Ojeda c Bco Santander Rio CNAT Sala X

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PODER JUDICIAL DE LA NACION
CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO- SALA X
“OJEDA QUESADA EVA C/ BANCO SANTANDER RÍO S.A. Y OTRO S/
DESPIDO”
Buenos Aires, 31/07/2012
El Dr. DANIEL E. STORTINI dijo:
1º) Vienen estos autos a la alzada a propósito de los agravios que contra el
pronunciamiento de fs. 433/438 interpusieron -en forma conjunta- las
codemandadas Santander Río Servicios S.A. y Banco Santander Río S.A. a tenor
del memorial obrante a fs. 446/464, el cual mereció la respectiva réplica
adversaria (fs. 466/472). Asimismo la perito contadora (fs. 439/440) apela los
honorarios que le fueran regulados por considerarlos reducidos.
2°) Se agravia la demandada por cuanto la señora juez que me ha precedido
consideró nulo el acuerdo extintivo celebrado por las partes ante el SECOSE homologado mediante resolución dictada por el SECLO- con base en las
declaraciones de los testigos deponentes en la causa.
El análisis de la totalidad de los testimonios receptados me lleva a coincidir con
lo resuelto por la magistrada de grado en orden a que de dicho convenio no
puede surgir efecto alguno.
Así el testigo Lambardi (fs. 238/239) manifestó "que conoce a la actora porque
primero fue compañera del testigo y luego el testigo fue jefe de la actora. Que
conoce al Banco Santander Río S.A. porque trabajó allí y que conoce a
Santander Río Servicios porque era empleado de esa empresa (...) que la actora
prestó servicios hasta fines del año 2007, noviembre de 2007. Que la actora
dejó de trabajar porque la desvincularon. Que la decisión de esa desvinculación
la tomó la compañía, el Banco con Orígenes (...) Que esa desvinculación se
instrumentó de la siguiente forma: le avisamos a la gente que iba a ser
desvinculada, y la llevamos a Suipacha 1111, al estudio Grondona, Pires Alatti, y
no recuerda quien otro mas, era un estudio de abogados. Que de la firma de ese
convenio participaron: supervisores, vendedores, gerente del sector, y gerente
departamental de ventas, más la representante legal del banco. Si no firmaba
este convenio, los desvinculaban de Orígenes y de Santander. Que no hubo
negociación, era una suma estipulada de acuerdo a la cantidad de años, era lo
que se pagaba, no hubo posibilidad de negociar nada. Que lo sabe, porque el
testigo era jefe del sector (...) que una vez que estaban firmando el convenio en
el estudio de abogados, se enteraron de la suma que les abonaron. Que no
contaban con patrocinio letrado. Que si no firmaban, los desvinculaban (...) que
cuando el testigo manifestó que no hubo representación letrada, se refirió que
no hubo ningún abogado representándolos".
En forma coincidente el deponente Perez (fs. 236/237) refirió que "en noviembre
de 2007 se desvincularon del Banco Santander, cuando el Banco Río vende
Orígenes al grupo ING, holandés, que sabe que la actora se desvinculó porque
todos tuvieron que concurrir a una unidad de mediación (...) y les dijeron que
llevaran el DNI, fueron acompañados por supervisores y el gerente de
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marketing, Adrián Tallarico, y fueron obligados a firmar o eran despedidos de
Orígenes y obviamente de Santander (...) que donde firmaron era en Suipacha y
Santa Fe, que fueron acompañados por supervisores y gerente de marketing de
Orígenes, que los obligaron a firmar, en la oficina de mediación (...) que la firma
del convenio llevó entre dos o tres horas de todo el grupo, que el grupo eran 60
personas aproximadamente, los que se negaron a firmar la terminación del
contrato con el Banco Río fueron desvinculados en los días posteriores, que era a
cambio de $500/1000 pesos estipulados por ellos, que no era un arreglo, que
posteriormente los desvinculaba de Orígenes AFJP, los despedían sin causa, que
el monto del convenio lo fijaba el Banco Santander Río, venía de arriba esto, que
nadie los asesoró para la firma del convenio, que no había asesoramiento en el
momento de la firma del convenio, o se hacía o se iban".
