La reconstrucción de la reconstrucción

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nº 187 / 2008
Terremoto
en el sur
La
reconstrucción de la
reconstrucción
(alcaldes, ONG, funcionarios
públicos), pues tampoco hay
un ente que articule todas las
acciones.
E
n algunos lugares del país se ha producido el
milagro del tiempo: el calendario ha permanecido detenido en el 15 de agosto. Pero la población
no sale a rezar por tal prodigio; sus oraciones están
más bien dirigidas a que por fin cese la maldición
y que la normalidad deje de parecerse tanto a una
congelada estatua de sal. Una estatua en escombros,
aclarando.
Cuando se empieza a indagar por el estado de la
reconstrucción en el país, lo primero que uno se
encuentra es que no existe información ordenada
y centralizada. Solo a mediados de julio, Forsur
inauguró una página web en la que intenta
poner alguna información, pero sumamente
incompleta. La indagación sobre el estado actual
de la reconstrucción tuvimos que recopilarla
por partes y cucharitas, de los distintos actores
A un año del terremoto que
arrasó gran parte de Pisco,
Ica, Chincha y Huancavelica,
el sur parece no encontrar
norte, cual signo de un país
en terremoto constante: un
Forsur que aún no despega,
inexistente asesoría técnica en
el levantamiento de casas, y un
cúmulo de acciones dispersas
que no terminan de cuajar, a
pesar de la buena voluntad del
ministro de Vivienda, Enrique
Cornejo.
Existen tres etapas en una reconstrucción: la emergencia, la
transición y la reconstrucción
propiamente dicha. Después
de doce meses, el sector urbano se encuentra en la etapa
de transición, con muy pocas
obras avanzadas. En el sector
rural existe aún mucha gente
durmiendo entre carpas y escombros. Lo más eficaz parece
haber sido las promesas.
Balance
Un fondo sin fondos
Una de las primeras acciones del gobierno, a un mes
de ocurrido el sismo, fue formar una institución especialmente encargada de la reconstrucción, el famoso
Forsur (Fondo para la Reconstrucción del Sur), que tan
bien funcionó en Colombia. El primer tropezón de los
múltiples que tempranamente afrontó fue el no tener
facultad ejecutoria. En la práctica, no podía reconstruir
nada. Así, el Fondo nació desfondado: su función se
limitaba a aprobar la realización de algunas obras.
La historia del Forsur puede interpretarse como una
serie sucesiva de repiques del terremoto. Apenas anunciada su creación por el presidente, fueron renunciando
sus diferentes miembros. Eduardo Figari, un empresario
que integró el primer directorio de Forsur, explica sus
desacuerdos: “El problema es que en el país las relaciones
interpersonales e interinstitucionales están basadas en
la desconfianza, lo cual bloquea cualquier hecho”.
Figari dice que durante su gestión en Forsur hicieron
todo lo que se pudo a pesar de un marco legal sumamente restrictivo. Pero la percepción de los alcaldes es
otra: “Nosotros no sabíamos lo que hacía Fravre, no
teníamos reuniones ni coordinación”, se queja Gabriel
Gallego, alcalde de Parcona y presidente de la Federación
de Alcaldes de Ica.
Quizá el Forsur nació con el pie izquierdo y hay quienes
piensan que la designación del empresario Julio Favre
no fue la idea más feliz, no por sus indiscutibles cualidades de gerencia, sino porque justamente la gerencia
no lo es todo.
Casas listas (para caerse)
Uno de los problemas graves que están detectando
diversas instituciones que trabajan en las zonas siniestradas es que la gente, en su desesperación por
retomar la normalidad, está construyendo sus casas
de la misma manera. “Al no poder pagar la asesoría
técnica se está construyendo igual que antes del terremoto, sin estudiar el suelo, con poca cimentación,
sin columnas”, señala Roberto Medina, de PREDES.
Tal como marchan las cosas, el próximo año podremos tener algunas casas listas. Listas para caerse en
el próximo terremoto.
Apenas el 31 de marzo de este año se terminó el plan de
reconstrucción elaborado por Forsur. Los encargados
Kafka en el sur
“Una vez que el directorio del Forsur aprueba alguno de
nuestros proyectos, se pasa al sector correspondiente
para que dé su conformidad; de ahí se deriva a la PCM
y de ahí pasa al MEF, donde duerme por lo menos
tres meses. De ahí hay que estar insistiendo para que
regrese a la PCM, para la firma del decreto supremo.
De ahí se devuelve al sector y de ahí recién nos llaman
a nosotros. Hasta el momento no entra ni un sol del
Estado a la provincia de Castrovirreyna, salvo unas
bolsas de cemento y calaminas” (Mario López, alcalde
de Castrovirreyna, provincia de Huancavelica).
Este ajetreo tramitario ha hecho que desde el Forsur se
sugiera prescindir de la PCM y así agilizar los proyectos.
Pero también hay otras voces que hablan de prescindir
del Forsur. De lo que se está prescindiendo, en verdad,
es de la reconstrucción. Y los afectados hace más de
un año que prescinden de una vida digna.
critican las trabas del Congreso: se habla de tres meses
perdidos en los que se tuvo que rectificar y reformular
las atribuciones de la institución.
