El siglo XVIII : El Neoclasicismo Literatura neoclásica: Prosa Teatro

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El siglo XVIII : El Neoclasicismo
Hacia las últimas décadas del siglo XVII, entró en crisis en Europa el sistema del Antiguo Régimen, basado
en el predominio de tres estamentos eclesiástico, militar y aristócratas sometidos a una monarquía absoluta.
En este siglo, Europa revisó críticamente el orden establecido. Propone, frente al pensamiento anterior, la
razón como método universal del conocimiento, la crítica sistemática e impulsa como base de la
epistemología que lo sostiene el método experimental y los estudios basados en el propio raciocinio frente al
argumento de autoridad que sostuvo el pensamiento en siglos anteriores.
El saber se desplazó desde las reuniones cortesanas hasta los salones burgueses, cafés o las instituciones
culturales. Se sintió la necesidad de viajar por motivos de estudio o placer, de conocer otros idiomas, de
realizar deporte para fortalecer el cuerpo o de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Existía
además un gran cansancio de la exuberancia ornamental barroca y de su dificultad conceptista; se deseaba
mayor claridad y un mayor equilibrio, se esparcirá por toda Italia y por el resto de Europa el ideal del buen
gusto y del retorno a la literatura clásica.
Literatura neoclásica:
Prosa
La narrativa es casi inexistente en España durante este período. Prácticamente, se reduce a la Vida de Diego
de Torres y Villarroel, o al relato Fray Gerundio de Campazas del Padre Isla. Otra modalidad de gran
influencia en esta época fue el periódico. Literarios, científicos o de curiosidades contribuyeron a difundir en
España las teorías y las ideas del momento, asentando los principios de la Ilustración. Por el contrario, el
ensayo es el género dominante. Esta prosa educativa y doctrinal muestra un deseo de acercarse a los
problemas del momento, tiende a la reforma de costumbres y suele hacer uso de la forma epistolar.
Fray Benito Jerónimo Feijoo: poseyó una formación aristotélica, aunque su mentalidad era totalmente
moderna. Su saber se manifestó en multitud de ensayos que agrupó en los ocho tomos del Teatro crítico
universal y en los cinco de Cartas eruditas y curiosas. Feijoo veía necesario escribir para sacar a España de
su atraso; con este propósito, dio a su obra un carácter didáctico, marcadamente católico, pero con la
intención de que las nuevas corrientes empíricas y racionales se arraigasen, al menos en las clases cultas.
Gaspar Melchor de Jovellanos: Es probablemente el ensayista español más importante del siglo
XVIII.Uno de sus escritos más difundidos, incluso internacionalmente, fue el Informe en el expediente de la
Ley Agraria La claridad, concisión y sobriedad son los rasgos característicos de la obra didáctica de este
autor.
José Cadalso: Es otro de los grandes prosistas del siglo XVIII. Escribió importantes obras literarias, siendo
su creación más importante Cartas marruecas. De él se decía que poseía una vasta cultura, enriquecida por
sus viajes por Inglaterra, Francia, Alemania e Italia.
Teatro
En teatro, los principales cultivadores fueron los del grupo madrileño. Se sometieron a lo que enseñaban los
preceptistas clásicos y modernos, y crearon un teatro en pos de los intereses políticos y morales de la época
El teatro adopta las nuevas modas que llegaban de Francia. En el teatro neoclásico también se impuso la
razón y la armonía como norma. Se acató la llamada «regla de las tres unidades», que exigía una única
acción, un solo escenario y un tiempo cronológico coherente en el desarrollo de la acción dramática. Se
estableció la separación de lo cómico y lo trágico. Se impuso la contención imaginativa, eliminando todo
aquello que se consideraba exagerado o de «mal gusto». Se adoptó una finalidad educativa y moralizante,
Leandro Fernández de Moratín : Es el principal autor dieciochesco de teatro .Como autor dramático,
escribió únicamente cinco comedias que le procuraron una gran reputación entre la gente ilustrada. En El
viejo y la niña y en El sí de las niñas , defiende el derecho que tiene la mujer de aceptar o no a su cónyuge
contra la imposición de la familia, pues era frecuente casar a jovencitas con viejos adinerados. En La
mojigata critica la hipocresía y la falsa piedad. Otra comedia es El barón y por último La comedia nueva o
El café , una burla hacia los autores que ignoran las reglas aristotélicas.
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