Fantasias Dirigidas - Instituto de Terapia Gestalt

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CURSO DE FORMACIÓN DE
TERAPEUTAS GESTALT
Material de Consulta del Taller:
FUNDAMENTOS DE
PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA (PNL)
FANTASÍAS DIRIGIDAS
Autor:
Sergio Huguet
Psicólogo / Terapeuta Gestalt
Miembro del Equipo Docente y Terapéutico del ITG
Material revisado y editado por: Pierina Moreno
Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Fantasías Dirigidas
TTaabbllaa ddee CCoonntteenniiddoo
Pág.
I. Resumen ……………………………………………………………………………………………………
3
II. Justificación …………………………………………………………………………………………….…
6
III. Objetivos ……………………………………………………………………………………………………
7
3.1
Objetivo General …………………………………………………………………………………
7
3.2
Objetivos Específicos …………………………………………………………………………..
7
IV. Antecedentes del trabajo con imágenes mentales ………………………………………….
8
V. El uso de las imágenes mentales en la Terapia Gestalt …………………………………..
11
VI. El uso de las imágenes como herramienta de exploración personal …………………
12
VII. Las Fantasías Dirigidas como herramienta psicodiagnóstica …………………………….
15
7.1 Las Fantasías Dirigidas como técnicas proyectivas …………………………………..
15
7.2 La aceptación incondicional de la experiencia …………………………………………
33
VIII. Referencias Bibliográficas ……………………………………………………………………………
37
IX. Anexos ………………………………………………………………………………………………………
38
Anexo 1. Descripción de un caso donde se observa la correspondencia del
contenido de la Fantasía Dirigida con la relación entre el paciente y
terapeuta …………………………………………………………………………………..
38
Anexo 2. Bibliografía recomendada para consulta …………………………………………
40
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Hoy en día, el trabajo con las imágenes mentales se aplica eficazmente no sólo en psicología y
psicoterapia, sino también en medicina, deportes, pedagogía, negocios, creatividad y desarrollo
espiritual. De modo que, prácticamente cualquier actividad humana puede ser potenciada, de una
manera u otra, por medio del trabajo con las imágenes mentales.
Las Fantasías Dirigidas permiten comprender, desde una perspectiva menos limitante que el
lenguaje, las dificultades relacionales que tiene el paciente en su vida cotidiana (con su familia,
amigos, profesores, consigo mismo, con el trabajo, etc.), permitiéndole percibir más
profundamente esos modos de reaccionar que han quedado cristalizados como su única forma de
responder, ante las situaciones difíciles por las que ha atravesado en su devenir como persona y
que están a la base de sus conflictos actuales, como patrones rígidos de funcionamiento.
En el caso de este taller de formación en Terapia Gestalt, el trabajo con Fantasías Dirigidas se
aplica con un doble objetivo: guiar a las personas con la intención de ayudarlas a incrementar su
toma de conciencia respecto a su forma particular de estar en el mundo y utilizar su aplicación
como herramienta psicodiagnóstica que permita comprender mejor la dinámica de funcionamiento
del individuo, con el fin de ayudarle en la demanda que presenta en consulta.
En definitiva, se entiende que el paciente que hace una prueba proyectiva como las Fantasías
Dirigidas, puede acceder a niveles de conocimiento más profundos gracias al lenguaje de las
imágenes, pues éstas favorecen que aflore una información a la que el expresión convencional de
la palabra no puede llegar y al mismo tiempo, se pueden burlar con mayor facilidad los
mecanismos de interrupción de la experiencia. De allí que se toman en consideración tres
elementos constitutivos: el estímulo que presenta el terapeuta, la respuesta que da el paciente a
dicho estímulo y el estudio que realiza el terapeuta acerca de la respuesta del sujeto.
Los aspectos más importantes que el terapeuta debe tener en cuenta a la hora de presentar el
estímulo en las Fantasías Dirigidas, son los siguientes:
a. Relatar la fantasía en presente y en segunda persona del singular
b. Relatar la fantasía con un ritmo y cadencia adecuados
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c. Estar atento a la fenomenología del paciente mientras está teniendo la experiencia
d. Tomar en cuenta la temperatura corporal
e. La historia debe tener una introducción, un desarrollo y un cierre
f.
En el caso de trabajo de Fantasías Dirigidas en grupo, invitar a los participantes a terminar el
ejercicio en silencio
g. El terapeuta debe utilizar un lenguaje neutro en la narración de la fantasía
h. En el caso de trabajo con Fantasías Dirigidas en un grupo, utilizar un lenguaje que no esté
condicionado por elementos de género, etc.
i.
Una vez finalizada la experiencia, invitar al sujeto a que la englobe en una sola palabra,
como un primer acercamiento al ejercicio
En Terapia Gestalt, el estudio que hace el terapeuta de la respuesta que da el paciente, se realiza
sobre el producto, es decir, sobre lo que el paciente cuenta respecto de lo que ha elaborado en su
fantasía ante la consigna dada y sobre la relación que establece el paciente con el terapeuta, ya
que hay que tener en cuenta, según el modelo de la teoría de campo, que toda conducta está
significada por los vectores que aparecen en el campo en el que se da dicha respuesta.
Es importante señalar, la importancia de la utilización de las imágenes de animales en las
Fantasías Dirigidas. El hombre puede ser una criatura de disfraces y máscaras, pero no así el
animal, el cual manifiesta siempre comportamientos unívocos y estables. Así, mientras el hombre
es un ser equívoco (enmascarado), el animal posee cualidades positivas o negativas constantes,
por lo que constituyen poderosos sistemas de proyección psíquica.
Toda fantasía encierra potencialmente la posibilidad de dar lugar a distintas interpretaciones, lo
cual no significa que solamente una sea la verdadera, pues lo cierto es que todas ellas pueden ser
igual de válidas. Esto se debe a la gran plasticidad de las imágenes del psiquismo, las cuales
atesoran múltiples significados en su interior, al igual que ocurre con la interpretación de cualquier
obra de arte. No existe, en consecuencia, un único acercamiento posible que sea capaz de
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determinar su significado a priori. Ante esto, el terapeuta debe enfocarse en ayudar al paciente a
comprender el significado de la imagen, teniendo en cuenta lo siguiente:
-
Para mejorar la comprensión de las fantasías, es fundamental dejar de considerarlas como
algo que le llega al sujeto y empezar a vivirlas como algo que él mismo crea
-
El paciente es la estrella de sus producciones imaginativas, es todos y cada uno de los
personajes y elementos del escenario fantaseado
-
El mecanismo que subyace en el proceso de las Fantasías Dirigidas es el de la proyección
-
El terapeuta gestáltico trabaja con las fantasías sin tratar de comprenderlas. Sólo la persona
que realiza la fantasía, es la única autorizada para saber, por sí misma, qué es lo que
significa
-
Las fantasías se trabajan como una experiencia más del sujeto, valorándose como si se
estuviera realizando en el momento presente
-
Mientras el terapeuta más se abstenga de hacer inferencias y de decirle al paciente lo que
significan sus fantasías, existe mayor posibilidad de que éste lo descubra por sí mismo
-
El terapeuta no debe interponer sus expectativas y deseos de descubrir grandes asuntos en
el paciente para sentirse que ha hecho un buen trabajo
Además del estudio de la información que el paciente relata acerca del contenido de las imágenes
que ha visualizado, es necesario que el terapeuta atienda la relación entre ambos durante el
proceso, ya que en Terapia Gestalt se entiende que la conducta manifestada por el paciente
dentro de la sesión, es una muestra representativa de su funcionamiento personal. Para esto es
necesario orientar la atención en dos aspectos:
•
El discurso del paciente, sobre el qué dice, es decir, acerca del contenido de las imágenes de
la fantasía
•
Sobre el cómo lo dice, observando qué hace en el Aquí y Ahora de la sesión, cuando le
cuenta al terapeuta el contenido de la fantasía
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JJuussttiiffiiccaacciióónn
Claudio Naranjo, afirma que la Terapia Gestalt persigue, en cierto sentido, que el paciente retome
el comportamiento espontaneo y libre del niño (C. Naranjo, Charla en la Universidad de
Barcelona), el cual tiene la capacidad de estar en contacto en todo momento con su experiencia,
en el Aquí y Ahora y una de las cuestiones por las que presenta esta disposición vital, es el hecho
de que su lenguaje es muy primario y alejado de las abstracciones que realiza el adulto.
Cuando a un paciente se le pregunta cómo se siente, que cuente qué le trae a terapia o qué
necesita, en muchas ocasiones no dispone de la capacidad suficiente para definir su experiencia,
su necesidad o si quiera, lo que le trae a sesión. No consigue, aunque su cuerpo lo está
expresando mucho mejor que su lenguaje, poner en palabras ajustadas a la experiencia presente,
su vivencia. Esto se puede apreciar con claridad en sujetos muy racionalizadores.
