicho Código, las empresas tenían derecho a
deducir del pago de impuestos
hasta el 20% de los beneficios
por el factor agotamiento, estableciendo, además, que en los
depósitos mineros de calidad
marginal se aplicarían tasas impositivas bajas, hasta que el inversionista hubiese amortizado
totalmente su capital. Estas
condiciones no se modificarían
en los siguientes 25 años, según
Fotografía de Sebastián Rodríguez
que muestra un entierro en
Morococha, centro minero de la Cerro
de Pasco Copper Corporation. Esta
empresa era una de las principales
inversionistas en la minería peruana
hacia la primera mitad del siglo XX.
1074
El Perœ contemporÆneo
Dos imágenes de Sebastián Rodríguez que recrean la vida
cotidiana en el centro minero de Morococha. Arriba:
Familia minera en una toma de estudio. Abajo: Grupo
de trabajadores mineros.
ETAPA CONTEMPORÁNEA
lo normaba el mismo código. El capital norteamericano, en proceso de expansión durante la postguerra, encontró en el Perú una situación que se amoldaba a sus intereses: “paz laboral”, libertad cambiaria y oportunidades de inversión que le permitían
lograr una apreciable tasa de beneficios.
Según Cotler, con la dación en 1959 –bajo el gobierno de Prado– de la ley de Promoción Industrial,
y las exenciones tributarias en 1963 y 1964 bajo Belaunde, la participación norteamericana en la manufactura se incrementó de 35 millones de dólares
en 1960 a 92 millones de 1966. Ello provocó que la
tasa de crecimiento industrial fuese del 9%, la más
alta de la región, pero el 80% de éste correspondía a
la industria controlada por capital norteamericano.
Así, en 1968, el 33% del valor de la producción industrial era controlado por 41 empresas extranjeras.
Similar proceso de concentración en manos extranjeras se produjo en el sector financiero. En
1960, el 36% de los activos bancarios se encontraba
en poder de la banca extranjera; proporción que en
1966 subió al 62%. De allí que entre 1966 y 1969 la
banca extranjera tuviera un crecimiento del 4%
anual, mientras que la banca nacional sólo alcanzó
el 1%. Esta invasión del capital extranjero estuvo ligada al incremento de su participación en los nuevos sectores dinámicos de la economía y en especial
de la industria, en la medida que las empresas extranjeras ubicadas en este rubro se financiaban con
el ahorro interno que la banca norteamericana lograba captar. Se repetía así el proceso de concentración monopólica del capital extranjero que se dio a
principios de siglo.
Sulmont resume las principales inversiones del capital extranjero en el sector minero bajo Odría: la Marcona
Mining Company en el mineral de hierro (1952); la Cerro
de Pasco Corporation en la
refinería de zinc de La Oroya
(1953); y la Southern Peru
Copper Corporation en el
cobre de Toquepala y el complejo metalúrgico de Ilo
(1954). Asimismo, se crearon
empresas metalmecánicas
(Indeco, Exsa, Metales Industriales) y plantas de ensamblaje, con lo cual las empresas extranjeras comienzan
a vender tecnología.
1075
Portocarrero Grados
V
ETAPA CONTEMPORÁNEA
LA OLIGARQUÍA
Existe una relativamente amplia bibliografía respecto a la oligarquía en el Perú, cuyos estudiosos
aún no se han puesto de acuerdo en algunos puntos
importantes. Sin embargo, podemos señalar algunas
características básicas. El término no define a una
clase social, sino más bien a la alianza de diferentes
fracciones de la clase dominante peruana. Éstas
compondrían un bloque en el poder bajo la hegemonía de una de ellas: la burguesía agroexportadora; la burguesía financiera y manufacturera; y los terratenientes tradicionales de la sierra (gamonales).
Se trataría de sectores dominantes posibles de ser
diferenciados conformando una alianza en el poder,
en donde la burguesía agroexportadora componía el
grupo hegemónico. Su carácter era bastante cerrado, con características de máxima integración y relaciones sociales endogámicas (Bourricaud habla de
la existencia de 40 familias y 10 clanes). Su poder se
basaba en el control de las principales instituciones
del aparato del Estado, así como de los sectores más
importantes de la estructura productiva, cuyo polo
hegemónico se encontraba en el sector moderno capitalista de la producción para la exportación (minería, azúcar, algodón, pesca). La fracción financiera y manufacturera era más bien de conformación
reciente. Si bien el sector financiero existió antes,
en la década del 50 comienza a expandirse a través
del sector manufacturero. El gamonalismo representa el sector productivo del agro tradicional, especialmente en la sierra sur.