Uno de los principales puntos que contempla dicho plan
es la entrega del Bono 6.000 para los damnificados que
han perdido su vivienda y cuya situación económica les
impida recuperarse. Pero los 6 mil soles ni siquiera alcanzan para salir de la urgencia-urgencia y cada vez menos,
con una inflación a paso ligero que se multiplica en las
zonas afectadas sin que el gobierno pueda hacer nada
para controlar el alza. Además de ser insuficiente, el
bono se entrega sin ningún discernimiento a población
rural o urbana y sin tener en cuenta las especificaciones
indicadas en los documentos.
(Paréntesis: el documento es impecable; si algo no falta
en nuestro país son buenos documentos, incluidas las
leyes. Fallamos en todo lo demás.)
Por otro lado, el bono no puede otorgarse a ninguna
persona que tenga un negocio, con lo cual se perjudican
muchas personas humildes. Alcides Vilela, de ITDG,
cuenta la experiencia de Sunanpe: “Allí la mayoría de
gente se dedica a la cachina, por lo que se les considera
microempresarios, pero ellos no pueden acceder al
crédito de un banco porque su única garantía es una
casa que está derrumbada”.
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El estilo Cornejo
En febrero de este año, tras la renuncia de Favre, se
designó como presidente del Forsur al ministro de
Vivienda, Enrique Cornejo, quien implementó un
sistema de reuniones con todos los alcaldes de las
provincias y distritos afectados.
Hasta el momento el Forsur ha aceptado 599 proyectos.
Cornejo no se hace mucho problema a la hora de aprobar
los proyectos, pero esa es solo una parte del proceso. El
comentario de Luis Triveño, el presidente regional de Ica
y uno de los principales críticos del Ejecutivo y del Forsur
durante todo este proceso, es elocuente:
“No veo voluntad política del gobierno; el Ministro tiene
toda la voluntad, pero el problema es el MEF. Yo creo
que hasta el momento solo se ha avanzado el 8%. A
este paso, vamos a necesitar más de diez años”.
Un hecho que dibuja la gestión de Cornejo es lo que
ocurrió en la reunión del directorio del Forsur y los
alcaldes realizada en Cañete. Unos manifestantes
provenientes de San Vicente se quejaban, muy
molestos, de que hasta el momento no les había
llegado ninguna ayuda. Se sentían abandonados por
el Gobierno. El momento más airado de la protesta
coincidió con la llegada del ministro Cornejo, y cuando
la Policía se aprestaba a reprimir a los manifestantes,
Cornejo se bajó y preguntó con un grito: “¿Con quién
debo hablar?”. El dirigente de San Vicente respondió
con un grito más potente. Y así, empatados en gritos,
bajaron la voz y comenzaron a conversar.
Sálvese quien pueda
La política que parece imperar en el imperio de la
reconstrucción es “a la buena de Dios” como estrategia general y el “sálvese quien pueda” como salida
particular. El panorama que José Manuel Miranda,
de CODEHICA, mira en Ica, es preocupante: “Sigue
existiendo una desorganización, no hay nadie que
lidere este proceso, hay mucha dispersión. Desde el
Estado piensan que su deber es solo hacer colegios y
hospitales, y se han desentendido de la construcción
de viviendas. Al principio hubo mucho despliegue
mediático y campañas para justificar lo que no se
estaba haciendo”.
Pero también hay gente contenta, como el alcalde de
Pisco, Juan Mendoza, para quien la reconstrucción,
si bien no marcha a las mil maravillas, se le parece
bastante: “Hemos entregado diez mil bonos a nivel
de los ocho distritos, de los cuales se están operativizando 6 mil en autoconstrucción. Tenemos entregados
4.500 títulos de propiedad y aproximadamente 6 mil
certificados de posesión”.
Al costado de Pisco, en la ciudad de Cañete, la percepción es distinta. Luyo Salhuana, dirigente de San
Vicente, dice que de las 4.500 viviendas afectadas
apenas les han otorgado 180 bonos, que hasta el
momento resultan unos cheques sin fondos, porque
no los pueden hacer efectivos, ni en dinero ni en materiales. Por si fuera poco, también denuncia el cobro
ilegal por parte del la Municipalidad de Cañete”. El
problema no es solo con el gobierno central: entre ellos
también existen puyas. La disconformidad campea y
la sobrevivencia continúa.
A pesar de esta perspectiva, la vida después del terremoto se reactivó con prontitud. Al menos en Ica hay
trabajo y hasta pleno empleo algunos meses del año.
Si la desgracia hubiera ocurrido en otras provincias
más pobres del país, otro hubiera sido el cantar. Mejor
dicho, el llorar.
Cuando sucedió la tragedia, en medio de los lamentos
y la impotencia surgió la convicción de convertir la
desgracia en oportunidad, y hasta podemos decir que
los peruanos se pusieron la camiseta. Ahora, a un año de
la tragedia, estamos intentando reconstruir la reconstrucción de la reconstrucción. El tiempo pasa pero, en
algunas zonas, el 15 de agosto continúa incólume.
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