El trabajo con las Fantasías Dirigidas es una herramienta que permite al terapeuta y al paciente
explorar el mundo interno de éste, su dinámica personal a través de las imágenes (un lenguaje
filogenética y ontogenéticamente más ancestral que la palabra), atravesando con mayor facilidad
las limitaciones y defensas que presenta el lenguaje como medio de comunicación.
Es por ello que desde el Instituto de Terapia Gestalt de Valencia, se considera importante que el
alumno tenga conocimiento de esta técnica (no sólo a nivel teórico, sino también práctico
mediante la experiencia personal), pues es de suma utilidad en su futuro quehacer como
terapeuta.
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3.1 Objetivo General
Ofrecer información de la técnica conocida como Fantasías Dirigidas en el marco de la
Terapia Gestalt, a fin de que los participantes puedan recurrir a ella en su labor profesional
3.2 Objetivos Específicos
•
Presentar el uso de las Fantasías Dirigidas como herramienta de exploración personal
y psicodiagnóstico
•
Conocer los aspectos metodológicamente relevantes respecto de la elaboración y
presentación del estímulo de la fantasía, por parte del terapeuta
•
Presentar el estudio del Contenido y la Relación, en la aplicación de las Fantasías
Dirigidas como herramienta terapéutica
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IIVV.. AAnntteecceeddeenntteess ddeell ttrraabbaajjoo ccoonn iim
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El reconocimiento del poder terapéutico de las imágenes mentales se remonta desde la psicología
filosófica de Aristóteles (siglo IV a. d. C.), quien sitúa la actividad imaginativa como una frontera
entre lo psíquico y lo somático. Dicho reconocimiento se ha mantenido con la misma vigencia e
importancia a lo largo de la historia.
La comprensión filosófica de carácter holístico en la que se entiende al ser humano, como un
organismo integrado (un todo), en el que el todo es más que la suma de las partes (principio
básico mantenido por la Terapia Gestalt), es interrumpida con el surgimiento en el siglo XVII del
dualismo cartesiano, con la particular dicotomía cuerpo-mente establecida en su sistema filosófico.
Allí cuerpo y mente son conceptualizados como partes de dos realidades distintas o separadas y
unidas ambas, por una estructura física como es la glándula pineal.
Hasta Descartes, es frecuente considerar la enfermedad como un hecho que incluye factores tanto
físicos como mentales y en el que la imaginación juega, por tanto, un papel importante en la
constitución, posterior tratamiento o resolución de la misma. Sin embargo, con los planteamientos
cartesianos mencionados, la enfermedad comienza a tratarse como algo que afecta al cuerpo, de
forma parcializada.
Tomando en consideración el campo propiamente psicológico, se puede decir que no es hasta
finales del siglo XIX y comienzo del XX, que se produce una reaparición de enfoques con una
filosofía holística de base, lo cual trae de nuevo una revalorización de las imágenes y su inclusión
en la investigación y tratamiento psicológicos.
Pero este resurgir de la imagen como elemento fundamental en los modelos psicológicos de
principios del siglo XX, se ha mantenido vigente únicamente hasta su rechazo en los años treinta,
provocado por la influencia de autores como Watson, quien junto a otros, representan la corriente
incipiente de cientificismo que impregna toda la psicología de la época con el afianzamiento y
consolidación de la escuela conductista.
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La revolución conductista descalifica la realidad de las imágenes, eliminándolas de la investigación
psicológica e incluyéndolas entre esa serie de cuestiones especulativas o conceptos mentalistas
que, según los conductistas, no son posibles de someter a tratamiento experimental y que, por
tanto, lamentablemente, se deben eliminar del campo de la investigación por no ser una realidad
susceptible de ajustarse a la metodología de investigación positivista exigido por el modelo de
ciencia imperante en ese momento.
A partir de estas declaraciones de los psicólogos investigadores conductistas, se puede
comprender que ignorasen la realidad de las imágenes y se centrasen exclusivamente en las
asociaciones lingüísticas y conductuales. De modo que durante unos cuarenta años, las imágenes
fueron condenadas al ostracismo, hasta los años sesenta, donde resurge el interés en
representantes de modelos teóricos diversos, lo cual les lleva a retomar la investigación psicológica
de las imágenes y de sus aplicaciones terapéuticas.
Según Sánchez y otros (2001), probablemente Eugene Caslant, es el primero en proponer al
sujeto la fantasía de ascensión en un espacio imaginario, como una técnica facilitadora del
crecimiento personal. Este elemento imaginario aumenta posteriormente en la técnica del Ensueño
Dirigido de Desoille y en el modelo de la Psicosíntesis de Assagioli.
Estos autores destacan así mismo, como un hito importante en la historia de la presencia de
imágenes en la psicoterapia de principios del siglo XX, las metodologías de trabajo desarrolladas
por:
•
J. H. Schultz: Crea en 1959, en colaboración con Luthe, el denominado Entrenamiento
Autógeno, que trata de conducir a los pacientes, con la ayuda de imágenes, al logro de
las mismas sensaciones fisiológicas que se experimentan en los estados hipnóticos, las
cuales facilitan trabajos terapéuticos
•
Ludwig Frank: En 1910 desarrolla una técnica de trabajo con el fin de conseguir un tipo
de relajación profunda en los pacientes que da lugar al surgimiento de imágenes
hipnagógicas a las que atribuye efectos catárticos
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•
S. Freud: Según Chawki (1995), utiliza las imágenes como elemento psicoterapéutico por
un breve tiempo, precisamente al abandonar el uso de la hipnosis y preferir un
procedimiento que pudiese estar bajo el control del paciente y en concreto el uso de las
imágenes de la fantasía
•
C. G. Jung: Según Chawki (1995), es uno de los iniciadores del uso terapéutico de las
imágenes ofreciendo una influencia de mayor peso en las oniroterapias actuales. Jung,
entiende la imaginación como un proceso creativo de la psique que permite una mayor
integración individual, interpersonal y espiritual; considera la unidad mente-cuerpo como
un proceso vital e interpreta la imaginación como un medio de percibir y experimentar
dicho proceso
Actualmente se puede afirmar que los usos terapéuticos de las imágenes han sido reconocidos, en
cierta medida, por la mayoría de las ramas de la psicología y la psicoterapia, tanto de corte
psicoanalítico como conductista, humanista o transpersonal. Así pues, hoy en día, el trabajo con
las imágenes mentales se aplica eficazmente no sólo en psicología y psicoterapia, sino también en
medicina, deportes, pedagogía, negocios, formación de la creatividad y desarrollo espiritual. De
modo que, en la actualidad se mantiene, que prácticamente cualquier actividad humana puede ser
potenciada, de una manera u otra, por medio del trabajo con las imágenes mentales.
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meennttaalleess eenn llaa TTeerraappiiaa G
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En términos generales, la Terapia Gestalt utiliza la fantasía con distintas finalidades, entre las que
se destacan:
•
Establecer contacto con un acontecimiento, un sentimiento o una característica personal
resistidos (aunque consciente para el sujeto)
•
Restablecer contacto con una persona que no está disponible o con una situación
inconclusa
•
Explorar lo desconocido o los aspectos nuevos o desacostumbrados de la persona, etc.
En el caso de este taller de formación, en Terapia Gestalt, el trabajo con Fantasías Dirigidas se
aplica con un doble objetivo:
a. Guiar a las personas a través de las Fantasías Dirigidas con la intención de ayudarlas en
la tarea de exploración de su individualidad, es decir, se trata de utilizarlas como una
herramienta que les permita incrementar la toma de conciencia del sujeto respecto de su
forma particular de estar en el mundo, de relacionarse, con los otros o consigo mismo.
Para la Terapia Gestalt, el trabajo con Fantasías Dirigidas es una forma de llevar a la
persona hacia la integración, por cuanto en ellas se reflejan diversas partes de la
personalidad del paciente que son susceptibles a trabajarse en el proceso terapéutico,
para que el individuo adquiera mayor conciencia de sus polaridades, las reconozca y las
ponga en juego, a fin de resolver sus conflictos personales e integrarlas, de forma que
alcance un mayor nivel de su proceso de individuación. En Terapia Gestalt se mantiene
que en la fantasía aparecen elementos de la experiencia escindidos o reprimidos que al
ser atendidos e integrados en la propia persona, promueven el cambio y crecimiento
personal
b. Utilizar su aplicación como herramienta psicodiagnóstica que permita comprender mejor
la dinámica de funcionamiento del individuo, con el fin de ayudarle en la demanda que
presenta en consulta
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miieennttaa ddee eexxpplloorraacciióónn ppeerrssoonnaall
Todo ser humano ha de afrontar el reto de conformar una identidad, de establecer un centro de
gravedad en torno al sí mismo que, más allá de los cambios internos y externos que experimente y
de los nuevos conocimientos que incorpore, permanezca como un Yo relativamente unificado. De
esta forma, todas las personas construyen, en casi dos décadas de existencia, una posición básica
de ser en el mundo que les acompaña a lo largo de toda su vida, más allá de los ajustes y
replanteos posteriores que la existencia pueda depararles.