En similar sentido el testigo Weber (fs.208/209) manifestó "Que de la firma de
esto participó el gerente de Orígenes Talarico, un abogado de Santander, la
persona del Ministerio de Trabajo, y al que lo echaban. Que de telemarketing,
eran, más o menos 60 personas, y después eran los vendedores (...) si no
firmaban ese convenio, como toda empresa privada, si uno no firma esos
papeles, uno tiene miedo a perder el trabajo. Que las sumas de ese convenio no
se negoció, era una suma fija (...) que en el caso del testigo le dieron $500".
3°) La prueba testimonial referenciada, a la luz de lo normado por los arts. 90
L.O. y 386 C.P.C.C.N., se revela convictiva ante la debida razón de sus dichos máxime si se toma en cuenta la participación personal de los deponentes en los
hechos relatados y su condición de compañeros de trabajo de la actora- extremo
que me lleva a coincidir con la magistrada de la instancia precedente en cuanto
a las circunstancias en las que desarrolló la desvinculación aludida.
En efecto, de las precedentes declaraciones se evidencia la imposibilidad de
negociar las condiciones de la extinción del contrato de trabajo ya que la misma
fue impuesta por la empleadora como condición para conservar el vínculo laboral
que cada uno poseía con Orígenes A.F.J.P., a cambio de un monto fijado
unilateralmente y en ausencia total de asesoramiento letrado para los
dependientes incluso en oportunidad de firmar el acuerdo (art. 90 L.O.).
Por lo tanto, como ya lo ha expresado esta Sala en diversas oportunidades, el
valor y fuerza probatoria de un testimonio depende de que su análisis integral,
realizado conforme los principios de la sana crítica, autorice a formar convicción
sobre los hechos que interesan al proceso. Precisamente, en el caso los
testimonios en los que la sentenciante basara su fallo lucen categóricos y
convictivos (conf. art. 90 L.O.y 386 C.P.C.C.N.), sin que medien elementos de
juicio que lleven a afirmar que los testigos faltaron a la verdad o que sus dichos
estuvieran condicionados por un especial interés en beneficiar a la actora,
motivo por el cual deben ser desestimadas las articulaciones tendientes a
descalificar la validez de sus declaraciones y cabe mantener lo decidido en este
punto en el pronunciamiento anterior.
Nótese además que conforme surge del acta del SECOSE (ver fs. 172) el letrado
que representó en dicha ocasión a Santander Río Servicios S.A. constituyó
domicilio en la calle Suipacha 1111 piso 18 de C.A.B.A., sitio señalado tanto por
la actora (ver fs. 17/vta.) como por los testigos Lambardi y Perez como lugar
donde se concretó la firma del acuerdo resolutorio, circunstancia de la cual
2
puede inferirse al menos un comportamiento particular y llamativo de la
empleadora que optó por formalizar el acto en cuestión en el estudio jurídico de
su propia asistencia letrada, cuando según sus propias afirmaciones se trató de
una extinción laboral acordada con los trabajadores.
Sobre tal base y si bien de acta del acuerdo conciliatorio objeto de análisis se
desprende la presencia del Dr. Gastón Pérez Lloret en calidad de letrado de la
actora (ver fs. 172) lo relevante es que en el caso (conf. declaraciones antes
citadas) el convenio invocado por la demandada presenta un ‘vicio instrumental
trascendente’ ya que en virtud de las circunstancias en las que se desarrolló el
acto, surge que la trabajadora no tuvo la posibilidad de negociar válidamente las
condiciones de la extinción, ni fue asistida legalmente del modo querido por el
legislador, lo que lleva a concluir que la suscripción del mismo no respondió a un
accionar voluntario y libre de su parte, sino a un acto viciado e impuesto como
se sostuvo en el fallo recurrido, todo lo cual hace que el mismo deba ser
invalidado, careciendo, por lo tanto, de toda eficacia como para poner punto
final a los derechos emergentes de la relación laboral que uniera a las partes
(ver en igual sentido, S.D. N° 14.847 de esta Sala X del 14/12/06 "in re"
"Rodríguez Jorge Alberto c/Orígenes S.A. y otros s/despido" y S.D. Nº 19.056
del 18/10/2011, en autos "Gorod Juan Alberto c/ Orígenes Seguros de Retiro
S.A. s/ diferencias de salarios" ).