La oligarquía logra el control de las principales
instituciones del Estado (Ejecutivo, Parlamento,
poder Judicial, municipalidades, universidad) mediante la marginación del sistema político y electoral de la mayoría de la población. Ello porque la oligarquía requiere de un aparato del Estado reducido,
que no tenga injerencia en la economía y que sea
garante del orden político y social. En ese sentido,
establece alianzas con los terratenientes tradicionales de la sierra, los gamonales, para asegurar el control y represión de las masas campesinas.
Las alianzas de las fracciones que componen el
bloque en el poder pueden sufrir cambios o tensiones, especialmente frente a la presión política y social de los sectores medios y populares. En caso de
1076
ver de alguna forma amenazado el orden establecido, el bloque dominante puede recurrir al uso de la
fuerza mediante el golpe de Estado para defender
sus intereses. Sin embargo, en lo económico y en lo
político, el Estado oligárquico se presenta formalmente como un Estado liberal. Finalmente, dentro
del contexto de dependencia de la economía peruana del sistema capitalista mundial, la oligarquía
cumple también un rol intermediario frente a los intereses del capital extranjero, cuyos márgenes de
autonomía pueden variar según el momento y la situación.
LOS GRUPOS DE PODER ECONÓMICO
Según ha sostenido Carlos Malpica, antes de
1968 existían seis grupos de poder económico. El
primero estaba conformado por las grandes empresas agrarias, mineras y pesqueras, además de las
principales empresas comerciales de exportación y
de las empresas navieras y de aviación, que en conjunto controlaban la producción y comercialización
de los principales productos de exportación mayoritariamente en manos de firmas extranjeras. Entre
las empresas agrarias destacaban las propiedades de
los hermanos Aspíllaga Anderson, de los hermanos
Beltrán Espantoso, la empresa norteamericana Grace y la familia Gildemeister; entre las mineras, la
Cerro de Pasco Corporation, la Southern Mining
Corporation y la Marcona Mining Corporation; entre las empresas pesqueras, las pertenecientes a Luis
Banchero Rossi.
El segundo grupo de poder estaba formado por
los bancos y las empresas financieras, entre los que
destacaban el Banco Popular, perteneciente a la familia Prado, y el Banco Continental controlado por
el Chase Manhattan Bank de la familia Rockefeller.
El tercero estaba formado por las empresas que controlaban la energía (petróleo y energía eléctrica), las
comunicaciones y las productoras de materiales de
construcción. Al interior de este grupo destacaban
las empresas petroleras International Petroleum
Company, la Compañía Petrolera Lobitos y la Belco
Petroleum Corporation of Peru; en cuanto a energía
eléctrica, las Empresas Eléctricas Asociadas, pertenecientes al grupo sueco Erickson; y en el sector de
las comunicaciones predominaba la International
El Perœ contemporÆneo
Telephone and Telegraph
Company (ITT). Las empresas más importantes en el
sector construcción eran Cementos Lima S.A., Cementos
Chiclayo S.A. y Cemento Andino S.A.
El cuarto grupo estaba
compuesto por las compañías comerciales, clasificadas
de la siguiente manera: las
dedicadas al comercio mayorista e importador (Grace,
Hochschild, Wiese, Ferreyros) y las empresas del comercio minorista entre las
que destacaban las cadenas
de grandes almacenes (Tía,
Monterrey, Oechsle, Scala,
Sears, Todos y Supermarket).
El quinto grupo estaba formado por el sector industrial –sector que en la década del 50 comenzó un
proceso de diferenciación y separación de los otros
grupos de poder–, incluyendo el rubro textil que ya
tenía presencia desde principios de siglo, las empresas ensambladoras de automóviles y de artículos
eléctricos de uso doméstico, fabricados en el país,
pero cuyos insumos y patentes eran extranjeros. El
sexto grupo estaba formado por las empresas urbanizadoras que lotizaron antiguas propiedades agrícolas, especialmente de los alrededores de las ciudades –como Lima–, que fueron diferenciando sus
intereses y adquiriendo personalidad propia.