La identidad, se podría decir, es como el sello de la personalidad, es la síntesis del proceso de
identificaciones que durante los primeros años de vida y hasta finales de la adolescencia, el
individuo va realizando por medio de la interacción mantenida con las personas significativas de su
ambiente. Y esta identidad, no es que esté ahí mismo delante de las propias narices, si no que
conforma las propias narices, ya que las personas están tan identificadas con lo que son, que no
son conscientes de ello, es un mecanismo inconsciente. Hay un dicho popular interesante que
puede ayudar a comprender esta idea: No sé quién descubrió el agua, pero estoy seguro… de que
no fue un pez.
Reflexionando acerca del mensaje que encierra la frase anterior, se puede afirmar que trasmite
una idea acerca de lo difícil que resulta hacer conscientes, determinadas realidades al estar
inmersos en ellas. Por ejemplo, las personas sólo son conscientes de las reglas de funcionamiento
implícitas de su cultura cuando, al estar de vacaciones en un país con una cultura distinta, entran
en conflicto por la transgresión de alguna de sus normas.
El personaje central de la novela Novecento, del italiano Alessandro Barico, ha vivido toda su vida
en un trasatlántico, haciendo el recorrido de Europa a América, pero sin haber pisado nunca tierra
firme. En uno de los trayectos entabla relación con un campesino que va buscando fortuna en la
tierra de las oportunidades y en un momento de la conversación, le dice que lo que más le ha
impulsado a cruzar el atlántico, ha sido el escuchar el sonido del mar. Cuando el personaje de la
novela (que también se llama Novecento) lo escucha, se queda sorprendido al no saber, aun
habiendo estado toda su vida en el mar, cuál es el ruido del océano. El campesino queda aun más
sorprendido al ver que este ser marino no sabe cuál es el sonido del mar.
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La historia anterior, es otro ejemplo que ayuda a entender la misma idea y es que la persona
requiere una metaposición, para poder percibir su propia posición, es decir, sólo quien ha estado
en tierra puede escuchar el sonido del mar. Si una persona ha vivido siempre en el océano, está
inmersa constantemente en su sonido y no puede captarlo, tendría que bajar a tierra y percibirlo
desde esta nueva posición; es decir, el pez tendría que salir del agua para tomar consciencia de su
medio, así como las personas necesitan experimentar la falta de oxígeno para tomar conciencia
acerca del hecho de que viven inmersos en una atmósfera oxigenada. Así, de la misma forma en
que el pez está inmerso en el agua y no tiene conciencia de su medio, pues está fundido con ella,
se puede decir que los seres humanos están identificados con su personalidad, con su propio Yo,
lo cual les impide tomar plena conciencia acerca de este medio psíquico en el que se
desenvuelven.
El conocimiento que las personas alcanzan acerca de esta identidad que han ido construyendo, de
esta personalidad, está en gran parte vedada al conocimiento consciente. Cuando un individuo se
pregunta acerca de quién es, acerca de su forma particular de relacionarse, de ser, obviamente
tiene mucha información para responderse. Sin embargo, esta información a la que puede acceder
es aquella, que en términos de Terapia Gestalt, se denomina Yo-sintónica, es decir, es información
asequible a la propia conciencia ya que es permisible para los mecanismos personales de defensa.
Pero es conocido que hay todo un mundo oculto a la conciencia, un mundo de fondo, una
información Yo-distónica, que no es accesible a la propia conciencia cuando el individuo desea
indagar acerca de su personalidad.
Perls (1973) afirma que todos, llegados un momento, al ponerse delante del espejo, cuando se
miran con interés a sí mismos, se convierten en seres autofóbicos, no pudiendo ir más allá de unos
ciertos límites. Es por ello que, si una persona se cuestiona acerca de su forma particular de
actuar, de sentir y de pensar, acerca de sí mismo, de su individualidad, responde de una forma
incompleta. Aquí es donde el trabajo con Fantasías Dirigidas, puede ayudar a acceder a esa
información personal Yo-distónica, a lo que está en el fondo, gracias a que proviene desde lo
imaginativo y que trasciende y amplía la información racional que tiene una persona acerca de sí
misma.
En definitiva, se entiende que el paciente que hace una prueba proyectiva como las Fantasías
Dirigidas, puede acceder a niveles de conocimiento más profundos gracias al lenguaje de las
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imágenes, pues éstas favorecen que aflore una información a la que el expresión convencional de
la palabra no puede llegar y, al mismo tiempo y justo por ello, se pueden burlar con mayor
facilidad las mecanismos de defensa o en términos gestálticos, los mecanismos de interrupción de
la experiencia.
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miieennttaa ppssiiccooddiiaaggnnóóssttiiccaa
Como se ha señalado anteriormente, las Fantasías Dirigidas además de ayudar al paciente en su
proceso de exploración personal, también facilita al terapeuta su cometido psicodiagnóstico, ya
que le permite obtener información y un mayor nivel de compresión, acerca de la dinámica
personal de funcionamiento del paciente.
Las Fantasías Dirigidas permiten comprender, desde otra perspectiva, las dificultades relacionales
que tiene el paciente en su vida cotidiana (con su familia, amigos, profesores, consigo mismo, con
el trabajo, etc.), permitiéndole percibir más profundamente esos modos de reaccionar que han
quedado cristalizados como su única forma de responder ante las situaciones difíciles por las que
ha atravesado en su devenir como persona y que están a la base de sus conflictos actuales,
estructurados como patrones rígidos de funcionamiento.
7.1 Las Fantasías Dirigidas como técnicas proyectivas
Según Chawki (1995), Freud introduce el concepto de proyección en 1894, afirmando que
corresponde a una defensa de la persona que le permite atribuir los sentimientos indeseables
propios prohibidos por el Superyó, a alguien externo.
La primera técnica proyectiva es la Asociación de Palabras, de Jung, en la que se lee una
palabra a la persona y se mide cuanto tarda en reaccionar a ella, usando otra palabra
(tiempo de reacción). Esto permite estudiar los complejos psíquicos.
Chawki (1995) afirma que Freud retoma esta idea, diciendo que la palabra asociada no es
casual, sino que responde a una determinación inconsciente. Así, a partir de la respuesta, es
posible reconstruir los componentes internos, estructurales, del sujeto, dado que no es por
casualidad como éste asocia una palabra con otra.
Se parte de la idea de que el sujeto examinado, proyecta sus propias necesidades y
tensiones sobre los estímulos que se le ofrecen. De igual modo, se asume que el material
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proyectado es más profundo, cuanto menos concreto es el estímulo presentado. Es decir, a
menor claridad y definición del estímulo, más tiene que inventarlo el sujeto, más se proyecta.
En Terapia Gestalt se entiende que todo acto o expresión de un sujeto lleva, de alguna
forma, la impronta o sello de su personalidad. Toda respuesta lleva implícita la interpretación
personal que el individuo hace del estímulo, pues no existe el dato-estímulo puro.
Los tres elementos constitutivos de cualquier técnica proyectiva son: el estímulo que
presenta el terapeuta, la respuesta que da el paciente a dicho estímulo y el estudio que
realiza el terapeuta acerca de la respuesta del sujeto. Estos elementos se detallan a
continuación:
7.1.1 Estímulo:
Es el material que el terapeuta le ofrece al paciente para que lo elabore y así proyecte su
mundo interno. Puede ser: Gráfico (por ejemplo en una técnica proyectiva como el Test
Rochard, donde el estímulo que se presenta al paciente no es verbal, sino gráfico, son las
manchas que aparecen en cada una de las láminas) o Verbal (como en el caso de las
Fantasías Dirigidas, donde el estímulo que se le presenta es verbal, por ejemplo, se le dice al
paciente: imagina que estás frente a un gran sabio y que va a decirte algo muy importante
respecto de tu forma de caminar por el mundo: ¿qué te dice esta persona?).
Los aspectos más importantes que el terapeuta debe tener en cuenta a la hora de presentar
el estímulo en las Fantasías Dirigidas, son los siguientes:
- Relatar la fantasía en presente y en segunda persona del singular: Por ejemplo: vas por
un camino y observas que hay en sus márgenes, en lugar de: voy (o vamos) por un
camino y observo (u observamos) qué hay en sus márgenes. Esto se debe a que el uso
del tiempo presente como forma lingüística, facilita el contacto con la experiencia.