Por los motivos
señora juez de
celebrado entre
efectos legales
encubierto.
expuestos no puedo más que coincidir con lo resuelto por la
primera instancia en cuanto a que resulta nulo el acuerdo
las partes en sede administrativa, sin que puedan surgir los
que la recurrente pretende, ya que se trató de un despido
Tampoco resulta atendible el segmento de la queja que señala la omisión de la
actora de agotar -previamente a la promoción de las presentes actuaciones- la
vía procesal administrativa (conf. disposiciones de la ley 19.549 ) para impugnar
la homologación del acto celebrado por cuanto, tal como ha sostenido esta Sala
en diversas oportunidades, la nulidad del acto administrativo puede ser
declarada mediante resolución judicial cuando -como en el presente caso- ha
quedado probado un vicio sustancial del mismo (esta Sala X S.D. Nº 13.584 del
29/4/05 in re: "Blumin, Norberto R.y otros c/ Peugeot Citröen Argentina SA s/
despido" y S.D. Nº 14.225 del 30-3-06, en la causa "Benedetto, Jorge O. y otros
c/ Peugeot Citröen Argentina SA).
Con la exclusiva finalidad de abundar y conforme a los términos en los que fue
planteado el agravio -en el cual se solicita la aplicación subsidiaria del supuesto
previsto por el art. 241 L.C.T. 3er. párrafo- señalo que el hecho que la actora
hubiese guardado silencio por el lapso señalado en el memorial en análisis, en
modo alguno obsta a sus pretensiones, conforme lo expresamente establecido al
respecto por los arts. 12 y 58 de la L.C.T., toda vez que -reitero- se trata en el
caso de un despido impuesto -en forma encubierta- por la empleadora.
Cabe, pues, desestimar los agravios vertidos en los aspectos aquí considerados.
4°) Incluso no tendrá favorable tratamiento el segmento de la queja que
cuestiona el monto de la base salarial considerado por la magistrada de grado
para el cómputo de la liquidación practicada en el fallo.
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Me explico. No existe controversia en punto a que la actora fue contratada por la
codemandada Santander Río Servicios S.A. "en relación de dependencia" (hecho
reconocido expresamente por dicha litigante a fs. 74) para la promoción de
productos pertenecientes al Banco Santander Río S.A. y que la demandante
paralelamente se encontraba trabajando para Orígenes AFJP S.A -también en
tareas de promoción y captación de afiliaciones- conforme surge de los escritos
constitutivos.
Obsérvese que la codemandada Santander Río Servicios S.A. asevera que la
actora dedicaba "una pequeña porción de su jornada laboral" para las tareas de
promoción de productos del Banco Santander Río S.A, motivo por el cual
resultaba justificado que su remuneración consistiera únicamente en el pago de
comisiones por ventas concertadas por cuanto su actividad principal la
desarrollaba para Orígenes AFJP. Por ende correspondía a dicha parte -dado el
carácter excepcional de la modalidad contractual invocada- acreditar dicho
extremo, aunque de las constancias de la causa no surge que la recurrente haya
logrado tal objetivo.
En efecto, en cuanto a la prueba testimonial el deponente Lambardi (238) refiere
"que la actora vendía productos de Orígenes AFJP y Santander Río y Santander
Rio Servicios (...) Que se comercializaban todos los productos juntos, se llamaba
para hacer traspasos, vender paquetes, tarjetas, cuentas, lo que se le podía
vender, se vendía. Que la remuneración era variable, porque estaba sujeta a la
cantidad de ventas que realizaban básico no había".
En similar sentido el testigo Perez (236) dijo "que vendieron productos del Río,
trabajando para Orígenes (...) que en la venta del Banco Santander ocupaba en
ese tiempo el 90 por ciento del tiempo, que el dicente habla del año 2007, de las
12 horas que uno tenia acreditado para vender, que la remuneración del Banco
Santander estaba compuesta solo por comisiones, que no había sueldo, que la
actora vendió desde el año 1994 hasta que se desvincularon".
Finalmente el declarante Weber (208) expresó "Que la actora, vendía los
productos de Santander, y el traspaso de AFJP. Que los productos que vendía la
actora, correspondían a Santander y los traspasos por Orígenes. Que no sabe
como distribuían el tiempo para la venta de los productos".
De las citadas declaraciones no surge ningún elemento que permita corroborar la
postura sostenida por la demandada en torno a la forma en la cual la actora
distribuía su jornada laboral (art. 377 C.P.C.C.N.).
