1 http://www.musulmanesandaluces.org/ CONCEPTOS CLAVE DEL

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http://www.musulmanesandaluces.org/
CONCEPTOS CLAVE DEL ISLAM
lâ ilâha illâ llâh
No hay más Dios que Allah
Muhámmadun rasûlullâh
Muhammad es el Mensajero de Allah
Allâh:
Allah es el Nombre del Creador Absoluto, nuestro Hacedor, nuestro
Estructurador. Es la razón del ser, el secreto que está presente en la existencia
de cada cosa. Allah es inasible, indefinible, inabarcable por el entendimiento,
pero esto no quiere decir que sea abstracto o neutro. La creación nos habla de
Él, y sabemos que necesariamente Él existe objetivamente (lo que no existe, lo
que es una idea, no crea, y el universo no hubiera tenido origen), que es
Viviente (lo muerto tampoco puede crear), que es Poderoso (si no tuviera
poder no hubiera podido crear), que tiene Voluntad (lo que carece de ello no
arranca), que tiene Ciencia (la creación ‘funciona’, está ‘diseñada’, ha sido
‘querida’), que oye y ve (porque quien carece de algo no puede darlo, y Él nos
ha dado oído y visión, y, por otro lado, su Presencia es necesaria para
sostenernos, ‘atiende’ a nosotros), y Allah habla (todo lo que existe son sus
‘signos’ y ‘palabras’, hablan de Él). Todo esto resumido en el término clave
del Islam, el Tawhîd, la Unidad: Allah es Uno, no una amalgama de cualidades
creadoras dispersas.
De lo anterior resumimos que Allah, siendo en Sí indescifrable, es, a la vez,
concreto. No es un ente indeterminado, sino que es Existente, Viviente,
Poderoso, Volente, oye, ve y habla, por lo que el musulmán puede
‘relacionarse’ con Él, esperar de Él, temerle y amarlo.
Dîn:
Dîn es el término árabe que se traduce al castellano por ‘religión’. Dîn alIslâm sería la ‘religión del Islam’. Ahora bien, el término ‘religión’ sirve de
denominación para un concepto propio de la teología cristiana que define la
‘relación del hombre con Dios’. Si aceptamos la traducción de Dîn por religión
reducimos notablemente las implicaciones de la palabra árabe, que designa
para los musulmanes toda una forma de ser y de vivir integrada en una
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profunda sensibilidad que emana de lo más íntimo del ser humano y de sus
convicciones más profundas e impregna toda su existencia. Mientras que
‘religión’ hace referencia a una dimensión determinada de la actividad
humana, Dîn es conciencia y acción reunidas y sometidas a una Revelación y
orientadas hacia Allah.
Dîn proviene de una raíz que significa ‘adeudar’. Es, por tanto, la ‘deuda’
que tenemos contraída. No nos pertenece ‘ser’, es Allah quien nos ha dado la
existencia y quien lo sostiene en todo momento. El Dîn, la Senda que sigue el
musulmán, es la ‘devolución’ a Allah de lo suyo, por lo tanto consiste en
integrar la vida en la Voluntad del Creador, es redescubrir la Verdad que nos
hace y fluir con Ella.
Islâm:
Islâm significa ‘rendición, ‘claudicación’. En su raíz, significa ‘paz’. El
Islam es el Dîn en el que el ser humano ‘devuelve’ a Allah su ser
rindiéndosele. Es estar en paz con la Verdad. El Islam nos rescata de la
separación y el aislamiento, remitiéndonos a nuestro Señor, a la Fuente de
nuestro ser, y nos comunica con la existencia entera, armonizándonos con todo
lo que existe.
El Islam es el Dîn, la Senda, el Método, la Vivencia, el Camino original del
hombre. Está en todos los inicios, pero es distorsionado y convertido en
‘religión’, es decir, es institucionalizado y manipulado, surgiendo una
pluralidad de adyân (plural de dîn): judaísmo, cristianismo, etc. Muhammad
(s.a.s.) tuvo como misión rescatar el Islam originario, devolver al ser humano
su sensibilidad espiritual descontaminándola de ‘historia’.
El Islam es recuperación desde la conciencia de la Fitra, la naturaleza
original del hombre. Todas las criaturas son Fitra, pura existencia en la
Voluntad de Allah, salvo el hombre a quien ha sido dado un don supremo, el
Nafs, la conciencia de sí mismo, la autoafirmación. El Nafs lo separa de Allah,
pero junto al Nafs, Allah ha dotado al hombre de ‘Aql, inteligencia con la que
descubrir su raíz en la Verdad y Qalb, corazón, con la que sentirla. Cuando
‘Aql y Qalb sintonizan, el hombre vuelve a Allah, reconduce su soberanía, su
Nafs, a su Señor, y se convierte con ello en Califa, en ser soberano que desde
la conciencia conoce el Secreto del Ser.