Si un paciente escucha decir a su terapeuta: Voy por un camino, su mente entiende
que, es él terapeuta el que va por ese camino, aunque sabe que se refiere a él (al
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paciente), que no es más que una forma de hablar. Sin embargo, esto tiene efectos en
el grado de implicación y contacto con la experiencia, por lo tanto, es necesario tener
en cuenta la precisión respecto de la forma verbal que se utiliza para narrar la acción.
Así mismo, es importante la expresión de la acción en tiempo presente. Por ejemplo:
vas por un camino, y no: ibas por un camino. Pues esta modalidad temporal tiene los
mismos efectos perniciosos para el contacto pleno con la experiencia, que los derivados
de la forma verbal inadecuada vista anteriormente.
- Relatar la fantasía con un ritmo y cadencia adecuados: En cuanto al ritmo, hay que
considerar que el paciente necesita un tiempo para elaborar la información y tener una
experiencia con respecto a la misma. Si el relato es rápido, no dispone del tiempo
necesario para construir esa experiencia subjetiva y se corre el riesgo de que se
desconecte del ejercicio por saturación y estrés. Por otra parte, si el relato es
demasiado lento, existe el peligro de que comience a procesar información que no
tenga nada que ver con la fantasía, es decir, que se aburra y por lo tanto, comience un
proceso cognitivo paralelo al del ejercicio.
Luego, con respecto de la cadencia, es importante manejar bien las acentuaciones e
inflexiones de la voz en los momentos adecuados. Esto es algo que saben manejar muy
bien los hipnoterapeutas. Por ejemplo, en una fantasía el terapeuta esta relatando una
historia en la que se lleva al sujeto a que poco a poco vaya conectándose con su
imagen de niño, es importante ir acercándolo gradualmente a ésta, si le dice: y ahora,
abres la puerta de la habitación y te ves allí con cinco años, en ese momento es
necesario que el terapeuta cree con su voz, un clima emocional lo suficientemente
intenso como para facilitar el contacto del paciente con esas emociones que le genera
verse de niño. En el fondo, se trata de que el terapeuta emplee en el relato de la
fantasía, sus mejores dotes como narrador y transmisor de información, buscando
seducir al paciente con la forma de expresarse ante él.
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- Estar atento a la fenomenología del paciente mientras está teniendo la experiencia:
Suele ocurrir que el cuerpo de quien experimenta la Fantasía Dirigida, manifieste
determinadas reacciones y que, posiblemente él, después, no sea consciente de ello.
Pero el terapeuta puede tomar nota y facilitarle esta información. Por ejemplo, si un
terapeuta dice en la fantasía: ahora aparece tu profesor y te mira el cuaderno, puede
observar como el paciente frunce el entrecejo. El cuerpo no miente, es siempre fiel
transmisor de la experiencia del sujeto, por lo que al tiempo que el terapeuta le relata
el ejercicio, debe estar chequeando los indicios fenomenológicos que transmite.
- Tomar en cuenta la temperatura corporal: Al igual que en las relajaciones, cuando se
realiza una Fantasía Dirigida, la temperatura corporal del paciente, baja de forma
significativa, por lo que puede tener frío y con ello estropearle la experiencia, pues el
ejercicio pasa al fondo y la sensación térmica, hace figura. Por ello es necesario tener el
ambiente preparado para la dinámica, de forma que el lugar tenga una temperatura
adecuada o en su defecto, el paciente disponga de una mantita o similar para tal
menester.
- La historia debe tener una introducción, un nudo o desarrollo y un desenlace o cierre:
O lo que sería en términos de la Terapia Gestalt, es importante que la fantasía tenga un
precontacto, un contacto y un postcontacto. Esta estructura interna de la historia, le
permite al paciente seguirla con mayor facilidad. Sería interesante empezarla, si es
posible, de la misma forma en que se termina, con el fin de favorecer esta
secuencialidad o continuidad de la misma (son también los hipnoterapeutas los que
mejor manejan estos aspectos). Por ejemplo, si el terapeuta al principio del trabajo le
dice al paciente que va bajando unos escalones y que, conforme desciende cada uno
de los peldaños, se va encontrando más relajado y en un estado más profundo de
conciencia, al finalizar, le puede decir que va ahora subiendo por unas escaleras y que,
con cada peldaño que sube, va encontrándose más activo.
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- En el caso del trabajo con Fantasías Dirigidas en grupo, invitar a los participantes a
terminar el ejercicio en silencio: Propiciar con una actitud de escucha interna y
ensimismamiento
observador,
que
les
permita
seguir
en
contacto
con
lo
experimentado, ya que en ocasiones suele aparecer una tendencia a compartir con los
compañeros o comenzar una conversación paralela como forma de evitar el contacto
con la experiencia surgida.
- El terapeuta debe utilizar un lenguaje neutro en la narración de la fantasía: Es
necesario que el terapeuta cuide el uso del lenguaje en la narración, ya que pueden
aparecer cargas emocionales producto de su propia proyección que podrían condicionar
el ejercicio del paciente. Por ejemplo: Un terapeuta que, realizando una fantasía en la
que invita a los participantes a una visualización de su cuerpo, una exploración mental
de todas y cada una de sus componentes, cuando llega a focalizar la atención de los
oyentes en sus órganos sexuales, se incomoda y pasa más rápido, se acelera, sonríe
sutilmente, etc., provocando o favoreciendo una reacción en el paciente que nada tiene
que ver con su experiencia, sino con la del terapeuta. Esta neutralidad no está reñida
con la necesidad de acentuar e intensificar determinados aspectos de la fantasía, lo
importante, es que sea el terapeuta el que decida cuándo y por qué lo hace y que no
sea fruto de su contratransferencia.
- En el caso de trabajo con Fantasías Dirigidas en un grupo, utilizar un lenguaje que no
esté condicionado por elementos de género, etc.: Por ejemplo, si el terapeuta dice:
ahora ves a ese niño, utilizar también las formas femeninas, es decir, ahora ves a esa
niña. Una forma de evitar la repetición constante del masculino y femenino en cada una
de las ocasiones, es utilizar formas lingüísticas neutras. Del ejemplo anterior se podría
decir: ahora ves a la criatura.
- Una vez finalizada la experiencia, invitar al sujeto a que la englobe en una sola palabra,
como un primer acercamiento al ejercicio: Por ejemplo que exprese si ha sido: confusa,
excitante, aburrida, intensa, caótica, tranquila, etc.
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7.1.2 Respuesta:
Las respuestas del paciente a las consignas o estímulos presentados por el terapeuta,
pueden ser, al igual que los estímulos, verbales (como en el caso del test de Rorchard, el
paciente narra lo que ve en la lámina), gráficos (el dibujo de la familia, por ejemplo, o la
escritura como en el estudio grafológico) o comportamentales (como el juego del niño).
En el caso de las Fantasías Dirigidas, la respuesta que da el paciente ante el estímulo del
terapeuta es verbal. Por ejemplo: lo que me dice este sabio es que no trate de cosechar
antes de sembrar. En definitiva, se entiende que en las historias y narraciones que hace el
sujeto se manifiesta el funcionamiento de su personalidad.
7.1.3 Estudio de la Respuesta o Contenido:
En Terapia Gestalt, el estudio que hace el terapeuta de la respuesta que da el paciente, se
realiza sobre el producto o contenido, es decir, sobre lo que el paciente cuenta respecto de
lo que ha elaborado en su fantasía ante la consigna dada y sobre la relación que establece
el paciente con el terapeuta, ya que hay que tener en cuenta que según el modelo de la
teoría de campo, que toda conducta está significada por los vectores que aparecen en el
campo en el que se da dicha respuesta. A continuación se describen estos dos puntos con
mayor detenimiento.
a. Estudio del Contenido: Para comprender mejor este aspecto tómense en
consideración algunas cuestiones preliminares:
i. El funcionamiento diferencial de los hemisferios cerebrales: El cerebro humano es
un órgano, que aunque presenta un funcionamiento integral, está constituido por
dos
hemisferios
(izquierdo
y
derecho)
que
actúan
en
sincronía
y
complementariedad, aunque sus funciones están claramente diferenciadas.
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-
El hemisferio izquierdo: es el llamado cerebro lógico. Procesa la información
usando el análisis (método de resolver un problema descomponiéndolo en
piezas y analizando estas una por una). Controla y está implicado en la facultad
de reconocer grupos de letras formando palabras y grupos de palabras
formando frases, tanto en lo que se refiere al habla, la escritura, la numeración,
las matemáticas y la lógica, como en lo referente a las facultades necesarias
para transformar un conjunto de informaciones en palabras.
Así mismo, está especializado en el lenguaje articulado, manejo de la
información lógica, pensamiento proporcional, procesamiento de información en
series de uno en uno, manejo de información matemática, memoria verbal,
aspectos lógicos gramaticales del lenguaje, organización de la sintaxis,
discriminación fonética, atención focalizada, control del tiempo, planificación,
ejecución y toma de decisiones y memoria a largo plazo.