Tampoco resulta idóneo a tales fines el planteo formulado por la recurrente en
torno a que de los anexos del informe pericial surge que los montos percibidos
por la demandante en concepto de comisiones por ventas concertadas revelarían
que solo habría vendido unos escasos productos del Banco Santander Río S.A. a
lo largo del vínculo laboral. Lo relevante es que la pericia contable no aporta tal
información (ver fs. 286/403) y además la experta informa que la demandada
no ha exhibido a su requerimiento ningún tipo de constancia o documentación
laboral correspondiente a los períodos de vigencia del contrato de trabajo habido
con la actora (ver fs. 396/vta.), lo que torna aplicable la presunción contemplada
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por el art. 55 L.C.T., máxime cuando dicho dictamen pericial no ha merecido
cuestionamiento alguno por parte de la recurrente.
Por tales circunstancias coincido con la juez que me ha precedido en cuanto
consideró adecuada la remuneración denunciada por la actora en el inicio -a falta
de otros elementos probatorios- como base para el cálculo de los rubros
reclamados, puesto que la misma resulta ajustada y equitativa a las condiciones
en que se desarrolló la relación laboral y no se aprecia excesiva ni irrazonable en
función del trabajo cumplido, la antigüedad en el empleo y el nivel
remuneratorio imperante a la época que aquí interesa (conf. arts. 56 L.O. y 56
L.C.T.).
Lo resuelto sella la suerte de los cuestionamientos atinentes al cálculo de la
indemnizaciones por antigüedad y sustitutiva de preaviso practicado en el fallo
de grado, así como el de las diferencias salariales, por cuanto contrariamente a
lo señalado por la recurrente, no surge del informe pericial el pago a la actora de
suma alguna en concepto de comisiones (conforme lo explicitado en el párrafo
anterior), ni de ninguna otra constancia de la causa que permita sostener que
dicho concepto fuera abonado durante el período reclamado en el inicio diciembre 2006 a noviembre de 2007- del modo exigido por el art 138 de la
L.C.T., mientras que el monto percibido por la disolución del vínculo ($1.000) ha
sido debidamente descontado conforme surge del fallo apelado (ver liquidación
de fs. 437) , por lo que corresponde confirmar lo decidido en la anterior
instancia.5°) Igual suerte correrá el agravio planteado en torno al progreso de la
indemnización por vacaciones no gozadas del año 2007, por cuanto la extinción
del vínculo laboral se produjo en noviembre de ese año -encontrándose
pendiente aún el goce del descanso proporcional correspondiente a dicho
período- y conforme lo dispone expresamente el art. 156
de la L.C.T.
corresponde a la trabajadora la percepción del concepto en tratamiento tal como
lo dispone la sentencia recurrida.
6°) Serán desestimados los agravios vertidos por la codemandada Banco
Santander Río S.A. en orden a la decisión de la magistrada de grado de
condenarla solidariamente en los términos del art. 30 de la L.C.T.
La recurrente pretende revertir este aspecto de la condena argumentando en su
queja que las tareas desempeñadas por la actora en la promoción y
comercialización de sus productos bancarios son totalmente ajenas a la actividad
normal y específica de dicha entidad bancaria y que tampoco se corresponden
con una actividad coadyuvante, más lo cierto es que dicha afirmación no resulta
corroborada por las constancias de la causa.
Así, en sus respectivos escritos constitutivos las propias codemandadas han
reconocido la existencia de una relación comercial entre ellas por la cual Banco
Santander Río S.A. contrató los servicios de Santander Río Servicios S.A. para la
promoción de diversos productos que la entidad bancaria vuelca en el mercado y
que para llevar a cabo esta tarea la segunda contrató a un grupo de personas
entre las que se encontraba la actora (ver fs. 45 y 73 vta. y 74), circunstancias
corroboradas además por la totalidad de la prueba testifical.
De las declaraciones de los testigos Weber, Perez y Lambardi surge que la actora
vendía los productos del Banco Santander Río S.A. entre ellos tarjetas de
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crédito, cuentas de ahorro y corriente, "Supercuentas 1,2,3 y dentro de las
supercuentas, American y Visa" (ver declaraciones de fs.208, 236 y 238
respectivamente).