En ese sentido, los gremios empresariales más
importantes que defendían los intereses de estos
grupos, eran los siguientes: Cámara de Comercio de
Lima, Sociedad Nacional de Industrias, Sociedad
Nacional Agraria, Asociación de Criadores Lanares
del Perú, Sociedad Nacional de Minería y Petróleo,
y Sociedad Nacional de Pesquería.
LA MOVILIZACIÓN OBRERA
agricultura de exportación
–en desmedro de los yanaconas– y a la introducción de
nuevas maquinarias en la
producción. Las inversiones
en la agricultura de exportación y en la minería exigieron, a su vez, una mayor calificación de la mano de obra,
como también la migración
hacia la costa favoreció la sedentarización de la fuerza de
trabajo proveniente de las comunidades campesinas. La tendencia era, pues, a la
disminución de los trabajadores del agro: en la década del 60 los trabajadores no agrícolas eran mayoría. Sin embargo, según Sulmont, las actividades
que más absorbieron mano de obra fueron las del
sector de comercio y servicios o terciario, mientras
la manufactura –a pesar del crecimiento de su producción– siguió empleando la misma proporción de
trabajadores. Este fenómeno, conocido como “tercerización” de la economía, es expresión de la incapacidad del sector manufacturero de absorber la
mano de obra liberada del campo, que encuentra refugio en estas actividades. En 1961, la distribución
era la siguiente: sector primario (agropecuario, pesca y minería), 52 %; sector secundario (manufactura y construcción), 17,3%; y sector terciario (servicios y comercio), 16,9%. En ese sentido, cabe destacar al interior de la fuerza laboral la existencia de
numerosos centros de producción artesanal (pequeños talleres o industria casera), que absorbían la
mayoría de la mano de obra, tanto que a fines de los
años 60 los trabajadores de estos talleres representaban casi el doble del sector manufacturero. La mitad de esta población laboral estaba constituida por
pequeños propietarios y el resto se dividía entre asalariados y trabajadores familiares no remunerados.
Para poder sobrevivir, estos talleres abarataban al
máximo la fuerza de trabajo, reduciendo sus gastos
en capitales y produciendo bienes de segunda calidad destinados a los consumidores más pobres, para lo cual recurrían al sistema de trabajo a domicilio para abastecer a las grandes tiendas. Los talleres
1077
ETAPA CONTEMPORÁNEA
Según Cotler, entre 1950 y 1967 el porcentaje de
asalariados –obreros y empleados– creció de 45 a
54% al interior de la fuerza de trabajo. Mientras ésta creció en todo el período en 160%, la categoría de
obreros se incrementó en 181%, la de empleados en
226% y la de independientes en 134%. Este crecimiento del número de obreros estaría vinculado a
los procesos de incorporación de un mayor número
de asalariados en las propiedades dedicadas a la
Luis Banchero Rossi, empresario
pesquero que constituyó un imperio
económico en los años sesenta. Fue
uno de los hombres más influyentes
del Perú; murió asesinado el 1 de
enero de 1972.
Portocarrero Grados
ETAPA CONTEMPORÁNEA
María Delgado de
Odría (al centro con
gafas) dirigió la Junta
de Asistencia
Nacional creada
durante el mandato de
su esposo, el general
Manuel A. Odría,
ganándose
prontamente el cariño
y el respaldo popular.
Participó en las
elecciones de 1963
para la alcaldía de
Lima como la
principal adversaria
de Luis Bedoya Reyes,
quien finalmente
ganaría estos
comicios.
dependen de la compra de insumos a empresas monopólicas y su acceso al crédito es limitado; se convierten así, más que en una opción de trabajo o de
actividad económica, en una forma de subsistencia.
Los trabajadores de dichos talleres no cuentan casi
con organizaciones sindicales y sus reivindicaciones
se manifiestan más bien en cuestiones de subsistencia y en el acceso a servicios urbanos, mayormente
a través de asociaciones barriales. Aquí podemos
encontrar los antecedentes de la llamada “informalidad” y de los sectores provincianos emergentes.
Bajo el régimen de Odría, el movimiento obrero
fue muy golpeado ya que la principal organización
sindical, la Confederación de Trabajadores del Perú
(CTP), estaba bajo control aprista. La CTP fue declarada ilegal y sus dirigentes encarcelados, deportados o asesinados. Este último fue el caso de Luis
Negreiros, encargado de la dirección de la CTP en la
clandestinidad en reemplazo de Arturo Sabroso.