Muchas de las actividades atribuidas al consciente le son propias.
Cuando se le pide a un paciente que se defina a sí mismo y dice: soy una
persona afable, extrovertida, dinámica, sensible, intuitiva, etc., está ofreciendo
información acerca de sí mismo elaborada principalmente por su hemisferio
izquierdo y es, por tanto, una información obtenida a través de la realización de
un análisis, de una descomposición en piezas de su Yo, las cuales son
analizadas una por una, de forma fragmentada y aislada, siendo una actividad
atribuible, en gran medida, a un procesamiento consciente de dicha
información.
-
Hemisferio derecho: es un hemisferio integrador, centro de las facultades visoespaciales no verbales. Usa el método de síntesis (compone un conjunto a partir
de los elementos). Esta especializado en sensaciones, sentimientos, prosodia y
habilidades espaciales, visuales y sonoras pero no del lenguaje, sino habilidades
como las artísticas y musicales. Concibe las situaciones y las estrategias del
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pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de información (sonidos,
imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo.
Muchas de las actividades atribuidas al inconsciente le son propias.
A diferencia del caso anterior, si a esa misma persona se le pide que hable de sí
mismo, pero que lo haga imaginándose que es un animal, que cuente cómo es
su vida siendo este animal, y dice, por ejemplo: soy un cervatillo, vivo libre en
medio de la inmensidad del bosque, no necesito grandes cosas, casi todo el día
estoy pastando, aunque siempre planea sobre mí la posibilidad de que aparezca
un oso y me devore, por eso tengo un temperamento nervioso y un estado de
alerta alto y en tensión. Esta dando información acerca de sí mismo, sólo que
esta vez, es una información elaborada principalmente por su hemisferio
derecho, ya que sintetiza en una imagen, el cervatillo, todo un mundo de
sensaciones y sentimientos propios.
Esto corresponde a un pensamiento que opera de forma total, integrando y
globalizando la experiencia en la imagen, de forma que la transmite como un
todo. Gestiona la información principalmente de forma inconsciente y su
vehículo de transmisión fundamental no es la palabra, sino la imagen, por lo
que el procesado de la información ha sido mayoritariamente utilizando la
síntesis, es decir, componiendo o formando un conjunto, el cervatillo, a partir de
los elementos, los aspectos experimentados en su vida particular.
En definitiva, se puede afirmar que el trabajo con Fantasías Dirigidas, se trata de
comprender la personalidad, por medio de la activación del hemisferio derecho, es
decir, acceder a información más plástica, sintética, integral, holística e intuitiva del
sujeto, la cual es construida desde la imagen más que desde la palabra, de forma
que condensa mucha información experiencial en un elemento plástico como es la
imagen.
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ii. La función que tienen las imágenes en el psiquismo del individuo: Según Sánchez y
otros (2001), Aristóteles afirma: No se piensa sin imágenes, de modo que el
psiquismo del ser humano no puede funcionar sin las imágenes. Las fantasías
existen mucho antes de que surja el lenguaje, siendo una forma de pensamiento
más libre, abierta e irracional que la palabra. Se puede decir que la imagen corrige
la deficiencia en torno a la cual se configura la palabra. De esta forma, la imagen es
portadora de una porción de vacío que es inevitable en todo pensar.
Sin embargo, la imagen no es totalmente elocuente, sí que es capaz de poner en
libertad algo que se encuentra atrapado en sí mismo en la experiencia, en lo
organísmico, pero a cambio de traicionar una parte de la experiencia. El traductor
siempre es un traidor.
Por otra parte, las palabras son un medio para poder referirse a la experiencia, real
o fantaseada, pero no son idénticas a la fantasía ni la sustituyen, de la misma forma
que la fantasía no es idéntica a la experiencia sensorial e instintiva que la articula.
Se conoce que las primeras fantasías de todo ser humano, tienen su origen en las
experiencias sensoriales, por lo tanto, cabe afirmar que surgen de sus impulsos
orgánicos, es decir, están entretejidas con sensaciones corporales y afectos. De
esta forma, se entiende que la fantasía es el representante psíquico del instinto, es
decir, no hay impulso instintivo en el ser humano que no sea vivido como fantasía
inconsciente.
De modo que los impulsos y movimientos profundos del alma de hombre, se hallan
siempre asociados a imágenes de la fantasía, las cuales flotan como boyas sobre la
superficie de esa vida profunda. Estas imágenes están integradas en una
concatenación asociativa y dinámica y se vinculan con contenidos psíquicos,
formando un entramado de símbolos dinámicamente influyentes entre sí, con sus
diversas clases de connotaciones y denotaciones, a las que se intenta acceder con
el trabajo de las Fantasías Dirigidas.
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En este tipo de trabajo se trata de abrir una ventana hacia el interior más profundo
del individuo, donde a través del uso de las imágenes se muestre de forma más
contundente los contenidos psicológicos de la realidad primaria del sujeto.
Con las Fantasías Dirigidas se ayuda al sujeto a evocar imágenes que conmuevan
su ser interior, de forma que se conecte directamente con su Proceso Primario, al
acceder a niveles más cercanos a lo preverbal, a ese espacio psicoafectivo en el que
quedaron cristalizados los estilos de vinculación del paciente y que hoy en día están
a la base de su funcionamiento desajustado.
Es importante tener en cuenta que la neurosis es una cristalización de un modo de
interacción que limita al sujeto al momento de enfrentar situaciones. De modo que
es útil comenzar a poner imágenes y palabras para permitir la asimilación y
movilización de aquello que ha quedado rígido y carente de representación.
A través de la técnica de las Fantasías Dirigidas se intenta facilitar la expresión y
movilización terapéutica del mundo interior del sujeto por medio de la imaginación
creadora, haciendo figura lo que está en el fondo y permitiendo a la vez el contacto
con el Ser Interior.
Es importante señalar, la importancia de la utilización de las imágenes de animales
en las Fantasías Dirigidas. El hombre puede ser criatura de disfraces y máscaras,
pero no así el animal, el cual manifiesta siempre comportamientos unívocos y
estables. Así, mientras el hombre es un ser equívoco (enmascarado), el animal
posee cualidades positivas o negativas constantes, por lo que constituyen
poderosos sistemas de proyección psíquica.
Según Jung citado por Chawki (1995), el animal representa la psique no humana, lo
infrahumano instintivo, así como el lado psíquico inconsciente, de forma que la
identificación con animales puede ayudar a integrar más lo inconsciente, lo que se
esta en el fondo, siendo elementos de trabajo muy potentes, desde las Fantasías
Dirigidas.
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iii. El lenguaje en las Fantasías Dirigidas: Es una manifestación del lenguaje propio de
la realidad del inconsciente, una clase de pensamiento filogenéticamente ancestral,
un código alusivo e indirecto que invita a la investigación de sus múltiples y ocultos
significados, los cuales no se someten de forma rígida a una única clave
interpretativa. Es la contraparte del discurso dogmático
Es importante destacar que el símbolo es una unidad sintética de significado entre
dos polos opuestos: lo manifiesto y lo oculto. Tras su sentido objetivo y visible se
oculta otro sentido invisible más profundo. Lo simbólico se puede expresar tanto en
el arte gráfico o artístico como en las formas dinámicas de las fantasías, las visiones
y los sueños.
Al igual que en los sueños, se entiende por contenido manifiesto de la Fantasía
Dirigida, la forma que ésta adopta en su secuencia de imágenes y relatos. Por otra
parte, el contenido latente es todo aquello que permanece oculto por su carácter
inconsciente y que el terapeuta puede ayudar al paciente a descubrir.
La imagen y el símbolo aparecidos en las Fantasías Dirigidas, no son como se
supone una especie de metáfora que sustituye a algo conocido, sino que resultan
de una condensación de varios elementos que aportan analogías o representaciones
del inconsciente, formando complejos. En suma, se puede decir, que se entienden
como una representación de un complejo, proyectado en forma de imagen.
El lenguaje de la imagen está constituido por unidades de significado que son
polivalentes y multideterminadas. Esto es un aspecto muy importante a tener en
cuenta a la hora de trabajar con ellas, pues decir que son polivalentes implica
asumir la interpretación a distintos niveles y al mismo tiempo, el concepto de
multideterminación, supone el abandono de una visión de relación causa-efecto en
sentido lineal, adoptando un enfoque caracterizado por la determinación de
múltiples factores, más sistémica, lo cual constituye un enfoque interpretativo más
laxo y flexible.
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Toda fantasía encierra potencialmente la posibilidad de dar lugar a distintas
interpretaciones, lo cual no significa que solamente una sea la verdadera, pues lo
cierto es que todas ellas pueden ser igual de válidas. Esto se debe a la gran
plasticidad de las imágenes del psiquismo, las cuales atesoran múltiples significados
en su interior, al igual que ocurre con la interpretación de cualquier obra de arte.