De acuerdo con lo que surge de lo hasta aquí reseñado, las codemandadas
poseían una vinculación que tenía como objetivo promocionar y vender
productos comercializados por Banco Santander Río S.A. atinentes a los servicios
bancarios que ella presta y a los cuales estuvo afectada la reclamante, los cuales
constituyen parte de su actividad normal y específica propia. En estos términos,
si la contratación se refiere al objeto empresario, es decir un medio del que se
vale la empresa para la explotación de su industria -tal como acontece en la
especie-, no existen dudas sobre la aplicación de la solidaridad contemplada en
el art. 30 de la L.C.T.
Solo a mayor abundamiento, señalo que respecto al tema que nos ocupa adhiero
al criterio amplio que extiende la solidaridad en los casos de actividades que se
hallan integradas en forma permanente al establecimiento, sean éstas la
principal prestación del mismo o no. Por actividad normal no sólo debe
entenderse aquella que atañe directamente al objeto o fin perseguido por la
demandada, sino también aquellas otras que resultan coadyuvantes y
necesarias, de manera que aún cuando fueran secundarias, son imprescindibles
e integran normalmente -con carácter principal o auxiliar- la actividad, debiendo
excluirse solamente las actividades extraordinarias o eventuales (en igual
sentido CNAT esta Sala X in re: "Hermida Eugenio Héctor c/ Videlu SRL y otro s/
accidente ley 9688").
En virtud de las consideraciones que anteceden, estimo que debe confirmarse la
condena dispuesta solidariamente sobre ambas demandadas con los alcances del
art. 30 de L.C.T.
7°) También será desechada la queja que cuestiona la fecha de ingreso al
empleo de la actora considerada en la instancia anterior.
En este sentido resultan concluyentes los testimonios de Lambardi y Perez que
ubican el comienzo de prestación de servicios de la actora para la codemandada
Banco Santander Río S.A. en la fecha denunciada en la demanda (conforme
declaraciones de fs.236 y 238, a las que me remito por razones de brevedad).
Ello sumado a que del informe pericial surge que la única constancia sobre el
inicio del vínculo laboral es una certificación con membrete del Santander Río
Servicios S.A. (obrante a fs. 9), donde se consigna que el mismo se produjo con
fecha 02/05/1994 -tal como lo sostiene la demandante-, debido a la renuencia
de las demandadas a exhibir los libros contables, ni ninguna otra documentación
laboral correspondiente a los períodos solicitados por la actora que avalen su
postura (ver fs. 395/vta., 396, 400/vta., 401, 402), tornan aplicable la
presunción contemplada por el art. 55 de la L.C.T., máxime cuando dicho
informe, no ha merecido cuestionamiento alguno por parte de las recurrentes y lo reitero- la fecha invocada por la actora ha sido ratificada por los testigos
citados, por lo que cabe confirmar también en este aspecto la sentencia apelada.
En atención a la solución propuesta habré de desatender el planteo formulado en
torno al progreso del agravamiento indemnizatorio previsto por el art 1° de la
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ley 25.323, por cuanto de lo expuesto precedentemente surge que se
encuentran debidamente acreditados en autos los presupuestos de admisibilidad
que requiere la aplicación de la referida norma (falta de registración o
registración defectuosa del contrato), por lo que cabe sostener lo decidido en
primera instancia.
8°) Será desestimada la crítica vertida por la demandada en orden a la admisión
de la indemnización del art. 2° de la ley 25.323 en la medida en que la actora
intimó a su empleadora en procura del pago de las indemnizaciones derivadas
del despido sin justa causa del cual fue objeto (ver fs. 7) e inició las presentes
actuaciones a fin de procurar el cobro de sus derechos, por lo que cumplimentó
el recaudo previsto por la normativa en análisis. En tal sentido, como ya ha sido
sostenido por esta Sala en su integración anterior, para eximirse total o
parcialmente la demandada del pago de la multa establecida por el citado art. 2°
-conforme a lo establecido en su segundo párrafo- debió demostrar que intentó
abonar a la actora las indemnizaciones generadas por su despido, lo que no
acontece en el caso concreto, en el que tampoco se advierte en el responde
alguna justificación atendible de la conducta adoptada que la pudiera habilitar
para no cumplir con el incremento legal (ver en este sentido del registro de esta
Sala S.D. Nº 12.843 del 12/7/04 en autos "Dohle, Ingrid c/ Desler SA s/
despido", por lo que propicio la confirmatoria de este tramo del fallo.
9°)El agravio de la demandada dirigido a revertir lo decidido en grado en torno a
la condena a entregar los certificados previstos por el art. 80 de la L.C.T. y el
agravamiento indemnizatorio dispuesto por el art. 45 de la ley 25.345, no
puede progresar.