Apresado en la noche del 24 de marzo de 1950, se
le aplicó la “ley de fuga” y fue asesinado en la calle.
Los locales sindicales fueron allanados y clausurados, y el uso del sistema de “soplonería” estuvo
muy extendido. Situación similar sufrieron los sindicatos vinculados al PCP. Esta política represiva estuvo dirigida por el ministro de Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu.
Paralelamente, Odría buscó ofrecer una imagen
positiva con respecto al problema obrero. En 1949
1078
se crea el ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, en cuyo interior se organizó una división de
Relaciones de Trabajo para la tramitación de las reclamaciones colectivas, y el Tribunal de Asuntos
Colectivos. Asimismo, dictó la ley que otorgó participación a los obreros en los beneficios de las empresas (ley que no llegó a cumplirse y que fue un
antecedente de la comunidad industrial), estableció
el salario dominical y creó el Seguro Social Obligatorio del Empleado. Sin embargo, la política laboral
de Odría se caracterizó por ser clientelística, paternalista y manipuladora.
A pesar de la represión y de la política divisionista del gobierno, la CTP sobrevivió. Asimismo, el
PCP consolidó su presencia sindical en el sur, impulsando en 1954 el comité reorganizador de la
CTP, buscando desplazar al PAP de este gremio.
Esta actitud doble del gobierno de Odría era necesaria ya que el régimen necesitaba contar con
apoyo popular. Logró éxito en los sectores migrantes urbanos de las barriadas, la empleocracia y la pequeña burguesía, a través de la aplicación de programas de obras públicas, la organización de invasiones en terrenos urbanos y el reconocimiento de
muchas barriadas. Asimismo, creó la Junta de Asistencia Nacional, dirigida por su esposa, María Delgado de Odría, para otorgar ayuda material, atención médica y vivienda a gente humilde. Aunque
asistencialista y centrada en Lima, tal política logró
El Perœ contemporÆneo
nal del Trabajo (OIT) y, más adelante, a la Alianza
para el Progreso. En el período 1956-1962 el gobierno reconoció 662 sindicatos, mientras en los
seis años siguientes reconoció 1 248. Los años con
mayor protesta social fueron 1961 y 1962.
Sin embargo, al interior de la CTP, el PAP debía
enfrentar la oposición de los sectores no apristas, lo
cual dio inicio a su desplazamiento en el control de
las organizaciones sindicales. Paulatinamente, importantes federaciones y sindicatos comenzaron a
romper con la CTP y surgieron organizaciones paralelas controladas por otros sectores políticos (PC,
AP, DC). Sin embargo, el PAP logró mantener el
control y la cohesión de la CTP hasta la fundación
de la Confederación General de Trabajadores del
Perú (CGTP), controlada por el PCP. La oposición
logra dar surgimiento al Comité de Reorganización
y Unificación Sindical (CRUS) de la CTP, en 1962,
en el contexto del golpe de Estado de la junta militar. Al día siguiente del golpe, la CTP convocó a un
paro general de rechazo, que fracasó rotundamente,
lo cual significaba que el PAP mostraba ya incapacidad para movilizar a los sindicatos; días después se
formaba el Comité de Reorganización. Pero ante la
cohesión y fuerza de las organizaciones sindicales
apristas, dicho organismo asumió en 1965 la línea
–impulsada principalmente por el PCP– de fundar
una central independiente, aglutinando a los sindicatos y federaciones no apristas.
A pesar de las expectativas generadas por el gobierno de Belaunde, su gestión se caracterizó por
fuertes enfrentamientos laborales. Solamente durante el primer año se produjeron tres importantes
huelgas: la de Loza Inca, la de la Federación Metalúrgica y la de la Federación de Empleados Bancarios; aunque ninguna prosperó, debido a las divisiones sindicales internas. Sin embargo los efectos antipopulares de la crisis devaluatoria dieron nuevo
impulso a la movilización sindical, pero especialmente al proceso de conformación de una central
sindical alternativa a la CTP. Ya en 1965 se había
formado el Comité de Defensa y Unificación Sindical (CDUS), que asumió la dirección de las protestas contra el gobierno, mientras el PAP buscaba un
acuerdo con éste, que culminaría en la conformación del “gabinete conversado”. Ello provocó un
mayor distanciamiento de los organismos sindicales
con respecto a la CTP. Finalmente, en julio de 1968
en el puerto del Callao, el CDUS organizó un congreso que aprobó la creación de una nueva central
sindical. En dicho congreso participaron 19 federaciones y 66 sindicatos, representando aproximada1079
ETAPA CONTEMPORÁNEA
darle a Odría el apoyo de importantes sectores populares urbanos, expresado en las abultadas votaciones que alcanzó en 1962 y 1963.