No existe, en consecuencia, un único acercamiento posible que sea capaz de
determinar su significado a priori.
Por lo tanto, en el terreno del trabajo con las fantasías, no es conveniente tratar de
establecer relaciones directas y unívocas entre la imagen simbólica aparecida en
ella y su significado. Aunque es de entender que cuando el terapeuta trabaje con
ellas y observe su impresionante plasticidad, flexibilidad, potencialidad y misterio,
se sienta tentado a forzarla para poder extraer de ella un significado que tranquilice
su ansia de comprensión.
Pero lo cierto, es que las imágenes del individuo no pueden ser exprimidas de esa
forma por este deseo, pues cuando así sucede, su significado se oculta como los
cuernos del caracol ante la yema del dedo del niño, curiosa e intrusiva. Comprender
el significado oculto de la imagen, que muestra del sujeto, requiere de una actitud
bien distinta.
iv. El estudio del contenido: Cualquier artista, al realizar su obra, trata de comunicar un
mensaje intentando que sea lo más impactante posible para la conciencia del
espectador. En este caso se denomina Productor Interior, a aquella parte de la
persona que opera en un nivel de conciencia distinta al que tiene en los momentos
de vigilia y que es justamente la función que cumple al elaborar una fantasía, pues
crea una obra maestra con la que trata de impactar en la conciencia del espectador
(en este caso él mismo, puesto que artista y espectador, creador y paciente, son la
misma persona), de forma que pueda incrementar la conciencia acerca de algún
aspecto importante de su realidad personal que precisa de una mayor atención.
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Pero el productor interior necesita de la ayuda del Yo consciente del sujeto para
hacer un buen trabajo. Es decir, las fantasías, aunque movilizan y conmueven al Ser
Interior (en este sentido son ya de por sí terapéuticas), no sustituyen al esfuerzo
consciente, por lo que el paciente necesita herramientas para finalizar ese trabajo
que se ha iniciado durante la elaboración y producción de la fantasía. A esta tarea
es a lo que el terapeuta ayuda al paciente en el trabajo con las Fantasías Dirigidas y
para ello es importante tener en cuenta algunas cuestiones que se señalan a
continuación:
-
Para mejorar la comprensión de las fantasías, es fundamental dejar de
considerarlas como algo que le llega al sujeto y empezar a vivirlas como algo
que él mismo crea. El individuo es el productor de las mismas, escoge el
guión, los personajes, el escenario, los decorados, etc., y dirige la totalidad del
espectáculo.
-
El paciente es la estrella de sus producciones imaginativas, es todos y cada
uno de los personajes y elementos del escenario fantaseado, los cuales
representan determinados aspectos de su ser. Todos los elementos de la
Fantasía, así representen a otras personas, a ideas que no son propias o a
lugares que no conoce el sujeto, se vinculan con su experiencia, por lo que
deben ser vistos como expresiones propias que le pertenecen pero que se
encuentran desgajadas de su conciencia.
-
El mecanismo que subyace en el proceso de las Fantasías Dirigidas es el de la
proyección. Proyectar significa lanzar algo hacia afuera. Así, todos y cada uno
de los elementos de la Fantasía, son fragmentos de la persona que han sido
lanzados, proyectados, en estas imágenes simbólicas. Por tanto, el objetivo
fundamental a la hora de trabajar con una fantasía, es el ayudar al paciente a
que se apropie de nuevo de estas partes suyas proyectadas, primero
identificándose con ellas, viviéndolas conscientemente, para luego poder
captar plenamente su significado. El terapeuta debe ayudar al paciente a
reposeer estas partes suyas proyectadas, recuperar ese potencial escondido
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que aparece en la fantasía, hallando todos los elementos para intentar captar
su sentido.
-
El terapeuta gestáltico trabaja con las fantasías sin tratar de comprenderlas.
En lugar de ello, las concibe como un mensaje que eventualmente puede ser
entendido, aunque no se busca alcanzar tal comprensión pensando acerca de
la propia fantasía, al modo que propondría el psicoanalista, sino de ayudar al
paciente a vivirla y experimentarla de forma que pueda tomar conciencia o
darse cuenta, de cuál es el mensaje que encierra.
-
Las fantasías se trabajan como una experiencia más del sujeto, valorándose
como si se estuviera realizando en el momento presente. De hecho, el
paciente es invitado a narrar el contenido de la fantasía en tiempo presente.
Se trata de permitir que la experiencia hable por sí misma, de entrar en la
fantasía en lugar de traerla a la mente, vivenciándola en el Aquí y Ahora
terapéutico para ganar conciencia de lo que transmite. Las fantasías, al igual
que toda experiencia, deben ser experimentadas en lugar de explicadas.
-
Mientras el terapeuta más se abstenga de hacer inferencias y de decirle al
paciente lo que significan sus fantasías, existe mayor posibilidad de que éste
lo descubra por sí mismo, sin atenerse a conceptos o proyecciones ajenas.
-
Sólo la persona que realiza la Fantasía, que la crea, es la única autorizada
para saber, por sí misma, qué significa ésta. Este principio, debe adoptarse
como axioma. Toda interpretación desde fuera, al estilo freudiano, atenta
contra el respeto que merece el cliente. De este modo, el terapeuta se debe
limitar, primero, a contener sus ímpetus interpretativos y a escuchar con
atención lo que se dice y, luego, a guiar al cliente por los elementos de la
fantasía haciendo que se detenga en las partes que, según su experiencia,
pueden ser importantes, para que las vivencie.
-
El terapeuta no debe interponer sus expectativas y deseos de descubrir
grandes asuntos en el paciente para sentirse que ha hecho un buen trabajo.
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No es necesario empujar el río forzando las cosas, por el contrario, si respeta
el proceso, es muy probable que el cliente logre darse cuenta de algo
constructivo para él y que facilite su crecimiento.
7.1.4 Estudio de la relación:
Además del estudio del contenido, de la información que el paciente relata acerca del
contenido de las imágenes que ha visualizado, es necesario que el terapeuta atienda la
relación entre ambos durante el proceso. Pues si en Terapia Gestalt se entiende que la
conducta manifestada por el paciente dentro de la sesión es una muestra representativa de
su funcionamiento personal, resulta que la información que se obtenga acerca de este
modo particular de interactuar del paciente con el terapeuta, es muy valiosa y
complementaria a la obtenida a través del estudio del contenido.
Para esto es necesario orientar la atención en dos aspectos:
•
El discurso del paciente, sobre el qué dice, es decir, acerca del contenido de las
imágenes de la fantasía (es lo que se ha visto en el punto anterior)
•
Sobre el cómo lo dice, observando qué hace en el Aquí y Ahora de la sesión, cuando
le cuenta al terapeuta el contenido de la fantasía
Para trabajar sobre la relación establecida entre el paciente y el terapeuta, mientras el
primero relata su fantasía al segundo, es necesario tener en cuenta dos principios
metodológicos a saber: la Teoría de Campo y la Observación Fenomenológica.
i. Teoría de Campo: En Terapia Gestalt se mantiene una visión centrada en la Teoría de
Campo o visión sistémica en la que se encara el todo con todas sus partes
interrelacionadas e interdependientes, ya que El todo es más que la suma de las
partes. Para esto, se deja de lado el enfoque analítico, caracterizado por la
descomposición del todo en sus partes unitarias que luego son estudiadas en forma
aislada.
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La Teoría de Campo elaborada por Lewin, citado por Yontef (1997), propone el
estudio del organismo en relación a un ambiente determinado, en un momento único,
en el Aquí y Ahora, observándolo en constante interrelación con los factores
implicados en el campo total.
En los orígenes de la psicología clínica, Freud citado por Yontef (1997), teoriza el
psiquismo humano como una serie de instancias que reciben un tratamiento por
separado, es decir, se consideran elementos estancos e independientes, con unos
límites faltos de flexibilidad entre ellos y que les confieren una movilidad mínima.
En el Psicoanálisis, el sí mismo (self) es el punto de atención o centro de investigación
fundamental para el analista, siendo conceptualizado como una realidad interna del
organismo, a la que el terapeuta debe acceder por medio de las técnicas pertinentes
que caracterizan a este modelo.
Así pues, en esta conceptualización primera planteada por Freud, el trabajo del
analista se realiza sobre el organismo y en el organismo. Es una visión y una
orientación de la investigación analítica de afuera hacia adentro, en la que las
entidades o estructuras internas del sujeto son el objeto de estudio. Están ahí y
simplemente son.
Igualmente en esta metodología de intervención terapéutica, el analista se presenta
como una entidad que se muestra y manifiesta desde la neutralidad, tratando de
servir como soporte para el proceso proyectivo y transferencial del sujeto. Esta
transferencia realizada por el sujeto es, desde este modelo, la misma vieja historia de
siempre transportada en el tiempo y depositada ahora en el analista, el cual no es un
elemento del campo sino más bien un punto de la focalización transferencial del
paciente.