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‘Aqîda:
La ‘Aqîda es la cosmovisión que el Islam enseña. Va dirigida primero a la
inteligencia. La ‘Aqîda tiene su base en el Tawhîd, en la Unidad de Allah.
También nos explica lo que es el hombre y su situación en el universo.
La ‘Aqîda es la ‘teoría’ del Islam y pone ante el ser humano sus intuiciones
más profundas. Le habla de Allah, su Señor, y le dice que es necesariamente
Uno, que Allah rige toda la existencia, que nada hay al margen de su
Presencia. La ‘Aqîda enseña que todo lo que existe está sujeto a Allah e invita
a la conciencia del hombre a asumir esa verdad que hace posible su existencia,
a retornar a Allah para alcanzar en esa integración el califato que da plenitud al
hombre.
La ‘Aqîda habla de Muhammad, y dice de Él que fue esclavo de Allah y
mensajero de Allah. ‘Esclavo’ quiere decir que redescubrió su verdad y
‘Mensajero’ quiere decir que eso mismo lo habilitó para trasmitir las verdades
de Allah, de la razón de su ser.
La ‘Aqîda está resumida en la Shahâda, la doble frase que, al ser
pronunciada por alguien, lo hace ser musulmán: lâ ilâha illâ llâh, no hay más
Dios que Allah, y Muhammadun rasûlullâh, Muhammad es el Mensajero de
Allah. Estas son las claves del Islam, las que nos definen a Allah y al hombre,
las que ponen frente a nosotros todos los propósitos del Islam, y su método.
Hemos dicho que la ‘Aqîda va dirigida primero a la inteligencia. Hay una
ciencia, el Kalâm, que consiste en razonar las muchas enseñanzas implícitas en
la ‘Aqîda. Es una ciencia cuyo objetivo es desarrollar argumentos frente a la
razón para que ésta admita los contenidos de la ‘Aqîda. En el Islam no hay
mitos ni misterios que deban ser aceptados por la fe ciega. Sólo cuando la
razón se rinde a la evidencia de la ‘Aqîda, esta puede acceder al corazón.
La ‘Aqîda va dirigida, pues, en segundo lugar, al corazón, para quien
‘sienta’ esas verdades. A la sensibilidad del corazón se la llama Îmân. El Îmân
es ‘integrar’ las enseñanzas de la ‘Aqîda. Cuando esas enseñanzas generan
emociones dejan de ser simples teorías para convertirse en motores que lanzan
al hombre hacia lo infinito. El Îmân es el principio del Despertar espiritual. Si
no hay Îmân, no hay nada que hacer. Por convencido que se esté de la teoría
del Tawhîd, de nada sirve si el corazón sigue muerto.
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La conjunción de ‘Aql y Qalb, de inteligencia y corazón, de ‘Ilm, ciencia e
Îmân, sensibilidad, genera el ‘Ámal, la acción. Comienza entonces el Islam
propiamente dicho, la Rendición a Allah. El Islam es la concreción de todo lo
anterior, y se convierte en Dîn, en senda hacia Allah, pero no como vía
espiritual tal como la concibe el occidental. El Dîn abarca todo, es la vida
entera del musulmán, pues quien ha entendido que la Unidad rige la existencia
no deja al margen ninguna parte de su ser.
‘Ilm:
‘Ilm significa ciencia. Aquí nos referiremos al Fikr, la reflexión, el
Tadábbur, la meditación, que generan conocimientos sobre Allah, a los que
llamamos ‘Ilm, la ciencia por antonomasia. Es el primer paso. El Profeta
(s.a.s.) dijo: “Buscar la ciencia es un deber que incumbe a cada musulmán y a
cada musulmana”. El Corán dice: “Has de saber que no hay más verdad que
Allah”, es decir, en el Islam se exige conocimiento, no fe.
Reflexionando y meditando sobre la naturaleza del universo, el hombre
alcanza un punto en el que sabe que todo necesita de un Originador, pero el
Originador último escapa a su entendimiento. A eso que se le escapa le damos
el Nombre de Allah. Es el infinito en el que están las Cualidades que hacen
todo lo que existe. Llegado a ese punto, a partir de lo que le muestra el mundo
y haciendo uso de sus facultades racionales, el hombre descubre cómo debe ser
Allah: Existente, Viviente, Poderoso, Único, etc. El universo material ha sido
su guía, tiene un conocimiento positivo, no es elucubración de la fantasía
mitológica.
A la vez que la inteligencia descubre a Allah, sabe que todo lo que existe
está sujeto a Él en todo momento, porque no encuentra en las criaturas nada
que no le venga de esa Fuente. La criatura no tiene nada que le sea propio. Es
como una cebolla que cuando va siendo pelada al final no hay nada. Por tanto,
al dependencia respecto a Allah es total y absoluta en todo y para todo. Allah
es absolutamente Necesario.