En la década de 1950 también comienza a ser
difundido el llamado “sindicalismo libre”, especialmente por la CTP controlada por el PAP. Se basaba
en la idea de fomentar la negociación colectiva como principal medio de evitar la confrontación entre
capital y trabajo, buscándose de esta manera –en el
contexto de la Guerra Fría– que los obreros rechazasen el comunismo y apoyasen la promoción de la
libre empresa. Así, el sindicalismo libre se presentaba como una fuerza reformista favorable a la modernización y a las actividades industriales, así como a
la mejora del nivel de vida y de las condiciones de
trabajo. Esto no impidió, como ya hemos señalado,
la represión a los sindicatos obreros más radicales.
Los problemas laborales empezaron a agudizarse
durante el segundo gobierno de Prado. En diciembre de 1957 se produjo una huelga de los empleados públicos de correos y telégrafos, lo cual legalmente no estaba permitido. El diputado Carlos Ledgard, presidente de su cámara, actuó como mediador y se dictó una ley para financiar los aumentos
mediante la subida de las tarifas de correos. En
1958 se realizó un paro en la ciudad del Cuzco, que
fue reprimido con dureza. Los huelguistas ocuparon la prefectura, apresaron al jefe militar de la plaza, propusieron la formación de un comité popular
o soviet y mantuvieron la ciudad bajo su control durante dos días. A principios de 1959 los trabajadores bancarios presentaron su pliego de reclamos y, al
no llegarse a acuerdo alguno, iniciaron la huelga.
En marzo de 1959 los banqueros presionaron por la
elevación de las tasas de interés, entre otros recursos, para poder solucionar el aumento de los empleados bancarios. Otra huelga importante fue la
del Seguro Social, en julio de 1962; duró 10 días y
fue acatada a nivel nacional. Otras huelgas durante
los últimos días del gobierno de Prado fueron: la de
la fábrica Hartinger, la iniciada por los empleados
de la Beneficencia Pública del Callao, así como las
de la firma Imaco y la Compañía Peruana de Teléfonos. Según ha sostenido Sulmont, el rol del PAP durante estos años fue mantener la estabilidad laboral,
ya que participaba de la política de la Convivencia.
Al controlar la CTP, el PAP se convirtió en el intermediario obligado entre el Estado y el movimiento
obrero. El Estado sólo reconocía los trámites sindicales que la CTP realizaba, por lo que ésta llegó a representar al 25% de los obreros. La CTP se encontraba, además, afiliada a la Organización Internacio-
Portocarrero Grados
mente a 140 mil trabajadores. La nueva central
nombró como secretario general a Isidoro Gamarra,
dirigente del sindicato de Construcción Civil, y tomó el nombre de Central General de Trabajadores
del Perú (CGTP), en honor a la central sindical fundada por José Carlos Mariátegui en 1929.
LA CRISIS DEL LATIFUNDIO
TRADICIONAL
ETAPA CONTEMPORÁNEA
La estructura social del agro, antes de la reforma agraria de 1969, estuvo basada en una compleja
combinación de sistemas y relaciones de trabajo,
de tipo asalariado, servil, parcelario, además de
múltiples formas mixtas. En 1961 los trabajadores
del campo se distribuían de la siguiente manera:
parcelarios (comuneros y pequeños propietarios independientes), 60%; arrendatarios (aparceros, yanaconas y colonos), 15%; y asalariados permanentes, 25%.
El proceso de modernización capitalista, que tuvo un nuevo impulso en la década del 50, alteró el
El latifundio tradicional entró en los años sesenta en una
seria crisis ocasionada por la caída de los precios agrícolas y
la migración del campo a la ciudad. En la fotografía un
danzante de la diablada en Puno.