En cambio, en la Terapia Gestalt, estas estructuras freudianas son transformadas en
procesos, son concebidas como entidades que están constantemente en movimiento,
interactuando, elaborándose en contacto con la realidad, en un campo determinado,
en un Aquí y Ahora.
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En este enfoque el punto de atención hacia el que el terapeuta dirige sus esfuerzos,
es situarse en la frontera de contacto, donde el organismo y el ambiente se
interrelacionan influyéndose de forma recíproca en un proceso constante e
ininterrumpido. El terapeuta trabaja con el organismo, interactuando de forma
auténtica con el paciente de tal manera que pasa a formar parte del campo,
recibiendo su influencia e influenciándolo al mismo tiempo.
El terapeuta no es simplemente el receptáculo en el que el paciente vierte sus
proyecciones, es una parte implicada en el proceso vivencial que se está produciendo
en un Aquí y Ahora único e irrepetible, un encuentro en el que ambos, terapeuta y
paciente, cambian conjuntamente y salen más enriquecidos.
Por tanto, la Terapia Gestalt se centra más en los procesos que en los contenidos, en
lo que está sucediendo en el Aquí y Ahora, en la forma particular en la que el
paciente está manifestando su forma idiosincrásica de estar en el mundo, que en el
discurso narrativo que éste desarrolla.
La Terapia Gestalt mantiene así una visión sistémica, tratando de comprender el
comportamiento, no en términos atómicos o desde una visión intrapsíquica, sino más
bien, como respuesta a todas estas fuerzas que operan sobre el paciente en el campo
en el que se mueve y al cual influye éste de igual modo y de forma recíproca.
Esta forma de trabajo de la Terapia Gestalt tiene unas implicaciones personales
importantes para el terapeuta tal como afirma Haley (1963): El hecho de dejar de
pensar en una unidad individual para pasar a una unidad social de dos o más
personas tiene ciertas consecuencias sobre el terapeuta… ha de considerarse así
mismo un miembro más de la unidad social dentro del cual está contenido el
problema.
En la Terapia Gestalt, el terapeuta es un elemento indisociable del campo organismoentorno, siendo esta implicación en el campo, una de las claves del éxito en la
intervención terapéutica, pero también una de sus mayores dificultades. Tal como
sugiere Kopp (1971):
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“Como terapeuta, debo empezar simplemente por estar dispuesto a estar con el
paciente, a llegar a conocerle como persona y a permitirle que se me acerque. Debo
confiar en mis intuiciones acerca de mis conocimientos y vivir realmente la verdad en
vez de tratar de percibirla. Debo estar dispuesto a temblar sin retirarme de la
posibilidad de ser personalmente vulnerable ante él simplemente como otro ser
humano, de arriesgarme a que se convierta en una persona realmente importante en
mi vida”
De acuerdo con lo anterior, existe un riesgo personal al incorporarse al proceso
vivencial en el que se desarrolla la experiencia del sujeto, pues se entra en contacto
con procesos emocionales que movilizan las dificultades personales del terapeuta, lo
cual no sucede en otros modelos en los que el terapeuta interactúa con el paciente
desde afuera de los límites del campo.
Perls (1973) sostiene que: Un terapeuta Gestalt no usa técnicas; se aplica a sí mismo
en y a una situación en que cualquier habilidad profesional y experiencia de la vida
han sido acumuladas e integradas. En la misma línea de pensamiento, Zinker (1977)
afirma que El terapeuta es su mejor herramienta.
Para concluir es importante destacar que en el quehacer como terapeutas Gestalt no
existen reglas de comportamiento predeterminadas, por lo que la implicación
experiencial del terapeuta es total, lo cual, si bien es un riesgo para éste (que implica
la necesidad de estar en su propio proceso de psicoterapia y supervisión de forma
regular), al mismo tiempo le imprime una autenticidad a la terapia muy
enriquecedora.
ii. La Observación Fenomenológica: El término fenómeno proviene del griego
phainomenon y significa lo que aparece, todo lo que puede ser percibido por los
sentidos o por la conciencia, es un hecho natural que hiere la imaginación. De esta
forma se puede entender por observación fenomenológica, la capacidad manifiesta
por un sujeto para estar atento o percatarse acerca de lo que acontece.
De acuerdo con Yontef (1997), la Terapia Gestalt es fenomenológica, su único
objetivo es el Darse Cuenta. La observación fenomenológica se puede entender como
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la predisposición mostrada por una persona para prestar atención a lo que acontece,
para involucrarse en un proceso observacional al que dirige su atención asistiendo
como cómplice espectador, como explorador involucrado ante el hecho en sí, ante el
fenómeno.
La Terapia Gestalt ha abandonado del todo el modelo de las ciencias naturales y
presenta una comprensión fenomenológica basada en la experiencia observable e
inmediata de la actuación del sujeto, su interés está en lo relacional, en lo que hace
el paciente frente al terapeuta. Lo obvio es el quid de la cuestión, la conducta
manifiesta, el cómo tiene mayor interés que el qué.
En este enfoque se pretende conseguir el incremento del Darse Cuenta o toma de
conciencia tanto del paciente como del terapeuta, acerca de los movimientos que se
están produciendo entre ambos, entre los elementos constituyentes del campo de
forma integral, viviendo a profundidad lo que está aconteciendo, sin criticarlo, sin
juzgarlo, sin tratar de cambiarlo.
Se trata simplemente de que el terapeuta y el paciente se permitan navegar en esta
experiencia tratando de conseguir un significado más pleno y profundo, de tal forma
que se logre el pleno contacto y la satisfacción de las necesidades de los miembros
involucrados en el mencionado proceso.
Para ampliar este tema se presenta la descripción de un caso en el Anexo 1 de ese
manual.
7.2 La aceptación incondicional de la experiencia
Una de las dificultades que suelen aparecer en el trabajo con las Fantasías Dirigidas, es que
el paciente se puede ver inmerso en alguna situación un tanto embarazosa. Por ejemplo: Si
el paciente está fantaseando ser un animal y en su imaginación aparece una serpiente
(hecho muy habitual en los trabajos de Fantasías Dirigidas de identificación con animales) al
pedirle que se convierta en ella, que se mueva como ella y vea cómo es su vida, como se
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alimenta, etc., el sujeto puede abrir los ojos y presentar resistencias ante la idea de seguir
con el ejercicio. Por eso es importante detenerse a reflexionar acerca de la idea de la
aceptación incondicional de la experiencia, tanto del paciente consigo mismo, como del
terapeuta con él.
Aceptar algo se entiende comúnmente como equivalente a aprobar y en algunos casos, como
una mera declaración de la disposición cognitiva a dar cabida a una idea o característica
propia o de otra persona. La aceptación incondicional a la que se hace referencia en este
punto, es la manifestación de una actitud que implica un acto más comprometido, pues
conlleva el dar cabida enteramente, con la mente y el corazón, a algo que en principio no le
resulta agradable a la persona, manifestando de esta forma un respeto profundo por la
experiencia, sea la que sea, por el simple pero fundamental hecho de existir.
7.2.1 La aceptación incondicional de la propia experiencia:
Se puede afirmar que el sufrimiento psicológico da inicio, cuando la persona rechaza en
su interior cualquier cosa que pueda experimentar como real. Sólo a través de la
aceptación de lo que es, de lo que se esta experimentando, se puede ejercer algún tipo
de afrontamiento que redunde en un mayor bienestar. Se puede decir que para
cambiar algo es necesario primeramente otorgarle el estatus de la existencia. Si se
lucha contra la propia experiencia, la energía utilizada en ello impide el cambio que se
busca, produciéndose justamente el efecto contrario del que se persigue.
Por extraño, contradictorio y difícil de entender que parezca, el cambio de esta
experiencia se produce aceptándola plenamente, aliándose con ella y no por medio de
una lucha estéril o a contracorriente. Sólo la empatía con el propio sufrimiento, abre la
puerta para su transformación y trascendencia.
Se trata, en definitiva, de la tesis mantenida por Arnold Beisser, citado por Fagan y
Shepherd (1970), en su Teoría Paradójica del Cambio, teoría que constituye la piedra
angular de la concepción que en Terapia Gestalt se tiene acerca de cómo cambian las
personas. Parte de la idea de que el cambio se produce cuando la persona se convierte
en lo que es y no cuando trata de convertirse en lo que no es. La paradoja consiste en
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que mientras alguien más trata de ser lo que no es, más permanece igual. Al
abandonar la lucha contra la propia resistencia y el deseo de ser otra cosa, puede
completarse la Gestalt.