Îmân:
Puesto que su inteligencia lo ha conducido a los aledaños de lo eterno e
infinito, el hombre puede verse arrebatado por ese abismo, se enamora de esa
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Belleza Creadora, presente en cada uno de sus instantes, la que sostiene cada
uno de sus alientos. Comienza entonces el Îmân. Si su razón ya no puede darle
más datos, incumbe al corazón arrojarse a donde no hay palabras. Eso es el
Îmân. Este término se traduce con frecuencia por ‘fe’, pero es fácil advertir lo
falso de esa traducción. No se trata de creer en Allah, ya que la reflexión antes
nos ha conducido hasta Él, sino que es la emoción y el valor que hacen falta
para afrontar ese ‘dato’ primero y último.
‘Ámal:
El Îmân es inquietud y puro deseo que llevados a su extremo se convierten
en enamoramiento apasionado. Pero el que ha sido tocado en su corazón por
ese anhelo exige ponerse en movimiento. Actuar es lo consustancial al ser
humano. Ha descubierto a Allah como su Señor, la Esencia de su ser, la razón
profunda de su existir en cada instante. El Nafs, el máximo don que se le ha
hecho, sin embargo, también lo ha separado, lo ha exilado de lo más íntimo de
su verdad. El hombre crea ídolos y se sumerge en miedos ¿Cómo volver a su
naturaleza primigenia? Ya no puede guiarlo la razón. Necesita al Profeta. El
Profeta, el Esclavo de Allah, el que se ha convertido por ello en su Mensajero,
será su maestro sobre la Senda, será el que le muestre el Camino, el que le
indique el ‘Amal, la Acción Necesaria.
El Profeta comunica una Sharî‘a, una Ley que devuelve el hombre a su
Señor. El Profeta es Necesario porque de lo contrario no tendría sentido que el
hombre tuviera razón y corazón. El Profeta es exigido por la Razón y el Corán,
y aparece, y trasmite lo que Allah le comunica.
El Profeta debe ser Ma‘sûm, Infalible. De otro modo, no hay forma de
discernir entre su error de su acierto. El Mensajero que Allah nos envíe debe
ser Ma‘sûm, modelo en todo, porque, como ya hemos dicho, el Dîn no es un
aspecto de la existencia humana, no es su ‘espiritualidad, de la que cabría
descartar los aspectos ‘materiales’, no es la ‘religión’ diferenciable de lo
profano. El Islam es la vida misma, en toda su integridad.
Rasûl:
Rasûl quiere decir ‘profeta’, ‘mensajero’. En realidad, hay dos términos:
nabí y rasûl. Nabí es el que siente una poderosa inspiración y es válido como
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maestro de los hombres. El Rasûl responde a un imperativo interior aún más
poderoso que lo hace trasmitir una Ley, una Sharî‘a. No enseña solamente (lo
que hace el Nabí), sino que se impone, crea una nación. Todo Rasûl es Nabí,
pero no todo Nabí es Rasûl. En la historia de la humanidad ha habido
muchísimos anbiyâ (plural de nabí) y algunos rúsul (plural de rasûl), cada
pueblo ha tenido su mensajero. El último de ellos ha sido Muhammad (s.a.s.),
enviado a la humanidad entera.
Muhammad:
Muhammad (sallà llâhu ‘aláihi wa sállam) nació en Meca. A los cuarenta
años recibió la primera Revelación. Permaneció en Meca durante trece años
más hasta que la intransigencia de los poderosos de la ciudad le obligó a
emigrar a Medina, en la que construyó, en medio de una guerra, la primera
comunidad musulmana a lo largo de diez años más hasta que murió con
sesenta y tres años.
Fue esclavo de Allah y su Mensajero. Trasmitió el Corán, la última
Revelación, guardado literalmente y comunicado con fidelidad de generación
en generación.
Al-Qur-ân:
Al-Qur-ân (el Corán) es la Palabra Increada de Allah, Revelación y no
simple inspiración. No es un relato, ni un texto normativo, no tiene un orden
‘lógico’. Es pura eternidad. Memorizarlo y recitarlo es integrarlo y fluir con él.
El musulmán se sumerge por completo en el Corán porque es Presencia de
Allah.
Sunna:
Es la práctica del Profeta, de quien dijo su esposa ‘Âisha: “Muhammad es el
Corán andando”. La Sunna es su modo de actuar, su camino. Conservada en
hadices (breves relatos) la Sunna es el modelo en todo para el musulmán. Es
imprescindible, porque sin ella el Corán sería impracticable. La Sunna es la
interpretación en lo práctico de las enseñanzas reveladas. Se trata de la
‘maestría’ de Muhammad (s.a.s.).
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