1080
mundo rural tradicional. Como resultado del proceso de industrialización bajo el modelo de “sustitución de importaciones”, las relaciones campo-ciudad sufrieron un cambio drástico en desmedro del
primero, expresado en el deterioro de los precios
agrícolas a pesar del aumento de la demanda urbana. La elección de una política económica de importación de alimentos, de control de precios y de concentración del crédito en la agricultura costeña, significó castigar duramente la economía campesina,
pero también sacrificar los intereses de los latifundistas tradicionales en favor del desarrollo capitalista. El desarrollo industrial requería la constitución
de un amplio mercado interno de trabajadores libres y de productores y consumidores de mercancías diferenciadas. El deterioro de las condiciones
de vida en el campo significó también la expulsión
de importantes contingentes serranos –población
“excedente” en relación a los medios de producción
y subsistencia disponibles-, que comenzaron a migrar a las ciudades, especialmente hacia Lima. Éstas
se convirtieron así en un importante polo de atracción de mano de obra ilusionada con la idea de encontrar mejores niveles de vida. La población rural
disminuyó en relación a la población urbana: en
1940 representaba el 65% del total, en 1961 el 53%
y en 1972 sólo el 40%.
Los conflictos que surgieron entre el campesinado y los terratenientes caracterizan también a este
período. Los terratenientes necesitaban cambiar sus
relaciones con el campesinado, pero sin transformar
las formas de dominio tradicionales; es decir, imponer condiciones más duras. En el caso de las haciendas tradicionales de la sierra, los propietarios presionaron para erradicar los antiguos sistemas y expulsar a los campesinos, proletarizándolos. En las
haciendas ganaderas del centro se intentó expulsar
a los “huacchileros”, pastores que tenían sus propios rebaños junto con los del hacendado. Además,
la sección ganadera de la Cerro de Pasco Corporation cercó las tierras de pastoreo que eran utilizadas
tradicionalmente por las comunidades. Sin embargo, las ganancias fueron orientadas hacia la inversión en sectores urbanos y la mayoría de latifundios
se mantuvo muy atrasada, usando formas serviles
de trabajo campesino. En la ceja de selva comenzaron a desarrollarse cultivos de té y café para la exportación.
La incapacidad de los terratenientes para cambiar la situación a su favor y las luchas campesinas
por la tierra que abarcaron los años 1948-1964
fueron las causas del derrumbe del latifundio tradi-
El Perœ contemporÆneo
cional. Ello fue así pese a los tímidos proyectos de
reforma agraria que intentaron concretar los diferentes gobiernos. Cuando el gobierno militar dictó
la ley de Reforma Agraria de 1969, sólo le dio el
golpe final.
LAS MIGRACIONES
Con la crisis del orden tradicional en el campo,
las ciudades se constituyen en importantes polos de
atracción de migrantes. La aparatosa caída de los ingresos rurales, unida al desarrollo del capitalismo
urbano y sus patrones culturales, alentaron a los
medianos propietarios agrícolas y a los campesinos,
especialmente serranos, a migrar a las ciudades costeñas donde percibían canales abiertos de movilidad
social. Las migraciones hacia las ciudades no eran
un fenómeno nuevo, pero las características de la
migración interna desde 1940 fueron diferentes a
las de siglos anteriores. En primer lugar, habría que
resaltar su masividad: según datos de los censos, el
porcentaje de la población peruana en situación de
migrante subió de 11% en 1940 a 25% en 1972, lo
que significa la cuarta parte de la población total.
En segundo lugar, los migrantes ya no proceden de
las principales capitales de provincia ni pertenecen
a sectores medios y altos que buscan en las ciudades
consolidar su posición económica o realizar estudios universitarios, sino que proceden mayoritariamente de diferentes distritos, comunidades o pueblitos serranos. En tercer lugar, las edades de los migrantes suelen estar entre los 14 y los 19 años,
cuando ya pueden empezar a trabajar.
Indio del Collao por Enrique Camino Brent. La movilización
de la población rural hacia las ciudades más importantes del
país contribuyó a dibujar una nueva sociedad con expectativas
y valoraciones diferentes a las de sus antecesores.
Además de la crisis del orden tradicional en el
campo como causa de las migraciones, habría que
sumarle el centralismo limeño, el lento declive de
la mortalidad gracias a la aplicación de políticas de
salubridad pública y la construcción de importantes vías de comunicación, especialmente terrestres.
El efecto inmediato de las migraciones se dio a nivel del empleo. El abandono del campo invirtió el
volumen de población rural y urbana con los consiguientes transtornos. La masiva migración a las
ciudades hizo patente que el
Estado no estaba en capacidad
de satisfacer las exigencias de
educación, salud, vivienda y
trabajo de quienes llegaban a
radicarse en ellas. Como ha sostenido Aníbal Quijano, ello
creó el fenómeno de la “marginalidad”: una población en permanente estado de desempleo y
subempleo.