Digo ello en tanto la recurrente afirma que puso a disposición de la actora en
tiempo oportuno el certificado de trabajo y la certificación de servicios previstas
por el art. 80 L.C.T., no obstante, tal circunstancia no ha sido acreditada en
autos.
Por otro lado, la quejosa argumenta que la actora no acreditó haber cursado
intimación en los términos previstos por el art. 3° del decreto 146/01, no
obstante del despacho telegráfico obrante a fs. 7 surge claramente que se dio
adecuado cumplimiento a la referida normativa.
Por último, es correcta también la condena a entregar las certificaciones
aludidas, pues la obligación prevista en el Art. 80 de la L.C.T. no ha sido
cumplida por las demandadas.
Sin perjuicio de lo expuesto y ante los términos de la queja vertida por Banco
Santander Río S.A. señalo que en cuanto a la condena solidaria a la entrega del
certificado de trabajo, la recurrente omite considerar que la solidaridad legal se
encuentra referida a las obligaciones contraídas con los trabajadores y la
seguridad social, con motivo de la contratación o subcontratación de tales
servicios, entre las que obviamente se encuentran las obligaciones cuyo
incumplimiento sanciona el señalado artículo. Por otra parte, la recurrente
soslaya por completo que tales incumplimientos de su subcontratista son
consecuencia directa, a su vez, de los incumplimientos en que incurriera la
propia apelante, quien se encontraba legalmente obligada a exigirle a aquélla el
adecuado cumplimiento de las normas relativas al trabajo y los organismos de la
7
seguridad social (art. 30 L.C.T), por lo que mal puede agraviarse ahora de la
condena que, en definitiva, son consecuencia de su propio incumplimiento.
Por los motivos expuestos corresponde confirmar en este tramo la sentencia
recurrida.
10°) Al haber resultado las demandadas vencidas no encuentro mérito para
apartarse del principio general de la derrota contenido en el art. 68 del
C.P.C.C.N. por lo que también en este aspecto propongo la confirmatoria del
fallo apelado.
11°) En atención al mérito e importancia de la labor desarrollada por la
representación letrada de la actora y por la perito contadora, facultades del art.
38
de la L.O. y normativa arancelaria vigente estimo razonables los
porcentuales asignados en la anterior instancia por lo que sugiero mantenerlos
(arts. 3° y 12 decreto ley 16.638/57).
Propongo asimismo imponer las costas de alzada en forma solidaria a cargo de
las demandadas vencidas en la contienda (art. 68, primer párrafo, del
C.P.C.C.N.) y regular los honorarios de los profesionales intervinientes por las
partes por su labor ante esta segunda instancia en el 25% para cada uno de
ellos de lo que les corresponda percibir por la actuación en la etapa anterior
(art.14 , ley arancelaria).
Por lo expuesto de prosperar mi voto correspondería: l) Confirmar el fallo
apelado en todo lo que ha sido materia de recursos y agravios. 2) Imponer las
costas de alzada en forma solidaria a cargo de las demandadas vencidas en la
contienda (art. 68, primer párrafo, del C.P.C.C.N.) 3) Regular los honorarios de
los profesionales intervinientes por las partes por su labor ante esta segunda
instancia en el 25% para cada uno de ellos de lo que les corresponda percibir
por la actuación en la etapa anterior (art. 14, ley arancelaria).
El Dr. GREGORIO CORACH dijo:
Por compartir los fundamentos del voto precedente, adhiero al mismo.
El Dr. ENRIQUE R. BRANDOLINO no vota (art. 125 L.O.).
Por lo que resulta del acuerdo que antecede, el Tribunal RESUELVE: l) Confirmar
el fallo apelado en todo lo que ha sido materia de recursos y agravios 2)
Imponer las costas de alzada en forma solidaria a cargo de las demandadas
vencidas en la contienda (art. 68, primer párrafo, del C.P.C.C.N.) 3) Regular los
honorarios de los profesionales intervinientes por las partes por su labor ante
esta segunda instancia en el 25% para cada uno de ellos de lo que les
corresponda percibir por la actuación en la etapa anterior (art. 14, ley
arancelaria). Cópiese, regístrese, notifíquese y, oportunamente, devuélvase.
Ante mí:
S.N.
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