Las personas necesitan pararse en un lugar para tener una buena base desde la cual
moverse. Esta idea de aceptación de lo que se piensa, siente y hace, es una idea que
puede resultar muy chocante. La aceptación es un punto de parada y también de
partida, es un alto en el camino para que el individuo pueda moverse en otra dirección.
Es un acto de valor y predisposición. La resignación es una muestra de impotencia y
sometimiento a la realidad.
Ante la no aceptación de cualquier aspecto o experiencia propia, lo que se produce es
una división interna, un conflicto improductivo que acerca a la alienación del sí mismo y
le aboca a la lucha entre dos partes propias, una la que es y otra la que la persona se
dice que debería ser. Es la dicotomía del opresor y el oprimido. En palabras de Perls
(1973): el Perro de Arriba y el Perro de Abajo. Tratar de eliminar una de estas partes
es, inevitablemente, dotarla de mayor fuerza. El cambio sólo es posible a través de la
integración, del reconocimiento del pleno derecho de las dos partes a existir. Tratar de
mutilarse psicológicamente tiene como consecuencia una lucha enfermiza e infructuosa.
7.2.2 La aceptación incondicional del paciente:
El fundador del modelo de psicoterapia denominado Terapia Centrada en el Cliente,
Carl Rogers (1972) es el primero que introduce en el ámbito de la psicoterapia, la
noción de aceptación incondicional y ante esto afirma que: muchas veces gran parte de
la terapia consiste en darle permiso a la gente para ser ellos mismos.
Maturana y Varela (1990) por su parte, señalan la idea del legítimo otro y afirman que
todas las formas de vida son en su constitución operacionalmente legítimas,
manteniendo así una actitud de negación ante la tendencia a descalificar cualquiera
realidad que el legítimo otro presente o manifieste.
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Por su parte, Fagan y Shepherd (1970) señalan que: El cambio no tiene lugar merced al
intento coactivo realizado por el individuo para cambiar a otra persona, manteniendo
así estos autores una posición en la que rechazan el papel del terapeuta como agente
de cambio, actitud esta que abre la posibilidad de un cambio verdaderamente
significativo en el paciente.
De esta forma pues, desde la Terapia Gestalt se rechaza la postura del terapeuta como
cambiador, como agente que estimula al paciente al esfuerzo para conseguir el cambio.
Nunca una rosa ha crecido tirando de ella. Más bien lo que se hace en terapia es
estimular al paciente a que sea plenamente lo que es.
Esta es la actitud que debe impregnar la forma en la que el terapeuta se relacione con
el paciente, la aceptación incondicional de los sentimientos temerosos ante la fantasía,
así como del repertorio de manejos y conductas manipuladoras que éste puede
manifestar como forma de resolver su conflicto. Este es un requisito imprescindible
para que se pueda dar el proceso de cambio y aprendizaje que necesita. Cualquier otra
postura que se adopte frente al sujeto, llevaría a un enfrentamiento improductivo, a
una lucha interpersonal en la que se perderían todas las energías que podrían ser
utilizadas para buscar alternativas conducentes a un encuentro personal, a un trabajo
conjunto o esfuerzo compartido que nos encaminase en la dirección de la consecución
del objetivo que se persigue.
El objetivo más importante es crear y reforzar un vínculo afectivo y de confianza entre
los dos (paciente-terapeuta) que permita compartir una experiencia original, única e
irrepetible, fortaleciendo así la relación afectiva y ayudando de esta forma al
conocimiento mutuo.
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VVIIIIII.. RReeffeerreenncciiaass BBiibblliiooggrrááffiiccaass
•
Chawki, A. (1995). El Psicoanálisis. Acento Editorial. Madrid.
•
Fagan, J. y Shepherd. (1970). Teoría y Técnica de la Terapia Gestáltica. Editorial
Amorrortu. Buenos Aires.
•
Haley, J. (1963). Strategies of Psychoterapy. Traducción al castellano por: Hernández
Espinosa, bajo el título: Estrategias en Psicoterapia . Ediciones Toray. Barcelona. 1987.
Segunda edición.
•
Kopp, S. (1971) Guru. Metaphors From a Psychotherapist. Traducción al castellano
por: Marcelo Covián, bajo el título: Gurú. Metáforas de un Psicoterapeuta. Editorial
Gedisa. Barcelona. 1999.
•
Maturana, H. y Varela F. (1990). El Árbol del Conocimiento. Editorial Debate. Madrid.
•
Perls, F. (1973). The Gestalt Approach y Eye Witness To Therapy. Traducción al
castellano por: Huneeus, bajo el titulo: El Enfoque Gestáltico y Testimonios de Terapias.
Editorial Cuatro Vientos. Santiago de Chile. 1976.
•
Rogers, C. (1972). Psicoterapia Centrada en el Cliente. Editorial Paidós. Buenos
Aires.
•
Sánchez, J. y otros (2001). Trabajando con los Sueños. Interpretaciones en Psicoterapia.
Psicología-online. Ubeda. Obtenido de la red mundial el 26 de marzo de 2005. Disponible
en: http://www.psicologia-online.com/ESMUbeda/Libros/Suenos/suenos7.htm.
•
Yontef, G. (1997). Proceso y Diálogo en Psicoterapia Gestáltica. Editorial Cuatro
Vientos. Santiago de Chile.
•
Zinker, J. (1977). Creative Process In Gestalt Therapy. Traducción al castellano por:
Justo, L., bajo el título: El Proceso Creativo en Terapia Gestalt por Editorial Paidós.
México. 1991.
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IIXX.. AAnneexxooss
Anexo 1. Descripción de un caso donde se observa la correspondencia del contenido de la
Fantasía Dirigida con la relación entre el paciente y terapeuta
La paciente es invitada a visualizar un animal que le produzca un marcado rechazo. En el caso de
esta paciente se trata de una araña, se la anima a través de la fantasía a que se convierta en ese
animal, la araña, y que observe ciertos aspectos de su vida, por ejemplo: su forma de desplazarse,
de conseguir alimento y de comer, de relacionarse, de descansar, de defenderse, etc.
La paciente señala que la araña le resultaba un animal asqueroso y que lo que más le moviliza es:
el cómo prepara su tela de araña, con qué paciencia y laboriosidad crea toda una red para que
caigan en ella los insectos de los cuales se va a alimentar. Prefiero un animal como el león, que
aunque también es un depredador, su caza es más honesta, va de cara y no se oculta poniendo
trampas para que las presas caigan. Es una lucha abierta en la que ambos se ven la cara.
Después de identificarse con el animal y presentarse en la sesión como una araña, de mostrar
como crea su red tan laboriosamente, la paciente, cambiando su tono de voz a un nivel más bajo y
medio agachando la cabeza, comienza a realizar toda una serie de preguntas al terapeuta:
Paciente: -Entonces, ¿tú crees que algo de este comportamiento de la araña tiene que ver
conmigo? -
Terapeuta: -¿Para ti tiene alguna relación?Paciente: -No, lo digo por si es que tú piensas que yo pudiera actuar así en algún sentidoTerapeuta: -¿Qué te hace pensar que yo pienso eso de ti?Paciente: -No, nada, me preocupaba que pensaras de mí que soy así de tramposaTerapeuta: -¿Por qué iba yo a pensar eso de ti?Paciente: -Sabes, me estoy dando cuenta que te estoy haciendo preguntas que yo ya sé la
respuesta, pero que no me quiero arriesgar a hacértelas abiertamente. Creo que este
manejo mío es lo que se parece a la araña en el sentido de ponerte la trampa, la
pregunta, para que tu caigas en ella, es decir, me des una respuesta en la que tú te
implicas y luego yo poder decir si o no, pero sin arriesgarme de entrada a dar mi
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En este caso se puede observar la importancia de estudiar el contenido, el símbolo de la araña, de
la tela, de su forma de cazar, etc. y a la vez la relación que la paciente y el terapeuta establecen,
pues en un nivel distinto, lo que está encerrado simbólicamente en la forma de cazar de la araña,
está ocurriendo en la sesión entre el paciente, la araña que pregunta laboriosamente preparando
el terreno para que caiga el terapeuta, es decir, el plano del contenido y el de la relación se
complementan y significan mutuamente.
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Anexo 2. Bibliografía recomendada para consulta
•
Terapia Gestalt. Autor(es): Eric H. Marcus.
•
El Darse Cuenta. Autor (es): John O. Stevens.
(Aquí aparecen muchas Fantasías Dirigidas preparadas, bajo el título de Viajes Imaginarios, además
de un pequeño acercamiento al modo de abordaje de esta técnica. Sobre todo puede ser de utilidad
para tener Fantasías Dirigidas preparadas que aplicar en sesión)
•
Cuando Me Encuentro Con El Capitán Garfio... (No) Me Engancho. La Práctica en
Psicoterapia Gestalt. Autor(es): Ángeles Martín González y Carmen Vázquez Bandín.
(El capítulo primero está dedicado a las Fantasías Dirigidas)
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