1081
ETAPA CONTEMPORÁNEA
La feria de Polvos Azules en Lima en
una fotografía de 1992. La mayoría de
migrantes se refugió en el desarrollo
de actividades económicas
consideradas informales. Esta
economía –llamada también
“subterránea”– moviliza un
importante patrimonio.
Portocarrero Grados
Franklin Pease ha señalado que la migración no
es sólo física, sino también cultural. Ello ha provocado el cambio en el rostro de las ciudades, especialmente Lima, que han pasado de tener un carácter occidental y criollo a otro mestizo y andino. Se
han modificado las pautas lingüísticas, lo que se expresa en un aumento del bilingüismo, han emergido nuevas conductas festivas, que incluyen el desplazamiento de música costeña por diversas manifestaciones regionales serranas o la “chicha”, mal
llamada “música tropical andina” –que adapta ritmos andinos a la instrumentación moderna y desarrolla temas que fortalecen las identidades de los
migrantes–, y a múltiples manifestaciones de religiosidad popular. Pero las migraciones hacia las ciudades también agudizaron los sentimientos ambivalentes de desprecio y temor de los sectores medios
y altos urbanos –y aun populares– limeños, frente a
los migrantes, quienes comenzaron a crear cercos
de pobreza alrededor de las ciudades. Así, al temor
y desprecio de clase se sumaron los prejuicios étnicos, con su cuota de discriminación y racismo. Con
ello se reforzó también la denominada “arcadia colonial” de la ciudad de Lima, en palabras de Sebastián Salazar Bondy.
EL PROCESO DE URBANIZACIÓN
ETAPA CONTEMPORÁNEA
El aumento de la población urbana a causa de las
masivas migraciones ha producido un creciente
proceso de urbanización con un consecuente crecimiento caótico y desmedido de las ciudades, incapaces de absorber y otorgar servicios básicos a una
población cada vez más creciente. Entre estos servi-
cios el aspecto más saltante ha sido el problema de
la vivienda, reflejado en el fenómeno de las invasiones y el surgimiento de las barriadas. Originalmente la ocupación de terrenos se daba lejos de las zonas residenciales, pero el exceso de población ha
ido uniendo a estos sectores con el resto de la ciudad y las invasiones se han proyectado dentro de las
zonas urbanizadas. De esta manera surgieron nuevos distritos, cuyos orígenes se remiten a invasiones
de tierras. En la actualidad, debido a la escasez de
éstas y al crecimiento desmedido de las ciudades,
las invasiones han pasado a afectar tierras de cultivo y zonas arqueológicas. Según datos recogidos
por Margarita Guerra, una de las primeras barriadas
de Lima se conformó en el cerro San Cosme, a mediados de 1946, producto de un desalojo de familias
para realizar nuevas construcciones. No teniendo
recursos económicos estas familias se ubicaron en la
avenida Aviación, sumándose posteriormente otros
pobladores. De allí pasaron al cerro San Cosme
frente al mercado Mayorista, donde conformaron
una asociación de pobladores que abrió la inscripción de las familias que querían un lote. Los propietarios iniciaron un juicio, ganado a mediados de
1947, pero los pobladores se resistieron y el gobierno dejó sin efecto el fallo judicial, reconociendo la
propiedad de los pobladores.
Hacia 1957 el número aproximado de barriadas
era de 20, la mayoría de las cuales se había formado
en la década anterior. La ubicación de estos asentamientos ocurrió en los alrededores del distrito del
Rímac, donde nacieron Santa Rosa, Tarma Chico, El
Altillo y El Ermitaño. También se formó, en la falda
del cerro La Tapada, el asentamiento Mariscal Castilla inicialmente llamado Restauración 27 de Octubre. Tanto
en este caso como en otros posteriores, los invasores ponían
nombres alusivos al gobierno
de turno, tratando de esta manera de ganar su favor. Otras
barriadas del Rímac son: Jardín
Castilla, Jardín Huascarán, Villa de Fátima y Leticia –una de
las poblaciones más antiguas y
La migración produjo en algunas
familias éxito económico, pero
también generó un cerco de abandono
y carencias en vastas zonas de la
capital. En la imagen viviendas del
cerro San Cristóbal, en Lima.
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